Diario de un Virgen Adolescente
La noche entre Evan y Jesús continua, listos para más...
CAP III: Segundo Round
...Quedamos acostados un rato, en silencio, pensando en lo que había pasado.
E: ¿Te gustó?
J: Si, estuvo chévere. Un culito bien apretadito, ¿A ti?
E: Fue genial - me coloqué en su pecho,comenzando a acariciar sus vellos- Jesús...
J: Dime
E: ¿Por qué te animaste hasta ahora? Siempre has dicho que nada de nada con los chicos.
J: Bueno las cosas cambian, hay que tener la mente abierta y estar dispuesto a experimentar.
E: La gente no cambia de un día para otro,anda, cuéntame.
J: Bueno, siempre supe que me tenías ganas. Desde que te ví lo notaba en tu mirada, como me veías, como te gustaba verme el bulto y los vellos del pecho asomándose.
E: ¿Y por qué hacerlo ahora y no hace tres años?
J: Jaja, espera que te siga contando. Siempre me he interesado por el sexo anal, pero conseguir eso con las mujeres es algo complicado, no muchas están dispuestas a hacerlo.
E: ¿Y en qué parte entro yo a la historia?
J: El día que saliste del baño y te ví en paño, ¿Recuerdas?
E: Claro, el día que entré al estudio a buscar algo y estabas ahí haciendo algo.
J: Ese día al verte así, solo tapado por ese trozo de tela pude notar que tenías un lindo cuerpo y por primera vez me provocó un hombre. Si te soy sincero, quería quitarte todo y darte ahí mismo. Pero claro, estaba tu familia y tuve que esperar el momento indicado.
E: O sea, ese día me convertí en tu nueva presa- dije con un tono burlesco.
J: Y creo que el cazador logró su objetivo, ¿O no? - me dijo tomándome de la barbilla, para después darme un apasionado beso.
E: ¿Y qué hiciste al irte ese día? ¿Me dedicaste una paja a mí? - dije tomando su verga, empezando a hacerle una paja.
J: Si, me pajeé varias veces pensando en ese apretado culito - acercándome a él y empezando a tocar mi raja.
E: Mm papi - dándole una palmada en su pecho - y, ¿Es tan rico como esto?
J: Por supuesto que no - comenzando a besar mi cuello.
Me subí sobre él, iniciando así el segundo round. Sentía ya su verga dura nuevamente deslizándose sobre mi abdomen. Empecé a bajar, volviendo a lamer y sentir cada parte de su cuerpo, con mi lengua recorría su pecho, su abdomen, su ombligo y ese rico camino de vellos que me llevaba a esa verga que tanto quería. Después de la última sesión, su cuerpo sabía salado, producto del sudor y el semen que había derramado, lo cual, me calentaba aún más.
Me levanté de la cama, buscando un condón en sus pantalones, Jesús me veía desde la cama, silbando un poco y alagando mi culito. Sin tanto preámbulo, me recosté, le coloqué el condón, lo lubriqué un poco y apunté su verga a mi huequito, para meterla toda de una vez.
E: Ahhh que rico - dije disimulando el dolor que estaba sintiendo.
J: ¿Te volviste loco?- respondió él aún impresionado.
E: Si, loco por tu verga.
Coloqué sus manos sobre mis nalgas y las mías sobre su pelvis. Comencé a subir y a bajar, cabalgando muy fuerte. Sentía dolor, pero me gustaba; que puedo decir, descubrí que era todo un masoquista en acción. Lo hice lamer mis dedos y comencé a masturbarme.
E: Nalgueame papi, déjame rojas esas nalgas.
Y así lo hizo, me nalgueó una nalga, luego la otra, y por último las dos. Ahora era yo quien tenía el control, estábamos cogiendo duro, me estaban rompiendo el culo y eso me encantaba. Empecé a moverme de manera circular, tocando todo mi cuerpo, mis manos tocaban mi pecho, apretaba mis tetillas, me chupaba el dedo, colocaba las manos detrás de mi cabeza.
J: Que rico como se toca el niño, se nota que lo está disfrutando.
Bajé mis manos y ahora tocaba a Jesús, su abdomen, los vellos de su pecho, apreté sus tetillas. Nuestros cuerpos estaban calientes y sudados. Me tiré sobre él y comencé a besarlo, mordía sus labios, intercambiamos nuestras lenguas e incluso llegué a escupir dentro de su boca.
E: Parteme el culo Jesús, hazme totalmente tuyo - dije con mi voz agitada.
J: Que putito me has salido- respondió,para tomarte de mis caderas y acostarme sobre él.
Tomó mis nalgas, las abrió lo más posible e inició a mover sus caderas, sentía toda su verga entrando y saliendo de mi culito, poseyendo cada parte de él.
E: Me duele Jesús, me está doliendo. Sácalo por favor - pero en mis pensamientos quería que siguiera porque me estaba encantando.
J: Aguanta, aguanta porque no te la voy a sacar - me decía con una voz totalmente imponente.
E: Que rico, un macho dominante.
Luego de un buen rato así, Jesús paró
J: Papi...
E: ¿Si?
J: Quiero ver cómo esa verga entra en tu culito, ¿Si?
Jesús me soltó, logré levantarme, me coloqué de espaldas y poco a poco, introducía su pene en mi culito.
J: Puff mira como lo va tragando, que rico.
E: Si papi, ¿Te gusta? Yo siento muy rico- soltando algunos gemidos.
J: Uff si, se lo traga todito.
Decidí ir subiendo el ritmo, subiendo y bajando con más rapidez, dejando solo el glande dentro. Además, Jesús se encargaba de jugar con mis nalgas, las abría, las apretaba, las nalgueaba e incluso quería meter un par de dedos, pero me negué, me dolía demasiado el culito y no iba a soportarlo.
Un rato después, estaba muy cansado, así que decidí acostarme, quedando boca arriba sobre Jesús. Quien me tomó las piernas, las levantó y empezó a cogerme duro otra vez, sentía sus bolas pegando contra las mías, y el sonido de la cogida era fascinante. Luego, quitó sus brazos de los piernas y colocó una sobre mi pecho y jugaba con mis tetillas, mientras con la otra me masturbaba.
Después de minutos así, no soporté más y el movimiento me hizo acabar. Llenando, todo mi cuerpo de semen y haciéndome sentir un orgasmo súper rico.
J: Ahhh, cabrón, como aprieta - gritó Jesús.
Aparentemente, al sentir mi culito contraerse también acabó, haciendo sentir su verga hincharse dentro de mi.
Me tiré sobre él, totalmente agitado y exhausto. Jesús aprovechó para besarme un poco. Luego de descansar, Jesús sacó su verga, me bajé de él. Quitándole el condón, que tenía un poco de sangre y vertiendo su semen dentro de mi boca. Por su parte, él recogió todo el semen de mi cuerpo con su lengua y nos sumimos en un beso, intercambiando nuestros fluidos.
Luego, me dirigí al baño, donde Jesús me alcanzó, allí no hicimos nada, solo nos tocamos y nos lavamos el uno al otro. Nos vestimos y aún con mi culo doliendo, abrí la puerta, no sin antes darnos un beso. Me acosté cansado y luego de un rato me quedé dormido, ni siquiera sentí cuando mi familia llegó.
Luego de esto, fui el putito de Jesús un par de veces más. Sin embargo, al cabo de algunos meses ví a Jesús distante conmigo, no quiso decir nada al respecto y ahí entendí que no quería continuar. A pesar que sabía que las cosas con Jesús no iban a llegar a algo más de sexo ocasional, no pude evitar sentirme un poco triste. Pero nada de que preocuparse, quizás él se arrepentía de lo sucedido, pero yo no, y por supuesto, había un montón de hombres allá afuera con quien estar.
Este es el fin de la historia con Jesús, pero no la de Evan, pues aún queda muchísimo que contar. Me gustaría saber qué piensan y si les gustaría que siguiera con más relatos. Como siempre espero sus comentarios.