Diario de un Adolescente (#3)
Tomas tiene un gran conflicto mental, Dario parece que es su meta, pero por otra parte David está calando en su mente. Además, aun no se acostumbra a otra vida, a otro país. ¿Qué deberá hacer con respecto a Dario y David? ¿Qué hará con su vida misma?
Conflicto:
David miraba a Dario, Dario miraba a Tomas y Tomas tan solo procuraba mirar a la profesora escribir en la pizarra. Eda suspiró, mirando aquella escena, mientras pasaba por el aula de aquellos muchachos. Lanzando un bufido bajo dejo de cotillear. Pobre Tomas, quizá no imaginaba lo que pasaría si Dario fuera gay o por lo menos bisexual… todo podría verse peor aun si David se entrometía, ella sabía que esos dos jóvenes no eran muy buenos que se dijera.
Tomas miraba atentamente a la maestra, tratando de entender algo. Quizá la señorita Yesenia no le liaba tanto como sus profesores en España, pero era lo suficientemente ágil haciendo que el muchacho extranjero no entendiera nada. Suspirando, prefirió mirar a su alrededor, y antes de darse de cuenta, se encontró con la oscuridad de los ojos de Dario. Ojos capaces de guardar el secreto de la vida en su inmensa oscuridad. Ojos llenos de vida, de emociones y de maldad y bondad. Todo por cantidades iguales. Pero tras aquel joven, había otro, de ojos verdes color oliva, labios carnosos y mirada… ¿triste? ¿Taimada? Tomas no logro descifrar la mirada de David.
El español tomó su teléfono móvil y lo alzó levemente, apagado, lo uso como si de un espejo retrovisor se tratara, encontrándose con la mirada de David. Sin darse de cuenta, estaba comenzando a cabrearse por aquel fiel seguidor de Dario.
Antes de si quiera querer pensar en enojarse, una muchacha se acercó más a él desde su mesa silla, sonriendo, con los cabellos de un negro claro enmarcando el rostro. Maria Alejandra Caballero sonrió, mientras decía suavemente:
−Esto de Morgan es algo pervertido… con eso de que las moscas de una misma familia hicieron sus crías… Incestuoso –rió la muchacha, mientras miraba de reojo a la profesora.
−Uh –resopló Tomas− Profesora –dijo, guiñándole un ojo a Maria Alejandra− ¿sabe? Morgan era un tío pervertido…
− ¿Qué está diciendo, Tomas? –dijo la profesora, deteniéndose en mitad de un ejercicio de genética.
Todos volvieron la mirada hacia el español, el chaval sonrió con malicia; los días que tenía ya allí en ese colegio le habían dado el puesto de bromista, le gustaba hacer reír a cada profesor, diciendo cualquier cosa que por su mente pasará. En algunos casos todos se reían, pero los profesores solo se encargaban de amonestarle, cosa que a él le resvalaba.
−Pues si… hace que moscas de una misma familia, o sea, hermana, tengan relaciones para una nueva generación… a eso se le llama incesto… venga ya, que el tío era un enfermo−dijo, mientras sus ojos brillaban con un desdén que solo un bromista como él podría tener.
Y como Tomas supo, todos se echaron a reír, incluso la profesora, la mujer quería mantener su postura firme y dura, pero sabía, por más soso que fuera aquello, que Tomas tenía razón.
−Buen chiste –dijo Maria Alejandra − ¿Cómo está?
−Pues bien, aunque sé que podría estar mejor… −Tomas se hundió en su asiento, mientras miraba los tortuosos ejercicios una vez más.
−Özil, Messi, Puyol, el Pibe Valderrama… −alguien decía tras Tomas− tenemos el medio equipo de fútbol, güeon –reía Christian Mendoza.
−Y usted, Di Maria –dijo un puesto más atrás David.
Todos echaron a reír, mientras Christian, un chaval de grandes orejas por naturaleza, pareció relucir de orgullo ante tal apodo.
−Uh… ¿Quieren ser del Real? Ahora que no gana clásicos contra el Barca –repicó la voz de Tomas, mientras una sonrisa de suficiencia se dibuja en sus labios.
−Y hablo el españolete –bramó Christian –pues, cállese, man, que el Real va a ganar el próximo partido, ya verá como les cagan la cara…
−Claro –dijo Tomas, mientras regresaba la mirada a la profesora Yesenia.
El resto de las dos horas pasaron rápido, mientras Tomas sentía sus manos picar por escribir en el Ordenador, o mejor dicho: Escribir en su diario virtual. Si, quizá fuera lo más gay que jamás había hecho, pero eso no le importaba.
Tomas estaba algo nervioso, al final de la clase, la profesora Yesenia había dicho, de manera clara y precisa: La próxima clase se elegirán los grupos para el Proyecto Científico; ya saben que deben saber elegir, a quienes elijan serán sus compañeros todo el año escolar. Sin derecho a salirse de los grupos, cambiar gente… ¡Nada!
Para Tomas aquello era un verdadero problema, no es porque no fuera fácil para él encontrar un grupo, sino porque no conocía a nadie realmente y quería que su Proyecto fuera de los mejores y que en su grupo no hubiera dramas idiotas o discusiones sin sentido. Y él sentía que sobraba allí donde todos ya se conocían.
La siguiente clase era literatura, sin saber con quién unirse para un trabajo grupal, termino cara a cara con Roxana Santander, Christian Mendoza, Andres Moncada y… David.
David era bastante buen amigo con todos, era alegre, entusiasta, algo duro y divertido, pero con Tomas era distinto, con Tomas compartía miradas frías y sus ojos verde oliva parecían brillar como acido. Sin embargo, siempre le sonreía, no de mala manera, todo lo contrario, sus sonrisas eran cálidas, casi seductoras. David Gonzales era aun más extraño que todos los chicos del quinto año sección B juntos.
Tomas ya había aceptado sus sentimientos hacia Dario hacía un par de semanas, le gustaba, le traía por los suelos. Como había dicho Eda: Botando la baba. Pero no podía ser consecuente con eso, no había nada que hacer, por más extraño que se comportara Dario con él, no era nada fuera de lo común que le diera alas para ir directo a por sus besos.
Antes de irse a casa, Tomas habló un rato con Eda, preguntándole que podría hacer con el tema del Proyecto, ella entendía su problema y le aseguro que el mejor grupo donde podría estar él sería en el de David. Aquello descolocó al joven, no era para más, Tomas ya sabía que David tenía algo, ¿qué? No sabía, pero prefería dejarlo así y si se unía a ese grupo estaría en garras del lobo feroz. Pero Eda le aseguraba que no se guiara en eso, el grupo de David era estudioso, unido y podría hacerle sentir esa calidez que solo tienen los “panas” de más de un par de años.
Cuando llegó a casa, Tomas se sentó frente al computador, listo para escribir en su Diario Virtual, sin embargo, se escurrió antes por las redes sociales. Facebook fue lo primero que se decidió a visitar, miró un par de Inbox de amigos de España, comentarios de fotos, publicaciones… Y un par de solicitudes de amistad: la de Dario y la de David. Ver ambas caras en los pequeños recuadros le hizo dar un leve brinco, aceptando siguió mirando las pequeñísimas fotos. No iba a ser cotilla y mirar sus muros, eso no era lo suyo.
Pensando en ambos, abrió el documento Word.
Como dice la canción: “Hubo un tiempo en que yo solía mandar en el Mundo”. Ahora estoy algo perdido, es decir, no sé qué hacer, me estoy acostumbrando rápido a todo, pero no quiero hacerlo, me parece faltarme al respeto, a mi propio orgullo.
Sé que estoy loco por Dario, pero no sé qué hacer, no es que haya mucho que hacer. No hay nada peor como un gay que se encandila por un heterosexual. Y ahora no tengo ni la más remota idea de qué hacer con Dario.
Sus miradas, sus gestos, siempre sentado tan cerca pero a su vez tan esquivo… es extraño, amigo mío. Quisiera poder entrar en su mente, ver lo que piensa. Pero no tengo idea de nada, Dario no es gay, es lo que más pasa por mi mente y quizá me mira para tomar algo de mi personalidad como europeo que soy… si, suena idiota pero no se que mas pensar.
Por un lado está eso con Dario. Ahora David, no entiendo porqué no me los puedo sacar de la mente, a ninguno de los dos, y ambos tienen tanto poder sobre mí como yo. Ninguno parece ser mejor que el otro y, ahora me temo, que David me atrae. Sé que guarda un secreto, es obvio que algo esconde (creo que él si puede ser gay) pero qué, no lo sé.
¡Joder! Acabo de declararte que me gusta David… pero… ¿wtf? No, él no me puede gustar, es tan idiota, tan inmaduro… y también tan extraño conmigo, parece que me odia. Pero a su vez no. Estoy tan confundido. Sea como sea, no me puede gustar David, aunque tenga unos ojos verde oliva que brillan como de un verde moteado de dorado bajo la luz del sol, a pesar de que sus labios sean rojos y carnosos, a pesar de que su piel sea tan blanca y nívea, tan suave a la vista… él no me puede gustar… es que no. No, no me gusta, solo me llama la atención como parece ser.
Bueno, cambiando de tema. En un par de semanas acompañaré a Eda a Colombia, a la ciudad que es la frontera entre Venezuela y ese país. Por lo menos ver otro paisaje me hará pensar menos en ese par. Ah, y el Proyecto Científico, por sugerencia de Eda elegiré el grupo de David, tiene razón, esos tres tíos se ven bastante unidos. Así que estaría bien si estoy con ellos… mientras no me dejen en ridículo.
Aun no supero lo del taxista la otra tarde… no niego que me horrorizo el hecho de que me quisiera dar por el ojete, pero de igual forma me encanto comerle la polla. Oh, tengo ya dos semanas sin nada, me toco de forma esporádica y ahora estoy tan excitado… tendré que matarme a pajas hasta no conseguir a alguien. Alguien que de verdad me guste.
Bueno, sin más que hacer por aquí, me iré a bañar y dormir. Me siento algo mal, quizá sea gripe. Gracias por… leerme, creo.
T.
Antes de irse a la cama, Tomas echó una última ojeada a las fotos de Dario y David, incluso, se atrevió a abrir ambos muros solo para contemplar sus fotos. Y… ya no podía ocultar lo que se ocultaba bajo su chándal.
Salió de la habitación directo al baño, se desnudo a toda prisa y abrió el grifo del agua. El agua brotó cálida, ni caliente ni fría. Se deslizaba por su largo cuerpo, haciéndole estremecer de placer, a la vez que su polla parecía palpitar, erecta en todo su esplendor. Luego de haberse pasado la pastilla de jabón por todo su cuerpo, acariciando su plano abdomen, magreando las tetillas duras y rígidas, se decidió de ir más allá.
Su mano cruzó la frontera entre la cintura y la pelvis, allí donde una mata de vellos rodeaban una verga de unos diecisiete centímetro, ancha y ardiente. Pronto, Tomas estaba acariciando el falo, subiendo y bajando suavemente con la mano derecha. Sentía el calor emanar de la verga, nunca había estado tan caliente sin razones aparentes. Pronto, sus caricias se hicieron más firmes, su dedo pulgar comenzó a moverse alrededor del glande, deslizando el prepucio, desnudando aquella cabeza roja que cada vez parecía hacerse más sensible, con ese color casi lila.
Oh, que rico se sentía. Estaba cada vez mas excitado, moviendo y bajando con firmeza y fuerza su mano, mientras, con los ojos cerrados, echaba su cabeza hacia atrás. Su buena verga se dejaba hacer de su mano, el líquido pre-seminal chorreaba del meato, estaba mojándose más que nunca. Y en sus pensamientos, su mente solo podía recrear una escena:
Dario arrodillado frente suyo, lamiendo su verga como si de un helado se tratará, mientras le sostenía los cojones en una mano, acariciándolos. Dario parecía un experto en mamadas, su lengua se deslizaba por el húmedo glande, mientras su boca se cerraba y consumía casi todo el falo.
Tomas le marcaba el ritmo con fuerza, sintiendo su cuerpo hervir en placer, mientras sus manos acariciaban sus propias tetillas tan duras como su pene. Pero antes de darse de cuenta, sus manos habían sido suplantadas, un nuevo par de manos se apoderaba de sus pectorales, de sus tetillas. Y, mierda, se sentía de puta madre.
Tomas sentía como algo duro y grueso se acercaba a su raja, dejando que el calor se deslizara por su cuerpo en una ola que le hizo vibrar. Nunca había sido penetrado, pero ahora deseaba sentir esa verga en su interior, esa que él había visto algo crecida oculta bajo los pantalones de gabardina de él. A veces, sin querer, sus ojos se desviaban hacia la entrepierna de ese muchacho, y un par de veces le vio acariciar algo duro bajo el pantalón. Sentir que ahora iba a ser penetrado con esa cosa deliciosa era lo que más deseaba.
Arqueó la espalda cuando sintió la lengua del muchacho meterse en su zona más viril, esa zona que solo él podría llenar. Jadeando, sintiendo el placer recorrer su cuerpo susurró:
−David, por favor, follame.
Y en ese momento sintió algo dentro, algo violando su zona más masculina. Y eso le encantaba, dolía en un principio, pero no había nada más que hacer, lo deseaba y dios, se sentía delicioso imaginar que David le follaba…
En ese momento Tomas abrió los ojos de sopetón, sintiendo su corazón palpitar con locura a la vez que su verga comenzaba a estremecerse y convulsionar en su mano, no se iba a preocupar. No en esos segundos de placer.
−oh… David… David follame –decía, ya sabiendo que no ilusionaba− si, mas, mas… −lanzó un bajo grito, arqueando su espalda, y enseguida, llegó su corrida.
El semen salió disparado contra las puertas de vidrio de la ducha, escurriéndose espeso y abundante por esta. Fueron uno, dos, tres… cinco trallazos potentes de leche caliente, leche que se vio obligada a salir del cuerpo del joven por esa paja poderosa y, por primera vez, por esa auto penetración. Si, Tomas sin darse de cuenta había deslizado dos dedos en su ano, provocándose un placer como ninguno. Eso no le afectaba.
Lo que si le afectaba era haber pronunciado el nombre de David, pensando que aquel muchacho de ojos verdes era quien le pentraba. Todo había empezado con Dario, y luego David era protagonista.
¿Qué le pasaba? No se podía sentir así, tan débil e idiota por un par de muchachos que dejaría de ver cuando se graduara.
Limpiándose, salió del baño, se secó y se miró al espejo. Sus ojos estaban cansados, sus labios rojos parecían arder deseosos por una boca que le besará, a pesar de llevar el cabello tan corto, lucía bien y a la moda. Sonrió con desgana, mientras se pasaba una mano por los cabellos.
El móvil de Tomas estaba al lado del lavamanos, había dos mensajes recibidos. Antes de darse de cuenta, abrió uno y luego el otro mensaje. El primero solo decía: “Hola, dude… ¿qué tal?” a lo que él respondió: “¿Quién eres?” el otro mensaje decía “¿Te unes a mi grupo para lo del Proyecto?” y al no tener ninguno de los números guardados también respondió con un seco “¿Quién eres?”.
Sin importarle quién había conseguido su número, o quienes, se miró al espejo. Quedaba un mes con una semana para terminar el primer lapso del Colegio. Ahora sabía que sentía por Dario, David era algo pasajero, él lo sabía. Y lucharía ese mes y una semana para poder, por lo menos, entrar en la casa de Dario.
Si, con eso se conformaría, lo demás sería fácil, nunca nadie podía rechazar a Tomas, con esa mirada… esa sonrisa. Se había encandilado y enganchado con Dario Echenique, ahora iba a hacer lo que fuera por un beso, como muy poco…
El sonido del móvil de nuevo llamó su atención. Enseguida abrió la bandeja de entrada y había respuesta a uno de los mensajes.
D: ¿Te unes a mi grupo para lo del Proyecto?
T: ¿Quién eres?
En ese momento el teléfono móvil pareció caer de las manos del muchacho, pero antes de darse de cuenta lo pudo sostener.
D:… ¿Te unes… es…?
Y en ese momento, el celular se descargó. Apagándose ante los ojos de su dueño. Tomas sabía quién le había escrito y ahora estaba nervioso. Eso era un mal juego del destino, él lo sabía.
−Maldita sea –dijo mientras dejaba el celular a un lado y salía del baño.
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Bueno, aquí está el capítulo 3 de la serie: Diario de un Adolescente. Perdón por la tardanza, había enviado el relato hacía unos días y no había sido publicado (No se porqué). Espero que ahora si.
Espero os guste este capítulo y perdón por el final, me gusta ser cruel.
Os prometo que el capítulo 4 estará publicado antes de este viernes. Gracias por leer.
Nos vemos luego. Adeu ^^