Diario de Naoko (1)

Mi nombre es Naoko Otosina, y soy la mascota de mi novia. Esta es la historia que podréis leer en mi diario, si ella os deja leerlo. Haber visto animes yuri y saber algo del tema, ayudará a entender este cuento. Las palabras entre paréntesis son explicaciones del japones. Dedicado a Su Morigi, que quizás nunca lo lea.


Mi nombre es Naoko Otosina, y soy la mascota de mi novia. Esta es la historia que podréis leer en mi diario, si ella os deja leerlo.

Haber visto animes yuri y saber algo del tema, ayudará a entender este cuento. Las palabras entre paréntesis son explicaciones del japones.

Dedicado a Su Morigi, que quizás nunca lo lea.


Mi madre siempre dice que yo hago honor a mi nombre. Naoko significa niña obediente. Además siempre he sido tímida y callada. Por eso Madoka Otonashi nunca se fijó en mi hasta este año.

Ella es alumna de penúltimo curso, y también es la delegada de su clase. Es una mujer maravillosa. Nosotras, las jóvenes, la observábamos a distancia con admiración y envidia. Las alumnas como ellas son llamadas rosas intocables. Hermosa, morena, de largos cabellos, atlética, inteligente, simpática, fuerte... Es buena en todo lo que se propone. Es el ideal y un sueño imposible para todas nosotras.


Diario de Naoko.


Dejo de ser un uniforme anónimo para ella el día de mi cumpleaños. Dos alumnas de ultimo curso se están metiendo conmigo tras descubrirme bailando sola en el jardín, mientras probaba mi mp3 nuevo. Yo estoy asustada y avergonzada, casi llorando. De pronto oigo una voz exigiendo saber que esta pasando. Mis ojos llorosos la ven aparecer, como una enviada de Buda. Las mayores le explican que me han visto haciendo el tonto yo sola y les ha entrado la risa. Por primera vez, siento los ojos de Madoka posados en mi y su voz me pregunta:

  • ¿Como te llamas, pequeña?

  • Naoko Otosina, senpai ( superior ).

Siento su sonrisa a través de mis lágrimas y la oigo decir:

  • Kawai ( que mona ). Tu apellido se parece al mio. Desde ahora, Naoko Otosina está bajo mi protección.

Me parece notar que las otras alumnas asienten y las veo alejarse. La mano de Otonashi acaricia mi corto pelo y sin decir nada se marcha, dejándome sola y temblando como una tonta.


Eso fue ayer, querido diario. Hoy tuve el valor de acercarme a ella al salir del instituto. Mis amigas y mis compañeras me habían felicitado toda la mañana por haber sido tocada por Otonashi-senpai, alegrándose por mí y con algo de envidia. Yo me sentía tan en deuda con ella... pero sabiendo que no era digna de hablarle. La espié en la distancia en el descanso y en el almuerzo. Seguramente ella lo notó. Alguien que dispara el arco como ella debe tener un sentido zen muy desarrollado. Finalmente, salí a toda prisa del instituto, sabiendo que ella siempre tomaba el mismo camino, sin prisas, caminando despacio.

No sé como no me estalló el corazón cuando la vi aparecer por la acera, tan guapa y elegante en el uniforme de nuestra escuela. Temblando como una hoja, me acerqué a ella y susurré:

  • Otonashi-sama ( forma de respeto )...te estoy muy agradecida por haberme ayudado ayer con aquellas alumnas...

Su sonrisa. Oh, Buda, qué sonrisa.

  • No fue nada, Nao-chan.

Casi me caigo de rodillas al oírle decir mi nombre. Aún no sé de donde saqué las fuerzas para preguntarle, mirándole los zapatos, incapaz de enfrentar su mirada:

  • ¿Podría llevar tu maletín, Otonashi-sama?

Diez años ( o eso creo ) después su voz me dijo, con algo de alegría y algo de malicia:

  • Es bastante pesado, niña. ¿Podrás con el tuyo y el mio a la vez?

Asentí vigorosamente, temblando, pensando en morirme de vergüenza si se me llegase a caer...Cuando me lo dio, lo cojí con mi mano derecha, cambiando el mio a mi izquierda. Si uno se me caía, que fuera el mio, no el suyo.

No sé como pasó, pero cuando llegamos delante de su casa yo ya iba un paso por detrás de ella...y sentía que eso no estaba mal.Madoka me sonrío, recogió su maletín y entró en su casa sin decirme nada.


Querido diario, ya son tres días los que Madoka me ha dejado llevarle el maletín. Me hace tan feliz serle útil en algo...Mis amigas de clase me dicen que se cambiarían por mi sin dudarlo un segundo. Hoy ya estaba más acostumbrada a ir a su lado y, cuando llegamos a su casa, le pregunte si el lunes podría llevarle la comida hecha de casa. Me sonrío y sólo me dijo:

  • Me gusta el arroz con muy poca salsa de soja.

Eso es un sí, estoy segura. Le voy a preparar el mejor bento ( comida en caja ) que haya comido nunca. Espero que le guste como cocino...


Le ha gustado. Le ha gustado. Le ha gustado. Oh, soy tan feliz...


Querido diario. no sé que pensar. Hoy ha pasado algo extraño pero maravilloso, creo. Después de comer, las dos estábamos sentadas en uno de los bancos del jardín, en la zona de los árboles,cuando ha llegado una compañera de Madoka. Se sentó en el banco y empezaron a hablar de cosas de su clase. Yo recogí los bentos vacíos y me levante para irme. Entonces, oh, entonces...

Madoka me dijo, sin mirarme:

  • Siéntate, Nao-chan.

Siguieron hablando, pero conmigo a su lado, sentada junto a ella. Mis piernas cerradas, mis rodillas juntas, mis oídos abiertos a sus palabras, mis ojos mirando mis rodillas temblorosas. El corazón me saltaba y casi me desmayo. Después, mientras caminábamos hacia su casa, pasó lo mejor de todo, diario querido.

  • Nao-chan...¿te gusta hacer lo que yo te digo?

  • Si, Otonashi-sama.

Me salió automáticamente, sin tener que pensarlo. Entonces, oh, entonces, diario querido, ella me dijo:

  • Puedes llamarme Madoka-sama, si quieres.

¿Cómo no iba a querer? Oh, Buda. Ella lo sabe, tiene que saberlo, saber que estoy en sus manos, que soy arcilla entre sus dedos.

  • Gracias, Madoka-sama. Me hace muy feliz que me digas eso...

Y, como la superior a mi que es, recogió su maletín, me acaricio el pelo como a una gatita y se metió en su casa sin despedirse de mí, como siempre...


Soy tan feliz, querido diario. Hace ya dos semanas que Madoka-sama me salvó de aquellas muchachas y empezó a hablarme. Hoy nuestra relación ha dado un paso mas. Mis amigas se metían hoy conmigo, diciéndome que quizás me vuelva su pareja o su amante. Oh, Buda, sé que no soy digna de eso, pero sería lo mejor que me pudiera pasar. ¿Pero cómo va a pensar en mí teniendo  a tantas chicas del instituto solteras  para escoger entre ellas? A veces sacudo la cabeza cuando veo a otras parejas del instituto por los pasillos o en los jardines, y me avergüenzo de lo que sueño...

¿Imaginarme al lado de Madoka-sama como otras chicas con sus novias? ¿Imaginar su mano acariciándome y dándome fuerzas antes de un examen? ¿Sus labios tocando mi frente antes de ir a clase? ¿Su mano cogiendo una gamba con los palillos y dándomela delante de todo el mundo? Sólo de pensarlo necesito ir al baño a tocarme, diario mio...

Hoy Madoka-sama comió mas rápido de lo normal. Yo no dije nada, pensando que no habría desayunado o que se habría esforzado demasiado en clase. Pero terminamos de comer y todavía nos quedaban diez minutos de descanso. Y entonces, sin esperármelo...

  • Nao-chan. Pon tu cara en mi brazo.

La miré con los ojos abiertos como platos. Ella sonreía...Sentada a su izquierda, dejé que mi cabeza bajase hasta tocar su manga.

  • ¿A-a-así, Madoka-sama?

  • Sí, así. Perfecto.

Oh, diario querido. Madoka-sama empezó a acariciarme el pelo mientras me apoyaba en ella. Así estuvimos hasta que sonaron las campanas de la torre. Y entonces ella me dijo que me fuera a clase....Oh, Buda, es Madoka-sama la que marca mis horarios...Y me encanta.

Cuando llegamos a su casa, antes de entrar, por primera vez, tras coger su maletín, me sonrío y me dijo:

  • ¿Te doy miedo, Nao-chan?

  • No, Madoka-sama.

  • Esos calcetines blancos no te sientan bien, Nao-chan. Estoy segura de que unas medias negras te quedarían mejor.

Oh, diario querido. Madoka-sama me dice como debo vestir. No tengo nada mas que hacer que llevar mañana mis medias negras y esperar que le gusten. Mi opinión no importa, solo sus ordenes y gustarle...

¿Me atreveré a soñar con gustarle?


Hoy Madoka-sama me ha dicho que tire a la basura mis calcetines y que me compre mas medias, que son lo que mejor me sientan y lo que debo llevar todos los días. Ni se me ha ocurrido protestar o quejarme. Nada mas llegar a casa revisé mis cajones y todos mis calcetines se han ido a la basura. Tengo que comprar más medias mañana.


Hoy mamá me ha preguntado si tengo alguna amiga especial. Me ha dicho que se me ve radiante y muy feliz estos días. Me he puesto toda roja y le he dicho que no. No me ha creído, estoy segura.

*

Madoka-sama me ha pedido que mañana domingo vaya a un templo con ella. Me ha faltado tiempo para decirle que sí, que claro, que sin problemas, que estaba libre y sin nada que hacer. Mis amigas me han entendido cuando las llamé para anular la cita que teníamos para ir al cine.

Y me han deseado suerte. Que vergüenza.

Y que alegría que la gente considere normal que me relacione con Madoka-sama.


Madoka-sama me ha engañado y me ha preparado una trampa. Estaba hermosísima vestida con su uniforme de arquera, con su falda larga y oscura, su blusa blanca, sus plataformas de madera. No necesita mostrar su cuerpo para ser bella. Tras ofrecer un poco de incienso y unas linternas a los dioses, me llevó hasta el puesto de amuletos.

Y compró dos amuletos de amor.

Madoka-sama escribió algo en el suyo y lo colgó del árbol. Luego me dio el mio y se alejó un poco, dándome intimidad. Casi me muero de vergüenza y miedo cuando escribí nuestros nombres con kanjis ( signos ) casi ilegibles por el temblor de mi mano.

Después fuimos hasta un rincón del parque cercano a nuestras casas. Nos sentamos juntas y entonces...

  • Nao-chan, estas muy guapa con esa falda, esas medias y ese jersey...

  • Gr-gracias, Madoka-sama. Yo, yo, quería estar guapa, si no te parece mal.

  • Nao-chan. He quedado con una compañera del club de arco para hablar de unas cosas. ¿Te parece mal que haga esto mientras estamos juntas?

  • Oh, no, Madoka-sama. Haz lo que tengas que hacer. No te preocupes por mí. Si quieres que os deje solas...

  • Nao- chan. ¿por que no te separas un poquito, te tumbas, y dejas que tu cabeza descanse en mi regazo? Me gustaría acariciarte el pelo mientras la espero...y mientras hablo con ella.

Oh, Buda. Casi me muero. ¿Madoka-sama estaba diciéndome que quería ser vista por una compañera mientras estaba en una postura tan intima conmigo? No pude decir nada, ni moverme, ni pensar. Que vergüenza.

  • Pero, Madoka-sama, las compañeras....

  • Nao-chan, pon tu cabeza en mi regazo, por favor.

La obedecí, claro. ¿Que más iba a hacer? Su amiga vino, nos vio, sonrió, habló con ella, se despidió de las dos...y se marchó para llamar a todo el mundo y contárselo, estoy segura. Pero yo tenia los ojos cerrados y solo pensaba en la dulzura con la que Madoka-sama me estaba acariciando el pelo.

Y entonces, diario querido, Madoka-sama soltó la bomba que destrozó mi mundo y mi libertad.

  • Nao-chan...¿te acaricias por las noches pensando en mi?

Temblé como una hoja, no dije nada, casi me meo de miedo...¿Cómo podía saberlo? ¿Tan evidente era que la amaba y la deseaba más que a nadie en el mundo?

  • Nao-chan...yo me acaricio todas las noches pensando en tí, ¿sabes?

Del salto que di casi me levanto, querido diario. ¿Ella? ¿Pensando en la tonta de Nao-chan? No podía ser. Su mano siguió acariciando mi cabello, sus dedos jugando con mi pelo, haciendo tirabuzones, enredándose en el.

  • ¿Te parece mal, Nao-chan?

  • Nooooooo....murmuré cada vez más bajo.

  • Nao-chan...te he hecho una pregunta...

Casi me echo a llorar...Solo recuerdo que supliqué, muerta de vergüenza, miedo y cobardía:

  • Por favor...

  • Nao-chan...

Pasó no sé cuanto tiempo, quizás un segundo, quizás una hora, su mano seguía acariciándome el pelo, pero otra mano jugaba con mi hombro sobre el jersey nuevo de lana rosa.

  • Si, Madoka-sama. todas las noches desde que  me salvaste...Perdóname, por favor, te lo suplico. No me odies, no me eches de tu lado...

Su risa me dolió como una de sus flechas en mi corazón. Pensé que me diría: Vete, niña, ¿cómo te atreves? Ya había olvidado sus propias palabras. No sabía nada. no oía nada. Entonces...

  • Nao-chan, siéntate a mi lado, por favor.

Como la marioneta que ya era en sus manos, me senté, esperando oír como me echaba de su lado. En vez de eso, de algún bolsillo  sacó un colar de terciopelo rosa del que colgaba una chapita....como los que llevan las mascotas de otras chicas en los institutos.

  • Nao-chan. Si tú quieres...si quisieras llevar esto en tu cuello...me gustaría que fueras mi neko ( gata ).

¿Su mascota? ¿Su animal? ¿Su juguete?

  • Miauuuuuuuuu

Eché mi cabeza hacia atrás, mostrándole a mi dueña el cuello de su mascota, diario querido...Y ella cerró el collar en mi cuello, marcándome como su propiedad....Y me corrí sin tener que tocarme, diario querido...Y muerta de vergüenza, mientras mi dueña me abrazaba y me preguntaba qué me pasaba...su gatita se lo confesó...Y ella me abrazó aún más fuerte.