Diario de Lizzie 5

La panochita adolorida y las maltratadas tetas de Lizzie son un recordatorio de que no se debe confiar en nadie. Nunca! Siguen las memorias de esta putita en su vida escolar.

Viernes, 23 de diciembre de 1992.

Casi es víspera de Navidad y yo sigo solita. No me duran las vergas. Quisiera poder decir que estoy en alguna relación sentimental o algo en potencia, para tener algo constante (en mi idioma significa: coger con frecuencia) pero ni siquiera eso. De verdad que soy difícil de llevar. Cuando intento que alguien me guste, descubro que no puedo pasar ni dos minutos con él, no se pueden forzar las cosas y los encuentros que he tenido, me satisfacen mientras dura la semi cópula, es frustrante.

Aldo tomó áreas diferentes a las mías, así que ya casi ni lo veo y aparte, es verdad que tiene novia y aunque yo no soy celosa, ella sí, porque lo trae marcando el paso, tan rica verga que tiene. Igual sigo con mi política de no andar con chicos "ocupados" debe haber más. Nuestros breves encuentros me dejaban vacía, frustrada, no sé qué sentiría él, pero me hacía sentir como que me acariciaba solamente por estar yo ahí. Se desvaneció en mi mente tan rápido como entró. No valía la pena que cuestionara sus motivos, eso le tocaba a su novia. A mí ya no me llenaba que solamente se sacara la verga para que se la chupara y a veces ni eso, no quería problemas de embarazo, por lo que rara vez tocaba mi panocha, sentía que no se iba a contener, tal vez ni yo.

Tan fácil que creía yo las cosas cuando era más pequeña. En mi tierna infancia me hacía la loca dejándome rozar las nalgas por las incipientes erecciones de mis amiguitos un poco más grandecitos que yo. No sé si ellos gozaban igual que yo con estos frotamientos, pero al menos en lo que a mí respecta, muchos rollos de papel la pagaron para satisfacerme. Era tan fácil como decir, "con permiso" y parar más mi culito de manera que rozara sus bultos. Mis falditas siempre se alzaban más de mi parte posterior por lo paradito que siempre he tenido el culo y más que como mi mamá trabaja, no se fijaba mucho en que mis compañeritas y yo llevábamos las faldas del jumper escolar más cortas de lo normal. Peor cuando tocaba deportes, otras niñas y yo (aconsejadas por mí, claro) nos dejábamos la blusita ligera de esa clase, en vez de ponernos de nuevo la que debíamos llevar bajo el jumper. En más de una vez, ya en aquel entonces, me gustaba llevar sostenes bonitos para que resaltaran las blusas blancas y aunque el jumper cubría casi todo el torso, igual se traslucían por los costados los encajes o bordados de mis sostenes.

Un día llevé uno de color beige y mis cabrones compañeritos insistían en que lo llevaba yo "de lana" (de la naturaleza, o sea, nada) y yo ni les desmentí ni les aclaré nada, me hizo bastante gracia el comentario y me dieron escalofríos de pensar que se les paraba la verga pensando en que mis tetas estaban tan a su alcance, tan paraditas y redonditas, con sus pezones puntiagudos ansiando sus bocas hambrientas por mamarlos. De seguro ni hubiesen sabido qué hacer y a las primeras de cambio me hubiesen manchado la falda del jumper o mis manitas, así que de imaginarme el aspecto de sus pequeños pititos no pasé.

En tiempos de frío, me gustaba usar botas largas, siempre me han gustado, con sus respectivos mallones y unas chamarras cortitas, tipo abrigo sobre el jumper. Me gustaba pensar que bajo el abrigo no llevaba yo nada puesto, más que las botas, eso lo tendré que llevar a cabo alguna vez.

Aún hoy que ya no llevo uniforme, me gusta ver a las colegialas que pasan por mi calle, intento adivinar si alguna de ellas ya ha sentido que le hierve la panocha como a mí a su tierna edad; todas lucen tan lindas, tan virginales, recién bañadas por la mañana, muy bien arregladitas y dispuestas a asistir a clases y también pienso cuántos maestros deben masturbarse como locos en los mismos baños de la escuela imaginando el sabor de sus tiernas puchitas sin estrenar, el olor fuerte de sus apretados culitos y el roce de sus minúsculos pechitos, que en algunas apenas se insinúan.

Alguna será como yo a esa edad? Seré alguna abominación? Por una parte espero que así sea, porque yo aparte de todas las broncas que tenemos todos a esta edad, tengo mi urgente calentura que a veces no me deja concentrar hasta que no la satisfago, pero por otro lado, ojalá que estuvieran tan conscientes como yo desde ese entonces, que ya entendía que coger era una cosa y enamorarse otra, no dudo que debe ser fenomenal juntar ambas, por lo mismo estoy abierta a una relación, pero si no, no confundir las cosas, me duele que las engañen y las boten. No se trata de utilizar a nadie, solamente de satisfacer necesidades y hacerlo mutuamente, yo no concibo recibir placer sin prodigarlo y viceversa. Mis intentos han sido con muchachos que me gustaban en su momento y a los que yo les tenía cierto grado de confianza, tanta para meterme sus vergas en la boca y dejarlos manosearme como me gusta. Ahora que lo pienso, no los extraño, más bien me impacienta esperar la gran cogida que anticipo desde hace años. Cómo quisiera conocer a alguien que me haga vibrar, con quien pueda hablar de todo y coger a todas horas, deben estar bastante escasos porque siempre escucho casi las mismas necesidades por parte de mis primas que son bastante más mayores que yo, algunas ya hablan de su último tren, eso será posible? Quedarse con alguien para no estar sola? Dios me libre.

Cuando fui a revisar las listas de admisión a mi nuevo plantel escolar por la tarde, quise ir sola, porque secretamente quería explorar entre la multitud, sin mi mamá o mi papá de copilotos, para ver el ganado nuevo.

Hay bastantes muchachos prometedores, pero para variar, son mayores que yo y se trata de parientes de mis "amiguitos". Yo me puse un mini vestidito color gris, no muy llamativo, pero como siempre, se me marca mucho el culo, marca de familia y hace ver más largas mis piernas, recién torneadas por el ejercicio, por calzado me puse un par de botines negros, muy de moda. Y no me puse sostén, la tela del vestido no era tan ligera para necesitarlo y cada vez que puedo, evito esa prenda, me gusta sentir libres mis chichitas. A propósito, me alzaba de puntas para alcanzar a vislumbrar la lista donde estaba la letra de mi apellido, gozando de mostrar esa visión de mi culo escasamente cubierto por la falda de mi vestido. No faltaban las envidiosas que iban acompañadas, como si por ver uno cometiera alguna falta, no están entonces muy seguras de sus novios, yo en lo personal disfruto admirando las chicas de buen cuerpo que me cruzo por la calle, sé reconocer y tomo nota, máxime las hermosas tetonas que veo en mis amadas porno, con sus puchas tan relucientes, que ni parece que se han metido tanta verga por lo bien cuidadas que las tienen.

Cuando leí mi nombre, dí un respingo porque sentí que un par de manos me alzaban de la cintura y me volteaban al lado contrario de donde estaba yo parada. Quise matar al atrevido, pero cuando lo tuve cara a cara ví quién era, se trataba de Chris, el hermano mayor de Jesús mi ex compañerito de clases, más alto y aún mejor de lo que yo recuerdo.

No pude disimular el gusto que me dio verlo y lo besé en la mejilla, le pregunté cómo estaba, le comenté que sentía mucho la muerte de su mamá y le pregunté qué andaba haciendo por mi territorio.

Primero me dijo que esa cola le parecía conocida, mentira, me vió de lejos y esperó a estar seguro de que era yo, pasaron algunos añitos y aparte, ahora uso anteojos, resulta que tengo miopía.

Te sientan bien, Lizzie, te ves muy intelectual, pero ese vestidito destaca lo mucho que has crecido, yo por supuesto que me sonrojé y mi puchita comenzó a funcionar solita, como las lavadoras, soltando líquido, esperando el movimiento giratorio que la hiciera trabajar, mis pezones ya lo apuntaban a él directamente, como lanzas de guerra, solicitando una nueva batalla; le diría que otro había lamido la panocha de su tierna Lizzie? Le confesaría que mis labios ya habían probado una verga? Sería yo capaz de contarle que me encanta el sabor de los mecos?

Yo tenía curiosidad de saber qué había hecho él desde la última vez que nos conocimos y guié la conversación hacia donde yo quería. Compramos un par de helados y nos sentamos en el pasto de uno de los costados de la escuela, casualmente donde había menos gente. Como se trataba de una subida, cuidé muy bien de que notara cómo luchaba yo por que la falda no se subiera más de lo debido, acentuando que mi panocha estaba al alcance de él, sentí que me salía vapor entre mis piernas con cada mirada suya. Yo juntaba los brazos de manera que resaltaran mis pechos desnudos bajo el vestido, casualmente, como un ademán de poner atención a su plática; me dijo que odió el irse tan lejos y que me extrañaba mucho, yo no le creí nada y se lo dije.

Contestó que se ofreció a pasar a buscar a Jesús en las listas, con la esperanza de encontrarme, le creí aún menos. Le parecí atractiva y ya, para qué mentir? Pero así son ellos, por lo que veo. Creen que buscamos reafirmación? Al menos yo no, sentí sincera alegría de volverlo a ver y más porque estaba guapísimo y más ancho de hombros de lo que recuerdo. Le recordé que él perfectamente sabe dónde vivo y que de querer verme, hubiera ido antes, ya que comentó que hacía unos meses que regresó con su papá y Jesús a mi ciudad y vivían relativamente cerca de su antiguo domicilio, Jesús estuvo en otra escuela y ya no coincidimos nunca hasta ahora que habíamos quedado en el mismo salón, por cierto, qué aspecto tendría ahora mi amiguito? Lo recuerdo como la versión tierna de su hermano Chris, medio zonzo, muy metido en los libros como yo y amante de los videojuegos, alguna vez jugamos en su casa Street Fighter, yo peleaba con Chun Li y él siempre agarraba a Guile, bromeaba diciendo que mi trasero se pondría como el de ella algún día, resultó profeta. Qué niños fuimos! Si en estos momentos jugara yo a lo mismo, me imaginaría a Guile violándome como toro furioso, arrancando mi vestido y ahogándome con su leche, ya me desvié de nuevo….Cómo lucirá hoy en día mi antiguo compañerito de clases? Era lindo, pero nunca lo ví como prospecto, yo babeaba por su hermano mayor, más caladito.

Me confesó que hasta hace poco tenía novia, pero que habían terminado porque ella se había vuelto insoportable, lo paré en seco porque odio que quieran ligar conmigo exponiendo los defectos de sus ex para que los compadezca y auto justificar las idioteces que hacen, me gustaría algún día escuchar las versiones de ellas, para juzgar.

Abrí un poquito mis piernas, mostrándole un atisbo de mi bikini color azul cielo y fingiendo que no me daba cuenta de que su mirada estaba enfocada en la parte frontal del mismo, sonreí adivinando que estaría recordando aquél Halloween años atrás y que tal vez pensaba que esta Lizzie era la misma niña ingenua de antes, que él había sido mi guía y yo la novata ardiente, deseosa por aprender lo que era un orgasmo en manos de alguien como él.

Con todo esto en mente, apenas ponía atención a lo que él balbuceaba y decidí recostarme un poco, de lado en el pasto, para acentuar la curvatura de mi cintura y mi cadera, le dije que por favor se sentara en mi retaguardia para taparme de los que pasaban por ese lado (NADIE) no se levantaba el vestido, ni había peligro de mostrar demasiado pero lo quería ahí, pegado a mi culo, además, Aldo me nombró su gatita y así me quise sentir con Chris también, haría honor a mi apodo.

Cambié de opinión y me puse boca abajo, apoyando mi cabeza en una de sus piernas sostenida con mis brazos cruzados, arrojando mi aliento al hablar justo a su verga que ya quería recordar, quería saborearla, clavarla entera en mi garganta y dejarlo hacer conmigo lo que él quisiera. Aún no me estoy cuidando, pero sé que me puedo controlar y hacer que él hiciera lo que yo le dejara, gozando al máximo, por eso no me preocupaba nada. Sí soy ingenua todavía

De pronto le solté lo siguiente: Chris, alguna vez piensas en lo que hicimos en el jardín de tu casa? Se sobresaltó y me contestó que si yo aún pensaba en eso, por supuesto tonto, casi fuiste mi primera vez…. Entiendo el peso que debió tener este comentario, porque me levantó por los hombros, quedé hincada frente a él y me besó tiernamente en los labios, sus manos apenas rozaban mi cintura, instintivamente me apreté a su cuerpo, lo sentí tenso, firme y su verga estaba igual, lista para volvernos a conocer. Quizá más plenamente.

Aún saboreo esos breves momentos, sentirme tan deseada y desearlo yo tanto a él, ese preludio fue inigualable, bueno casi, lo mejor vino después.

Preguntó, Lizzie, tú me quieres? Sabía exactamente qué contestar, sabes que sí, Chris, yo no te he olvidado, ni he vuelto a estar con nadie más, parcialmente cierto, no estuve exactamente con otro de la forma en que con él, estamos de acuerdo que eran circunstancias distintas y además la gente cambia, no?

Ya estaba bien entrada la tarde y por la época, oscurece más temprano por lo que le pedí que me acompañara a mi casa. Él ya conducía el coche de su papá y según me dijo, estrenaría el suyo pasando Navidad, bien por él.

Me abrió la puerta del coche y yo me senté como toda una damita, subiendo mis piernas de lado, con coquetería y recordándole visualmente lo corto que era mi vestido. Él subió del lado del conductor y antes de arrancar el motor, posó su mano en una de mis piernas, pensativo, casi triste y me dijo, te has puesto más linda, Lizzie, traducción: qué buena te pusiste, Lizzie, si antes quise meterte la verga, esta vez no te vas a escapar, buena interpretación la mía.

Durante el trayecto, él acariciaba mi rodilla y tímidamente su mano aventurera subía un poquito más, yo por supuesto dí mi visto bueno y abrí gradualmente mis piernas, dejando respirar a mi panochita, que ya estaba más que vaporizando de placer anticipado. A mí me molestaba el cinturón de seguridad porque no me lo supe abrochar bien y en un semáforo le pedí ayuda, él, diligentemente acomodó el látigo del mismo entre mis dos tetas, tomé su mano y le pregunté si las recordaba, colocándola yo misma en una de ellas, Lizzie, me dijo, cómo iba yo a olvidarlas? Se han puesto más bonitas aún, el semáforo cambio de color y él enfiló hacia el parque que está frente a la iglesia del barrio, a dos manzanas de distancia de mi casa. Se estacionó en la parte más oscura, a un costado de unos comercios que ya estaban cerrados y solamente pegaba la escasa luz de un poste y la de la luna, que por la época, apenas atisbaba un poquito entre los nubarrones.

Esperé a que él se moviera primero, desató su cinturón y siguió con el mío, se acomodó de lado y tomó mis piernas, subiéndolas a su regazo, el vestido se me subió arriba de la cintura, mi bikini quedó expuesto. Me sentí tan excitada, más porque me esperaban ya en casa y porque estaba en un terreno ya conocido con alguien que me gusta mucho y porqué no decirlo? Tenía sentimientos por él, algo encontrados, porque la idea de que estaba cerca y no me buscaba me hacía enojar bastante. Se habría revolcado con la novia que tuvo? Había una manera de averiguarlo, él la mencionó, yo no.

Después de acariciar mis piernas desde el tobillo del botín hasta el muslo, procedió a desabotonar el frente de mi vestido, 4 botones que estorbaban para que mis pechos gozaran con sus manos y sus labios. Cuando logró liberar mis tetas, las agarró a dos manos, tuve que acercarme más a él, me incliné hacia su lado, doblando mis piernas para acomodarme mejor y se las planté en la cara. Su Lizzie ciertamente estaba más crecidita, el sábado anterior me gritaron "adiós chichona" de un carro en movimiento, idiotas, insisto, qué ganan con eso? Pues que yo me excite. Me gusta el sonido de la palabra "chichona" es vulgar, me excita.

El succionaba mis pezones por turnos, lamiendo mis pechos, tratando de abarcarlos con las manos, esta vez era algo diferente pues están más llenitos, más turgentes, mis pezones se han vuelto más escandalosos, más sensibles al tacto, más sabrosos para mamarlos.

Una de sus manos ya estaba bajo mi vestido, sobando mi pancita, acariciando tímidamente el inicio de mi bikini, intentando palpar la raja que él ya conocía, tan tibia y adornada con algunos vellitos insignificantes, creo que no seré tan velluda como pensé, igual me los pienso rasurar, así como los tengo ni parecen tales, mi pucha luce como de niñita, eso lo excitaría?

Lizzie, Lizzie, murmuraba entre mis pechos, qué sabrosa estás, Lizzie, qué ricas chichis, mamita, te gusta cómo te las mamo? escuché bien? Mi Chris hablando así? Tendría que alentarlo más entonces, iba por buen camino, para excitarme al máximo, necesito diálogos, comentarios soeces, es mi parte favorita en las XXX, cuando no conformes con coger duro a esas putas, las llaman así precisamente y les describen lo que quieren que hagan y lo que les van a hacer.

Sí, papito, sigue, mmmmmmmmm, qué rica tu lengua, muérdeme cariño, aaaaaaaay, qué bien lo haces, le decía yo mientras mordisqueaba mis tetas, sobándolas después con la lengua, frotándolas rico a dos manos, yo estaba feliz!

Y entonces se me ocurre preguntar, ya en serio, papito, porqué no estás con tu novia? En verdad terminaste con ella? Ahora sé que mis tetas poseen suero de la verdad porque sin pensarlo contestó: Ella no se deja agarrar como tú, Lizzie, es una apretada, pero mejor, tú estás buenísima y te encanta lo que te hago, verdad que sÍ, mi pequeña Lizzie, culoncita adorada?

Ahí me quedé fría, pero qué podía esperar? Mi instinto me lo dijo desde un principio y entonces él dejó de ser mi Chris, pasó a ser solamente una verga con tentáculos que me estaba haciendo gozar y a otra cosa. Lo despersonalicé y lo odié por obligarme a eso. Mientras, él seguía mamando mis tetas yo me dejé caer un poquito hacia atrás, abriendo más mis piernas, obligándolo a explorar mi raja ya mojada, le dije, bueno, no a todas les agrada coger o al menos, fingen que no porque lo consideran malo y sucio, algunas ya casadas piensan igual. Sí, terció, pero mi Lizzie es una putita, no tesoro? Siempre lo has sido, mi linda y rica putita, mía nada más. Y así era, una putita, pero no de su propiedad.

Comenzó a masajear mi vulva con precisión de ginecólogo, se notaba que si no era con su novia, con algunas otras había practicado esta maniobra. Movía sus dedos como un experto, buscando capturar mi clítoris ya bien erecto, asomado contra la delgada tela de mi bikini, cuando llegó a sentirlo, dijo: Ya estás bien caliente, putita mía, no es así? Quieres lengua, cosita rica? Yo estaba tan excitada y para nada ofendida, efectivamente pasé a ser su putita y al menos en esos momentos, suya y de nadie más. Como soy tan pequeña, solamente tuvo qué mover mi asiento hacia atrás y así pude recargarme contra la puerta de mi lado, abrir ampliamente mis piernas y ofrecerle mi sexo anhelante. Quítame los calzones, le ordené.

Él tardó dos segundos en arrancar mi bikini y arrojarlo al asiento trasero del coche de su papi. Hizo el intento de abrirse la cremallera del pantalón y lo detuve con mis mano, no papito, aquí no, es peligroso, sólo lame mi puchita, si? Prometo hacerte venir rico con mis labios, le dije, lamiendo uno de sus dedos, pretendiendo que era su verga dura y palpitante. Si alguien se acercaba, yo solamente tenía que bajar mi vestido y ya, cuál problema?

Chris estaba extasiado observándome disfrutar de su dedo y su otra mano estaba en su bulto, sobándolo, me pegué a su verga y la besé por encima de su pantalón, ves cómo te gusta, mamita? Por favor, Lizzie, te la quiero meter… Por favor, tú también quieres

Claro que yo quería, pero no así, no ahí, además, perdió puntos por haberme mentido al principio, ahora se había tornado de ser humano a instrumento para mi satisfacción, no era yo eso para él? Estábamos a mano.

Él seguía murmurando ordinarieces bastante divertidas: De quién es esta cuevita? Me la vas a dejar probar? Refiriéndose al hoyo de mi culo, pues uno de sus dedos ya estaba bastante lubricado con los jugos de mi panocha y pugnaba por entrometerse ahí, al más cerrado de mis agujeros.

Mmmm, murmuré complacida, quieres lamer mi culo, papito? Te lo abro todo? Dicho esto, me puse a gatas ahí, en el asiento, mi cabeza pegaba de lado en la ventanilla pero no me importaba, quería sentir su boca entera pegada a mis dos hoyos. Después, con mis manos abrí mis nalgas para ofrecerle todo mi culo, estaba a su disposición. No ví cómo lo hizo, pero sentí su cálido aliento pegado a mi sexo, olfateándolo, lamiéndolo y llegó a ensartar un dedo con fuerza en mi panocha.

Aaaaaay, le grité, más despacio, sigo siendo virgen, qué no lo notas? Él contestó que no me creía para nada y siguió lastimándome así, yo quise voltear para frenarlo pero me agarró las dos manos sujetándolas en mi espalda, obligándome a cooperar, me sentí indefensa y bastante adolorida, me dolía mi puchita, me estaba lastimando mucho y se estaba excitando al hacerlo, mi Chris resultó ser algo sádico.

Luego sentí que su cara entera estaba pugnando por entrar en mi intimidad, me soltó las manos y me empujó con fuerza con su rostro, mi cabeza rebotaba en la ventanilla con cada embestida de su cara en mi pucha, totalmente abierta, estaba siendo violada por el atractivo rostro de mi Chris, mi guapo, musculoso y vergudo Chris. No pensé que sentiría esto, era enloquecedor, me dolía porque era brutal y de cuando en cuando él mordía mis labios vaginales, le pedí que parara y como respuesta, atrapó mi clítoris entre sus dientes y presionó, Aaaaaaay, volví a gritar, temí que lo arrancase y comprendí que no podía protestar, por lo que actué con astucia de puta experimentada que estaba muy lejos de ser, aún. Él azotaba fuerte mis nalgas y las sujetaba para que no me moviera.

Comencé a menear el culo y a ronronear como la gatita puta que adoro ser, diciendo. Qué delicia papi, me haces venir, ay, qué rico, sigue, sigue, no te detengas, dame más! y con mis manos, volví a abrir las nalgas de par en par, cógeme con tu lengua papito, ensártame bien el culo, soy tu putita, lo ves? Hazme lo que quieras!

Ocurrió justo lo que pensé, animado por mis palabras, se apartó de mí y hurgó en su pantalón, liberando su hermosa verga, planeando ensartármela hasta el fondo. Yo me incorporé como pude y quise abrir la puerta para salir corriendo, pero estaba puesto el seguro para niños, en qué cabeza cabe? No hay bebés que yo sepa en su casa, estaba atrapada.

Me tomó del brazo y me dijo: A dónde ibas, pequeña? Nos estamos divirtiendo mucho, no? Mira lo que tengo para ti, decía mientras su otra mano agarraba su verga como si fuera una porra para pegarme con ella, acaso no te gusta, mi putita? Quieres que te la ensarte toda? Tú eliges en cuál de tus agujeros la quieres. Yo tragué saliva y le contesté que la quería toda en mi boca, cerrando mis piernas, protegiendo mi virginidad con ambas manos, cubriendo mi pobre panochita adolorida.

Ya es tarde cariño, dije, asegurándome que creyera que no tenía yo el menor resentimiento ante su salvaje conducta anterior, en parte era verdad, me gustó ser dominada, pero temía por mi seguridad. Yo quiero controlar cuándo y cómo. Es mi cuerpo y además no quiero quedar embarazada.

Me acerqué a él, tomé su verga con las dos manos y sin dejar de mirarlo a los ojos, le lamí la punta; mi lengua recorrió por completo su tronco y mis manos acariciaban suavemente sus huevos, yo misma los saqué, pues él solamente se había sacado el pito, ya que a mí no me gustan mis manos ociosas mientras mamo verga.

Él gemía de placer y decía: Siiiiii, putita, así Lizzie, qué rico te la comes. Yo hacía mucho ruido con mis labios, exagerando como hacen las artistas porno, quería volverlo loco y enseñarle quién estaba al mando aquí. De cuando en cuando me sacaba su tronco de la boca y lo acariciaba, frotándolo entre mis tetas, mirándolo dulcemente, te gusta, papito? Así te gusta, cariño? Y volvía a sambutirme el chile entero. En una de esas, casi me ahogo, porque se fue hasta mi garganta y yo no estaba preparada, traté de no hacer arcadas para no molestarlo, pero tomé más cuidado de lo que hacía, sus manos ordeñaban con fuerza mis tetas, jalaban con furia mis pezones hacia abajo, me estaba lastimando de nuevo, pero yo sentía riquísimo, le decía yo entre mamada y mamada que no fuera tan rudo, que me dolían mis chichitas, como respuesta, recibí sendos pellizcos en mis tetas, aullé de dolor y él aprisionó con sus dedos mis pobres pezones, haciendo más presión, mala decisión, porque yo reaccioné mordiendo ligeramente la cabeza de su verga y no la solté hasta que él liberó mis pezones. Rasgué un poquito una de las caras de su pito con mis dientes, como advertencia y lo solté, irguiéndome de inmediato, temí que me abofeteara pero no fue así.

Al parecer, con la mordida se le bajó un poco la erección y me apartó de él. Yo quise ser gentil y lo sobé tiernamente con mis labios, dándole besitos desde los huevos hasta la punta del pito, lamiéndolo con dulzura, él acariciaba mi nuca, con delicadeza. Nuevamente era mi Chris.

Se guardó la verga en el pantalón y me atrajo hacia él, besándome las mejillas, el cuello, los labios, abotonó mi vestido y me entregó el bikini que había arrojado al asiento trasero del coche. Lizzie, bonita, muchas gracias por todo. Yo me quedé algo confundida, porque ni me llenó la boca de leche ni yo me pude venir a gusto, pero extrañamente estaba yo tranquila y hasta satisfecha.

Me llevó a casa y nos despedimos con un beso más amistoso que apasionado, antes de partir me dijo que si podía llamarme, le contesté que claro que sí y le anoté mi número en la mano, él besó mis números y los anotó en una tarjetita que guardó en su cartera, enfilé a mi casa y voltee a verlo, esperó a que yo metiera la llave en la cerradura, sopló un beso y arrancó.

De eso ya hace 3 meses y no me ha llamado, no sé qué pensar, no porque no me llame, más bien porque tengo sentimientos bastante encontrados nuevamente. Chris, mi Chris, vuelve a aparecer en mi vida, me deja nuevamente y me hace ver lo puta que soy, más bien me lo reafirma y yo, encantada con él.

Hago memoria y le doy la razón, yo inicié todo para que él se propasara y en cuanto a su brutalidad, pues no hice mucho por detenerlo y la verdad, el recuerdo de mi panochita maltratada y mis tetas adoloridas aún me provoca escalofríos de placer. Cierto es que por una temporadita me abstuve de masturbarme, porque me dolía bastante, sentía la vulva en carne viva y mi clítoris quedó mucho más sensible que de costumbre, me dolía el roce de los calzones, pero yo era feliz.

Habrá algo malo conmigo? Y luego está lo que me contó mi amiga Gaby, la tetona, apenas hace unos días me confesó lo que le pasó aquél día en el circuito de atletismo. En cuanto ordene mis ideas, les platico su experiencia, eso si les interesa, a mí me impactó y más por tratarse de ella, caras vemos…pero lo mismo podría decirse de mí, verdad? Además, estoy impactada porque ese mismo día, yo tuve público y hasta hoy me entero, qué vergüenza y no sé qué hacer, pero ya les contaré todo con detalle. Les interesa?

Un beso enorme a todos los que me leen.

Saludos.