Diario de una comida
Todo empieza con un masaje a mi novia y acabo comiéndole el coño
Cuando llego a la habitación tú ya estás en la cama. Sin hacer ruido me quito las zapatillas, los pantalones y me meto bajo las sabanas. Lo primero que noto es tu calidez. Estas tendida boca abajo y como único saludo te doy un beso en la oreja. Veo que llevas ese pijama de conejitos tan mono, tendido a tu lado meto la mano por debajo de la tela y recorro tu espalda. El sentir tu carne tibia hace que me anime a continuar con las caricias. Te levanto la parte de arriba del pijama y te la dejo anudada alrededor del cuello, después recorro tu espalda a base de besos. Cuando ya no queda ni un centímetro sin acariciar decido ir más allá. Hago más grande el hueco bajo las sabanas y meto mis manos por debajo de la goma de tus pantalones, lentamente los bajo. Veo unas minúsculas bragas azul cielo, son tipo tanga y apenas son un par de hilos que enmarcan tus cachetes. Con los pantalones ya por las rodillas lo siguiente que disfruto son tus firmes glúteos, a los que no puedo evitar dar un pequeño mordisco suave pero lo suficientemente firme como para dejarte la marca. Voy deslizando el pantalón hasta sacártelo por los pies y uno vez hecho esto, recorro tus piernas con mis manos. De forma lenta pero firme, notando tu cuerpo y tu piel.
Estoy muy excitado y llevo una enorme erección a través del slip. Ella sigue haciéndose la dormida así que decido ir un paso más allá. Le separo un poco las piernas y ahora paso mis manos por el interior de sus muslos hasta llegar a su culo. Una vez allí, coloco una mano en cada cachete y los masajeo, mientras voy subiendo la cabeza dando lamidas por sus ingles. Cuando llego a la altura de mis manos, noto su calidez y me rodea el olor a su coño. Ella también lo debe de estar pasando bien porque me parece ver humedad en sus bragas. Sin dudarlo, tiro de su ropa interior para abajo, con dureza se lo saco por los pies. Abro aun más sus piernas e impaciente, estiro mi lengua al máximo para intentar llegar a su raja. Pero sin éxito, desde esta posición es muy difícil y apenas rozo su coño con mi lengua, a donde si consigo llegar es a su ano al que le doy un ligero lametón. Esto hace que por primera vez ella reaccione, apenas es un contoneo de caderas y un gemido apagado, pero por algo se empieza. Yo, bastante excitado ya, me olvido de delicadezas, aparto las sabanas a un lado y con mis manos giro su cuerpo para colocarla boca arriba.
Ante mí se muestra su cuerpo sin barreras: sus largas piernas, su sexo con algo de pelo cubriéndolo, sus redondeadas caderas, sus provocadores senos… Impaciente comienzo a besar sus tobillos, beso a beso, centímetro a centímetro, voy subiendo. Por sus rodillas, por el interior de sus muslos, estoy tan cerca…Pero aun es pronto. Doy un beso en su monte de venus y sigo mi escabroso camino. Juego con su ombligo, recorro su vientre, me embeleso ante sus firmes tetas... no puedo evitar hacer una parada para lamer sus endurecidos pezones y tras esto, subo un poco más. Aprovecho para quitarle el pijama que tenia enrollado en el cuello y llego hasta su cara. Veo sus ojos cerrados, sus pómulos algo enrojecidos por la excitación, escucho su respiración acelerada, sus labios entreabiertos, hambrientos…y la beso, aunque más que besarla me dedico a lamerle los labios. En esta posición, de forma consciente, apoyo mi erección sobre su sexo y con la fina tela de mi ropa interior como única barrera, presiono sus labios. Tras unos segundos así, vuelvo a recorrer el camino a la inversa.
Al llegar al punto inicial, me detengo y con ambas manos le abro las piernas. Subo hasta su coño y empiezo a besarlo, por todo su alrededor… Después empiezo a pasar la puntita de mi lengua, de arriba abajo abriendo sus labios. Me llega su sabor, fuerte, intenso, algo salado, me encanta. Encuentro su clítoris y juego un poco con él. Haciendo círculos con mi lengua, sin atacarle directamente. Para mi sorpresa noto su mano sobre mi cabeza, revolviéndome el pelo, como animándome a continuar y yo acelero el ritmo. Ella lo agradece y acompaña el ritmo con su caderas. Pongo la lengua dura y comienzo a penetrarla con ella, hasta donde soy capaz. Acerco un dedo y me lo meto en la boca, mientras yo vuelvo a lamer el clítoris se lo meto. Encuentro su interior empapado y se desliza sin dificultad. Sin prisa, lo muevo por su interior, lentamente, buscando sus zonas de placer. Levanto la cabeza y le miro a la cara, quiero ver como disfruta. Introduzco un segundo dedo y empiezo un mete saca rápido. Ella mueve el culo en círculos, signo claro de que su orgasmo está cerca. Se lleva las manos hasta las tetas y se pellizca los pezones buscando aún más placer, viendo esto acelero el ritmo de la masturbación. Y entonces estalla el clímax y comienza a gemir. Baja las manos hasta la mía para meterla más dentro, mientras levanta las caderas hasta el cielo. Tras unos segundos, me suelta y yo saco la mano dolorida y llena de flujos. Disimuladamente aprovecho para quitarme los calzoncillos que están empapados de liquido preseminal, siento que estoy cachondo como un mono. Le doy un beso en medio de la raja y subo a darle otro en la boca para que pueda notar el sabor de su coño. Cuando lo hago, me habla por primera vez para decirme con una voz rota de placer un escueto “Gracias”
Yo sin pensarlo más le pongo mi polla en la entrada. Por un instante pienso en jugar un poco y hacerme de rogar hasta que me suplique que se la meta, pero necesito clavársela ya. De un movimiento se la meto hasta el fondo mientras la miro a la cara. Al hacerlo, abre la boca satisfecha y me coge el culo con ambas manos. La saco y se la vuelvo a meter. Estoy tan cachondo y ella tan caliente y mojada, que noto que voy a correr ya mismo. Vuelvo a sacarla y al meterla empiezo a bombearle leche en su interior.