Diario de una adolescente I (Probador)

Lo que iba a ser solo unas pequeñas compras en el local de ropa de mi prima se convirtió en mi primera visita al paraíso.

Querido Diario:

es la primera vez que escribo, hoy estoy cumpliendo mi dieciseisavo cumpleaños y mi papi acaba de regalarte, me ha dicho que ha mi edad todas las chicas tenemos secretos, secretos y vivencias que nos gustará recordar más adelante, por ello te contaré todo lo que me gustará recordar en un futuro.

Además de ti me ha regalado a cincuenta euros, que nada más dármelos sabía en qué me los iba a gastar, quería un sujetador desde hacía tiempo, no es que tenga las tetas muy grandes, es que con el frío mis pezones se endurecen con mucha facilidad, y ahora en invierno paso casi todo el día con los pezones excitados.

Sobre todo lo hago por mi papi, que me miren los chicos de mi clase me encanta, pero veo la pena en los ojos de mi papi cada vez que lo pillo mirándome las tetas, sé que es normal, a todos los tíos le pasa y no se lo tengo en cuenta, además desde que mami..., no ha estado con ninguna mujer, y si mirándome las tetas se aliviará su desazón, aunque fuera solo un poco me daría igual ir desnuda en casa, lo quiero mucho, pero él se siente mal y no me gusta que se apene por una tontería así, así que esta tarde iré a comprarme uno o quizás dos jijiji.

Acabo de volver querido diario y me he tenido una de las tardes más maravillosas de mi vida, supongo que sería esto a lo que papi se referiría con vivencias que me gustaría recordar, aunque no creo que la olvide jamás, te la contaré querido diario, por si un día los recuerdos no son suficientemente nítidos en mi mente. Intentare describirlos con todo lujo de detalles

Como te conté he ido a comprarme un sujetador, decidí pasarme por la tienda der ropa del centro comercial que regenta mi prima, hacía más de dos años que no la veía, desde que mami…, así que me llegué a última hora de la tarde,  cinco minutos antes del cierre,  así podría charlar un poco con ella cuando cerrará.

Cuando entré la tienda estaba cerrada, vi a mi prima abriendo unas cajas cerca del mostrador, golpee un par de veces la puerta de cristal con mis nudillos, al verme mi prima abrió la puerta, me abrazo y me dio dos besos.

-          Vaya que grande y guapa te has puesto primita - dijo mirándome de arriba abajo.

-          Gracias.

-          ¿Has venido a verme primita?

-          Bueno..., yo - estaba avergonzada por no haber ido a verla todo este tiempo estando a menos de diez minutos de mi casa.

-          Era broma tonta, ¿qué quieres comprar? - dijo riendo y quitándome un gran peso de encima.

-          Un sujetador.

-          Es mi prima, tranquilo Fran después yo le abro la puerta para que salga - dijo mi prima al guarda de seguridad del centro comercial  que se me acercaba por la espalda y que instaba a la gente que lo abandonara para poder cerrarlo.

-          Gracias hoy tenía prisa. Hasta mañana.

-          Hasta mañana - se despidió y después volvió a mirarme -, ¿Y qué tallas usas primita?

-           Bueno..., es que...

-          ¿No lo sabes primita?, ¿es tú primer sujetador verdad?

-          Si – dije algo avergonzada.

-          Ok, vayamos al probador – dijo mientras cogía un metro de una cajonera bajo el mostrador.

-          Venga quítate el suéter – dijo al verme quieta mirándola fijamente

-          No puede hacerlo sin quitármelo.

-          No primita, sino te lo quitas puede desvirtuar la medida, ¿Qué pasa te da vergüenza que te vea el pecho?

-          Si, un poco si – dije acariciándome el brazo.

-          No tengas vergüenza, no es el primero que veo, además yo tengo uno – dijo llevando sus manos a su pecho - , pero si te vas a sentir mejor hagamos una cosa – antes de que pudiera darme cuenta ella se había quitado la parte superior de su uniforme, la había colgado en una de las perchitas del probador y se estaba desabrochando un sujetador casi transparente de encaje que dejaba poco a la imaginación dejando ver la totalidad de su aureola y sus pezones.

Cuando se lo quito aparto su melena rubia de los pechos y me sonrió, era preciosa, sus dientes blancos resaltaban con su piel bronceada, su pelo liso le llegaba a meda espalda y se mecía a cada pequeño movimiento de su cabeza, sus ojos verdes estaban llenos de dulzura, su piel bronceada no mostraba ninguna marca ni tan siquiera en sus firmes y redondeados pechos, que eran visiblemente más grandes que los míos y tenían unos pezones casi del tamaño de una aceituna.

-          ¿Y bien? – me dijo al ver que me había quedado embobada mirándola, como siguiera haciéndolo iba a creer que era lesbiana.

-          Ya voy perdona – dije mientras sacaba mi suéter dejando al descubierto mis pechos, entre que era la primera persona que los veía en años y que era la primera chica a la que le veía las tetas en persona, el rubor inundo mi cara en apenas un segundo.

-          Vaya no los tienes nada pequeños primita, no son los míos pero no están nada mal  - dijo mientras pasaba el metro por debajo de mis brazos -, y con todas esas pequitas, a mi novio lo volverías loco, se pirra por las pequitas, sabes en su cumpleaños me pinte pequitas por todo mi cuerpo como regalo, Dios no salimos de la habitación en todo el día – contaba mi prima mientras me tomaba la medida, no sabía si era por el roce del metro o por el frío de la tienda pero mis pezones empezaron a endurecerse.

-          Tranquila primita ya he acabado – dijo al notarlo mi prima -, te voy a traer algunos modelos, si quieres puedes masturbarte mientras, avísame cuando termines y entro con ellos.

-          No…, no… - lo sabía, sabía que creería que era lesbiana.

-          ¿Qué no qué?, ¿Qué no quieres que te traiga algunos modelos, que no te masturbas, o que no quieres que me vaya mientras te masturbas?, a mi me da igual primita, no serías a la primera chica que veo masturbarse en estos probadores.

-          Que… que no me masturbo…, bueno si me masturbo – dije para no quedar como una mojigata, aunque las veces que me he masturbado se pueden contar con los dedos de la mano porque me produce más dolor que placer - , pero no aquí. – mientras hablaba mi prima se volvía a poner la parte de arriba de su suéter, dejando el sujetador colgado en una perchita del probador.

-          Vale ahora vuelvo no te muevas, y si quieres aprovecha que no me importa de verdad – dijo guiñándome un ojo y señalándome mis erectos pezones.

Cuando se fue, empecé a pensar de verdad seguía estando excitada solo por el frío o es que me gusta mi prima, me apoyé en la pared mientras pensaba un olor dulce me llegó, miré  de dónde provenía y vi que era de su sujetador, cogí una mano una copa del sujetador y la lleve a mi nariz, era la misma colonia que utilizo mi madre toda su vida, aspire aquel aroma y los recuerdos volvían a mi mente, cada vez que aspiraba venía un nuevo recuerdo. De repente la cortina se descorrió y apareció mi prima con varios sujetadores y conjuntos entre sus brazos.

-          Perdona primita, ibas a empezar a masturbarte, lo siento – dijo dejando encima del pequeño taburete del probador los conjuntos que había elegido.

-          No, no…, por Dios que vergüenza – es lo único que se me ocurrió decir.

-          Tranquila primita, no me importa, mira si quieres hasta te dejo mi tanguita – dijo desabrochando su pantalón que cayó al suelo revelando un pequeño tanguita negro que apenas lograba ocultar su rajita.

-          No, no, gracias – dije mientras sujetaba su mano para que no siguiera desvistiéndose.

-          De verdad primita, me da mucha pena lo que te he hecho, mira si quieres te masturbo yo o  - dijo mirándome fijamente a mis ojos mientras con un dedo recorría mi primita aureola haciéndome gemir

-          No…

-          De verdad, no me cuesta nada – dijo metiendo el otro pezón en su boca y empezando a chuparlo.

Cerré los ojos y me deje llevar por aquella deliciosa lengua que despertaba con cada húmedo movimiento un placer que recorría todo mi cuerpo, nunca había pensado que una chica pudiera dar tanto placer a otra, empecé a notar como mis braguitas empezaban a mojarse.

Su mano empezó una lenta caricia desde mi hombro hasta llegar a mi mano, cogió mi mano con la suya y la llevo encima de mi cabeza, después cogió mi otra mano y las junto inmovilizándolas con una de sus manos, tras ello me mordió un pezoncito izquierdo a la vez que me pinzaba el derecho con su mano libre produciéndome el mayor placer que había sentido en toda mi vida, tras esos pequeños segundos de placer fue subiendo con su lengua desde mi pecho por mi cuello, después mi mejilla y termino su ascenso mordisqueando mi oreja a la vez que un notaba como un dedo bajaba suavemente desde mi pecho por mi vientre dejando un rastro húmedo a su paso.

-          Sabes te contaré un secreto, a mi novio le vuelven loco las pequitas, pero a mí me vuelven locas las pelirrojas, desde que entraste a la tienda quise tenerte así - mientras me susurraba al oído tras morderme la oreja, su dedo seguía su avance por mi cuerpo llegando a mi entrepierna, no me di cuenta de que estaba totalmente desnuda  hasta que al terminar la frase su dedo entró sin previo aviso por mi húmeda rajita ,provocándome una sacudida de placer tal que mi cuerpo cayó sobre el suyo y dando un inmenso grito de placer que sin duda tuvieron que escuchar en todo el centro comercial.

Tras la sacudida abrí los ojos, mi prima estaba frente a mí sonriéndome, chupando el dedo que hacía unos segundos había penetrado mi interior,  tras ella observe en el espejo del probador como por la primita apertura de la cortina a un chico joven gordito mirándonos fijamente mientras acariciaba su miembro por encima del pantalón.

-          ¡Hay un chico mirándonos! – exclame entre horrorizada  y avergonzada con una voz que casi no me reconocí en ella.

-          Tranquila es el hijo del propietario, ha venido a buscarme.

-          Pero estoy desnuda y estas… - dije nerviosa intentarme deshacerme de su mano que aún inmovilizaba las mías.

-        Tranquila, él está disfrutando, yo estoy disfrutando, y ¿tu estas disfrutando? – pregunto susurrándome al oído mientras volvía a penetrarme con su dedo lentamente e iniciaba un movimiento circular sobre mi clítoris con su dedo pulgar que hacía que me empezarán a fallar las piernas.

-          Si…., pero…

-          Pero nada, deja que disfrute, te prometo que no nos tocara, si quieres me desnudo también pero no hoy no te vas de aquí sin que pruebe tu delicioso coñito primita – me susurró mientras su dedo entraba y salía de mi interior

-          Va… vale  – en ese momento me daba igual si me veía el chico o todo el centro comercial, estaba absorta dentro de una fantasía de placer y no quería que se acabará nunca.

-          Siéntate no quiero que te hagas daño si te caes – dijo soltándote las manos mientras me sonreía y arrimaba el taburete del probador a la pared.

Nada más sentarme empezó a moverse como si sonora  alguna música en su cabeza, sus caderas se movían mientras desabrochaba lentamente los botones de su uniforme, no sé si fue porque estaba muy excitada o porque de verdad me atraía mi prima pero instintivamente lleve una de mis manos a mi entrepierna y empecé a masturbar suavemente mi clítoris, es la única forma que sé de masturbarme, no me atrevía a meterme el dedo como había hecho mi prima porque mis intentos de hacerlo me había causado mucho dolor.

Mi prima se movía como si fuera una stripper profesional, danzando con los ojos cerrados al son de su música imaginaria mientras desabrochaba su uniforme, cuando los abrió y me vio masturbándome me dedico una dulce sonrisa y se abrió el uniforme dejándome ver de nuevo sus lindas tetas, con sus pezones superexcitados, que al verlos me dio ganas de levantarme y morderlos, pero no lo hice, ojala fuera más lanzada, solo acelere mi masturbación, unos segundos después volvió a ocultarlas bajo la tela y se puso a danzar frente al espejo, ya no bailaba para mí, bailaba para el hijo del propietario que afanaba torpemente a abrirse el botón del pantalón.

Movía las dos partes de la camisa del uniforme mostrando unos segundos un pecho para  luego mostrarle el otro, estuvo jugando así hasta que el chico se sacó su pequeño miembro apenas visible bajo su barriga y empezó a masturbarse con dos dedos, en ese momento se inclinó mostrándome su redondito culo en todo su esplendor, la tela del tanga estaba tan dentro de su raja que parecía no llevar nada, unos segundos después  fue levantándose lentamente moviendo sensualmente sus hombros  mientras se desprendía de su uniforme poco a poco, siguió con el movimiento hasta estar levemente inclinada hacia atrás que extendió sus brazos y la prenda cayó al suelo dejando ver su pecho tapado solamente por su melena rubia.

Se volvió a girar hacia mí con una intensa sonrisa en sus labios, se agacho y se puso a cuatro patas, se acercó a mí como si fuera una gatita y lamió mi rajita produciéndome otra sacudida de placer que estremeció todo mi cuerpo.

-          Deliciosa, sigue así primita, no te me enfríes, que pronto acabo – me susurró mientras se  ponía en pie.

Una vez en pie volvió a bailar frente a mí, a escasos centímetros, podía ver como su flujo caía por su pierna izquierda, el olor de su sexo húmedo llegaba casi como una fragancia evocadora de lujuria que hacía que me excitara más y más teniendo que acelerar mi frotamiento de clítoris, un minuto después de iniciar de nuevo su baile llevo las manos hacia su tanga y fue quitándosela lentamente hasta llegar a medio muslo, después me miro y sonrió.

Tenía un pubis precioso totalmente bronceado adornado de tres primitas hileras de pelo rubio, una más gruesa central y dos más delgadas que salían al ser el pelo tan cortito no ocultaba la rajita húmeda, ni su prominente clítoris que palpitaba casi como sí respirara, Dios era tan bonito que me dio el impulso de tocarlo, al darme cuenta de lo que estaba haciendo pare mi mano en el aire a medio comino

-          Tócalo si quieres primita, no muerde - me dijo mientras cogía mi mano y la llevaba a su entrepierna

Estaba muy caliente y húmeda,  era la primera rajita que tocaba, claro está que no fuera la mía, y su contacto no me desagrado para nada, su tacto era suave casi sedoso, era como esas telas tan chulas que no quieres dejar de tocarlas por lo suaves que son, roce su clítoris con mis dedos y mi prima gimió, después lleve mis dedos a lo largo de su rajita lentamente, ella me agarró de los hombros, de repente mis dedos resbalaron a su interior, su vagina no era tan estrechita como la mía, tenía dos dedos dentro y cabría seguramente un tercero sin problemas, penetrarla había sido un accidente así que fui sacando lentamente mis dedos pues no quería hacerla daño, antes de pudiera sacarlos enteramente de su interior note como una de sus manos agarra a la mía y hacia que volviera a penetrarla, después guió mi mano con la suya iniciando una rápida masturbación, su otra mano en mi hombro lo agarraba más fuertemente, sus gemidos inundaban el probador y seguramente la tienda entera, miré a su cara tenía, me miraba fijamente, de repente note como su otra mano se apoyaba en mi hombro libre, no sé cuánto tiempo llevaba masturbándola yo sola pero ahora no iba a parar, aquellos dulces ojos verdes me imploraban que no lo hiciera y no iba a hacerlo, le sonreí y aceleré el movimiento, ella fue agarrándome cada vez más fuerte, aumentaba su presión en mis hombros a la misma velocidad que el volumen de sus gemidos, hasta que inevitablemente clavo sus uñas en mis hombros, no me importaba el dolor, sus ojos me suplicaban que siguiera, el sonido de mis dedos penetrándola junto a sus gemidos era encantadora melodía que parecía hipnotizarme, así que metí un tercer dedos en su interior y aumente hasta lo máximo que pude el movimiento de mis dedos, no pare de mirarla fijamente a esos preciosos ojos verdes mientras le sonreía, no sé porque le sonreía pero sé que lo hacía, quizás me gusta sea que me gusta dar placer a los demás, o quizás me gustaba ver a aquella preciosa dependienta excitada por mí, o era verdad que soy un poco lesbiana. Poco más de un minuto después sus ojos se cerraron, su cuerpo empezó a temblar, sus uñas se clavaron aún más en mis hombros, mis dedos quedaron atrapados en su interior unos segundos al contraerse su vagina, tras ellos resbalaron de su interior, junto un torrente de flujos que cayeron en gran parte en mi mano, aunque también note caer varias espesas y calientes gotas en mis muslos, a la vez mi prima dio un gran gemido, casi un grito de placer, que sin duda se tuvo que oír en todo el centro comercial.

Poco a poco sus dedos fueron aflojando mi hombros a la vez que se respiración se fue normalizando, cuando estuvo casi calmada abrió de nuevo sus ojos y me dedicó la sonrisa más dulce y cautivadora que había visto en mi vida

-          Mmmm…, gracias primita, no me esperaba esto.

Tras agradecérmelo se llevó mi mano empapada en sus flujos que todavía estaba en el aire entre su rajita y su tanga a su boca y la empezó a lamer ávidamente, lamía cada dedo, cada palmo de mi mano como si no hubiera comido nada más delicioso en toda su vida, de pronto se quedó quieta mirándome con mi pulgar en la boca, un par de segundos después se lo sacó, llevo sus dos manos a mi cara con un rápido movimiento, la agarró y sus labios se abalanzaron sobre los míos, dándome un morreo en toda regla, su lengua entro sin dificultad en mi boca abierta por la sorpresa y recorrió todo su interior, sus labios apretaban los míos, sus dientes mordían levemente mis labios,  mi tímida lengua que no se aventuraba a disfrutar de su dulce boca más allá de saborear sus sensuales labios que devoraban los míos con una apetencia desmesurada.

De repente dos dedos entraron en mi rajita penetrándola de un solo empellón,  gemí dentro de su boca llegando casi a morder su lengua juguetona que me estaba haciendo olvidar que la que  me besaba era una chica y no un chico, sus dedos penetraron mi interior una y otra vez en un lento y placentero movimiento, cuando mi lengua se había decidido a aventurarse a entrar en la boca de mi prima, esta se separó con una gran sonrisa a la vez que sacaba los dedos de mi interior, un pequeño hilillo de saliva hacia que continuaran unidas nuestras bocas, lo rompió segundos después al llevar sus dos dedos húmedos penetradores de mi interior cubiertos de mi flujo a su boca y los lamió, mientras bajo la mirada, busco mi mano derecha y la llevo a su caliente rajita todavía muy húmeda y recogió parte de su esencia, después lamió la punta de mi dedo corazón unos segundos tras metérselo en su boquita, para acabar llevando mis dedos junto a mi boca e incitarme a tomar su fluido, no tenía intención de hacerlo, siempre había pensado que tomarse el flujo de una era una cosa pero el de otra era de putas o de lesbianas, pero como todo esta tarde volví a sorprenderme, mi cuerpo actuó en contra de mi mente y lamió el dedo índice que me ofrecía, note un sabor entre salado y acido con un pequeño regusto casi a fresas, era muy distinto al mío y me encantaba, lamí mis dedos glotonamente mientras veía como me sonreía tras ellos, cuando estaba a punto de terminar con mi dedo meñique se levantó y se quitó el tanga.

-          Espera un segundo primita, en cuanto regrese te voy a hacer la mejor corrida de tu vida - dijo mientras me daba la espalda y abría totalmente la cortina del probador

Después giro su cabeza me guiño el ojo y desapareció de mi vista, pude seguirla por el espejo, vi cómo se acercaba con paso firme al muchacho gordito mientras giraba en uno de sus dedos su tanga húmedo, sus tacones retumbaban a cada paso, el muchacho se quedó anonadado mirándola, la mandíbula casi le llega al suelo, había dejado de masturbarse aunque mantenía su mano sujetando su miembro, creo que incluso de respirar.

-          Anda chaval disfruta - dijo tirándole el tanguita que golpeó en su cara antes de caer al suelo

Tras soltar una dulce risa al ver como el chaval no había podido mover ni un solo musculo para coger su prenda, desanduvo sus pasos, mientras volvía fui recogiendo con mi dedo índice y corazón toda su esencia esparcida por mis muslos, después la lleve a mi boca, la tomé glotonamente esperando con ansias que volviera para que me hiciera lo que me había prometido, mi coñito no paraba de humedecerse mientras mi mente fantaseaba con todo lo que podría hacerme aquella lengua juguetona.

-          Si quieres puedes vernos más de cerca, pero si entras en nuestro probador se acaba el espectáculo - informo mi prima al hijo del propietario antes de volver a entrar en él.

-          Ahora me toca hacerte disfrutar a ti primita - dijo mientras recorría los dos únicos pasos que nos separaban.

Se puso de rodillas frente a mí, muy cerca podía sentir su respiración en mi pecho su mirada recorría mi cara y mi cuerpo mientras sus dedos lo acariciaban, al llegar a mis piernas  me las abrió más, llevo un dedo a mi rajita y lo deslizo por mis labios produciéndome un delicioso cosquilleo que acelero mi respiración, cuando llego al clítoris lo pinzo haciéndome dar un pequeño gemido entre asombro, dolor y excitación, nada más empezar a gemir sus labios volvieron a besar a los míos, esta vez intente llevar yo la iniciativa pero fue imposible, su lengua dentro de mi boca y sus dedos en mi rajita eran mucho más expertos que yo, así que cerré mis ojos y me deje llevar por el torrente de sensaciones que era en ese momento mi cuerpo.

Sus dedos acariciaban los labios de mi rajita mi lentamente, penetrando unos segundos mi interior para después dejarlo volviendo a empezar mi suplicio, sus carnosos labios devoraban los míos salvajemente, mientras sus excitados pezones rozaban mi pecho, cada vez que tocaban mis pezoncitos era casi como si una pequeña corriente eléctrica recorriera todo mi cuerpo y los conectara con mi rajita.

Cuando dejo de besarme mordió mi labio inferior y tiró de él un par de centímetros, después bajo chupando mi cuello, siguió lamiendo mi cuerpo hasta llegar a mi pecho derecho, pasó su lengua por todo su contorno y luego su lengua trazo círculos cada vez más pequeños en mi pecho hasta llegar a mi excitado pezoncito, que nada más notar el contacto con su lengua hizo que mi cuerpo recorriera una descarga de placer que casi me corro.

-          Mmm primita parece que ya estas – dijo mi prima al notarlo.

Bajo con su lengua por mi vientre mientras sus dedos jugaban lentamente con mi clítoris, hasta llegar a mi ombligo, lo rodeo con su lengua y siguió bajando hasta que encontró mi vello púbico, de repente paro.

-          Esto te lo tienes que arreglar primita - dijo mientras sacaba dos pelos rizados pelirrojos de su boca.

Nada más sacarlos fue directa a mi rajita, comenzó a tomar todos mis flujos, tomo primeros los de mis labios, para después ir penetrando poco a poco con su lengua en mi interior, mientras masturbaba con rápidos y efectivos movimientos de sus dedos mi clítoris, en ese momento no sabía dónde estaba, notaba todo mi cuerpo inundado de placer, sus gemidos de placer debían hace tiempo haber llegado al volumen de los de mi prima pero me daba igual, nunca había sentido así y no iba a recatarme ahora.

De repente mi prima me mordió el clítoris a la vez que penetro con dos dedos mi rajita, fue como si un rayo hubiera atravesado todo mi cuerpo, la descarga fue tan intensa que todo mi cuerpo tembló, los dedos de mis pies se retrajeron y mis ojos se abrieron, vi como el muchacho gordito se pajeaba duramente su miembro sin parar de mirarme, lo vi apenas un segundo y después se desenfoco, no me importaba, lo único que importaba era lo que estaba sintiendo, sentía como mi rajita se humedecía rápidamente, y tan rápido como se humedecía mi prima lo tomaba con su juguetona lengua provocándome más placer, una vez empezaron las descargas no cesaron hasta que me quede sin fuerzas y caí inconsciente.

Volví a tomar consciencia de mí de nuevo cuando note algo caliente en mi cara, lentamente abrí mis ojos, antes de que pudiera abrirlos en su totalidad volví a notar la misma sensación sobre mis labios, cuando los abrí me quede anonadada, a escasos centímetros de mi cara estaba el miembro del muchacho gordito, mi prima lo pajeaba y su leche caía sobre mi cuerpo, mientras lo hacia el muchacho miraba mi cara y olía el tanguita de mi prima, note como su espesa y caliente corrida resbalaba por mi cara, aunque lo intente no podía moverme, estaba can cansada que solo podía ver la escena, fueron cinco los lechazos espesos que cayeron sobre mi cara y mi pecho antes de que pudiera moverme de nuevo pero ya era tarde, ya había terminado de correrse sobre mí.

-          Las dos hemos tenido una buena corrida, él también se la merecía. A seguido las normas - dijo intentándose justificarse cuando la mire fijamente pidiendo una explicación.

-          Vamos a hacer una cosa, ella te limpia la polla, yo la limpio a ella, y tú le regalas todos esos modelitos que iba a comprarse mi primita - dijo mi prima cogiendo al muchacho de la barbilla para que le prestará atención y dejará de mirar como la corrida de los labios caía de mi barbilla a mis pechos.

-          Vale, vale.

Mi prima me acababa de  regalar la mejor sesión de sexo de mi vida, además de conseguirme un montón de lencería gratis, como me iba a negar a limpiársela a aquel chaval aun habiendo decidido por mí sin mi consentimiento, era un precio nimio para todo lo que había conseguido, además no era el primer miembro que  chupaba a alguien que no me gustaba, ya se lo había chupado a Jorge para que me diera las preguntas del examen de matemáticas, sin ellas no habría aprobado ni en un año, y en este caso no tenía que llegar hasta el final solo era limpiársela, así que no había problema, miré a mi prima y acepté con la cabeza.

Mi prima acercó más su miembro a mi boca, yo la engullí entera, no sé si estaba solo morcillona o totalmente en forma, o si mi nariz había chocado con su barriga y todavía quedaba algo fuera, lo único que sabía era que me cogía enteramente en mi boquita sin hacer ningún esfuerzo, fue un gran error como ya me di cuenta después, al hacerlo llene sus velludos huevos con la leche que había en mi barbilla, al darme cuenta me la saqué casi entera, solo quedando el glande en mi boquita, pasé mi lengua lentamente por todo su capullo y fui entrando poco a poco su miembro en mi boquita echándola para el lado derecho, pronto mi mejilla se abulto al entrar en contacto su miembro con la piel interior de mi boca, note como crecía varios centímetros dentro de mi boca, la seguí chupando aunque sabía que estaba bien limpia para saber cómo de grande era ese miembro, cuando dejo de crecer seguía sin llenar mi boquita, que decepción, lo puse sobre mi mejilla izquierda y fui limpiándola mientras me la sacaba, cuando hube terminado miré sus huevos, siempre me había dado asco chuparlos y más con tantos pelos, pero que se le iba a hacer, cogí su huevo derecho y lo succione, lo lamí entero antes de sacarlo, quitarme cuatro pelos de mi boca y meterme el otro, cuando hube terminado mientras volví a sacarme un par de pelos vi como había una pequeña gota de líquido preseminal en su miembro, de una rápida lamida la tomé y sonreí a mi prima mientras que volvía a colocar la espalda junto a la pared colocándome para recibir de nuevo la lengüita de mi prima.

Nada más colocarme mi prima se sentó sobre mi pierna derecha, noté como su rajita todavía estaba caliente y húmeda, me cerró los ojos con su mano y se abalanzó sobre mi frente y empezó a lamerla, notaba cada lamida por toda mi cara, incluso por zonas que no tenía leche del muchacho, lamia con avidez mientras restregaba una y otra vez su rajita por mi pierna impregnándola de su flujo, cuando termino con mi cara fueron mis pechos los que recibieron sus deliciosas lamidas, para entonces mi rajita volvía a estar tan húmeda como la suya, no sé cómo lo hacía pero solo con su lengua y sus caricias estaba llevándome hacia un nuevo orgasmo, no podía parar de gemir, de restregar mis piernas para calmar todo el cosquilleo que sentía en mi rajita que no para de humedecerse, más y más.

De repente mi prima paró, abrí los ojos para ver como ella miraba al muchacho que se masturbaba mirándonos, de su miembro caían pequeñas gotas casi blanquecinas al suelo, era espesa pero no tan espesa como la leche que le acababa de limpiar.

-          Chaval te hago un nuevo trato, mi primita está a punto de correrse, puedo seguir yo o dejarte que seas tú el que haga que se corra, si dejo que seas tú el que lo haga, tendrás que decir a tu padre que te he pagado el alquiler del local, ¿entendido? - propuso mi prima mientras me masturbaba lentamente mi clítoris.

-          Vale, vale.

-          Vale, vale ¿qué?

-          Qué se lo diré.

-          Coge tú móvil y hazlo ahora o… - mi prima aceleró el movimiento de sus dedos masturbatorios consiguiendo que volviera a gemir intensamente de nuevo, nuevas descargas de placer inundaron mi cuerpo, cerré los ojos para  disfrutarlo aún más, aunque en ese momento pareciera imposible, me agarré al pequeño taburete y abrí más mis piernas.

-          Estoy llamando, estoy llamando – oí al muchacho muy bajo casi como si hubiera hablado en otra habitación.

Segundos después los dedos de mi prima bajaron su ritmo volvieron al ritmo lento que no hacía que llegará a gemir de placer pero que hacía que no me “enfriara”,  abrí los ojos, el muchacho sujetaba el móvil junto a su oreja izquierda y el tanguita de mi prima en la derecha, la miraba fijamente mientras los tonos resonaban en el probador, en el momento que descolgaron el teléfono mi prima asió su miembro y empezó a masturbarlo.

-          Papa…, Cristina me ha pagado el alquiler….,  - mi prima dio lamió la punta de su miembro haciendo que gimiera.

-          No me pasa nada papa…, me he escurrido y casi me caigo… - mi prima alternaba el ritmo de la masturbación del muchacho haciéndola rápida o lenta según le parecía, sin descuidar la mía en ningún momento.

-          No papa…, mañana me compraré… la consola que te dije con unos juegos… con el dinero – nada más terminar la frase mi prima engulló su miembro haciéndolo dar un intenso gemir.

-          Adiós papa – se despidió y cerró los ojos disfrutando de la mamada que le estaba dedicando mi primita. El disfrute del muchacho fue efímero pues segundos después de colgar mi prima se sacó su miembro de la boca.

-          Muy bien muchachito, ahora te toca hacerla disfrutar a ella. Hazlo bien y quizás te siga con el trabajito que te estaba haciendo.

Otra vez mi prima había decidido algo por mí, pero seguía sin importarme había conseguido mucho para mí, ahora era mi turbo de devolverle el favor, y dejar comerme la rajita iba a ser más un placer que un suplicio, solo tenía que cerrar los ojos y pensar que era mi prima quién tomaba mi esencia de mi rajita.

Mi prima dejo de masturbarme, se lamió los dedos mirándome lujuriosamente a los ojos y se levantó de mi pierna, se sentó en el suelo del mostrador con las piernas abiertas, y comenzó a masturbarse.

Fue como si hubiera hecho un clic en el muchacho, este empezó a lamerle rápidamente casi desesperado, sus manos avanzaron por mi cuerpo hasta llegar a mis pechos, aunque no entraba en el trato de mi prima tocarme estaba tan caliente que lo pasaría por alto, lamía solo mis labios inferiores, necesitaba sentir su lengua algo más rasposa que la de mi prima en mi interior, volví a coger su cabeza y la hundí con fuerza en mi entrepierna, ahora si lamía donde quería y con la rapidez que necesitaba , se notaba su inexperiencia, pero aun así en apenas un par de minutos note como el orgasmo se aproximaba, mis gemidos eran casi solo uno, mi respiración era rápida como la de un pajarillo asustado, mi cuerpo era una autopista de placer que partía de mi rajita e inundaba cada centímetro de mí, seguí hundiendo su cabeza en mi rajita hasta que mi cuerpo exploto de placer y mi rajita de mi flujo, me convulsione hasta que me volví a quedarme sin fuerzas.

No sé cuánto tiempo transcurrió hasta que note como alguien levantaba mi cara por la barbilla, abrí los ojos y vi que era mi prima, estaba sonriéndome mientras que el muchacho tras ella la miraba casi con devoción aspirando su aroma en su tanguita y con su miembro casi desaparecido bajo su barriga.

Mi prima acercó su cara lentamente y me besó, era un beso casto, casi un piquito, yo no quería eso, quería sentir de nuevo su lengua en mi interior, abrí mi boca y pase mi lengua por sus carnosos labios intentando incitarla para que me besará como antes, ella acepto y abrió la suya, pero lo que entró en mi interior no fue su lengua, fue algo espeso con sabor dulce, casi como la leche del muchacho pero más suave.

-          No te la tragues todavía. Es la última leche del muchachito, muéstrasela - instó mi prima nada más separarse de mí.

Miré sonriendo al hijo del propietario y abrí la boca, tras ver durante más de medio minuto como el chico intentaba inútilmente hacer crecer su pequeño miembro escondido bajo su barriga, cerré la boca, me lo trague, por último volví a  abrir la boca para mostrárselo.

-          Bueno primita es muy tarde, y el muchachito parece que se ha quedado sin fuelle, vístete guapa – dijo mi primita mientras se vestía.

Nada más ponerme en pie note como se deslizaba lentamente por mi pierna derecha el flujo que mi prima me había dejado cuando se sentó sobre mí, apoye mi pierna en el taburete y note que estaba totalmente húmedo, tome poco a poco la esencia de mi prima que corría por mi pierna viendo cómo se vestía, cuando hubo terminado me di cuenta de que el muchacho todavía tenía su tanguita en la mano.

-          Vamos chaval ahora tienes que pagar los modelitos de mi primita como habíamos quedado – dijo mi prima cogiendo todas las prendas que había traído para probarme y saliendo del probador.

-          Sí, sí. – dijo mientras la seguía ya con el miembro bien escondido tras el pantalón.

No me había dado tiempo nada más de ponerme el suéter cuando mi prima volvió al probador y miró el suelo, cogió las braguitas que había llevado puestas antes de entrar en aquel maravilloso probador y me sonrió.

  • Hoy es mejor que vayas un poquito más libre, lo tendrás escocido primita - me susurró acariciando mi rajita antes de salir del probador con mis braguitas guardadas en un bolsillo del uniforme.

Mientras acababa de vestirme teniendo mucho cuidado de no pisar el pequeño resto de semen junto al taburete y el de flujo de mi prima en la esquina del probador, al final parece que logro llegar al clímax mirando como el muchacho me comía la rajita antes que yo, no paré de escuchar el tintineo del ordenador al pasar las prendas para su compra, cuando salí vi un pequeño charco de semen junto a la puerta del probador y otro algo más grande donde el muchacho había estado observándonos por el cristal a través de la raja de la puerta, cuando llegué junto a mi prima pasaba la tarjeta del muchacho, nada más pasarla y devolvérsela el muchacho se dirigió a la puerta.

-          Espera chaval - dijo mi prima cuando iba a abandonar el local.

-          Toma un regalito de mi primita, te has portado como un campeón chaval - dijo tirándole mis braguitas y guiñándole el ojo.

El muchacho las cogió en el aire y se las llevó a la nariz, tras aspirar profundamente me sonrió y luego a mi prima, después se guardó el tanguita de mi prima y mis braguitas en sendos bolsillos traseros del pantalón antes de abandonar el local.

-          De lo que ha pasado aquí no le digas nada a mi novio ¿eh?, es secreto de primas – me dijo nada más abandonar el muchacho el local mientras cerrábamos y abandonamos el local que había sido mi rincón paraíso particular toda la tarde.

Lo demás que paso no he de contarlo con tanto detalle, pues no es parte de la vivencia que quiero recordar, solo decir que me acompaño a casa y se disculpó por mí ante mi papi, le dijo que me había visto paseando por el centro comercial y me había instado a entrar a su tienda, allí se nos había ido el tiempo mientras hablábamos y me probaba modelitos, y que me había regalado unas cuantas prendas de su tienda, esa parte era casi verdad, pero creo que yo tengo también algo que ver ¿no? jijiji.

Debo de confesarte querido diario que te he mentido, hoy no es mi cumpleaños, fue ayer, pero llegue tan tarde y cansada que no tuve fuerzas para escribir, espero que no se me haya olvidado ningún detalle, también he de confesarte que he tenido que parar de escribir tres veces de lo excitada que estaba para poder masturbarme, es que es pensar en mi prima, en su juguetona lengua, en sus caricias y me caliento jijiji, por cierto parece que o se me ha ensanchado un poco mi vagina o he aprendido a masturbarme con mis dedos pues ya no me hago daño cuando me penetro, cuando pase unos días y deje de escocerme mi rajita iré a hacerle otra visita, ahora que se cómo llegar al cielo no dejaré no dejaré de visitarlo asiduamente.