Diario de Josefina Pettinato. 01.06.2013

La propuesta de mi esposo de que haga sexo con otro hombre.

01.06.2013

Querido diario:

En  la televisión hay ahora un concurso de cocina en el que participan varios chicos y chicas. Cada día eliminan al que peor cocina un plato que elaboran en la fase de eliminación.

Me encanta verlo porque la cocina es una de mis pasiones.

Guille estaba anoche con apetito. Sentado bajo la lámpara de lectura, con sus gafas de leer puestas, mientras yo veía el programa. Dejó la lectura por un momento.

-¿Qué vas a hacer para cenar esta noche?- Le miré y no tenía el gesto de haber hecho la pregunta por simple curiosidad. Su expresión delataba interés.

-Voy a poner una lasaña de hongos y foi, con unas laminitas de trufa. Ya tengo decantando un Marqués de Riscal joven-

-¡Tiene cojones!, Josefina, lo que has aprendido desde que te conocí. Y además, todo lo que cocinas te sale bien. Con lo que me gusta a mí la cocina y nunca he tenido la mano que tú tienes-

Me reí.

Guillermo estaba leyendo en su eBook. Giró la vista hasta la pantalla y se sumergió de nuevo en su novela, El libro de Jade. Es un libro de Lena Valenti, un cóctel molotov muy adictivo, lleno de amor, pasión, sangre y sexo. Guille sabe elegir los títulos muy bien.

Puse un mantel rojo iraní, bordado en hilos de oro, precioso, y velas. El vino estaba exquisito, y la lasaña me había quedado genial.

-Josefina-

-¿Qué cariño?-

-Mi fantasía de la otra noche en la cama. Tú y Franc….-

-¿Sí?-

-No querría que pensases que no te quiero, Josefina-

-No tonto. Todos tenemos fantasías. Ya viste que no sólo no me importó-

-Sí. Ya me di cuenta-

Hubo un silencio largo, se notaba algo de tensión. Yo sabía que no volvía al tema por azar. Intuía que había ciertas ganas en él de materializar aquellas fantasías.

-Josefina……-

-Mira Guillle, si lo que quieres pedirme, es que me acueste con Franc, ya te digo directamente que no- Le miré a los ojos. Noté en su mirada confusión y sorpresa. Se había quedado de piedra. Creo que di en la diana.

-Cariño- su tono era triste –sé que eres una mujer muy caliente. O ¿crees que me chupo el dedo?

Necesitas una fogosidad y una marcha que yo, por lo menos ahora, no soy capaz de darte-

Fui a hablar.

-Calla nena. Déjame hablar.

He ido al doctor, al sitio ese Boston Médical Group. No sé lo que tardarán en ponerme de nuevo en circulación, pero creo que hay solución-

Sentí una pena honda por él. Le quiero a rabiar.

-Mis fantasías en las que te veo con otros, además de excitarme increíblemente, pienso que……… A ver si me entiendes, no me gustaría verte en brazos de ningún hombre conocido, pero un hombre joven, al que no volviésemos a ver. Una cita anónima, en un sitio anónimo.

No me contestes ahora Josefina. Piénsalo. Te podría enseñar fotos, hay sitios donde se consiguen esos contactos. Tú elegirías al chico. No lo hacen por dinero.

Por favor. No digas nada ahora. Sólo has de saber que para mí sería morboso y reconfortante verte satisfecha con un buen………. Ya me entiendes-

De nuevo hubo un silencio largo. Guillermo comía los últimos trozos de su lasaña. Yo le miraba.

-Y ahora pretenderás que nos pongamos a hablar del tiempo, ¿no?-

Mi esposo rompió a reír. -¡Cómo te quiero!- Yo reí con él.

Se levantó, se acercó a mi silla, me hizo levantar y me abrazó. Cuando me abarca con sus casi dos metros de altura creo que voy a desaparecer.

Estaba impactada por la proposición de Guillermo.  Me besaba la boca y yo no me podía concentrar en aquel beso. Follar con un tipo al que no vuelves a ver.

Por otro lado, en realidad no dejaba de ser una especie de masturbación pero con un cuerpo de carne y hueso. Sin posteriores ni anteriores complicaciones. Lo pensaría, vaya que si lo pensaría. ¡Qué coño!

Casi no voy a pensar en otra cosa en nuestro viaje a Mexico.

Hasta la vuelta, querido diario.