Diario de George Geldof -12 Fin

Termina el libro de George. Nuevas situaciones y reencuentros. Espero que les haya gustado y gracias por sus valoraciones y comentarios.

Diario de George Geldof -12

Cuando entré en casa, me esperaba Betty desnuda y tan necesitada, que se arrojó a mis pies, sacó mi polla y se puso a chuparla, mientras decía cuando podía:

-Gracias, amo. Lo has puesto muy fácil. Desde ahora tienes una esclava más.

Yo me pregunté en qué problema me estaba metiendo. Tenía a Melinda y Pauline, se añade Wiki, de vez en cuando y ahora Betty.  ¿Serían demasiadas mujeres para mí? No tenía edad ya de mantener sesiones de sexo maratonianas, y no sabía como iba a enfocar aquello.

-Bien, entonces vas a empezar a aprender alguna cosa. ¡Melinda, trae la paleta!

-Si amo. –Dijo, seguramente pensando que la iba a utilizar con ella.

-Pauline, colócate sobre la mesa, a lo largo, culo a un lado, pies en el suelo.  Melinda, coloca tu coño a la distancia suficiente para que ella te lo coma y flexiona las piernas. Pauline tu sujétate a la piernas de Melinda.  Anoche pusiste cara de disgusto por no dejarte participar, y eso sabes que no me gusta.  Voy a castigarte con 25 golpes en el culo, tu le comerás el coño y solo te separarás para darme las gracias por corregirte y cuando haya terminado.  Cada vez que ella se corra, descontaré un golpe.

-Si, amo. –Dijo colocándose en posición y empezando con Melinda que también estaba ya colocada.

Las piernas de Melinda dificultaban su visión para ubicarme mientras me movía de un lado a otro.

-ZASS

-Gracias, amo por corregirme.

Volví a moverme

-Mmmmmmmm. –Gemía Melinda.

-ZASS

-Gracias, amo por corregirme.

Volvía a la labor de comerle el coño a Melinda con tanto interés que sus gemidos nos impidieron oír que la puerta se abría y solo me enteré por el cambio de luz, dando paso a Wiki, a una hora extraña, ya que solía venir por la tarde y marchar al día siguiente.

Continué con lo que estaba.

-ZASS

-Gracias, amo por corregirme.

-Aaaaaahhhhhhh

-ZASS

-Gracias, amo por corregirme.

-Aaaaaahhhhhhh

Siguiendo así hasta completar los 21 golpes, una vez descontados los cuatro orgasmos que había tenido.  Siendo madre e hija, no quise que hiciesen trampas, así que, cada vez que anunciaba su corrida, le metía los dedos para comprobar su flujo y continuar después de limpiarla.

  • Betty, ahora te toca a ti. Vas a hacer tu estreno como esclava mía.  A partir de ahora, no tienes derecho a nada. Ni siquiera al orgasmo.  Para correrte necesitarás mi permiso y tus obligaciones serán atenderme y obedecerme en todo. Te follaré solamente yo y aquellos a los que les permita, gratis o por dinero y tú no dirás ni una palabra de oposición.  Si recibo una queja de ellos, serás castigada.

-Te castigaré si no obedeces, porque cometas faltas como le ha pasado a Pauline o si me apetece, como ahora. Y los premios tendrás que ganártelos. Te harás un vestido como los que llevan Melinda y Pauline, de fácil quitar y en la intimidad, ante mí, estarás siempre desnuda.

-Ahora, recuéstate boca abajo sobre la mesa y abre las piernas.  Voy a darte seis golpes. Deberás contarlos en voz alta y decir “Gracias amo” con cada uno. Si no lo dices, te quejas o te mueves, el golpe no contará.  ¿Entendido?

-Si amo. –Y fue directa a la mesa.

-Amo. ¿Puedo pedirle un favor?

-¿Qué quieres?

-Amo, esta situación me ha dejado muy excitada. Fólleme antes del castigo, por favor.

Realmente debía de estarlo, sus muslos brillaban hasta la rodilla de su excitación.

-Yo decido cuando te corres. Colócate en posición. Pies en el suelo y recostada sobre la mesa, a lo ancho y puedes sujetarte al borde contrario. Dame las gracias con cada golpe.

Una vez colocada, tomé la pala y con el mismo movimiento solté un fuerte golpe en su culo.

-Zass.

Dio un salto y se puso en pie frotándose el glúteo azotado.

-Todavía estoy a tiempo de acercarte con el caballo hasta la carreta de Bryan.

-No, amo. Perdóname. No lo esperaba y me ha pillado de sorpresa.

-¿Y qué esperabas entonces? ¿Qué te follara?

-No amo, pero creí que tardarías algo mas.

-Colócate y no hagas que me enfade más.

Se colocó nuevamente. Yo me movía de lado a lado, hasta que solté el siguiente.

-Zass.

-Dos. Gracias amo.

-Zass, zass.

-AAAAAgggggg

-¿En qué número empiezan las cuentas?

-En el uno amo.

-¿Y porqué has empezado en el dos y as gritado?

-Perdón amo.  Empezaré de nuevo.

-Así me gusta.

-Zass

-Mmm.  Uno.  Gracias, amo.

-Zass

-Dos.  Gracias, amo.

-ZASSS.

-Aaaaaaahhhhh. Me corro, amo. Me estoy corriendo. Gracias, amo. Aaaaahhhh.

-Por haberte corrido sin mi permiso y por ser la primera vez, solamente de daré cinco golpes más.

-Si, amo. –Dijo cuando se recuperó.

-ZASSS.

-Pffffsss. Uno. Gracias amo.

-No quiero oír nada más que tu agradecimiento.

-ZASSS.

-Dos. Gracias amo.

-Once.  Gracias, amo.

Cuando terminé, me saqué la polla, dura ya desde hacía rato y se la clavé en el culo.

-Aaaaaahhhhh.  Gracias, amo. Estoy nuevamente excitada.  ¿Puedo correrme?

Yo también estaba a punto.

-Si, córrete.

Me moví deprisa, hasta que sentí las contracciones de su ano como consecuencia de su orgasmo.

-Aaaaaaaaaaahhhhhhh. Me corroooo, Gracias amo.

Y seguido descargué mi leche en su culo.

Se dio la vuelta, me limpió la polla, por lo que asumí que Melinda le había enseñado bien y me la guardó.

Mientras hacía esto, Wiki se había desnudado y puesto en la misma posición que Betty para recibir su castigo.

-¿Qué haces?

-Amo, quiero ser tu esclava también, vivir aquí contigo y quiero recibir mis cinco golpes. –Dijo en su mezcla de inglés y su propio idioma.

-No Wiki, no puedes quedarte. Ven siempre que quieras, pero no puedes dejar a tu gente así sin más. El jefe y los guerreros se ofenderían si me llevo a una de sus mujeres y tendríamos problemas con todos ellos

-Ningún guerrero se acerca a mí, desde que falleció mi marido. No tengo hombre para el que preparar pieles, ni comida, ni nada.

-Habla con el jefe. Si está de acuerdo con que vengas con nosotros, te recibiré con los brazos abiertos, pero sin su consentimiento, no puedo admitirte. No obstante, puedes ser mi esclava todas las veces que vengas a visitarnos.

Parece que la convencí, al menos de momento, y menos mal que no accedí, porque el jefe no se lo consintió y le asignó un nuevo guerrero. Ella siguió viniendo periódicamente.

Procedí a darle sus cinco golpes de iniciación y la follé seguidamente para bajarme la calentura a mi mismo.

Los días siguieron pasando, las mujeres cultivaron un enorme huerto, que nos suministró verduras frescas y frutas de algún árbol plantado. También llegó para poner en conserva y vender a los viajeros.

Tuve que organizar  las relaciones con ellas, porque todas a la vez era imposible de mantener todos los días.

Durante un año aproximadamente, las cosas marcharon bien.  El negocio marchaba, ellas satisfechas y yo también, pero al cabo de ese tiempo, vimos una solitaria carreta que se acercaba.  Tras la preparación de rigor, vimos que era Bryan, que volvía de las minas.

Cuando me acerqué con precaución, vi su mirada seria, sin signos de amistad ni de odio. Me saludó:

-Hola George. He venido por Betty.

-Hola Bryan. No quiero problemas aquí. –Dije acercando la mano a mi arma.

-No te preocupes, solo quiero hablar con ella y convencerla de que he cambiado y que quiero que venga conmigo. Se que ahora seremos felices. ¿Te vas a oponer?

-No, es libre de hacer lo que quiera sin ningún tipo de traba. ¡¡Betty!! –La llamé, acudiendo rápidamente a mi lado.

-Os dejo para que habléis, pero estaré vigilante.

-No le haré ningún daño.

Me alejé y senté en la entrada de la casa, ellos estuvieron paseando y hablando mucho rato. Nunca supe qué se dijeron, aunque subían de tono la voz algunas veces. Se alejaban y volvían, alejaban y volvían.  En una de las vueltas, observé que iban de la mano. Pensé que ya había pasado el peligro. Como era la hora de comer, mandé a Melisa que les llevase comida al barracón de alojamientos y les invitase a ir.

No aparecieron durante toda la tarde. Estuve nervioso, hasta el punto de pedir que preparasen la cena antes para que Melinda se la llevase.

Según me contó, estaban en el dormitorio individual, acostados.  Ella haciéndole una mamada y que él había intentado guardar la compostura y taparse, pero ella lo había retenido sin dejar su labor. Melinda había dejado la cena en la mesita y se había marchado.

Yo, más tranquilo, desenganché los caballos de la carreta, los atendí y metí al establo. Al día siguiente, seguí con mis quehaceres durante la mañana.  A medio día, les volvieron a llevar comida. Salieron después de comer, para pasear abrazados y fueron hasta el riachuelo donde debieron bañarse juntos.

Por la noche, les llevaron la cena, y cuando nosotros estábamos terminando, entraron ambos en la casa y Betty nos dijo:

-Mañana al amanecer nos iremos juntos. Hemos hablado mucho y ambos estamos de acuerdo en olvidar el pasado y empezar una nueva vida juntos. Volvemos al pueblo de donde vinimos, donde Bryan era Pastor. Trabajará menos y tendremos tiempo para nosotros. Queremos un hijo o los que el Señor quiera darnos.  Gracias a todos, y en especial a ti George. Porque por ti voy a ser totalmente feliz. Lo he sido contigo, pero me faltaba lo que Bryan puede ofrecerme. Gracias.

Bryan solamente dijo.

-Gracias, George.  Sigo debiéndote mucho.

Y se fueron.

Cuando me acosté, me llevé a Melinda a la cama e hicimos el amor despacio, solamente acaricié su cuerpo hasta que estuvo excitada lo suficiente y entré en ella

A la mañana siguiente los vi partir. No encendí fuego para que no se enterasen y evitar despedidas.  Antes de acostarme había cargado la carreta con provisiones para que no tuviesen necesidad de parar en mucho tiempo y me volví a la cama deseándoles mentalmente, buen viaje y felicidad.

Nuevamente pasaron los días, las caravanas y los jinetes. Se alojaban, compraban y se iban.  Nuestra vida transcurría tranquila, hasta que una noche, cuando estábamos apunto de cenar,  con las mujeres hablando sin parar y yendo y viniendo para poner la mesa, llamaron a la puerta.

Me senté en mi sitio, puse mi mano en el arma oculta y dije con voz potente:

-¡SILENCIO! –Acallando todas la voces.

-Wiki, abre la puerta. –Ese día estaba con nosotros y era la más cercana.

Al abrirla, apareció en el umbral un negro enorme, más bien mulato.

-Bu, bu, buenas noches, señor Geldof. ¿Podemos pasar?

-Adelante. -dije yo, mientras mi corazón se aceleraba.

Al entrar, quedó en la puerta Sara. Una Sara más madura, pero igual de preciosa.

-¡Sara, Richard! ¡Qué alegría! –Dije lanzándome hacia ellos y fundiéndonos en un abrazo.

Después de las presentaciones saludos y abrazos, les invitamos a cenar con nosotros. Reconocieron que no habían comido nada desde la mañana por lo que les dimos todo lo que quisieron, mientras nos contaron algo de sus peripecias.

-En los últimos días de la guerra –dijo Richard- llegaron a la plantación un grupo de jinetes. Venían huyendo del frente y buscaban oro y provisiones para seguir su huida.  Entraron en la casa y permanecieron muchas horas.  Otros de los hombres fueron al pabellón de las mujeres, eligiendo algunas de las que quedaban, porque muchos hombres y mujeres se habían ido ya, las violaron y golpearon hasta matarlas o dejarlas medio muertas.  Cuando mamá vio lo que ocurría cogió lo imprescindible y salimos por la puerta de tu sala de juego, yendo a ocultarnos entre los árboles más cercanos.  Al amanecer se marcharon al galope. Volvimos y mamá fue a la casa…

-El ama estaba herida, la habían golpeado mucho para que dijese donde tenían el dinero y el oro. Se llevaron lo que encontraron de valor y la dejaron malherida. Los niños llorando y asustados, sin comer, la casa sucia y revuelta. Curé sus heridas y la conseguimos llevar a su cama donde la dejé reposando. Di de comer a los niños y recogí lo que pude de la casa.

-Estuve con ellos hasta que Yulia se recuperó un poco y se fueron a casa de unos familiares.  Entonces nos fuimos nosotros. Estuvimos recorriendo pueblos trabajando en lo que salía, hasta que encontré trabajo en un hotel y alojamiento en una habitación de la parte trasera.  Richard pudo ir a la escuela y cuando creció un poco,  consiguió un trabajo como ayudante del herrero. Hace un mes vino al hotel el hijo del amo Tom y nos reconocimos. Nos dijo que usted había venido a buscarnos y que dejó dicho donde localizarle. Como no se acordaba, puso un telegrama a la plantación y nos la enviaron.

-Nos pusimos en marcha hacia aquí y…  aquí estamos.

Yo les conté mis aventuras y  cómo había llegado a la actual situación.

-No sabes la alegría que me habéis dado. Os consideraba perdidos. Ahora seremos una gran familia…

En ese momento me di cuenta de la nueva situación: otra mujer más.  Pero luego caí en la cuenta de que también había otro hombre más.

-Recoged todo esto. –Dije, obedeciendo todas al instante.

Cuando terminaron les dije:

-Os quiero a todas desnudas.

Rápidamente se desnudaron, incluso Sara, que lucía una sonrisa de oreja a oreja.

Yo me desnudé también a la par que ellas.

Richard me miraba y las miraba a ellas con ojos como platos.

-Y tú ¿a qué esperas? –Le dije

-Yo, yo…

-¡Desnúdate! ¡A ver si te crees que esto es para mi solo!

Se desnudó en un instante y pude admirar un cuerpo musculoso, con un pecho marcado, fuerte todo él, pero sin estar gordo, sin un solo gramo de grasa. Y lo mejor de todo, una polla más grande que la mía, unos cuatro dedos y considerablemente más gruesa.

Las mujeres se lo quedaron mirando embobadas.

-Melinda y Wiki, subid a la mesa y comeos el coño mutuamente.  Pauline pon bien a tono a Richard para que te folle.  Richard, cuando termines con ella, que cambien los papeles y vayan rotando con Melinda y Wiki.  No quiero que queden insatisfechas.

-Lo que tú digas, padre. –Eso me produjo un escalofrío en la espada. Pauline también me había llamado padre, pero no era lo mismo.

-Tu Sara, ven conmigo a la habitación.

Nada más entrar, me dijo:

-Amo, no se si sabré. Hace más de veinte años que no estoy con un hombre.

-¿No te has acostado con nadie?

-Con nadie, amo.  El último fue usted.

-Pobrecita mi esclava.  Habrá que abrirte nuevamente tus agujeros.

-Hace rato que están ansiosos de que lo haga, amo.

-Quiero hacerte disfrutar tanto que olvides las penalidades que has pasado hasta hoy.

Me desnudé y senté en el borde de la cama.  En esa posición, mi boca quedaba a la altura de sus pechos, algo caídos ya del embarazo y los años.

La acerqué hacia mí sujetándola por los glúteos, presioné su cuerpo contra mi pecho y besé sus pezones con calma, los lamí. Ella acariciaba y presionaba mi cabeza contra si.

Bajé mi mano por la raja de su culo, acariciando su ano, seguí hasta meter mi dedo en su coño, ya encharcado. Ella echaba el culo hacia atrás, buscando un mejor contacto y el roce con su clítoris, que yo evitaba para mantenerla excitada.

Quise besarla y me eché un poco hacia atrás, ella se inclinó apoyándose sobre mí y obligándome a seguir cayendo hasta quedar con la espalda acostada, mientras ella manipulaba para caer sobre mi, al tiempo que mi polla entraba en su coño.

Eso la hizo quedar en una postura que limitaba mucho sus movimientos.  Los muslos pegados al borde de la cama no le dejaban bajar las piernas para apoyar los pies en el suelo, si subía las rodillas a la cama, no podía meterse la polla.

En esa postura incómoda para ella, la sujeté por los glúteos y empecé a darle un movimiento circular, que con mi polla clavada hasta los huevos, se convertía en un frotamiento de su clítoris contra mi cuerpo.

-MMMMMMMM.  –Gemía constantemente.

-Aaaaahhhhhhh.  Si, amo.

-Me gusta, amo.  Cuanto lo he echado de menos.

Se agarró a mi cuello y así pudo desplazarse arriba y abajo lo suficiente para que mi polla saliese y entrase rozando fuertemente su clítoris, lo que la llevó en un momento a su primer orgasmo de la noche, que refrendó con un fuerte grito y apretándose contra mí.

-AAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHH.

Cuando se relajó, la subí a la cama y seguí acariciándola, besé sus pechos, lamí y chupé sus pezones un buen rato, hasta que noté que reaccionaba de nuevo.  Bajé lamiendo su cuerpo hasta llegar a su clítoris, que dejé olvidado, pasando la lengua a ambos lados, rozándolo solamente por los costados.

-Mmmmmmmm –Fue su respuesta.

Mojé un dedo con mi saliva y acaricié su ano con él para ir metiéndolo poco a poco. No dejé que mi lengua abandonase su trabajo. Ella arqueaba su cuerpo para intentar ponerme delante lo que más placer le daba y yo lo evitaba todo lo que podía.

-Amo, por favor, necesito correrme otra vez.

-Ummm. ¿De verdad lo necesitas ya?

-SIII. Por favor, amo.

Entonces le metí dos dedos en su coño, moviéndolos con rapidez, al tiempo que atacaba directamente su clítoris.

-Siiiiiiiiiiiiii

-MMMMMMMMMMMMMMM

-Me corroooo.

-AAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHH.

Ya más tranquila, hice que me la chupara hasta ponérmela bien dura.  Ella se esmeró.  Fue lamiéndola toda hasta que estuvo bien ensalivada, sin olvidar mis huevos, luego metió la punta en su boca, acariciándolo con la lengua y pasándola por los bordes del glande.

Seguidamente, se la metió hasta la garganta para volverla a sacar mientras la presionaba con la lengua sobre el paladar, mientras su mano acariciaba mis huevos.

Apunto de correrme ya, la detuve, la hice acostarse y separando bien sus piernas se la fui metiendo poco a poco, hasta que mis huevos golpearon su culo.

Volvió a gemir

-MMMMMMMMMMMMMM

Yo me movía lentamente.

-Aaaaahhhhhh. Siiii.

Necesitaba correrme, pero no quería hacerlo antes que ella.  Intercambiaba movimientos rápidos que me llevaban al borde del orgasmo, con otros más lentos que me relajaban.

-Mmmmmmmmmm.  Mmmmmmmmmmmmmm

Sus gemidos fueron en aumento hasta que se convirtieron en gritos.  Entonces aceleré mis arremetidas hasta que

-AAAAAAAAAHHHHHHH. Me corroooo, amo, me corroooo. AAAAAAHHHHHH.

Entonces, le di la vuelta y se la clavé por el culo, y lo encontré tan estrecho que me corrí al momento.

Sara, relajada y cansada se durmió al instante. Yo oía los gemidos en la otra habitación y fui junto a ellos.

Encontré a Wiki y Pauline comiéndose el coño mutuamente, mientras Richard se follaba a Melinda.  La tenía sentada en el borde de la mesa, sujetando sus piernas por las rodillas, mientras ella se abrazaba a su cuello. Ver la escena volvió a excitarme y, arrodillándome entre las piernas de Pauline que era la que estaba debajo, hice que Wiki me la chupase, mientras le metía dos dedos a Pauline y los movía rápidamente, haciendo que mi pulgar chocase con su clítoris.

-AAAAAAAAAHHHHHHHHH

Gritó Pauline cuando se corrió con mis manipulaciones.

Los gemidos de Melinda me hicieron levantar la vista, viendo su culo en primer lugar, apeteciéndome follarlo en ese momento.  Se me ocurrió una idea y dejé que Wiki continuase con lo que estaba y me fui hacia Melinda y Richard.

-Melinda, agárrate bien al cuello de Richard y tú, Richard, sepárala de la mesa y fóllatela en el aire.

Cuando estuvieron en posición, me acerqué por detrás de Melinda y se la metí por el culo, empezando a movernos ambos

-OOOOOOOOOOOPPPPPPPPSSSSSSSS.

Gritó Melinda

-SSIIIIIIII.  Que bueno. Siii.

Pauline y Wiki pararon para mirarnos.

-AAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHH. Siii

-Mmmmmmm

Yo sentía la polla de Richard cuando en algunos momentos nos cruzábamos en su interior. La presión era fuerte y el placer increíble.

-AAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHH. –Gritaba Melinda

-MMMMMMMMMMMMMM. Y gemía

No sé cuantos orgasmos habría tenido Melinda antes, pero en ese momento le conté dos, antes de correrme en su culo.

Después de esto, me salí y fui a dormir con Sara.

-Amo, ¿y nosotras? También queremos lo mismo. –Dijo Wiki.

-Mañana. –Respondí y me fui a la cama.

Había montado, en uno de los edificios, una fragua y un yunque, completado con distintas herramientas, para hacer pequeñas reparaciones en las carretas hasta que pudiesen llegar a algún lugar done hiciesen una buena reparación.

Al día siguiente, hablé con mi hijo para montar una buena herrería y conseguir dar un servicio completo. El vio lo que tenía con mirada experta y decidió que estaba bien, que podríamos trabajar, aunque habría que encargar algunas cosas, lo que hicimos con la primera diligencia que pasó.

Resultó ser buen herrero y su fama llegó lejos, pues vinieron de pueblos de hasta varios días de camino para encargarle trabajos.

En la casa, ampliamos la cama para dar cabida a los cinco, seis a veces, cuando venía Wiki, llenando casi completamente la habitación.

Todas quisieron probar la experiencia de ser penetradas por dos pollas a la vez, y nos tuvimos que multiplicar para darles gusto.

Unas semanas después, pasó un buhonero, al que compré este libro de cuentas y que decidí utilizar para escribir mis experiencias, tanto anteriores como futuras, aunque solamente de aquellas que recuerdo con alegría o que supusieron un hecho importante en mi vida.

Desde entonces he estado escribiendo mis vivencias, las que más he disfrutado o más he sufrido y he informado a todos para que, cuando yo falte, sea enviada a mi hermano en Inglaterra.


Hoy hemos tenido una sorpresa. Esta mañana hemos oído un ruido extraño, al tiempo que por el camino se veía una nube de polvo que venía hacia nosotros.

Cuando han llegado, he podido observar que era una calesa sin caballos sobre la que iban un hombre y una mujer.  Pensando que era algún tipo de magia maligna, he sacado mi revolver y disparado al aire para alejarlos.

El hombre ha saltado al suelo con las manos en alto diciendo completamente asustado:

-¡No dispare, por favor, somos gente pacífica! ¡No haga daño a mi esposa!

-¿Quienes sois y qué es esa cosa del demonio?

-Soy William Thorm, vendedor de maquinaria agrícola y ella es Emma, mi esposa y esto es uno de los nuevos carruajes sin caballos que se han inventado.

Me daba miedo, pero me he acercado y con las explicaciones de William, he visto que es un gran invento.  Eso me ha creado la duda de mi futuro y el de mi negocio. ¿Sustituirán a las carretas y las diligencias? ¿Desaparecerán los caballos?

Estas dudas estuve comentando con él, mientras dábamos cuenta de una botella de Whisky. Me ha contado las grandes ventajas que tienen estos carruajes, de rapidez y comodidad. Puede llegar a alcanzar hasta 20 Km./h, según me ha dicho, aunque el estado de los caminos hace imposible alcanzar esa altísima velocidad. A veces tiene que salirse de ellos y viajar por las praderas, generalmente en mejor estado que los propios caminos.

Los baches y las piedras los perjudican, rompen sus ballestas y ejes y no son fáciles de cambiar. También necesitan un combustible para funcionar, le ha llamado gasolina, que se saca del petróleo y no hay en muchos sitios.  También me ha dicho que no todos los herreros se atreven a realizar reparaciones en ellos.

Hemos pasado el día juntos, hablando de todo. También han hablado mi hijo y él. Los he invitado a comer y también han cenado con nosotros. Ahora están durmiendo en el alojamiento. Se irán por la mañana.

Mi hijo y yo hemos estado hablando también y hemos llegado a la conclusión de que debemos prepararnos para el futuro.  Ya tengo una carta preparada para mi hijo Robert, que al terminar sus estudios, ingresó en la academia de West Point y es oficial del ejército en Washington, para que haga gestiones con el fin de que Richard aprenda cosas de esas máquinas y para conseguir vender combustible, que saldrá en la próxima diligencia.


Anoche vino Wiki y decidimos hacer un juego. Pusimos a las cuatro mujeres a cuatro patas en la cama, la primera de un lado puso a tono a Richard con la boca, la del otro me la puso a mí.

Cuando estuvo listo, Richard empezó a follar el coño de la de su lado. 10 empujones y pasar a la siguiente, mientras ellas se frotaban el clítoris. Cuando llegó a la tercera, me puse yo con la primera. Al llegar al final, dábamos la vuelta a la cama y volvíamos a empezar.  Estuvimos un buen rato. Las mujeres gemían y se quejaban cuando las dejábamos para pasar a ala siguiente.

-MMMMMMMMMMM

-Noooooooooooooo.  Máaaaaas.

Lo estábamos pasando de miedo, cuando llegó una diligencia con el gran alboroto de costumbre, teniendo que vestirnos rápidamente, nosotros disimulando las erecciones y ellas la calentura.

Dimos de cenar a toda velocidad a los seis pasajeros y los dos conductores, los alojamos en los dormitorios y volvimos como flechas a la cama para terminar nuestro juego.

Las cuatro estaban chorreando cuando volvimos a empezar.  Solo se oían los gemidos de ellas y el choque de nuestros cuerpos contra sus culos

-MMMMMMM

-Siiii

-Maasssss

Casi a la vez se fueron corriendo una a una, todas con grandes gritos de placer, retirándose del juego. Con las dos últimas nos corrimos nosotros. Justo a tiempo, porque han llamado a la puerta y era uno de los conductores, que había oído gritos y pensaba que ocurría algo.  No nos hemos dado cuenta, pero se nos ha pasado la noche follando y era hora de partir la diligencia.

Hemos preparado el desayuno rápidamente y se han marchado.  Nosotros nos hemos ido a dormir entonces.

Hace un rato que se ha marchado Wiki.  Nos ha dicho que no vendrá en un tiempo, está embarazada y no montará a caballo. Le hemos dado la enhorabuena con alegría y hemos quedado que vendrá a enseñarnos a su hijo o hija.


He recibido carta de contestación a la que hace dos meses envié a mi hijo Robert. Ha facilitado mucho las cosas.  Richard irá a un fabricante de automóviles, donde le enseñarán a desmontar y montar un motor, a sustituir piezas y ajustarlo de nuevo.  También tiene solucionado el alojamiento mientras esté allí.

También ha hablado con otra empresa de combustibles, y les ha convencido de que, por su ubicación,  el rancho es un lugar excelente para distribuir gasolina por la zona.  Yo pongo el terreno y ellos lo montan todo.

Hemos preparado todo para que mañana salga Richard con la diligencia. Mientras tendré que hacerme cargo de la herrería y de los peones que cuidan del ganado que en estos años ha ido incrementándose mucho y ya está repartido por todo el rancho.


Esta mañana hemos tenido visita.  Estábamos en nuestro baño los cinco, jugando como niños y alborotando tanto que no hemos oído la llegada de otro vehículo de esos con motor.

Yo había mandado colocarse a Sara y Pauline recostadas boca abajo en el borde del baño y Melisa ante ellas con las piernas bien abiertas y el coño a la altura de sus bocas.

Una vez colocadas, he sacado mi polla, dura ya, y se la he metido a Sara por el culo mientras acariciaba el coño de Pauline y ella le comía el coño a Melinda. Después de un rato dándole,  y conforme aumentaban sus gemidos, cambiaba de pareja, enculando a Pauline y acariciando a Sara y entonces era Sara la que se lo comía a Melinda. Cuando los gemidos de Pauline aumentaban, cambiaba a Sara. He seguido así hasta que Sara ha tenido un orgasmo que la ha hecho gritar:

-Amo, me corrooooo.

Las contracciones me han hecho correrme a mí también.  La he puesto a mamarla hasta tenerla dura otra vez, y he continuado con Pauline. Mientras a Sara, colocada de nuevo en su sitio, le daba con la pala en el culo, como castigo por haberse corrido sin permiso.

-Amo, no aguanto más. Necesito correrme. –Me ha dicho al fin Pauline

-Yo también lo necesito ya. –Dijo Melinda.

Yo volvía a estar a punto.

-Podéis correros. –Les he dicho.

-Mmmmm. Aaahhh. Gracias, amo… -Decían mientras estallaban en sus orgasmos.

A su vez he aprovechado para descargar el resto en su culo.

Después de sacarla, me la han limpiado entre ambas y he salido del baño, para vestirme y  dispuesto a irme para realizar las tareas del día.

Nada más girarme y empezar a salir del agua, me he encontrado de frente con una mujer bien arreglada debajo de un guardapolvo, con un coqueto sombrero en su cabeza y bastante bonita de cara, que miraba con los ojos muy abiertos, como si estuviera ida.

Hemos dejado la cortina que cubre la entrada al baño abierta y ella ha debido de ver bastante de lo que hacíamos.

-¿Quién es usted? –He dicho mientras tomaba una toalla y me cubría, no sin antes ver dónde tenía puesta la mirada.

-Disculpe.  Soy Felicia Harris y vengo con mi doncella Ingrid.  Vamos de paso y le ruego perdone la intromisión, pero he llamado a la puerta y como nadie respondía y se oían ruidos y voces, me he atrevido a entrar.  Siento haberles interrumpido en una situación tan íntima.

-No se preocupe, no ha interrumpido nada, le he dicho mientras pasaba a mi habitación para vestirme.  ¿Qué les trae por aquí?

-Voy a una boda que se celebrará mañana y hemos parado para ver si podíamos comer algo y lavarnos y asearnos un poco.

-Entonces están en el sitio adecuado. Siéntese mientras desengancho su caballo, lo cepillo y le pongo una buena ración de pienso en la caballeriza.

-Bueno, no he venido a caballo, ni en calesa, he venido en mi vehículo a motor.

-Entonces siéntese igualmente y que venga su doncella también. –Le he dicho mientras abría la puerta y le daba entrada.- Mis mujeres les atenderán hasta la hora de comer.

-Preferiría dar un paseo para estirar las piernas, si no le importa.

-En absoluto. Si quiere le enseño un poco esto.

Me ha acompañado y le he ido enseñando la herrería, los alojamientos, almacén, caballerizas y granero.  Aquí me ha dicho:

-¿Puedo hacerle una pregunta personal?

-Si, por su puesto.

-¿Vive usted sólo con las tres mujeres?

-Ahora si, pero normalmente está mi hijo, que ahora lleva varios meses aprendiendo a reparar vehículos como el suyo.

-¿Y todos los días hacen eso?

-¿El qué?

-Lo que he visto que hacían en esa gran bañera.

-No, a veces lo hacemos en el río, otras en la cama, incluso aquí en la paja.

-¿Le molesta que las mujeres se le insinúen?

-No. En absoluto. ¿Qué prefiere? ¿El baño? ¿La cama?

-Primero aquí, luego ya lo pensaré.

-¿Tienes marido?

-No.  Soy independiente. Dirijo un periódico de mi propiedad en el este, y en mi vida no cabe un hombre solo.

La he cogido entre mis brazos y la he besado, más bien ha sido un beso salvaje por parte de ambos, mientras la acercaba al montón de heno y nos íbamos desnudando.

Desnudos ya, me he dedicado a acariciar sus pezones, ya duros como piedras. He recorrido su cuerpo con una mano mientras con la otra la presionaba contra mí. Al pasar sobre su coño me he dado cuenta de que estaba empapado.

-Chúpamela. -Le he dicho.

-Yo no hago eso.

-SAS. –Le he dado una bofetada que la ha hecho caer al suelo.

La he tomado del pelo y la he puesto de rodillas, acercando su cara a mi polla.

-Chupa si no quieres que te muela a palos.

-Si, si, lo que ordenes.

No me he equivocado. Aunque acostumbrada a mandar, es una sumisa en potencia. He debido ser el primero que la ha hecho rendirse, porque no tenía mucha práctica y he tenido que corregirla.

-SAS. Ten cuidado con los dientes, puta, no quiero que me rocen por ningún lado.

-SAS. Métetela entera. Vaya mierda puta que estás hecha. No sabes ni chuparla.

-SAS. Lámela y ensalívala bien.

A todo ello, respondía:

-Si, perdóname mi torpeza. –Y volvía con renovado interés.

Cuando me la ha puesto bien dura, la he mandado colocar a cuatro patas y abrir bien las piernas.  Me he puesto detrás y la he frotado por su raja.

-MMMMMMMMMMMM. SIIIIIIIIIII. Necesito que me la metas yaaa.

Eso he hecho, pues yo tenía también muchas ganas, y ha entrado como si hubiese sido en el agua.

-Aaaaaaaaahhhhhhhhh.  Siiii.  ¡Qué gusto!

-MMMMMMMM.  Estás estrecha, puta. –Le he dicho.-Follas poco, ¿verdad?

-Ffffffff. Si, no tengo muchas oportunidades. Y nunca una polla como la tuya.

-¿Y cómo te consuelas? –Le he preguntado sin parar de moverme y presionando con mi pulgar en su ano.

-Con Ingrid. MMMMMMMMM. Ella me da placer cuando no tengo un hombre.

-Tampoco te la han metido por el culo ¿verdad?  Mi pulgar se encontraba dentro ya.

-No, nunca me he prestado a esas prácticas.

-Si sigues aquí esta tarde, te la meteré yo.

-No, no quiero. Siempre he tenido miedo a que me hagan daño. Y con tu polla, más. Pero me estás dando un morbo tremendo.

-No te preocupes, no te hará daño, o al menos muy poco.

He movido mi dedo por el interior de su culo, sin dejar de machacar el coño.  Se ha puesto a berrear de gusto.

-AAAAAAAAAAAAAGGGGGGGGGGGGGG.  SIIIIIIIIII. MMMMMMMMMMMM.

-Me viene, no pares. Maaasss. Siiiiiii.

Su corrida ha sido bestial. Debía terne muchas ganas.

Ha caído sobre el heno, pero la he cogido del pelo, se la he metido en la boca y se la he follado hasta correrme yo.

-Trágatelo todo, puta. –Le he dicho metiéndosela hasta la garganta y soltando mi leche directamente a su estómago.

Ha tosido y le han dado náuseas, pero cuando se ha recuperado ha dicho:

-Nunca había follado así.  Ha sido el mejor orgasmo de mi vida.

Me he fijado en su cuerpo. Algo delgada para mi gusto y con poco culo, tetas bien, aunque con tendencia a caer ya. Se conserva bien, aparentando unos treinta años, aunque debe de tener algunos más.

Todavía a medio vestir, la he cogido del brazo y hemos vuelto a la casa. La sirvienta, al verla medio desnuda, con el pelo revuelto, lleno de briznas y conmigo tirando de su brazo, ha saltado de la silla diciendo:

-¿Qué le ha ocurrido, señora?  ¿Le ha hecho algo este hombre?

-Si, me la he follado. Y ahora le vamos a preparar el culo. ¡Melinda, prepara el culo de esta puta, que me lo quiero follar esta tarde! –Le he dicho mientras la llevaba al baño.

Melinda ha ido inmediatamente tras de mí  se está encargando de dilatarlo mientras espero.

Tengo la polla dura otra vez. No sé si podré esperar.

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Esta tarde ha sido buena. Melinda ha preparado a Felicia, poniéndole el dilatador de madera. Ha comido desnuda, con él puesto y la vista baja. Ingrid la miraba y nos miraba a todos sin entender bien qué pasaba.

Después de comer les he dicho:

-No quiero que se toque ella ni que se corra. Vosotras podéis tocarla, chuparla o lo que queráis, pero si alguna la hace correrse, la azotaré hasta dejarla sin piel. A no ser que quieran marcharse, en cuyo caso deberéis mantener la orden hasta que se vayan, sin impedírselo.

Después me he ido a realizar los trabajos del rancho que tenía pendientes.

Cuando he vuelto, ya había anochecido.  Lo primero que he observado ha sido que el vehículo no había sido movido.

Al entrar en la casa, lo primero que he notado ha sido el fuerte olor a sexo, que ni siquiera el de la cena podía disimular. Me he acercado a Felicia, acariciando sus pechos y presionando sus pezones entre mis dedos.

-¿Y qué tal ha pasado la tarde mi putita?

-Señor, no puedo más. Necesito correrme.

-No te preocupes, que todo llegará. Primero cenar, luego disfrutar. Y mis mujeres ¿qué tal están?

-Estamos todas muy excitadas, amo. –Ha dicho Sara. –Estar toda la tarde excitándola a ella nos ha excitado también a nosotras.

Después de la cena y recogerlo todo, he mandado sentar a Felicia en el borde de la mesa y acostarse sobre ella. Le he dicho a Melinda que se colocase encima de ella para comerse el coño mutuamente y Sara y Pauline que le levantaran una pierna cada una, manteniéndola en alto mientras le acariciaban los pechos.

-Señor. ¿Puedo participar yo? –Ha dicho Ingrid.

-Si lo deseas, claro que si.

-Pero, por favor, señor, no me penetre. Soy virgen y quiero llegar así a mi matrimonio.

-¿De culo también?

-Si, señor.

-Está bien. Sustituye a Melinda y tu Melinda ve comiéndoles el coño a Sara y Pauline.

Una vez colocadas todas le he dicho a Ingrid.

-Dale solamente pequeños toques con la lengua en el coño. Evita el clítoris y le metes un par de dedos de vez en cuando.

Las he dejado unos minutos para que se fuesen excitando, mientras me untaba la polla con manteca, le he quitado el tapón del culo y se la he ido metiendo poco a poco. La he oído gemir, a pesar de tener ocupada la boca con su doncella.

-MMMMMMMMM

Cuando he empezado a moverme, ha empezado a gritar de gusto y he visto que se iba a correr de un momento a otro. He mandado a Ingrid que se retirara y pasase a comerle el coño a Pauline, para que Melinda se lo hiciera a Sara.

Yo he seguido con mis movimientos.

Entraba hasta el fondo

-AAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHH.

-Y se la sacaba y presionaba con mi dedo en su clítoris.

-MMMMMMMMMMMMMMMMM

Volvía a entrar

-AAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHH.

Y salir.

-MMMMMMMMMMMMMMMMM

Después de un buen rato con este juego he ido acelerando mis movimientos, ha empezado a pedirme más.

-Siiiii.  Más fuerte. Siiii. Maaasss.

Yo, que también estaba apunto, le he hecho caso y he empezado a darle duro, mientras le metía dos dedos en su coño y frotaba el clítoris con el pulgar.

-AAAAAAAAAAGGGGGGGGGGGGG.  SIIII. ME CORROOOOO.

Su orgasmo ha sido tan fuerte que se ha orinado y lo ha puesto todo perdido. Yo he descargado todo en su recto y me he ido a bañarme, después de decirles que limpiasen todo al terminar.

Mientras escribo esto, sentado en mi cama, las cinco mujeres siguen con su entretenimiento.


Hoy se han marchado Felicia e Ingrid, después de tres días con nosotros.  Espero que no fuera ninguna de ellas la novia, porque llegan dos días tarde. No hemos dejado de darles follarla y darles placer a ambas durante este tiempo.

Antes de irse, Ingrid ha querido probar lo que se siente cuando se la meten por el culo y le hemos dado una sesión similar a la de Felicia.

Se han ido tan agotadas que hemos tenido que ayudarlas a subir a su vehículo


Hoy ha llegado mi hijo Richard, dice que ha aprendido mucho sobre motores y automóviles, que es como llaman a esos cacharros ruidosos.

También han llegado dos cartas, una de la empresa de combustibles, avisando de que van a empezar la instalación en los próximos días y la otra de mi hija Hanna, anunciándonos que  se casa con un muchacho que es senador y que quiere que vayamos para la petición de mano y la boda.

Hemos decidido ir Melinda, Pauline y yo, quedando al cargo de todo Richard y Sara. Creo que será cosa de un mes.


Ya hemos vuelto de la boda de mi hija, no hemos reparado en gastos.  Estaba preciosa, tan bonita que todo el mundo se ha quedado embobado.  Al final, han sido tres meses, entre el tiempo que hemos estado con ella y con Robert.  Las ciudades son lugares horribles para vivir.  Mañana saldré a dar una vuelta a caballo por el campo para recuperar mi tranquilidad.

Lo primero que hemos hecho nada más llegar ha sido ir los cinco a la habitación para follar y ser folladas por todos los agujeros.  En la ciudad no hemos podido hacer casi nada al tener que guardar las apariencias. Las mujeres en una habitación y yo en otra.

Al entrar, Sara me ha echado los brazos al cuello y nos hemos besado con pasión. La he abrazado contra mi cuerpo que ha reaccionado al sentirla con una erección instantánea.

Al sentirla, me ha sacado la camisa mientras tiraba de mí hacia la cama, soltándome solamente para sacarse su vestido y quedar desnuda. Yo he terminado de desnudarme y hemos caído sobre la cama besándonos, con  mi polla pegada a su coño.

Las demás, al vernos, nos han seguido a la carrera desnudándose por el camino. Richard, que entraba con las maletas, las ha dejado en la puerta y nos ha seguido a toda prisa.

Sara ha empezado a mover su cuerpo para rozar su coño contra mi polla. Yo le acariciaba un pecho mientras la dejaba hacer sin parar de besarnos.

Cuando he notado mis huevos mojados, he empezado a ser yo el que frotara mi polla contra su coño.

-MMMMMMMMMMMM. –Ha empezado a gemir.

-¿Tienes ganas? –Le he preguntado, sabedor de que eran muchas.

-Oh. Siii.  Penétrame ya, por favor.

Yo se la he metido y le he dado unos vaivenes para mojarla bien.

-Siiii.  ¡Qué gusto!

He cogido una de las almohadas y se la he metido bajo los riñones para levantar su culo, se la he sacado del coño y directamente se la he metido poco a poco por el culo.

-AAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHH.- -Ha gritado, mezcla de dolor y placer.

He visto que al lado estaba Richard boca arriba sobre la cama, con Melinda empalada y Pauline con una pierna a cada lado de su cabeza  y el coño en su boca. Ambas gimiendo de placer.

-MMMMMMMMMM.  ¡Cómo me llena! – Melinda.

-Siiiiii MMMMMMM. ¡Qué lengua! –Pauline.

Yo he empezado a moverme, sujetándola con dos dedos en su coño y el pulgar en el clítoris.

-MMMMMMMMMM. ¡Gracias amo!

-Siiiiiiiiiiiiiiii. ¡No se detenga, amo!

-OOOOOOOOOHHHH.  ¡Qué gusto, amo!

He visto cómo Melinda empezaba a botar más deprisa.

-Ah, ah, ah, ah, ah, ah, ah, ah.

-Siiiiiiiiiiiiiiii.  Me corroooooo.  Ah, ah, ah, ah.

Se ha tumbado al lado y Pauline ha aprovechado para  moverse y clavarse ella en la polla.

Los gritos de Melinda han debido provocar el orgasmo de Sara, porque ha su orgasmo ha sido casi simultáneo.

-Amo, me corroooo. AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHhhhhhh.

Yo no he parado y tampoco a ella le ha bajado la calentura, gimiendo sin parar y pidiendo más.

Cuando ha tenido su segundo orgasmo yo ya no podía más y me he corrido en su culo.

Richard también se ha corrido, seguida por Pauline.

Aún hemos estado un buen rato, intercambiando parejas y posiciones, hasta que cerca del anochecer lo hemos dejado para comer algo, ya que hemos llegado antes de la comida y no hemos probado bocado en todo el día.


Hoy me siento un poco mejor y me atrevo a escribir algo.  Hace unos días, después de venir de viaje, salí a dar una vuelta con el caballo. Una serpiente lo asustó en un sendero estrecho y caímos por un terraplén, quedando con el animal encima de mí.

Debo llevar la columna rota y varias costillas. Toso sangre y se que debo llevar algún pulmón perforado. Creo que me queda poco de vida.

He pedido a mis mujeres y Richard que follen a mi lado para verlos. Sara está chupando y meneando mi polla. ¡Ilusa! Le he dicho un montón de veces que no siento nada, pero ella no ceja en el empeño.

A mi lado, los culos y coños de Pauline y Melinda, puestas a cuatro patas, totalmente mojados y abiertos, deleitan mi vista.  La enorme polla de Richard entra y sale del coño de Melinda en este momento, aunque cambia cada poco rato.

Me siento peor.

¿Quién me iba a decir a mi que terminaría mi vida como la empecé? De voyeur.

No me apena morir. He vivido mucho y muy intensamente. Solamente lo siento por los que quedan aquí.  No quiero que sufran por mi.

Le he dicho a Sara, una ez más, qu-



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