Diario de un Mago - 2 - Marioli

En esta ocasión relato mi primer encuentro con una de mis primas, una con la cual experimenté muchas cosas antes de saber demasiado sobre el sexo y con quien además tuve muchos éxitos... Sé que a muchos el incesto les calienta, y sé que a otros no, más a ambos solicito que disfruten el relato.

  • ¿Puedo acompañarte a tu casa? - preguntó, la miré al rostro, había malicia en su mirada, si bien, mi prima y yo nunca habíamos pasado más que de picos y toqueteos simples, nunca me imaginé acostándome con ella, después de todo, salía con un tipo casado y tenía además su novio.

  • Adivinaré... El pollito está hoy con su esposa y Mateo en sus clases de guitarra - sonrió.

  • No, si supieras que el pollo ha estado llamándome y Mateo me había invitado hoy a sus clases.

  • ¿Y por qué rechazaste a ambos? - pregunté dándole una mordida a la paleta.

  • No lo sé - respondió -. Quizás consideré que podría tener algo mejor que hacer - se encogió de hombros.

  • ¿Y lo tienes? - pregunté.

  • Aún no lo sé - dijo -. Pero planeo descubrirlo.

  • Si tú lo dices - ella me tomó la mano. La sujeté.

  • Es curioso ¿no?

  • ¿A qué te refieres? - preguntó.

  • Que nos conocen, saben que somos primos y aún así hacen la vista gorda, como si no nos conocieran - dije.

  • Y eso está bien - dijo -. Es como debe ser, a nadie le importa lo que somos o aparentamos ser.

  • Eso no es cierto, si hay a quien ello le importe - dije -. Pero... La sociedad no nos corrije salvo cuando ya es demasiado tarde, ¿entiendes lo que digo? - frunció el ceño.

  • No realmente.

  • Digo, esto no está bien, somos primos, y a la sociedad no les importa si en público nos abrazamos, tomamos la mano o besamos... Está bien para ellos hasta que anunciamos algo oficial, como un noviazgo o una boda.

  • Pero si somos novios - dijo -. Y no creo que lleguemos a casarnos, eso sería demasiado - reprimí las ganas de reírme -. ¿Por qué debes siempre ser tan raro?

  • No tengo idea, es mi manera de ser... Pero piensa en lo que digo, nos aplauden si como primos experimentamos algo o nos aventuramos entre nosotros, lo miran como un juego de niños o algo por el estilo, pero si hacemos algo más por lo legal nos juzgarían, y no somos novios - se aferró a mi brazo.

  • Lo somos - me besó en los labios -. Y deja de pensar en tonterías, Carpe Diem, vive el momento, disfrutalo, tal vez mañana no puedas tenerme primito.

  • O tal vez tú no puedas tenerme a mí - sonrió.

  • Mientras yo sea la mujer te tendré cuando quiera, donde quiera y como quiera - fruncí el ceño, le mordí los labios.

  • Cierto, eres la chica aquí, pero eso no te da seguridad en algunas cosas.

  • ¿Me quieres poner a prueba? - preguntó.

  • Ya lo hago.

  • Vamos a tu casa - dijo.

  • Si no quiero ir, no vamos - dije. Ella rió.

  • He dicho... - llevó su mano a mi entrepierna -. Vamos - y me apretó.

  • Te odio - dije.

Marioli era mi prima, un año menor que yo, morena, de cabello negro y ojos negros, en aquel tiempo poseía una reputación bastante negativa puesto a que muy temprano había comenzado a explorar su sexualidad y la verdad no se había cohibido de mucho, todo el mundo sabía quién era y qué había hecho, después de haber explorado yo mi sexualidad, Marioli y su mejor amiga, Karen, se habían convertido en amigas muy cercanas a mí, dando cabida a un extraño triángulo amoroso donde Karen, Marioli y yo nos vimos envueltos, mi prima, puesto a que era mucho más abierta llevaba la ventaja, ella había logrado... ¿Conquistarme? En base a maliciosas caricias e insinuaciones, mientras que Karen representaba el contrario de la lujuria que mi prima inducía en mí. Pero no fue hasta que una amiga en común, estando en el colegio, se acercó a mí con risas, preguntándome si yo era Acroffiel, el primo de Marioli y ante mi afirmación, entregándome un cuaderno de ella, indicándome que debía leer las páginas del centro... Donde Karen y mi prima habían sostenido una conversación acerca de mí y ambas se preguntaban que a quién de ellas escogería, en caso tal, Karen alegaba tener la ventaja basándose meramente en que Marioli y yo éramos primos, sin embargo, pasado el primer mes de aquella revelación, yo había optado por enredarme con mi prima aún cuando Karen poseía un cuerpo mejor formado y era mucho más bonita.

  • Déjame ver si entendí - dije -. ¿Quisiste venir a mi casa a saludar a mi mamá? - pregunté.

  • Imbécil - murmuró -. No puedo entrar a tu cuarto así como así, hay que buscar una excusa, ¿qué pensará mi tía? - reí.

  • Mi mamá no es tonta - dije -. Ya está bastante extrañada con tu visita, sea cual sea la excusa que busquemos, sabrá a qué hemos venido - dije.

  • Igual - sonrió forzozamente -. Croff - dijo en voz alta, lo suficiente para que mi madre escuchara -. ¿Puedes mostrarme tu colección de cartas de Pokemon y Yu Gi Oh? - preguntó, la miré extrañado.

  • Oye, eso es jugar sucio - dije.

  • ¿Te avergüenzas de ser un nerd, friki? - arqueó una ceja.

  • Para nada, con mucha honra y orgullo... Pero ha sido la peor excusa que pudieras buscar, mi madre continuará pensando que soy un niño imbécil.

  • Vamos primito, no te pongas así, imbécil eres, pero niño... Lo dudo - sonrió.

  • Ya volvemos - dije a mi madre, ella estaba en la cocina, y la verdad ni siquiera nos prestó demasiada atención. Tomé a mi prima de la mano y la llevé a mi habitación.

  • Bastante madura, más de lo que pensé Croff.

  • ¿Sorprendida? - pregunté -. No soy un friki cualquiera - ella admiraba los objetos coleccionables que hacían juego en mi cuarto, los distintos libros en mi pequeña biblioteca, el mapamundi y otras cosas que servían tanto para mis estudios "particulares" como para decoración.

  • Pon música - dijo. Y reproduje mi lista de canciones favoritas en mi computadora -. Dale más volúmen - dijo, y le complací.

  • ¿Y ahora qué? - pregunté. Ella sonrió y se abalanzó sobre mí, tirándome sobre la cama, me besaba con hambre atrasada y me despojó rápidamente de la camisa.

  • Ahora a lo que vinimos - dijo -. ¿Sigues siendo virgen?

  • Sí - mentí.

  • No por mucho, te deseo - dijo quitándose la camisa -. Ven, ayuda con estas - dijo quitándose el sujetador y liberando sus senos, la verdad no eran lo que esperaba.

  • ¿Qué se supone que haga? - pregunté haciéndome el tonto.

  • ¿Oye no se supone que los frikis ven porno? - preguntó.

  • Te dije que soy un friki diferente - puso los ojos en blanco y sonrió.

  • Ven aquí - dijo tomándome de la nuca y atrayéndome hacia ella para que besara sus senos, lo hice sin prisas, fingiendo falta de experiencia, alternando los labios y la lengua sin llegar a usar los dientes -. Oye lo haces bien, se siente rico... Hay talento - rió -. Muerde un poco en los pezones - lo hice -. Qué rico primito, continúa, ahora un poco más de violencia, no te cortes - me fui amoldando a sus necesidades, llegado a cierto punto ella se puso de pie y se dirigió a la computadora -. Espera, quiero hacerlo con esta - fruncí el ceño, Zun da da de Zion comenzó a sonar.

  • No es cierto, tantas buenas canciones para recordar el primer día que tuviste sexo real y tú me colocas esa - ella rió.

  • Oye, es una buena canción - dijo sacándose el pantalón, se acostó a mi lado en la cama -. La he puesto a repetirse.

  • No es cierto - dije -. En verdad que eres un cáos.

  • Venga ya, quítame esto - dijo indicándome sus pantys. Me puse de pie y me saqué la ropa, quedando desnudo frente a ella, me miraba con una sonrisa maliciosa en su rostro -. Eres un friki bastante rico, primo - dijo -. Ven aquí - dijo abriendo sus piernas para mí, no me hice rogar y me acosté sobre ella besando su boca, los besos en cierto punto se volvieron demasiado intensos, donde ella comenzó a mover sus caderas y yo también, como si estuviésemos teniendo sexo más su ropa interior aún le protegía -. No descuides mis senos - dijo, y yo comenzó a lamerlos, besarlos, succionarlos y morderlos -. No pareces virgen - dijo -. Me encanta, quiero ver cómo estás - y me hizo ponerme de pie frente ella, mostraba mi hombría erecta, deseoso de entrar en acción, ella se mordió el labio inferior y sin mediar, se quitó la pantys solo de un lado, quedando esta en su tobillo izquierdo, entonces me indicó que volviera sobre ella con su dedo índice, sonreí y no me hice de rogar, volvimos a los besos, más esta vez el contacto de nuestros miembros era pleno y puro, mi pene estaba húmedo y su vagina lo estaba aún más, el solo frotarnos me encantaba y me producía una sensación de semi gloria casi divina, exquisita -. Bájalo un poco - dijo, y tomando mi pene apunté a propósito hacia su interior pero ligeramente hacia arriba, por lo que al tratar de entrar solo rocé sus labios y su clítoris, ella gimió -. Tontito - dijo -. Un poco más abajo - esta vez si apunté bien, y de un solo empujón estaba en su interior -. Mucho mejor, ¿no crees? - asentí, y comencé el vaivén suavemente, Zion continuaba cantando su Zun da da y yo trataba de hacerlo al ritmo, demasiado lento, hasta para ella -. ¿Puedes más rápido? - preguntó, y accedí, ignorando por completo la canción, comencé a darle embestidas cada vez más fuertes, ella gritaba y gemía; gemía y gritaba, lo que resultaba en un torpe intento mío en tratar de mitigar el ruido que ocasionaba con mis dedos, pero constantemente me mordía, la verdad es que aún no era capaz de tolerar ese tipo de dolor y convertirlo en placer, por lo que al cogerme de sorpresa me hacía quitar la mano y alguno que otro fuerte gemido o un gritillo escapaba y resonaba por toda la habitación, haciéndome pensar que incluso Zion no era capaz de ayudarnos a mantener nuestro ruido en la habitación -. Dame en cuatro patas, cógeme como a perra prima, vamos, dame - dijo. Me separé un poco de ella, lo suficiente para que se volteara y quedara de a perrito frente a mí, volví a entrar en su vagina, me aferré a sus caderas y volví a embestirla -. ¡Qué gustazo! ¡Me encanta! - decía, yo mantenía mi ritmo sin detenerme, mi prima y yo estábamos teniendo un buen polvo y debía sin dudas ser inolvidable para ambos, tal vez no volvería a comerme a alguna prima nunca -. ¡No acabes dentro! - dijo, pensando quizás que como le había hecho creer que aún era virgen, mi falta de experiencia haría de este un encuentro breve, pero que pasado ya cierto tiempo sería inevitable mi orgasmo tomando en cuenta que mi ritmo había aumentado considerablemente entonces, ella gemía cada vez con más intensidad y en un momento enterró su cara en la cama, mordiéndola ruidosamente, supuse que estaba cerca de su orgasmo e incrementé mis embestidas, hubo un ligero terremoto en su interior, lo sentí, y luego el maremoto de sus flujos se hizo sentir, había mayor calidez en su interior, solo entonces me detuve, ella rápidamente levantó la cara y con la respiración entrecortada dijo -. Te dije que no acabaras dentro.

  • Pues no lo he hecho.

  • Pues sigues dentro de mí.

  • Y no he acabado - dije.

  • ¿Cómo que no? - preguntó -. ¿Cómo has aguantado eso? - me encogí de hombros.

  • No tengo idea - dije -. ¿Puedes seguir?

  • ¡Qué cabrón! - gritó entre risas, yo reí también, ella se incorporó y me hizo acostarme en la cama -. Ahora veremos si puedes aguantar esto - se situó sobre mí introduciéndose mi miembro en el proceso, hecho esto comenzó a cabalgarme con fuerza y rapidez, a buen ritmo, sentía cómo estaba gozando y vaya que yo tampoco me quedaba atrás, ella cerró sus ojos justo cuando me fijé que comenzaba a ponerlos en blanco, entonces me apoyé con mis manos sobre la cama y elevé un poco mis caderas, facilitándole la penetración y haciéndola más profunda, ella comenzó a gemir el doble que la vez pasada, yo llevé mis manos a su boca rápidamente y esta vez sí logré silenciarla, se estaba corriendo, sentía el doble de intenso a lo que yo mismo sentí anteriormente, sin embargo, no estaba ni cerca de correrme, ella se dejó entonces caer sobre mi pecho -. ¿Cómo aguantaste? - preguntó con la respiración visiblemente entrecortada.

  • No tengo idea - respondí.

  • ¿Te has tomado algo?

  • ¿Y qué podría tomarme? - pregunté.

  • No tengo idea, no puedo más - respondió -. Primo... Ha sido la mejor virginidad que he quitado, hay que repetirlo - dijo.

  • O sea, ¿qué no soy el primer virgen con quien te acuestas? - pregunté, ella rió.

  • ¿Qué se supone que haga para que acabes?

  • No tengo idea - respondí.

  • Madre mía... Ha sido todo un polvazo, en verdad que sí - dijo incorporándose, me sonrió entonces.

  • ¿Tienes algo en mente? - pregunté, ella asintió y sin sacarse mi pene de su interior giró sobre él hasta darme la espalda, se sujetó de mis rodillas y me brindó una vista espectacular de sus labios vaginales engullendo mi pene, se veía increíble, se colocó en cunclillas y con fuerza comenzó a darme sentones, era buena, bastante, y me encantaba cómo se movía, bastaron poco más de diez minutos para darme el primer indicio de que mi orgasmo estaba cerca, se lo hice saber y aceleró su ritmo, llegó el segundo indicio y fue más violenta, indicándole acerca del tercero se incorporó rápidamente, sujetó mi pene y sin dejar de masturbarme giró y situó su cara cerca de él -. Quiero saber a qué sabes - dijo sacando su lengua, sonreí cerrando los puños -. Venga primito, córrete ya, dame de esto, quiero tu leche - dijo, me masturbaba con rapidez y violencia, llevó entonces su boca a mis testículos y comenzó a lamerlos, la calidez de su lengua sobre ellos me hizo ignorar el cuarto indicio y luego de un gemido lancé el primer chorro, cayó en su cara, continuó masturbándome, y el segundo no dio tiempo a ser completamente engullido, se regó sobre sus labios y lengua, engulló mi pene entonces por completo, tuvo arcadas y sin importarle entonces alcanzó a tragarse la tercera, cuarta y la quinta descargada, las cuales tragó con gusto, hecho esto, recogió con sus dedos lo restante de mi semen y llevándolos a su boca los tragó también. Le encantaba.

  • Eso estuvo bastante pornográfico - dije.

  • Y que lo digas, ha sido increíble - dijo.

  • ¿Entonces he estado bien? - pregunté.

  • Has estado magnífico, deberíamos repetir - respondió.

  • Puedo ponerme a punto ahora mismo si quieres - dije.

  • ¡No! - rió -. Ya llevamos mucho rato encerrados en el cuarto, mi tía puede sospechar.

  • Estoy seguro de que más que sospechar, está segura - rió -. ¿Ya podemos quitar esa canción?

  • No, no la apagues hasta que me vaya, ¿que nunca has traído a una chica a tu cuarto?

  • La verdad no - respondí.

  • Hay que ver que eres idiota.

  • Un idiota que coge rico.

  • Un idiota con potencial sexual.

  • Explotable.

  • Totalmente - reímos.

Mi prima descansó hasta reponerse y luego me pidió que la acompañara hasta su casa, vivíamos cerca, al volver, mamá había terminado de preparar y servir las comidas, sé que lo sabía, pero le conocía y nunca haría preguntas al respecto.

Continuará...