Diario de Lizzie 2
La putita en ciernes ya necesita algo más que sus propios dedos y su imaginación. Lizzie está lista para ampliar sus horizontes.
Viernes, 31 de octubre de 1989.
Feliz Halloween! En mi país no se celebra con la misma euforia que en E.U. pero en lo personal, es una fecha que siempre me ha encantado, y ahora me dió la oportunidad de ser alguien diferente, sigo siendo la misma Lizzie, pero quiero hacer cosas que no me permito regularmente, fuera de sobar yo solita mi caliente panochita.
No había tenido nada interesante qué contar después del fiasco del baby doll violeta, aquella noche tuvimos visitas que no se largaban, qué lata, pero hoy sí que me desquité.
Mis compañeros de clase organizaron una fiesta de disfraces hoy, que inició a las 6:00 p.m. la cual yo anticipaba desde hace dos semanas, hasta mi disfraz tenía preparado ya. Decidí ser una precoz y sensual diablita, solamente tuve que comprar un mini vestidito rojo, que por cierto se entalla muy bien a mi delgado cuerpecito, como mi culito es bastante paradito, siempre me queda corta la ropa de mi parte posterior, tuve que usar mallas rojas, no quería parecer demasiado vulgar en una fiesta de preadolescentes. Me puse unas botitas negras a media espinilla con un taconcito cómodo, una diadema que yo misma fabriqué y me colgué una linda colita que compré en una tienda de disfraces, me recordó a una hermosa verga, puesto que de la mitad a la punta es gruesa y termina como en flecha pero más redondeada, lo dicho, una rica verga. Apenas disimulé mi creciente excitación con mi mamá, ella me llevó a comprar todas esas cosas, pero como no pude resistir le comenté que necesitaría también calzoncitos rojos y un brassiere del mismo color, para combinar, no le hizo bastante gracia, pero siempre he sabido cómo salirme con la mía, además soy una niña estudiosa, siempre los acostumbré a que estoy en cuadro de honor, así que, más a mi favor. Huelga decirles que, soy una niña que casi no sale a fiestas, prácticamente me la paso en casa, leyendo o estudiando mis materias y también averiguando nuevas maneras de satisfacer mi incipiente calentura; como esto último es un secreto, soy el sueño de cualquier matrimonio, ni siquiera soy amiguera, por eso hoy se sorprendieron mis compañeritos de que aceptara ir a la fiesta, si supieran que desde que me enteré de su guateque ya me excitaba de sólo pensar qué me iba a poner y para qué propósito, lentos.
Cuando entramos a la tienda de lencería, una que está ubicada en pleno centro de mi ciudad, me adelanté a mi mamá para examinar a gusto las prendas de encaje, ella se quedó platicando con una vendedora de más o menos su edad que terminó por venderle media docena de calzones de abuelita, que son los que ella usa, ew. Me topé con una hermosa tanga de encaje color rojo sangre que ni en sueños me compraría mi mamá, por lo que enseguida mi mente se puso a trabajar, tenía que ser mía, por lo que no la solté pero ni se la mencioné a ella. Me hice la tonta eligiendo pantaletas de niña boba y lo que sí estuvo de acuerdo en adquirir fue una oferta de 4 brassieres para mí, de colores a elegir, entre los cuales yo elegí uno rojo y otro negro, los demás color pastel fueron gusto de ella, todos de media copa, siempre me llamó la atención ese corte, hace que mis chichitas se vean más llamativas, de hecho, cuando entré al probador, no pude resistir la tentación y me puse también la tanguita roja, claro, por encima de mis pantaletas. Me gustó bastante lo que ví. Mis senos son muy bonitos, pequeños aún, pero anuncian que cada vez estarán más llenitos y muy erectos, desde hoy prometo cuidarlos, intuyo que me darán muchas satisfacciones, tengo los pezones demasiado pronunciados y son de color carmesí, el contraste con la blancura de mi piel me parece muy atractiva. Mi estómago es completamente plano, mi cintura estrecha y tengo un lunar bastante coqueto, tipo manchita del lado derecho de mi ombligo, no les he dicho que en medio de mis tetitas tengo otro lunarcito, que parece que me lo dibujé yo con la punta de un bolígrafo negro. Al verme la tanga puesta por encima de mis calzoncitos, tuve que arriscarlos para que se viera casi la totalidad de mis nalgas, simulando que solamente vestía la diminuta prenda, me decidí más que antes a poseerla, qué ricas se veían mis nalgas, paraditas, firmes, de muy buen tamaño, sin cadera, solamente culo y me pareció que definitivamente algo pasaría en aquella fiesta.
Tuve que despistar a mamá, así que le entregué los brassieres para que los pagara, asegurándole que me quedaban a la perfección, son talla 32B apenas, yo espero que aún crezcan algo más mis tetas, para ser tan delgada se notan bastante y más porque tengo por costumbre pararme muy derechita y suelo conservar dicha postura al caminar y sentarme, al contrario de mis compañeras de clase, que de mamona no me bajan, qué le voy a hacer, igual me aburren, como dije, no suelo hacer amistades pero además prefiero siempre la compañía masculina, he aprendido que suelen ser más sinceros como amigos, no son envidiosos y su plática me resulta más interesante.
Mientras mi mamá hacía fila para pagar, yo recorrí la tienda disimuladamente y jalé del brazo a una vendedora joven, que se notaba aburrida, le pregunté inocentemente dónde podía pagar la tanga y ella, distraídamente me condujo a otra de las cajas situada al lado opuesto de donde se encontraba mamá, pagué inmediatamente y escondí la bolsita de plástico con mi preciada compra en mi bolso, siempre cargo bolso; he de decir que gasté casi todo el dinero que traía, producto de mis domingos que aún percibo, pero no me pesó en lo absoluto. Acabo de descubrir qué voy a coleccionar de ahora en adelante, no hay nada mejor que las tangas para realzar mi culito.
En fin, casi son las 2 de la madrugada, pero no puedo parar de escribir, estoy demasiado excitada por lo que pasó hoy en la fiesta. Llegué acompañada de mi mamá, la fiesta fue a unas pocas cuadras de mi casa pero papá la asesina si no me acompaña, él fue por mí, de hecho, a las 10:00 p.m. puntualito por su niña. Lo que no sabía él es la tremenda manoseada que recibió su niña unas horas antes, aún siento escalofríos en mi piel.
Los preadolescentes suelen ser tontos y juran que porque sus papás les den algo de libertad dejándoles la casa para ellos solos, con el hermano mayor a cargo, eso debe ser motivo para hacer estupideces. Yo me dí cuenta de que Christian, el hermano mayor de Jesús, ambos dueños de la casa en cuestión, no me quitaba la vista de encima y la verdad, me sentí bastante complacida. No les he dicho que él tiene 19 años, verdad? Es alto, fornido tipo deportista y lo más importante y que creo que marcará mis preferencias de ahora en adelante, huele divino, a limpio, inclusive cuando sudaba mientras bailábamos, su sudor me pareció un afrodisíaco, bastante sensual. Cuando dije estupideces, me refería a que Jesús hizo un trato con su hermano para que se hiciera tonto y no dijera nada acerca del ron con cola que estaban sirviendo desde antes que llegara yo, imaginen el cuadro, nadie sabíamos beber, yo solamente tomé un sorbito y de entrada no me gustó, además, necesitaba mi mente clara porque ya de nuevo estaba maquinando algo que me hizo mojar mi cuevita de placer.
Al principio, bailábamos todos en bola, sin pareja en específico, pero no faltó el gracioso que cambiara la música movida que teníamos por otra más romántica, excelente para mis propósitos; como dije Chris, no me quitaba la vista de encima, así que, me acerqué a él para preguntarle qué estábamos bebiendo que sabía tan amargo, le hizo gracia mi comentario y noté su perfecta dentadura y su aliento entre menta y tabaco, de nuevo sentí ese exquisito hormigueo entre mis piernas, él tomaba la postura del macho que quiere llamar la atención de las hembras, cosa que logró ya que toda la concurrencia femenina lo miraba con lánguida expresión de deseo, ese deseo que solamente se tiene a esa edad, entre ingenuo y candente, claro que para alguien como yo, era un deseo diferente, una urgencia que debía satisfacer cuanto antes. Yo ya conocía a Christian, pero nunca había conseguido llamar su atención, hasta hoy, el color rojo será mi favorito entonces.
Decidí que yo haría el primer movimiento. A la segunda canción lenta, voltée a verlo directamente a los ojos y le dije, bueno, encogiendo mis hombros coquetamente, como rindiéndome a lo que debía acontecer. Él me tomó de la cintura y por su altura, tuve que recargar mi cabeza en su pecho; al contacto de sus manos en mi cintura, sentí desfallecer, siempre he sido una persona bastante fantasiosa y es parte de mi eterna calentura, Lizzie, eres un caso perdido, me digo siempre.
Sentí sus manos inquietas, recorriendo mi espalda y llegando hasta la parte de mi pronunciado derrieré, por cierto,esa palabra la aprendí en la t.v. , yo pensé, y anhelaba de hecho, que se atrevería a agarrarme a dos manos por el culo, pero no se atrevía aún, así que tuve que cambiar de táctica, se hacía tarde ya y no pensaba irme en blanco, a masturbarme de nuevo alimentada únicamente por mi imaginación para lograr un orgasmo, como es mi costumbre para poder dormir, no, hoy tenía que tener algo más.
Me disculpé con él y me dirigí al baño, no tenía tantas ganas de orinar, pero quise tener unos minutos para maquinar qué hacer, no podía dejarme dominar únicamente por mi puchita hambrienta, aunque hay ocasiones en las que creo que es ella la que me impulsa a pensar, será que la inspiración la tomamos de maneras diferentes? Pues yo soy bastante inspirada y necesito coger.
Sentada en el baño, bastante limpio, no tuve desconfianza alguna en posar mis nalguitas en la prístina taza, escuchando la cascadita de orines transparentes que arrojaba mi rajita, me incliné hacia adelante para observar cómo van creciendo mis vellos púbicos, no tengo muchos y se sienten como pelusa al tacto, muy agradable, reflexioné cómo sentiría un hombre al frotar su verga erecta en esa pelusera, le resultaría atrayente? Le provocaría el mismo morbo que estaba yo sintiendo? Pensamientos perversos de nuevo y los tengo no solamente por ociosidad, confieso que inclusive al estar estudiando, con mi mente concentrada en lo que leo, hay ocasiones en las que ya mi mano está refugiada en mis pliegues vaginales y tengo que acoplarme al ritmo que imprimen mis dedos, follándome hasta que casi me vengo; digo casi, porque desde hace unas semanas, descubrí que prefiero jugar observando lo que ocurre ahí abajo.
Me gusta encerrarme en el baño, sentarme en el piso, situar un espejo de tamaño mediano que utiliza mi mamá para maquillarse, recargar mi cabeza en la puerta, abrir bien las piernas y enfocar mi panocha para que quede reflejada exactamente en el espejo, la sola vista de mi puchita bien abierta, indefensa, jugosa, me hace estremecer. Comienzo sobando mis tetitas, muy despacio, abarcándolas todas con mis manos y llegando a mis pezones, estirándolos con suavidad aunque hoy descubrí que me gusta que esto se haga menos delicadamente. Posteriormente, procedo a lamer mis dedos, mamándolos como si fuesen pequeñas vergas, paso mi lengua por la base de cada uno y últimamente, disfruto mucho chupando mi manita entera, es delgada y chiquita pero la visualizo como una buena verga, lista para penetrarme. Por lo regular, jalo mis vellitos púbicos, estirando así las paredes de mi entrada virginal aún, juego con la posición de la misma, como si hiciera gestos, pero no me parece gracioso, al contrario, estoy encontrando múltiples terminaciones nerviosas que presiento que voy a explotar al límite. Hay ocasiones en las que voy al grano y solamente froto mi clítoris con pasión, que dicho sea de paso, su ubicación es el mejor descubrimiento que he hecho en lo que llevo de vida. Me encanta dejarlo hinchado, que sobresalga de mi vulva, parece un botoncito de rosa que quiere desprenderse del tallo, hay días en los que tanto frotarlo me provoca ligeras rozaduras que con gusto acepto para seguir gozando así. Otras veces, juego por mucho rato acariciando mis labios vaginales, lamiendo en mis dedos los deliciosos jugos que logro escurrir de mi interior, me gusta mucho filosofar y he llegado a la conclusión de que mi deseo es perfectamente normal y que solamente necesito apagar este fuego que me consume tan frecuentemente para funcionar correctamente en mi vida, la abstinencia no es una opción . Cuando lucho contra mi calentura, ni yo misma me soporto, no tolero la cotidianidad sin mis orgasmos, simplemente no puedo concebir una apariencia de normalidad sin dar rienda suelta a la fiera ardiente que llevo dentro y cuyo fuego me consume pero a la vez, me permite tanta claridad mental, no bromeo. Pareciera que mi néctar vaginal me proporciona lucidez y es como el alcohol para la mayoría, me hace una persona más tolerante con los demás, he de decir que siempre me he caracterizado por mi carácter fuerte y mi falta de paciencia. Pero explorarme a mí misma y proporcionarme tanto placer me convierte en una mujer fuerte, segura, decidida y por supuesto que controlaré con quién y cuándo coger en forma, de hecho, hoy sería el día ideal, si tan sólo olvidara un poco mis fantasías del novio leal y ardiente que aún no conozco; sueño con una primer cogida de antología, seguida de muchas más, así que, tal vez piensen que mi idea del príncipe azul es bastante XXX y tienen razón. Mi hombre ideal, mi sueño, debe coger como los dioses y saber tratarme como la puta en ciernes que soy pero también debe alimentar mi morbo más allá, existirá alguien en mi vida así, algún día? Bueno ya me desvié bastante de lo que hice hoy, que debo decirles que me porté bastante mal, pero me está dando sueño, casi son las 4 de la mañana y yo aquí, escribiendo a la luz de una lámpara, acostada boca abajo, mis tetas desnudas rozan este cuaderno lo bueno que ya es sábado. Dormiré así, desnuda, aprovechando que hace algo de frío para taparme toda con mi cobija, me encanta esa sensación tan tibia y suave contra mi piel, siento que es mi amante ideal al que ansío conocer ya. Prometo seguir con mi relato de la fiesta más tarde el mismo día de hoy. Me esperan? Por favor? Buenas noches!