Diario de una adicta. 1.- Origen

Mi nombre es Silvia. Quiero contar mis experiencias para poder superar mi temor a que lo que hago no es correcto. En este relato contaré el origen de mi adicción al sexo. Contaré mi primera mamada y de como me marcó.

Hola a todos. Mi nombre es Silvia. Actualmente tengo 24 años pero soy activa sexualmente desde hace mucho tiempo. La verdad que he hecho muchas cosas. Quizás demasiadas. Y pese a que en el momentos de hacerlas no me arrepentía, con el tiempo echaba la vista atrás y me sentía mal. Así que me han recomendado contar mis experiencias para sentirme en paz conmigo misma.

Así que empezaré estas memorias. Y como no, deberé empezar por el principio. Mi vida sexual empezó muy temprano. No quiero decir la edad, pero fue la suficiente como para saber lo que hacía. Todo comenzó en el patio del instituto. Unos chicos, alguno repetidor y otros amigos suyos, para levantar su fama ante los demas en el centro, le preguntaban a mis amigas si pasaban al baño a hacerles una mamada a cambio de hacerle los deberes o cosas así. Mis amigas aceptaban, pero nunca llegaban a hacérsela. Simplemente entreban en el baño, el chico salía al rato triunfante con el resto de gente y mis amigas con deberes hechos por un largo periódo de tiempo.

Yo nunca aceptaba esas propuestas... no me parecían nada bien. Pero un día, todo lo que creía se me dio la vuelta. Salí de casa sin dinero y con el bocadillo de media mañana muriéndose de risa en el mueble de la cocina. Ese día tenía cita en el médico después de clase y no comería hasta muy tarde... y llegó la hora del recreo. El hambre me empezaba a azotar y un chico se me acercó:

-¡Oye Silvia! Qué si quieres un bocadillo... ¡si me la comes ahora en el baño te doy el mio!

-Déjate de tonterías Roberto... que pienso en toda la tarde sin comer y me pongo mala... déjame dinero para comprarme algo.

-Nada nada, aquí nadie te deja nada. Si quieres comer bocadillo, primero tienes que comer polla.

Pensé en que lo que me decían mis amigas de que después nunca pasaba nada, ya que tanto ellos como nosotras nos contábamos que solo era un juego para que a los chicos lo miraran con otros ojos. Así que finalmente, accedí a la farsa y me fui a los baños con Roberto. Nos metimos en unos váteres y cerramos la puerta. Para hacer la broma, Roberto sacó su miembro y empezó a agitarlo de arriba a abajo. La verdad que tenía un tamaño respetable, y para ser la primera polla que veía en mi vida, me dejó anodada.

-¡Ala! ¡Ala! (decía Roberto mientras agitaba el pene). Bueno chiquilla, ya sabes que todo esto es una coña. Ahora cuando salgamos de aquí te doy el bocadillo, pero admira lo que se supone que te estás comiendo aho.. ¡espera! ¡qué haces!

No sé todavía con todos los años que han pasado lo que se me pasó por la cabeza en ese momento. Pero vi ese sexo balanceándose delante de mi y no pude más que avalanzarme hacia él y metérmelo en la boca. Ese sabor salado que noté me hipnotiró. Roberto no podía salir de su asombro.

-¡Silvia! ¡Silvia! ¡Qué no hace falta que hagas eso!

-Calla ya, coño. Tu no me has obligado a esto, lo estoy haciendo porque quiero.

-Bueno... sigue sigue... yo desde luego no te voy a parar...

La cosa no duró mucho más. En dos minutos, Roberto no podía más. Me avisó de que se iba pero me negué a dejar su pene fuera de mi boca. Y allí se fue. Dentro de mi. Y eso sí que me marcó para siempre. Fue una corrida escasa, pero el sabor de su leche en mi lengua y garganta es algo que me volvió loca. Al terminar, Roberto se guardo su sexo y yo fue a lavarme la boca por si me había manchado. Roberto me dio su bocadillo pero no se atrevió a decirme nada más. A mis amigas le dije que la cosa fue bien, que como a todas, que estuvimos hablando todo ese rato... pero necesitaba hablar con el a la salida de clase.

-Roberto, ¿te ha gustado lo del recreo?

-¿Bromeas? Jamás pensaba que iba a pasar eso. Y más de tu parte... que estás tremenda y siempre has sido reacia a este tipo de cosas...

-Ya tampoco pensaba que esto pasaría. Pero ha pasado. Y si quieres que vuelva a pasar, llamamé. Esto no se puede repetir en el instituto, pero si en tu casa o en la mía cuando nuestros padres no estén.

-Puedes asegurar que lo haré, preciosa.

Y así es como empezó mi adicción en el sexo. Desde entonces hasta la actualidad, lo que empezó como una simple mamada, una cosa de adolescentes, ha terminado por desatarse de una manera increíble. Y comenzó un amor por el semén que dará mucho que hablar en mis siguientes aventuras. En posteriores relatos os contaré mis devenires sexuales y espero haceros disfrutar con ellos. A mi me ayudará a quedarme tranquila conmigo misma y a vosotros para pasar un buen rato.

Un beso de Silviafilia