Diario de un Agente: El Inicio

Estas son las peripecias de una persona que hereda el cargo de Agente principal en una Agencia de Talentos.

Diario de Un Agente: El Inicio

Después de la muerte de mi padre, me convertí en el heredero de su negocio. Papa se había ido hace tiempo del país para convertirse en un agente de estrellas muy respetable en Hollywood. Hasta la fecha, no sabia mucho de el, ya que mi madre murió y cuando yo era pequeño todavía, salio a hacer su vida de sueños. Después de tanto tiempo sin saber de él, no era muy reconfortante para mí la idea de heredar su negocio. Me acababa de graduar de la universidad en un titulo de Psicología y estaba listo para ejercer mi carrera

Mi madre murió justo cuando termine la prepa, así que he estado de mi cuenta por un tiempo. No tenía planeado ir al funeral de mi padre, hasta que su más leal empleada, Cameron, me llamo a la casa para decirme de la herencia que me habían dejado. Ella estuvo con mi padre desde que llego a Los Angeles. En su tiempo, fueron amantes y después se convirtieron en muy buenos amigos: no quería ir, pero ella insistió en que fuera. Tome el primer avión hacia Los Angeles, donde ella me recibió y me llevo directo al funeral. En el camino ella me explico de era un negocio que mi padre le tomo casi 15 años en construir y que le estaba dando muy buenas ganancias.

El funeral parecía una escena cortada de cualquier película de allí. Jóvenes y no tan jóvenes, famosas y en camino a ser famosas, lo que te quieras imaginar; estaba ahí. Rápidamente me reconocieron, ya que era la viva imagen de mi padre, solo que un poco más flaco. Con una altura de casi 2 metros y un peso sobre los 85 kilos, me reconocieron con facilidad. No estaba en mi mejor hora física, pero había desarrollado una musculatura normal gracias a los interminables partidos de fútbol y rugby en la Universidad. Gracias a los genes de mi padre, herede unos fríos y oscuros ojos azules que eran una de las pocas cosas que me había dejado. Combinado eso con unos cabellos marrones oscuros, pareciera que estuviera bastante molesto, sin siquiera estar enojado

Al terminar los servicios funerales, Me reuni con el abogado de mi padre, el Sr. Smith, así como con Cameron para discutir el futuro de la agencia.

"Tu padre tenia un negocio muy satisfactorio por aquí, Tomas" me comento el Sr. Smith; "Cerca de 30 empleados, una cartera de clientes muy buena, incluida actrices y cantantes; y así como cientos de desconocidos. Mantenerlos a todos juntos fue la clave que uso tu padre. El avaluó de la agencia llega a casi 60 millones de dólares. Siendo su único heredero, eres el benefactor de este negocio, junto con sus automóviles, su casa en las afueras de Los Angeles y sus finanzas personales"

Estaba sorprendido. Yo sabia muy poco de su éxito (mi madre hablo muy poco de el y de su éxito), pero nunca me había imaginado que le había ido TAN bien. El Sr. Smith continuo: "Puedes hacer lo que quieras con el negocio, Sr. Rodríguez, pero primero le sugiero que lo hable con la Sra. Martin antes de decidir su camino", Smith sugirió.

Cameron Martin estaba en sus tardes cincuenta, pero muy bien conservada, Su cabello ya presentaba las infaltables canas de la edad, pero eso le resaltaba la belleza. Podías inferir que en sus alocados años juveniles, fue muy atractiva. Sus ojos acaramelados baliaban en natural exuberancia, y no pude dejar de imaginar que fue una gran modelo en su pasado.

"Tommy, tu padre te amaba, a pesar de que no te conoció muy bien. Yo se que nunca lo conociste, y creo que su exitoso negocio aquí en Hollywood tampoco lo conociste bien. Pero creo que debes tener el mismo carisma natural que tu padre tenia. Debes considerar que deberías continuar el legado de tu padre. Ese fue su ultimo deseo, en el lecho de su muerte, que lo ayudaras a crecer", me dijo ella, sonriendo un poco. La última parte me llego un poco al corazón. Ella trato de jugar la carta del amor de mi padre.

"Mire", le conteste, "Yo se que el quería que yo siguiera en el negocio, pero no tengo las mínima idea de que hacer. Aunque estuvieras tu aquí ayudándome, aun así estaría perdido, además de los años luz de atraso que tengo para poder desenvolverme con naturalidad en este pueblo".

"Solo quisiera poder ayudarte a resolver esto, como lo hice con tu padre. Le puse alma y corazón a su sueño, pero es hora de que me retire del juego. Hay muchas memorias, mucho dolor. Ademas, soy una mujer que esta envejeciendo. Quisiera disfrutar de mis ultimos años", me contesto Cameron.

"Bueno, eso solamente es grandioso. Ahora no tengo a NADIE que me ayude, si me quisiera quedar aquí!", exclame, moviendo enérgicamente mis manos, en señal de exasperación

"No, no, no... Eso no es verdad", me comento ella, "Desde que tu padre se enfermo, ya yo sabia que tenia que retirarme. He estado entrenando a mi sucesora que será capaz de ayudarte y darte las herramientas tan bien, que seria que yo personalmente te las hubiera dado".

Discutimos y negociamos por casi dos horas, pero al final (sin ser de mi agrado), accedí a manejar la agencia por un periodo de nueve meses a un año. Eso me daría tiempo de soltar las cosas un poco y vender los clientes a otras agencias, si fuera necesario. Me fui a la casa de mi padre, en las afueras de la ciudad. Era una casa bastante grande, casi una mansión, pero sin llegar a las grandes mansiones de las celebridades (que también eran mis clientes). Papa fue gran fanático de los autos, y me dejo una enorme colección de ellos. Desde los clásicos hasta los más rápidos. Eso fue una cosa que me agrado de mi herencia. Pero la casa estaba sola, podías sentir el aire de soledad. Me acosté en la cama, pensando acerca de todo lo que había ocurrido. Concluí que era bueno que los caminos se cruzaran, y eso debido a la red de seguridad, representada por el dinero que me dejo. Podía darme el lujo de tomar este riesgo, sin salir muy perjudicado. Mientras pensaba esto, el sueño lentamente se fue apoderándome de mí, hasta que sucumbí en los brazos de Morfeo.

Fui a la oficina de mi padre el lunes, con un aire optimista, pero a la vez un poco asustado. Fui directo a la que es ahora mi oficina y me senté en la silla que perteneció en el pasado a mi padre. Aproveche para revisar las cosas pendientes que mi padre había dejado pendientes. No llevaba 5 minutos en la oficina cuando alguien toco a la puerta.

"Adelante", le exclame, mientras me acomodaba en la silla y trataba de poner mi look mas profesional.

La puerta se abrió y dio paso a una preciosa mujer, vistiendo una falda de color marrón y una blusa blanca. Su cabello era castaño claro y su piel era dorada, por la acción de los rayos del sol. Tenia ojos acaramelados que estaban perfectamente en su cara: su nariz pequeña, como también lo eran sus labios, que estaban recubiertos de un color que le hacia juego con la falda. Sus pechos no eran grandes pero ponían en jaque las costuras de la blusa. Ella entro con un andar que profetizaba confianza en ella, pero también mostraba un aire a que no podía meterme con ella. Me gustaban esos aires que entraban a mi oficina.

"Hola, mi nombre es Julia Martin y estoy aquí para ayudarte con los archivos que están en tu escritorio", contesto ella: hablo con un inconfundible acento californiano, demostrando que no había dejado esta región del país en años. Rápidamente, hice la conexión entre su nombre y uno familiar que ya conocía.

"Martin? Pariente de Cameron Martin quien trabajo en esta oficina por muchos años?", pregunte, ya conociendo la respuesta en mi cabeza.

"Si. Ella es mi madre. Pero como tu, nunca llegue a conocer a tu padre. Mama me estuvo entrenando por dos meses y creo que te puedo echar una mano por aquí. Eres Tom Rodríguez?", me sonrió al terminar la respuesta.

"Si, soy yo. Pero como tu madre supo que YO me iba a encargar del negocio dos meses atrás?, si la conocí dos DIAS antes!", le pregunte

"Yo le pregunte lo mismo. Todo lo que ella me dijo fue que como tu padre te conocía muy bien, que no iba a haber problemas convenciéndote de que te quedaras con el negocio", me respondió, mientras se sentaba en una de las sillas de invitados que tenia la oficina.

La radiografía que me saco su madre, no me hacia mucha gracia. Y creo que Julia lo sabía, por la posición defensiva que pusieron sus ojos; ya que sabía que estaba algo molesto.

"Mira, lo que paso, paso. Estaremos por aquí cerca de un año así que hagamos el mejor intento que podamos", me dijo ella mientras me extendía su pequeña mano para hacer un apretón.

Estreche mi mano con la de ella y me calme un poco. Pasó lo que paso, pensé. Y por las próximas tres horas, trabajamos con los archivos. Me gusto mucho la personalidad de Julia de inmediato, pero parecía emanar esa actitud de defensa propia que chocaba con cualquier intento de hacer algo con ella extra laboral. Para el almuerzo, Julia ordeno a uno de los muchachos que nos trajera algo de la cafetería que esta en la planta baja del edificio. Después del almuerzo, Julia se levanto para irse de la oficina.

"Bueno, hicimos grandes progresos hoy. Espero que podamos llevar este paso todo el tiempo", comento

"Adonde vas? Es solamente la 1:30 PM! Era mi padre TAN flexible con la cuestión de los horarios?" le pregunte

Ella se rio. "No. Es que tú tienes un cliente a las dos de la tarde y pensé de darte un poco de tiempo para que acomodaras la oficina. Ah, y también para que te quites el pedazo de lechuga que esta en tus dientes", me dijo mientras se reía mientras ella salía de la oficina.

Me fui al espejo y me cepille los dientes, y después procedí a limpiarme. Había terminado de enderezar los archivos que estaban en la mesa que ya habíamos revisado, cuando oí a alguien tocar la puerta.

"Tom, ella es Rachael Leigh Cook. Ella es tu cita de las dos", me dijo Julia, abriendo la puerta y haciendo pasar al cliente. Al momento que Rachael entro, Julia cerro la puerta detrás de ella.

Rachael llevaba un sweater verde oscuro, con un vestido de seda negro. Combinados, el atuendo no dejaba exponer sus maravillosas curvas que tenia debajo de todo eso. A pesar que yo no era de Hollywood, sabía con franqueza quien era ella. En persona, ella mostraba una actitud tímida... como una flor que no quiere florecer. Su cabello estaba recogido detrás de sus orejas, y parecía algo normal. A pesar de que tenía unos altos zapatos, me llegaba a la altura del pecho. Me incline para saludarla.

"Ahh, Srta. Cook. Como esta Ud? Soy Tom Rodriguez. Le encantaría algo de beber?", le pregunte

"Un vaso con agua, si no le molesta. Mi pesar por la muerte de tu padre. Era un hombre muy bueno. Es mas, es una de las razones por la cual estoy aquí hoy", me dijo.

Camine hacia el minibar, y serví un vaso de agua; mientras me servia un escocés en las rocas.

"A que te refieres?" le pregunte, entregándole su vaso. Ella realmente me llegaba al pecho. Subio su cabeza, y sus oscuros y preciosos ojos marrones buscaron directamente mis ojos.

"Bueno. Tenía pensado firmar con esta agencia casi un año atrás, pero finalmente mi ex agente me hizo todo el papeleo para mí salida de su agencia. Tuve que rehacer la cita que tenia con Uds. Por la muerte de tu padre. Pero contigo al mando del barco ahora, puedo saber de que voy a estar en buenas manos. Además, quiero saber si es verdad lo que me han dicho". Dijo, tomando un poco de agua.

"Saber si es verdad que?" le pregunte un poco pensativo.

Sus ojos brillaron por un momento. Ella se rió levemente, un gesto que ayudo a romper el momento que teníamos. Me volvió a mirar, pero esta vez, sus ojos tenían aires de lujuria.

"Tu padre era muy conocido por ser una gran persona con sus clientes. Pero era mejor conocido por su trato con sus clientes femeninos: Les daba un trato... un poco... complaciente", me dijo, mientras se acercaba mas a mi.

Su empuje me sorprendió. Había leído que ella siempre parecía muy pasiva y tímida para hacer sus cosas. Pero en el ámbito sexual, estaba bien definida.

"... Y quería saber si se cumple el viejo dicho de que ‘tal palo, tal astilla’", me dijo, colocando sus manos en mi cinturón.

Empecé a pensar con rapidez. Estaba en mi primer día en la oficina ya estaba siendo seducido como si fuera un gigoló común. Debía seguirle la corriente o parar, para no crearme una reputación?.

Mi respuesta fue contestada cuando sentí el broche de la correa abrirse y mis pantalones irse directamente al suelo. Rachael se puso de puntillas y se inclino hacia mí, forzándome a irme contra el minibar. Su boca se encontró con la mía, y su lengua entro en mi boca como una serpiente. Le respondí a medias, encontrándome con su lengua. La levante y la lleve al sofá que esta en una esquina de mi oficina. Me acosté sobre ella, aguantando mi peso con mis propios brazos. Nos besamos apasionadamente y lentamente deslicé mi mano hacia sus senos. Comencé a jugar con el seno derecho, acariciándolo por encima del material del sweater.

Podía sentir su gemido en mi boca, que era una señal obvia de que le gustaba. : Nuestro beso finalmente cedió, y ella se levanto. Se quito con lentitud el sweater que tenia para darle paso a sus hermosos pechos, contraídos por un brassiere de pushup negro. Llevo sus manos detrás de su espalda, para poder desabrocharse el brassiere, poniéndolo a un lado. Sus senos eran un poco más grandes de lo que yo creía, con pezones de color oscuros, en el centro de ellos.

Puse mis manos en sus pechos, y los apreté muy gentilmente, masajeándolos con mis manos. Rachael gemio suavemente, inclinando su cabeza hacia atrás en señal de placer. Sus cabellos oscuros, largos hasta la altura de los hombros; cayeron suavemente sobre los mismos, para continuar mirándome con esos ojos.

Rachael comenzó a desabotonarme la camisa. Muy metódicamente. La levante por encima de mis codos y ella la terminó de quitar. Como había dicho antes, mi cuerpo estaba esculpido un poco, gracias a los deportes en la Universidad. En este punto, solo mis boxers estaban puestos, algo que Rachael decidió quitar del camino. Usando las mismas caricias que uso para quitar mi camisa y mis pantalones, ella deslizo mis boxers, para que mi pene pudiera salir al aire. Al salir, hizo un poco de ruido y eso me puso en alerta, ya que no sabía si alguien lo había oído en la oficina.

Rachael se lamió sus labios y lentamente comenzó a mover mi pene hacia arriba y hacia abajo con su mano derecha, mientras yo seguí masajeando sus tetas. Por Dios, que suaves eran!

"Creo que mis amigas tenían razón. Tener un pene grande se pasa genéticamente", me comento con una sonrisa casi diabólica en su cara.

Creo que era modesto, porque nunca me medí que tan grande era. Mis novias anteriores me habían dicho que era grande, pero de nuevo, no sabia que tan grande.

"Por Dios, debes medir como 20 cm. de largo!" Rachael exclamo, respondiendo mi pregunta sin querer. "Y eres tan ancho como el mango de una raqueta de tenis!. Tengo que sentir este monstruo en mi antes que te deje ir", me dijo, sonriéndose.

"Pero primero, un bocadillo"

Bajando su cabeza, para hacer que sus cabellos cayeran en frente de su cara, sus labios tocaron la cabeza de mi verga muy suavemente. Sacando su lengua, sentí como le hacia círculos a mi glande. Retiro su boca, dejando que el aire me diera un pequeño respiro a la situación. Pero no duro mucho, ya que en un movimiento rápido, trato de tragarse los 20cm de hombría que tenia delante de sus labios. Solo pudo tragarse media verga, antes que la punta tocara el fondo de su garganta. Volvió a retirar sus labios, para empezar a lamer todo mi pene de arriba abajo, empezando por la cabeza y siguiendo todo el camino hacia mis testículos, lamiendo de una forma muy gentil todo el tiempo.

En ese punto, ya yo lo estaba disfrutando a fondo, pero debía acelerar las cosas un poco. Puse mi mano sobre su cabeza y la forcé gentilmente a que siguiera con la mamada. Agarrando un poco de sus cabellos, la hacia subir y bajar por mi verga. Ella capto rápidamente la idea y empezó a acelerar el paso. Recosté mi cabeza sobre el brazo del sofá, dejando escapar una señal de placer. Ella continúo por lo menos por unos 10 minutos, rotando entre las mamadas y el chupeteo. Finalmente, dije con una voz muy baja "Me voy a correr."

Retirando su cabeza de mi verga, decidió agarrar mi verga y hacerme levantar. Cuando lo logro, y con mi verga todavía en sus manos, se arrodillo y comenzó a pajearme con rapidez. Yo gemí fuertemente mientras mi verga explotaba, rociando su mentón y labios con mi dulce semen. Mi leche empezó a resbalarse de su mentón y aterrizar en sus pechos. Ella chupo los remanentes de semen de mi polla y de sus labios, para masajearlos en sus senos. Sin aire, me senté en el sofá.

Rachael se levanto enfrente mió y se quito rápidamente el vestido que tenia, dejándolo caer en el piso. Para mi sorpresa, ella no traía panties. Su vello era un poco más claro que el de sus cabellos, pero todavía eran bastante parejos.

Se había afeitado, solamente dejando un poco de vello sobre su chocha. Sus vellos no eran muy tupidos y podía ver que estaba muy excitada. Sobre sus labios exteriores, se veía la humedad que era producto de los líquidos que salían de su vagina.

Se sentó sobre mi todavía erecto pene y lentamente dejo que el mismo se abriera paso dentro de ella. Por Dios... no era virgen, cosa que no me sorprendió, pero mi pene casi no cabía en ella.

Finalmente, se pudo sentar sobre mí, con mi polla enterrada en lo más profundo de su calida vagina. Soltó un gemido de satisfacción, mientras apoyaba su cabeza sobre mis hombros. Usando el sofá como base, procedió a moverse muy lentamente hacia arriba y hacia abajo. Podía sentir pomo su vagina pedía mas cada vez que ella subía y bajaba. Trate de llevarle el paso a ella, porque sabia que no iba a durar mucho antes de que me viniera (No había tenido sexo en meses).

Empecé a mover mis caderas hacia arriba cada vez que ella se levantara, asegurándome de que no importara que tan alto ella se elevara, la cabeza de mi pene siempre estará en ella. Metí mi mano y empecé a masajear su clítoris, al mismo paso que íbamos con el sexo. La sensación combinada fue demasiado para ella, y llego a su clímax. Sus jugos se resbalaban de su vagina y terminaban en mis manos y dedos. Sintiendo de que me venia, le advertí a ella que se aproximaba mi segundo orgasmo. Levantando su cabeza de mi hombro, y todavía tratando de recuperarse de su orgasmo, me susurro:

"Vente en mi culo", me dijo con una sonrisa de oreja a oreja.

Jamás en mi vida le había preguntado a una chica si querría que me viniera en su culo, pero esto es L.A. y todo puede pasar aquí. La levante y trate de lubricar mi verga con sus jugos. Rachael ya se había colocado en posición, apoyándose del brazo del sofá y exhibiendo su maravilloso culo al aire.

Caminado detrás de ella, me agache para lamer su culito para suavizar un poco las cosas. Coloque mi pene en su pequeño agujero, y hice una pequeña presión para que entrara. La pude ver como sufría y se mordía su labio inferior mientras la cabeza del pene pasara. Suspiro en alivio cuando la cabeza pasó por completa. La seguí introduciendo, solamente quedaron unos centímetros por fuera de ella. Ya que yo llevaba el ritmo, y sabía que mi orgasmo estaba a la vuelta de la esquina, acelere mis movimientos en su culo, con mayor velocidad en cada penetración. Rachael gemía y se asombraba, queriendo más con el pasar de los minutos.

Busque con mi mano su clítoris, y empecé a jugar con el otra vez; metiendo tres dedos en su húmeda chochita. Sentí la sensación familiar en mis testículos, y decidí no aguantar más. Le di el golpe final, para darle paso al mar de semen que se emitía en mi pene y aterrizaba en su culito. Ella lo debió sentir ya que el grito de placer fue grande. Sabía que ALGUIEN nos debió haber oído.

Estábamos los dos sin aliento, cuando sentí mi verga mas suave. Me retire de ella y nos acostamos en el sofá por unos minutos, besándonos y tocándonos; hasta que ella me dijo que se tenia que ir. Nos vestimos y la acompañe a la puerta.

"Tengo confianza plena en sus habilidades, Sr. Rodríguez. Espero que me aceptes como tu cliente", me dijo ella, mientras me daba un beso en el cachete.

"Bueno, después de exponerme ese argumento tan valido, seria un tonto si no la aceptara", le conteste, sonriendo.

La ví como se iba y cerré la puerta de mi oficina. Me senté en mi escritorio, con las manos detrás de mi cabeza. Suspire en señal de alivio.

"Creo que las cosas me iran muy bien por aquí", me dije a mi mismo.

...CONTINUARA...

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