Diario de un Virgen Adolescente
La historia de Evan, un chico de 19 años, quien comenzaría a experimentar con hombres de la manera más inesperada...
CAP I: El amigo de mi hermana
Primero que todo me presento, mi nombre es Evan, un chico de 19 años. Físicamente soy de piel blanca, cabello castaño oscuro, con rasgos muy finos; los cuales, según muchos, hacen que parezca menor, ojos café oscuro y labios rosados y gruesos, en cuento a mi estatura mido 1.72 cm y de contextura bastante normal, con una cintura muy marcada,nalgas redondas y sin vello corporal, ya que,lo poco que me sale lo rasuro.
Hasta ahora jamás me había animado a demostrar mis intereses por los chicos, quizás por ser demasiado introvertido y tímido, por tener miedo a ser rechazado o por vivir aún en el clóset. Sin embargo, jamás imaginaria que este día todo iba a cambiar.
El chico con quien compartiré esta historia se llama Jesús, amigo de mi hermana, quien tiene 28 años, de piel morena, cabello negro, ojos café oscuro, aproximadamente 1.60 de estatura, un poco relleno y, velludo; aunque solía rasurarse y solo dejarse el del pecho.
Jesús conocía a mi hermana hace tres años y constantemente venía de visita a la casa, por mi parte jamás tuve una relación cercana a él, hablábamos pero muy poco. Sin embargo,siempre me había parecido un chico muy varonil y la verdad, me causaba un morbo terrible.
Este día, Jesús había quedado en venir a reparar algo en la computadora de la casa, y quizás por obra del destino,todos habían salido. Así que, cuando llamó, le abrí,lo dejé pasar y él comenzó en lo suyo, yo sin estar demasiado interesado me dirigí a mi habitación y le dije que cualquier cosa que se le ofreciera estaría acostado.
Después de un rato, él me llama con la excusa de explicarme lo que hace,para que,la próxima vez pudiera arreglarlo yo. Nos dirigimos al estudio y allí el se sentó frente a la computadora y yo sobre el escritorio que estaba al lado de esta. Después de comenzar a decirme que estaba haciendo, abrió sus piernas y comenzó a tocarse sobre sus muslos. En ese momento quedé sumamente sorprendido, mi mente se preguntaba "¿Me estará tomando el pelo?". Sin más, terminó de explicarme aunque la verdad no entendí nada, tenía mis pensamientos en otras cosas.
Nos dirigimos a la sala y nos sentamos a conversar, poco a poco, el ambiente subió de tono, cada vez las insinuaciones de Jesús eran más obvias, se tocaba el paquete, pasaba sus manos por sus muslos, hasta llegó a tomar un destornillador que tenía en su bolso y comenzar a subir y bajar, como si lo estuviera masturbando. Al rato, yo me levanté a tomar mi teléfono que se encontraba en la mesa al centro de los muebles, agachándome un poco y dejando mi culito un poco parado. Casi al instante siento a Jesús parado detrás de mí, tomando un poco mis caderas y dejando su bulto junto a mi culito.
E: Jesús, ¿Qué haces? -dije con la voz entrecortada.
J: Lo que siempre has querido, ¿O crees qué no he notado cómo siempre me ves con deseo?
E: Pero en cualquier momento alguien puede llegar y descubrirnos.
J: Tranquilo bebé,se van a tardar un rato. Además, no debieron dejarme con un putito como tú.
Las ganas pudieron más que yo, me volteé y comenzamos a besarnos.
E: Vamos a mi habitación, ahí estaremos más tranquilos.
Para mi sorpresa, Jesús me tomó en sus brazos y entrelazando mis piernas en él nos dirigimos a mi habitación. Allí nos sentamos en el borde de mi cama, yo le quité la camisa y ví su pecho, ese pecho peludo que siempre quise ver. Él hizo lo mismo conmigo y así nos quedamos un rato, besándonos, tocándonos.
Después, él me dio vuelta dejándome boca arriba sobre la cama, quitándome el short que llevaba puesto, dejándome solo con mis pequeños slips blancos. Él hizo lo mismo, se desabrochó el cinturón y dejó caer sus pantalones, me sacó mis slips dejándome totalmente desnudo; indefenso y expuesto ante él. Se sacó finalmente sus boxers negros y se abalanzó sobre mi, besándome con muchísimas ganas , con sus manos recorriendo mi cuerpo.
Comenzó a bajar, tocando y besando cada parte de mi. Mi cuello, mis tetillas; las cuales chupo, lamió y mordió un rato, siguió por mi abdomen hasta llegar a mi verga. La cual, mide 14 cm, gruesa y totalmente depilada, con unas bolas un poco grandes. Una vez ahí comenzó a lamerla y, sin tanto esfuerzo, logró metérsela completa, yo solo podía gemir y disfrutar del momento, del placer que me estaba haciendo sentir ese hombre. Luego me tomó, colocó mis piernas sobre mi pecho y comenzó a besar mi culito, lo lamía, lo tocaba, para luego comenzar a dilatar con sus dedos, el primero fácilmente, al igual que el segundo, con el tercero hubo un poco de resistencia sin embargo al final lo logró.
J: Que rico culito, pero creo que ahora me toca a mí. ¿Me la quieres chupar?
E: Si papi, quiero sentir tu verga.
Me levanté y ahora fue él quien quedó acostado sobre la cama. Comencé a tocarlo, su pecho me encantaba, saboree sus tetillas y finalmente llegue a su verga, esta media 17 cm, mucho más gruesa que la mía y unas bolas muy grandes. Inicié lamiendo su glande, luego todo su tronco venoso, empecé a meterla en mi boca, intentando llegar lo más abajo que pudiera, logrando llegar hasta un poco más de la mitad, Jesús solo gemía y me decía lo bien que lo hacía.
J: Que rica boquita, siempre la imaginé así, chupando mi verga.
La saqué de mi boca y volví a lamerla, para terminar tomando sus bolas y metiendo una en mi boca y luego la otra.
Decidí subir y volver a besarlo , con nuestros cuerpos estaban sintiéndose y nuestras vergas tocándose. Justo en ese momento escuchamos el ruido de la puerta de la calle, alguien había llegado y estaba a punto de descubrirnos, ¿O no?
Continuará...
Hasta aquí este primer relato, quisiera ver qué tal les parece y si les gusta continuar con esta historia. Así que, me encantaría leer sus comentarios