Diario a dos (16/30: Los baños de mula)

Un matrimonio compra una vivienda en una zona residencial. El marido descubre en la buhardilla un libro olvidado. En una reunión social con unos amigos, dan lectura a sus páginas. Esta es la historia de Avi y Ron.

Un matrimonio compra una vivienda en una zona residencial. El marido descubre en la buhardilla un libro olvidado. En una reunión social con unos amigos, dan lectura a sus páginas. Esta es la historia de Avi y Ron.

DIARIO A DOS

Capítulo 16 (Los Baños de Mula)

Extracto del diario de Avi….

Yo me acerqué a Zusko que se encontraba en la barra del bar. Me despedí de el, le dije que nos marchábamos, que me esperaba Ron, y le mostré el lugar donde él fumaba absorto con una mano cubriendo la mancha de su pantalón. Parecía tranquilo. Pero también parecía que estaba loco por salir de allí. Zusko me habló con amabilidad.

-¿Entonces os vais…?.

-Si. Mi marido quiere que nos vayamos ya. Dije.

-¿Qué tal está? Me preguntó.

-Oh, parece que bien….eres muy generoso preguntando por él.

-Si. Es lo menos que puedo hacer. Salí de estampida.

-Si. Eso no estuvo bien. Saliste huyendo.

-Lo siento. Su presencia allí…..no me pareció bien quedarme. Podría haber interpretado que me quedaba para mofarme de el. No quise herir más sus sentimientos. Lo que ha soportado tu marido hoy es algo……alucinante. Me caes bien Avi. Me gustas. Me gusta estar contigo. Me gusta haberte follado dos veces.

-Puedo entenderlo. Le dije a la vez que me hinchaba de orgullo.

-¿Volveréis por aquí? Me preguntó.

-¿Quieres que volvamos? Le interrogué.

-Preferiría que vinieras tú sola. Pero si no hay más remedio que vengas con tu marido para tenerte otra vez, lo aceptaré. Le buscaré una chica de aquí.

Me reí ligeramente haciendo una mueca graciosa y orgullosa. Estaba enganchado. Zusko había disfrutado con sus pollazos en mi cuerpo. Soy mujer y lo noté. Y eso me agradaba. Me sentía deseada por un tipo que las tenía a pares cuando y como el quisiera.

-Si. Volveré yo sóla. ¿Cuándo te viene mejor?

-Cuando quieras, siempre que vengas a primera hora. Es cuando menos lío tengo.

-Lo haré. Nos volveremos a ver Zusko Petrov.

-¿Y follaremos?

Miré a Ron. Me asusté. Se tambaleaba y sujetó su cuerpo apoyado en una pared. Le ví como queriendo vomitar. Pensé en el. Con frialdad miré a Zusko y contesté a su pregunta para dar por zanjada la conversación e irme al lado de mi marido.

-A eso vendré. Para que me folles como quieras. Seré la puta de tu local. Tu puta.

-¿En serio?

-Si. Volveré pronto. Ahora me tengo que ir.

Eché a andar hacia dónde se encontraba Ron. Le había dicho a Zusko que volvería. Eso era lo que quería. Volver. Quería volver a sentir su polla dentro de mí, sondeándome, restregándose contra mí. Me gustaba ese tipo. Era mayor, bastante mayor que yo, pero eso le daba más interés al polvo. Su experiencia. Me gustaba ese búlgaro. Sabía que no era muy honrada si volvía sin Ron, pero no me importaba lo más mínimo. No iba a tener cargo de conciencia. Tal vez le dijera a Ron que le invitáramos a casa un sábado. Tal vez entre los dos me sentiría colmada.Después de todo, Ron era el percusor de todo aquello que se estaba desencadenando. Ahora yo también quería aprovecharme y jugar. Se lo había dicho, yo tendría algo que decir en todo aquello. Lo de ambos. Lo de los dos. Al llegar a su lado mis pensamientos se desvanecieron, luego pensé que tal vez le diría que quería hacerlo con Zusko otra vez, y quizás le pidiera permiso para ir yo sóla a visitarle al sex-shop. Comprobaría como reaccionaba a eso. Tampoco quería estropear mi matrimonio. Nos iba muy bien. Lo del polvo, fue sencillamente maravilloso, como la otra vez. Me inhibí de la presencia de Ron. Me dejé llevar por ese búlgaro y por su saber hacer. Decidí que después de dos veces, me gustaba que me follara Zusko. Supongo que Ron estuvo muy atento a todo lo que pasó. Confieso que traté de olvidarme de él. De que lo estaba viendo todo. Me enfrasqué en gozar nada más. Fue maravilloso sentir como se corría dentro de mí a la vez que yo sentía los estertores interiores de mi orgasmo. Decidí apartar esos pensamientos lascivos de mi mente. Me centré en lo que le iba a decir a Ron cuando llegáramos a casa. Me centré en preparar el trío que tanto había buscado. Le iba a poner a prueba. Ya lo tenía decidido. Ron se iba a quedar de piedra cuando supiera lo que tenía en mente. Yo estaba dispuesta a arriesgar, pero quería saber si el también estaba dispuesto tanto como yo. No me sentía como una puta, pero quería saber que sentía Ron respecto a mí. Respecto a que me diera a otros. Necesitaba saber los pensamientos de Ron. Quería averiguar en qué forma, y en que condiciones, le importaba que otro se acostara conmigo. Ya tenía alguna cosa clara. El vio todo. Ahí también me di cuenta que no le importó verme entregada a otro cuerpo. Pero era como si yo le perteneciera y todo cuanto pasara, ocurriera por que él quería. Yo quería verlo en otras circunstancias…..en otros momentos. Quería ver su actitud liberal. Mi plan se fue urdiendo poco a poco pero sin vacilación. Esa noche, en casa, lo pondría en práctica. Comprobaría si lo que yo sentí al verle en el club entregado a Lauri, lo sentía el también.

Avi no tardó en volver. Yo no sabía de la conversación que había mantenido con Zusko. En ese momento no me imaginé que a mis espaldas urdió el plan de ir a visitarle otra vez….pero sin mí. En cierto modo, ahora, fríamente, debí suponerlo. Zusko le gustaba. No sabía hasta que extremo la deleitaba. Pero ahora también sé que aquella relación finalizó al salir a la calle. La proyección de la película del polvo en la cabina pasaba por mi mente una y otra vez. Los veía juntos, unidos por sus deseos carnales, fundiéndose en jadeos de placer. Me atormentaba la escena, me excitaba… ¿Qué me pasaba entonces? Ella apoyada en la pared, levantando sus piernas y ciñéndolas a los riñones de ese búlgaro para que el pudiera presionarla más. Esa sensualidad con que ella se entregó, allí, delante de mí, me volvía loco. Dejé de pensar en ello. Al fin y al cabo yo era el que había metido a mi mujer en esto. Todo lo que había pasado era lógico. Ella había gozado de ese cuerpo varonil. De eso se trataba. De que yo la viera gozando con otro. Pero yo quería que hubiera ocurrido en mi casa, o en el club, con un trío. Otro y yo, para ella. Compartirla, no darla. Pero ella tomó las riendas al proponerme ir a visitar a Zusko para que pasara lo que acababa de ocurrir dentro de aquella cabina. Yo no podía reprocharla nada. Tampoco quería. Tampoco debía. Opté por pensar en positivo. Era una muestra de compenetración entre Avi y yo. Tampoco ella acusó mi polvo con Lauri. Era justo. Ambos estuvimos juntos las dos ocasiones. Yo lo hice y ella lo vio. Ella lo hizo y me invitó a verlo. Pero aquel conjunto de sucesos representó para mí toda una extraña conmoción. Estaba ahogado. Una sensación de destrucción se apoderó de mí. A partir de ese instante me arrastré por impulsos.

Cavilé mucho sobre aquello. Me cuestioné durante días mis pensamientos y mis deseos. Creí estar volviéndome loco si no lo estaba ya. Observé el comportamiento de Avi. No me quería dar cuenta que yo había comenzado un juego envolvente en el que mi mujer era el regalo interior. Cuando acepté la nueva situación, ya era tarde. Sus deseos de sexo iban en aumento día a día rivalizando con mi locura, que tampoco se quedaba atrás.

Mayo, martes 19

Como dije en el anterior capítulo tardé mucho en escribir en este diario. Ahora me encuentro ante la misma circunstancia. He dejado pasar un par de meses para retomar mi escritura. Y la retomaré en el punto que la abandoné.

Aquella noche al llegar a casa me duché de inmediato antes que lo hiciera Avi. Ella permaneció en nuestro salón tal cual llegó. Quise imaginarme, mientras me duchaba, que ella estaría en el salón masturbándose mientras recordaba el polvo que acababa de marcarse con Zusko. Aquello me excitaba. A punto de caer en coma etílico creí notar algo que no iba bien en mi corazón. Por un momento creí que había dejado de latir. Una angustia se apoderó de mí. Comencé a pensar que estaba loco. Mi comportamiento y mis pensamientos tal vez no eran todo lo normales que yo creía ver. Una vez hube terminado con la ducha y dando gracias de no haberme caído en la bañera salí del baño.

Cuando terminé con la ducha dejé que Avi se bañara. Más relajados tomamos una copa. Ella me acompañó con un Baileys. Yo apenas tomé un sorbo de wisky. Hablamos largo y tendido de la experiencia vivida. Parecía que nuestras mentes habían asimilado perfectamente lo que habíamos hecho en el sex-shop. La veía contenta, relajada, alegre, entusiasmada, irradiando felicidad. Todo en ella eran buenos gestos. Se mostraba limpia, abierta, esplendorosa y muy dispuesta a seguir con nuestros juegos. Yo oía sus palabras. Sólo las oía. No las interpretaba.

Hasta antes de que ocurriera aquello con Zusko yo echaba polvos en intimidad, después de esa experiencia en el sex-shop, follábamos muchos a la vez. Todos cabían en nuestra cama o en nuestro sillón. Todos se sentaban en el sillón del salón y dejaban que Avi se les sentara encima. Y eso me agradaba. Le daba otro sabor al sexo. Avi siempre estaba dispuesta. Sus piernas separadas, su coño llamándome a gritos, sus labios dispuestos a acariciar mi glande……todo iba de maravilla. Ya dice el refrán "Quien no folla de noche, jode de día". Yo follaba de noche y Avi no me jodía de día. Pero empecé a mirar hacia otro lado. Me refugiaba en mi trabajo. Las recepcionistas y secretarias de las empresas que iba a visitar eran escrutadas por mí sin pudor. Con deseo. Lleno de sentimientos en los cuales la palabra puta era la etiqueta con que yo las marcaba.

Me cuestioné ir a visitar a un especialista. Un psicólogo o algo así. Necesitaba ayuda, pero tampoco la quería. Como un ciego fui dando golpes con mi bastón a diestra y siniestra. Rompiendo todo lo que alcanzaba.

La dulzura había desaparecido de mí. Me había vuelto práctico. Satisfacer mis necesidades se había convertido en vital, sin sentimientos, sin rencor. Usar a Avi para colmar mis deseos se convirtió en un objetivo prioritario. El cine porno de mi mente encontró su estudio, y en mí su director, en mi propia casa y con focos. Y mi musa…..estaba dispuesta.

Nuestra relación de pareja me llegaba fría. Aceptada por ambos. Yo la quería y ella a mí también, pero nos mostrábamos fríos, demasiado tranquilos. Sólo era caliente en la cama. Parecíamos dos trabajadores, dos compañeros de labor a los que sólo unía un fín común. Practicar sexo.

El martes pasado, 12 de mayo, me hizo una pregunta. Fue corta y sin argumentos extraños. Salió de su boca como sale un "vamos a comer Ron, tengo hambre". Y eso me gustó. Su espontaneidad y ligereza eran aplaudidas por mí. Siempre. Y eso le daba alas.

Estábamos en la cama recién acostados. Una tenue luz sobre la mesilla alumbraba la estancia. Avi retiró la sábana que cubría nuestro cuerpo. Yo encendí un cigarro. Teníamos esa costumbre. Fumar en la cama. Avi siempre me decía que algún día me quedaría dormido con el cigarro encendido y saldríamos ardiendo. No estaba mirándola. Estaba centrado en la tele. Un documental que estaba a punto de comenzar reclamaba mi atención. Giré mi cabeza y la vi allí, con sus piernas desnudas sobre las sábanas. Su camiseta azul de tirantes y su braga blanca. Besé su mejilla y volví a lo mío. El documental iba a comenzar. Pero llegó su pregunta.

-Ron.

-Dime. Contesté con gesto de fastidio molesto por su interrupción.

-¿Cuándo vamos a hacerlo otra vez? Preguntó con voz interesada.

-¿El qué? Pregunté visiblemente nervioso ante la inminente proyección del documental.

-Corrernos una juerga sexual. Una juerga de sexo y desenfreno.

Me giré y la miré. Su mano estaba perdida dentro de su braga. Se estaba acariciando. Miré sus piernas. Su cuerpo. Su cara. Sus ojos cerrados imaginaban algo.

-¿Estás excitada? Pregunté ante la evidencia.

-Si. Dijo ella.

-¿Qué te excita ahora? ¿El documental que voy a ver? Pues te aviso que es sobre tecnología

-Me estaba imaginando que me secuestraban cuatro hombres y me ataban a un árbol y hacían conmigo todo los que sus penes deseaban.

-¿Y eso te ha puesto así?

-Si. Me ha excitado.

-¿Y es por eso por lo que quieres correrte una juerga sexual?

-No. Pero como lo pasamos bien y fue excitante, me preguntaba cuando lo íbamos a repetir.

-¿Quieres follar con otro? ¿Es eso no?

-Si. No me importaría. Pero no lo digas así, suena mal. Me dijo adoptando una ternura que me pareció sincera.

-¡Vaya eso está bien!

-¿Tu no quieres? ¿No quieres que lo hagamos otra vez?

-Sabes que si. Podemos salir un fin de semana. Lo pasaremos bien. Con pasta en el bolsillo hay menos problemas.

-¿Dónde me llevarás?

-A cualquier lugar donde cuatro tipos fornidos te puedan follar. Dije para no desentonar con sus pensamientos.

-Eso estaría bien. Hummmm….ya me lo imagino. Todos para mí y tú dirigiendo sus actos. ¿Qué les ordenarás que me hagan?

-Nada. Les daré libertad para que te tomen como deseen.

Avi se había despojado de su braga y sus dedos se perdían dentro de su raja. Me quité el calzoncillo de inmediato. ¡A tomar por el culo el documental interesante que llevaba esperando dos semanas!

-No Ron. Quiero acabar yo sóla. Tú bésame mientras.

Y así lo hice. Comencé a besar aquellos labios carnosos a la vez que me acariciaba el pene. Avi gemía de vez en cuando, doblaba sus piernas y levantaba su culo. Abrió los ojos y vio que ya estaba con mi particular erección.

-¡Menéatela! Que yo te vea.

Desenfrenadamente comencé a meneármela delante de su cara. Ella cerró los ojos y se dejó llevar con un orgasmo silencioso a la vez que yo eyaculaba sobre la palma de mi mano.

El relax de su cuerpo la empujó a un sueño profundo. El documental avanzaba sin que yo prestara atención a su desarrollo. No podía. Mirando el techo de la habitación traté de pensar cual sería nuestra siguiente parada sexual. ¿Dónde la llevaría para sorprenderla? ¿Qué escena la haría vivir junto a mí? El sueño terminó por vencerme a mí también y me quedé dormido con la televisión puesta.

El fin de semana pasado, el viernes 15, sábado 16 y domingo 17, teníamos un compromiso social. Una pareja de amigos nuestros, Juan y Tami, nos habían invitado a su casa de Murcia. Su casa está situada cerca del pueblo de Mula. Región famosa por los no menos famosos Baños de Mula. Más adelante os contaré algo de estos baños.

Salimos el viernes a mediodía para aprovechar nuestra estancia allí. Los días de Mayo ya son largos y en algunos de ellos aprieta el calor. Juan y Tamira son muy amigos nuestros. Nos conocemos casi desde niños. La confianza preside nuestra relación. El es un año mayor que yo y su mujer, Tami, de mi misma edad. Avi es la menor del grupo. Y siempre lo será por más que la disguste.

Juan conducía su vehículo a una velocidad moderada. Avi y yo íbamos sentados en los asientos de atrás. Avi se mofaba de Tami por el nombre del término municipal donde habían comprado aquella casa. Mula, en la provincia de Murcia. Tami seguía las bromas que hacía Avi hasta que decidí tomar la palabra.

-No te rías Avi. Juan y Tamira han comprado una casa en Mula para estar más cerca del balneario. Dije.

-¿Qué balneario? Preguntó Avi.

-Eso, ¿Qué balneario? Ignoraba que hubiera uno por aquí. Dijo Tami.

-Pues hay uno. Es más conocido por Los Baños de Mula. Os contaré una leyenda sobre ellos. Dicen que hace años, no sé cuantos pero muchos, los matrimonios que no podían tener hijos acudían en tropel a estos baños. Venían de los pueblos y comarcas cercanas en carros y mulas. Se dice que sus aguas eran medicinales y que tenían la propiedad de conseguir la fertilidad de las mujeres. La peregrinación tenía como finalidad que las mujeres lavaran sus vaginas en aquellas aguas termales. Ese balneario estaba regido por unos doctores que al parecer conocían todas las propiedades de dicho agua. Y de lo que no era el agua. El tratamiento era básico. Y se pagaban auténticas fortunas si se conseguía que la mujer quedara embarazada. Ya sabéis como era esto en los pueblos. Había que tener descendencia y además, masculina. La mujer era internada allí por el marido después de que pasaran la última noche juntos. En esa ultima noche, en el balneario, ellos hacían el amor. A la mañana siguiente el marido abandonaba el lugar y dejaba a su mujer en manos de los doctores, quedando en pasar a recogerla a los dos meses de su ingreso. El tratamiento consistía en que la mujer, supuestamente fecundada por el marido la noche anterior, se bañaba desnuda en aquellas aguas bajo la supervisión de aquellos doctores. Dicen que ellos lavaban sus vulvas con esas aguas medicinales para que fueran más receptivas al posible embarazo. Se aplicaban en su cometido, pues ellos mismos las lavaban. El caso es que los maridos dejaban allí a sus mujeres uno o dos meses y cuando volvían a por ellas las encontraban embarazadas. El tratamiento a que eran sometidas no os lo tengo que explicar. Se trataba de que una vez lavada su vulva, los mismos doctores se las follaban día tras día y así conseguían que quedara embarazada. Cuando el marido volvía a recoger a su mujer, la llevaba al pueblo y después de uno o dos meses anunciaba el feliz acontecimiento de su futura paternidad, creyéndose el padre de la infeliz criatura. Sólo la mujer, los doctores y el agua sabían la verdadera gestación de aquellos embarazos. Alcanzó mucha fama ese balneario. Por cierto, hubo muchos sietemesinos.

-¡No! Exclamó Tami entusiasmada con lo que acababa de contar.

-Si Tami. Eso cuenta la leyenda. Se ha escrito algún libro que otro sobre el tema. Y te aseguro que es verdad lo que allí ocurría. ¡Joder, me hubiera gustado ser doctor en aquella época!

-¡Joder con Mula! Exclamó Juan. ¡Pero cuanto paleto hay en España! ¡Ignorantes de mierda!

-Había Juan. Eso pasó hace muchos, muchos años. Hoy están destinados a otras cosas menos sexuales.

Todos celebraron mi historia y continuamos el camino hasta llegar a Mula. El viernes no hicimos gran cosa. Charlamos, tomamos unas copas y nos aireamos al fresco de la noche murciana.

La noche del sábado, después de cenar, nos pusimos a beber y con las copas y los baños de Mula tan cerca acabamos jugando a las prendas. No pasó nada importante, excepto que todos nos fuimos muy calentitos a la cama. Verlas a ellas en bragas y sujetador, y ellas mismas a nosotros en calzoncillos, fue el detonante para la excitación generalizada. Juan exhibía un gran paquete, al que Avi, una vez en calzoncillos, no quitaba ojo. Lo pude apreciar perfectamente. Juan y Tami se marcharon a su habitación. Tami iba un poco pasada de copas. Yo me marché con Avi a la habitación que nos habían asignado el día de antes, y allí empecé aquel juego, que si en un principio no tenía un guión definido, poco a poco con las respuestas de Avi fue tomando cuerpo hasta conseguir una bella obra de arte cuyo director era yo y la actriz principal Avi. Aún tiemblan mis manos al escribir esto. ¿Cómo fui capaz?

-Dicen que las mujeres saben lamer el coño mejor que los hombres. Dije a la vez que acariciaba su cuerpo.

-Puede ser, no lo he probado. Me contestó Avi ya en la cama.

-Y que masturban mejor que nosotros.

-Quizás. Dijo ella.

-¿Quizás?, ¿No estas segura?

-No lo sé. No me ha masturbado nadie. Quiero decir, ninguna mujer. ¿Es eso a lo que te refieres, no?

-Si. Pero tú si lo has hecho varias veces. Quiero decir que tú te has masturbado muchas veces. ¿Tú lo sabrás?

-Pero no es lo mismo. Cuando me lo haces tú es distinto a cuando me lo hago yo. Me falta, como diría, la fuente de inspiración. Dijo ella.

-Correcto, la fuente de inspiración. Déjame que te ate las manos al cabecero de la cama. Te daré inspiración. Te lo prometo.

-No. No estámos sólos, y no estámos en nuestra casa. Además, sabes que no me gusta eso de atarme. Me da cosa.

La cama, antigua de esas de pueblo, se prestaba para ello. Su cabecero era de forja. ¡Y como no!, en sus pies también había forja. Había descubierto unos cordones y un hábito similar a los usados en las procesiones dentro del armario que había en aquella habitación. El hábito no pertenecía a Juan. Lo que ocurría es que la casa estaba recién comprada y al parecer aún quedaban cosas de los antiguos inquilinos ya fallecidos. Cuando descubrí aquellos cordones morados me sobrevino la idea. Pero tenía que iniciar a Avi en mi juego. Mis copas y yo estábamos dispuestos.

-Yo no estaré atado. Si llaman yo acudiré. Además estoy seguro que ellos estarán follando, ¡después del calentón de esta noche! Dije con determinación.

-¡No sabéis otro juego que las prendas!, al final nos hemos quedado en bragas y sujetador. Ni siquiera habéis visto un par de tetas. Claro que nosotras tampoco hemos visto nada más que vuestros paquetes debajo de los calzoncillos. Razonó ella.

-Ven dame la mano, te voy a atar y te voy a comer el coño, y te vas a enterar de lo que es correrse con una lengua. ¡Ni los doctores de los baños de Mula!

A duras penas conseguí que Avi aceptara aquel juego. La sóla idea de que la iba a masturbar con la boca, la animó a dejarse a hacer. Ella se lo pasaba muy bien cada vez que yo acudía con mi lengua presta a lamer su grieta, es más, ella colaboraba apretándose los pechos y retorciéndose los pezones. E incluso bajaba su mano para magrear su clítoris mientras yo lo lamía.

Con sus dos manos atadas a la forja del cabecero, pasé a atar sus tobillos en la parte inferior de la cama. ¡Suerte de estos cordones de santo! Dije. Una vez estuvo en la cama atada de pies y manos, tomé un pañuelo de cuello de ella y cegué su visión atándolo fuertemente alrededor de su cabeza. El nudo en su nuca hubiera sido molesto para ella, por lo tanto opté por anudarlo en un lado de su cabeza. Me senté a fumar y continué con mi interrogatorio a la vez que con la palma de la mano abierta frotaba por el exterior de su coño. Despacio. Acariciándolo con suavidad. Dejando mis dedos enredados en su vello. Ella se fue mojando con los jugos de la pasión, poco a poco. Yo fui más incisivo cada vez, y cuando no depositaba un beso en sus labios carnosos, lo depositaba en los otros más jugosos. Ella nunca sabía dónde iba a recibir placer. Dónde iba a aparecer.

-¿Te gusta lo que te hago?

-Ohhhhh...si. Sigue...Sigue. Méteme el dedo de vez en cuando. Estoy empezando a estar ciega.

-¿Quieres que te le meta también en el ano?

-Haz lo que quieras Ron. Estoy ciega. ¡Joderrrr!

-¿Quieres que te meta la polla?

-Si, métemela ya. Aunque no se si podrás, con todo lo que has bebido.

-Los otros también han bebido. Dije a modo de excusa. Y tú.

-Los otros no están aquí tocándome el coño. Respondió ella.

Dejé el cenicero encima de la mesilla, y deposité el cigarrillo dentro de él. Me subí de rodillas encima de la cama y apuntando el glande a su orificio lo empuje, más que empujarlo, lo deslicé dentro de ella. Me apliqué en darme cinco o seis vaivenes y lo retiré rápidamente, dejando el deseo de Avi en compás de espera. Yo si la tenía hinchada. Mi pene estaba dispuesto a lo que acababa de hacer y a más.

-Pero, no me la saques...Ahhhh.

-Todo a su tiempo, hay que gozar despacio. Ya has gozado con la vista. Ahora gozarás con los sentidos. Te voy a desatar las manos y quiero que te masturbes.

Así lo hice, la desaté las manos y la liberé del cordón. Momentáneamente.

-Huyyyyy...esto es muy fuerte... ¿qué estás haciendo? Preguntó Avi.

-Mirarte, bueno, lo que me permite la luz de la luna.

-¿Te pone verme masturbándome?

-Claro que me pone, estoy empalmadísimo. Lo habrás notado cuando te la he metido.

-Bésame los pezones. Y luego en los labios. Dame tu lengua. Quiero beberte.

Me incliné y comencé a chupetear sus pechos entreteniéndome en el pico más alto de ellos.

-Ahhhh...si sigo así me voy a correr. Dijo ella.

-Pues sigue, pero cuando te vayas a correr, te paras. Prolóngalo. Dije. O me veré obligado a atarte de nuevo. No quiero que te corras aún.

-Manéatela tú también. Dijo Avi

-Ya lo hago. Me va a doler de lo gorda que la tengo.

-Que pena que no lo vea. Dijo ella. Me correría enseguida hummmm….

-Da igual, estarás pensando en otra cosa. Dime que te pasa por la cabeza. Ahora mismo.

-Nada.

-Algo te pasará. En que te inspiras para hacerte la paja. Tal vez en nuestros amigos. Pregunté.

-No.

-No me mientas.

-No te miento Ron.

-¿No estarás pensando en cómo tendrá la polla Juan?

-No.

-No me engañes, no soy tonto. He visto como mirabas su paquete. Y sé que sientes inclinación por el.

-¿Qué quieres que piense en como será su polla?

-Si eso te excita……animé desde la osadía.

-Será como todas. Aunque se observaba un buen bulto en sus calzoncillos.

-¿Lo ves como le has mirado?

-Tami también te miraba a ti. Lo vi.

-Tami se lo pasará bien con Juan. Dije.

-Si. Tami es muy cachonda y sé que le va la marcha. Le gusta el sexo. Lo sé bien.

-Se ve que le gusta el sexo. Si. Es peculiar. Una tailandesa salida Jajajaja.

-¿Te la follarías?

-¿A esa tailandesa arrogante? Pregunté.

-Si.

-Naturalmente. Tiene un buen polvo ¿no? Y esa media cara de china que tiene….

-¿Te pone esta conversación, no? Preguntó ella.

-Si. Me pone muy cachondo. ¡Tenías que ver como tengo el cipote!

-¿Hubieras querido que nos hubiéramos desnudado en el juego? Me preguntó Avi.

-No sé. Ellos son nuestros amigos. Mejor como ha terminado. Ellos no son Zusko. Ni estábamos en Rastros. Dije.

-A mi me hubiera gustado acabar desnudos. Los cuatro.

-Si. Así hubieras visto la polla de Juan.

-¡Pues si! Y Tami habría visto la tuya. Dijo ella orgullosa.

-Ellos no son como nosotros Avi.

-No sé. No estaría muy segura yo. Tami viene de otra cultura y aunque se ha criado en España…..lo trae en la sangre. Le gusta el sexo. Lo sé. Se nota. Fue ella quien dijo de jugar a las prendas.

-No era las prendas. Era….

-Da igual. Todos los juegos son iguales. Te vas quitando ropa hasta el final.

-¡Pobre Avi! No ha podido ver la polla de Juan. Dije simulando un lamento.

-No me hubiera importado. Pero te diré algo que ignoras. Se la he visto.

-¿Dónde?

-En una foto que me enseñó Tami hace tiempo. En su casa.

-¿Y como la tiene? ¿Y a santo de qué te enseñó esa foto?

-Hablábamos de cocina. Me iba a imprimir una receta del ordenador. Y curioseando en el ordenador apareció la foto. No tuvo más remedio que enseñármela. Se la hizo en una playa. Unas vacaciones.

-¿Te gustó?

-Era grande.

-¿Más que la mía?

-No sé. Estaba lacia. Le colgaba para abajo. ¡Cómo podría saberlo!

Avi seguía con su masturbación lentamente. Yo la miraba excitado. Quería rebuscar en su mente. Ahondar en sus pensamientos.

-¿Ahora, en que piensas, en su polla?

-No. No puedo pensar en su polla porque no la he visto. Además, será como todas.

-¿En qué? ¿En qué piensas entonces?

-En nada. Me masturbo solamente.

-No te creo.

-De veras, en nada. No pienso en nada.

-Si quieres, yo te puedo ayudar con eso.

-¿A qué?

-A que te imagines algo, tengo buena imaginación. Ahora que estas desnuda y atada y no puedes hacer nada ni puedes ver, piensa. Piensa en la polla de Juan. Su capullo hinchado, sus cojones prietos, el prepucio bajando y subiendo, tu mano estrujando sus cojones a la vez que te folla.

-Buen método para excitarme Ron, aunque yo no lo necesito. Ya estoy a cien. Y si sigo así me corro enseguida.

Mientras le contaba esto, puse mi mano encima de la de ella y notaba como se cebaba en su clítoris.

-¿Te lo estás imaginando? Pregunté.

-Ohhhhh.....siiiii...Hayyyyyy....me voy a correr. Dijo ella.

-No. No te corras. Aguanta. Nos queda mucha noche.

-Y tú, ¿Te gusta Tami? Me preguntó.

-¿Qué pasa, para que lo quieres saber, para ponerte más?

-Si. Para imaginármelo, yo también tengo derecho.

-No está mal. Tiene buenas caderas. Está más rellenita que tú. Y su cara parece pedir sexo constantemente.

-¿Te follarías a Tamira?

-Para ser sincero si. No me importaría. Tiene que tener un buen polvo. ¡A lo mejor se la estiraban los ojos más!

-¿Por qué? ¿Por qué te la follarías?

-¡Coño, porque está bien! Tiene que ser una leona.

-¿O sea que te la follarías eh? Preguntó laceradamente Avi.

-¡Qué más da!, no va a pasar. Dije.

-¿Pero si surgiera la oportunidad? Preguntó ella mientras continuaba con su mano encima de su coño.

-Si. Por supuesto que si. Sin dudarlo.

-Si quieres llamamos a Tami que se venga a la cama con nosotros. Dijo Avi en broma. Haríamos un trío.

-¿No te importaría, o lo dices en broma? Pregunté.

-¿Tu querrías? Preguntó ella.

-Yo ya estoy abierto a todo. Al menos eso creo. Después de lo que hemos hecho……eso es minucia.

-¿Lo deseas?, ¿Deseas follarte a Tami?

-¿Y tú, deseas que te coma el coño ella? Le pregunté.

-Para que me lo coma ella, que me lo coma su marido. Dijo Avi un poco sin saber lo que decía. ¿O sí?

-¿No te importaría que te comiera el coño Juan?

-No quiero decir eso, quiero decir que para que me lo coma una mujer, Tami en este caso, que me lo coma un hombre. Sea Juan o perico el de los palotes.

-¿Si quieres le llamo y que se venga a la cama con nosotros? Pregunté con voz ronca.

Creo que ahí comenzó mi locura llevada a extremos insospechados por mí mismo. Perdí el control y la cabeza. Lógico. La escena lo demandaba. Y la verdad, ya me daba igual.

-¡Ya, y que se venga Tami y hacemos un intercambio de parejas! Dijo Avi.

-¿Por qué no? Sería lo ideal. Los cuatro follando como salvajes. Primero con una y luego con otra.

-¡Estás loco! ¡Esto no es Rastros!

-No. No estoy loco. A ti no te importaría lo más mínimo que Juan te follara. Lo intuyo.

-Eso no sería posible. Son nuestros amigos. Esto nuestro…. es secreto…..de estado.

-Si. Pero observa que no me has contestado "No me gustaría", te has limitado a decir "Eso no sería posible" como diciéndome o dándome a entender que no te importaría que Juan se lo hiciera contigo.

Hice una nueva pausa en mis comentarios. Al ver que ella no decía nada, continué.

-¡Nada, que no te importaría! ¡Vámos que estarías dispuesta si surgiera la ocasión!

-Es sólo sexo. Dijo ella. Al menos, eso dices tú.

-Tienes razón. Repliqué. Además es lo que me gusta. Dije.

-Y ¿No te importaría que Juan me follara?

-No. Con una condición.

-¿Cuál?

-Que yo estuviera presente, que yo lo viera.

-No así no vale. Ya me has visto follar con otro. Juan es distinto. Es nuestro amigo. El no tragaría una cosa así. Y yo tampoco.

-¿Por qué? Pregunté.

-Por que no podría explayarme a gusto si tú lo vieras. Dijo ella. El se cortaría.

-Pues yo si follaría delante de tí con Tami. Anda, déjame que te ate otra vez las manos, yo seguiré.

-Si, será lo mejor. Me quiero correr y con esta conversación…... Además Ron, estas un poco pedo. Demasiado wisky. Te lo digo muchas veces.

-No estoy pedo. Estoy excitado. ¿No has sentido mi polla dentro? ¿Acaso te ha parecido que estoy pedo y la tengo flácida?

-No. Pero estas algo….no sé.

Até nuevamente las manos de Avi y continué frotando su raja con lentitud, a la vez que ella ofrecía más y más su vulva para que la inspeccionara a gusto.

-¿No te gustaría estar ahora comiéndole la polla a Juan, ese enorme capullo que debe tener? ¿O tal vez no te gustaría que él te estuviera chupando el coño mientras tú me comes la polla a mí?

-No estaría mal. Dijo Avi volviendo a centrarse en el sexo y desviando la discusión. Un bonito trío.

-Claro mujer, sería la ostia. Dos tíos para tí. Cuando uno se corra, el otro. Dos pollas para tí. Yo si fuera tía no lo dudaría ni un momento.

-Hummmm.....me estas poniendo muy cachonda....ahhhh....dame tu polla que te la chupe......

Me incorporé y acerqué mi glande a la boca de ella, que a tientas con los labios, lo comenzó a besar y se lo metió en la boca.

-Y ahora Avi...tu coño ahí solito, ¿No te gustaría sentir las arremetidas de una buena polla mientras me haces esto?

-Hummmm...Hummmm....siggiii. Ronroneó.

-¿Quieres decir que sí, dije sacando la polla de su boca?

-Siiii....dos pollas.....ahhhh....dame...dame tu polla. Métemela ya. Me quiero correr Ron, estoy hecha polvo. Me tienes loca.

-No, aún no. Todo a su tiempo. Dije hecho carcoma de los nervios.

-Ahhhh.,...estoy hecha polvo....fóllame.....vámos.

-Vámos que ahora mismo no te importaría que te follara un pez. Dije.

-No. Necesito una polla urgentemente. Dijo ella. No sé que me pasa. Estoy muy….muy…jodida Ron. Me quiero correr. El orgasmos va a ser bestial….Quiero una polla ya. La necesito.

-¿Una polla? Pregunté

-Si.

-¿Cualquier polla?

-Ahhhh, siiiiiiiiiiiiiii. Cualquier polla. Tengo necesidad de una polla.

Me agaché entre las piernas de Avi y comencé a lamer su raja. Exploré sus labios exteriores con mi lengua. En un momento tuve que limpiarme la barbilla con la palma de la mano, su flujo destilaba sin cesar mezclado con mi saliva. Con la punta de la lengua hurgué en el clítoris y lo succioné lentamente. Ella no podía moverse y se esforzaba en tirar de sus ataduras para cerrar las piernas y pugnaba por liberarse de sus manos. Alterné las acometidas de la lengua con la introducción de mi falo. Avi levantaba el culo de la cama para aproximarlo más a mi boca o a mi polla. De pronto me retiré bruscamente inflingiendo un enorme castigo a los sexos de ambos, pues ella estaba apunto de correrse y yo también.

-Ohhhhh....cabrón...no me dejes así...no te pares ahora. Esgrimió ella. ¿Qué preténdes? ¿Qué me dé un infarto?

-Siiii. Me corro, tengo que parar. Quiero prolongar el sufrimiento. Huauuuuuu…..lamenté mientras aguantaba la eyaculación.

-Pues prolonga el tuyo, no el mío. No puedo más.

-Si no me paro, me corro. Dije. Y luego pierdo el interés.

-Pues córrete. No aguanto más. Luego me corro otra vez, quiero correrme con tu lengua o con la polla, me da igual. No aguanto.

-Espera, ahora vuelvo. Voy a fumarme un cigarro y a mear. Te dejo cinco minutos. Luego entraré y te remataré.

-No te vayas ahora. Joder....acaba. No es broma Ron, estoy muy mal, necesito acabar.

-¡Que me meo, coño! Voy a fumar a ver si se me baja esto y ahora mismo vengo. Además, me traeré dos botellitas de champán del frigo. Estos tienen champán para una buena fiesta.

-Suéltame la mano. Así podré acariciarme yo. Me pidió ella.

-No. Por que cuando venga te habrás corrido.

-Luego me la metes y te corres tú. No puedo aguantar Ron.

-No Avi. ¡A sufrir por el orgasmo! Luego será más placentero.

Me incorporé en la cama y la dejé allí, abierta de piernas y con la sábana de debajo de su culo mojada. Salí desnudo como estaba, y aunque en principio daba por sentado que nadie estuviera levantado, lo que era seguro es que Tami y Juan estarían dormidos o al menos haciendo lo mismo que nosotros. Estaba como loco. Me daba igual todo. Estaba muy excitado. Demasiado excitado.

-¡Hombre Juan!, que haces por aquí. Dije al encontrármelo en el salón de la casa sentado en un sillón.

-¡Ah, hola! espero no haberos molestado. No puedo dormir y me he venido a fumar y a tomarme algo. Tami se ha quedado dormida como un tronco. Creo que esta un poco ebria. No controla.

-Todos estamos algo pedos. Dije sonriendo.

-¿Dónde vas desnudo?

-Yo me he levantado a mear. Y a fumar.

-¡Joder, pues te va a costar! Menudo empalme llevas. Dijo Juan mirándome la polla y ver la dureza de mi miembro.

-Jejejeje...sí. Así es difícil correrse, con ganas de mear. Le dije.

-¿Vaya, estas dando caña, eh? Preguntó Juan.

-Un poquito. Lo que se puede. ¡Y lo que las copas nos dejan! Después del juego de esta noche….

-¿Entonces está Avi despierta?

-Si. Allí la he dejado, en la cama. La he dicho "Me voy a mear y a fumarme un cigarro. Ahora te traigo dos botellitas de champán, no te vayas". Y aquí estoy. No esperaba encontrarme con nadie, por eso he salido desnudo. ¡Menos mal que has sido tú y no tu mujer!

-Hubiera chillado al descubrir tu empalme, Jajajajaja.

-Culpa mía. No debería haber salido así. Pero es que estábamos….

-A ver si se te va a ir. Dijo Juan. O se te va a dormir como me ha ocurrido a mí a veces.

-Lo dudo. Está atada a la cama. Dije si más.

-¿Atada? Pregunto él un tanto incrédulo.

-Si. Un juego nuevo. La tengo atada de pies y manos y la he vendado los ojos. La estoy haciendo sufrir un poco. Los efectos de los grados de alcohol hacían mella en mi mente. Y en mi lengua.

-¿Con que la has atado?

-En el armario había un hábito….

-¡Ah si! Es del peregrino que nos vendió la casa. Era muy de procesiones. Ya sabes, en los pueblos….

-Pues he tomado los cordones y….

-¡Que bien!, Tami se ha dormido tan pronto.....después de excitarnos a todos....vaya con Tami. Y vaya con el juego de las prendas. Casi acabamos en bolas.

-No...¿No lo habéis hecho?

-¿El qué, follar?

-Si. Dije.

-No. ¡Si no te digo que se ha dormido! Me ha dejado colgado. ¡Pero bueno, no importa!, mañana me recompensará. Tamira es especial para eso. Ahí he tenido suerte. Y en otras cosas también.

-Discúlpame un segundo, ahora vuelvo, voy a por champán a la cocina. Quiero beber algo y ya he tomado champán y no quiero mezclar más. ¡Por cierto tenéis la nevera llena de botellas!

-Tami y sus vicios. Ahora le ha dado por el champán.

-Discúlpame Juan por esta presencia, dije señalando mi desnudez, no pensaba encontrarme a nadie aquí.

Juan me hizo un gesto de asentimiento y salí hacia la cocina. Volví con tres botellitas de Champán. Abrí una y la eché en un vaso ofreciendo a Juan que negó con la cabeza. El tomaba Wisky con ginger. Me tomé un sorbo y miré hacia mi pene que poco a poco volvía a su estado natural. Juan lo observó mirándome hacia abajo.

-Se te baja la inflamación, Ron. Vete antes que sea tarde y se te duerma. Luego tendrás que llevarla a los Baños de Mula….. Jajajajaja.

-No, no te preocupes, la tengo lo suficientemente excitada para no dormirse. Si no estuviera atada, cuando llegara, ya se habría corrido ella sóla. Pero ahora no tiene posibilidades. Mi lengua era larga. Demasiado larga. Hablaba la excitación y el alcohol.

-Claro, tienes una ventaja. Dijo Juan. La tienes presa.

Acabé mi cigarrillo y lo apagué en el cenicero, me levanté y con las dos botellitas de champán en la mano di dos pasos para salir del salón. Me giré bruscamente y miré a Juan.

-Juan, ¿Te quieres venir a follar con Avi?

Mi locura se había instalado en mi mente. Con contrato indefinido. Eso me proporcionaba excitación. Y era lo que deseaba, excitación. El alcohol se había adueñado de mi lengua y había tomado iniciativa propia. Eso si, secundado por mi deseo. Rizando el rizo.

Continuará….

Coronelwinston