Diario de una puta esclava (5)
Trague más semen que en toda mi vida. Cuando algún cliente se acercaba yo directamente me abría de piernas y si el no se ofrecía a tocarme, era yo la que me masturbaba vorazmente.
Ha pasado casi una semana, y por fin puedo reencontrarme con el diario. Han ocurrido tantas cosas en tan poco tiempo que seguramente me faltaran palabras para contarlo todo.
Para no perderme en pensamientos inútiles y reflexiones que no me llevarían a ninguna parte, me limitare a contar las cosas tal y como han sucedido.
Todo empezó a cambiar a peor desde la mañana siguiente a que mi amo me dejara sola en la casa. Me había dicho que ya no confiaba en mis aptitudes y cualidades, y como siempre tenia razón.
Después de la larga noche pasada en el puticlub de su amigo, me resulto imposible dormirme sin masturbarme locamente. Estaba tan desesperada que confié una vez mas en que él no se daría cuenta. Evidentemente no fue así.
No cometí el error de dormirme a la mañana siguiente, como me había ocurrido alguna vez, ni descuide mi aspecto- nada mas levantarme me duche a conciencia, limpie también a conciencia mis intestinos, me arregle el pelo recogido y en un elegante moño, me maquille perfectamente y con descaro, y mi calzado era el que siempre a el le gustaba, con enorme y fino tacón. Para que notase mi esfuerzo decidí ponerme medias con liguero, sabiendo que también le gustaban. Y estuve preparada con el café y los bollos calientes cuando el llego.
Escuche la puerta y rápidamente me dirigí a la entrada para recibirle. Me arrodille, le bese los pies y espere que me indicase alguna cosa para levantarme. Como no dijo nada imaginé que debía dirigirme a la cocina para servirle el desayuno.
A mitad de pasillo se detuvo, dio la vuelta y me miro fijamente – rápidamente yo fije la mirada en el suelo- pero pude notar como me observaba fijamente.
-Date la vuelta muy lentamente.
Realmente me sorprendió aquella orden. ¿Que pretendía? Seguro que nada bueno. Conocía perfectamente cada centímetro de mi piel.
Levante la vista al techo, junte las manos en la nuca, y muy despacio comencé a dar la vuelta. No ocurrió nada. Con su dedo levantado me hizo señas para que diese otra vuelta. Esta vez lo hice con la mirada clavada en el suelo. Notaba como me miraba, o quizás la expresión correcta será decir como me radiografiaba con sus ojos. Por supuesto no tenia ni idea que estaba ocurriendo y porque me hacia dar vueltas desnuda en medio del pasillo, si el conocía perfectamente mi cuerpo.
A la tercera o cuarta vuelta por fin hablo, mas para si mismo que para mí. Aquello sonaba algo parecido a una reflexión.
-Eres la mujer más atractiva que conozco. Tienes un cuerpo que invita al pecado con solo mirarlo, y tu cara es un autentico espejo del vicio. Se que es muy difícil encontrar unas tetas tan grandes y firmes como las tuyas. Y ese culo volvería loco a cualquier hombre. –Creo que me ruborice con los halagos de mi amo, me sentía tan feliz con sus palabras- por no hablar de esas piernas, son sencillamente perfectas.Mira que eres atractiva. ………….en fin, pero no se puede tener todo. Si fueras solo un poco más racional y menos impulsiva, serias perfecta. Y si no fueras tan puta, creo que serias el sueño de todo hombre.
Aquellas palabras dichas en medio de un pasillo, sin mirarme, casi ignorándome, no dejaron de hacer su efecto. Aquel hombre hacia tiempo que se había hecho dueño absoluto de mi alma y mi cuerpo. Y si me pidiese que me arrojara a Sun en marcha, lo haría sin dudarlo. Y sin embargo solo me pedió aquella noche que no me masturbase, y no había sido capaz de hacerlo.
- Ya se que no me has obedecido. Anoche te pedí expresamente que no te corrieses sin mi permiso. Y a saber las veces que lo hiciste. Bien. La suerte para ti es que no se como castigarte. Y la suerte para mi es que estoy a punto de hacer un trato muy beneficioso para mi. Quiero que te prepares de una forma especial. Dentro de unas horas nos esperan en un local de mi nuevo amigo. Necesita de una nueva puta para su local y está dispuesto a probarte por unos días. Si te portas bien voy a venderte.
Se acerco muy despacio y con las yemas de los dedos me retorció los pezones hasta que no tuve más remedio que gritar. Pego entonces su boca a mi oreja y me hablo despacio y muy bajo.
-Si no consigo que me ofrezca un buen precio por ti, te arrepentirás tanto que desearas estar muerta. Te odiare tanto que no querrás ni despertar por las mañanas. ¿Lo tienes claro?
Afirme con la cabeza mientras las lágrimas brotaban de mis ojos por el dolor tan inmenso que sentía. No se si me dolían mas los pezones o el corazón. Mi amo iba a venderme. Para alguien como yo, cuyo máximo en la vida era ser la esclava perfecta, lo peor que podía ocurrirle era precisamente aquello.
Con una opresión infinita en el pecho, me puse a arreglarme sin ganas, deseando que todo aquello fuera una pesadilla.
Como una autómata me vestí, me maquille, calce los primeros zapatos que encontré, y me senté al borde de la cama a esperar que mi amo me llamase.
Casi había pasado una hora, y no se como, pero encontré valor para dirigirme al comedor.
Lo encontré tumbado en el sofá roncando alegremente. Desde luego no pensaba despertarle. Pero no podía más. Aguante otra media hora, y por fin me arrodille a su lado y muy suavemente le toque el hombro.
Abrió los ojos con gesto disgustado y sorprendido. Estaba claro que no esperaba aquello.
-Amo. Puedo preguntar una cosa?
Un gruñido no significaba que si, pero tampoco que no.
-Quería saber si después de venderme ya no lo veré más.
Volvió a cerrar los ojos y cuando ya pensaba que había vuelto a dormirse, me hablo.
-Todo depende de ti. Si mi amigo esta satisfecho contigo……………veras, no lo iba ha hacer, pero te diré que pienso añadir una cláusula al contrato de venta. Si te portas bien y eres una buena esclava, dándole buenos beneficios, en unos meses tendré la posibilidad de recompararte sin coste para mí. Ósea que depende de ti. Si le haces ganar mucho dinero, es probable que vuelvas conmigo.
La vida es maravillosa. En solo un segundo pase del abatimiento absoluto a ser la mujer más feliz del mundo. No solo estaba dispuesta a luchar por volver con mi amo, sino que haría lo que fuera para lograrlo.
Cuando me di cuenta, rápidamente me dirigí al primer espejo que encontré. Mi aspecto era sencillamente lamentable. Solo destacaba mi cara de satisfacción. Tuve tiempo para volver a arréglame porque mi amo seguía durmiendo.
Bastante entrada la tarde despertó y después de tomar un poco de pasta, salimos.
Empezaba a anochecer cuando llegamos a una zona residencial a las afueras.
Fue una lluvia de sensaciones para mí aquel pequeño viaje. En primer lugar por que viaje dentro del coche, al lado de mi amo- siempre que salíamos iba en el maletero- y en segundo porque no dejo de hablarme durante todo el trayecto. Bueno en realidad lo que hizo en realidad fue amenazarme. Y lo hizo tan bien que cuando nos bajamos tenia tanto miedo y veía mi futuro tan sombrío que debió de notarse en mi cara, porque lo ultimo que me dijo fue.
- Cambia esa cara que pareces una sombra. Tienes que parecer una puta, no una muerta.
Una gran casa con luces luminosas en la fachada nos esperaba. Entramos por un lateral y nos dirigimos directamente por unas estrechas escaleras a la primera planta. El amigo de mi amo estaba delante de un ordenador y sonrió ligeramente cuando el hombre corpulento que nos abrió la puerta y nos acompañaba anuncio nuestra presencia.
-Bueno, pues aquí estamos como te dije. ¿Todo bien?
-Por supuesto. ¿Es que esperas que vallen mal?
- Solo quería cerrar algunas cosas que quedaron pendientes en nuestra conversación.
-¿A si?
-Veras. Quiero conservar el derecho de recuperar a la puta.
-¿Y que se supone que te da derecho a eso?
-Hombre……………al fin y al cabo yo soy el propietarios….bueno
Algo no funcionaba bien. Mi amo miraba de una forma extraña en todas direcciones, y estaba dudando al hablar, cosa que el nunca hacia.
- ¿Y quien te ha dicho que eres el propietario de esta puta?
En ese momento dos hombres corpulentos y con bates en las manos entraron en la habitación.
-Yo……bueno como dijimos en nuestra ultima conversación...
-Yo no recuerdo esa conversación. ¿Tú la recuerdas?
-Pero hombre, si………..
Los dos gorilas se abalanzaron por sorpresa y no dejaron de golpear a mi amo por todas partes hasta que este se encontraba tirado y sangrando en el suelo.
-¿De verdad tuvimos esa conversación?
-No me acuerdo de nada.
-Axial esta mejor. Porque en realidad si tuvimos esa conversación, lo que pasa es que tienes muy mala memoria amigo mió. Yo te recordare lo que estuvimos hablando. Si tú quieres claro.
-Por favor, recuérdamelo, tengo muy mala memoria.
-Estaba terminando de redactar el contrato. En el me vendes a tu esclava a cambio del derecho de ser un cliente VIP en todos mis locales. Creo además que es un trato bastante justo. Ni te imaginas las ventajas que supone este pase VIP. Y luego tenemos la letra pequeña. Básicamente no dice que si la puta no me hace ganar una cantidad de dinero determinado, a ti te ocurrirá un accidente irreversible y que ninguno de los dos desea.
Te recomiendo como buen amigo mió que te olvides de ella. Ya no existe. No es nadie.
Cuando los dos guardianes armados sacaron a mi amo arrastrando los pies, pues todavía era incapaz de mantenerse en pie, y quede sola delante de aquel hombre, solo puedo recordar que el pánico que sentía paralizaba todo mi cuerpo.
Me dejo en esta situación, ignorándome completamente durante unos largos minutos. Yo no era capaz ni siquiera de parpadear.
Al fin se levanto, dio un par de vueltas a mí alrededor, y hablo con mucha calma.
-Creo que vas a ser una buena puta. Lo que necesitas saber básicamente es lo siguiente.Tu vida se rige desde este momento por tres mandamientos. Obediencia, disciplina y rentabilidad. Si rompes alguna de estas tres reglas, a ti te venderé, y a tu antiguo amo lo matare.
Nuevo silencio tenso y cargado de intenciones. En aquellos segundos me fui dando cuenta de golpe cual era mi nueva situación. No puedo recordar si sentía pánico, miedo, o sencillamente angustia.
En realidad no tuve mucho tiempo para reaccionar, porque dos mujeres de edad mediana y vestida con una especie de uniforme entraron y cociéndome cada una de un brazo tiró de mí y me llevaron a una habitación grande y semejante a un salón de belleza totalmente vacía de adornos y pintada de naranja. Tras obligarme a sentarme sin miramientos en un sillón situado en el centro, se dedicaron por un buen rato a arreglarme el pelo y maquillarme a conciencia. Me quitaron después la ropa, y observaron que estaba bien depilada. Pintaron uñas de manos y pies, y con un pintalabios dieron brillo a mis pezones. Seguía sentada mientras me colocaban un grueso y brillante collar metálico. Estaba bastante apretado. Pero mas apretadas aun estaban los grilletes que me colocaron en pies y manos. También metálicos y brillantes. Los de las manos estaban unidos por una cadena no muy larga y loa pies por otra gruesa de no más de20 centímetros.
Todo fue muy rápido en realidad y yo me dejaba hacer sin pensar en nada, temiendo seguramente imaginar lo que podía significar todo aquello. Pero me tope de repente con la realidad cuando me di pusieron unos zapatos abiertos con un altísimo y finísimo tacón y tiraron de mi para incorporarme. Dando traspiés por los grilletes de los pies me dirigí con ellas al centro de la habitación y allí me quede mientras ellas se marchaban y cerraban la puerta a su salida.
No pude evitar acercarme a un espejo enorme que casi cubría una de las paredes, y allí quede entusiasmada y muerta de miedo con lo que vi. Era yo, y lo que se reflejaba en el espejo era una mujer completamente desnuda con un peinado recogido y precioso, maquillada de forma muy llamativa y encadenada por los pies y las manos. Estaba totalmente de acuerdo con mi amo. No solo era perfecto mi cuerpo, sino que excitaba con solo mirarlo. Sorprenderá lo que voy a decir, pero casi llegue a excitarme mientras me veía de aquella manera franje al espejo.
Estaba en estas cavilaciones cuando llego otra mujer con el mismo uniforme que las otras y se acerco a mí. Copio una gruesa cadena brillante y la unió a mi collar tirando de ella con brusquedad. Mientras avanzábamos de nuevo por el pasillo me hablaba de forma cortante. Se notaba desde luego que estaba acostumbrada a mandar y ser obedecida sin rechistar.
- Desde este momento pasas a llamarte puta numero 8. Te voy a poner una semana sirviendo copas en la barra. Tu trabajo consiste lógicamente en servir copas. Pero no te confundas. Tu sigues siendo una puta propiedad del amo, y eso quiere decir que estas a disposición de los clientes. Lo que tienes que hacer es mirar y aprender.
Entramos en una sala iluminada con luces brillantes y varias estanterías con bebidas de bar. En los extremos. En el centro un escenario pequeño, redondo, no muy grande, de suelo metálico, y apenas elevado unos centímetros. La decoración era minimalista y los juegos de luces hacían este efecto decorativo. No era un local muy grande y las 9 mesas pegadas al escenario hacían pensar que aquel no era un local de grandes multitudes. Bastante bien iluminado y con música de fondo no había sin embargo nadie cuando entramos. Directamente tiro de mí hasta una de las estanterías, y allí enganchola Baenaque tenia al cuello. Durante el pequeño rato que estuve sola pude ver que en realidad aquello era una barra de bar., pero sin barra, pues los vasos, el hielo, los aperitivos y demás estaban en uno de los huecos de la estantería, donde se encontraban todas las bebidas más habituales.
De nuevo entró la mujer y detrás de ella varias mujeres cuyo aspecto podría clasificarse como espectacular. Perfectamente maquilladas, con medias de encaje algunas, solo con ligero otra, con un fino cinturón metálico otra. Solo compartían tres cosas conmigo. Tenían los tobillos encadenados, el collar metálico era lo mismo que el mió, y todas iban completamente desnudas. Cada una se situó en su sitio, y la encargada fue pasando y uniendo los collares de todas a las cadenas que colgaban o sobresalían de la pared.
En el frió y vació escenario se situaron dos de ellas, y su collar fue enganchado a las cadenas que colgaban del techo. Eran bastante largas y pude ver como descansaban en el suelo lo que sobraba.
Por los diferentes escenarios fueron encadenadas mas hembras, y a mi lado colocaron a una rubia con el pelo suelto y cuerpo espectacular. Sus tetas eran muy grandes y su clítoris perfecto. Caminaba sobre unos enormes tacones que la hacían mover el culo de forma espectacular. Era una de las que llevaban medias con un encaje de fantasía a la altura de los muslos. Igual que yo su collar fue sujeto a una Baena que estaba empotrada en la pared, y que nos permitía el movimiento justo de la anchura de las estanterías donde estaban las bebidas.
La encargada se marcho y un denso silencio se apodero de la sala. A los pocos minutos sin embargo empezaron los murmullos y las conversaciones.
-Veo que eres nueva.
La rubia era extranjera, y muy locuaz por lo que pude adivinar después.
-No te preocupes, y fíjate en mí. Aquí solo tenemos que servir copas, y normalmente no nos piden más que alguna mamada que otra.
-Ya. ¿Cómo te llamas? Yo soy Patricia...
-No por favor. No digas nombres. No eres nadie. Yo soy Puta numero 6, y pertenezco al amo desde hace 5 meses.
-¿Y que tenemos que hacer? Solo poner copas verdad?
-Bueno, lo de las copas es lo de menos. Aquí solo entran clientes VIP, que han pagado mucho dinero. Lo que quieren es divertirse y pasarlo bien. No te niegues a nada, y colabora en todo lo que te pidan. Si un cliente no sale satisfecho, al final terminamos pagándolo nosotras. Y te aseguro que lo que nos hacen no te va a gustar.
Iba a preguntarle cuando sonó una especie de pitido y por la puerta entraron cuatro hombres con trajes caros e impecables, sonrientes y charlando amigablemente.
Mi compañera me indico con el dedo que silencio, y bajando la mirada unió sus manos en la espalda en un gesto claro de sumisión. Yo evidentemente hice lo mismo. Al instante de entrar ellos empezó a sonar una música sube y relajante, y las dos hembras que había en el escenario empezaron a bailar de forma insinuante.
Los hombres se sentaron, alguno se desprendió de la chaqueta, que coloco en el respaldo de la silla, y todos miraron satisfechos a su alrededor. No habrían pasado 20 segundos cuando una especie de criada, ataviada con una cofia blanca adornando el moño de su cabeza y un mini delantal de encaje que cubría desde la parte baja del ombligo hasta justo por encima del pubis, se acerca hasta su mesa y se arrodilla a su lado. Sus tobillos, igual que sus manos, van encadenados, y las ligas negras y zapato cerrado le dan un aspecto de autentica criada. Solo su desnudez, pues lo que lleva puesto mas que cubrir, resalta sus encantos, denotan su condición.
Cuando se acerco el primer cliente a nuestro lugar y vi. Lo que hacia mi compañera comprendí por fin lo que realmente se esperaba de nosotras.
El hombre pidió ron con miel, y además de servirse, la rubia comenzó a insinuarse a su lado, a restregar sus pezones por las manos del cliente, a abrirse de piernas todo cuanto le era posible con solo rozar el pantalón de el. No hace falta añadir que el cliente manoseo y toco a su gusto todo cuanto quiso. Mi sorpresa fue comprobar que ella disfrutaba mas que el. Sus gestos y gemidos la delataban. Mientras repetía la copa, ella saco de una de las estanterías un enorme consolador que se introdujo por el culo.
Cuando comprobó que el cliente no se marchaba y la miraba excitado, no tardo en sacar otro consolador, un poco más pequeño, y se lo entrego, abriendo y ofreciendo su clítoris para que pudiese jugar con el asombrado y excitado cliente.
Ambos estaban mete y saca con los dos consoladores, y ella apenas podía mantenerse en pie por la excitación, cuando de forma desesperada el saco su erecto miembro y ella de forma automática con las dos manos evito que saliese ninguno de los consoladores y poniéndose de rodillas introdujo hasta el final la polla de el en su boca. No tardo más de unos minutos en correrse. Por supuesto no dejo ni una gota derramarse.
Mientras en el escenario las dos esclavas se masturbaban furiosamente la una a la otra, lamiendo con fruición cada una la lengua, las tetas, todo el cuerpo de la otra. Ante la mirada lasciva de los hombres de las mesas, ya se habían tirado al frió suelo y con los consoladores se excitaban salvajemente la una a la otra.
No dejaron de entrar y salir clientes a lo largo de toda la noche. No sabia poner copas, pero aquello era lo de menos. Chupe no se cuantas pollas, me metieron dedos, botellas, mecheros, la pata de una silla, creo que no quedo ni un objeto puntiagudo en toda la sala que no fuera metido en mi rojo y excitado coño. Trague más semen que en toda mi vida. Cuando algún cliente se acercaba yo directamente me abría de piernas y si el no se ofrecía a tocarme, era yo la que me masturbaba vorazmente.
Fue sencillamente horrible. Solo unos minutos después de servir mi primera copa y cuando el cliente se puso a sobarme las tetas, mi compañera se acercó mi oído discretamente y me advirtió.
-No se te ocurra correrte. Esta absolutamente prohibido. Puedes excitarte lo que quieras, pero no tenemos permiso para corrernos. Si te pillan haciéndolo, lo pasaras muy mal.
Por supuesto fue tan difícil como alcanzar la luna. Yo veía a mis compañeras desesperarse y retorcerse de placer, en esa frustración peremne que supone querer llegar y no conseguirlo nunca.
No puedo decir exactamente si era de noche o de DIA cuando todos los cliente se marcharon y nos desataron las cadenas del cuello. Fuimos conducidas a unas duchas comunes donde nos bañamos, y tras darnos un frugal tentempié y un vaso de leche, nos metieron en unas jaulas individuales y nos encadenaron las manos por fuera de los barrotes para evitar que nos tocáramos.
El sueño fue profundo pero muy agitado. Creo que pocas veces he estado tan excitada. Me costo muchísimo dormirme. El sueño a pesar de todo fue reparador. De nuevo nos despertaron y nos dieron de comer un buen almuerzo. En todo momento tres hombres de aspecto amenazador y dos mujeres mayores y caras de enfado constante nos acompañaban. Seguíamos descalzas y completamente desnudas. Cuando estabas terminando de comer entro un señor con gafas oscuras y aspecto de inquisidor.
-Terminad rápido, vamos a la sala de faltas.
No me gusto el nombre, y no me equivocaba.
La susodicha sala no era otra cosa que una habitación sin ventanas y llena de instrumentos de tortura donde se hacia un repaso y una penitencia- así lo llamo este señor- de lo acontecido en la casa durante todo el día.
Nos sentamos en el suelo muy juntas y con cara de pánico. No era para menos. El que seria nuestro juez se acomodo en un único mullido sillón que había en una tarima en una esquina de la sala.
-Vamos a empezar por una actuación bastante grave que ocurrió anoche y que tendremos que corregir y castigar severamente.La puta número 4 anoche cometió la falta gravísima de tener orgasmos sin tener permiso para ello. Pero no lo hizo una vez solo, sino tres veces. Y además con el agravante de hacerlo dos veces seguidas con un mismo cliente.
Una hembra de pelo muy negro y mirada penetrante se tapo las manos con las manos y empezó a sollozar.
-Que se ponga en pie la puta numero 4
La morena se levanto y pude ver que se trataba de una hembra de unos 27 años, con un culo contundente y piernas largas y musculosas. La espalda ancha y fuerte y unas tetas casi perfectas, solo desentonaba su tamaña, seguramente un poco mas grandes de lo apropiado para su estatura.
-Vas a recibir 20 latigazos y tendrás que pasar dos noches de penitencia con picor.
Los latigazos fueron inmediatos y me helaron la sangre. Unos de los gorilas que nos acompañaban la cojio por las muñecas y las ato a una argolla que pendía de una cadena del techo, mientras otro cojia un fino látigo de micro fibras de cristal. A cada latigazo un grito desesperado y la convulsión de todo el cuerpo nos dio unas señas de lo terrible del castigo. Cuando había recibido 12 latigazos se desmayo y fue necesario reanimarla para seguir con el castigo. Lo sorprendente es que el látigo no le dejo ni una marca en la piel. Después me dijeron las compañeras que aquello era última tecnología. Las señales y el daño lo hacían dentro de la piel, pero no dañaban lo mas mínimo el exterior, la parte visible. Lo que no era ultima tecnología era el castigo que le esperaba en los dos noches siguientes. Consistía en coger ortigas pelotudas y después de inmovilizarle todo el cuerpo introducírselas por el clítoris y el ano.
Debió de ser horrible, porque los gritos, llanto desesperado y suplicas para que la matásemos fueron constantes. En las dos noches siguientes ella no pudo por supuesto trabajar, pero nosotras no pudimos dormir.
-La siguiente infracción la cometió esta mañana la puta numero 2. Cuando estaba chupándole la polla a un cliente ha dejado escapar unas gotas que han caído al suelo. Además de poner cara asco, que para más gravedad dicho cliente ha notado.
En los próximos dos días solo beberás y comerás lo que seas capaz de pillar de las pollas de tus clientes.
La primera noche la compañera ya se había esforzado, pero en la segunda fue tan avara lamiendo y tragando semen, que pudimos imaginar el hambre y sobre todo la sed que estaba padeciendo.
-No hemos tenido ninguna falta grave más. Solo la nueva, la puta numero 8. No estuvo atenta a un cliente y dejo que solo se tomara tres copas cuando hubiera sido posible que consumiese bastante más. Teniendo en cuenta que era tu primera noche será magnánima contigo, pero que no vuelva a repetirse.
Cuando aquella tarde empezaron a maquillarnos y a arreglarnos para la noche teníamos tanto miedo, tanto pavor y al mismo tiempo tanta excitación, que les resulto muy difícil a las señoras encargadas vestirnos. Bueno lo de vestirnos es un decir, pues la que mas ropa llevaba éramos mi compañera y yo, que nos habían puesto unas medias de encaje negro, a juego con los pendientes, un collar de plata y el maquillaje de las pestañas. El calzado también era muy abierto, pero de color rojo brillante y con altísimo tacón como siempre.
El encargado del local decidió cuando entrábamos que mi compañera y yo estaríamos en el escenario. Reconozco que me sentí un poco aturdida y con cierto miedo. Yo jamás había estado encima de un escenario. Pero también reconoceré que me producía cierto morbo y excitación el sentirme observada.
-No te preocupes, solo tenemos que calentar a los clientes.Bueno………..esto…….también te quería decir una cosa……….es que sabes soy bisexual, y solo te rogaría que tengas mucho cuidado cuando me beses, si me descuido mucho soy capaz de hacer una locura, sabes.
Mientras nos enganchaban los callares de la cadena que colgaba del techo me fije en mi compañera y en lo que acababa de decirme. Era realmente una hembra espectacular. Difícilmente podría imaginarse un cuerpo tan lujurioso y voluptuoso como el suyo.
No se por que motivo, y desde luego era consciente de este tema, pero empecé a excitarme solo mirando su cuerpo y mientras permanecíamos de pie las dos encima del mini escenario esperando la legada de algún cliente, y nuestros cuerpos se rozaban de forma accidental.
Por eso no me sorprendió casi lo que me ocurrió cuando entraron los tres primeros caballeros y se sentaron frente a nosotros. Ella fue quien tomo la iniciativa desde el principio y quien acercando su boca a mi oído me susurro muy suave:
-No te preocupes cariño, y déjate llevar por mi y tus instintos.
A continuación con su lengua lamió toda mi oreja, la metió todo lo que podía, y con sus dedos recorría muy despacio la punta de mis pezones.
No era la primera vez que había estado con una mujer, pero desde luego con ninguna como aquella.
Noté desde el principio su fogosidad, la ansiedad y el hambre de sexo que tenia. Los propios clientes creen yo que se sorprendieron cuando nos vieron en nuestro abrazo apasionado mezclar lengua, manos, cuerpo con cuerpo.
En solo un minuto estaba ya tan cachonda y húmeda que mi propia compañera me lo notó.
-Me despacio por Dios. Recuerda que la noche acaba de empezar, y lo peor de todo, no podemos corrernos.
Mi lujuria y pasión era tan grande que no me daba cuenta de nada
-No se van a enterar. No pares por tu vida….sigue.
-Eso es lo que tú te crees. Nos están mirando con dos o tres cámaras, y seguro que un encargado no para de dar vueltas mezclado con la clientela. Aguanta, que se dan cuenta de todo.
Esto me lo decía mientras ya estábamos tumbadas sobre el frió suelo y nos lamíamos con fruición nuestros chorreantes coños, mientras metíamos al mismo tiempo los dedos por cualquier orificio que encontrábamos.
No se el tiempo que paso, pero de pronto me di cuenta, al ver cerca de mi la punta de algunos zapatos y levantar la vista, que el local se había llenado y las mesas estaban completas. La cadena que nos ataba a la parte superior del escenario se había alagado y habíamos rodado sin darnos cuenta a mitad de las mesas. Era tanta nuestra pasión y calentura que no nos habíamos dado cuenta que rodando por el suelo habíamos ido a parar a los pies de los asombrados clientes, que miraban con caras de incredulidad y sonrisas picaras nuestras caras desencajadas y movimientos convulsivos.
Creo que fuimos las dos conscientes que aquello se nos iría de las manos si seguíamos así. Era imposible aguantar sin correrse cuando una mujer como aquella te comía la lengua, mientras con un consolador hacia movimientos circulares en mi coño y otro más gordo me lo metía por el culo. Resistí una primera embestida, y una segunda, pero a la tercera- y creo que llevaríamos ya casi una hora revolcándonos por el suelo- su lengua y sus dedos fueron tan finos que no pude aguantar. Me corrí de forma tan desesperada y sonora, agarrándome a los pies de un cliente, que pienso que el local se paralizo mirándome.
Mi compañera intento disimular, y seguía acariciándome. Y si no hubiera sido por los gritos y las convulsiones, seguramente los clientes no lo hubiesen notado.
La noche fue larga, muy larga. Después de casi tres horas mi compañera tampoco pudo resistir más, y también se corrió como una loca. A partir de ese momento nos olvidamos de inhibiciones, y nos dedicamos de forma tan intensa a proporcionarnos placer, que perdí completamente la noción del tiempo, el espacio y la realidad. Recuerdo como en un sueño correrme muchas veces, unas en el suelo, otras encima de la mesa de algún cliente, sobre el escenario, encima de la barra del bar.- alguien nos había soltado las cadenas del cuello, ya rodamos de forma loca sobre todo el local. Después de un orgasmo rápidamente nos lanzábamos en busca del siguiente, y así una y otra vez.
Cuando de madrugada dos gorilas del local se acercaron a separarnos estábamos a punto de volver a corrernos. Su lengua lamía furiosamente una vez más mi clítoris y yo metía mis dedos en el culo de ella.
Hacia ya un buen rato que las compañeras ya no estaban y casi una hora que no quedaba ningún cliente.
Nos metieron en una habitación que yo no conocía, en semipenumbra y sin ninguna luz exterior. Dentro de una diminuta jaula con las manos encadenadas a la espalda y una cadena al cuello y a uno de los barrotes.
No comimos ni bebimos nada en dos días. Por supuesto tampoco fue posible dormir.
Cuando nos sacaron de la jaula ambas nos habíamos meado encima, y estábamos a punto del desmayo.
No salía de mi asombro cuando al poco rato se presentó mi amo y me pidió que la acompañase. Me quitaron las cadenas tras sacarme de la jaula, y tras darme un vestido largo muy viejo y anticuado, nos despidieron a los dos con muy malos modos.
En el viaje de regreso ya intuí que algo grave, muy grave, había pasado.
Para empezar no viaje en el maletero, como era lo normal, sino a su lado. Y para terminar con solo mirar su cara de preocupación, era suficiente para adivinar que la situación era muy grave.
-Has estado a punto de joderla bien. Solo nos ha salvado un acuerdo de última hora.
Sube al piso y arréglate lo mas decentemente que puedas. Pasare a recogerte dentro de un par de horas.
Y aquí estoy, impaciente, indecisa y sobre todo muy preocupada y ansiosa por saber que será de mí.
He comido algo, me he aseado a fondo, y he buscado entre mi ropa algo decente para ponerme. No ha sido fácil. De pronto me doy cuenta que solo tengo ropa descarada y muy llamativa. Finalmente he podido encontrar un vestido que si bien es algo anticuado, puede ser lo que mi amo quiere. Apenas tiene escote, me llega casi por encima de las rodillas, y no me queda muy ceñido. Me he maquillado de forma discreta, y la ropa interior ha tenido que ser lo que es. No tengo otra cosa. Un tanga y sin sujetador, pues hace mucho tiempo que no los uso.
Estoy muy nerviosa.
Puede parecer increíble, pero hace casi medio año que me marche, y me han pasado tantas cosa que no se como empezar.
Bueno como decía mi amo llego bien entrada ya la tarde. De nuevo me senté a su lado en el coche y tras un buen rato por fin se decidió ha hablarme.
- Has estado a punto de joderlo todo sabes? Tenemos que dar gracias a la suerte y a que este señor esté necesitando lo que yo puedo darle. Ha faltado muy poco para que nos mate a los dos. Finalmente he llegado a un acuerdo con el. .
Ha pasado casi una semana, y por fin puedo reencontrarme con el diario. Han ocurrido tantas cosas en tan poco tiempo que seguramente me faltaran palabras para contarlo todo.
Para no perderme en pensamientos inútiles y reflexiones que no me llevarían a ninguna parte, me limitare a contar las cosas tal y como han sucedido.
Todo empezó a cambiar a peor desde la mañana siguiente a que mi amo me dejara sola en la casa. Me había dicho que ya no confiaba en mis aptitudes y cualidades, y como siempre tenia razón.
Después de la larga noche pasada en el puticlub de su amigo, me resulto imposible dormirme sin masturbarme locamente. Estaba tan desesperada que confié una vez mas en que él no se daría cuenta. Evidentemente no fue así.
No cometí el error de dormirme a la mañana siguiente, como me había ocurrido alguna vez, ni descuide mi aspecto- nada mas levantarme me duche a conciencia, limpie también a conciencia mis intestinos, me arregle el pelo recogido y en un elegante moño, me maquille perfectamente y con descaro, y mi calzado era el que siempre a el le gustaba, con enorme y fino tacón. Para que notase mi esfuerzo decidí ponerme medias con liguero, sabiendo que también le gustaban. Y estuve preparada con el café y los bollos calientes cuando el llego.
Escuche la puerta y rápidamente me dirigí a la entrada para recibirle. Me arrodille, le bese los pies y espere que me indicase alguna cosa para levantarme. Como no dijo nada imaginé que debía dirigirme a la cocina para servirle el desayuno.
A mitad de pasillo se detuvo, dio la vuelta y me miro fijamente – rápidamente yo fije la mirada en el suelo- pero pude notar como me observaba fijamente.
-Date la vuelta muy lentamente.
Realmente me sorprendió aquella orden. ¿Que pretendía? Seguro que nada bueno. Conocía perfectamente cada centímetro de mi piel.
Levante la vista al techo, junte las manos en la nuca, y muy despacio comencé a dar la vuelta. No ocurrió nada. Con su dedo levantado me hizo señas para que diese otra vuelta. Esta vez lo hice con la mirada clavada en el suelo. Notaba como me miraba, o quizás la expresión correcta será decir como me radiografiaba con sus ojos. Por supuesto no tenia ni idea que estaba ocurriendo y porque me hacia dar vueltas desnuda en medio del pasillo, si el conocía perfectamente mi cuerpo.
A la tercera o cuarta vuelta por fin hablo, mas para si mismo que para mí. Aquello sonaba algo parecido a una reflexión.
-Eres la mujer más atractiva que conozco. Tienes un cuerpo que invita al pecado con solo mirarlo, y tu cara es un autentico espejo del vicio. Se que es muy difícil encontrar unas tetas tan grandes y firmes como las tuyas. Y ese culo volvería loco a cualquier hombre. –Creo que me ruborice con los halagos de mi amo, me sentía tan feliz con sus palabras- por no hablar de esas piernas, son sencillamente perfectas.Mira que eres atractiva. ………….en fin, pero no se puede tener todo. Si fueras solo un poco más racional y menos impulsiva, serias perfecta. Y si no fueras tan puta, creo que serias el sueño de todo hombre.
Aquellas palabras dichas en medio de un pasillo, sin mirarme, casi ignorándome, no dejaron de hacer su efecto. Aquel hombre hacia tiempo que se había hecho dueño absoluto de mi alma y mi cuerpo. Y si me pidiese que me arrojara a Sun en marcha, lo haría sin dudarlo. Y sin embargo solo me pedió aquella noche que no me masturbase, y no había sido capaz de hacerlo.
- Ya se que no me has obedecido. Anoche te pedí expresamente que no te corrieses sin mi permiso. Y a saber las veces que lo hiciste. Bien. La suerte para ti es que no se como castigarte. Y la suerte para mi es que estoy a punto de hacer un trato muy beneficioso para mi. Quiero que te prepares de una forma especial. Dentro de unas horas nos esperan en un local de mi nuevo amigo. Necesita de una nueva puta para su local y está dispuesto a probarte por unos días. Si te portas bien voy a venderte.
Se acerco muy despacio y con las yemas de los dedos me retorció los pezones hasta que no tuve más remedio que gritar. Pego entonces su boca a mi oreja y me hablo despacio y muy bajo.
-Si no consigo que me ofrezca un buen precio por ti, te arrepentirás tanto que desearas estar muerta. Te odiare tanto que no querrás ni despertar por las mañanas. ¿Lo tienes claro?
Afirme con la cabeza mientras las lágrimas brotaban de mis ojos por el dolor tan inmenso que sentía. No se si me dolían mas los pezones o el corazón. Mi amo iba a venderme. Para alguien como yo, cuyo máximo en la vida era ser la esclava perfecta, lo peor que podía ocurrirle era precisamente aquello.
Con una opresión infinita en el pecho, me puse a arreglarme sin ganas, deseando que todo aquello fuera una pesadilla.
Como una autómata me vestí, me maquille, calce los primeros zapatos que encontré, y me senté al borde de la cama a esperar que mi amo me llamase.
Casi había pasado una hora, y no se como, pero encontré valor para dirigirme al comedor.
Lo encontré tumbado en el sofá roncando alegremente. Desde luego no pensaba despertarle. Pero no podía más. Aguante otra media hora, y por fin me arrodille a su lado y muy suavemente le toque el hombro.
Abrió los ojos con gesto disgustado y sorprendido. Estaba claro que no esperaba aquello.
-Amo. Puedo preguntar una cosa?
Un gruñido no significaba que si, pero tampoco que no.
-Quería saber si después de venderme ya no lo veré más.
Volvió a cerrar los ojos y cuando ya pensaba que había vuelto a dormirse, me hablo.
-Todo depende de ti. Si mi amigo esta satisfecho contigo……………veras, no lo iba ha hacer, pero te diré que pienso añadir una cláusula al contrato de venta. Si te portas bien y eres una buena esclava, dándole buenos beneficios, en unos meses tendré la posibilidad de recompararte sin coste para mí. Ósea que depende de ti. Si le haces ganar mucho dinero, es probable que vuelvas conmigo.
La vida es maravillosa. En solo un segundo pase del abatimiento absoluto a ser la mujer más feliz del mundo. No solo estaba dispuesta a luchar por volver con mi amo, sino que haría lo que fuera para lograrlo.
Cuando me di cuenta, rápidamente me dirigí al primer espejo que encontré. Mi aspecto era sencillamente lamentable. Solo destacaba mi cara de satisfacción. Tuve tiempo para volver a arréglame porque mi amo seguía durmiendo.
Bastante entrada la tarde despertó y después de tomar un poco de pasta, salimos.
Empezaba a anochecer cuando llegamos a una zona residencial a las afueras.
Fue una lluvia de sensaciones para mí aquel pequeño viaje. En primer lugar por que viaje dentro del coche, al lado de mi amo- siempre que salíamos iba en el maletero- y en segundo porque no dejo de hablarme durante todo el trayecto. Bueno en realidad lo que hizo en realidad fue amenazarme. Y lo hizo tan bien que cuando nos bajamos tenia tanto miedo y veía mi futuro tan sombrío que debió de notarse en mi cara, porque lo ultimo que me dijo fue.
- Cambia esa cara que pareces una sombra. Tienes que parecer una puta, no una muerta.
Una gran casa con luces luminosas en la fachada nos esperaba. Entramos por un lateral y nos dirigimos directamente por unas estrechas escaleras a la primera planta. El amigo de mi amo estaba delante de un ordenador y sonrió ligeramente cuando el hombre corpulento que nos abrió la puerta y nos acompañaba anuncio nuestra presencia.
-Bueno, pues aquí estamos como te dije. ¿Todo bien?
-Por supuesto. ¿Es que esperas que vallen mal?
- Solo quería cerrar algunas cosas que quedaron pendientes en nuestra conversación.
-¿A si?
-Veras. Quiero conservar el derecho de recuperar a la puta.
-¿Y que se supone que te da derecho a eso?
-Hombre……………al fin y al cabo yo soy el propietarios….bueno
Algo no funcionaba bien. Mi amo miraba de una forma extraña en todas direcciones, y estaba dudando al hablar, cosa que el nunca hacia.
- ¿Y quien te ha dicho que eres el propietario de esta puta?
En ese momento dos hombres corpulentos y con bates en las manos entraron en la habitación.
-Yo……bueno como dijimos en nuestra ultima conversación...
-Yo no recuerdo esa conversación. ¿Tú la recuerdas?
-Pero hombre, si………..
Los dos gorilas se abalanzaron por sorpresa y no dejaron de golpear a mi amo por todas partes hasta que este se encontraba tirado y sangrando en el suelo.
-¿De verdad tuvimos esa conversación?
-No me acuerdo de nada.
-Axial esta mejor. Porque en realidad si tuvimos esa conversación, lo que pasa es que tienes muy mala memoria amigo mió. Yo te recordare lo que estuvimos hablando. Si tú quieres claro.
-Por favor, recuérdamelo, tengo muy mala memoria.
-Estaba terminando de redactar el contrato. En el me vendes a tu esclava a cambio del derecho de ser un cliente VIP en todos mis locales. Creo además que es un trato bastante justo. Ni te imaginas las ventajas que supone este pase VIP. Y luego tenemos la letra pequeña. Básicamente no dice que si la puta no me hace ganar una cantidad de dinero determinado, a ti te ocurrirá un accidente irreversible y que ninguno de los dos desea.
Te recomiendo como buen amigo mió que te olvides de ella. Ya no existe. No es nadie.
Cuando los dos guardianes armados sacaron a mi amo arrastrando los pies, pues todavía era incapaz de mantenerse en pie, y quede sola delante de aquel hombre, solo puedo recordar que el pánico que sentía paralizaba todo mi cuerpo.
Me dejo en esta situación, ignorándome completamente durante unos largos minutos. Yo no era capaz ni siquiera de parpadear.
Al fin se levanto, dio un par de vueltas a mí alrededor, y hablo con mucha calma.
-Creo que vas a ser una buena puta. Lo que necesitas saber básicamente es lo siguiente.Tu vida se rige desde este momento por tres mandamientos. Obediencia, disciplina y rentabilidad. Si rompes alguna de estas tres reglas, a ti te venderé, y a tu antiguo amo lo matare.
Nuevo silencio tenso y cargado de intenciones. En aquellos segundos me fui dando cuenta de golpe cual era mi nueva situación. No puedo recordar si sentía pánico, miedo, o sencillamente angustia.
En realidad no tuve mucho tiempo para reaccionar, porque dos mujeres de edad mediana y vestida con una especie de uniforme entraron y cociéndome cada una de un brazo tiró de mí y me llevaron a una habitación grande y semejante a un salón de belleza totalmente vacía de adornos y pintada de naranja. Tras obligarme a sentarme sin miramientos en un sillón situado en el centro, se dedicaron por un buen rato a arreglarme el pelo y maquillarme a conciencia. Me quitaron después la ropa, y observaron que estaba bien depilada. Pintaron uñas de manos y pies, y con un pintalabios dieron brillo a mis pezones. Seguía sentada mientras me colocaban un grueso y brillante collar metálico. Estaba bastante apretado. Pero mas apretadas aun estaban los grilletes que me colocaron en pies y manos. También metálicos y brillantes. Los de las manos estaban unidos por una cadena no muy larga y loa pies por otra gruesa de no más de20 centímetros.
Todo fue muy rápido en realidad y yo me dejaba hacer sin pensar en nada, temiendo seguramente imaginar lo que podía significar todo aquello. Pero me tope de repente con la realidad cuando me di pusieron unos zapatos abiertos con un altísimo y finísimo tacón y tiraron de mi para incorporarme. Dando traspiés por los grilletes de los pies me dirigí con ellas al centro de la habitación y allí me quede mientras ellas se marchaban y cerraban la puerta a su salida.
No pude evitar acercarme a un espejo enorme que casi cubría una de las paredes, y allí quede entusiasmada y muerta de miedo con lo que vi. Era yo, y lo que se reflejaba en el espejo era una mujer completamente desnuda con un peinado recogido y precioso, maquillada de forma muy llamativa y encadenada por los pies y las manos. Estaba totalmente de acuerdo con mi amo. No solo era perfecto mi cuerpo, sino que excitaba con solo mirarlo. Sorprenderá lo que voy a decir, pero casi llegue a excitarme mientras me veía de aquella manera franje al espejo.
Estaba en estas cavilaciones cuando llego otra mujer con el mismo uniforme que las otras y se acerco a mí. Copio una gruesa cadena brillante y la unió a mi collar tirando de ella con brusquedad. Mientras avanzábamos de nuevo por el pasillo me hablaba de forma cortante. Se notaba desde luego que estaba acostumbrada a mandar y ser obedecida sin rechistar.
- Desde este momento pasas a llamarte puta numero 8. Te voy a poner una semana sirviendo copas en la barra. Tu trabajo consiste lógicamente en servir copas. Pero no te confundas. Tu sigues siendo una puta propiedad del amo, y eso quiere decir que estas a disposición de los clientes. Lo que tienes que hacer es mirar y aprender.
Entramos en una sala iluminada con luces brillantes y varias estanterías con bebidas de bar. En los extremos. En el centro un escenario pequeño, redondo, no muy grande, de suelo metálico, y apenas elevado unos centímetros. La decoración era minimalista y los juegos de luces hacían este efecto decorativo. No era un local muy grande y las 9 mesas pegadas al escenario hacían pensar que aquel no era un local de grandes multitudes. Bastante bien iluminado y con música de fondo no había sin embargo nadie cuando entramos. Directamente tiro de mí hasta una de las estanterías, y allí enganchola Baenaque tenia al cuello. Durante el pequeño rato que estuve sola pude ver que en realidad aquello era una barra de bar., pero sin barra, pues los vasos, el hielo, los aperitivos y demás estaban en uno de los huecos de la estantería, donde se encontraban todas las bebidas más habituales.
De nuevo entró la mujer y detrás de ella varias mujeres cuyo aspecto podría clasificarse como espectacular. Perfectamente maquilladas, con medias de encaje algunas, solo con ligero otra, con un fino cinturón metálico otra. Solo compartían tres cosas conmigo. Tenían los tobillos encadenados, el collar metálico era lo mismo que el mió, y todas iban completamente desnudas. Cada una se situó en su sitio, y la encargada fue pasando y uniendo los collares de todas a las cadenas que colgaban o sobresalían de la pared.
En el frió y vació escenario se situaron dos de ellas, y su collar fue enganchado a las cadenas que colgaban del techo. Eran bastante largas y pude ver como descansaban en el suelo lo que sobraba.
Por los diferentes escenarios fueron encadenadas mas hembras, y a mi lado colocaron a una rubia con el pelo suelto y cuerpo espectacular. Sus tetas eran muy grandes y su clítoris perfecto. Caminaba sobre unos enormes tacones que la hacían mover el culo de forma espectacular. Era una de las que llevaban medias con un encaje de fantasía a la altura de los muslos. Igual que yo su collar fue sujeto a una Baena que estaba empotrada en la pared, y que nos permitía el movimiento justo de la anchura de las estanterías donde estaban las bebidas.
La encargada se marcho y un denso silencio se apodero de la sala. A los pocos minutos sin embargo empezaron los murmullos y las conversaciones.
-Veo que eres nueva.
La rubia era extranjera, y muy locuaz por lo que pude adivinar después.
-No te preocupes, y fíjate en mí. Aquí solo tenemos que servir copas, y normalmente no nos piden más que alguna mamada que otra.
-Ya. ¿Cómo te llamas? Yo soy Patricia...
-No por favor. No digas nombres. No eres nadie. Yo soy Puta numero 6, y pertenezco al amo desde hace 5 meses.
-¿Y que tenemos que hacer? Solo poner copas verdad?
-Bueno, lo de las copas es lo de menos. Aquí solo entran clientes VIP, que han pagado mucho dinero. Lo que quieren es divertirse y pasarlo bien. No te niegues a nada, y colabora en todo lo que te pidan. Si un cliente no sale satisfecho, al final terminamos pagándolo nosotras. Y te aseguro que lo que nos hacen no te va a gustar.
Iba a preguntarle cuando sonó una especie de pitido y por la puerta entraron cuatro hombres con trajes caros e impecables, sonrientes y charlando amigablemente.
Mi compañera me indico con el dedo que silencio, y bajando la mirada unió sus manos en la espalda en un gesto claro de sumisión. Yo evidentemente hice lo mismo. Al instante de entrar ellos empezó a sonar una música sube y relajante, y las dos hembras que había en el escenario empezaron a bailar de forma insinuante.
Los hombres se sentaron, alguno se desprendió de la chaqueta, que coloco en el respaldo de la silla, y todos miraron satisfechos a su alrededor. No habrían pasado 20 segundos cuando una especie de criada, ataviada con una cofia blanca adornando el moño de su cabeza y un mini delantal de encaje que cubría desde la parte baja del ombligo hasta justo por encima del pubis, se acerca hasta su mesa y se arrodilla a su lado. Sus tobillos, igual que sus manos, van encadenados, y las ligas negras y zapato cerrado le dan un aspecto de autentica criada. Solo su desnudez, pues lo que lleva puesto mas que cubrir, resalta sus encantos, denotan su condición.
Cuando se acerco el primer cliente a nuestro lugar y vi. Lo que hacia mi compañera comprendí por fin lo que realmente se esperaba de nosotras.
El hombre pidió ron con miel, y además de servirse, la rubia comenzó a insinuarse a su lado, a restregar sus pezones por las manos del cliente, a abrirse de piernas todo cuanto le era posible con solo rozar el pantalón de el. No hace falta añadir que el cliente manoseo y toco a su gusto todo cuanto quiso. Mi sorpresa fue comprobar que ella disfrutaba mas que el. Sus gestos y gemidos la delataban. Mientras repetía la copa, ella saco de una de las estanterías un enorme consolador que se introdujo por el culo.
Cuando comprobó que el cliente no se marchaba y la miraba excitado, no tardo en sacar otro consolador, un poco más pequeño, y se lo entrego, abriendo y ofreciendo su clítoris para que pudiese jugar con el asombrado y excitado cliente.
Ambos estaban mete y saca con los dos consoladores, y ella apenas podía mantenerse en pie por la excitación, cuando de forma desesperada el saco su erecto miembro y ella de forma automática con las dos manos evito que saliese ninguno de los consoladores y poniéndose de rodillas introdujo hasta el final la polla de el en su boca. No tardo más de unos minutos en correrse. Por supuesto no dejo ni una gota derramarse.
Mientras en el escenario las dos esclavas se masturbaban furiosamente la una a la otra, lamiendo con fruición cada una la lengua, las tetas, todo el cuerpo de la otra. Ante la mirada lasciva de los hombres de las mesas, ya se habían tirado al frió suelo y con los consoladores se excitaban salvajemente la una a la otra.
No dejaron de entrar y salir clientes a lo largo de toda la noche. No sabia poner copas, pero aquello era lo de menos. Chupe no se cuantas pollas, me metieron dedos, botellas, mecheros, la pata de una silla, creo que no quedo ni un objeto puntiagudo en toda la sala que no fuera metido en mi rojo y excitado coño. Trague más semen que en toda mi vida. Cuando algún cliente se acercaba yo directamente me abría de piernas y si el no se ofrecía a tocarme, era yo la que me masturbaba vorazmente.
Fue sencillamente horrible. Solo unos minutos después de servir mi primera copa y cuando el cliente se puso a sobarme las tetas, mi compañera se acercó mi oído discretamente y me advirtió.
-No se te ocurra correrte. Esta absolutamente prohibido. Puedes excitarte lo que quieras, pero no tenemos permiso para corrernos. Si te pillan haciéndolo, lo pasaras muy mal.
Por supuesto fue tan difícil como alcanzar la luna. Yo veía a mis compañeras desesperarse y retorcerse de placer, en esa frustración peremne que supone querer llegar y no conseguirlo nunca.
No puedo decir exactamente si era de noche o de DIA cuando todos los cliente se marcharon y nos desataron las cadenas del cuello. Fuimos conducidas a unas duchas comunes donde nos bañamos, y tras darnos un frugal tentempié y un vaso de leche, nos metieron en unas jaulas individuales y nos encadenaron las manos por fuera de los barrotes para evitar que nos tocáramos.
El sueño fue profundo pero muy agitado. Creo que pocas veces he estado tan excitada. Me costo muchísimo dormirme. El sueño a pesar de todo fue reparador. De nuevo nos despertaron y nos dieron de comer un buen almuerzo. En todo momento tres hombres de aspecto amenazador y dos mujeres mayores y caras de enfado constante nos acompañaban. Seguíamos descalzas y completamente desnudas. Cuando estabas terminando de comer entro un señor con gafas oscuras y aspecto de inquisidor.
-Terminad rápido, vamos a la sala de faltas.
No me gusto el nombre, y no me equivocaba.
La susodicha sala no era otra cosa que una habitación sin ventanas y llena de instrumentos de tortura donde se hacia un repaso y una penitencia- así lo llamo este señor- de lo acontecido en la casa durante todo el día.
Nos sentamos en el suelo muy juntas y con cara de pánico. No era para menos. El que seria nuestro juez se acomodo en un único mullido sillón que había en una tarima en una esquina de la sala.
-Vamos a empezar por una actuación bastante grave que ocurrió anoche y que tendremos que corregir y castigar severamente.La puta número 4 anoche cometió la falta gravísima de tener orgasmos sin tener permiso para ello. Pero no lo hizo una vez solo, sino tres veces. Y además con el agravante de hacerlo dos veces seguidas con un mismo cliente.
Una hembra de pelo muy negro y mirada penetrante se tapo las manos con las manos y empezó a sollozar.
-Que se ponga en pie la puta numero 4
La morena se levanto y pude ver que se trataba de una hembra de unos 27 años, con un culo contundente y piernas largas y musculosas. La espalda ancha y fuerte y unas tetas casi perfectas, solo desentonaba su tamaña, seguramente un poco mas grandes de lo apropiado para su estatura.
-Vas a recibir 20 latigazos y tendrás que pasar dos noches de penitencia con picor.
Los latigazos fueron inmediatos y me helaron la sangre. Unos de los gorilas que nos acompañaban la cojio por las muñecas y las ato a una argolla que pendía de una cadena del techo, mientras otro cojia un fino látigo de micro fibras de cristal. A cada latigazo un grito desesperado y la convulsión de todo el cuerpo nos dio unas señas de lo terrible del castigo. Cuando había recibido 12 latigazos se desmayo y fue necesario reanimarla para seguir con el castigo. Lo sorprendente es que el látigo no le dejo ni una marca en la piel. Después me dijeron las compañeras que aquello era última tecnología. Las señales y el daño lo hacían dentro de la piel, pero no dañaban lo mas mínimo el exterior, la parte visible. Lo que no era ultima tecnología era el castigo que le esperaba en los dos noches siguientes. Consistía en coger ortigas pelotudas y después de inmovilizarle todo el cuerpo introducírselas por el clítoris y el ano.
Debió de ser horrible, porque los gritos, llanto desesperado y suplicas para que la matásemos fueron constantes. En las dos noches siguientes ella no pudo por supuesto trabajar, pero nosotras no pudimos dormir.
-La siguiente infracción la cometió esta mañana la puta numero 2. Cuando estaba chupándole la polla a un cliente ha dejado escapar unas gotas que han caído al suelo. Además de poner cara asco, que para más gravedad dicho cliente ha notado.
En los próximos dos días solo beberás y comerás lo que seas capaz de pillar de las pollas de tus clientes.
La primera noche la compañera ya se había esforzado, pero en la segunda fue tan avara lamiendo y tragando semen, que pudimos imaginar el hambre y sobre todo la sed que estaba padeciendo.
-No hemos tenido ninguna falta grave más. Solo la nueva, la puta numero 8. No estuvo atenta a un cliente y dejo que solo se tomara tres copas cuando hubiera sido posible que consumiese bastante más. Teniendo en cuenta que era tu primera noche será magnánima contigo, pero que no vuelva a repetirse.
Cuando aquella tarde empezaron a maquillarnos y a arreglarnos para la noche teníamos tanto miedo, tanto pavor y al mismo tiempo tanta excitación, que les resulto muy difícil a las señoras encargadas vestirnos. Bueno lo de vestirnos es un decir, pues la que mas ropa llevaba éramos mi compañera y yo, que nos habían puesto unas medias de encaje negro, a juego con los pendientes, un collar de plata y el maquillaje de las pestañas. El calzado también era muy abierto, pero de color rojo brillante y con altísimo tacón como siempre.
El encargado del local decidió cuando entrábamos que mi compañera y yo estaríamos en el escenario. Reconozco que me sentí un poco aturdida y con cierto miedo. Yo jamás había estado encima de un escenario. Pero también reconoceré que me producía cierto morbo y excitación el sentirme observada.
-No te preocupes, solo tenemos que calentar a los clientes.Bueno………..esto…….también te quería decir una cosa……….es que sabes soy bisexual, y solo te rogaría que tengas mucho cuidado cuando me beses, si me descuido mucho soy capaz de hacer una locura, sabes.
Mientras nos enganchaban los callares de la cadena que colgaba del techo me fije en mi compañera y en lo que acababa de decirme. Era realmente una hembra espectacular. Difícilmente podría imaginarse un cuerpo tan lujurioso y voluptuoso como el suyo.
No se por que motivo, y desde luego era consciente de este tema, pero empecé a excitarme solo mirando su cuerpo y mientras permanecíamos de pie las dos encima del mini escenario esperando la legada de algún cliente, y nuestros cuerpos se rozaban de forma accidental.
Por eso no me sorprendió casi lo que me ocurrió cuando entraron los tres primeros caballeros y se sentaron frente a nosotros. Ella fue quien tomo la iniciativa desde el principio y quien acercando su boca a mi oído me susurro muy suave:
-No te preocupes cariño, y déjate llevar por mi y tus instintos.
A continuación con su lengua lamió toda mi oreja, la metió todo lo que podía, y con sus dedos recorría muy despacio la punta de mis pezones.
No era la primera vez que había estado con una mujer, pero desde luego con ninguna como aquella.
Noté desde el principio su fogosidad, la ansiedad y el hambre de sexo que tenia. Los propios clientes creen yo que se sorprendieron cuando nos vieron en nuestro abrazo apasionado mezclar lengua, manos, cuerpo con cuerpo.
En solo un minuto estaba ya tan cachonda y húmeda que mi propia compañera me lo notó.
-Me despacio por Dios. Recuerda que la noche acaba de empezar, y lo peor de todo, no podemos corrernos.
Mi lujuria y pasión era tan grande que no me daba cuenta de nada
-No se van a enterar. No pares por tu vida….sigue.
-Eso es lo que tú te crees. Nos están mirando con dos o tres cámaras, y seguro que un encargado no para de dar vueltas mezclado con la clientela. Aguanta, que se dan cuenta de todo.
Esto me lo decía mientras ya estábamos tumbadas sobre el frió suelo y nos lamíamos con fruición nuestros chorreantes coños, mientras metíamos al mismo tiempo los dedos por cualquier orificio que encontrábamos.
No se el tiempo que paso, pero de pronto me di cuenta, al ver cerca de mi la punta de algunos zapatos y levantar la vista, que el local se había llenado y las mesas estaban completas. La cadena que nos ataba a la parte superior del escenario se había alagado y habíamos rodado sin darnos cuenta a mitad de las mesas. Era tanta nuestra pasión y calentura que no nos habíamos dado cuenta que rodando por el suelo habíamos ido a parar a los pies de los asombrados clientes, que miraban con caras de incredulidad y sonrisas picaras nuestras caras desencajadas y movimientos convulsivos.
Creo que fuimos las dos conscientes que aquello se nos iría de las manos si seguíamos así. Era imposible aguantar sin correrse cuando una mujer como aquella te comía la lengua, mientras con un consolador hacia movimientos circulares en mi coño y otro más gordo me lo metía por el culo. Resistí una primera embestida, y una segunda, pero a la tercera- y creo que llevaríamos ya casi una hora revolcándonos por el suelo- su lengua y sus dedos fueron tan finos que no pude aguantar. Me corrí de forma tan desesperada y sonora, agarrándome a los pies de un cliente, que pienso que el local se paralizo mirándome.
Mi compañera intento disimular, y seguía acariciándome. Y si no hubiera sido por los gritos y las convulsiones, seguramente los clientes no lo hubiesen notado.
La noche fue larga, muy larga. Después de casi tres horas mi compañera tampoco pudo resistir más, y también se corrió como una loca. A partir de ese momento nos olvidamos de inhibiciones, y nos dedicamos de forma tan intensa a proporcionarnos placer, que perdí completamente la noción del tiempo, el espacio y la realidad. Recuerdo como en un sueño correrme muchas veces, unas en el suelo, otras encima de la mesa de algún cliente, sobre el escenario, encima de la barra del bar.- alguien nos había soltado las cadenas del cuello, ya rodamos de forma loca sobre todo el local. Después de un orgasmo rápidamente nos lanzábamos en busca del siguiente, y así una y otra vez.
Cuando de madrugada dos gorilas del local se acercaron a separarnos estábamos a punto de volver a corrernos. Su lengua lamía furiosamente una vez más mi clítoris y yo metía mis dedos en el culo de ella.
Hacia ya un buen rato que las compañeras ya no estaban y casi una hora que no quedaba ningún cliente.
Nos metieron en una habitación que yo no conocía, en semipenumbra y sin ninguna luz exterior. Dentro de una diminuta jaula con las manos encadenadas a la espalda y una cadena al cuello y a uno de los barrotes.
No comimos ni bebimos nada en dos días. Por supuesto tampoco fue posible dormir.
Cuando nos sacaron de la jaula ambas nos habíamos meado encima, y estábamos a punto del desmayo.
No salía de mi asombro cuando al poco rato se presentó mi amo y me pidió que la acompañase. Me quitaron las cadenas tras sacarme de la jaula, y tras darme un vestido largo muy viejo y anticuado, nos despidieron a los dos con muy malos modos.
En el viaje de regreso ya intuí que algo grave, muy grave, había pasado.
Para empezar no viaje en el maletero, como era lo normal, sino a su lado. Y para terminar con solo mirar su cara de preocupación, era suficiente para adivinar que la situación era muy grave.
-Has estado a punto de joderla bien. Solo nos ha salvado un acuerdo de última hora.
Sube al piso y arréglate lo mas decentemente que puedas. Pasare a recogerte dentro de un par de horas.
Y aquí estoy, impaciente, indecisa y sobre todo muy preocupada y ansiosa por saber que será de mí.
He comido algo, me he aseado a fondo, y he buscado entre mi ropa algo decente para ponerme. No ha sido fácil. De pronto me doy cuenta que solo tengo ropa descarada y muy llamativa. Finalmente he podido encontrar un vestido que si bien es algo anticuado, puede ser lo que mi amo quiere. Apenas tiene escote, me llega casi por encima de las rodillas, y no me queda muy ceñido. Me he maquillado de forma discreta, y la ropa interior ha tenido que ser lo que es. No tengo otra cosa. Un tanga y sin sujetador, pues hace mucho tiempo que no los uso.
Estoy muy nerviosa.
Puede parecer increíble, pero hace casi medio año que me marche, y me han pasado tantas cosa que no se como empezar.
Bueno como decía mi amo llego bien entrada ya la tarde. De nuevo me senté a su lado en el coche y tras un buen rato por fin se decidió ha hablarme.
- Has estado a punto de joderlo todo sabes? Tenemos que dar gracias a la suerte y a que este señor esté necesitando lo que yo puedo darle. Ha faltado muy poco para que nos mate a los dos. Finalmente he llegado a un acuerdo con el. .