Diario de Sonia 3

Mi amiga Mónica y yo habíamos tenido una sesión de sexo. Era la primera vez. Estábamos entre extrañas y confundidas

Despues de la sesión de sexo nos quedamos dormidas. Me desperté pronto. Mi amiga aún dormía. Me fui a la ducha mientras intentaba procesar todo lo que había pasado. El agua fría me fue espabilando y aclarando mis sensaciones. ¿Debería sentirme culpable por disfrutar? Mónica me hizo felíz y yo a ella. ¿Qué de malo puede haber? Volví a la habitación me puse unas braguitas y un top blanco y bajé a la cocina a preparar el desayuno. Al momento oí a Mónica ir a la ducha y salir mas vestida que yo a la cocina. Tenía curiosidad por ver la reacción de mi amiga. Me saludó. Hola Sonia, buenos días. Hola Mócica, le respondí. ¿Has descansado bien? Ufff no sabría decirte. Ha sido un sueño pesado. Debió ser por la bebida. He dormido inquieta y relajada a la vez. Ya te digo, algo extraño. Bueno, tomemos un buen café y unas tostadas, le respodí. Nos aclarará las ideas. Mientras sorbíamos café, le dije a mi amiga: Mónica, anoche lo pasé muy bien contigo. Fue una bonita experiencia. ¡Ay Sonia! No sé que pensar. Es la primera vez que lo hago con una mujer. Nunca lo imaginé. Estoy confusa. No soy lesbiana, ni nunca tuve fantasías con nadie de mi mismo sexo. Pero he de confesarte que lo de anoche me descoloca. Imagino que fue por el alcohol y por la confianza y cariño que te tengo. Y me dejé llevar. Le sonreí agradecida por la confianza en contarme sus dudas. Le dije: Yo también he tenido esas dudas. Pero he de decirte que disfruté mucho. No creo que se nos pueida achacar de lesbianas por ello. Creo que el placer, y más si está basado en el cariño mutuo, no entiende de estiquetas. Me ha gustado hacerlo con mi mejor amiga y creo que eso aumenta el cariño que nos tenemos y hace más grande la confianza. ¿No te parece? Umm visto así.... creo que llevas razón, me dijo guiñamdo los ojos. Me levante de la sila, me acerqué a ella y le planté un rico beso en la boca. Nos sonreimos y terminamos de desayunar. Le dije, hoy vendrán mis padres y mi hermano, a dormir la mona. Nosotras hemos de pensar en un plan para pasar el día. ¿Te parece, le insinué, que vayamos a la playa a pasarlo juntas? Ay sí, aplaudió Mónica. Lo estoy deseando. Pues no se hable más.

Iremos a la playa nudista a ponernos morenitas por todo el cuerpo, sin que se nos queden señales blancas en el cuerpo. recogimos las tazas y los platos del desayuno y nos preparamos para irnos. Elegimos unos bonitos bikinis, que nos servirían d epoco en la playa nudista y nos preparamos para irnos con ellos puestos y con sendos pareos de colores vivos. En eso llegó mi hermano, oliendo aún a alcohol y a excesos, con la mirada algo vidriosa, por haber trasnochado, nos vio y los ajos se le abrieron como platos; se quedó gratamente sorprendido. Sé que a Mónica le gustaba. Hola, dijo al vernos. ¿Dónde vais a estas horas tan tempranas? lle dije: tan temmpranas para ti. Nosotras ya hace rato que estamos preparadas para irnos a la playa. Y tú ¿que has hecho, para venir en este estado tan lamentable? Jodr Sonia, ¿qué voy a hacer? pasar un rato agradable con los amigos. Mónica le dijo: ¿te apetece venir con nosotras a la playa? pero yo salí al quite enseguida: Lo que le faltaba a este. Mas le vale dormir si no se nos queda por el camino y pesa demasiado como pata tener que llevarlo en brazos. Dijo Mónica coqueteando, no me importaria llevarlo. Pero mi hermano se caía de sueño. Nos dijo: en cuanto me despierte os busco; dejad los móviles encendidos. ¿Vale? Vale dije yo; será mejor así. Le dios un par de besos cada una y nos fuimos. Ya te contaré, querido diario, lo que pasó después.