DIARIO DE laia dia 17
Seis meses después de haber ocupado mi nuevo puesto en la empresa fue reclamada mi presencia en el despacho del jefe de personal, no sabía cuál era la causa, mis objetivos comerciales se habían cumplido.
DIA 17
Seis meses después de haber ocupado mi nuevo puesto en la empresa fue reclamada mi presencia en el despacho del jefe de personal, no sabía cuál era la causa, mis objetivos comerciales se habían cumplido.
Me dirigí al despacho del responsable de departamento y me presente a su secretaria para que le informase de que había llegado y estaba a su disposición. Lo llamo por el teléfono y me dijo que me estaba esperando, que pasara y cerrase la puerta tras entrar.
Pase a su despacho y me senté en la silla que me indico situada delante de su escritorio. Me informo de que había recibido un correo en el cual se le ordenaba que realizase los trámites oportunos para enviarme a la central para realizar un curso de formación en nuevos productos, debería de estar allí el lunes a primera hora, en la central se me informaría de donde se encontraría mi hospedaje así como de todo lo relativo al curso. Finalmente me dijo que era la primera vez que un comercial debía acudir a la central y no tenía ni la menor idea de en que iba a consistir la formación, tras esta reflexión me comunico que estaba ya avisado y que para cualquier duda debía de dirigirme a una secretaria de dirección de la cual me facilito su número de contacto.
Al llegar a casa le comunique a Laia la decisión que me había visto obligado a tomar y que el domingo al mediodía debía de salir de viaje, desconocía la duración del curso puesto que esa información no me fuera facilitada. Laia en ese momento me respondió que el trabajo era una obligación y debía de cumplir, ella también lo hacía y tenía sus días malos. Continuamos con una charla que reproduciré lo más fielmente posible ya que no sé cómo calificarla:
L: Te parecerá bonito dejarme sola y sin saber cuando volverás, de esta forma no podre hacer planes.
P: que querías planear, irte con Tete de golfas sin control
L: pues en eso no había pensado, pero puede ser interesante darle rienda suelta a nuestros instintos básicos.
P: más aun de lo que haces a diario, no sé como podrías hacerlo, putita viciosa, cariño mío.
L: no lo sé, pero algo se nos ocurrirá, siempre se encuentran viciosos dispuestos a…
P: el primer vicioso se encuentra aquí, así que, ¿follamos o no?
L: eres conocido y no sé si darás la talla, te tengo muy utilizado y últimamente eres demasiado predecible.
P: la putita quiere que sea creativo y la sorprenda
L: si eres capaz
P: después no te arrepientas de haber dado salida a él pervertido que llevo dentro, me estas dejando dar salida a ideas muy…
A fin de terminar este insípido intercambio de ideas llegamos a la conclusión de que lo mejor que podíamos hacer era aprovechar el tiempo de manera más edificante, follando hasta caer rendidos.
Llego el domingo e inicie el viaje no sin antes disfrutar con Laia de nuestros cuerpos.
Cuando llegue al hotel que me habían indicado encontré a mi disposición una elegante suite de matrimonio, le pregunte al recepcionista para cuantos días estaba reservada la habitación, lo único que me contesto era que aquella habitación estaba dispuesta permanentemente para mi empresa, no había manera de averiguar la duración de aquel curso.
Me dirigí a la sede de mi empresa a primera hora de la mañana dispuesto a ver que me esperaba. Mi empresa se encontraba en un polígono industrial a las afueras de la ciudad, entre y me presente en recepción identificándome, la recepcionista comprobó que me estaban esperando y llamo a un guardia de seguridad para que me condujera a la planta de ejecutivos, allí me esperaban y la secretaria de dirección se haría cargo de mí.
Al llegar a la última planta el guarda me presento ante la secretaria y se retiro dejándome a cargo de ella. Se trataba de una mujer de unos 35 años, morena, de 175 de altura, piernas largas y bien torneadas, pechos medianos y firmes, una mujer 10. Me pidió que la siguiera al despacho de su jefa puesto que ella seria la responsable de mi formación, sentía lastima de que no fuera ella, tenía intención de tirarle los tastos haber si había suerte y disfrutaba de la formación.
Llamo a la puerta de un despacho y se retiro, tras unos segundos la puerta se abrió automáticamente y escuche una voz que me invitaba a pasar. Por la voz no sabía que me iba a encontrar en ese despacho. Entre y me quede sorprendido al reconocer el rostro que se encontraba tras la mesa. Se trataba de la primera mujer con la que había practicado sexo en la casa de Claudia, mi jefa.
Me saludo educadamente y dijo que esperara un momento mientras acababa con un trabajo que tenia a medias y no podía dejar inacabado.
A mi jefa la conocía con el nombre de Artemis.