Diario de una sumisa
Mis primeros días como sumisa
** Este diario es 100% real y contado aqui por petición de mi amo.
Día 1:
Entro por la puerta directo a mi cuarto, mientras cada vez me ponía más nerviosa.
Me dijo que las órdenes el primer día serian sencillas: llamarle amo y obedecer, sino tendría castigo.
Sin saber cómo de un momento a otro ya estaba de rodillas delante de su polla dura y me ordeno no moviera las manos de mi espalda.
Se la empecé a chupar suave y luego más fuerte y a fondo hasta que finalmente la había tragado entera. Cuando ya tenía la boca echa a su tamaño me agarro de la cabeza y me empujó hacia atrás para sacarla. Me coloco la cara contra su pelvis para tener un primer plano de su miembro y que lo viera bien, era la más grande que en mis años de sexo había tragado.
Ya no podía con el calentón y él lo sabía.
Me hizo mirarlo, me pregunto si me gustaba a lo que yo respondí entre gemidos y me la metió de golpe entera en la boca y sin soltarme la cabeza para no poder sacarla, me marcaba el ritmo. Cada vez la tragaba más a fondo, hasta que tuve la primera arcada y con ella él se excito creciendo aún más.
Cada vez más a fondo, más dura, más arcadas y yo cada vez más caliente, deseando tenerla dentro. Ya no podía tener las manos en mi espalda y las moví, y con ello llego el primer castigo.
Me hizo levantarme y apoyarme en la cama y me soltó los primeros azotes.
Mi primer castigo como sumisa.
En esa posición aún estaba más excitada.
Me mire en el espejo que tenía delante y entonces le mire mientras se tocaba su pene y me miraba.
Me dijo si quería correrte y la respuesta fue sí.
Metió sus dentro mío y empezó a provocarme, mientras yo miraba al espejo observando la escena. Aquello me ponía aún más caliente.
Quieres correrte?
Si
Si qué?
Si amo
Es palabra. Una palabra normal y como me costó decirla con todo lo que significaba.
Ya era su sumisa y el mi amo.
Me seguía tocando más y más, hasta el punto de pedirle que me dejara correrme.
Aguanta un poco más pequeña.
No puedo amo. No puedo aguantar más.
Córrete pequeña.
Y vaya si lo hice.
Me volví a poner de rodillas delante de esa polla dura y caliente.
Y la chupe hasta que no pudo más y se corrió en mi cara.
Todo ese calor en la cara y su cara de placer. Volvía a estar caliente pero ese día no habría más.
Me dijo que me levantar y pidió que me fuera a limpiar.
Él se adecento, me pregunto qué tal me había sentido y se marchó.