Diario de un Virgen Adolescente
Evan y Jorge pasan una noche juntos, en la cual, habrá más de una sorpresa..
CAP VI: Toda la Noche
Las cosas con Jorge iban bastante bien, éramos amigos muy cercanos y cada vez que a alguno lo dejaban solo en casa el otro iba a hacerle compañía. También, había días que simplemente nos visitábamos, nos sentábamos a hablar o nos acostamos a ver algo, cada uno disfrutaba de la compañía del otro.
Este día en particular Jorge me dijo que mañana se quedaría solo, pues sus padres saldrían de la ciudad a la capital a arreglar algo y su hermana iría a dormir a la casa de una amiga. También, dijo que me tendría algo preparado y que me iba a gustar mucho, lo cual, me dejó muy intrigado. Además, jugaba diciendo que le daba miedo quedarse solo y necesitaba que alguien lo cuidara, yo le seguí el juego y le dije que lo cuidaría muy bien.
Así llegó la tarde siguiente y a eso de las seis de la tarde me escribió, llegué a su casa y me recibió en short y sin camisa. Cerramos la puerta y lo tomé por la cintura, dándonos un beso muy dulce.
J: Ven, quiero que veas algo.
Jorge me tomó de la mano y me llevó a su habitación, me recostó en la cama y se fue en el baño.
J: Ponte cómodo, ya sabes.
Así fue como me quité la ropa y quedé desnudo, esperándolo en la cama.
J: Ahí voy, cierra los ojos.
E: Vaya, hoy andamos en modo juguetón- respondía cerrando los ojos.
J: Ya puedes abrirlos.
Al abrir los ojos estaba él parado en la puerta, con un suspensorio negro y unas medias del mismo color que le llegaban a las rodillas. La verdad, quedé impresionado, el color negro contrastaba perfecto con la piel blanca y las prendas se adherían perfecto a su cuerpo. Jorge sabía que me encantaba la lencería masculina, así que se me hizo muy tierno que quisiera cumplir con alguna de mis fantasías.
J: ¿Qué tal me veo?
E: Pues, no sé... - decía mientras me dirigía a él.
J: ¿No sabes? - respondió haciendo puchero.
E: A ver, dame una vuelta - dije mientras le tomaba la mano - pues, creo que te ves genial.
Jorge quedó de espaldas, así que yo comencé a abrirle las nalgas, pasando mi verga por ellas.
E: ¿Desde cuándo usas esto?
J: Lo compré especialmente para esta noche.
E: Aprecio el detalle - respondía mientras besaba y mordía su cuello.
J: Quieres que me cojas duro Evan, hoy soy tu putito - me suplicaba mientras arqueaba su espalda y me tomaba del cabello.
Lo volteé y lo besé con todas las ganas, lo levanté y lo acosté sobre la cama, me tiré sobre y comencé a morderlo y besarlo. Un poco por las mejillas, el cuello, las tetillas y el abdomen. Seguía bajando y lamía sus muslos, pantorrillas e incluso llegué a los pies, quería comer y chupar cada parte de su cuerpo.
Subí e ignoré totalmente su verga, así que me dirigí a su culo de una vez, pasé mi lengua pocas veces y le metí dos dedos de una vez; así lo quería él algo duro y con dolor, pero por mi parte tampoco quería lastimarlo. Comencé a sacar y meter muy rápido los dedos y después introduje un tercero, para finalmente sacarlos.
Veía como ese hoyito ahora rojo palpitaba, así que introduje dos dedos de cada mano, para abrir su culito, escupí y luego metía mi lengua. Sentía como el cuerpo de Jorge se tensaba y la piel se le ponía de gallina.
E:¿Te gusta mi lengua?
J:Umm papi me encanta - respondía mientras me colocaba la mano sobre mi cabeza.
Le pedí que se colocará en cuatro y así lo hizo, con su pecho y cabeza totalmente recostado, bajé y seguí jugando con mis dedos mientras le mordí una nalga dejándole una marca, lo nalguee y me levanté.
Me coloqué el condón y eché un poco de saliva, me puse sobre la cama y se lo metí completo de una vez. Jorge gritó, su espalda se levantó y su cabeza igual. Lo tomé por la espalda y la bajé, quedando una parte de mi peso cayendo en él. Así empecé a meter y sacar toda mi verga.
E: Ahora me aguantas putito, tú mismo me pediste que fuera duro.
J: Si bebé, soy tu putito y me tengo que aguantar.
Jorge movía su cabeza de un lado al otro, pero también lo estaba disfrutando, su cuerpo y sus gemidos me lo admitían. Con sus manos se restregaba la verga por encima de la tela.
No quería que se tocara, así que quité mi mano y le ordené que pusiera sus brazos hacia atrás, se las tomé y seguía introduciendo. Mis gotas de sudor caían sobre las nalgas de Jorge, y a ratos le pasaba la verga por toda la raja.
Lo volteé e hice que subiera y agarrara sus piernas lo más arriba que pudiera, quedando nuevamente su culito expuesto, me puse de rodillas y volví a metérsela, moviendo mis caderas. Veía a Jorge a la cara, él me veía con cara de deseo, su frente estaba sudando y su cara y pecho completamente rojos.
J: ¿Qué tanto me ves?
E: Lo caliente y precioso que te ves cogiendo. ¿Y tú?
J: Lo macho y dominante que te observas mientras te comes mi culo.
Cuando ya estuvimos cansados, Jorge bajó sus piernas, yo me tiré sobre él y comencé a besarlo.
E: ¿Te gusta?- le decía mientras movía un poco las caderas.
J: Si bebé, me está encantando- respondía mientras me acercaba más hacia él.
Ambos cerramos los ojos, unimos nuestras frentes y seguía moviéndome, mientras tocaba a Jorge con su verga aún dentro del suspensorio.
J: Ahora me toca a mí.
Jorge me puso boca arriba, se subió a mí y se tragó toda mi verga de una vez. Empezó a cabalgarme, mientras sonreía y su sudor se deslizaba por todo su cuerpo, cayendo un poco sobre mí. De a ratos, bajaba y me mordía los labios, me metía dedos en la boca y luego él hacía lo mismo. Yo con una mano comencé a tocar su verga guardada bajo la tela y con la otra acariciaba su culito.
Veía que Jorge comenzaba a retorcerse y notaba como una mancha aparecía en la tela, gimió muy fuerte, se había venido solo con unos pocos roces en su verga. Yo, al sentir su culo contraerse y a Jorge moverse tanto también comencé a descargar, acabando dentro del culo de él.
Jorge se tiró sobre mí y quedamos así un buen rato, besándonos, yo le acariciaba su espalda, su cabello y sus nalgas. Y él me tomaba las mejillas y me abrazaba. Se bajó y se acostó a mi lado.
J: ¿Tienes hambre?
E: Un poco.
Se levantó, me encantaba ver como ese culito se movía. Después, lo alcancé en la cocina, lo tomé por la cintura y lo besaba.
J: Déjame, me voy a quemar jaja.
Comimos en el sofá de la sala mientras veíamos algo en la televisión, al acabar Jorge se sentó en mis piernas, yo lo abrazaba por su espalda y él por la nuca, besándonos.
J: Evan, tú y yo ¿Qué somos? - decía tomándome de la cara.
E: Pues, somos amigos Jorge.
J: Yo no te veo como un amigo - nuestras manos se entrelazaban - me gusta estar contigo, me gusta hacerlo contigo y he notado que a ti también.
E: Bueno...
J: Espera aquí
Al rato Jorge volvió con una caja, me la dió y al abrirla había un chocolate de mis favoritos y una carta. Él se volvió a sentar en mis piernas y se notaba nervioso. En la carta entre tantas cosas me decía que le gustaba mucho, que le había ayudado a aceptar su homosexualidad y jamás se arrepentiría de que yo fuí su primera vez. Cuando terminé de leerla, Jorge me tomó del rostro.
J: Evan, tú - hizo una pausa que me pareció eterna - ¿Quieres ser mi novio?
E: Pues...
Continuará...
Bueno hasta aquí la segunda parte de la historia entre Evan y Jorge, ¿Ustedes que creen que responderá Evan? Esperen el siguiente capítulo donde las cosas se pondrán interesantes y cambiaran un poco. Espero sus reacciones, hasta luego...