Diario de un Virgen Adolescente

Evan vivirá una nueva experiencia, dejándose llevar por las ganas, haciendo que su relación con Jorge se deteriore...

CAP XI: Mi Suegro

A las dos horas Jorge y yo despertamos por el sonido de la alarma, ambos estábamos cansados y desvelados, por lo cual, solo nos limitamos a tomar una ducha juntos donde claramente nos tocamos y besamos por un buen rato, nos vestimos y entregamos la habitación, yéndose cada quien por su lado.

Las vacaciones terminaron y cada uno volvió a la ciudad y a su rutina habitual, entre el trabajo y la universidad me quedaba poco tiempo al día para pasar con mi novio, por ello, ambos quedamos en juntarnos los fines de semana en casa de alguno para así pasar el rato y dormir juntos, si era que nos daba chance de dormir.

Este fin tocaba quedarme en casa de Jorge, sin embargo, al notar que mi novio estaba enfermo solo estuvimos juntos hablando y disfrutando de nuestra compañía. A eso de las dos de la mañana me desperté con ganas de ir al baño, así que me dirigí a este y abrí la puerta con toda la confianza del mundo, sin imaginar a quien encontraría dentro… Al abrir la puerta estaba mi suegro, bajo la ducha, haciéndose tremenda paja, siendo interrumpido por mí.

J: E E Evan, disculpa… Pensé que había cerrado con seguro la puerta- me dijo mi suegro totalmente apenado.

Yo no respondí, solo me quedé parado en la puerta con cara de sorpresa y admirando la verga de mi suegro, la cual, aún se encontraba en su mano.

E: Ehhh no, tranquilo Señor Jorge, pensé que no había nadie despierto.

J: Si, es que como ves me tocó el turno de noche en el trabajo y apenas es que vengo llegando… Y pues ya sabes, mi mujer está dormida y de alguna manera quería bajar la calentura.

E: Ah sí claro, lo entiendo perfectamente- respondí con una risa que más de complicidad se escuchó nerviosa.

Ahora bien, creo que es tiempo de describir a mi suegro. El Señor Jorge (Sí, llamado igual que mi novio) es un hombre de 42 años, de 1.65 de estatura, físicamente es bastante parecido a su hijo, piel bastante blanca, rubio y ojos café oscuro, sin embargo, en cuanto a sus facciones eran más gruesas, mentón cuadrado, muy buen cuerpo; pues había practicado beisbol, hombros y espalda ancha, abdomen plano más no marcado, pectorales grandes, piernas gruesas y un muy buen culo, grande y redondo. Su verga al igual que la de mi chico medía aproximadamente 17 cm, delgada, totalmente rosada, con el prepucio retraído y el glande grueso y de color rosa más fuerte.

J: Pero no te preocupes, pasa, no creo que tenga nada que no hayas visto.

Me dispuse a ir al baño, sacando mi verga que debido a la situación ya se encontraba un poco dura.

J: Vaya, veo que al parecer también tienes ganas.

E: Ehhh si, un poco, puede ser.

J: Debe ser porque hoy no te has podido follar a mi hijo- dijo de manera sarcástica.

E: Espere… ¿Usted lo sabe?- respondí totalmente atónito.

J: Si, hace unas semanas llegué a esta misma hora, olvidaron cerrar bien la puerta y pude ver como se lo metías a mi hijo.

E: ¿Y no le molesta?- pregunté con algo de miedo.

J: Pues al comienzo un poco, no fui criado con la mentalidad más abierta, pero, después noté que desde que llegaste Jorge es más feliz, más aplicado y por lo que observé mal no la pasan.

E: Ah sí, la pasamos muy bien.

J: Me imagino, un culito debe ser más apretadito que una vagina- dijo subiendo y bajando su mano por su verga, aún erecta.

El Señor Jorge sacó su otra mano de la ducha y la puso sobre mi culo, poco a poco fue bajando mi ropa de dormir y mi slips, quedando mis nalgas totalmente expuestas.

E: ¿Qué hace?

J: Nada que no te guste, mira tú verga.

Y sí, era totalmente cierto, tenía tremenda erección.

J: Vamos Evan, entra, sabes que lo quieres.

Y en ese momento no pensé en mi novio, en las consecuencias, solo me dejé llevar por el morbo. Me quité la ropa, cerré la puerta con seguro y entré a la ducha. Me arrodillé y comencé a chupar la verga de mi suegro, iniciando por su glande, el cual metí y lamí como una paleta, para poco a poco ir metiendo toda, ayudado del Señor Jorge quien me empujaba la cabeza para tragar más de su verga.

J: Ufff dale putita- me decía cuando tuve toda su verga dentro.

Así me tomó por la cabeza y comenzó a mover su pelvis, follando mi garganta, a tiempos me dejaba con toda la verga dentro y la cabeza presionada hasta que veía que ya no aguantaba más. Cuando quiso la sacó toda y me escupió la cara, yo me sentía totalmente humillado, pero era una sensación que me encantaba.

Me levantó y puso contra la pared, bajó al nivel de mis nalgas y tomando jabón comenzó a introducir dos de sus dedos, luego tres y por último cuatro, hasta que mi hoyito quedó palpitante y listo para recibir verga. Se levantó y coloco jabón en su polla, la puso en dirección a la entrada de mi culo, con una mano sostuvo mi cadera y con la otra tapó mi boca, para luego metérmela toda de un golpe, yo solté un quejido de dolor que quedó ahogado en la mano de mi suegro, sin compasión la metía y sacaba con toda su fuerza, poco a poco el dolor se convirtió en placer, así que retiró su mano de mi boca y la coloco en mi cabeza para pegarme contra la pared.

De a ratos, sacaba toda su verga, la pasaba por mi raja y la volvía a meter, yo gemía bajo del placer y cuando se me escapaba uno que otro grito me daba una bofetada para callarme. Mi suegro estaba totalmente transformado, me cogía sin compasión, como todo un macho y yo como una buena putita disfrutaba de aquello.

Así me tuvo a lo largo de media hora, donde me nalgueaba, se escupía la verga para que entrara más fácil, alternaba entre darme rápido o lento, me jalaba del cabello dejándome totalmente arqueado. Hasta que sentí su verga hincharse, me la metía toda, tocando mi próstata mientras lo hacía haciéndome acabar sin tocarme, cuando notó esto, la sacó y se pajeó hasta acabar en la entrada de mi culo, luego con su verga recogió toda su corrida y la metió dentro de mi culo, preñándome y batiéndola dentro.

J: Ahí tienes puta, para que veas lo que es un macho- dijo dándome una nalgada y saliendo de la ducha y el baño

Yo quedé limpiándome los restos de nuestras acabadas, me sequé, vestí y dirigí al cuarto, donde encontré dormido a mi novio, al verlo me derrumbé y arrepentí de lo que acababa de hacer. Prácticamente no dormí, esperando la mañana para poder irme.

Los días pasaban y yo seguía sintiéndome incómodo con Jorge, no podía contarle lo que había pasado y el sentimiento de culpa pudo más que yo, deteriorando claramente nuestra relación, dándola por terminada después de cuatro meses y medio.

Continuará…

Hola chicos! Bueno después de varios meses me he animado a escribir otro capítulo de esta historia que tanto les estaba gustando, sinceramente, había perdido la inspiración y no conseguía como continuarla pero ya volví para terminar con ella. Y no, no crean que este es el final, ahora Evan seguirá contando sus experiencias con otros chicos luego de su ruptura con Jorge, así que esperen que aún falta mucho que contar.

Espero leerlos a través del correo o de mi Instagram con el mismo usuario del perfil, nos vemos hasta un próximo relato.