Diario de una Ninfómana: Primera vez masturbándome

Al regresar de clase descubrí la masturbación (relato corto)

Hola chicos, antes de empezar con el relato quiero decir que por un error de la página mi último relato fue subido dos veces. Siento la confusión <3

También hay algunas cosas que quiero responder para vosotros.

-¿Son reales los relatos? Sí, de momento todo lo que he escrito han sido experiencias que he vivido.

-¿Queréis hablar conmigo? Genial, me encanta hablar con mis lectores, pero solo lo hago mediante correo. No doy redes sociales ni mi número de teléfono para evitar posibles problemas.

-¿Fotos? En el momento en el que alguien me pida una foto lo ignoraré completamente. No me gusta sentirme presionada, pasaré fotos cuando me sienta cómoda o cuando quiera, pero si me pedís fotos pierdo completamente el interés en hablar con vosotros.

Y ahora, sin más dilación, os dejo con este relato corto para daros contenido mientras escribo el siguiente, y tengo un pequeño juego, si por correo me escribís y acertáis la edad que tenía en este relato os haré un regalito ;) Disfrutad!

Recuerdo ese día a la perfección. Fue mi padre el que me preparó para ir a clase. Preparó el desayuno, la maleta con los libros de las asignaturas que me tocaban y él me vistió. Aquella mañana tocaba uniforme, así que me puso el polo blanco, unas braguitas rosas con el dibujo de un oso de peluche en la parte delantera y encima la falda de cuadritos azul. El uniforme era muy básico. Me recogió el pelo en dos coletas en cada lado de la cabeza y los adornó con dos lazos rosas. Aquel día en clase dimos las divisiones y multiplicaciones, los adjetivos y cómo se crean los bebés. Yo no sabía que era así, pero me dio mucha curiosidad, hasta ese momento pensaba que una mujer se quedaba embarazada por arte de magia, pero no era así. También me sorprendió saber que a las mujeres le salían pelos ahí abajo. Tanta era mi curiosidad que cuando llegué a casa lo primero que hice fue abrir el libro y mirar los dibujos. Mi libro, además de dibujos, tenía imagenes reales, quizás no era lo más apropiado, pero al ver las imágenes de lo que hasta ese momento yo conocía como picha me empezó a picar el coño, que tampoco sabía que se llamaba así. Miré algunas palabras clave en el libro, como vulva, testículos o clítoris, y las busqué en internet. Cuando busqué clítoris vi un video sobre cómo estimularlo. Parecía un video normal, pero era un video porno. Los gemidos de la actriz alertaron a mi padre, que entró a mi cuarto y vio el video en la pantalla del ordenador que usábamos toda la familia.

-¡Laura! ¿Qué haces?

Notaba el enfado en su voz, y corriendo bajó la pantalla del portátil y se giró para regañarme, pero vio el libro abierto sobre la cama y comprendió que solo tenía curiosidad.

-Eres muy pequeña para estas cosas, cuando seas más grande te lo explicaré todo.

Cogió el ordenador, cerró el libro y se marchó, dejandome con la duda de qué era "todo".

Los días pasaron, tres o cuatro, y yo seguía con la curiosidad. En clase ya habíamos cambiado de lección, y mi padre decidió que el portátil debía estar en el salón en vez de en mi habitación. Todo marchaba en contra de mi curiosidad, excepto mi memoria. Recordaba el video y podía reproducirlo en mi cabeza casi a la perfección, así que decidí que iba a imitarlo.

Al día siguiente, mi padre trabajaba, por lo que estaba sola en casa. Llevaba una camiseta rosa y unas braguitas blancas. Decidí sentarme en el sillón y empezar. Me bajé las braguitas y me las dejé a la altura del tobillo, mientras que me llevé un dedo a la boca y lo chupé como si fuese una piruleta. Sin pensármelo más, bajé el dedo mojadito por mi saliva hasta mi coño, que todavía estaba lampiño y rosado, e introduje el dedo haciendo que se me escapasen un par de gemidos; dejé el dedo en mi interior durante un par de minutos y lo saqué. Volví a chuparlo y lo introduje de nuevo, esta vez metiéndolo y sacándolo lentamente. Me estaba dando mucho placer así que comencé a gemir un poco más fuerte. Recordando lo que aquella mujer hacía en el vídeo, me llevé un dedo a algo que parecía un botón (el clítoris) y comencé a frotarlo. Cerré los ojos y me di al placer que notaba, no volví a abrirlos hasta que escuché un ruido detrás de mí, pero no vi nada. Estaba un poco incómoda, así que levanté las piernas y las doblé, dejando las rodillas a la altura de mi cabeza y abriendo las piernas. Continué masturbándome en el sillón, mirando mi reflejo en el televisor apagado, cuando me di cuenta de que se reflejaba una sombra detrás de mí. Parecía la de un hombre, y sin duda estaba haciendo un movimiento con el brazo que ahora me es inconfundible, se estaba masturbando. No sabía si era fruto de mi imaginación o una persona real, pero la silueta del reflejo era casi igual que la de mi padre. Pensar que no estaba sola hizo que llegase mi momento, y metiendome un segundo dedo y frotando más fuerte de lo normal mi clítoris, llegué a mi primer orgasmo, al mismo tiempo que escuché a alguien resoplar y gemir a mis espaldas. Inmediatamente, agotada por todo el esfuerzo, me dormí completamente desnuda, y me desperté a la mañana siguiente en mi cama.

Lo único que recuerdo de aquella noche es el sueño que tuve, donde mi padre se masturbaba sentado en mi cama.