Diario de un cornudo VIAJE
Por motivo de trabajo, tengo que ir a una ciudad más grande que la nuestra y le propongo a mi esposa, que se venga conmigo
El banco me comunica que tengo que hacer un viaje a la central, me toca hacer una especie de reciclaje. No me dan opción y tampoco me viene mal. Lo primero que hago cuando me lo comunican es buscar lugares donde haya sitios de nuestro ambiente. Hay más de los que pensaba y al final elijo tres, que me parecen los más adecuados, por lo menos por las redes. A continuación hablo con Alicia que ya llevamos tiempo sin darnos un buen homenaje y sé que tiene que estar como estoy yo, deseando darle marcha a nuestros cuerpos. En cuanto le dije de venirse conmigo esos días, como siempre que me iba de viaje le daba un poco de pereza. Por eso antes le había mandado un correo con los tres sitios elegidos. Le dije que lo abriera si estaba sola y ella sabía que era un correo solo para sus ojos. Lo abrió -creo que es hora de que te acompañe a un viaje y ya que te pones así, venga vale, te acompaño. Pásame los días que tengo que pedir unos días “moscosos” de los días que tienen los funcionarios para cogérselos libres.
Ese día me vino a buscar al banco, en vez de comer, nos fuimos a comer unas tapas y luego me llevó a comprarse algo para el viaje, porque decía que tenía que comprar algo que fuera especial, único, que volviera loco a quien mirara y me decía que para eso necesitaba a su marido morboso y cornudo. Me gustaba cuando se ponía cachonda, porque cambiaba su forma de hablar, lo hacía más sucio y a quien no le gusta que su esposa le hable sucio. Fuimos a una tienda que tiene todo tipo de ropa de mujer y de todos los precios. Cogió varios conjuntos y se fue al probador. Unos los desecho nada más ponérselos y sin decirme nada y otros me fue preguntando. Había dos que eran para follársela donde la pillaran y un tercero que me decía que me saliera que ahora vería. Efectivamente, era un vestido negro. Que no se podía llevar sujetador, con un escote delantero de morirse y la espalda prácticamente al aire. Le llegaba a mitad de los muslos y con vuelo. Nos llevamos los tres y la boca se me hacía agua. Fue sincera y me dijo que había estado tentada de llamar en ese mismo momento a Alejandro de lo cachonda que se había puesto, pero queríamos dar un escarmiento a Alejandro. Si lo hubiera hecho tampoco me hubiera importado, llevábamos mucho sin hacer nada.
El hotel en el que nos hospedamos era un buen hotel y en un buen sitio. Mi primer día de trabajo fue más largo de lo esperado porque salimos a las seis de la tarde. Alicia ya sabía que lo mismo tenía que comer sola y lo hizo en el hotel después de haber comprado unos regalos para llevar. Durante toda la mañana me mandaba wasap diciéndome cosas picantes y a la hora de comer que unos italianos la estaban “acosando” que lo mismo tendría que tranquilizarlos. Podía ser verdad o no, porque llevaba toda la mañana provocándome. Al llegar a la habitación estaba con un albornoz y pintándose las uñas de los pies.
-A que pensabas que lo mismo estaba con un italiano?
-No lo pensaba, porque no es lo que tenemos acordado y eres muy cumplidora y porque ya me hubieras mandado un selfi provocando, que eres muy puta cuando estás cachonda.
-Que bien me conoces “cornuto” mío.
-Y eso?
-Que no es broma que he estado con unos italianos que están hospedados aquí también, muy majos y muy “cariñosos” que me querían enredar. Ya puede ser bueno el sitio de esta noche que si no, ya veremos.
Entre los dos habíamos elegido el primer lugar donde ir y si no nos gustaba de entrada, nos iríamos al siguiente de la lista. Cuando estamos fuera o cuando salimos por la noche, somos más de picar que de lo que se dice cenar. Nos recomendaron una zona de tapeo y nos fuimos para allá. Alicia se había puesto el vestido negro que era de romper vergas. No quería salir de esa manera a la calle y ya lo había previsto, porque se colocó una chaqueta de punto que le llegaba más abajo del vestido. En el primer sitio que entramos para tomar unas tapas, estaba abarrotado, la mayoría de los que habían eran más jóvenes que nosotros, Alicia cuando llegamos a un extremo, me decía al oído que no sabía cuántas manos le habían tocado el culo. Decidimos que en vez de ir a algún sitio más a tomar tapas, solo iríamos a ese. No tomamos mucho alcohol, lo justo para pasar las tapas. Salimos y tomamos un taxi, al darle la dirección el taxista esbozo una sonrisa.
Nos recibieron dos chicas jóvenes, una demasiado joven o tenía pinta de niña. Nos pusieron al tanto del funcionamiento y la más joven Irene, fue la que nos enseñó el local. Alicia respiro porque lo principal, estaba muy limpio, era un sitio moderno, lo único que había poca gente. Salvo en una zona reservada para chicos solos, que había cerca de siete, el primer ojo que eche. En la barra había dos camareros, uno moreno mayor que nosotros y un chico joven de 28 años y con la cabeza afeitada, piel morena y buenos músculos. En cuanto nos pusimos en la barra quiso venir él a atendernos. Vi a Alicia y supe que le gustaba, cuando la saludo le dio los besos muy cerca de la boca y Alicia sé que se puso cachonda. Nos decían que era muy temprano, que la gente llegaba como una hora después. No quise decirle que no íbamos buscando parejas, no tenía porqué saberlo, el chico era Gonzalo. Alicia no quiso quitarse la chaqueta, me dijo al oído que quería ver lo que causaba cuando se la quitara. Pasó la hora que dijeron y poca actividad se vio, llegaron cinco parejas y eran habituales, se palpaba y las mujeres le hacían ojitos a Gonzalo, que admitía bromas pero se notaba que pasaba de ella y que tenía algo con su compañera Irene.
Cerraban una hora y media antes del horario, ya no dejaban entrar a nadie y los chicos solos que había no me hacían palpitar. De las parejas que había, dos de los hombres eran majos. No llegaban a 40 años y uno tenía una cara de golfo que no se aguantaba, aunque menos que el camarero. Alicia al final se quitó la chaqueta y todos los ojos fueron para ella. A Gonzalo solo le faltó meter su cabeza entre su tetamen. La noche empezaba a ponerse bien. Se fue al aseo y el golfo fue detrás de ella, con disimulo pero detrás. Tres minutos después fui yo. Vi a mi esposa sentada junto a las taquillas en un taburete bajo, abierta de piernas y el otro comiéndole el coño. Paro y le decía que quería follársela y ella decía seria, que tenía que estar su marido o sea yo. Como se puso pesado se metió en el aseo y dio un portazo. Regrese rápido a la barra y detrás venía el golfo con cara de tener un calentón. En cuanto llegó Alicia le pregunté porque había tardado tanto y a su manera me contó lo que había pasado y que quería follársela pero ella pasó. -Me ha dejado con un buen calentón y no le he dejado follarme porque si usa mal la lengua, es que no sabe follar- teoría de Alicia.
Quien se arrimó más a nosotros fue Gonzalo. Que se quedaba solo en la barra y el otro camarero y la otra chica se iban al haber poco público. Visto lo visto pensaba en que nos fuéramos mejor, porque al día siguiente yo seguía con el trabajo. Alicia quiso esperar y el tonteo con Gonzalo era máximo. Estábamos sentados en la barra y Gonzalo se salió de la barra, sentándose cerca de nosotros con Irene. Insistí una vez más a mi esposa en irnos y me pidió que esperásemos un poquito más, que no sabía lo que era un poquito. En uno de los reservados surgió algún problema y salió un hombre, Irene entró con él y en ese momento, Gonzalo le hace una seña a Alicia para que se acerque, le planta un morreo de cine y le mete la mano por delante, hasta lo veo yo y eso que Alicia me da la espalda. Aparece Irene, me quedo expectante, él le dice algo a Alicia y se viene conmigo. Le pregunto en parte alucinado, -¿y este numerito? ¿qué es lo que te ha dicho?- la conozco, se me engancho con un brazo al cuello y me acarició la nuca, -que quiere follarme y me ha dicho porque no nos esperamos a que se marchen todos, que queda poco, que cuando salgan los del reservado finiquita la noche- y me pregunto que me parecía, no conteste nada, me dio un beso y me dijo que gracias. Se giró y le dijo que si con la cabeza.
Nos quedamos solos Irene, Gonzalo, Alicia y yo. Irene al lado de nosotros parecía una niña pequeña. Gonzalo acompañó a la última pareja y cerró la puerta. Se metió detrás de la barra y sirvió bebida para todos. No dejo de decirle cosas agradables a Alicia y cuando me quise dar cuenta, Irene tenía su mano metida entre las piernas de mi mujer. Que no decía nada, ni tampoco lo impedía. Estábamos sentados en unos taburetes y Alicia se levantó, lo mismo hizo Irene y en cuanto Alicia se empezó a morrear con Gonzalo, Irene se puso a saco con mi esposa. Se agachó y metió la cabeza por detrás de mi mujer. Hasta que después de un buen rato salió para decirle a Gonzalo, -la zorrita esta, esta mas que preparada- Gonzalo dio la vuelta a la barra y nos hicieron acompañarlos. Nos llevaron a la sala de sado. Nos desnudamos todos, las diferencias, Alicia tenía mas tetas y cuerpo que la chica joven, que tenía tetas más pequeñas y un culo con muy buena forma pero pequeño. El coño lo tenía sin un pelo. Alicia llevaba lo que decíamos un mostacho. Gonzalo tenía la verga mas grande que la mía, lo llamativo era su grosor. A Alicia la ataron en lo que llamaban la cruceta, que era una madera en forma de X en una pared. Pies abiertos como 35º y los brazos igual, pero en alto. A mí me ataron en contra de mi voluntad en un potro con un agujero para la verga, boca abajo. Me estaban entrando todas las dudas.
Los dos se dedicaron a mi esposa. La chica se agachaba y le comía el coño, consiguiendo unos buenos gritos de mi esposa. Él le dejaba caer en los pezones gotas de cera caliente y ella en vez de quejarse, protestar estaba como loca por el placer que debía estar sintiendo. Cuando yo veía que estaba a punto de correrse, la dejaban tranquila para su cabreo. La soltaron, le pusieron las manos atadas a la espalda, no de forma exagerada, dejaron cierto movimiento. Irene se tumbó en un sillón con una forma bastante rara, como con una curva y se quedó media abierta de piernas. Gonzalo se puso a azotar el culo y lo que no era el culo de mi esposa. Hasta que la doblegó, la empujo hacia su chica y me quedé pasmado, vi como mi esposa se comía el coño de la chica joven. Gonzalo una vez que mi esposa inició el cunnilingus se puso a follársela, Alicia se corrió de inmediato, pero él no paró. No pude contar la cantidad de orgasmos pero fueron varios y el Gonzalo era un portento, porque saco su verga y el condón estaba limpio, no se había corrido. Soltó a mi esposa y vinieron hacia mí. Algo le dijeron a Alicia en el oído, que se le puso una sonrisa preocupante, pero para mí, porque su cara de guarra se le acentuó y mucho.
Entre la chica y mi esposa se pusieron a jugar con mi culo y con mi verga. Alicia metía su mano y me tocaba la verga que esta dura, la muchacha, me penetraba con un dedo con algo gelatinoso. Metió un dedo mas, me lo estaba lubricando y en cuanto proteste, mi esposa apretando mi verga, -a callar, que hoy vamos a ser más libres los dos, nos vamos a quitar los tabúes de mierda que tenemos- no sabía muy bien qué quería decir y me dejo de preocupar, cuando sentí su boca en mi verga. Justo el momento en el que la chica joven, me penetró con algo frío que no eran sus dedos. Me empezaba a gustar la sensación, me follaba el culo delicadamente y cuando mejor estaba, el mamón de Gonzalo me colocaba su verga en mi boca, al final me deje y le comí la verga. El tío dio varios gemidos, lo que alerto a mi esposa que se levantó y se quedó mirando, me decía tiernamente al oído, -uuummmmm, la cantidad de vergas que te vas a comer y cuantas te van a dar por culo, lo vamos a pasar muy bien- me corrí sin que me tocaran mi verga, solo con lo que me hacía Irene y con lo que me decía Alicia. Ahora Alicia se puso ella a comérsela a Gonzalo hasta que le hizo venirse en su boca. Me desataron y la verdad, había sido una experiencia rara pero satisfactoria, no lo voy a negar. Fuimos a tomar otra copa y Gonzalo me decía, -es una pena no haber sabido esto, porque hubiera avisado a unos amigos, porque a tu mujer no le valen con dos pollas, tu mujer es de la de darse atracones de polla- hace un tiempo al oír eso hubiera dicho que era una exageración además de mosquearme, pero ahora sé que es verdad. Tanto que hasta mi esposa lo dejó claro diciendo, -eso tiene solución viniendo otro día- se reían al oírla y Gonzalo le dio el móvil por si nos animábamos.
Regresamos al hotel en taxi y dentro, Alicia me provocaba con todas sus armas y me decía al oído, que en cuanto llegáramos a nuestra casa, había que comprar juguetitos para mi culito. Una vez en nuestra habitación follamos como si lleváramos sin hacerlo años. Me levante y la deje durmiendo y yo estaba como si me hubieran dado una paliza. Pase toda la mañana medio dormido, me costó un gran esfuerzo no dormirme. Como se notó mucho, lo achaque todo a un dolor de muelas y coló. Alicia me llenó de mensajes el móvil, todos relacionados con los dichosos italianos, que la “acosaban” y que ya no sabía qué hacer, estuve a punto de decirle pues fóllatelos, pensando que era algo que me decía para ponerme cachondo, pero me eche para atrás, por si era verdad, porque si lo era y le decía eso, se los follaría. Por lo de mi supuesto dolor de muelas, el que dirigía todo el cotarro me dijo que me fuera a descansar y me dio la dirección de un dentista por si no se me pasaba. Avise a Alicia, para que supiera qué comeremos juntos. Subí a la habitación y me puse más cómodo. Íbamos a comer en el restaurante del hotel.
Antes de bajar me llamaron desde mi trabajo que había surgido una incidencia con un cliente de los míos. Encendí el portátil y antes de nada le dije a Alicia que si quería fuese bajando que ahora lo hacía yo, para que no estuviese esperando tontamente. Todo me llevó 23 minutos exactos. El hotel tenía un bar-pub, una pizzería y un restaurante. Alicia me tenía que estar esperando en el bar y no estaba, lo siguiente que pensé fue que había ido al restaurante, porque no me van las pizzerías. En el restaurante tampoco estaban y uno de la recepción con cara de “burla” me indico que mi mujer estaba en la pizzería, en ese momento no sabía a qué era debido esa cara. Nada más entrar entendí la cara del de la recepción. Alicia estaba en una mesa con cinco jóvenes, lo único que me vino a la cabeza, que menos mal que había bajado con una ropa muy discreta. Desde el primer momento a los chicos les vi muy salidos. Todos trataban de agradar a mi esposa y ella se dejaba querer, no era que estuvieran haciendo nada malo, pero si llamativo. Estaban entre los 18 y los 26 años. Todos eran familia o eso decían, el grado no lo sé y estaban en España en plan despedida de soltero. Alicia me los presentó y ahora ellos trataban de convencerme para que comiéramos todos juntos.
Si decía si, podía acabar de cualquier manera y sin haber hablado antes con mi esposa y si decía no, podíamos perdernos un momento muy bueno. Dije que me gustaba mas el restaurante y Alicia no se lo pensó, se levantó de forma automática y se vino conmigo, los chicos y en concreto el que mas hablaba español, se ofrecían a invitarnos a un café después de comer, conteste que a lo mejor. No me hacia falta preguntarle a Alicia como estaba, porque sabia que estaba cachonda como una perra en celo.
-Te parece bien alterar las hormonas de esos chavales?
-Jaja no sé porque lo dices.
-Eres incorregible.
-No he sido yo, que han sido ellos, que me han visto y han venido al ataque, que son muy graciosos y no me digas que no.
-Y tu que no eres mala, los has terminado de poner cachondos como burros.
-Jaja pues según he entendido, hay dos que la deben de tener como un burro jaja.
-Te conozco y hasta para ti cinco son muchos. Mejor lo olvidamos.
-Que no he dicho nada y no serian cinco, que dos son homosexuales.
-De todas maneras, salvo que tuvieras pensado algo.
-No, no, Noooo. Que los que no son del otro “bando” son los dos mayores y los tres que no, son de 18 y 19. Muy jovencitos.
-Pues comamos tranquilos.
Su forma de decirme que no, no era de forma convincente. Algo de duda guardaba. En el postre me lanzo un -pero es que son monísimos- me aguante la risa y no dije nada, no hice ningún comentario. Alicia me decía que porque no tomar ese café con ellos y enfatizaba, que solo un café. No me pareció mal, pero no le dije nada. Tomaríamos un café y luego nos pegaríamos un polvazo a costa de ellos. Fuimos a tomar el café y allí estaban en el pub esperando. Porque estaban esperando. Eran jóvenes pero muy decididos, porque en el momento que me despiste la sentaron entre los jóvenes. Nos trajeron nuestros cafés y los dos mayores se fueron. Lo tenían muy estudiado, los que estaban mas próximos a ella hablaban con Alicia y el que se quedo junto a mí, que era el que hablaba mejor el español, me distraía y se creía que no me daba cuenta. Los deje, hice que no me daba cuenta, porque quería ver la reacción de mi esposa y porque me estaba poniendo cachondo. El polvo iba a ser mucho mejor. La cara de Alicia era de no aguantar mas y no em equivoque, porque sin ninguna seña, sin ningún gesto se levantó diciendo que estaba cansada. Me levante rápido y abandonamos el pub, mientras me decía antes de que la preguntara, -si estoy cinco minutos mas me los follo ahí mismo. Son unos jóvenes muy descarados, me han estado sobando y no veas como me han puesto, vamos a la habitación y ya puedes darme una buena siesta y esta noche salimos- verla así me pone muy cachondo, por eso estando en los ascensores le dije que se me había quedado el móvil. No quiso acompañarme y me dijo que no tardara. Al llegar a donde los chicos, que no se me había olvidado el móvil, les dije si les apetecía subir a la habitación, se levantaron en seguida y les dije que tranquilos, que subieran a la habitación 504 en quince minutos.
Entre un momento en el baño y al salir, Alicia estaba completamente desnuda, estaba tocándose y me decía abriendo las piernas, -mira como me han puesto esos críos, ahora a rematar la faena- me puse a acariciarle y ella quería que me desnudase y sexo oral. Puse la excusa de que había pedido una botella de champan y tenían que estar a punto de traerla. Ella maldijo y me dijo -bueno da igual, ves dándome un adelanto- era verdad el coño lo tenia chorreando. Era pasar la pinta de la lengua y se retorcía en la cama, quería correrse ya, no quería esperar y yo no quería que se corriera. Desde la cama no se veía la puerta, mejor para la sorpresa. Sonaron dos golpes suaves en la puerta y fui a abrir. Allí estaban los tres y que casualidad traían una botella de champan y una típica de Italia. Hice que se quedaran en la entrada sin que ella los viera y lleve el champan. Le dije de tomar una copa y me contesto que pasaba, que ahora quería otra cosa, entonces le dije -pasas de esto también?- y les hice una señal para que pasaran. Con una cara de puta que era notable respondió -que voy a hacer contigo, mira que le has cogido vicio a los cuernos, os sobra la ropa y estoy ardiendo, quien es el primero?- hubo uno que en dos veces se desnudó, el mas rápido y Alicia lo vio como lo vi yo, estaba muy bien dotado e iba lanzado a meter, Alicia lo paro y el dijo que primero usara su lengua, no hubo problemas el muchacho se pego al coño y antes de que estuviéramos todos desnudos Alicia se corrió.
Eran muy jóvenes pero sabían lo que se hacían, le comían las tetas, le comían el coño, la ponían otra vez “atacada” y ya reclamaba que la follaran. Los insultaba pero no debían de enterarse mucho y ellos le decían cosas que se nos escapaba el significado. Lograron que se corriera varias veces. Ella hasta ese momento no hizo mas que correrse. Mando a uno tumbarse, al que la tenia mas grande, lo monto dejando escapar gemidos mientras la verga le entraba toda. Luego a otro que la tenia también muy bien le dijo que la follara el culo, pero con calma y al tercero que no es que no estuviera bien dotado, lo único que menos que esos dos, pero mas que yo, le mando ponerse en el cabecero de la cama de pie. Que bien se sincronizaron y como la follaban. No quise intervenir, me senté a hacerme varias pajas, que jamás me hice tantas, me corría se me bajaba y al rato estaba otra vez empalmado. Los tres jóvenes no tenían suficiente, la estuvieron follando hasta la noche. Cuantas veces nos corrimos cada uno? Imposible de saber, lo único que sabia que las dos ultimas corridas mías, lo que echaba era un poquito de liquido nada mas, estaba vacío. Se marcharon y le dije a Alicia de ir a cenar algo y ella casi sin poder hablar me contesto, -déjame descansar un poco, baja tú a cenar algo, que yo ya he tomado toda la leche que tenia que tomar, me avisas cuando subas y salimos a tomar algo-
Me parecía increíble que después de ese hartón a follar tuviera más ganas. Para que durmiera un poco, cene fuera del hotel, en un sitio cercano, a un pequeño paseo. Trate de despertarla y no había manera, me decía que la dejara dormir. Por la mañana cuando me fui, seguía dormida profundamente. A las doce y algo me mando un wasap, -mas de 14 horas durmiendo, ni me he enterado cuando te has ido, me voy a dar un baño, GRACIAS, TE QUIERO- . Como esa iba a ser nuestra ultima noche, le pregunte si quería celebrarlo a lo grande y me contesto que por ella ya había estado bien.