Diario de una puta esclava (1)

No quiero mi casa convertida en una pocilga. No quiero ver a mi puta como una mujer. Desde hoy tendrás la casa limpia, y vestirás y te comportaras como lo que eres. Una puta

Traduzco literalmente unas notas que por extrañas casualidades del destino están en mi poder. Fue por voluntad de la propia autora de las notas que yo sea el depositario de ellas en este momento. No es propiamente un diario, sino anotaciones que hacia en notas o papeles sueltos, y que yo, al recibir, me he ocupado de ordenar. Repito por tanto que son trascripciones exactas de lo encontrado en estos escritos. Sorprenderá desde luego su publicación, tratándose de algo tan íntimo y confidencial. Bien, al final explicare el porque de todo, y, eso si, adelanto que doy fe de la autentica veracidad de lo escrito en ellas. También explicare más adelante, cuando ya se hayan leído, el motivo de mi afirmación tan rotunda de que lo escrito en ellas ocurrió realmente.


05-05-1994

"Esta mañana me he levantado con la alegría de saber que a las 12 tengo peluquería. Se muy bien que no necesito arreglarme mucho para impresionar a mi amo. Noto cuando voy por la calle como los hombres vuelven la mirada y me piropean. Mi amo no lo soporta, y dice que yo tengo la culpa. Si el lo dice es verdad, pero ¿que puedo hacer si como el mismo dice, tengo unas tetas espectaculares y un cuerpo de película? Me encanta cuando me dice esas cosas. La verdad es que intento pasar lo más desapercibida posible, pero a veces me viste de unas formas muy llamativas.

Es igual, todo me da igual hoy. Cuando me ha mandado a la peluquería es porque me tiene preparada alguna sorpresa. Estoy contentísima, y se me quema el café.

No ha venido al medio día, de manera que tendré que hacer algún sofrito con el menú que tenía preparado. Esperemos que me llame esta tarde y me diga si vendrá para la cena.

No ha llamado y son casi las 9, así que tendré que prepararme, por si llegara. No se para que me manda a la peluquería. La verdad es que este peinado me gusta, me ha quedado bastante bien, me favorece el pelo ondulado y suelto, el negro también me favorece. Que bien me conoce cuando me dice que me tinte de negro intenso. Esperemos que venga. Yo por si acaso tengo que vestirme como a el le gusta para las cenas.

Estoy bastante decepcionada. Después de preparar una cena estupenda, ponerme mis zapatos especiales, mi traje corto de fiesta, y tenerlo todo preparado, no se ha presentado. Ya no creo que venga. Son las 2 de la madrugada, y solo debo esperarlo hasta las 3.30. Que fastidio, estoy muy triste."

Me acuesto ya. No ha venido.

06-05-1994

"Algo pasa. Son las 6 de la tarde y nada. No ha venido, no me ha llamado.

Otra comida preparada para nada, los amigos me llaman para salir, tengo que ir al supermercado, necesito hablar con alguna vecina, pero no puedo hacer nada si no me da permiso. Esperemos que venga esta noche.

Las 3.30. He preparado la cena, me he vestido para la ocasión, y la comida a la basura. Tengo prohibido comer nada a la mesa si no me da permiso, así que otra noche con bocadillo."

07-05-1994

"Estoy realmente preocupada. Estoy desayunando, pero no me entra nada. Hoy es Sábado, y necesariamente tiene que venir. Necesito verlo, y necesito salir a la calle, y si no viene no puedo moverme de aquí.

Voy a la cama, es la hora. Otro día de bocadillos. "

09-05-1994

"Yo había escuchado la expresión lunes negro, pero después de lo ocurrido ayer, no solo es negro, es muy negro. Me esta costando bastante escribir, no porque no quiera, sino porque no puedo coger el bolígrafo con una mano, y con la otra ir detrás.

Lo que paso es que yo no esperaba ya que mi amo apareciese el Domingo. No prepare nada especial para la comida, como a el le gusta que haga los días de fiesta, así que con ropa informal, de la que llevo todos los días, puse una paella de carne en la mesa, y cuando me estaba haciendo un sándwich-por supuesto pensando que ya no vendría- tocaron a la puerta. Que sofocón. Era el, que había dejado olvidadas las llaves en su casa, bueno en su otra casa, donde vive con su mujer y sus hijos. Cuando me vio vestida de esa manera, con los cubiertos sin poner, la cocina desordenada, con el sándwich en mi mano, me miro de una forma que yo ya conozco muy bien. Para terminar de arreglarlo se me ocurrió hablarle. Simplemente le dije: Donde has estado, que llevo tres dias sin....

Mi frase la paro en ese momento una bofetada de las que solo el es capaz de dar. Es contundente, de las que no suenan mucho, ni te tiran la cara para atrás, pero que pueden pasar horas antes que se quite el colorcito de la mejilla. Debía saber que no puedo hablar si no me da permiso. Bueno la verdad es que entre nosotros hablamos poco, o mejor dicho, solo habla el, que da ordenes, que yo obedezco.

-Voy a castigarte.

Rápidamente me fui al dormitorio, me desnude completamente, me puse los zapatos de tacón alto e insoportable, y saque del armario la caja de las cadenas.

No tarde 2 minutos en hacer esto, bueno pues ya estaba enfadado cuando volví. Por supuesto se había sentado a la mesa y miraba la paella. No fue demasiado estricto, solo me puso los grilletes en las manos y los pies, guardando en su bolsillo las llaves. Otras veces me deja que prácticamente no puedo moverme.

Como no es la primera vez me desenvuelvo bastante bien por la casa cuando me encadena. La verdad es que me cuesta coger el plato del platero y servirle la paella con las manos encadenadas, pero merecía el castigo, y tenia que ponérmelo. Por supuesto estaba muerta de hambre, pero ni me moleste, hice lo de siempre, me arrodille a sus pies, y espere que terminara. Después le serví una copa en el salón y me puse a cuatro patas delante de el para que pudiese poner los pies y dormirse a gusto la siesta. Yo creo que estuvo más de una hora durmiendo. Cuando me lo permitió me fui a la cocina y quite la mesa, prepare un café especial que solo a mi me sale tan rico, pensando que lo calmaría. Pero no. Seguía enfadado. Antes de irse me ha dicho: No quiero mi casa convertida en una pocilga. No quiero ver a mi puta como una mujer. Desde hoy tendrás la casa limpia, y vestirás y te comportaras como lo que eres. Una puta.

El portazo al salir sonó en todo el edificio. Desde el momento que se fue no he parado de limpiar, y he parado un momento porque ir desnuda no me molesta, pero los zapatos estos que me hace llevar me están matando los pies, y las cadenas me impiden hacer con soltura muchas cosas.

Estoy rendida. Y muerta de sueño. Pero son todavía las 12.30 y no me puedo acostar mientras no sean las 3.30. Y como lo hecho de menos. Hace por lo menos una semana que no me permite gozar, y me apetece tanto.