Diario de un Consentidor (12)

Sobre mi silencio y otras reflexiones.

8 de febrero de 2008

El silencio

Varios de mis lectores me escriben interesándose por la continuación de mi diario, alguno incluso da por supuesto que he abandonado el proyecto y se siente ofendido por mi silencio.

Ante todo, gracias a los que esperan cada nueva entrega de mi diario, gracias por sus comentarios que, en muchos casos, me alientan a continuar robando tiempo de sueño y de otras actividades para depurar lo que ya llevo escrito.

Y gracias a los que detestan este relato por lento, por poco explícito o por no poner inmediatamente a Carmen en la cama de Carlos. Sus comentarios me guían y me confirman que no me he desviado de mi camino.

Publico este breve aviso, - si es que los administradores de todorelatos consideran que debe ser publicado -, para informar a mis lectores:

1º No he abandonado el proyecto, mi silencio se debe a motivos profesionales y personales que me han impedido continuar la publicación de mi diario.

2º Abunda una pregunta entre mis lectores ¿Es real o es ficción? Aunque creo haber dejado claro este punto en el prologo que hice, y aunque soy consciente de que ni tengo por qué convencer a nadie ni me afecta en nada que alguien lo considere una fantasía mas o menos interesante, debo decir para los que realmente quieran saberlo que estoy trascribiendo los pasos que Carmen y yo fuimos dando hasta llegar al presente, con mas o menos aciertos, con buenos y malos momentos, con dudas, vacilaciones, risas, lagrimas... y mucho amor entre nosotros. Indudablemente el tiempo transcurrido adorna los hechos pero no los altera. Las cosas fueron tal y como las describo aunque, eso si, he añadido cosas que entonces no sabía y que luego supe bien por boca de Carmen o por boca de quienes estaban con ella en esos momentos. También he añadido mis reflexiones a posteriori: Ahora se las consecuencias que detalles aparentemente nimios tuvieron en el curso de los acontecimientos.

3º Por esto, nadie espere una rápida resolución de esta historia, la realidad no funciona así por mucho que a veces se asemeje a la ficción. Este episodio en Sevilla tan solo fue la primera de una serie de aproximaciones a una meta que tardó aun bastante tiempo en consumarse, pero fue un camino tan intenso, tan lleno de matices que solo el hecho de recordarlo al detalle para transcribirlo me descubre aspectos que hasta hoy me habían pasado desapercibidos.

4º Desnudo ante todos mis lectores a mi esposa; Quien tan solo busque eso estoy seguro que ya habrá abandonado. Desnudo ante todos el alma de mi esposa y mi propia alma, describo la transformación, - lenta y progresiva, pero constante - , de una mujer "decente" y de un hombre "sensato"; Sería muy sencillo resumir y llevarles a todos ante escenas sórdidas y pornográficas pero esto no explicaría cómo pudimos llegar ahí sin ser previamente unas personas inmorales, sórdidas e indecentes. Esto no explicaría cómo "el día después" volvemos a ser los de siempre, como después de una intenso fin de semana compartimos el desayuno del lunes haciendo planes sobre la obra que planeamos hacer en el ático, sobre el nuevo auto que quiere Carmen o sobre cualquier otro asunto cotidiano. Somos los mismos, nuestra "otra piel" no nos cambia cuando volvemos a ser Carmen y Mario.

4º El motivo de este diario es puramente egoísta, necesitaba expresar lo que siento, lo que he vivido y lo que vivo, necesitaba compartirlo y saber si alguien, en alguna parte, se siente identificado con mi forma de pensar y me hace ver que no estoy solo, que no soy un ejemplar único. Busco, pues, otras luces en la oscuridad, otras voces en el camino que recorro. No poder compartir con nadie momentos de reflexión es duro. Como veis es bastante gregario mi interés, pero es humano: necesito saber que no me he equivocado porque, a veces, la duda salta y se instala en mi mente: ¿Y si no le hubiera propuesto aquel juego a Carmen en el viaje a Sevilla? ¿Cómo sería ahora nuestra vida? ¿Soy responsable del cambio de mentalidad de mi esposa o era algo que estaba latente?

Volveré, en breve, gracias por leerme, gracias por entenderme, tened paciencia.

Mario