Diario de una ninfómana: Vacaciones II

Consuelo a mi amigo mientras mi novio y su novia duermen

Este relato es parte de una serie. No es 100% necesario leer la primera parte, pero lo recomiendo para obtener el mayor morbo y placer posible.

Primer relato: https://www.todorelatos.com/relato/174151/

Aquel primer día en Benidorm transcurrió de manera pacífica. Jaime, Pedro, Carlos y yo habíamos regresado de la piscina y, tras ducharnos (por separado), decidimos pedir pizza para cenar. Rubén y Lidia parecía que habían hecho las paces, ya que estaban muy acaramelados durante la cena, al igual que Carlos y yo, mientras que Jaime y Pedro se limitaban a devorar las pizzas.

Tras cenar, emborracharnos y recoger, todos nos fuimos a nuestras respectivas habitaciones. Carlos y yo dormíamos juntos en la que era la cama de los padres de Jaime. Entre la calor que hacía, el hecho de que habíamos echado un gran polvo hace escasas horas y que estábamos muertos por el viaje, decidimos dormir y dejar el sexo nocturno para el día siguiente.

Estuve toda la noche dando vueltas en la cama. Envidiaba a Carlos porque podía dormir sin ningún tipo de problema. Estaba en calzoncillos y, por culpa del calor, estaba sudando. El cuerpo le brillaba ligeramente con la luz de la terraza que Jaime se había dejado encendida y entraba por la ventana. Yo también sudaba, y dormía completamente desnuda, sin sujetador o bragas. Entre el calor que hacía, los ronquidos de mi novio y que verlo en calzoncillos me puso cachonda, sabía que no iba a pegar ojo. Me senté en la cama y zarandeé a Carlos, que se despertó bruscamente.

-Quiero follar -le dije mientras acercaba mi boca a la suya y buscaba su lengua.

-Laura estoy muerto -me dijo susurrando.

-Venga, uno rápido...

Pasó de mi, ni siquiera me contestó, y volvió a dormirse.

Ya estaba despierta y no podía dormir, así que decidí salir a la piscina a fumarme un porro. La casa de Jaime tenía detectores de humo en todas las habitaciones, así que si queríamos fumar debía ser fuera de la casa. Rápidamente me puse un tanga rojo que saqué de la maleta, cogí el paquete de tabaco y la postura de mi novio y salí de la habitación. Con mucho cuidado entrecerré la puerta y crucé el pasillo. Llegué a la cocina y vi dos trozos de pizza sobre la mesa, así que los cogí y decidí calentarlos en el microondas. Mientras se calentaban comencé a liarme el porro. Lamí el papel y lo terminé justo cuando escuché un sonido en la piscina.

Siempre he sido muy asustadiza cuando estoy fuera de mi ciudad y de mi casa, por lo que sin pensarlo cogí lo primero que pillé (que era precisamente un cuchillo) y salí a mirar qué era el ruido. Estuve toda la noche despierta y no oí a nadie en la casa, así que imaginé que era cualquier animal pequeño que se habría perdido, como un gato o una rata. Cuando llegué a la piscina vi, en los escalones sentado, a mi amigo Rubén fumandose un cigarro.

-Me has asustado -dije haciendo que se sobresaltase al escuchar mi voz.

-Y tú a mí.

-¿Qué haces?

-No podía dormir y he salido a fumar -dijo enseñandome el cigarro.

-Anda, igual que yo -mostré el porro.

Me acerqué y, dejando el cuchillo en una de las hamacas, me senté a su lado. Todo este tiempo noté como no apartaba la mirada de mis tetas. Hoy las había visto más veces que en toda su vida, ya que solo estuvieron cubiertas durante el trayecto hasta la casa.

Le quité el mechero y me encendí el porro, dandole dos caladas. La segunda me pegó un poco fuerte pero nada que no pudiese controlar.

-¿Y Carlos? -preguntó rompiendo el silencio.

-Roncando y ocupando toda la cama.

-Lo habrás dejado seco...

-Que va, no quería hacer nada y por eso he salido a fumar.

-¿Fumas cuando no follas?

-¿Lo dices por experiencia? Porque con lo poco que follas tienes que tener los pulmones negros ya -me reí pero él estaba serio.

-Qué sabrás tú...

-Hombre, pues sabiendo como es Lidia no creo que folléis mucho.

-Laura...

Rubén odiaba que hablasen cualquier cosa mala de la novia delante de él, pero a mi no me importaba. Siempre he sido un poco chula, y más con mis amigos, y si quiero decir algo te lo voy a decir.

-Seguro que por eso no querías que nadie le viese las tetas, porque ni tu se las ves.

Volví a reírme a carcajadas. El porro estaba haciendo su efecto y las caladas, largas y profundas, lo iban consumiendo rápidamente.

-No quiero que se parezca a ti.

Aquello me dejó descolocada.

-¿Cómo?

-No quiero que mi novia se parezca a mi mejor amiga.

-¿Tan mala imagen tienes de mi? -se notaba el enfado en mi voz.

-Yo no he dicho eso.

-Lo has dado a entender.

-No te montes tus películas tía, que siempre estás buscando un follón conmigo.

-Eres tú el que últimamente está de los nervios -me terminé el porro y me giré hacia él-. No sé lo que te pasa pero lo pagas conmigo siempre.

-Son muchas cosas...

-Tengo oídos.

-Pues mira -apagó el cigarro-. No follo nada, eso lo primero. Tengo novia desde hace un montón y puedo contar con los dedos las veces que me la he tirado. Además, nuestra relación cada vez va a peor. Es aburrida, no le gudta divertirse, no le gusta follar, no le gusta probar cosas nuevas,... Parece que estamos casados coño.

No sabía qué decirle. Creía que su problema era conmigo, pero no, era con Lidia, su novia. Le pasé mi brazo por los hombros y con mi mano acariciaba su muslo.

-Bueno, puede que estéis pasando por una mala racha...

-¿Te ha pasado con Carlos? -me miró esperando un sí como respuesta.

-La verdad es que no -dije apoyando mi cabeza en su brazo-. Carlos y yo somos muy parecidos y compatibles, todavía no hemos tenido ninguna discusión fuerte.

-Normal, te lo follas todos los días y lo tienes contento.

Esto nos arrancó una carcajada a ambos y noté como apoyaba su mano en mi muslo.

-Carlos tiene suerte -empezó a acariciarme-. Se ha llevado a la tía que todos queríamos en clase.

-Pues solo me tiraban la caña los feos y los chulos, pero tú nunca -le contesté.

-Me imponías demasiado, pero siempre me has gustado -subió su mano un poco más y ya notaba el cosquilleo cerca de mi zona sensible.

-¿Ah sí? Pues podrías haberte lanzado.

-Para comerme una mierda, ¿no? -dijo riendose flojamente.

Cogí su mano y la conducí hasta mi coño, por encime del tanga.

-Para comerte esto...

Me miró y tuvo que ver mi mirada llena de lujuría, porque lo siguiente que hizo fue comerme la boca. Notaba su lengua invadiendo cada rincón de mi boca, buscando la mía para jugar con ella y compartir nuestras salivas. Se abrió camino bajo mi tanga y comenzó a frotarme el coño por la superficie. Yo acariciaba sus músculos, lubricados por el sudor. En ese momento, me acordé del cuerpo sudoroso de mi novio en la cama. Estaba a punto de follar a pocos metros de mi novio dormido.

-¿Y Lidia? -pregunté mientras pasó a comerme el cuello.

-Dormida, ¿por? -preguntó de vuelta bajando por mis hombros.

Besaba cada centímetro de mi piel. El cuello, la mandíbula, la clavícula, los hombros,...

-¿No te importa?

-Prefiero follarte a ti antes que a ella.

Bajó su cabeza hasta mis tetas, y empezó a jugar con ellas y a lamerlas. Yo también estaba cubierta por una fina capa de sudor del verano, pero no le importó, siguió lamiéndolas y llevandose todo lo que mojaba mi cuerpo en su lengua, sustituyéndolo por sus babas. Me pegó un azote en las tetas mientras se mordía los labios. Rubén estaba disfrutándo esto, y yo también.

Pensar en que nuestras parejas estaban durmiendo en la casa mientras nosotros estabamos aquí a punto de ser infieles me ponía muy cachonda, y él lo notó.

-Estás mojada eh

-Por tu culpa.

Estiré mi cabeza y le mordí el labio inferior con los dientes. Me apoyó sobre los escalones de la piscina y se tumbó sobre mí. No era la posición más cómoda para mí, pero cuando estoy caliente puedo hacerlo donde y como sea. Le bajé los calzoncillos que tenía puestos y, dándoles una pequeña patada, salieron flotando por el agua. Puso ambas manos en mi pecho y empujó, haciendo que me clavase el escalón en la espalda todavía más. Juntó mis tetas todo lo que pudo y, colocando la polla entre ellas, comenzó a mover las caderas. Estaba follándome las tetas, mientras que escupía de vez en cuando para que, junto al sudor, lubricase más. Acompañando a la cubana, abrí la boca y saqué la lengua para que cada vez que diese una embestida, mi lengua húmeda y rosa pudiese estimular la cabeza de aquel rabo.

Veía cómo apretaba los músculos de sus brazos y pecho con cada embestida que me daba. Me estaba golpeando la cabeza con uno de los escalones, pero me daba igual porque se estaba comportando como un animal y me ponía cachonda. En un momento, me agarró de la lengua y tiró un poco de ella, abriendome más la boca. Apuntó y escupió de lleno al fondo de mi boca. La intenté cerrar para tragarme el escupitajo pero no me dejó, ya que metió dos dedos y comenzó a follarmela lentamente. Me estaba preparando para su polla. Mientras hacía esto, yo llevé una de mis manos a la teta que había dejado libre y la pegué a la otra para que siguiese haciendose una cubana.

Se movió unos centímetros más arriba y parecía que iba a sentarse en mi pecho cuando noté la punta de su rabo abrirse paso entre mis labios. Me la metió despacio, y pude saborear el regusto a sudor y gel, se había duchado. Una vez dentro, comenzó a meterla y dacarla, ganando ritmo rápidamente. Tenía las rodillas apoyadas en el escalón donde yo tenía la cabeza, y las manos en el suelo de las hamacas. Con cada embestida que me daba, mi cabeza golpeaba suavemente el borde del escalón. Me dolía, pero a ma vez me ponía mucho la situación. No podía ver nada, excepto los pelos de su barriga. Notaba mi nariz rozando con los pelos de su pubis, que estaban húmedos por esa fina capa de sudor. El sudor le recorría el pecho y la barriga y goteaba sobre mi frente. Seguía embistiendo y, como no sabía donde colocar mis manos, empecé a acariciarle el culo. Le pegaba pequeños azotes y le arañaba, y por los gemidos que salían de su boca intuí que le gustaba. Fui un paso más allá, y pensando que Rubén era igual que Carlos, comencé a acariciarle el agujero del culo con no uno, sino dos dedos. Automáticamente dejó de follarme la boca. Pensé que la había cagado cuando abrió más las piernas y me dejó su culo a mi entera disposición.

-Sigue -me ordenó.

Obedecí y seguí. Frotaba mis dedos en la entrada de su culo mientras que, con la otra mano, acariciaba sus huevos. Lo único que quedaba de su polla en mi boca era la cabeza, así que como un bebé con el pezón de su madre, comencé a chupar y succionar, prestando especial atención a la raja por donde mea. Me encanta lamer ahí, no sé el motivo.

Dejé de acariciarle los huevos y comencé a masturbarme yo. Seguía teniendo el coño húmedo, y decidí meterme dos dedos. Me estaba follando el coño como si tuviese una polla dentro, y los gemidos eran acallados por el cipote de Rubén. Llevé mis dedos a su boca, para que probase mis jugos, y devoró mis dedos.

-Mejor que Lidia.

Eso fue lo que hizo falta para llegar al siguiente paso. Llevé los dedos con los que le frotaba el culo a su boca, los lamió probando su propio sabor, después me los metí en el coño y, con mis propios jugos y sin previo aviso, le metí los dos dedos por el culo.

Comenzó a gemir un poco fuerte, arriesgandose a que nos escuchasen, pero yo no paré. Metía y sacaba los dedos de su culo, follandole la entrada. Cuando se cansó, me apartó la mano y se quitó.

-Levantate.

Volví a obedecer. Se puso de rodillas de nuevo en los escalones, y sabía lo que quería. Me puse detrás de él y, abriendole el culo con ambas manos, comencé a lamérselo. Me estaba liando con su culo. Lamía y besaba el agujero, los alrededores, mordía las nalgas y de vez en cuando introducía un poco mi lengua para que le diese más placer. Empecé a pajearle la polla mientras le daba un beso negro, arrancandole gemidos que estoy segura que Lidia no era capaz de provocarle.

-Para... ¡Para que me corro!

Se levantó y, recuperando el aire mediante una respiración entrecortada, tiró de mi. Me tumbó sobre el suelo frío de la piscina, que no se notaba frío debido a lo micho que estaba sudando. Se tumbó sobre mí de nuevo y colocó la polla sobre mi coño. Le dio un par de pollazos a mi coño húmedo, sonriendo, haciendo que esto sonase por toda la piscina. Sin más previo aviso me la clavó del tirón. Empezó a embestirme. Lidia era tonta, porque Rubén follaba genial. Siguió metiendome la polla mientras me mordía la oreja, me mordía el cuello y me comía la boca. Notaba el calor que desprendía su rabo abriendose paso entre las paredes y los labios de mi coño. Llevó una mano a mi teta y comenzó a pellizcarme el pezón y a tirar de él, y la mezcla entre dolor y placer hizo que comenzase a correrme. El segundo orgasmo del día, y lo celebré chillando de placer. Si no hubieran bebido hasta casi desmayarse, habríamos despertado a todos.

Las contracciones de mi coño y mis gemidos y gritos de placer fue lo último que necesitaba él.

-¡Me corro!

-Fuera que no estoy con la píldora.

Intenté empujarlo, pero rápidamente me cogió de las mulecas y las inmovilizó contra el suelo. Embistió y embistió, llegando más profundo de lo que mi novio había ido ese día, y haciendo caso omiso de lo que había dicho, me inundó el coño de su lefa caliente y espesa. Se dejó caer sobre mí, susurrándome puta al oído.

Cuando recuperó la respiración se incorporó sobre sus rodillas y abrió mis piernas.

-Empuja.

Obedecí de nuevo y empujé, haciendo que su lefa chorrease por mi coño.

-Así me gusta.

Fuimos a la casa, dejando sus calzoncillos en la piscina, donde la pizza se había enfriado dentro del microondas y faltaba uno de los cuchillos en la encimera. Volvimos a nuestras habitaciones sin decirnos nada más. Él se acostó al lado de Lidia con su polla cubierta por su lefa y mis jugos, y yo notaba cómo su semen goteaba y empapaba mi tanga rojo, que me dejé durante el resto de la noche mientras dormía abrazada a Carlos.

Como siemprr, podéis dejarme vuestra opinión en los comentarios y en los correos, intentaré contestar a todos ;) también decidme si habeis disfrutado el relato, si os habéis pajeado, etc. Os reto a que intentéis ponerme cachonda ;) Un beso!