Diario a dos (19/30: Ciego)
Un matrimonio compra una vivienda en una zona residencial. El marido descubre en la buhardilla un libro olvidado. En una reunión social con unos amigos, dan lectura a sus páginas. Esta es la historia de Avi y Ron.
Un matrimonio compra una vivienda en una zona residencial. El marido descubre en la buhardilla un libro olvidado. En una reunión social con unos amigos, dan lectura a sus páginas. Esta es la historia de Avi y Ron.
DIARIO A DOS
Capítulo 19 (Ciego)
Junio, jueves 18
Llegó a casa sobre las 8 de la tarde. Juan la dejó en la misma puerta de nuestro chalet. Se duchó de inmediato y se puso una bata fina de seda por toda vestimenta. Se alejó al jardín y tomó una revista. No se podía concentrar en la lectura y la dejó sobre la mesa. Se preparó un zumo de tomate y se sentó nuevamente a esperar que llegara yo. Acudí pronto.
-¡Ah, estás aquí! ¡Joder que tardecita he tenido! Dije dándola un beso al que ella no hizo el menor caso. Y vosotros ¿Qué tal?
-Muy bien. Mari no ha ido. Hemos estado Tami y yo sólas hasta que ha llegado Juan. Hace un rato me ha traído en el coche, me he duchado y me he sentado a esperarte al fresco. En la nevera hay embutido cortado para que cenemos aquí si te apetece.
-Me parece muy bien. Me voy a duchar y me vengo contigo aquí. Ahora vuelvo. Dame cinco minutos.
Noté algo extraño en la actitud de Avi. Esa frialdad con que me recibió no era normal. Me duché en esos cinco minutos de reloj. Volví con un pantalón corto bastante ancho de pata por toda vestimenta y me senté enfrente de Avi. Esta seguía con la bata de seda puesta y las piernas las tenía extendidas sobre una silla baja.
-He traído el carro con la comida y unas bebidas para que no nos tengamos que mover de aquí. Dije. Hay vino y cervezas.
-Ah, muy bien.
-También he metido una botella de champán en el congelador para que la tomemos después.
-¿Qué celebramos? Preguntó.
-Nada en especial. ¿Por qué?
-Por el champán.
-Podemos celebrar que te quiero mucho. Que soy muy feliz contigo.
-¡Ah, mira eso está bien! Te quiero mucho como la trucha al trucho. Dijo ella.
-¿Estas desnuda?
-Si. Tengo sólo la bata.
-Me pones ciego, me provocas. Y lo sabes. Dije imprimiendo deseo a mi comentario.
-Pues vamos a comer algo, tengo hambre. Y te he esperado de casualidad. Me iba a poner a cenar yo sóla.
Así lo hicimos. Comimos embutidos de jamón, queso, chorizo, y salchichón y nos tomamos cerveza fresca. De postre nos comimos unas piñas en almíbar. Traje el champán y descorché la botella. Nos servimos una copa y yo volví a la carga como era costumbre en mí. ¡Ignorante!
-Enséñame el coño.
-No.
-Venga, no seas así, enséñame el coño.
Ella levantó el plisado de su bata y me enseñó la tira negra.
-Así, no. Separa las piernas, he dicho el coño, no el pubis. Quiero ver tu raja cerradita.
Ella volvió a levantar el plisado de su bata y esta vez si enseñó lo que quería ver.
-¡Joder, lo tienes extrañamente abierto!
-Es que ha tenido algo gordo dentro. Dijo ella sin mostrar interés.
-¿Cómo?, ¿Qué dices? Pregunté extrañado.
-Lo que oyes, que me he metido algo gordo dentro. Por eso se habrá quedado así. Abierto.
-¿El qué? ¿Qué te has metido dentro? ¿Has jugado con el consolador?
-Una polla. Y muy gorda y muy larga por cierto.
-¿De quién? Pregunté alarmado mientras pensé en Zusko.
-La de Juan.
-¿Cómo que la de Juan?, pero...pero ¿Qué dices, qué estás diciendo? Mi cara reflejó el susto e incertidumbre.
-Lo que oyes. La polla de Juan. Me la he metido dentro del coño y me he corrido con ella. He follado con la polla de Juan. ¿No es eso lo que te pone?
-No te entiendo. Dije más asustado que nervioso.
-Mira, ¡Mira que cara se le queda al liberal! Bah, mucha boca y luego na .
-Joder, liberal...liberal...si, pero ¿Es que me has puesto los cuernos pequeña Avi? Dije simulando una voz de doblaje a la vez que mi locura se manifestaba nuevamente.
-Depende depende. Depende de lo que llames tú poner los cuernos.
-Pues eso, poner los cuernos. Acostarte con Juan sin que yo lo sepa es ponerme los cuernos. Ya te lo dije. Insistí de buen talante.
-¿Pues no es eso lo que querías la otra noche, que me acostara con Juan, que imaginara su polla dentro de mí?, pues eso es lo que he hecho. Tenerla dentro de mí hasta que me he corrido. Y como una leona. ¡No veas!
-Pero Avi..., ¿Qué estás diciendo? Cuéntame ¿Qué es eso de que has tenido la polla de Juan dentro? Habla claro, que vengo cansado.
-Eso. Lo que oyes. Contestó ella con su vista perdida probablemente en el manzano del jardín.
-Pero... ¿Cuándo? ¿Por qué?......Ya me desconcertó del todo. Me lo empecé a tomar más en serio.
-Pero, pero, pero...nada más que peros. Anda tranquilízate. Me he metido la polla de Juan dentro y me he corrido como te he dicho, pero era de plástico, era un consolador.
-No entiendo nada. ¡Si no me lo explicas no me entero!
-Anda, tápate ese huevo que se te sale como la cabeza de un pavo por la entrepierna. Hoy he estado en casa de Tami como ya sabes. Y hablando, hablando....pues he sido liberal.
-Pero ¿Qué quieres decir?
-¡Joder con los peros!, pues eso. Que hemos estado hablando de lo de la casa de Murcia. El juego de prendas y esas cosas. Luego me ha retado.
-¿A qué?
-A enseñarla mi pubis.
Me dio un vuelco el corazón. La excitación se apoderaba de mí otra vez. El jodido corazón me estaba gastando malas pasadas últimamente. Llevaba tiempo temiendo sufrir un ataque a tan preciado órgano, pero cómo era lógico, no hacía nada por evitarlo. El tabaco, mi estrés y el líquido amarillo siempre me acompañaban. Y ahora se unía Avi a esa cadena de enemigos.
-¿Tami? ¿Tami te ha pedido que la enseñes el pubis? ¿Y?
-Pues eso. Nos hemos ido a la habitación y ya está.
-¿Ya está? Cuéntame con detalle lo que ha pasado.
-Para que te empalmes.
-Ya lo estoy. Ya me conoces. Y sólo imaginarme tu cuerpo y el de Tamira mezclados ..me da vértigo.
Avi me contó de buen rollo y con detalle todo lo que había pasado en casa de Tami hasta que llegó Juan. Ciertamente la creí .a medias. Con Tami era posible eso y más. Ella había nacido en Tailandia. Su familia era tailandesa. Habían emigrado a España cuando apenas tenía un año y medio. Se crió con nuestras costumbres pero sin perder de vista su cultura y su origen. Había viajado mucho a su país. Se casó con Juan, al que conocía desde que eran niños. Juan funciona económicamente bien. Una empresa de telas le mantiene ocupado y le llena los bolsillos de dinero. Y ella ..mata el tiempo dedicándose al sexo. Conoce más títulos de películas porno que nadie. Rinde culto al sexo. Consume sexo tanto en revistas como en películas. Viven cerca de nuestra casa aunque no nos visitamos a todas horas. Está muy ocupada. Le van los rollos esos del yoga, el espiritismo, las ciencias ocultas y no sé que cojones más. El caso es que la mantienen ocupada. Y cuando no lo está, indaga en las costumbres sexuales de Tailandia. Me daba la sensación, y aún me da, que Tami es propensa a las mujeres. Lo que me contó Avi me lo confirma. Volví a la carga en lo que yo creía era un nuevo motivo de excitación que me suministraba Avi. Una mentira más.
-Hummmm ..ahora resulta que tengo una pequeña lesbiana en casa. ¿Y te gustó?
-No ha estado mal. Aunque lo mejor vino después.
-Después..... ¿Que pasó después?
-Nada, que Juan vino y nos pilló. Bueno ya no estábamos haciendo nada. Pero estábamos en su cama las dos, desnudas.
-¿Y que dijo? ¿No se sorprendió de veros allí desnudas? Pregunté muy interesado y sin creer una palabra de esto último.
-Un poco. Pero no le dio mucha importancia. Dijo algunas cosillas .Bah, pero poca cosa. Alguna más interesante que otra. No se molestó. Dijo que ya estaba acostumbrado a eso. Se sentó en la cama con nosotras y estuvimos hablando muchos lenguajes.
-¿Cómo muchos lenguajes?
-Si. Muchos idiomas. De varias cosas.
-¿Te ha dicho algo?
Eso la llegó muy hondo. Esa era la corroboración de que lo que decía Juan era verdad, aunque ella ya lo sabía. No se lo podía haber inventado. La dió muchos detalles de lo que ocurrió esa noche. Y todos verídicos.
-¿De qué?
-De algo. No sé como habéis estado hablando pensé que te había dicho algo interesante. Dije para escapar de la notoriedad de mis nervios.
-No. Simplemente hemos follado. Un buen rato. Luego me ha traído a casa.
A mi me golpeó algo dentro de mi pecho. Avi se había molestado y quiso ser sincera conmigo. Después de todo, eso era lo que yo quería. Pero no me molestaba que hubiera follado con Juan, cosa que no creía, pues supuse que esa parte de aventura me la contaba para excitarme. Me molestaba que de haber ocurrido, me enterara el último. Últimamente estaba empezando a detectar en Avi ciertas ficciones.
-No entiendo. Dije visiblemente nervioso.
-Anda, tomate un Wisky, que te ira mejor. Emociones fuertes, con bebidas fuertes. Dijo ella. Es lo tuyo.
-Pero explícame por favor.....que...
-Si. Te lo voy a explicar. ¿Te acuerdas de la otra noche, cuando me ataste a la cama, lo que me decías de Juan, de su polla y tal? ¿Te excitabas?, ¿Te acuerdas que me dijiste que no te hubiera importado compartirme con el?
-Si...Si. Si, me acuerdo de todo. Venga. Apremié para que se lanzara a desvelarme algo que yo pensaba que ocultaba.
-Pues esta tarde en su casa, él nos ha contado a Tami y a mí una historia, me he excitado y hemos follado. Los tres juntitos. Hemos sido las dos para él. El deseado trío que tanto deseas, pero con ellos. ¡Y tú no estabas bobo!
-¡No jodas!, ¿Habéis hecho un trío?
-Si, exactamente. Pero Juan sólo ha follado conmigo. Tami miraba, como te gusta a ti.
-No te creo. Me cuentas esto para excitarme. Y no me hace falta. Aunque reconozco que me excita. Ya vas poniéndote a mi altura.
-Y a mí también me excita recordarlo. ¿Sabes?, creo que me voy a masturbar mientras te lo cuento. Dijo Avi. ¿Eso te gusta no?
Abrió su bata de par en par y separó sus piernas encima de la silla. Su dedo se posó en su raja y comenzó a acariciarse. Sus pezones se endurecieron de inmediato.
-¿Te pone verme haciéndome una paja, eh?
-Si. Dije con una voz apenas audible.
-Hazte tú otra, te quiero ver. Quiero ver como te la meneas. La noche de Murcia no pude verte.
-¿Cómo que la noche de Murcia no pudiste verme? No me hice ninguna paja aquél día. Dije sorprendido ante la revelación de Avi.
-¡Ah, pensaba que sí! Ya sabes Ron, tanto sexo ..me desborda. Pensé que te la habías meneado.
Confieso que aquella aseveración de Avi me mosqueó. La actitud fría y distante de ella y ese comentario, tanto lo que me había contado de Tamira y de Juan, me dejaron con la mosca detrás de la oreja. No obstante yo seguía a lo mío, que no era otra cosa que buscar la excitación a través de mi mujer.
Me deshice de mis pantalones de inmediato y sentado frente a ella en los sillones de tela del jardín, comencé a acariciarme el pene...
-Venga, cuéntame tu fantasía. Dije...
-No es ninguna fantasía. Si no quieres saberlo, no te lo cuento. Ella hablaba tranquilamente.
-No, no, cuéntame anda. A ver si me empalmo más.
-Puedes comerme el coño un rato, así te empalmas. Y eso me gusta. Sentir esa lengua caliente .
-¡Eso está hecho!
Me arrodillé desnudo delante de ella y vertí de mi copa un poco champán en su vientre. El champán llenó el hueco de su ombligo y rebosando se esparció hacia abajo. Se ramificó al llegar a su vello púbico y fue a parar como un afluente al río que formaba su raja. Me abalancé con mi lengua a su hendidura. Lamía y lamía. Con vigor. Con ternura. Mordisqueaba y alzaba una mano de vez en cuando para tocar sus pechos. La postura no era cómoda y decidí llevar a Avi a la cama.
Extracto del diario de Avi;
Allí cerré los ojos. Imaginé una gran lengua arrastrando mi flujo de un lado hacia otro. Sentí como Ron se esforzaba por procurarme placer con prisa. Yo trataba de revivir las sensaciones de la lengua de Juan, sensaciones vetadas por mi marido en Murcia.
-Ohhhhh....joder...que bien., sigue así....
-Cuéntame eso de Juan, de que has follado con el.
-Si, hemos follado.....en su casa...esta tarde con Tami. Le he chupado la polla como una leona y me he sentado encima de él. Se ha corrido dentro de mí. Ohhhhh...que polla más hermosa tiene Juan...Hummmm....Hayyyyyy...Hayyyyyy...me corroo....me corro, no te pares no. no...Ahhhhhgggggggg. Aggggg....Hummmm.
Avi no pudo aguantar y se corrió con mí lengua, y tal vez con el recuerdo de Juan. Me puse en pie y le ofrecí mi pene que ella misma se introdujo permitiendo que yo saciara mi sed. La excitación había concluido, la corrida también. Dejamos aquello y nos pusimos, otra vez más, a hablar de los tríos. Y yo era el percusor de semejante conversación. Como siempre.
-Avi, ¿Quieres que hagamos un trío ya? Pregunté mientras fumaba.
-Bueno. Ya va siendo hora. Aunque yo ya he disfrutado de uno esta tarde.
-¿Bueno, así si más? Me sorprendes. No esperaba esa respuesta. Pensé que aún debíamos esperar.
-¿Qué quieres?, cuando te digo que si, no te lo crees y cuando te digo que no, no paras de hablar de ello.
-Es que no te creo. Me desconciertas.
-Si. Quiero que lo hagamos.
-Me estás vacilando. No te creo. Dije
-Pues puedes creerme. Somos mayorcitos, si es eso lo que quieres, yo también lo deseo. Ya va siendo hora de que viva la experiencia de dos hombres juntos para mí. Dijo ella.
-¿Pero como has cambiado de opinión? ¿Quiero decir cómo te has decidido?
-Ya ves. La vida. La vida que te da sorpresas.
-¿A qué te refieres?
-A nada en concreto. Pero si, estoy animada y decidida. Puede ser interesante eso de tres. Y si quieres hacemos un intercambio de parejas. Así sacias tu sueño. Lo haces realidad. Ves como otro me toca, me hurga y me folla delante de ti. Espera, voy a por el champán.
-Te vas a emborrachar. Luego te mareas. Dije mirando la botella vacía.
-Traeré un benjamín. Espera.
Ella se levantó desnuda y se fue a buscar la botella de champán. Volvió rápidamente para contarme lo que estaba viendo.
-Ven, Ron, corre. Levántate. Mira hay un tío haciéndose una paja allí.
Me levanté de inmediato y los dos acudimos donde Avi dijo. A través de los ventanales, pudimos ver a un hombre de unos cincuenta años, desnudo de cuerpo entero, que miraba hacia la calle desde su ventana y se hacia una paja. Tomé los prismáticos y observe mejor.
-El pobre lucha por que se le ponga y no hay manera". Dije.
-Déjame mirar a mí. Dijo Avi mientras recibía los prismáticos de mi mano
-¡Vaya, mira el viejo! No se le pone, la tiene morcillona. ¡Pero que guarro, está en la ventana para que la gente le vea! No si lo que yo te digo, esto del sexo os va a volver locos a los hombres. Dijo, dejando los prismáticos. Anda, vámonos a la cama que te cuente. Este no se pone ni aunque vaya una jovencita a chupársela. Bueno, a lo mejor si fuera yo .
-Puta. Zorrón. Dije riendo.
-Y tu cabrón. Hijo de Puta.
-Siiiii, lo soy dije nuevamente sonriendo.
Volvimos a la cama dejando al viejo en lo suyo y Avi se tumbó a mi lado acariciándome el pene.
-El sábado que viene podemos invitar a Tami y a Juan a cenar. Tal vez ellos .
-¿Con ellos? Pregunté.
-Si. ¿Qué te parece?
-Muy mal. Somos amigos. Y aunque ellos quisieran, eso nos podría acarrear complicaciones en el futuro. No, ellos no valen para eso. Aunque estoy seguro que a Juan no le importaría y Tami, .! Que te voy a decir de ella que tú no sepas!
-Pues yo quiero que sean ellos. Sentenció Avi soltando mi pene y aliviando mi prepucio que estaba enrojeciendo por momentos.
-¡Me niego! Exclamé de broma.
-¿Por qué no puede ser con ellos? Les conocemos y eso sería mejor .
-Ya te lo he dicho Avi. Nos acarrearía problemas tarde o temprano.
-Les voy a llamar. Te guste o no. Me dijo.
-Estas cosas debemos hacerlas los dos juntos. No por separado. Y con extraños. Así no nos unirá nada a los cuerpos. Piensa que se trata de sexo, sólo vámos a .
Sonó el teléfono de la mesilla. Lo tomé y escuché. Avi ni me miraba. Supongo que estaría en otro lugar. Su mente vagaría entre pollas tiesas.
No hizo falta llamar a Juan. La llamada que acababa de recibir era de él. El fallecimiento prematuro de la abuela de Tami les obligaba a viajar a Tailandia para el sepelio de la anciana. ¡Qué irónica y puta es esta vida, unas horas antes habían estado follando con Avi y ahora iban a tomar un vuelo a Tailandia para acudir a un sepelio!
Continuará .
Coronelwinston