Diario de un Virgen Adolescente

Evan y Jorge pasan su primera navidad juntos...

CAP VIII: Feliz Navidad

...En ese preciso momento, sentimos la puerta del cuarto abrirse.

M: Jorge ya lleg...

Lo próximo que vimos fue una cara de sorpresa, a Jorge y a mí nos habían descubierto.

Era Mariam, la hermana de Jorge quien había llegado de casa de su amiga y de quien por supuesto, nos habíamos olvidado.

J: Hermana, por favor...

M: Lo sabía - decía ella mientras comenzaba a reír.

Jorge y yo nos quedamos viendo asustados y confundidos.

M: Sabía que eran algo más que amigos, tanta compañía juntos era extraño.

J: Y, ¿Te molesta?

M: Por favor Jorge, yo no soy mamá ni papá, si es lo que te hace feliz está bien. Y tú - decía señalándome- más te vale cuidar a mi hermano.

E: Jaja tranquila, anoche lo cuidé muy bien.

J: Evan - respondía Jorge apenado mientras me daba un pequeño golpe.

M: Pero digan algo, ¿Quién es el pasivo?

E: ¿Quién crees tú?- repliqué levantado la ceja y riendo.

J: Mariam... Eso no se pregunta - ya la cara de mi novio estaba completamente roja.

M: Jajaja, está bien. Los dejo solo, pero, pónganse algo, está haciendo mucho frío.

Así quien ahora era mi cuñada, salió de la habitación.

E: Bueno, ahora alguien lo sabe.

J: Que pena Evan, ¿Por qué dijiste eso?

E: Ay amor, es tu hermana, tranquilo. ¿Me disculpas? - respondía haciendo puchero.

J: Uy, porque no puedo decirte que no- se abalanzó sobre mí y comenzó a besarme.

E: Bueno, creo que mejor me visto y salgo no vayan a llegar tus papás y también nos vean.

Me puse la ropa con la que llegué, ayudé a Jorge a recoger un poco el cuarto y fuimos hacia la puerta.

J: Bueno, adiós amor - rodeándome con sus brazos y diciéndome en el oído- gracias por la noche. Te amo.

E: Adiós bebé, yo también te amo- dándole un beso frente a su hermana.

J: Evan- su cara se tornó roja, otra vez.

E: Adiós cuñada.

Mariam solo podía reírse. Salí y llegué a mi casa, desayuné y me acosté a dormir, pensando en todo lo que había pasado. Ahora tengo novio, le dije que lo amaba, pero, no estaba nada mal, de verdad tenía sentimientos hacia Jorge, hacerlo con él era fascinante, le gustaba experimentar y era igual de morboso que yo. Además, desde que lo hicimos la primera vez, no había estado con nadie más que no fuera por un teléfono, así que, las cosas no cambiarían tanto.

Así pasó un poco más de un mes, Jorge y yo cada vez la pasábamos mejor, cuando podíamos salíamos a comer algo o íbamos a la casa del otro, Mariam se hacía convertido en una excelente cuñada, nos apoyaba y ayudaba cuando era necesario.

Llegó diciembre y con ello obviamente Navidad, cada quien iría a la casa del otro a cenar y luego Jorge y yo decidimos ir al club, por último, él le dijo a sus papás que al llegar se quedaría durmiendo en mi casa; así podríamos terminar la noche juntos. Así fue, primero yo fuí a su casa, después Jorge a la mía, llegamos al club, bailamos mucho, Jorge me celaba de cada chico que me veía y por último, llegamos a mi casa intentando hacer el menor ruido posible. Entramos a mi habitación y cerré la puerta con seguro, Jorge se me tiró encima y me comenzó a besar.

E: Espera, amor...- le dije al oído.

J: ¿Qué pasa? ¿No me quieres hacer el amor?

Busqué entre mis cosas y saqué un regalo que le tenía escondido.

E: Toma amor.

J: Evan pero yo no te compré nada.

E: No importa, anda. Ábrelo.

Jorge lo abrió y dentro había una camisa y una caja con un lazo.

E: ¿Te gusta?

J: Es preciosa, igual que tú - decía tocándome los labios- ¿Y esto?

E: Otra sorpresa, creo que para ambos jaja.

Al destapar la caja Jorge puso cara de sorpresa, se sonrojó y después comenzó a reír.

J: ¿Y esto?- decía sacando un dildo.

E: Es para cuando no podamos y así no me extrañes. O para cuando no quieras ser mi activo- respondía entre risas.

J: Pues, está mejor que el tuyo la verdad- me dijo bromeando.

E: Ja ja ja, ¿Me vas a cambiar por un pedazo de plástico?

J: Sabes que no- para luego darme un abrazo.

E: Entonces, ¿Lo estrenamos?

J: ¿Por qué no?

Me senté al borde de la cama y Jorge se sentó sobre mi. Nos besamos, lamimos, mis manos recorrían su espalda, él desabrochó mi camisa y yo la de él. Nos pusimos de pie y terminamos de quitarnos todo el uno al otro.

J: ¿Te he dicho lo bueno que estás? - decía mientras me tocaba la verga.

E: Umm yo no opino lo mismo - le respondí apretando sus nalgas.

Estuvimos así un buen rato, manoseando y besándonos. Después, Jorge se recostó en la cama. Yo tomé el dildo y lo abrí, era de piel blanca, medía 15 cm, grueso; muy parecido a mi verga, pues esa era la idea. Lo puse en la mesa de noche y me subí a mi novio, seguimos besándonos, tocándonos. Inicié yo, con mi lengua recorría su cuerpo, sus mejillas, su cuello, me detuve en sus tetillas; las apreté un poco, las enrosqué con mi lengua y después las mordí. Jorge me tomaba por el cabello y se movía, este era su punto débil y le excitaba cuando lo hacía, seguí por su ahora marcado abdomen, chupé su ombligo y besaba su pelvis, lamí toda su verga y me metí primero una de sus bolas y luego la otra, besaba su perineo y muslos.

Subí sus piernas y ahí estaba lo que me volvía loco, ese hoyito rosadito y depilado, el cual, por más verga que llevaba seguía cerradito como un asterisco, lo admiré unos segundos, para abrirlo lo más que pude con mis manos y meter mi cabeza en él, lo chupaba, pasaba mi lengua por él de forma circular. Quité una mano y con los dedos fuí repasando su raja, su hoyito se resistía a no tragarlos, volví a chuparlo; olía muy bien, a perfume combinado con el sudor de la noche. Mientras mi novio con una mano me hacía cariños en el cabello y con la otra jugaba con sus tetillas. Fuí a dilatarlo, metí la punta del dedo y le daba vueltas, su culo comenzó a tragarlo entrando completo de esta manera, como si mi dedo fuera un tornillo y su culo el hoyo que quería ser atornillado. Lo saqué y le metí el pulgar, dilataba muy rápido, Jorge movía sus piernas y arqueaba su espalda, retiré este dedo y metí dos, de la misma manera que entró el primero. Seguí e introduje el tercero y el cuarto, mi novio debía estar súper sumido y excitado pues, casi tenía todos mis dedos y poco se quejaba, tremendo tragón tenía como pareja. La habitación se encontraba en silencio ya que, mis padres dormían justo al lado y no queríamos ser escuchados.

E: Chiquito,¿Aguantas el quinto?- pregunté mientras asomaba mi cabeza.

J: Ujum- se limitó a responderme.

Él tenía los ojos cerrados, la cara roja y una expresión de éxtasis total, veía que se chupaba los dedos para luego sobarse las tetillas. Metí el quinto dedo y su culo lo trago bien, pero hasta ahí, era imposible meterle la mano; no al menos sin que gritara, y no podíamos hacer eso, así que comencé a dilatar con todos mis dedos dentro. Alternando entre dar vueltas y sacar y meter lentamente. Una vez su culito estaba bien dilatado y palpitando, tomé el dildo, puse mi mano sobre la boca de Jorge y se lo metí poco a poco. Él gimió un poco, quedando ahogado en mi mano.

Se lo comencé a mover, mientras subía a chuparle la verga, tragando su glande, lamiendo toda su erección, y dándome pequeños golpes en la cara con ella. Regresé a su rostro, aún con el juguete dentro, seguí besándolo.

Lo volteé y él entendió que debía hacer, así se sentó en mi abdomen y jugaba con mis tetillas, se deslizó y engulló toda mi verga de un solo golpe, no soltar un grito en ese momento fue muy díficil. Empezó a dar vueltas con su lengua, mientras me miraba con esa cara de niño bueno, la sacó y me sonrió, se dió unos pequeños golpes en la lengua, para luego empecé a meter y sacar lentamente. Lo tomé por la cabeza, dejándolo inmóvil e inicié a mover mis caderas, cogiendo su boca.

Sin avisarme mi novio se volteó, haciendo un 69. Mientras él me la chupaba, yo metía y sacaba el dildo de su hoyito, con la otra mano abría más sus nalgas, ver su huequito tragarse toda esta verga era fascinante y a ratos, metía algunos dedos con el dildo en su culo. Jorge seguía en lo suyo, mamando cada centímetro de mi verga, sintiendo como sus gemidos y su respiración se ahogaban en ella.

Jorge volvió a subir, se sacó el dildo, se volteó y me lo tiró en el pecho.

J: Prefiero una verga de verdad - susurró.

Tomó mi verga, la apuntó a su culito y comenzó a meterla. Yo tomé el dildo y comencé a besarlo, Jorge se me unió y así nos besamos, topando con el dildo a veces y luego con nuestras bocas.

E: Chupalo, cree que es mi verga.

Así lo hizo, dejándolo todo ensalivado.

E: Ya está listo.

Lo pasé por su espalda, y lo movía por su culito.

J: ¿Qué haces? - preguntó mientras seguía moviéndose.

E: No creas que te dilate tanto para una sola verga - repliqué antes de darle un beso.

Metí el dildo en su huequito, quedando ambas vergas dentro de él, los ojos de Jorge se cerraron y un gran gemido quedó ahogado dentro de mi boca y nuestro beso. Nos separamos y quedamos así un rato.

J: Evan, ¿Qué hiciste?

E: Te dije que lo íbamos a estrenar. ¿Lo saco? ¿Te duele mucho?

J: Solo me molesta un poco, me comiste muy bien el culo- decía encogiéndose de hombros y riendo.

E: ¿No será que no quieres aceptar que te encanta tragar varias vergas? - respondí riéndome.

Abrí mis piernas los más que pude y Jorge rodeaba las suyas en mis caderas, inclinando su cuerpo hacia adelante. Cuando él me lo indicó, me quedé quieto, sacaba y metía el dildo. Jorge también meneaba sus nalgas y su cara era de placer absoluto, yo erguía la espalda. Ambos la pasábamos muy bien.

Nos volteamos y subí las piernas de él a mis hombros, le metí el dildo y después mi verga. Ahora era yo quien me movía, puse las manos sobre la cama, quedando en diagonal y justo sobre la cara de Jorge, mi sudor caía en su rostro, él abrió la boca y entendí, así que le escupí un poco, llegando a su boca y tragando todo.

E: Dilata mi culo - le dije cayendo sobre él.

Las piernas de mi novio abrazaban mis caderas, me pidió lamer sus dedos y después nos besamos. Me metió uno, después dos y por último, el tercero. Me levanté, saqué mi verga y después el dildo. Volví a cogerlo y se lo dí.

E: Mételo.

Así fue, Jorge introdujo el dildo en mi culo y ambos íbamos al mismo ritmo, nuestros hoyos quedaban llenos y vacíos al mismo tiempo. La verga dura de él se movía entre nosotros y con el líquido preseminal recorriendo prácticamente se estaba pajeando.

Sentía que ya me venía, así que aceleré el ritmo para que Jorge también se corriera.

E: Ummm- dije apretando los labios. Llenando el culo de Jorge con todo mi semen.

Él al sentir mi verga hincharse dentro, me tiró hacia él, me besó para ahogar su gemido y comenzó a correrse entre el abdomen de los dos. Quedamos así un rato, yo con el dildo dentro y él con mi verga en su culo. Estamos totalmente destruidos, sudados, llenos de semen. Nos quedamos viendo.

J: Estás loco Evan.

E: Y tú qué apoyas y disfrutas de mis locuras.

J: Me encantas.

E: Ah quiero que sepas, esto es lo más cerca que estarás de un trío, porque este culito no lo comparto- decía entre risas.

J: Deja de ser tan celoso- respondía con un beso.

Me recosté en su pecho y lo acariciaba, él me tocaba la espalda y el cabello.

E: Anda, ve a bañarte. Mientras, yo limpio todo y saco este olor a sexo del cuarto.

J:¿No vienes conmigo?

E: Bebé, sabes que es muy peligroso.

Jorge tomó el paño y salió al baño, yo tomé la ropa y eché algo de perfume. Cuando él volvió fuí yo a lavarme. Al regresar, pasé el seguro, nos acostamos en bóxer y me dormí muy plácidamente en el pecho de mi novio.

Al día siguiente nos despertó mi mamá tocando la puerta, como pudimos nos colocamos un short para no parecer sospechosos, escondimos nuestro juguete y abrimos la puerta, Jorge desayunó conmigo y luego se dirigió a su casa. Terminando así el que sin dudas fue el mejor polvo entre Jorge y yo.

Bueno, hasta aquí otro relato, mi favorito hasta el momento también. Pero digan ustedes que tal les pareció, en el siguiente relato Evan se irá de vacaciones por casi dos semanas, ¿Qué creen ustedes qué pasará?. Espero todos sus comentarios...