Diario a dos (20/30: el diablo)
Un matrimonio compra una vivienda en una zona residencial. El marido descubre en la buhardilla un libro olvidado. En una reunión social con unos amigos, dan lectura a sus páginas. Esta es la historia de Avi y Ron.
Un matrimonio compra una vivienda en una zona residencial. El marido descubre en la buhardilla un libro olvidado. En una reunión social con unos amigos, dan lectura a sus páginas. Esta es la historia de Avi y Ron.
DIARIO A DOS
Capítulo 20 (El diablo)
Julio, viernes 3
Hoy es 6 de Julio. Lunes. Dejo mi trabajo abandonado y me refugio en una cafetería. Tengo mucho que escribir. No quiero olvidar detalle. Nos hemos vuelto locos. Los dos. Esto se nos va de las manos. Juan y Tami están a punto de regresar de Tailandia. Se han quedado unos días acompañando a la familia de Tami. Pero Avi no ha tenido tiempo de echarlos de menos. Se muestra como un monstruo sexual. Comienza a darme miedo la historia. Avi se ha rebelado como una auténtica ninfómana. Han pasado tres días desde el viernes, pero tengo la sensación que hemos vivido tres años. Estoy saturado.
Presumiblemente Avi deseaba a Juan. La marcha repentina de ellos al día siguiente de sus devaneos cortó de raíz la posible invitación a nuestra casa por parte de Avi. Ella alimentaba la esperanza de que tal vez ellos se mezclaran en nuestras licencias. Yo la dejé claro que no quería nada con los amigos. Lo cierto de todo es que el fin de semana se presentaba aburrido. Avi estaba comenzando a ponerse de mal humor. Ya no era debido a la regla. Su menstruación, puntual como un reloj, había terminado hacía unos días. Su enfado y su mal humor eran debido a la falta de sexo. Entre la menstruación y mi trabajo ella no había experimentado. La semana pasada anduve muy liado con los ordenadores de Jonson&Marx. Un beneficio sustancioso me compensó de tantas horas dedicadas a poner en marcha todo el sistema. La casa donde vivimos y nuestro ritmo de vida, sin privaciones, requiere un montante económico sustancial. Afortunadamente gano lo suficiente. Para eso monté mi propia empresa. Gracias a mi padre. Mi gran consejero dictador. Primer rey de la gilipollez.
Tirada en el sofá no paraba de tamborilear con los dedos sobre la cajetilla de tabaco. La miré impaciente por que terminara con los ruidos. Ella seguía a su ritmo. Literalmente ocurrió así.
-¿Vas a dejar de hacer ruiditos Avi?
-No. Contestó enseñando sus morros.
-¿No te crees capacitada para hacerlo o es que tal vez ensayas para insertarte en alguna orquesta?
Mi broma no funcionaba. Me miró y dejó de tamborilear los dichosos dedos. Abrió la cajetilla de tabaco y sacó un cigarrillo. Esos labios carnosos lo sujetaron por la boquilla mientras lo encendía. La observé divertido. En aquellas circunstancias Avi era como una niña pequeña de 26 años.
-Ron. Quiero follar. Me dijo mientras sus ojos miraban al más allá.
-Bueno, pues vamos a ello. Contesté.
-En casa no. Quiero hacerlo fuera de aquí.
-¿Quieres ir a algún hotel? ¿Quieres que vayamos a la oficina? Estará Pedro. Ahí no podemos .
-No. Quiero que me lleves por ahí. ¡Salgamos Ron! Llévame a la noche madrileña. Hagamos una noche especial.
-¿Dónde quieres ir? Pregunté en guardia.
-Donde me quieras llevar. Tal vez .nos surja .
-Sé por dónde vas. ¿Estás segura?
-Si. Me apetece salir. Ron, me dijo haciendo una pausa, ¿Crees en las segundas oportunidades?
-No. Ya sabes que no. El tren que pasa puede volver a pasar, pero en otro tiempo.
-¿Y si me dieras una segunda oportunidad?
-¿Para qué?
-Para mostrarte todo aquello que quieres y que aún no te he mostrado.
-¿Qué cosas? Pregunté para que se soltara de la lengua.
-Digamos que .a lo mejor te sorprendo. Dijo un poco nerviosa mientras apagaba el cigarrillo. Más que apagarlo lo aplastó contra el cristal del cenicero. Por un momento imaginé mi polla aplastada con esa virulencia y llevé mi mano a ella.
-¿Más? ¿Con qué me vas a sorprender ahora?
-Con el sexo. Dijo mirándome fijamente a los ojos.
-¡Imposible! Ya he comprobado lo puta que eres. Dije sin interés.
-Puedo serlo más si quieres.
-¿Cómo? Pregunté con el convencimiento de escuchar una proposición.
-¡Vámonos por ahí y te lo demostraré!
-Estoy cansado Avi. He tenido una semana muy dura. Ya me he hecho a la idea de que no saldríamos este fin de semana. Dije haciéndome de rogar.
-Iremos a divertirnos. Te excitarás.
-¿Cómo me voy a excitar? Pregunté porque Avi no acababa de arrancarse.
-Con cosas que te gustan. Con el sexo. Conmigo.
-¡Ah, mira eso está bien! ¿Y que vas a hacer para que me excite?
-Salgamos Ron. Te prometo que te gustará.
-¿Qué te ocurre Avi, estás cachonda? ¿Tienes ganas de sexo, no?
-Si. Estoy muy cachonda. Llevo sin follar ocho días. Un mundo para mí.
-Eso tiene arreglo. Enséñame ese coño que tienes y te doy un buen .
-No. ¡Te he dicho que no quiero hacerlo aquí! Dijo alborotándose y sacándome de mis casillas. Opté por ayudarla.
-¿Por qué no me dices que es lo que quieres Avi? ¿Es que acaso quieres follar pero no quieres que sea yo quien te folle?
-Tú también me follarás. Esa fue su respuesta.
Y yo supe que se escondía en ese "tú también me follarás". Avi quería salir para provocar alguna situación similar a la del sex-shop con Zusko Petrov. Y yo pensé que quería que yo lo viera. Pero ese "tú también me follarás" me hizo alimentar la esperanza de que quería realizar mi fantasía. Un trío. Con un extraño y yo. La miré y sonreí.
-Quiero que me des una segunda oportunidad para excitarte. ¿Me la darás? Preguntó.
-Sabes que si. No me puedo negar. Y no te puedo negar nada. Ya lo sabes.
-Entonces me ducho y me visto. ¿Vale?
Miré el reloj de mi muñeca. Marcaba las 5 de la tarde. Las 5 de la tarde de un largo fin de semana.
-¿Dónde quieres ir? ¿Dónde quieres que vayamos? Pregunté mientras la observaba de pies preparada para alejarse al baño.
-¿Dónde me llevarías para que corriera el peligro de ser follada por otro? Me preguntó.
-No se. A Rastros. Aunque tú en la calle misma correrías el peligro de que alguien te follara.
-¿Y dónde me llevarías si fuera una puta que te acompaña y me quisieras exhibir?
-Pues ..no sé...tal vez ..no sé Avi. Ahora mismo me pillas en frío.
-¿Qué te parecería un sex-shop? Me preguntó con cara de pícara.
Supuse que dónde realmente quería ir Avi era al encuentro de Zusko. Pero me equivoqué. Y eso me satisfizo.
-¿Zusko? Pregunté cambiando el gesto de mi cara.
-No. Otro lugar. ¿No conoces ninguno más?
-¡Por supuesto! Aunque no soy cliente de ninguno de ellos.
-Miraremos en esa revista que venden .la guía del ocio . ¿Se llama así?
-Si. Pero no será necesario. Si quieres ir a un sex-shop yo te llevaré a uno. "Camino Verde". Ese es su nombre.
-¡Pues me ducho y me llevas por "El Camino Verde" ¡ Me dijo muy entusiasmada.
Avi salió del salón como alma que lleva el diablo. Creo que cuando entró en el baño ya estaba desnuda. Las ropas por el suelo camino del baño me lo confirmaban.
Sabía o al menos intuía lo que pretendía Avi. Cierto que yo estaba cansado. Mentalmente destrozado. Pero decidí hacer un esfuerzo. Avi me necesitaba. Y seguro que me recompensaría. Mi excitación otra vez.
Mientras me duché aproveché para darme unos toques en mi pene dormido. Conseguí abortar la eyaculación de puro milagro. Avi aprovechó para vestirse en nuestra habitación. Ella estaba orgullosa del vestidor que habíamos instalado allí. Fue idea suya.
Nos echamos a la calle en busca de la aventura que nos hiciera pasar una tarde-noche excitante. En ocasiones como esta no suelo llevar el coche. Pero el viernes me lo llevé. El calor era insoportable. Un poco de aire acondicionado nos vendría muy bien. Sobre todo para evitar el sudor.
Llegamos a la calle dónde estaba situado "Camino Verde" y estacioné el vehículo en un parking cercano. No tardamos en acceder al local. No era como el de Zusko Petrov. Esta a pie de calle. Nos recibió un portero que controlaba las personas que accedían a dicho local. De inmediato nos fuimos a la barra. Avi no estaba sóla en ese local. Allí había alguna pareja que otra. Eso supongo que la tranquilizó aún más.
Tomamos nuestras copas en la barra del local. Un Baileys para Avi y un Wisky sólo para mí. El local era cutre. Nada que ver con el de Zusko. Distinto decorado, distintas personas, distintas cabinas, distintas luces. No me gustaba. Yo no había entrado nunca allí pero sabía de su existencia. Supuse que todos esos locales eran iguales. No era el caso. Al menos este.
Cansado de estar de pies, animé a mi mujer a sentarnos en una mesa cercana. Con nuestras copas en la mano, y después de abonar la consumición, nos instalamos en una mesa un tanto sombría y apartada de la pista principal. Estas si eran iguales en todos los lugares. En todas ellas había una barra donde las chicas giraban hasta perder el equilibrio. No me gusta ese espectáculo. Nunca me gustó. Ni me excita.
Avi me dijo que iba al bañó. Se levantó y la vi caminar con gracia. Se había vestido con una falda fina de color verde y una camisa de raso de color blanco. La falda en sí era corta. Una raja delantera hacía que al caminar se apreciaran al menos tres cuartas partes del interior de sus finos muslos. El sujetador quedó olvidado en casa para mejor ocasión. El balanceo de sus pechos y la prominencia de sus pezones delataban ante cualquier mirada la indefensión de sus senos. E incluso se clareaban en demasía.
Por la importancia del documento y de su contenido, adjunto lo que escribió Avi en su diario. Ella refleja lo que yo no viví.
Extracto del diario de Avi .
Al llegar al lado de los dos tipos, camino del baño de mujeres, tropecé adrede con uno de ellos. Era lo justo para entablar conversación con ellos. El baño no quedaba lejos de dónde se encontraba Ron. Observé que desde la penumbra no me quitaba ojo. Ni tampoco aquél tipo que se había sentado en la mesa al lado de la nuestra.
-¡Oh, perdón. He perdido el equilibrio. Dije a modo de excusa.
-No señorita, no tiene importancia. Contestó uno de ellos.
Los dos hombres se miraron. El que me parecía mayor se interesó en morder el cebo.
-¿Trabajas aquí?
-No, no. Que va. He venido a ver esto.
Volvieron a mirarse. Ahora sus miradas se intercambiaron cómplicemente pensando que sería un buen rollo. Y fácil.
-¿Y te gusta?
-Si. No esta mal. No es lo que buscaba, pero bueno, no esta mal.
-¿Y que buscabas?
-Emociones fuertes. Dije con picardía.
Ellos, lo sé, comenzaron a ver posibilidades conmigo. Eso se nota enseguida.
-¿Qué clase de emociones buscas?
-Las que se buscan en estos sitios. ¿No sabéis?
-Pues no mucho, la verdad. Me dijo uno de ellos.
-Disculparme. Tengo que ir al baño.
Me alejé de allí. El cebo estaba echado y el anzuelo mordido. Les dejé solos. Sabía que tenían que intercambiar sus pensamientos. Supongo que hablarían algo así más o menos.
-¡Joder tú, has visto a esta golfa!
-Si. Va buscando algo.
-¡Joder que si va buscando!, esta quiere rollo.
-Pues nada, chico, enróllate con ella. Yo te dejo sólo y ya está, no pierdas esta ocasión.
-Calla, calla....que vuelve.
Salí del baño después de orinar y me crucé con ellos de nuevo.
-¿Te podemos invitar a una copa? Es lo menos que podríamos hacer ya que te hicimos tropezar. Preguntó uno de ellos.
Tengo 26 años. No sé como se liga ahora. No he necesitado hacerlo desde que conocí a Ron, pero estos dos no estaban muy duchos en esas lides. Aunque ellos ignoraban que yo iba a dar todo tipo de facilidades, se tomaron su trabajo con un estúpido ritual.
-Aceptaré una copa con la condición que os sentéis conmigo en la mesa. Dije señalando al lugar donde me esperaba Ron.
Ellos no se lo podían creer. El que había iniciado la conversación pidió otra copa para el y otra para su amigo. Cuando le dije que tomaba Baileys me pidió uno.
-Me llamo Javier y este es mi amigo Luis.
-Encantada. Dije dejándome besar en la mejilla por ambos y correspondiendo con los típicos sonidos que hacemos con la boca cada vez que ejecutamos ese ritual. Yo me llamo Avi.
-¿Avi? Preguntó Javier.
-Si. Dije riendo. Avi de María Victoria.
Javier tomó la copa en la mano y entregó a Luis la suya. Comencé a andar y ellos me siguieron probablemente alucinados de acompañar a una chica tan .excepcional. Eso considero.
Al llegar a la mesa, pude observar que se quedaron un poco estupefactos al descubrir allí a Ron con su wisky entre las manos.
Avi se presentó con dos tipos allí. Me quedé de piedra. Ya los había observado hablando con ella cerca de la barra del bar. En principio supuse que tal vez se conocían. Era extraño pero no lo descarté. Un vacío en mi mente y de pronto mi vi allí con ellos delante.
-¿Está ocupada esta mesa? Preguntó Javier.
-Si. Pero por ella. Dije señalando a Avi.
-¡Oh, perdonar! Os presento. Javier, Ron, un amigo, nos estrechamos la mano mientras Avi continuaba ahora presentándome a Luis. Más de lo mismo. Luis, este es Ron, un buen amigo mío. Sentaros con nosotros.
El corazón me latía a mil por hora. En una de esas pensaba que sufriría el fatal desenlace. Moriría. ¡Me había presentado como un amigo suyo! Empecé a comprender el juego de Avi. Y .recordé aquella pregunta que me hizo apenas un par de horas antes "¿Crees en las segundas oportunidades?" Estaba claro. Al menos en mi mente. Avi me iba a dar lo que no supo o pudo darme en nuestra primera visita al sex-shop de Zusko.
-¿Y bien, que hacéis aquí? Preguntó Avi.
-Pues nada en especial. Hemos entrado a tomar una copa. Dijo Javier molesto por mi presencia.
-¡Y a ver que cae! Dijo ella con una iniciativa descomunal y clara.
-No. No, que va. Sólo hemos venido a tomar una copa. Dijo Luis.
-¿Y tú? Preguntó Javier haciendo valer lo que yo suponía demostraba más veteranía en esos lugares.
-Ah, yo he venido a acompañar a mi amigo Ron. Es un poco cortado y nos hemos encontrado esta tarde y me ha dicho que venía aquí, y he decidido acompañarle.
Casi se me va el wisky por otro lado. Ellos lo advirtieron. No sólo me había presentado como un amigo suyo, si no que además me dejaba en evidencia a decirles que yo era un "cortao".
-¿Y te gusta esto? Insistió Luis.
-Bueno. Como os he dicho antes, no esta mal, pero no es lo que buscaba. Yo buscaba, o creía que iba a encontrar emociones más fuertes. Es la primera vez que vengo a un sitio de estos. Y de no ser por mi amigo no hubiera entrado.
-Pero, esa emociones que tu.................Javier se interrumpió al notar la mano de Avi encima de su entrepierna por debajo de la mesa.
-Oh, sigue...sigue. ¿Qué decías? Preguntó ella.
-Nada. No se muy bien que iba a decir. Al menos fue sincero.
-Si. Decías algo de emociones. Provocó ella.
-Bueno no sé. En realidad no estoy seguro de lo que iba a decir. Contestó Javier un tanto alucinado ante tamaña osadía de Avi.
Entonces fue cuando advertí la mano de Avi por debajo de la mesa. Aquello le daba cierto respeto al tema. Comprendo la actitud de Javier al verse sorprendido por la mano de Avi. No sabía como podía acabar aquello. Lo que no era dudoso era que Avi los tenía bien plantados. Cosa que me sorprendió en extremo. Ella no era así. Al menos yo no la conocía de esa forma.
-¿Ron, por que no vas a la barra y nos traes otras copas? Dijo Avi.
-¡Por que ya tenemos las copas llenas! Dije perdiendo los papeles momentáneamente.
-Anda, ve a buscar más copas. Rogó Avi. Ya casi he acabado con la mía. Ahora pago yo. Pero me tendrás que dejar dinero jejejeje.
Me levanté no de muy buen agrado y pregunté que estaban tomando ellos. Salí hacia la barra entendiendo a la perfección lo que quería Avi. Ella quería quedarse a sólas unos minutos.
Extracto del diario de Avi .
-¡Bah, le he dicho que se vaya a la barra un rato para no ofenderle! Dije.
-¿Ofenderle? Preguntó Javier.
-Si, claro. Igual se mosquea que estoy con vosotros. He venido con el y quizá se sienta mal si ahora no le hago mucho caso. Es una persona muy especial para mí y no quiero hacerle daño. Razoné.
-¿Por qué no le das una excusa y te vienes con nosotros? Dijo Javier.
-No. Estaré con el toda la tarde y toda la noche.
-¿Pero? No dices....
-No digo nada. Es muy especial para mí. Insistí.
-Pero nosotros podríamos....
-Y podemos. Dijo ella. Su presencia no importa. El no va a decir nada.
-¿Decir de qué? Quiso saber Luis.
-Pues de lo que pase. Dijo ella. El es mi amigo y me respeta, ahora cuando venga lo vais a ver. El no dice nada. Oye, que ya viene.
Llegué y dejé las copas a duras penas sobre la mesa. Eran tres vasos y dos botellas. Yo no me pedí nada.
-Mira Ron, Javier me estaba proponiendo que me fuera con ellos. Les he dicho que no, que hoy me debo a ti.
-¡Ah, no! Por mi no hay problema. "Somos simplemente amigos". Dije con retintín y entrecomillando las ultima frase.
-No. Esta tarde estaré contigo Ron. Ya te dije que no tenía planes. ¿Me disculpáis un segundo? Voy al baño otra vez.
Extracto del diario de Avi:
Estaba claro que tenía que ir al baño. Eso me iba a proporcionar unos minutos en los cuales pensaría cómo iba a seguir desarrollando mi plan. Había decidido sorprender a Ron y estaba segura que lo iba a conseguir. Pero lo que en ese instante ignoraba era que él había aceptado mi juego y también quería jugar. Una vez más mi marido me sorprendió.
Avi se levantó aireando sus muslos y se alejó de nuestra mesa. Bebí un gran sorbo de wisky que casi termina con el líquido del vaso. Y me lancé. Envuelto en la excitación, me lancé de nuevo. Sin importarme tres cojones el resultado final.
-¿Sabéis una cosa?
-No. ¿Sobre qué? Preguntó Javier.
-Sobre ella. Dije.
Se encogieron de hombros. La idea me venía en ese instante a la cabeza. No sabía si lo que iba a hacer estaba bien o mal. Pero arriesgué. Tampoco sabía si Avi tendría necesidad de volver al baño tan pronto. Recordé que ella había dicho al presentarme que era un poco "cortao". Decidí jugar mis cartas y echar un órdago. Tenía poco tiempo. Debía ser rápido. ¡A ver quien era el cortao! Si Avi estaba jugando conmigo, yo no me iba a quedar atrás.
-Estáis perdiendo el tiempo. Dije.
-¿El tiempo? ¿A qué te refieres? Me preguntó Javier.
-Si bien es cierto que es mi amiga, también lo es que es un poco putilla.
-¿Putilla? ¿Es una puta? Preguntaron al unísono.
-Si. No trabaja aquí pero se dedica a eso. Pero es aficionada. Lo hace por un poco de dinero. Seguro que si la dais algo os deja que la metáis mano.
-¡Joder! ¿Tú crees? Preguntó Javier ante la mirada atónita de Luis.
-¿Con lo buena que esta esa tía y es aficionada? Preguntó Luis. No tendría ningún problema para trabajar en los mejores sitios de Madrid. ¡Está de puta madre!
-Lo sé. Dije. No estoy ciego. Pero es una putilla. Anda mal de pasta y por un poco de dinero
-¿Seguro? Preguntó Javier que parecía el más interesado.
-Seguro. Pon encima de la mesa diez pavos y verás como la besas. Y pon otros diez y te dejará su entrepierna. Y con otros treinta te arrastrará a cualquier lugar, e incluso el baño, y te la follarás.
Me miraban alucinados. No daban crédito a lo que les contaba.
-Si no me creéis, hacer la prueba. La gusta el sexo más que a cualquiera de nosotros. Yo me la he follado en infinidad de ocasiones. Siempre la dejo buenas "propinas" por eso dice que soy un amigo especial.
Ante la falta de reacción de los dos tipos, giré la tuerca un poco más.
-¿Os cortáis? No hay problema. Yo os ayudaré. ¡Está de muerte la cabrona! Y no lleva sujetador ¿Os habéis fijado?
-Si. Yo sí. Dijo el estúpido de Luis con esa voz ridícula que apenas le salía de la garganta.
-¡Ahí viene! No digáis nada. No quiero que se sienta traicionada por mí. Dejar cada uno un billete de diez pavos en la mesa. ¡Rápido!
Avi llegó hasta nosotros pero los estúpidos no fueron capaces ni de sacar su carteras de sus bolsillos. Ella tomó asiento frente a mí. En el mismo lugar que había ocupado. Luis estaba a mi derecha y Javier a mi izquierda. Sólo faltaban las cartas y podríamos jugar al mus. Y el dinero.
-¿Ya? Pregunté mirándola.
-Sólo he ido a lavarme las manos. Las tenía pringosas del Baileys. Dijo mientras tomaba asiento y dejaba ver la raja de su falda.
-Siento curiosidad Avi. Dije.
-¿Por qué cosa Ron?
Saqué dinero de mi bolsillo y presenté un billete de veinte euros encima de la mesa. Javier y Luis me miraban perplejos. Avi también.
-Te daré estos veinte si te atreves a besar a Javier. Dije muy tranquilo.
Extracto del diario de Avi:
Se la capacidad de sorpresa que Ron lleva dentro de sí mismo. La conozco. No estaba borracho. Apenas había tomado algo. Pero cuando me dijo que me daba veinte euros si besaba a Javier, comprendí que el estaba dispuesto a amedrentarme. Y yo no lo iba a permitir. Aquella tarde las sorpresas se las iba a dar yo, no el a mí. Por supuesto, los veinte euros reposaron en mi bolso.
Avi le tomó por la nuca y acercó su cara a la de Javier. Depositó sus labios sobre los del hombre y este se erectó de inmediato. Con una mano, tomó la de Javier y la bajó hasta la raja de su falda. La guió en el camino y allí la abandonó. Javier giró los ojos mientras Avi le besaba y me miró distraídamente. Se creció con esa invitación de Avi y ahondó su mano más. Ella separó sus piernas y permitió que el se hiciera con su raja. Rápidamente el resbaló un dedo dentro de ella y comenzó a frotar quizá con demasiada rapidez. Luis me miraba a mí y a Javier. No daba crédito. Esa tía era muy fácil, pensaría. El también quería su oportunidad y así lo manifestó.
-Deberíamos irnos de aquí. Este no es lugar para esto. Os van a ver.
-Nadie nos verá. Dijo Avi. Hay mucha oscuridad. Además, aquí se viene a esto ¿no?
La frialdad de Avi me excitaba. Ese cabrón estaba metiendo la mano entre las piernas de Avi. Mis nervios se manifestaban en mi cara y mi interior. Ella seguía besando sus labios. Si hubiera sido puta de verdad ya se habría ganado los veinte pavos. Ese beso lo merecía. Javier no se arengó y su brazo mostraba los movimientos de su mano bajo la mesa. Yo ignoraba que Avi no se había puesto nada bajo la falda.
Javier seguía con la mano tocando su sexo. Ella, a duras penas, fue capaz de extraer el pene del hombre, ya erecto, y comenzó a agitarlo de arriba abajo y de abajo arriba. La mano de Javier, ya más sosegada, se centró en husmear en el clítoris de ella. Ella gemía mientras me miraba. Mi polla se alborotó una vez más y los latidos impacientes acudieron a mi corazón, otra vez más. Avi estaba desconocida y me estaba sorprendiendo. Había iniciado un juego y yo lo había continuado. Y lo peor es que me gustaba lo que veía.
-¿No quieres participar? Dijo mirando a Luis a la vez que me sorprendía de nuevo.
-Pero....pero......Decía Luis. ¿Aquí? ¡Nos van a ver y van a decir ..!
Luis deslizó su mano por bajo de la mesa, pero tropezó con la de su amigo Javier. Sacó la mano de debajo la mesa y ella se la tomó y le indicó el camino a seguir bajo su camisa, que no era otro que el camino que llevaba hasta sus pechos.
La mano de Luis fue alzándose por debajo de la camisa de Avi hasta dar con los dos globos que iba buscando. Allí palpó alborotado. Temí que rompiera los botones de la camisa. ¡Qué situación tan extrema!
-¡Ohhhhh....como me estáis poniendo! Decía Avi ante mi sorpresa, mi excitación y mi estupor.
-Vámonos de aquí. Susurraba Javier. Vámonos a otro sitio en el que podamos terminar. Estaremos más cómodos. Nos iremos los tres. Te pagaré cien. Lo haremos los tres.
Novedad, también me invitaba a mí al polvo con mi mujer. Espléndido Javier. Le miré como a un colega, pero deseché la idea de una orgía.
De pronto, como caída del cielo, se hizo la luz dentro de la sala interrumpiendo aquello. Un hombre en el centro del escenario anunciaba un número sexual. Todos recobraron la compostura y Javier se escondió el pene con las manos encima de el. Luis fue a echar mano a su copa y observó atónito como yo me la empinaba. Había terminado la mía y empecé con la de Luis. El bebía cubalibre pero daba igual. Necesitaba una ración extra de algo que me calmara después de ver aquello. Las luces volvieron a apagarse y el espectáculo comenzó. La mano de Javier fue en busca, de nuevo, del sexo de Avi, pero ella ahora mantenía sus piernas cerradas y juntadas por las rodillas.
-¿Qué pasa? Preguntó Javier exigiendo su derecho.
-Nada. Se acabó. Dijo ella. Voy al baño.
Se levantó y se encaminó al baño por tercera vez. Una sombra con pelo cano se puso en pie y la siguió. Al llegar a la puerta del baño se disponía a entrar cuando una voz la hizo girarse en redondo.
Extracto del diario de Avi .
-Disculpe . Permítame un segundo.
Una voz a mi espalda hizo que me detuviera. Era un tipo canoso. El que estaba sentado cercano a nuestra mesa. Me giré con sorpresa y le vi llegar hasta mí. Yo estaba a punto de entrar en el baño de mujeres. Sentía necesidad de lavarme las manos. Un par de gotas de semen se habían escapado de la polla de Javier. No quiero ni pensar lo que hubiera pasado si sigo meneando aquello bajo la mesa. Me había quedado la palma de la mano derecha pringosa. Tenía que lavarme. El intentó llevar de nuevo su mano a mi coño mojado al apagarse la luz y comenzar el número que acababan de anunciar. No se lo permití. Tenía que lavarme. Y él reposar sus ansias de eyacular. No me había puesto bragas. A Ron le gustaba eso. Después de ocho días sin sexo aquella mano me excitó sobremanera. Si no se le hubieran escapado aquellas gotas ..podríamos haber tenido otro final. Los cuatro. Me sentía insaciable y no había hecho nada.
Cuando Ron dejó sobre la mesa los veinte euros y me dijo que me los daba si besaba a Javier, supuse que estaba jugando. Me gustó sentirme como una puta pagada por mi trabajo. Luego llegó Javier con eso de que me pagaría cien si me iba con los tres. Fue el colmo. Pensé hacerlo. Irme con los tres. A nuestra casa. Allí me subastarían y me acostaría con quien ofreciera más por mi. Ron iba a tener lo que tanto andaba buscando. Pero esta vez no me iba a cegar los ojos ni iba a hacer falta atarme. Cabrón.
La voz a mi espalda me habló. Con amabilidad. Con convencimiento.
-Perdóneme. Me gustaría hablar con usted un momento. Sería tan amable de acompañarme a esa esquina de la barra, allí podremos hablar.
-¿Qué tiene usted que decirme?, ¿Le conozco?
-No. Pero es algo importante para su marido y para usted.
-¿Quién es usted? Pregunté alarmada cuando me dio el dato de mi marido.
-No importa. Tengo una información muy valiosa para ustedes. Sígame a la barra. Por favor.
Eché a andar tras aquel espectro sin saber por qué. Al llegar a la barra, el hombre me arrinconó contra la pared y se acercó a mi cuerpo.
-Les he visto. A su marido y a usted. Les he oído.
-¡Pero oiga!, ¿Qué clase de hombre es usted?, ¿Estaba.....? Me interrumpí al notar la mano del hombre entre mis piernas.
-¡Oigame bien! Y deje de hacer aspavientos o llamaremos la atención.
-¿Pero con qué derecho......? Me volví a interrumpir al notar su mano en mi coño.
El hombre presionaba con fuerza. Su dedo se había posado encima del clítoris y lo aplastaba como una boquilla de un cigarrillo.
-No diga nada y escúcheme, se lo ruego.
-Pero es que me......Nueva interrupción. Me sentí a merced de ese anciano.
-Dígame, ¿Qué han venido a buscar aquí?, ¿Sexo?, ¿Alguna orgía?, ¿Emociones?, ¿Descubrir algo? ¿Vicio? ¿Son unos viciosos? ¡Dígame!
-Yo....yo...nosotros...hemos....Balbuceaba asustada sin salir de mi asombro.
-Ustedes han venido aquí a jugar ¿No? ¿Qué pretendía con la escena de esos hombres tocándola delante de su marido? Juegos simples. Yo tengo algo bueno para ustedes.
-¿Usted? Pregunté extrañada y preocupada a la vez que movía su mano en mi entrepierna.
-Si. Les puedo enviar a un lugar del que no han oído hablar jamás. Al que sólo van personas muy especiales. Es un grupo reducido. Ustedes encajarían. Lo creo.
-Pero...pero...por qué nosotros....pero....
-Tenga mi teléfono. Llámeme a cualquier hora. Si deciden ir, yo les diré dónde. Nunca lo olvidaran. Esto de hoy con esos chiquillos, es un simple juego de principiantes.
El viejo abandonó mi entrepierna y se lamió los dedos delante de mí. Tomé la tarjeta asustada. El viejo se giró y echó a andar. Miré la tarjeta y vi sólo un número que pertenecía a un teléfono móvil.
El loco mundo del sexo !Hay cada uno por ahí! Con el susto en mi cuerpo me alejé de allí sin poder divisar dónde se había metido el tipo canoso. Me sentí humillada por el. Y eso, lejos de hacerme reflexionar, me impulsó más en mi deseo de sexo. Me sentía fuera de si.
Volvió a la mesa y se sentó, ya no fue al baño. No dijo nada.
-¿Te ocurre algo? Pregunté
-No. Vámonos de aquí.
-Pero oye... ¿Nos iremos a mi casa? Decía Javier. Te pagaré los cien que te dije.
Nos levantamos como alma que lleva el diablo y salimos del sex-shop sin pagar la cuenta de las últimas consumiciones. Supongo que Javier o Luis se harían cargo de la cuenta. Al menos pagarían por el disfrute. Antes de franquear la puerta de salida ella miró hacia atrás y vio al viejo levantando la mano en señal de despedida. No tuvo tiempo para ver a Javier y Luis que de pies la llamaban.
Salimos rápidamente del lugar y entramos en un bar de una calle de al lado, allí, Avi, me contó, con pelos y señales, lo que había ocurrido cuando ella se fue al baño.
-Pero....ese cabrón...se ha atrevido...Voy a volver y lo mato. Decía yo fuera de si.
-No. Déjalo. Nos ha estado observando y se ha enterado de todo. Me ha dicho que lo hable contigo y que le llame si queremos ir a un lugar que sólo conoce él y algunas personas.
-Pero ese cabrón....
-De lo que no me cabe duda, es que es algún lugar relacionado con el sexo. No hay duda. Tal vez sea una secta. Tenias que haber visto como me metió la mano entre las piernas, y como me presionó. Nunca había experimentado algo así.
-¿Te hizo daño?
-No. Pues eso es lo mejor. No me hizo ningún daño, y presionaba fuertemente, lo sé. Tampoco sentí nada, al menos no lo recuerdo. Estaba como asustada. Imaginate, allí sóla, con ese viejo que sin darme cuenta se hizo conmigo en un pis pas.
-¡Que hijo puta!, si lo llego a ver, se caga.
-Olvídalo. Vámonos de aquí.
Continuará
Coronelwinston