Diario de Lizzie 6

Lizzie se comporta como una buena amiga y le muestra a su amiga la tetona cómo debe masturbarse, recibiendo a cambio un delicioso regalo.

Lunes, 26 de diciembre de 1992.

Hace bastante frío. Yo sigo de vacaciones y tremendamente aburrida. Son las 10:30 de la noche y estoy solita en casa. Mis papás fueron a visitar a un tío, hermano de mi papá, yo no soporto a mis primos, sus hijos; siempre me saludan muy decentemente delante de mi papá, pero después que se da la vuelta, me manosean y me dicen estupideces que no me caen. Se trata de tres imbéciles, Juan que es un año más joven que yo y los otros dos ya están bastante creciditos, uno próximo a casarse con una gorda espantosa, pero tiene dinero la fulana, hasta suerte tiene el muy haragán.

De hecho, pasaron Nochebuena en mi casa, con el resto de la familia y me la hicieron buena, por eso no los quiero ni ver, los odio en verdad!

Tengo una pareja de gatos siameses y acaban de tener crías, por eso no quería yo ni mover de mi casa, inicialmente iríamos a pasar esa fiesta a casa de otro de mis tíos, pero como no me iban a dejar sola, pues se movió el evento para acá, qué fastidioso fue.

Parientes yendo y viniendo, y yo solamente quería estar con mis gatitos, están preciosos, escasamente tienen un mes de nacidos y apenas pueden caminar, sus orejitas siguen pegadas a su cabeza, como si fueran perritos. Dispuse una canasta que mi papá me consiguió para que Lola cuidara de sus cachorros en mi cuarto, no dejamos entrar a Max, el papá, porque ella le gruñe, hace bien, cabrones machos.

De vez en cuando me metía a mi cuarto a verificar que estuvieran bien y a llevarle de comer y de beber a Lola, puesto que no quiere separarse de sus bebés, en una ocasión se levantó para ir a su tina de arena a hacer sus necesidades y cuando regresó, me metí con ella al cuarto y me encuentro a este trío de susodichos, muy echados en mi cama, con los gatitos.

Lola se puso histérica, no le gusta que toquen a sus cachorros y los gatos son muy especiales, temía que los rechazara por no reconocerlos, ellos se identifican con el olfato.

Qué hacen, idiotas? Les grité bien encabronada, regresen a esos gatos a la canasta! Qué no piensan? Y qué fregados hacen en mi cuarto? Los tres estaban bastante divertidos de verme tan enojada.

Calma primita, qué te pasa? Porqué te alteras? No les va a pasar nada, mira, están dormidos, dijo Matías, el mayor. Y era verdad, los 5 pequeñitos estaban muy a gusto en medio de mi cama, profundamente dormidos, pero Lola estaba erizada y muy nerviosa. Qué no ven que su madre se enoja? Ya no los va a querer amamantar. Avancé hacia mi cama y me incliné entre Juan y Pablo, Matías estaba pegado a la pared, quise tomar a los gatitos cuando los dos primeros me atacaron a traición.

Yo llevaba puesto un suéter largo, a manera de blusón, color rojo cereza un poquito escotado, unas mallas gruesas negras y botas de tacón alto también negras. Estos animales me jalaron por las muñecas y me tumbaron boca arriba en mi propia cama. Ven a platicar con nosotros, Lizzie, tenemos tanto tiempo sin vernos! Y porqué creen? Son unos tarados, les contesté, no soporto estar cerca de ustedes, lárguense inmediatamente de mi cuarto, pero ya! Le voy a gritar a mi papá, cabrones, ya verán como les va. Los tres voltearon a verse y se carcajearon, Juan y Pablo sujetaban mis brazos, manteniéndome boca arriba y vi que se acercaba Matías el próximo a casarse.

No estoy de humor, ya déjenme, no me gusta llevarme así con ustedes! Ya están grandes, compórtense. Quería decirles que ya tenían pelos en la cola y montones de cosas por el estilo, pero no me gustaba nada la manera como me observaban, instintivamente cerré mis piernas.

Escuchaste Matías? Lizzie ya se encabronó, es mejor que nos salgamos, no? Dijo Pablo. Y los 3 soltaron otra risita burlona, mi cara debió estar a tono con mi suéter de la rabia que sentí.

Lizzie, no te muevas tanto, vas a espantar a los gatitos, se burlaban. Podrías aplastarlos, son tan chiquitos, dijo el estúpido de Juan y comenzó a saltar en mi cama, así sentado, sin soltarme el brazo, Pablo, del otro lado de mi cuerpo y también sujetándome, lo imitó, los gatitos despertaron y buscaban a su mamá; Lola estaba bajo mi cama, gruñendo, bastante molesta.

Que ya me dejen! Gritaba yo. En el primer piso de la casa, sonaba la música tan fuerte que no podían escucharme, además, ya habíamos cenado y todos los adultos estaban bastante bebidos, a mi mamá y sus hermanas les pegó la reciente muerte de mi abuelita, ya se imaginarán el cuadro.

Los tres reían como idiotas, me tenían en su poder y yo sin poder defenderme.

Primita, ya deja de gritar o nos vamos a poner muuuy nerviosos y tus gatitos la pueden pagar, dijo el imbécil de Pablo tomando con su mano libre a uno de los cachorritos del pellejito, como los levanta su mamá, lo observó, tan pequeño e indefenso y maliciosamente, lo colocó en mis pechos.

Oooh, el bebito tiene hambre y su mamá no quiere amamantarlo, qué problema… qué hacemos muchachos? Los tres se rieron a la vez. Ah ya sé, Lizzie, sé una buena nodriza y dale de mamar al gatito, anda. Dicho lo cual, procedió a sacar mis pechos por el escote, el gatito estaba somnoliento y torpemente se arrastraba entre mis pechos, buscando calor, para variar, yo no llevaba sostén.

Al contemplar su gracia, tomaron a todos los gatitos y los colocaron en su canasta incluyendo al que dormitaba entre mis tetas. Yo quise incorporarme pero Juan, dejó de sujetar mi brazo y me empujó para volverme a acostar, sus manos estaban en mis meloncitos.

Matías el más grande, a su vez, quitó a Juan de un empujón y agarró mis pechos a dos manos. Ay prima, mamacita, qué delicia de chichis te botas, mira nada más, decía mientras manoseaba torpemente mis tetas, terminó retorciendo fuerte mis pezones, yo me aguanté el dolor y me incorporé de golpe, Pablo ya no me sujetaba del brazo porque estaba absorto contemplando cómo su hermano mayor me sobaba los pechos a su antojo. Era bastante salvaje, porque no me acariciaba, estrujaba mis pechos con fuerza y terminaba apretando fuerte mis pezones como queriendo ordeñar una leche que yo no tenía. Pero no me quejé.

Intenté componer mi ropa y tapar mis pechos, pero no me lo permitieron. Matías me obligó a punta de jalones a sentarme recargada en la cabecera de mi cama y me bajó aún más el suéter, quedé desnuda de la cintura para arriba, maldita tela elástica. Qué te parece si hacemos un trato? Me dijo en tono burlón. No me interesa hacer tratos con ustedes, pendejos, les dije, y quise levantarme para correr escaleras abajo, cosa que no me iban a permitir.

Matías me jaló del cabello, lo llevaba suelto y a los hombros, estate quieta perrita, que de sobra sabemos lo zorra que eres, no muchachos? Conocimos a una amiguita tuya, por cierto, te suena el nombre de Gaby?

Me quedé helada…. Días antes, mi amiga Gaby (la tetona) me había platicado llorando que cuando corría por la pista de entrenamiento queriendo recuperar su zapato (el que teníamos Aldo y yo) ya solamente quedaban el par de pendejetes de Beto y Ernesto, las otras dos arpías se aburrieron y se marcharon a sus respectivas casas. Beto le había metido zancadilla y Gaby cayó de tetas al suelo, es lo primero que tocó el piso, estoy segura, pobre de mi chichona amiguita.

Al querer levantarse, alguien le cubrió la boca con su mano y fue arrastrada hacia los vestidores del equipo de basket de la escuela, desiertos a esas horas.

La tiraron sobre una de las bancas donde se cambian de ropa los muchachos y le arrancaron su preciada sudadera y la blusa, su sostén fue cortado de tajo con una navaja; ella dice que estaba muy oscuro y que no puede asegurarlo bien, pero que no se trataba de solamente dos personas, que había un tercer cabrón ayudando a este par de abusivos.

Se quedó tratando de cubrir sus voluminosas chichotas con ambas manos, tiritando de frío y con la pura calzonera cubriendo la parte inferior de su cuerpo. Gritaba que se rendía, que para broma habían llegado demasiado lejos, que la dejaran ir y no habría represalias, cuando le cruzaron un sonoro bofetón por toda la cara. Al sobarse, dos tipos le jalaron los brazos hacia atrás y la obligaron a inclinarse en la banca, sus enormes pechos le colgaban indefensos.

Un tercer individuo se puso frente a ella y la zarandeó por los hombros, burlándose de ella, llamándola vaca chichona mientras le retorcía duro los pezones, justo como el animal de mi primo estaba haciendo conmigo, maldito, ahora entendí, este idiota solía ir a entrenar a mi pista de atletismo y ese día que Aldo me hizo venir como una puta, este animal, no conforme con aterrorizar a la pobre de Gaby, tal vez me había visto en acción, qué horror, con razón se sentían tan valientes el trío de babosos estos.

Gaby no conoce a mi parentela, pero a mí me quedó bastante claro todo, la pobrecita fue humillada, manoseada y este animal fue quien le llenó sus hermosas chichotas de leche.

La pobre se esforzaba tanto para no llamar la atención con sus voluminosos pechos que lo único que lograba era incitar más a los jariosos estos.

Me contó cómo la maniataron entre Beto y Ernesto quienes reían estúpidamente, pero el que ordenaba todo era, el tercer fulano, mi imbécil primo próximo a contraer nupcias. Este fulano le jaló el cabello, obligándola a levantar la cabeza, dejando colgar sus pesadas chichotas, se hartó de sobarlas con brutalidad, subiéndolas a dos manos y dejándolas caer por su propio peso.

Le decía linduras como: Qué delicia de ubres, vaca, a ver muge! Y a cachetadas la obligó a mugir como vaca mientras los tres se carcajeaban. Por momentos le juntaba las tetas y las frotaba entre sí diciendo que parecían balones, qué idiota.

La soltaron un momento y le ordenaron que se mamara solita sus pezones, cosa que a ella le repugnaba, pero bastaron dos bofetadas y que la volvieran a jalonear de los cabellos para que accediera, llorando. Mírala, qué bien se mama las chichotas, se burlaban cruelmente, eres una vaca, me oíste? Y tus chichotas solamente sirven para que las muestres, perra, para que te las dejes mamar por todos, entiendes? Decía Matías mientras metía su rostro entre las mamas de mi amiga. Miren muchachos, aprendan! Y seguía refregando su cara entre las tetotas de la pobrecita de Gaby. Succionaba sus pezones, haciéndole bastante daño al morderlos con crueldad.

De pronto, Matías ya no se conformó con este abuso y se abrió la cremallera del pantalón y sacó su verga ya parada, Gaby berreó como si la fueran a matar y profería un no, por favor mientras se incorporaba y retrocedía hasta pegarse en la nuca con los lockers. Esta pendeja cree que me la voy a coger, muchachos! Ustedes qué opinan? Me la cojo? Dice Gaby que los otros dos se miraban confundidos, como asustados y Beto le decía a Ernesto, esto ya se pasó de la raya, no crees? Nos vamos a meter en un buen lío si esta vaca nos acusa.

Qué dicen maricones? Les gritó Matías, es la última vez que nos verá la cara esta puta y pobre de ella si abre esa boca lame vergas que tiene, decía mientras con sus dedos pellizcaba los labios de mi amiguita. Y tú pendeja, mira bien lo que tengo en la mano, mientras tomaba su verga como macana, amenazándola, pegándole en la cara con ella.

La pobrecita me contó que pese a todo el mal trato recibido, sintió cosquillas en su entrepierna y la muy pendeja sintió como si se hubiera orinado, tuve que explicarle que desafortunadamente era una reacción natural de su cuerpo al sentirse excitada, aunque haya sido involuntariamente. Me contó también que estos animales le olisquearon la panocha como perros, sin llegar a quitarle la calzonera, que dijo la traía pegada a las nalgas del sudor y de lo mojada que estaba su vagina.

Aparentemente Matías, el que ordenaba, le dijo: en cuatro patas, zorra y para bien el culo, te vamos a revisar bien a ver si decidimos comprarte, vaca asquerosa.

Gaby, temblando, obedeció y me dijo que sus tetas casi pegaban en el piso de lo grandes que son, de imaginarla así, me empecé a excitar y le dije, ya tranquila, Gaby, ven aquí. Ella temblaba de coraje, por recordar aquella horrenda experiencia, estábamos sentadas en mi cama las dos.

La abracé y como no queriendo la cosa, al inclinar su cabeza, la obligué a recargarse entre mis pechos, me gustó sentir su cálido aliento, sollozando entre mis tetas, dicho sea de paso, yo me sentía bastante excitada por lo que me estaba contando ella, con tantos pelos y señales. Acaricié su espalda y le dije, que se tranquilizara, por favor, que lo que le habían hecho no quedaría impune, pero que a fin de cuentas no había pasado a mayores. Una mala experiencia, nada más.

Su sufrimiento terminó cuando al estar así a gatas, Matías le había "dibujado" la raja de su panocha con un dedo, burlándose de lo mojada que estaba, sin dejar de llamarla puta, zorra y vaca en celo. A él le colgaba la verga al frente de su pantalón y de cuando en cuando se la refregaba en la boca, diciéndole, chupa vaca, chupa o te mato! Y ella no atinaba a qué hacer, por lo que Matías terminó jalándosela él mismo y dice Gaby que en menos de un minuto, su porquería la estaba bañando de un líquido asqueroso y pegajoso, este desgraciado le mojó la cara y le enlechó todas sus tetotas. Los otros dos también se masturbaban, Ernesto perdió pronto la erección y ya no intentó parársela pero el otro, parecía manguera sin control y le llenó las tetas de su viscosa leche, jadeando como cerdo.

Al terminar su gracia, la levantaron y le dijeron que qué bien se veía, cubierta de sus mecos, que parecía toda una vaca putona y se burlaban de ella.

Sorprendentemente me dijo que lo que más le había dolido era que no dejaran de llamarla vaca y soltándose de mi abrazo me preguntó a boca de jarro, Lizzie, tú crees que soy una vaca, una vaca deforme y fea? Lo dijo mirándome a los ojos y yo contesté automáticamente lo que siempre he pensado de ella y de todas las chichonas del mundo: Gaby, eres una chica preciosa y tus tetas son bellísimas, ya quisieran muchas tener unos pechos así de grandes y bonitos.

Entonces porqué se burlaban ellos de mí, Lizzie, porqué me humillaron? Simplemente porque son imbéciles, Gaby, le dije, ni siquiera saben satisfacer a una mujer y ocultan su inexperiencia maltratando chicas indefensas, no sabrían qué hacer con una mujer de verdad, cariño, le dije y la volví a abrazar.

Lizzie, eres mi amiga, verdad? Claro que sí, tonta, lo dudas? Bueno, puedo hacerte otra pregunta, por favor? Me avergüenza, pero, puedo, Lizzie? Algo sorprendida accedí, pero no te vas a enojar conmigo, verdad, Lizzie? Por supuesto que no, ya suelta lo que sea.

No bien terminé de decirle eso, cuando me preguntó si yo ya había probado en verdad una verga, casi me caigo de espaldas, fue cuando me dijo que el trío de brutos, al terminar de enlecharla, la bañaron con una manguera que se encontraron en un rincón de los setos que están fuera de los vestidores y la habían sacado a orear, como le dijeron. Y ahí fue cuando, según ella, me vieron abierta de patas, semi desnuda con toda la panocha siendo mamada hasta la locura por mi querido Aldo; dice ella que no quiso ver más, pero aquél trío estaba extasiado, cuando dejaron de percatarse de ella, echó a correr y los dejó ahí, mirando mi show, así que el resto era historia.

Cuando cerré la boca, porque estaba yo estupefacta, suspiré y le dije que sí, que yo ya sabía lo que era mamar una verga, pero que en mi caso, lo había hecho por gusto y que siendo así, no tenía nada de malo. Pero Lizzie, si te hubieran hecho lo que a mí, es que fue totalmente diferente, amiguita, y le pregunté, a ver dime, nunca te has tocado tú solita, mmm, aquí y le señalé mi puchita.

Ella abrió los ojos como platos y me dijo que no, nunca. Entonces le pregunté si alguna otra ocasión, fuera de cuando la estaban manoseando esas bestias, se había sentido, mojadita o con ansias de por ahí, digamos, como si sintiera una comezón, pero muy placentera. La muy bruta solamente meneaba con la cabeza y creí que se iba a poner a llorar otra vez, pero entonces le dije:

A ver, amiguita, estamos tú y yo solitas, te animas a hacer un experimento? Cuál experimento, Lizzie, me dijo asustada… Mira, le contesté, no hay nadie en mi casa, así que, ven conmigo y la llevé de la mano al cuarto de mis papás, que tienen una cama bastante grande, espérame aquí, si?

Y fui al baño a descolgar uno de los espejos de forma cuadrada que están colgados, lo coloqué recargado en la cabecera de la cama y procedí a consultar la hora, las 4:30, mis papás llegarían hasta después de las 8, vaya que teníamos tiempo.

Mira, bonita, haz lo que yo, le dije a Gaby y me quité la blusa que llevaba puesta, Lizzie, no llevas sostén? No, le dije, en casa lo evito, ahora, Gaby, muéstrame tus pechos, anda. Así, de pie, una frente a la otra nos quedamos sin blusa y a regañadientes, logré convencerla de quitarse sus sostén de abuelita, horrendo, no le hacía justicia alguna a sus deliciosas chichotas. Lizzie, qué pena contigo, decía, soy en verdad una vacota! Mira tus tetas y observa las mías, mis pezones son enormes y oscuros! En cambio los tuyos, dijo mientras tímidamente tocaba uno de mis pezones con sus dedos. Los míos qué, Gaby? Dije, sin dejar de sentirme excitada por los toqueteos de mi amiga y la cercanía de sus portentosas tetas.

Todas las tetas son distintas, amiguita, pero todas reaccionan igual a las caricias, observa cómo me has puesto! Mis pezones apuntaban hacia el frente, ansiosos. Ahora permíteme si? Y procedí a masajear sus grandes ubres, suavemente, sin prisas, ay Lizzie, qué me haces, mmmm, nada qué ver con lo que te hicieron esos bastardos, no? Y qué tenemos por aquí? Metí mi manita bajo su falda y efectivamente su peluda panochita ya estaba a punto.

Lizzie, por Dios! Gritó y se apartó de mí, cubriendo sus morenos tetones. Yo lo pensé mejor y decidí mostrarle primero de lo que yo hablaba.

Bueno Gaby, quieres aprender o no? Aprender qué? Dijo temblando, pues a gozar tú solita, no te hagas tonta, necesitas saber qué te gusta y no permitir que nadie más vuelva a tocarte sin tu permiso, tu cuerpo es tuyo nada más, quieres o no?

Sin esperar su respuesta, terminé de desnudarme, me quité mi short y mis calzoncitos, me subí a la cama de mis papás y me posicioné a la mitad, abierta de piernas, frente al espejo, le hice una seña y ella hizo lo mismo, sus calzones hacían juego con su sostén, qué horror.

La observé, totalmente desnuda y a mi lado y un conocido escalofrío recorrió mi cuerpo, qué linda eres, le dije, Lizzie, no me digas eso, somos amigas, pues claro que lo somos, tonta y lo vamos a seguir siendo, o no? Dije mientras la besaba en la mejilla, uno de mis pechos desnudos rozaba su hombro. Su mano estaba sobre mi muslo, Lizzie, estás loca! Ya lo sé y por eso me estimas.

Gaby se rió y sus pechos gigantes bambolearon, yo no quitaba la vista de ellos, lo ves Lizzie? Decía, cubriéndoselos con un cojín de la cama, soy una vaca chichona y horrible! Nunca nadie me va a querer! Y empezó a berrear otra vez….

Gaby, Gaby, no seas tonta! Y la besé en las mejillas, el cuello, los hombros y bajé hasta sus chichotas, ella quiso resistirse pero se quedó en el intento, una de mis manitas ya estaba hurgando en la pelambrera de su sexo, vaya que es peluda mi amiga

Ay, Lizzie, decía, me voy a mojar otra vez, lo sientes? Claro que sí, bruta, le dije, es normal, y llevé su mano a mi panochita, Lizzie tú también? Sí, Gaby, qué nunca te has visto ahí? En un espejo? Claro que no, eso es una vagancia, contestó ella, mientras yo ya estaba frente a su panochita peluda y sin estrenar, la mía apenas había sido penetrada por dedos y lenguas, pero también era virgen de verga. Mi amiga Gaby jamás había sentido el placer de un orgasmo, y yo quise ayudarla.

La recargué en un par de almohadas grandes, de manera que su sexo apuntara directamente al espejo de la cabecera y pudiera verse la panocha abierta, mira, la ves? Qué horror, Lizzie, yo prefiero tu cosita, tan limpiecita de vellos, la mía es un asco, pues eso lo podemos arreglar, quieres? Asintió, uno de mis dedos estaba acariciando circularmente su clítoris, ella haría lo que yo le dijera, qué rico se desparramaban sus chichotas a los lados de su cuerpo, yo estaba sumamente excitada, pero sin una buena verga, yo no puedo funcionar, así que esto solamente era un juego inocente para mí y mi peluda amiga.

Tomé un rastrillo para rasurar de los que compra mi papá, desechables, una jícara y un jabón de tocador nuevo y la llevé al baño de mis papás. La senté en la bañera con las piernas al aire, bien separadas, remojé su panochita con agua tibia que salía de la llave, ayudándome con la jícara y froté su peluda panocha con el jabón perfumado.

Ella gemía y en un momento tenía las manos en las tetotas, sóbate, Gaby, le dije yo, está bien, disfruta, amiguita. Y le echaba agua en la raja, abriendo sus labios vaginales, admirando su rosado interior, qué hermosa es la vagina, de verdad. Con muchísimo cuidado, recorté los vellos más grandes ayudada con unas tijeras de manicure de mi mamá, que después tiré por supuesto, ya comprará ella unas nuevas cuando estas no aparezcan. Lo demás tuvo que afeitarlo ella misma, pues yo temí lastimarla, estaba tan tiernita y jugosa que casi deseé probarla con mi lengua, pero en cambio, al terminar, la ayudé a secarse con una toallita de manos, que también tiré, y procedí a untarle crema para las manos en la parte afeitada para hidratarla bien.

Mi imaginación empezó a volar y pensé qué ocurriría si alguien nos observara a las dos, desnudas, alguien que entrara y observara al par de chiquillas jugando a tocarse las panochas, acariciando sus pechos mutuamente, no sería eso todo un espectáculo? Me excité como acostumbro.

Se hacía tarde, pero aún así, llevé a Gaby a la cama de mis papás y la situé nuevamente frente al espejo, la insté a abrir sus labios vaginales, y asombrada, me observó en acción a mí.

Acomodé unas almohadas a mi gusto y comencé mi ritual: Sobé mis pechos, lamiéndolos un poquito, lo poquito que alcanzaba con mi propia lengua y mis manos bajaron por mi vientre hasta llegar a mi montecito de venus. Abrí aún más mis piernas, suspendiéndolas en el aire, la imagen de mi pucha abierta llenaba el espejo, gimiendo, le dije a Gaby, mira, este es mi clítoris, lo ves? Dije, mientras mi índice lo masajeaba circularmente, sin prisas, gozando de tener público esta vez, ella asintió y preguntó si podía tocarlo, a mí la verdad no se me antojaba tocarla, pero si ella quería tocarme a mí, no tenía yo problemas y asentí, la guié hacia mis labios vaginales y le mostré cómo me gusta que me soben la panocha, primero despacito, hasta sentir que necesito algo más adentro, ella entendió a la primera y la cabeza me dio vueltas. Ella preguntó, Lizzie, y Aldo tenía su boca metida aquí, verdad? Ajá, le contesté, y sin pensarlo dos veces, le pregunté si quería intentarlo, ella ya tenía su boquita pegada a mis labios vaginales, torpemente intentó un boca a boca y pegó sus labios como lo haría contra una boca y sentí que casi me venía, por lo que le dije que solamente lamiera un poquito, no quería presionarla, era mi primer experiencia con una mujer también. Huuuuuuuuuuy, Gaby, qué bien lo haces, sigue, sigue, no pares! Ella me abrió más los muslos y enterró su regordeta cara en mi panochita, saboreándola, el olor familiar de mis jugos inundó el ambiente, qué rico es esto, Lizzie, de verdad, me decía, quiero seguirte probando, puedo? Ya no hables, Gaby, le decía yo mientras mis manos la sujetaban de la nuca, aunque egoístamente pensé que yo no iba a mamarle la panocha a ella, no acababa de convencerme tal idea, ojalá y no me lo pidiese…. Yo ya estaba explotando en su rostro y gemí como putita en celo, agradecida con mi amiga, que me había proporcionado un hermoso orgasmo. Ooooooooooh, sollocé y lentamente la aparté, ella seguía degustando mi sabor con su lengua, cuando sonó el teléfono.

Gracias a Dios, me puse a gatas para alcanzar el auricular, eran mis papás diciendo que llegarían más tarde, no por Dios, colgué de inmediato y sentí las manos de mi amiga, acariciando mi culo, por Dios, mi amiga sí que era lesbiana….Lizzie, Lizzie, te quiero mucho Lizzie! Sí yo también, cariño, pero mis papás ya vienen en camino, me ayudas a ordenar esto, por favor?

La besé suavemente en los labios, probé mi néctar y sentí que lamía mi propia panocha, por lo que limpié su cara de mis jugos, ella me abrazaba y sus chichotas pegaban con las mías, la sensación era muy placentera, nos frotamos así por unos momentos, me volví a excitar pero seguía sin querer probar su panocha, la sentía vacía, sin verga ni huevos, qué chiste tenía eso? Para mí, ninguno.

Corazón, ya vámonos, le pedí. Y nos vestimos a toda prisa. Yo cambié la colcha de la cama de mis papás y regresé el espejo a su lugar. Como yo lavo la ropa a veces, ni quién sospechara nada.

Apenas pude despegarme de ella, pues no cesaba de abrazarme y decirme que me quería, qué bonito, ahora hasta con mujeres, no tengo remedio. Cuando al fin se fue, me sentí bien por ella, tal vez siempre fue lesbiana o solamente era curiosa y además, la calentura se contagia. Bueno, pero siento que logré mi propósito, mostrarle lo hermosa que era y que nuestra vagina era una fuente interminable de placer, ya le mostré cómo se la cuide y cómo debe acariciarla, lo demás va por su cuenta, Dios mío, me voy a condenar…ahora tendré que conseguirle novio a ésta!

Sabiendo todo eso, regresé a mi realidad; tenía dos sopas, o me rendía a las exigencias del trío de pendejos de mis primos o a mi vez, los amenazaba con acusar a Matías de intento de violación por lo que le había hecho a Gaby.

Como soy tan morbosa, quise saber hasta dónde eran estos capaces de llegar y no queriendo, me estaba excitando de nuevo. Me tenían semi recostada en mi propia cama y me estaban manoseando riquísimo mis pechos, me dejé llevar un ratito más.

Entonces qué hacemos, primor? Dijo Juan, te portas bien con nosotros o Matías le dice a tus papis lo puerca que eres? Decía mientras se sobaba su paquete, los tres ya tenían las vergas erectas por lo que veía.

Serían capaces de acusarme así, sin pruebas? Dije desafiante y quién les asegura que les van a creer? Tienen fama de mentirosos, idiotas. Mejor les propongo yo una cosa, vamos a hacer un concurso, les parece? Ni me contestaron y yo proseguí, miren, me doy cuenta de que los tres están bastante excitados y a mí la verdad no me interesa tener NADA que ver con ustedes, pero tengo curiosidad por saber qué serían capaces de hacer si yo los masturbo a los tres, aquí, ahorita.

Los tres se voltearon a ver y Matías fue quien respondió: Mira, putita, como yo lo veo, no estás en posición de ofrecer nada, al contrario, mientras hablaba, jalaba mis pezones, retorciéndolos, ya estaban bastante erectos de excitación.

Pues tú verás, no creo que quieran violarme, idiotas, no les conviene, puede que no ahora pero vaya lío en el que se van a meter, mi papá es capaz de castrarlos a los tres, pendejos. Los otros ya no me sujetaban, por lo que aproveché para palpar la verga de Matías por encima de su pantalón, a mí se me hace que eres impotente, primito, porqué si no tendrías que forzar a una chica a tener algo contigo? Qué, de otra manera no te funciona esto? Le dije burlonamente sin parar de sobar su pene. Fui más atrevida y le bajé el cierre del pantalón, introduje mi manita en el interior hasta sentir la carne caliente de su pequeño miembro, no en balde era tan abusivo, si tenía una miniatura! cortito, no muy cabezón y lo que le colgaban eran los huevos, desparramados, sin gracia, una porquería total y aparte aprendiz de violador, el pobre era una verdadera desgracia para su género, ni siquiera es guapo, eh? Y el papá de la gorda con la que se va a casar ya lo contrató para que trabaje en su fábrica, qué horror, porque ni trabajo tenía y ya no iba a la escuela, es 6 años mayor que yo pero no quiso continuar sus estudios, solamente pagaba para ir a trotar a la misma pista que yo entrenaba y ese día que yo había gozado tanto con Aldo, tenía que estar por ahí, qué perra suerte.

Bueno, y cuéntame, Mati, ese día en la pista de atletismo, qué fue exactamente lo que viste? Yo la verdad no me acuerdo, dije, colocándome entre sus piernas, frotando suavemente su verga de arriba hacia abajo, cabía entera en mi manita! Sí me refrescas la memoria, puede que hasta te la chupe, le dije, la verdad quería que me describiera lo que percibió, con su pervertida mirada, mi panochita estaba tan mojada que me daban ganas de quitarme las mallas y de paso los calzones, pero porqué desperdiciar el poder que tenía entre mis manos? Esperaba que los otros no se entrometieran, y para mi beneplácito, tanto Juan como Pablo ya se estaban jalando sus respectivas vergas, increíble, pero la de Juanito estaba más grandota y gruesa que la de Matías, qué barbaridad.

Sí, decía Juan, vuelve a contarnos cómo se cogieron a esta putita, me encanta escucharlo, mientras se jalaba la verga con desesperación, pensé que saldría humo de sus manos, Pablo parecía tener más experiencia en esos menesteres, puesto que no parecía llevar prisa y se acariciaba también los huevos, no pude evitar sentirme halagada por la atención recibida, lo sé, soy una puta, nací para excitar.

Matías tenía los ojitos en blanco, ya ni siquiera sobaba mis pechos, yo nunca los cubrí, pero lo que sí me estorbaba, insisto, eran las mallas y por supuesto los calzones, pero eso tendría que esperar, estos no se merecían hacerme venir, yo estaba al mando aquí. Apenas podía balbucear, por lo que bajé la intensidad d mis caricias y tomé su verga como pequeño micrófono, jugueteando con ella, tocando sólo la cabeza con la puntita de mi lengua, arrojándole vaho calientito, instándolo a relatar mis puterías, ja, ja.

A ver, entonces? Yo estaba cómo?

Y él contestó: Estabas abierta de patas, sin calzones y con las tetas al aire, zorra, qué no te acuerdas ya? Ah, sí y el muchacho que estaba conmigo qué hacía? Tenía la cara enterrada en tu bizcocho, lamiéndote como perro y tú tenías cara de puta golosa. Ok Ok y las manos de él, dónde estaban? Estaban en tus pechugas, como cambiando de canal con tus ricos pezones, así! Dijo, mientras retorcía fuerte mis pezones, mmmh, qué delicia, pensé yo.

Ya debes estar bien mojada, no Lizzie, dijo Pablo, que nos muestre! No Matías? Oh, oh, pensé yo, pero no me pareció mala idea, qué podía pasar? Estaba visto que los tres eran retrasados así que igual haríamos lo que yo quisiera y mi panocha había hablado, quería ser liberada y mimada.

Qué quieren ver? Díganme! Y Juanito contestó, queremos ver tu concha y reía como un idiota, bueno es más chico que yo, pero con esos hermanitos qué podía yo esperar. Ok, les dije, pero solamente les voy mostrar eh? Si se pasan de la raya, les juro que grito aunque me quede afónica y les aseguro que abajo me van a escuchar, así que, en qué quedamos?

Los tres se sentaron al borde de la cama y yo me paré frente a ellos, lentamente me quité las botas, luego seguí con las mallas y finalmente, mostrándoles mi culo en plenitud al inclinarlo frente a sus caras, liberé mi panocha de su protector. Era bonito mi bikini de color negro, con dos hilitos a los lados, no llegaba a ser tanga pero descubrí que era mi corte favorito, destacaba muy bien mi culito respingado.

Volteé hacia ellos y me alcé el blusón, para que pudieran ver mi raja frontal, totalmente rasurada de los pocos vellitos que solía tener. Juanito se acercó a mí y quiso meter un dedo en mis labios vaginales, cosa que impedí, se ve pero no se toca, qué les dije? Piensen que esto es solamente una ilustración de las revistas que tienen bajo sus camas, asquerosos, no crean que no sé lo que guardan (supieran de mis películas porno y desde muy niña, pero no era asunto suyo)

Pablo dijo, oye prima, y ese día que te vió Mati, en verdad te retacaron de verga la concha? Juanito reía como imbécil, claro que no, o sí Mati? Qué más viste aquél día? le dije.

Te ví tragarte los mecos de ese fulano, eres una puerca, Lizzie? Pues no querías que Gaby te hiciera eso? Y terminaste atendiéndote tú solito, qué pena, primo, no supiste excitarla, pobrecito, espero que sepas tratar a tu futura esposa o tu matrimonio no va a durar!

Los otros dos se burlaron de él y Mati comenzó a cambiar de expresión: A mí me entraron unas ganas terribles de orinar y se los dije.

Ya sé qué vas a hacer, Lizzie, vas a entrar a tu baño pero, no cerrarás la puerta! Queremos verte mear, no muchachos? Los otros asintieron algo asombrados a mí me hizo gracia la petición y accedí.

Me siguieron a mi cuarto de baño y Matías dijo "Fuera garras" despojándome de mi blusón por encima de mi cabeza, ahora sí estaba desnuda, avancé hacia la taza del baño y me puse en posición, liberar el contenido de mi vejiga delante de estas tres alimañas no me pareció tan difícil, creo que yo era la más pervertida entre todos ellos.

La cascada de mis orines caía, calientita y yo suspiraba con satisfacción, Juan y Pablo se salieron del baño, creo que les repugnó verme así, pero Matías contemplaba el tenue líquido que salía de mi panochita rasurada. Se atrevió a meter un dedo a la taza, logrando atrapar algunas gotitas de mi transparente líquido, totalmente incoloro e inodoro, entonces eres medio pervertido, Mati! Le dije, divertida.

Me gustan las secreciones de las putas, Lizzie, Norma, mi novia me orina después del sexo, cuando estamos en la regadera, ella sí que es toda una puta, entrenada por mí, algún día te contaré todo lo que hace para mí. Me imagino, le dije y me incorporé, bajé la palanca y al querer limpiar mi panocha con el papel higiénico, él me detuvo diciendo, permíteme y me empinó en la taza, abrió mis labios vaginales y sorbió todo lo que encontró, sentí su lengua rasposa recorrer todo mi interior como el mejor de los limpiadores posibles. Oooh, mmmmh, qué rico, Mati, sigue! Ves, Lizzie? Eres toda una puta y lo que te falta, dime, ya te han llenado tus agujeritos o no? Decía mientras metía un dedo en mi recto y otro en mi puchita. Mmmmmh, la verdad no, solamente me gusta jugar, Mati, como lo hacemos ahora, me incliné lo más que pude para que abriera mis nalgas y verificara por sí mismo, lo cerrado que estaba mi esfínter anal.

Lástima que ahora no sea muy conveniente, putita, pero ten por seguro que te voy a reventar ese culo que tienes, dijo mientras palmoteaba fuerte mis nalgas, me excita ser tratada así

Ya era bastante tarde y a ellos ya se les había agotado la batería, los otros dos eran inofensivos, pero Matías sí me preocupaba, así que me volví a vestir y los invité a bajar, para reunirnos con nuestros borrachos familiares. Creo que a fin de cuentas, saben que soy su primita y que solamente se puede uno divertir un poquito, sin causar daño, realmente no me obligaron a nada que yo no quisiera, pero Matías

Él manejaría de regreso a casa, porque su papá estaba bastante borracho, ellos no tienen mamá así que haciéndose el tonto me dijo delante de mis papás que lo acompañara por el coche, estaba aparcado a la vuelta de la casa solamente y no ví el motivo ni tenía ganas, pero mi mamá es tan inocente que dijo, anda Lizzie, ve con Mati! Yo no quise alegar y obedientemente, tomé un abrigo y lo seguí a la calle.

Esas dos cuadras estaban desiertas a esas horas, pasaban de las 2 de la mañana y aunque era Nochebuena, todo el mundo estaba en sus casas, se escuchaba la música fuerte casi en todos lados, pero este animal no dejó de sobarme el culo en todo el trayecto. Lizzie, qué ricas nalguitas tienes, tan duritas, y no tienes novio? O solamente te gusta que te manoseen rico? así! Y vuelta a manosear mis pechos. Sé que soy mayor que tú, Lizzie, pero quiero convertirte en toda una putita, mi putita, porque ese es tu destino con ese cuerpo que tienes y esa labia, no me imagino lo que serás de mayor, una reverenda puta, de mí te acuerdas.

Ajá, asentí yo y llegamos al coche de su papá. Me abrió la puerta y me tiró adentro, empujándome con su cuerpo, se arrojó contra mí, sofocándome, babeándome la cara, manoseándome muy duro con ambas manos, abriendo mis piernas con las suyas, buscando colocar su pequeña verga entre mis genitales, frotándose contra mí.

Mati, ya! Te están esperando, decía yo, pero la verdad, disfruté de sentirlo así, tan desesperado, tan excitado por su primita, sentía sus manos por todo mi cuerpo, su lengua en mi cuello, mis tetas, mis oídos, hasta que la atrapé con mis labios y se la succioné como si fuese una verga, técnicamente eran del mismo tamaño, su lengua y su pene. Sentí los torpes embates de su miembro atrapado en su pantalón, frotándose contra mi entrepierna, así, en seco, fue un rico faje, sin consecuencias para ninguno de los dos.

Cuando se hartó, se compuso la ropa, se arregló el cabello y yo hice lo mismo, arrancó y se estacionó a la entrada de mi casa, me bajé y llamé a su papá y a sus dos hermanos, Juan ya cabeceaba de sueño, ignoro que habrán pensado de esa noche, pero yo si la disfruté, me gusta la atención de los hombres, aunque sean unos perfectos imbéciles como estos tres, pero claro, en el futuro, prefiero seguir escogiendo yo mis vergas.

Y aquí estoy ahora, un par de días después, solita, en mi cama, con mi canasta de gatitos y bastante nostálgica, cómo quisiera estar con alguien ahorita, que me guste muchísimo y yo a él. No me es fácil relacionarme puesto que soy bastante cerebrito y eso tiende a repeler a las personas. Soy el tipo de chica a la que debes animarte a conocer y una vez que lo haces, no me dejas ir, la cuestión es que tengo imán para los locos y no es el tipo de atención que busco. Primero ven mis atributos pero resulta que también hablo….Lo peor es mi creciente calentura, necesito provocarme un orgasmo cada noche para poder conciliar el sueño, estaré mal? Últimamente culpo a la ociosidad, pero no dejo de hacer el quehacer en mi casa, me pongo a hacer ejercicio y también a veces leo mucho, igual ocurre en exámenes y en horas de clase normal, es que necesito constancia? Un buen amante de planta, estoy segura que eso es lo que me falta. Qué chistoso que no escribí "novio", eso sí que me da flojera

Deseo que esto cambie próximamente. Ya no quiero torpes manoseos ni orgasmos a hurtadillas, necesito a alguien de planta y que sepa lo que hace. Aldo, se inscribió en otra escuela y a veces me llama, pero ya no es igual y lo peor es que ya tiene novia. Christian no es muy constante, también tiene novia y la verdad ya no quiero nada con él, porque además de su cambiante carácter, su hermano menor, Jesús, mi amiguito de toda la vida, está en mi salón y es bien lindo conmigo, me sentiría rara.

Bueno, a ver qué pasa, ya me voy a dormir, mis papás no tardan en llegar, toda esta semana estaré en casa de vacaciones, he pensado conseguir trabajo de medio tiempo, sé que esta etapa escolar no es muy pesada, podría hacerlo, quién sabe. Ya veremos. Necesito mantenerme lo más ocupada posible, porque no quiero saber nada de Gaby, mi amiga la chichona, está bien confundida y creo que yo tengo parte de culpa, estoy hecha un lío…pero aprendí mucho de anatomía femenina con ella y le estoy agradecida por eso.

Soy una mala persona? Lo dejo a su juicio. Buenas noches.