DIARIO DE laia dia 11
Antes de amanecer me dirigí al barracón donde se encontraban las nuevas pupilas Ofelia y Aria para despertarlas e iniciar su jornada de educación
DIA 11
Antes de amanecer me dirigí al barracón donde se encontraban las nuevas pupilas Ofelia y Aria para despertarlas e iniciar su jornada de educación. Las encontré todavía dormidas, estaban juntas con sus cuerpos entrelazados, al regresar a la casa debía de visionar los videos de la noche para saber que había sucedido y actuar en consecuencia. Les grite que se levantaran y dejaran de remolonear puesto que no se encontraban en su casa y debían ganarse la comida, allí no se les daría nada regalado, debían de ganárselo con sudor y lagrimas, ya podían hacerse a la idea de no tener manos de modelo, iban a aprender a usarlas. Iban a conocer el significado de la palabra trabajo físico y sus consecuencias, tanto negativas como positivas.
Por fin se pusieron en pie y pude percibir claramente un olor desagradable procedente de ambas, les pregunte si se habían aseado, como respuesta obtuve un no acompañado del comentario de si creía que se iban a asear en ese cuchitril con agua fría no sabía con quien trataba, que ellas no eran criadas ni tercermundistas. Les dije que tenían razón y las invite a salir al exterior para llevarlas a un sitio adecuado a su situación, nos dirigimos al patio donde nos esperaba Fobos con una manguera anti incendios. No se podían creer la situación en la que se encontraban y empezaron a insultarnos, Fobos dirigió el agua contra ellas, estaba helada, cuanto más chillaban más agua les caía llegando incluso a tirarlas al suelo, en esa posición les comente que se encontraban en el lugar que les correspondía, revolcándose en el barro como los cerdos ya que olían como tal y así serian tratadas, si ellas no se creían personas no serian tratadas como tales. Se pusieron en pie y se quitaron sus sacos para poder lavarse, nos pidieron por favor si les podríamos traer el jabón o les permitíamos ir a buscarlo. Estaban empezando a comprender su situación. Les fui a buscar la pastilla de jabón y se lavaron a conciencia incluidas sus partes sin dejar nada descuidado, cuando estuvieron limpias nos preguntaron con que se secarían y que vestirían, ya que su ropa además de empapada olía mal. Les dimos otros sacos iguales y para secarse les ordenamos que corriesen un poco, sería bueno para su salud, cuerpo sano en mente sana. Tras corre durante media hora por el césped que rodea la casa las llevamos a la sala medica para su reconocimiento, en la sala fueron recibidas por Tete, Laia y Claudia. Les ordenaron desnudarse y tenderse en dos camillas. Tete procedió a examinar a Ofelia mientras Laia examinaba a Aria, les realizaron extracciones de sangre, tomaron muestras vaginales, anales y bucales, finalizaron examinando su estado físico que era bueno con excepción de sus pies, en ese momento Claudia que estaba como observadora examino sus pies y ordeno a Sol que les facilitase un par de alpargatas de cáñamo a cada una, pero antes debían de sumergir sus pies en agua con sal hirviendo y por ultimo empapar el calzado en vinagre acido, cuidar de su salud si pero comodidad no. Tras el examen fueron conducidas de nuevo a su barracón donde se les facilitaron dos cepillos de dientes, un par de estropajos, dos escobas y una botella de lejía, se les ordeno que debían limpiar el cuchitril en el que vivían, debía quedar tan limpio que incluso pudieran comer en el suelo del aseo, de hecho ese sería su próximo plato a la hora de comer. Durante más de tres horas anduvieron de rodillas limpiando el suelo del aseo así como las paredes y el resto del barracón, cuando llegue para darles su comida las encontré desnudas sudando de limpiar, sus manos se veían con heridas de fregar, el barracón estaba limpio y olía bien, ahora eran ellas las que volvían a oler, les pedí que se ducharan antes de comer, se levantaron para mirarme a la cara, no entendían qué sentido tenía mi petición si tenían que comer en el suelo, después de observarme extrañadas se metieron en la ducha y se lavaron, solicitaron si podían salir a correr para secarse, accedí a su petición, diez minutos después volvieron secas, se quedaron delante mía esperando ordenes, las mande sentar en la mesa y les di la comida en sendos platos con cubiertos y una servilleta de papel, se miraron extrañadas y comieron. Al terminar les dije que según actuaran así serian tratadas, les dije que esos cubiertos eran para ellas hasta que cometieran una nueva falta. Por último les comente que cada acción conllevaba una reacción, si eran buenas un premio, si eran desobedientes un castigo, esa era la ley de la casa.
Tras la comida decidimos que tuvieran un descanso, necesitaban un incentivo positivo por su actuación y obediencia, solo castigarlas sin ser ellas las que se habían prestado a esta reeducación podía resultar mal, y tiempo era lo que nos sobraba. Como aliciente para que vieran que ser buenas conllevaba recompensa al salir les entregue un rollo de papel higiénico, realmente era una tontería pero ellas lo vieron como algo positivo y me dieron las gracias.