Diario de un escort: Humillada por tres pollas

Un sugar dady contrata a Andrés y un compañero para destrozar los agujeros de su amante de 25 años. Crossover con las aventuras de Raúl

Laura se giró y se miró en el espejo de cuerpo entero. Su brazo derecho estaba cubierto de tatuajes de mandalas, otro con una serie de rosas se dibujaba por debajo de sus enormes pechos naturales en forma de gota y separados entre sí. Sus dedos recorrieron las palabras árabes en su costado a la altura de las costillas y se fijo en la liga de encaje tatuada alrededor de su muslo. Alargó las manos hacia atrás y sostuvo sus nalgas un momento. Miró sus ojos claros y su pelo cortado a la altura de la nuca y teñido de un rojo intenso. Lo llevaba así desde que un amante le dijera que se parecía a la actriz porno Anna Bell Peaks.

Se acarició levemente su coño depilado. De la planta de abajo llegaban las voces masculinas. Una de ellas era de Jonás, su último amante. Laura aún mantenía relaciones ocasionales con Raúl, su compañero de gimnasio, y la amante regular de este, Lucía. Pero últimamente pasaba cada vez más tiempo con Jonás. Era un amigo de Verónica, la dueña del sexshop donde ella trabajaba. Había ido una noche a recogerla y la noche había acabado en un trío donde ella había desatado su pasión bisexual.

Jonás, con 45 años, le sacaba 20, era un auténtico maduro interesante. Un cuerpo cuidado en el gimnasio pero sobre todo una polla enorme y un gran aguante. Más grande incluso que la de Raúl. Y tenía un gusto por la depravación que atraía a Laura. También ayudaba que era inmensamente rico y se había convertido en un Sugar Dady para Laura. Esta noche quería deleitarse en una de sus fantasías y convertir a Laura en su pequeña puta. Ella estaba más que dispuesta.

Laura cogió las prendas de ropa que él había escogido para ella. Se puso las braga tanga de encaje cuyas cintas reposaban altas en su cintura. El hilo dental acentuaba su trasero en forma de corazón con un lazo y lo cubrían parcialmente un par de cintas de seda que colgaban de un lazo. El sujetador a juego se cerraba por delante con un broche oculto por otro pequeño lazo. Sostenía y levantaba sus tetas de forma que resaltaban magnificamente, marcando un profundo escote. Deslizó sus piernas por unas medias hasta medio muslo y terminadas en encaje y lacitos a juego con el resto de la lencería. Por último rodeó su cuello con un collar de encaje ajustado y se calzó unos tacones de aguja. Siguiendo las instrucciones de Jonás se puso un batín corto de seda y salió de la habitación dispuesta a disfrutar.


  • ¿Entonces lo tenéis claro? Os pago para tratarla como una actriz. Si dice naranja, nuestra palabra de seguridad, paramos.

Andrés miró a Jonás, el cuarentón que les había contratado a él y Paolo para que se follasen entre los tres a su novia. Su trabajo como escort cada vez le deparaba nuevas sorpresas de la depravación de los ricos. Y desde luego este tío tenía dinero. Marcos, el dueño de la agencia se lo había dejado claro. Cliente habitual de la sección femenina, ocasionalmente contrataba a hombres para sus juegos. Había contratado a Paolo y a él porque tenían los miembros más grandes de la agencia. No había trabajado nunca con Paolo pero ya había perdido toda vergüenza de compartir mujeres con otros hombres. Oyó el sonido de unos tacones y se sorprendió. Esperaba una mujer de al menos la misma edad que Jonás pero apareció una belleza de 25 años que bien podía trabajar en la agencia.

Laura se paró en seco en la puerta del salón. Delante de ella, junto a Jonás, tenía dos dioses masculinos de no más de 25 años. Uno tenía el pelo negro y unos ojos claros y era muy guapo. Debajo de la camisa negra y los pantalones chinos se adivinaba un cuerpo fibroso con la cantidad justa de músculos. Jonás la había advertido pero no se esperaba esto. A su lado había un mulato de piel clara, con rasgos más brutos pero atractivo y con unos labios gruesos. Iba vestido igual pero era mucho más musculado Jonás le había dicho lo que esperaba de ella pero no le había dicho con quien. Su entrepierna empezó a mojarse sola. Habían marcado unas reglas y Jonás le había asegurado que todos estaban sanos. Incluso le había hecho a ella unos análisis que afirmó eran necesarios para disfrutar sin ataduras. Avanzó hacia ellos.

Jonás sonreía satisfecho y los dos jóvenes miraban su pecho con el deseo abriéndose paso en sus caras. Jonás se acercó sin decir una palabra hasta Laura. Se inclinó y la besó ávidamente. Sus manos bajaron para amasar su culo por encima del batín. Laura saboreó como su lujuria la hacía perderse y ansiar la dominación de este hombre. Jonás la giró para que mirara hacia los jóvenes y colocó sus manos en sus hombros, casi posesivamente. Andrés y Paolo se acercaron y de repente estaba rodeada por tres hombres imponentes, más altos que ella que la miraban desde arriba. Paolo se inclinó y sin una palabra empezó a besarla en un lado del cuello y Andrés hizo lo mismo en el otro, mordiendo el lóbulo. Laura sintió como las manos de los dos exploraban su cuerpo, sopesando sus pesados pechos a través del sujetador o bajando a acariciar su coño sobre el tanga, que ya goteaba con su anticipación.

Despacio, Jonás le quitó el batín, primero un hombro y luego el otro y lo dejó caer al suelo. El voluptuoso cuerpo de Laura quedó expuesto a los dos sementales, con sus grandes tetas y su jugoso culo aún atrapados en encaje negro. Jonás volvió a girarla para que le mirara de cara y ella sintió las manos de Andrés y Paolo viajando hasta su culo para agarrarlo y azotarlo con ganas.

  • Buena chica.- Rugió Jonás con su voz profunda.- Que buena putita vistiéndose para su amo y sus invitados.- Su dedo recorrió el collar de encaje y bajó hasta su escote levantado por las copas de su sujetador.

Laura tanteó hacia atrás hacia las entrepiernas de Andrés y Paolo y acarició los enormes bultos con sus pequeñas manos. Notó encantada que su tamaño no iba a decepcionarla, cada miembro parecía ser al menos tan grande como el de Jonás. Y ya estaban duros como piedras. Miró seductora a Jonás y este asintió. Era hora de volverse una zorra total. Puso cara y voz inocente.

  • Si soy buena y me pongo de rodillas, ¿mi amo y sus invitados me enseñarán sus grandes pollas?

Andrés y Paolo lanzaron un gruñido de asentimiento. Una mano agarró la parte de atrás de su cabeza y la empujó hacia abajo. Obedeció ansiosa y se puso de rodillas, volviéndose a mirar a Andrés y Paolo, cuyas erecciones peleaban con la tela de sus pantalones justo delante de sus ojos. Laura se mordió un labio y con cuidado desabrochó los pantalones de uno y luego del otro. Se los bajó por turnos y luego los boxers que llevaban. Libres de ataduras, los dos miembros saltaron al aire libre y Laura se asombró del tamaño de las dos hermosas pollas. Paolo debía medir lo mismo que Jonás entre 20 y 22 centímetros pero la de Andrés era mucho más grande. Los dos estaban totalmente depilados. Paolo y Andrés se agarraron esas maravillas por la base y las movieron frente a los ojos de Laura. Ella tragó en anticipación, su boca salivando por lo que tenía enfrente.

Rodeando con sus manos los dos miembros con sus manos, las meneó lentamente unos momentos a la altura de sus ojos. Colocó cada una de ellas en su cara. Se deleitó en la calidez que emanaban y en su pulso palpitante. Eran tan grandes que cubrían casi todo su rostro. Sin hablar, los dos jóvenes frotaron sus rabos sobre la nariz, labios, frente y mejillas de Laura. Entonces Paolo empezó a abofetearla con la polla y Andrés, tras un momento de duda, siguió su ejemplo, los dos golpeando su cara con sus pesados penes. A pesar de ella misma, Laura disfrutó la sensación de ser rebajada por esos dos monstruos de carne.

Los golpes se incrementaron y entonces Laura sintió como Paolo la agarraba del pelo y lo enredaba en su mano para controlar su cabeza.

  • Abre bien la boca, puta.- Le gritó.

Andrés dudó un momento si aquello salía de madre. Pero la cara de vicio de ella y el asentimiento de Jonás le recordaron que habían pagado por ello. Metió su polla en la boca de Laura.

Esta luchó unos momentos para acomodar su tamaño y anchura, pero su boca lo consiguió, y enseguida estaba chupando y babeando, disfrutando la caliente y ligeramente salada sensación de esa polla paseando por su lengua. Andrés la sacó y antes de ella pudiera respirar, Paolo tomó su lugar. Durante varios minutos, ambos se turnaron en su boca, cada uno sujetando su cabeza para el otro y forzando su boca cada vez más allá en la entrepierna de su compañero. Laura gozaba con el puterío de ser pasada de uno a otro, de dos hombres follando su cara como si fuera un coño, y salivó con fuerza en cada polla hasta que estaban relucientes con su saliva.

  • Buena chica.- Dijo Paolo. Los dos empezaron a golpearla en la cara otra vez en la cara con sus rabos, solo que esta vez su saliva y el líquido preseminal se mezclaron sobre ella y arruinaron su maquillaje; dándole un aspecto de actriz porno.

Laura sintió como un brazo la levantaba de la cinta hasta colocarla a cuatro patas apoyada en sus manos. Se dio cuenta que Jonás había decidido entrar en acción y se había desnudado completamente mientras los dos sementales se habían dado placer con su boca y su cara.

  • ¿Sabéis lo que es un spit roast?

Paolo y Andrés se rieron. En su línea de trabajo sabían lo que era. Mientras se desnudaban miraron como Jonás bajaba el tanga de Laura y lo deslizaba por sus piernas para descartarlo. Bruscamente, sin preámbulos, Jonás entró en el húmedo coño de Laura y empezó a follarsela por detrás. Ella gimió con el placer familiar de la enorme polla de Jonás y sintió como el placer se volvía insostenible dentro de ella. Laura era una squirter natural y pronto empezó gritar. Jonás salió de ella un momento para ver como sus fluidos explotaban en un torrente caliente, para inmediatamente volver a joderla en largas y profundas embestidas, el sonido de piel y piel y de chapoteo inundando la habitación. Laura volvió a correrse inmediatamente sin que Jonás la dejara libre y su corrida salpicó por todos lados.

Andrés y Paolo animaban mientras Jonás seguía inmisericorde llamándola guarra y puta de grandes tetas. Colocaron sus pollas frente a su cara y volvieron a turnarse para que estuviera repletas por ambos extremos. Laura, obediente,aceptó a cada uno de ellos en su boca y Jonás seguía destrozando su coño a lo perrito, azotando su culo cada vez más fuerte. En varios momento, Laura consiguió extender su boca lo suficiente para que las puntas de Andrés y Paolo coincidieran en su boca, los dos enormes penes rozando y luchando por la posición. Después de unos minutos, los tres hombres empezaron a turnarse y Laura empezó a encadenar orgasmos de diferente intensidad.

Mientras cada uno de ellos iba disfrutando de su cálido coñito, sus enormes tetas, aún atrapadas en el sujetador de encaje, se bamboleaban y agitaban al ritmo de la follada. Los tres sementales aprovecharon cada oportunidad para magrearselas sin ningún miramiento. Entonces, Paolo, quien estaba follándosela en ese momento, la agarró de los brazos y sujetándolos en la espalda con una mano, tiró de ella hacia arriba, aún con su polla dentro, de tal manera que se puso derecha sobre sus rodillas. Con su mano libre, tiró del collar de encaje para que arqueara la espalda. Sus enormes tetas se levantaron obscenamente y Andrés empezó a darle palmadas en los pechos, moviéndolas arriba y abajo dentro del sujetador. Mientras botaban y entre gemidos, sus tres amantes le seguían gritando guarradas, alabando sus enormes tetas y recordándole lo puta que era. Laura se bañó en el abuso, en la pura lujuria y depravación para volver a correrse una vez más.

Jonás rompió el broche frontal del sujetador y esas dos maravillas se liberaron de golpe, rojas e hinchadas por los golpes que habían recibido. Jonas admiró un momento la cara de pura satisfacción de Laura totalmente brillante por el sudor.

  • Llevemos a esta guarra al dormitorio.- Y con eso, Paolo se desenganchó y con un movimiento de su brazo se la echó al hombro con sus pechos colgando hacia abajo. Subió la escaleras y ella miró divertida como Jonás y Andrés la seguían. Siempre le hacía gracia ver a un hombre andando con la polla totalmente enhiesta.

En la habitación, Paolo la arrojó a la cama. No tuvo un respiro porque Jonás la hizo bajar de nuevo al suelo y ponerse de otras de vez de rodillas. Le acarició el pelo empapado de sudor y le preguntó si quería comerse esos culos. Ella asintió obediente. Los tres hombres le dieron la espalda y se apoyaron en el borde de la cama. Abrieron las piernas para mostrar sus anos. Laura se acercó todavía en sus rodillas y con las dos manos abrió las nalgas de Andrés que estaba en el extremo izquierdo. También se depilaba y comprobó con cierto alivio que estaba limpio. Empezó a lamer la zona del perineo, llegando a la base de sus testículos. Estaba salado por el sudor pero el sabor ocre no le disgustó. Poco a poco empezó a rodear con su lengua la entrada para después hacer una lanza con su lengua y penetrarla lo más profundo posible. Andrés levantó la cabeza y se estremeció. Su polla se endureció aún más. Esa tía era increíble. Sintió una sensación de vacío cuando pasó a Jonás que estaba en medio de los tres. Laura hizo dos recorridos completos donde saboreó aquellos traseros mientras ellos se masturbaban.

Paolo se incorporó y la hizo tumbarse boca arriba en la cama. Su cuello quedaba justo en el borde de la cama y tenía que hacer un esfuerzo para levantarla.

  • Quiero follarme sus tetas.- Paolo miró a Andrés con complicidad.

Los dos se subieron la cama y la cabalgaron a la altura del pecho con las rodillas a ambos lados de su cuerpo pero uno de cara al otro.. Paolo juntó sus pechos en un invitador valle donde los dos empujaron sus excitadas y duras pollas. Jonás se acercó y vertió una generosa cantidad de lubricante que había dejado y que se mezcló con el sudor de los tres cuerpos. Sin la fricción, Paolo y Andrés pudieron mover las caderas más rápido. Los dos se estaban dando placer con las carne de sus pechos, que enviaban maravillosas sensaciones a la cabeza de Laura, y frotando sus propias pollas. Las manos de Laura bajaron a su entrepierna y jugaron con su clítoris. Siempre le excitaba un poco de acción bi con ella enmedio. Deseó que los dos jóvenes se besaran pero no parecían tan cómodos como para eso. Levantó la cabeza dolorosamente pero solo podía ver el culo de Andrés bombeando entre sus pechos.

  • Relaja el cuello, putita. Deja que tu cabeza cuelgue.

Laura hizo caso a Jonás y dejó caer la cabeza por el borde del colchón. Desde esa posición veía a su maduro amante acariciarse el rabo mirando el espectáculo. Sabía lo que quería así que abrió su boca todo lo que pudo. Jonás acercó la punta de su miembro. Laura acogió el capullo e hizo un húmedo sello con sus labios. Jonás empujó y sus centímetros fueron invadiendo su boca. Se masturbaba con su lengua, entrando y saliendo, y Laura solo podía succionar fuerte cuando solo la cabeza estaba dentro. Paolo y Andrés seguían con su doble cubana y se alternaban para sostener sus tetas y pellizcar sus pezones, totalmente inflamados y en punta. El capullo de Jonás rozó la garganta y Laura tomó aliento preparándose para la garganta profunda.

Jonás puso sus manos a ambos lados de la cabeza y dobló un poco las rodillas y alineó la posición. En la siguiente embestida, penetró su garganta. Laura se ahogaba en su saliva y sonidos guturales de arcadas salieron de su garganta. Jonás se retiró, arrastrando con él un grueso goterón de saliva. El resto se desparramó por la cara invertida de Laura. Miró inquisitivo a Laura pero ella le susurró otra vez con la voz más lasciva que era capaz.

Jonás metió enseguida su miembro otra vez y llegó ahora más profundo. Paolo y Andrés se habían retirado y sentado en la cama a ambos lados de ella mirando el espectáculo. Cada uno cogió una de sus muñecas y guiaron sus manos hasta sus pollas. Ella se excitó más, ver pajearse o hacerlo ella misma la llevaba al límite. Notaba las venas y el calor por medio de sus palmas. Las bombeó. Andrés se inclinó sobre el mismo y su lengua jugó con su clítoris. Laura movió las caderas a ciegas. Notó como tres de sus dedos hurgaban en su húmedo interior y encontraban el nudo de nervios en su vágina. El placer se multiplicó y en pocos segundos su vágina inundó la boca de Andrés que saboreó el caliente y dulce néctar. Pero no se retiró y siguió acompañándola hasta nuevos orgasmos.

Jonás seguía llenando su boca y veía sus huevos moviéndose en círculos frente a sus ojos. Entraba en su garganta todo lo que podía y salía para dejarla respirar. Su cara era un desastre de saliva, maquillaje arruinado y sudor. Jonás notó que estaba al límite así que paró y le levantó la cabeza para hacer contacto visual..

  • ¿Estás lista para lo que tu amo quiere de ti?

Laura asintió.

  • ¿Mi amo y sus invitados van a follarme por todos mis agujeros?

  • Buena chica.

Paolo se tumbó en la cama con su hermoso rabo mirando hacia arriba. Se aplicó un poco más de lubricante y Jonás hizo lo mismo con el culo de Laura mientras dos de sus dedos la preparaban. Dándole la espalda, Laura se sentó sobre ese miembro. Dobló las rodillas y extendió los brazos hacia atrás para apoyar las manos y estabilizarse. La polla empezó a penetrar su ano.Sintió un momento de dolor que pronto dio lugar al placer. Según se acomodaba, Paolo la sujetó por las nalgas para controlar su descenso despacio hasta sintió como se sentaba en sus huevos. La levantó hasta que casi estaba fuera y volvió a hacerla bajar. Fue aumentando en intensidad según su interior se dilataba.

Andrés se puso de rodillas a horcajadas sobre una de las piernas de Paolo. Cogió una de las piernas de Laura y la apoyó en su hombro. Su coño quedaba totalmente expuesto. Un escalofrío la recorrió cuando la segunda polla la invadió. No era la primera vez que experimentaba una doble penetración pero nunca con esos tamaños. Sentía que iba a reventar de placer. Inclinó la cabeza para ver como ese monstruo desaparecía dentro de ellas. Los dos se movieron, frotando sus miembros en su interior, solo separados por la membrana que separaba sus canales. Acostumbrados por su trabajo al sexo en grupo, trabajaron en equipo para compartir su coño y su culo.

Jonás se subió a la cama y acercó su polla a su cara. Ella la giró y comenzó a chupársela. De reojo se miró en el espejo de la habitación donde pudo verse con todos sus agujeros llenos por tres enormes pollas. Airtight decían en las pelis porno que le encantaban. Oleadas de placer recorrían su cuerpo. Sus tetas se movían libres y Andrés las acarició, delicadamente esta vez sin la violencia que había contratado el cliente. Pensó extrañado que podía enamorarse de esa tía que le miraba de reojo con la mejilla deformada por la polla de un tío que había pagado porque Paolo y él la humillasen sexualmente.

Los tres hombres empezaron a rotar en las posiciones. En un momento, Jonás estaba en su coño con ella encima y de cara a él. Paolo sobre la cama frotaba en la cara de Laura su miembro reluciente de fluidos y Andrés destrozaba literalmente su culo. Estaba fascinada con ese trozo de carne. Laura sentía que moriría por dar placer a esa larga maravilla.

Después de lo que podían haber sido 20 minutos o una hora, no estaba seguro, Jonás sabía que no podía aguantar mucho más. Los dos putos parecían poder aguantar horas, pero sabía también que Laura no aguantaría mucho más ese tratamiento.

  • Poned a la puta de rodillas.

Paolo y Andrés se separaron de ella y no por primera vez esa noche, Laura se encontró rodeada de tres pollas enormes. Los tres se pajeaban rápidamente mientras la miraban. Laura miró hipnotizada los huevos de Andrés. Todo en aquel tío era hermoso pensó. Se inclinó y se los lamió mientras el seguía bombeando. Los recorría con la lengua para meterse uno en la boca y chuparlo. Los ojos de los dos se encontraron a través del movimiento de la mano de Andrés. El hechizo se rompió cuando Jonás empezó a gruñir y agarrandola del pelo hizo que volviera al centro del círculo de carne.

  • Correos en su cara. Quiero verlo.

Laura volvió la cara hacia arriba y se relamió los labios mirandoles con lascivia. Un torrente de semén voló de la polla de Paolo hacia ella. Laura se giró hacia él, mordiéndose el labio. Los chorros la alcanzaron en la frente, nariz, mejillas y labios cubriendo toda su cara. Eso pudo con Andrés y Jonás. Dando un paso adelante se unieron a Paolo en correrse sobre Laura. Sus corridas se dispararon sin objetivo salpicando en sus enormes tetas, su pelo y aún más en su cara, de donde goteó de su barbilla y en su escote.

Ella se rió. - Joder, chicos, lo necesitabais.

Jonás le dio una toalla. Sabía que había cumplido y que necesitaba un merecido descanso. Se despidió de los jóvenes y fue al baño para darse una larga ducha. Cuando salió Jonás estaba en la cama y no había ni rastro de los dos escorts. Laura se acostó y se abrazó exhausta a Jonás quien la besó en la frente antes de ir a ducharse él también. Mientras le esperaba no podía dejar de pensar en Andrés.