Diario de un cornudo – 2ª VEZ

La primera vez quedaron cosas pendientes y queríamos saber si de verdad estábamos preparados o simplemente fue una debilidad

La primera vez los dos sabíamos que no habíamos dado todo lo que podíamos dar, no por falta de ganas o de motivación, fue porque era nuestra primera vez y aseguró que aunque lo pasamos bien, no fue tan fácil como pudiera parecer. Estuvimos dos semanas follando como conejos, como en los principios de nuestra relación. Alicia cada día estaba más enloquecida pero yo no le andaba a la zaga. Habíamos vuelto a quedar con Alejandro, había nervios en nosotros dos, pero distintos a los de la primera vez. Durante esas dos semanas, era hablarle a Alicia de Alejandro y se mojaba al instante y eso me llevaba a que mi verga estuviera todo el día en primer tiempo de saludo. Los últimos días de la semana estábamos más sensibles, en lo que respecta a la excitación. Deseábamos que llegara el sábado. Alicia había estado wasapeando con Alejandro y hablando, no quería saber lo que hablaban, me valía saber lo cachonda que estaba Alicia y cómo lo pasábamos por la noche y porque me decía que iba a tener sorpresas.

El sábado me lleve a nuestros hijos a casa de mis padres y comería con ellos, porque así lo quería Alicia, para poder relajarse. A mitad de la tarde llegué a mi casa. No había ninguna luz encendida y solo se oía una música suave, lejana. El corazón se aceleró, porque pensé que se lo había traído a casa, pero no, estaba en el baño con velas y música relajante. En una banqueta y sobre el mueble del lavabo, había utensilios para la depilación, pinzas, etc. se había arreglado y cuando me vio me sonrió y me dijo que ya era hora. Me pidió que le acercara la toalla y la ayude para colocársela y vi que su chocho estaba sin arreglar. Mirándome mientras se secaba me decía -llévate todo a la habitación que me lo tienes que arreglar para nuestro torito- otra vez que me empalme. Se tumbó en la cama encima de la toalla y me tocaba arreglar su chochito para otro lo que me ponía eso y como me ponía. A ella también porque le empezaba a brillar el chochito y no me quedó más remedio que preguntarle qué le pasaba, sonriéndome con mucho amor -quien me iba a decir, que mi marido me prepararía el chochito para otro y que encima le iba a poner como te estas poniendo, ¿te molesta?- y no pensaba mentir, habíamos acordado no guardarnos nada en la recamara y si ella era sincera preguntando -no me molesta todo lo contrario, no sé a ti, a mí me pone cachondo- Alicia suspiró se echó a reír para decirme -pues como a mí, contra más predisposición pones, mas cachonda me pongo, me vuelve loca que te guste ser mi cornudo particular, como TE QUIERO MI AMOR-

Esa pequeña conversación me puso más cachondo y empecé a acariciar su chocho y rápido me quito la mano, me dijo que hasta esta noche nada y no me dejo. Cenamos poca cosa en nuestra casa y Alicia se fue a arreglar para salir, yo ya lo estaba, me quedé sentado en el salón viendo la tele. Al verla se me salieron los ojos, se había puesto una ropa que conocía de sobra y que sabía que me ponía cardiaco, falda de cuero negra, bastante corta, medias negras, que incluso estando de pie, al mínimo movimiento se veía el dibujo del borde de la media, camisa blanca con tres botones desabrochados que dejaban ver el impresionante canalillo y melena de tigresa, acompañado todo de un maquillaje perfecto y de unos zapatos con tacones altos. Me acerque a ella y se había puesto un perfume que me volvía loco. Quise meterle mano y no se dejó, quería saber que ropa interior se había puesto y ni me dejo verla y no me dio una pista. Esta vez la copa íbamos a tomarla a un sitio que nos había dicho él. Mientras conducía no me aguante y metí mi mano entre sus piernas, tenía unas bragas minúsculas y húmedas. En un semáforo y quedando poco para llegar me sorprendió su pregunta -¿ya estás en tu disposición de cornudo?- y como no le contestaba me apretó mi paquete hasta que dije que sí.

El lugar elegido por Alejandro estaba lejos y no habíamos ido nunca. Estaba todo bastante oscuro y con mucho bullicio. Era para gente más joven que nosotros. Poco tardaron nuestros ojos en hacerse a la oscuridad y Alejandro nos hacía señas. No se cortó le pego un besazo en la boca a mi esposa y a mí un apretón de manos. Alicia tampoco se cortó devolviéndole ese besazo, no tuvo apuros. Alejandro tomó “posesión” y abrazó a Alicia que se dejaba. Hablábamos entre los tres y Alicia le pasaba la palma de la mano por su paquete, se dio cuenta de que la miraba insistentemente, para que se cortara un poco, -no me mires así, que parece que me perdonas la vida, aquí no nos ve nadie y a Alejandro le encanta que le toque- no es que me molestara que me estaba poniendo cachondo, lo mismo era por no ser yo el que controlara la situación. Recordé lo de que había sorpresas y esa sería una de ellas. Más que hacerse cariños entre ellos, me estaban provocando a mí y estaban logrando ponerme muy cachondo. A Alicia que le gusta bailar quería hacerlo y tanto a Alejandro como a mí, no nos iba mucho, pero la animamos a que bailara.

Allí la gente que había bailaba en cualquier sitio, Alicia decidido irse a donde estaba todo el mogollón y rápidamente atrajo las miradas y se le colocaron varios tíos alrededor, tratando de llamar su atención, de todos los que había que eran bastantes, supe de inmediato de que no eran su tipo a excepción de dos y si no iban juntos se conocían de algo. Era un negro gigantesco y un blanco grande de muchas horas de hacer pesas, podía ser incluso que los dos fueran al mismo gimnasio. No me equivoque con mucho disimulo se quedó en medio de los dos, que sin pasarse la acarician levemente. Alicia los puso cachondos seguro y esa media hora o más que bailó con ellos los puso como toros y a ella demasiado cachonda, lo supe cuando regresó a dar un trago y el beso que me soltó, un beso de estar muy cachonda. Alejandro se había puesto muy serio, demasiado para mi gusto. Le recrimino a mi esposa el baile con los dos tíos. Alicia fue tajante -oye no te confundas, aquí el único que me podría decir algo es Pablo, tú no eres nadie y si te parece bien y si no aquí se acaba todo- eso de alguna manera hirió a Alejandro que dijo que se marchaba y aunque intente reconducir la noche no hubo manera por parte de Alejandro. Alicia se había enfadado mucho y nos quedamos bebiendo tranquilos y analizando lo que acaba de suceder.

-Me ha rayado mucho el tío este, no voy a consentir ni podemos consentir cosas como esta.

-Estoy de acuerdo contigo, en nuestras vidas mandamos nosotros.

-Ya me han fastidiado la noche, cuando acabemos de beber nos marchamos.

-Lo que tu digas amor, pero se me ha ocurrido ir a un sitio que hay para parejas liberales. ¿Quieres que vayamos a ver como es, sin estar obligados a hacer nada?

-No sé, sabes que te he dicho más de una vez que me da recelo esos sitios.

-Si no estas convencida no vamos.

Los dos tíos que habían bailado pegados a Alicia no nos quitaban el ojo o no se lo quitaban a ella. No me importaría verlos con ella, pero no los conocíamos de nada y eran dos tíos gigantescos. Supe que el negro le gustaría a Alicia, porque en nuestras fantasías sexuales siempre decía que le gustaría hacérselo con un negro, por lo que se dicen de ellos. Le comente que no dejaban de mirarla y parecía que se había enfriado por la respuesta que me dio -me da igual, que se la pelen, no estoy de mucho humor y me han cortado el rollo- me puse a hablar de cosas del sitio, comentar cosas de la gente, intentando que se olvidara un poco de todo y ver si aceptaba ir al sitio que quería. No lo conseguía, seguía con cara de mala leche y aunque bailo poco, la anime para que saliéramos a bailar y al final aceptó. Bailando se le pasan los enfados o por lo menos los aparca. Vi a los dos de antes bailando y como se acercaban poco a poco pero muy prudentemente, eran muy astutos, se colocaron a una distancia prudencial, un poco separados entre ellos, para que en cualquier movimiento que hiciera Alicia les viera al uno o al otro. No tardaron mucho en conectar entre los tres y se acercaron más y ya interaccionan entre ellos. No lo hacían como la primera vez, eran respetuosos, pero había demasiados gestos y gesticulaciones, nada infantiles, estaban cargados de mucha intencionalidad.

A Alicia le había afectado lo que sucedió con Alejandro, pero parecía que se le iba olvidando y cuando bailando me soltó otro beso, era de estar más cachonda que antes. Pensé dos cosas, que hacer y qué pensarían esos dos tíos de nosotros y sobre todo de mí. Hice un gesto a Alicia y nos fuimos a por una copa a la barra. Quería hablar con ella. Se me adelantó, -¿qué te pasa? ¿en qué piensas?- y fui como siempre sincero, -estos tíos que pensaran de nosotros, que pensaran de mí- se agarró a mi cuello, oí su sonrisa, una sonrisa que me desarma, porque es una sonrisa para embaucar, para seducir y pegada a mi oído, para que solo lo oyera yo, me respondió, -pues pensaran si me podrán follar o no, si mi marido será un buen cornudo o un celoso, si me follaran a escondidas o delante de ti, todo eso estar pensando, ¿no crees? Y de todas maneras, qué más da lo que piensen de nosotros. Pensaran eso que dices tú que es en inglés y que nunca me acuerdo como se dice, ¿cómo es?- sabía que se refería a los términos hotwife o milf y a cuckold. Bebíamos tranquilos y quise ser directo, -y que pasa con esos dos, ¿es que quieres hacértelo con alguno de ellos?- me miró y vi que tenía dudas, pero también deseo, -la verdad que no me importaría hacérmelo con alguno de ellos, pero tengo muchas dudas- y le hice la reflexión que me había hecho a mí mismo, -la verdad es que no los conocemos de nada y me generan dudas- la respuesta que me dio no me la esperaba, me cogió desprevenido pero era una respuesta con mucha coherencia, -ya te he dicho que no lo tengo claro, pero lo que acabas de decir choca con lo de ir a un local de parejas o es que allí conocemos a alguien, en el caso de querer hacer algo-

Tenía toda la razón, me había dejado sin argumentos. Me tranquilizo diciéndome que esa noche no iba a pasar nada. Estábamos hablando y sobre todo riéndonos de bromas mutuas y se acercaron los dos chicos. Entablaron conversación y les di carrete, el negro africano y de nombre Machyo (original) y Sergio (ficticio). Machyo de 24 años con apariencia de portento de la naturaleza, Sergio de 25 y musculado, mediría 1,85 y el otro, fácil que los 2 metros. Tenían labia los dos y Machyo resultaba un tipo gracioso y amable, siempre sonriendo y con un acento que encandilaba. Trabajaban y estudiaban. Se notaba hablando no eran unos zopencos y fueron muy prudentes, después de estar hablando con nosotros, no se pusieron en plan paliza, nos dejaron solos y se fueron, había sido un acercamiento y lo dejaron ahí, como diciendo si queréis algo ya sabéis donde estamos o dónde está el que elijáis. Esta vez quise apartarme más de la barra y nos fuimos junto a la zona de los aseos.

-¿Qué te han parecido?

-Jejejejeje, que me van a parecer. Cualquiera de los dos está como un quesito.

-¿Pero qué te parecen ellos?

-Qué quieres que te diga, Sergio es una monada, bueno lo son los dos y Machyo se le ve muy macho, jejejeje.

-¿Te apetece hacértelo con alguno de ellos?

-No me importaría, pero, algunas veces tienes la razón, no los conocemos y no me atrevería para una primera vez a ir a casa o al apartamento. Porque la otra solución sería ir a un hotel, pero sabes que no me gusta lo de un hotel en nuestra ciudad.

Quedó zanjada cualquier otra cosa porque lo dijo muy seria y aunque sabía que estaba cachonda, excitada, era muy miedosa y ese miedo podía con ella. Estábamos terminando nuestras bebidas para irnos cuando se me ocurrió una idea, descabellada pero una buena idea, por lo menos para mí. -Alicia y qué te parece ir a donde quería ir, en esos locales hay reservados y no podría pasar nada malo, ¿qué me dices?- el no recibir un no rotundo de los que solía dar, abría una puerta a ser un sí. Se quedó pensando sin decir nada, un gesto de sonrisa -eres malo, sabes cómo estoy porque lo sabes, estaba ya dispuesta a irme a nuestra casa y me pones la miel en los labios, la tentación, se puede intentar pero sin compromiso que si es un antro paso- me dio mucha alegría, por las imágenes de la web del local no parecía un antro, pero podían estar tratadas, ahora tocaba elegir al candidato, que podía ser cualquiera de los dos, porque eran el tipo de ella. -¿Pues a cuál de los dos vas a invitar?- me miró fijamente y me dijo -ya te estas equivocando, el cornudo eres tú y por eso tú, vas a ser el que invites a uno y como me da igual elegirás tú, así que mueve el culo y ves a decirle a uno que quieres que se folle a tu mujer- me puse super cachondo, porque cuando habla de esa manera es que ella esta mas cachonda de lo normal.

Me tocaba decidir a quién invitar y no iba a ser tarea fácil. De mi ensimismamiento me saco Alicia, diciéndome que iba al aseo, que en unos diez minutos o quince, estaría de vuelta y que ya lo tenía que tener solucionado. No me dio ninguna pista para poder decantarme. Con un poco de timidez, mucho nerviosismo y un sentimiento raro me acerqué a ellos. Era mi primera vez en ir a decir a un tío, si se quería follar a mi mujer en mi presencia. No me disgustaba, me excitaba, algo incomprensible. Quise dar una sensación de tranquilidad, de dominar la situación. Fui directo y sereno, -somos una pareja abierta y con gustos especiales, nos gustaría que uno de vosotros, si le apetece se viniera con nosotros- no supe decírselo a uno en concreto, esperando que uno dijera que él. Quien tomó la iniciativa en contestar fue Sergio y parecía que se habían visto en esa tesitura más de una vez y lo que era más importante, nos habían calado a mi esposa y a mí. -Ya nos habíamos dado cuenta Pablo, es normal lo que quieres, pero para que elegir solo a uno pudiendo tener a los dos. Qué te parece si nos vamos todos juntos y que decida sobre la marcha- no me esperaba esa respuesta y quise reconducir lo que queríamos, -es que Alicia me ha dicho que elija a uno y tiene que ser uno- en plan dominante o casi dominante, con tacto pero con contundencia dijo -tú la conoces mejor, pero tu mujer se ve que es una putita deliciosa y a la que le encantaría que la follásemos los dos en tu presencia y para tu tranquilidad, decirte que ya verás que queda muy satisfecha, que te lo agradecerá y lo que más tranquilidad te dará esto- sacó su móvil y me enseñó un informe médico a su nombre, que puede comprobar que se llamaba así y que decía que estaba libre de cualquier ETS y Machyo me enseñó el suyo.

Eran más jóvenes que yo y sabían de eso mucho más. No me molesto que la llamara putita y le había quitado años porque era bien puta. Vi que venía Alicia, les deje solos y me acerque a ella, que me miraba esperando que le dijera el elegido, como no decía nada me pregunto y le conteste, -pues estaba a punto de decidir cuál de los dos y me han dicho que eres demasiado putita, que podrías con los dos- con cara seria e indignada. Algo que me preocupo, me dijo muy seria -¿me llaman putita y te quedas tan tranquilo?- no sabía que decirle, que contestar y ahora con una sonrisa y un beso muy excitante -les voy a enseñar lo que es una buena puta, que estos no tienen ni puta idea- estaba claro, estaba cachonda no, lo siguiente. Esta vez no fueron tan respetuosos, la sobaron bien y decidimos irnos al sitio que tenía en mente. Ellos traían coche también y a Sergio se le ocurrió la idea de que ella se fuera en su coche y Machyo conmigo. Fui contundente y dije que no. Para salir del momento de tensión Alicia propuso que fuéramos todos en nuestro coche y no fui capaz de decir que no. Fuimos a donde estaba nuestro coche, Alicia, Machyo y yo, mientras Sergio iba a recoger algo del suyo que estaba en otro sitio.

Lo que me dejo alucinado fue que en un momento que me despiste Alicia se estaba dando un enorme filetón con el negro. Machyo estaba apoyado en el coche y mi esposa se restregaba como una perra. Llegó Sergio diciendo que habíamos empezado sin él. Alicia ya había elegido y Sergio tenía poco que hacer. Me demostraron que me equivocaba cuando pensando que Alicia subiría delante decidido ir con ellos detrás, se sentó entre los dos. Donde teníamos que ir y a esa hora, si no cogíamos mal los semáforos, en un máximo de media hora llegaríamos. No esperaron a nada porque mire por el retrovisor y se seguían dando el filetazo el negro y mi mujer. Supe la dimensión de lo que pasaba cuando Sergio me dice -que mujer mas puta, tiene las bragas empapadas, lo vamos a pasar de miedo- se me escapó un sonido que ni yo sabía lo que quería decir y Alicia paro de besarse para decirme -si alucinante con lo que tenía Alejandro con lo que tiene este no te lo vas ni a creer- un sonido inapreciable indicaba que alguien se bajaba la cremallera y a continuación Machyo decía -vamos puta cómetela- Alicia hizo sonidos de sorpresa y luego sonidos claros de estar comiéndose una verga, que sabía cómo lo hacía. Me cuesta repetir todas las cosas que le decían y ella gemía más según le decían y a mi verga me dolía de lo dura que me la pusieron.

Me pongo a aparcar y Alicia se sienta bien, recompone su cabellera, saca su pintalabios y se pinta los labios como si fuera algo normal, con ojos encendidos de excitación. Sergio en mi cara se lame los dedos que estaban mojados y para rematar todo, me da las braguitas negras de encaje de mi mujer, no había mentido estaban como si las hubieran metido debajo del grifo. Cuando se bajó mi esposa no pude aguantarme y le metí mano por debajo de la falda, hasta parte de los muslos estaban mojados, ellos se habían adelantado un poco y Alicia me dijo -¿te gusta como han puesto a la puta de tu mujer?- mientras me tocaba ella a mí y me decía -uy, veo que a ti también te han puesto bien- y me dio un beso con lengua, que sabía a verga negra y al acabar me decía con “ilusión” -no veas lo que calza el negro, ya verás como te vas a quedar cuando lo veas- . No sabíamos bien cómo funcionaba un sitio de esos y Sergio nos dijo que tranquilos. Nos abrieron una puerta y nos recibió una chica de unos 30 años. Ella los conocía, se besaron y se saludaron, nos presentaron a nosotros y nos dijo que lo normal era que ella nos enseñase el local, pero que con ellos no hacía falta. A nosotros nos cobraron un precio y a ellos les cobraron más.

Aunque estaba con poca luz, lo que veía me gustaba, no era un sitio cutre. Nos enseñaron el lugar. Un jacuzzi para bastantes personas, varios reservados en los que había algunas parejas, una mega cama con muchas parejas follando, un pasillo con agujeros y una habitación con un par de agujeros. También una sala de sado y un cuarto oscuro, donde se meten las parejas y todo estaba permitido. Nos podíamos poner unas toallas y todas las parejas que vimos en la barra a excepción de una, llevaban toallas. No sabía qué hacer hasta que Alicia dijo que fuéramos a cambiarnos. Ellos fueron a una zona que era de chicos solos y nosotros a otra, en nuestros desnudos cuerpos nos colocamos unas toallas. Alicia con tanta oscuridad se ponía nerviosa, no le gusta la oscuridad. Pasamos por un sitio donde había dos mujeres liadas entre ellas y dos chicos mirando, supongo que sus parejas. Alicia se quedó mirando y yo también, no había visto una relación lésbica en vivo y en directo y tan de cerca.

Me quedé con la mirada clavada hasta que oí un suspiro de Alicia, pero muy profundo y era porque tenía una pareja joven detrás, me fije bien y le estaban metiendo mano los dos y ella solo suspiraba. Nos fuimos a buscar a nuestros acompañantes que ya estaban en la barra esperándonos, llevaban dos toallas a sus cinturas y que cuerpos más envidiables y sin pelo. Era evidente que ya habían estado con alguna pareja, porque varias los conocían. Los dos tonteaban con ella y se dedicaban a ella, no hacían caso a nadie más. Alicia ya no se aguantaba más, se lo notaba y llegó la chica que nos recibió para decirles algo al oído. Agarraron de la mano a Alicia y nos fuimos para otra zona del local, era un reservado que tenía una cama grande preparada con una “sabana” limpia de usar y tirar. Las toallas le duraron segundos, la puerta era como un fuelle y quise cerrarla pero estaba atascada, a ellos tres les dio igual y cuando vi la verga de Sergio era similar a la de Alejandro, pero la de Machyo era tremenda, dudaba hasta que se pudiera follar a Alicia y cuando lo dudaba era de verdad. No paraban de tocarla lamerla y ella rabiando de placer. Le costaba comerse la verga del negro, pero se la comía y se cambia con la de Sergio. Parecía que lo había hecho toda la vida.

Mi toalla que seguía en mi cintura se levanta de lo empalmado que estaba. No me di cuenta pero había por lo menos tres parejas mirando y poniéndose cachondas a costa de mi mujer. Alicia tuvo tres orgasmos seguidos sin que se la metieran y ya estaba cansada sin cortarse le dijo a Machyo -venga demuestra que eres un buen macho y demuestra que eres un negro follador- no la había oído hablar nunca de esa manera. Se colocó como una perra a cuatro patas y mirando hacia la puerta, donde estaba yo y los demás espectadores. Sergio se quiso poner delante de ella para que le comiera la verga mientras se la follaban y no le dejó de momento, porque decía que quería que yo le viera la cara. Machyo se colocó un ridículo condón para ese tamaño de verga fuera de lo normal. Se coloca detrás de Alicia y la fue follando lentamente, la cara de Alicia era un verdadero poema, sus expresiones de placer me transmitían una calentura inaudita y sus miradas me llevaban a casi correrme. Me miro y me dijo con la voz entrecortada -que, ¿ya soy la puta que querías, te gusta ahora?- y el negro empezó a follársela con rudeza. Alicia le dijo a Sergio que se acercara y ahora si comía su verga.

Parada imprevista por parte de Machyo, que se sale rápido de Alicia. Se le había roto el condón, Alicia se molesta, pero no dice nada. Se coloca otro condón y esta vez la folla ya sin miramientos, los sonidos de Alicia es de estar cerca un orgasmo, es un sonido muy peculiar el suyo. Otra para imprevista, por el mismo motivo, esta vez sí dice algo -JODER, JODER, JODER Y JOOOOOODER- Sergio  la acaricia la cabeza y se la lleva de nuevo hacia él, para que siga comiéndosela. Se inicia todo de nuevo y las parejas de alrededor se meten mano y una se mete sin pedir permiso dentro de la habitación y follan de pie mirándolos. Me fascina esa libertad. Otra mujer la veo con dos chicos más jóvenes que ella y que no paran de darle marcha. El olor a sexo lo impregna todo, no hay mejor olor. Tercera vez que sucede y esta vez me quedo impresionado por la reacción de Alicia, pero los demás también y no sé qué podía pasar después de lo que soltó, -negro impotente, ¿es que no sabes follar? Mucho cuerpo pero una mierda, olvídate de los condones y se un hombre-

El negro no se lo pensó, no lo dudo y se la metió sin protección, proteste y me mandaron a la mierda ella y el. La follaba insultándola, la llamaba puta y se lió a azotar sus nalgas mientras la follaba de forma brutal. Le dije bien alto y claro, que no se corriera dentro de ella. Le costaba comerse la verga de Sergio, que en vista de lo que sucedía se hacía una paja y cuando se iba a correr su amigo bajó el ritmo, para que se pudiera correr en la boca de ella, le salía la corrida por una de la comisura de sus labios, que recuperó con la lengua sin dejar de mirarme. Machyo volvió a su follada salvaje, lo que nunca le había pasado a Alicia o yo nunca lo había conseguido, tuvo una ráfaga de orgasmos y de pronto él se pone a rugir el hijo de puta se estaba corriendo y mi esposa le animaba, la corrida le duró demasiado para lo que es una corrida. Alicia se dejó caer y él lo hizo encima sin sacar su verga. Alicia me miraba con una sonrisa, soplándose el flequillo y me decía -perdona amor, pero ha sido la ostia, que bárbaro- mientras miraba y escuchaba sin saber que decir, oí a otras parejas correrse.

No sabía qué hacer en ese momento y menos con gente mirando. Nuestros acompañantes que eran más experimentados se dieron cuenta y me dijeron, echa el cierre y os quedáis un rato solos, les dije que la puerta estaba atascada y Machyo dijo que se solía atascar, dándole un buen tirón y desatascándola, eche el cierre y veía a Alicia con cara de cachonda, pletórica y saciada de verga. Mi esposa es muy lista y sabía que estaba cachondo, me hizo que me acercara a ella y me beso con un sabor a corrida en su boca, que era más que el sabor a una chupada de verga. No me molesto y me puso mas cachondo. Eso nos llevó a mas y quería que la follara, no me hacía gracia meterla donde se había corrido otro y me dejó planchado pero cachondo lo que me dijo -no lo pienses, querías esto y ahora me vas a hacer lo que yo diga, me vas a follar y me vas a comer el chocho, el orden el que tú quieras- mi indecisión era grande, no sabía que hacer o qué decir, estaba empalmado y no sabía. Las dudas y las reticencias las resolvió ella. Me quito la toalla, se colocó encima, se puso a chuparme la verga y como estábamos colocados en un 69, podía ver en la entrada de su chocho, parte de la corrida de Machyo y eso me cortaba muchísimo, se debió de dar cuenta -vamos cornudo, comete lo que es tuyo también- y me aplastó la boca con su chocho.

En un principio cerré y apreté mis labios, hasta que me agarró las pelotas, me las apretó y me dijo que hacía. Empecé a lamer con cierto asco y un clic me hizo comérmelo con ganas. Los gemidos de Alicia me ponían más cachondo y nos corrimos los dos juntos. Mi boca estaba con parte de la corrida del otro, mi esposa se dio la vuelta y menudo beso nos dimos, nunca nos dimos una tan largo. Descansamos un momento y me entró algo de vergüenza o algo parecido, no sé cómo llamarlo. Alicia lo entendió y dijo que nos fuéramos a vestir y nos marchamos. Los chicos lo entendieron y no hizo falta que los lleváramos hasta su coche. Poco hablamos de camino a nuestra casa, iba pensando y al llegar me dije qué coño, me da igual lo que piensen, por eso antes de que mi mujer se bañara, follamos otra vez y le comí el chocho con más gusto, con más placer y con más ganas. Los días posteriores follamos todos los días rememorando esa noche.