Diario a dos (15/30: Carnes desgarradas)
Un matrimonio compra una vivienda en una zona residencial. El marido descubre en la buhardilla un libro olvidado. En una reunión social con unos amigos, dan lectura a sus páginas. Esta es la historia de Avi y Ron.
Un matrimonio compra una vivienda en una zona residencial. El marido descubre en la buhardilla un libro olvidado. En una reunión social con unos amigos, dan lectura a sus páginas. Esta es la historia de Avi y Ron.
DIARIO A DOS
Capítulo 15 (Carnes desgarradas)
Marzo, miércoles 23.
Un miércoles como aquél retomo la escritura. Ayer, si, mi último capítulo lo escribí ayer, abandoné ante los recuerdos de lo que tenía que seguir escribiendo. Me costó digerirlo. Pero al final lo logré. Aquél miércoles del mes pasado llegó inexorablemente. Tampoco había fecha dispuesta. Habíamos acordado que acudiríamos al sex-shop de Zusko Petrov después de Reyes. Aún tuvimos tiempo de matizar, con otra profunda y larga conversación, las cosas que íbamos a poner en juego en nuestra locura sexual. Básicamente teníamos las cosas claras. Decidímos dejar a la improvisación del momento ciertas actitudes difíciles de controlar. Era más excitante. Avi, no obstante, aceptaba de muy buen agrado lo que íbamos a hacer. No en vano suya fue la idea.
Aquél miércoles llegó de inmediato. Las cosas habían cambiado ligeramente entre Avi y yo. Nos empezábamos a llevar demasiado bien. Y eso no me acababa de gustar. Existía un filing especial entre los dos. En cuanto a la parte sexual, he de decir que tenía la sensación de que era ella quien dominaba la situación. A las 6 de la tarde de aquél miércoles, empezó a vestirse. La noté seria, segura de si misma y con un aura extraño. No le di más importancia. Por supuesto que sabía dónde íbamos y a lo que marchábamos. Me preguntaba si ella sería capaz. Yo pensaba que sí. Traté de imaginarme la escena una y mil veces para ir familiarizándome con ella. No podía. Aunque me había imaginado muchas veces la otra escena anterior de su visita al sex-shop, cuando fue sóla y ocurrió aquello, ahora no podía. Aunque también es cierto que aún no acababa de creérmelo. Pero lo iba a averiguar. Iba a averiguar si sucedió algo. Si sucedió lo que Avi me contó. Me tomé un par de Wiskys y ella me avisó que no tomara más. Me quería en plenas facultades según me dijo. Aquellos dos Wiskys eran imperdonables. Los nervios me atenazaban. Necesitaba soltarme. Necesitaba acudir dopado. Me tranquilizó diciéndome que no pasaría nada. Que íbamos a hacer algo que ambos queríamos hacer. Ella follar con Zusko y yo verlo. Terminó de arreglarse y salió al salón donde yo aguardaba con mi segunda copa en la mano y mi inseparable cigarrillo entre los dedos.
-Ya estoy lista. ¿No te vistes? Me preguntó irradiando seguridad.
-Si, ahora. Sólo me tengo que poner una camisa y un pantalón. Ya me he duchado.
-¿Qué te parezco? ¿Estoy bien? Dijo a la vez que se giraba en redondo para que yo la pudiera observar mejor.
-Estas magnífica. Como siempre. Dije fríamente receloso.
-¿Estoy apetecible ..?
-¡Desde luego! Cada día que pasa, doy las gracias por que Dios me haya unido a ti.
-Romántico y sentimental. Pues así no te quiero, al menos hoy. Hoy te quiero vicioso, sexual, salido, enervado, excitado y morboso. Nos espera un buen rato. ¡Eso espero!
-Te espera a ti. Dije sin intención de decir más que lo que dije.
-Si. Yo follaré. Tú lo verás. Eso también es un buen rato, pues vas a cumplir un deseo. Y a tí también te llegará. No pararemos aquí. Lo siguiente que hagamos . te lo contaré esta noche.
-¿Qué te has puesto debajo?
-¿Debajo de qué? Me preguntó.
-Debajo de esa faldita de colegiala que llevas. Dije.
-Sorpresa. Ya lo verás.
-¿Llevas sujetador? Pregunté.
-Si. No lo notas.
-No. No lo notaba. Ahora si lo veo.
-Tranquilo. Lo pasaremos bien. Zusko no era desagradable. Se portó bien la otra vez. Perdona, no quise decir eso.
-Está bien. No tiene importancia. Aquello ya pasó. No importa que hagamos referencia al pasado. Es natural. Dije sorprendiéndome de lo civilizados que nos habíamos vuelto ante tan delicada situación.
-Anda, vístete y nos vamos.
Cinco minutos excesivamente cortos para mi deseo me bastaron para vestirme. Cinco minutos dónde yo no paraba de ver imágenes en mi cabeza. Cinco minutos de aturdimiento y dolor. Decidí que quería verlo. No podía soportar más la idea de que me iba con mi mujer a un sex-shop donde un búlgaro con una polla muy "bonita o perfecta", según me dijo Avi, se la iba a follar en mi presencia y yo sólo podría mirar. Sin darme mucha cuenta de lo que pasó y del tiempo transcurrido, me vi bajando las escaleras del sex-shop de la mano de Avi. Estaba como aturdido, pero poco a poco fui recobrando la forma natural. Otro Wisky por el camino me ayudó.
-¿Son ya las 7, no? Me preguntó Avi mientras bajaba las escaleras del local.
-Si. Menos diez, dije mientras miraba mi reloj. ¿No te has puesto reloj? Pregunté.
-No. Ni anillos, ni cadenas.
-¿Y eso? Dije.
-No quiero que se pierda o se rompa algo.
-Ah. Dije extrañado a la vez que balanceaba mi cabeza y movía los grados de alcohol en mi estómago.
-Iremos a la barra, ¿No? Me preguntó.
-Como quieras. Si lo prefieres nos sentamos en una mesa. Me tiemblan las piernas. Dije.
-En ese caso nos sentaremos. ¿Si quieres nos podemos ir? Quiero decir que no es necesario que sea hoy y por supuesto de esta forma. Contestó Avi.
-No. Hagámoslo. Vivamos esta puta experiencia. Vivámosla de una vez. Una vez salvado esto nadie nos detendrá. Pero debo superarlo. Y tú debes pasar por ello.
Avi debía pasar por follar con otro hombre mientras yo la observaba. Yo debía pasar por verlo y escrutar mis sentimientos. Después, si las cosas se desarrollaban según lo previsto en nuestras mentes, nos entregaríamos el diploma que acreditaba nuestro liberalismo sexual.
Efectivamente nos sentamos. Vimos una mesa vacía y allí nos acoplamos. Esta vez estábamos más lejos de la barra del bar que la vez anterior, lo cual no me pareció mal. Ahora no tenía que ver el espectáculo de un hombre metiendo mano a mi mujer en la barra que dominaba el mismo camarero de antaño. Una chica se giraba en redondo sobre la jodida barra de baile. Tenía los pechos descubiertos y llevaba un minúsculo tanga puesto. No creí reconocerla. Supongo que sería nueva. Al menos la otra vez que estuvimos no me fijé en ella. Un camarero se nos acercó y pedimos de beber.
-Yo quiero un limón .o mejor una naranja sin gas .si es posible. Pidió Avi.
-A mi tráigame un wisky, JB por favor. Le pedí para completar la doble pareja.
Tardó poco en venir con las bebidas sobre una bandeja. Depositó primero los vasos y luego sirvió la botella de naranja de Avi. Giró sobre si mismo y se marchó no sin antes dejar una nota por el importe de la consumición. Avi bebió un trago y dejó su vaso por la mitad. Yo la miré y bebí un sorbo considerable, luego encendí dos cigarros y la ofrecí uno ya encendido. ¿Casualidad o destino? No lo sé. Quizá fuese el destino. Quizá la casualidad. El gran Zusko pasó por allí. Avi lo vio enseguida. Diría que estuvo mirando continuamente hasta que lo divisó.
-Mira Ron. Ese es Zusko. Me dijo visiblemente alterada.
Le miré a lo lejos. Un tipo normal, diría yo. Sin ningún rasgo especial. Era grande. Mi enemigo. Mi polla rival. El violador de mi mente.
-Le voy a llamar. Iré a saludarle. Tal vez no se acuerde de mí. Me dijo levantándose.
-Espera mujer .No dio tiempo a más. Tenía miedo. Lo sentí. Ella, sin embargo, tenía ganas de que se consumara lo que habíamos ido a hacer allí aquella tarde.
Avi se alejó y la vi como se acercó a él. La atendió con amabilidad. La besó en la mejilla. Le vi hacer aspavientos con la cabeza como si tratara de explicar que se acordaba de ella. Echó una mirada a la mesa siguiendo el dedo de Avi que me apuntaba directamente. Quise evaporarme de allí. Asintió con la cabeza en un gesto complaciente y echó a andar siguiendo a mi mujer en dirección dónde yo me encontraba. Aún me dio tiempo a pensar que todo era una farsa montada por Avi para ponerse a mi altura.
-¡Hola!, soy Zusko. Zusko Petrov. Soy el dueño de este local. Me dijo mientras me tendía la mano.
-¡Hola! Saludé muy secamente a la vez que me incorporaba por cortesía. Me llamo Ron.
Nos estrechamos las manos y un lacerante dolor agudo se produjo en mi pecho. Estaba estrechando las manos que habían profanado el cuerpo de mi mujer aquella tarde de desliz e infidelidad. Yo suponía que el desconocía que yo sabía lo que había ocurrido entre ellos. Y suponía que Avi tampoco le había dicho nada. Estuvieron como un minuto hablando, cantidad de tiempo insuficiente para prevenirse de algo, a no ser que ya se conocieran y todo lo que iba a pasar fuera una comedia de cara a mí.
-¿Tomas algo Zusko? Pregunté amablemente.
-No gracias. Procuro no beber. En este trabajo si alterno con clientes y bebo con cada uno de ellos, me emborracharía enseguida. Lo que si te voy a coger es un cigarro. ¿Puedo?
-Por supuesto. Dije acercándole el tabaco y deseando que sufriera el infarto que me amenazaba con quitarme la vida.
Se tomó un respiro mientras encendía el cigarrillo y nos miró.
-¿Según creo no es la primera vez que venís por aquí? Dijo.
-No. Ya hemos estado antes. Contesté.
-Una vez vine con Ron. Fue cuando conocimos a ese cliente que tienes Félix .Decía Avi.
-¡Ah si Félix! Hoy no está por aquí. Dijo Zusko.
- .Y luego otro día, vine yo sóla . como ya sabes. Añadió.
-Si si desde luego. Dijo a la vez que bajaba la vista.
-Zusko, mi marido sabe lo que pasó aquella tarde que vine por aquí. Dijo Avi con mucha seguridad.
-Lamento lo que ocurrió. Yo desconocía por completo que ella estaba casada. Me dijo. Aquí es normal que de vez en cuando se cuele alguna .
Hice un gesto de asentimiento con la mano y bajé la vista. Me hubiera gustado verme allí sentado haciendo ese gesto. Inaudito. El líquido amarillo me ayudaba. La confirmación de que Avi había follado con el se había producido. Creí mearme encima.
-Aquello ya pasó. Ya no tiene importancia. Dijo Avi quitándole trascendencia.
-Evidentemente la vida nos depara muchas sorpresas. Dijo Zusko.
-Estoy de acuerdo con los dos. Dije sin más. ¿O lo dijo el wisky?
-Espero que aquello no os haya traído complicaciones de índole sentimental. Yo .te juro, dijo mirándome, que no fue nada. No significó nada más que lo que puede significar un .bueno ya sabes. No había nada entre nosotros. Fue la predisposición y el deseo .y las circunstancias.
-Lo sé. Le dije a Zusko al borde de sentir como me explotaba el corazón.
-Me alegro que lo comprendas. No me gustan los líos. Dijo él. En un trabajo como este no me puedo permitir jaleos. No quiero que me cierren el local.
-Lo cierto es que mi marido se lo tomó bien. Nosotros sómos muy liberales. Estámos por encima de ciertas "cosas". ¡Jóvenes y liberales! La mayoría de la gente da mucha importancia a esas cosas. Aquello fue un desliz por parte de ambos. Como verás, siempre vamos juntos a todos los sitios. Incluso aquí. Y eso lógicamente es porque nos gusta ..esto. Lo que hay aquí. ¿Somos raros? Yo creo que no. Un tanto singulares si. ¿Por qué me imagino que no vendrán muchas parejas a un sex-shop? Quiero decir matrimonios.
-Desde luego. Eso es verdad. No es un lugar para venir acompañado. Quiero decir que no se suele venir en pareja a no ser que sea masivamente. Grupos de amigos, despedidas de solteros...etc.
-Voy a serte sincera Zusko. Hemos venido hoy por que quiero que le enseñes a mi marido la cabina donde me llevaste aquel día.
-Es igual a las demás. Bueno es más grande. Es la mía. Y yo soy el jefe. Dijo sonriendo a la vez que mostraba su jerarquía sobre el resto de empleados. ¡Pero por supuesto!, no hay inconveniente. Eso está hecho. ¿Con que finalidad quieres verla? Me preguntó él.
-Con la misma de aquel día. No me dio tiempo a responder, Avi fue quien soltó la respuesta mientras manejaba el mechero sobre la mesa como cuando una puta negocia su precio.
-No entiendo. Dijo Zusko negando con la cabeza.
-Seré clara contigo. Queremos visitar aquella cabina. Sólo allí le podré demostrar a mi marido lo que pasó hace unos meses.
-Pero no os puedo alquilar esa cabina. Es de uso personal y además .
-Queremos que vengas con nosotros. Dijo una cada vez más segura y sorprendente Avi.
-¿Estás diciendo que ..? Comenzó a decir Zusko.
-Más o menos. Dijo ella.
-A buen entendedor .con pocas palabras le basta dije con la lengua un poco trabada debido al alcohol.
-No estoy muy seguro de entender lo que me estáis diciendo. ¿De qué se trata? ¿De qué va esto?
Traté de ser tan frío como Avi. Pero no podía. La frialdad con la que ella se estaba manejando me quedaba muy remota. Ciertamente Avi me estaba sorprendiendo. Se comportaba como una vulgar puta. Sin estilo. Directa. Sin tiempo que perder.
-Te estamos diciendo que nos lleves a ver la cabina en la que estuvimos tú y yo. Quiero que mi marido vea el lugar donde me follastes. Y quiero que me vuelvas a follar allí, delante de él. Quiero que él lo vea. ¿Querrás?
Estupefacción, incredulidad, sorpresa, extrañeza, asombro. Todos estos sinónimos se dieron cita en la cara de Zusko. El era un hombre maduro, despierto, y no tenemos que olvidar, dueño de un sex-shop. Estaba de vuelta de todo. O al menos de casi todo. A pesar de ser búlgaro estaba adaptado a nuestro país. Tardó unos segundos en encajar lo que acababa de oír y la maquinaría empezó a calibrar. Encendió otro cigarro de los míos, lo encendió arrebatando el mechero de la mano de Avi y exhaló humo. Nos miro, sonrió y dijo .
-A ver si lo entiendo bien. Queréis ir a ver la cabina personal que tengo, bien. Una vez allí, se supone que yo debo follarme a tu mujer mientras tú miras, ¿O lo que queréis es que te follemos los dos? Dijo mientras miraba a Avi.
-No. Me follarás tú sólo. Mi marido mirará.
-¿Eres un mirón? Me preguntó sonriendo y rebajándome a la escala más baja de los que disfrutan del sexo.
-Digamos que si. Dije sin acusar su sorna. Si hubiera podido le hubiera partido la cara, pero su envergadura no lo hubiera aceptado. Y el JB tampoco me hubiera dejado. Todo por Avi, pensé. ¿O era por mí?, ¡Que coño, también era por ella!
-Bien. Queda claro. Pero decirme una cosa, ¿Cómo es que con una mujer tan hermosa como la tuya, practicas estas? Bueno, déjalo. No tiene importancia.
-¿Entonces estás de acuerdo? Preguntó Avi, a quien se la veía ansiosa...
-Desde luego que si. Dijo él muy satisfecho. Pero no quiero líos. Ni escenas de ningún tipo. Tan sólo permitirme unos minutos. He de dejar dadas unas instrucciones antes. Tomaros otra copa, invito yo. Enseguida vendré e iremos a mi cabina particular. ¡Si nos os habéis arrepentido antes!, ¡Caray con esta vida, que sorpresas te da!
-De acuerdo. Dijo Avi. Esperaremos aquí.
Se levantó. Llamó al camarero y con gestos le indicó que nos sirviera lo mismo. Nos sonrió y se despidió momentáneamente diciendo
-Ron, Avi ..vuelvo enseguida. Echó a andar y a los dos pasos se giró y volvió sobre los mismos .No quiero líos. No quiero escenas en mi local.
Parecéis gente seria. Pensarlo bien. Una vez dentro de la cabina .dejó escapar una amenaza.
Avi respiro profundamente y expulsó el aire. Parecía tensa. La pregunté sobre ello.
-¿Estas nerviosa?
-Un poco. Supongo que es normal. Aunque te creas que no, me ha costado mucho mostrarme tan fría.
-Si. Desde luego que si. Me has sorprendido con tu actitud. ¿Volverá?
-¿Zusko?, si. Estoy segura. Soy mujer y he visto como me miraba. Me desea. No me ha olvidado.
-Yo también lo he visto. Dije sin poder dominar mi cuerpo.
-Le gusto. Aseguró ella.
-Eso parece.
-Y parece que está de vuelta de todo. No he notado que se haya sorprendido mucho con lo que le hemos dicho. Dijo ella.
-Trabaja en el mundo del sexo. Lo habrá visto natural. Dije a punto de quemarme los labios con la boquilla del cigarrillo.
-Natural .natural no es. Pero no es extraño. Habrá pensado que eres impotente.
-Seguramente. Dije. Ya me ha acusado de voyeur .
-¿Te ocurre algo Ron?, te noto como mústio. Tus respuestas son como muy vagas. ¿Te arrepientes?
-No. No me pasa nada. Es sólo que no me fío mucho de esta historia. Trato de ponerme en el lugar de este tipo. Imagino que llega una mujer y me dice que me la folle, que su marido quiere verlo. No se como actuaría ni que pensaría.
-Te dije que lo dejaras de mi cuenta. Fue idea mía. Saldrá bien. Tú limítate a hacer lo que hemos dicho. No intervengas por nada del mundo
-Pero ¿Pero si te pega o te hace algo?
- .No me pegara. ¿Y que me va a hacer sexualmente que no haya hecho antes? No pondré trabas ni límites. Le dejare hacer. Eso hablamos ¿no?
-¡Joder que fuerte! Dije para salvar el enésimo momento de nerviosismo. ¡A ver si va a querer darte por el culo!
-Haz lo que dijimos. O sea, nada. Siéntate en el banco, fuma, bébete una copa y mira bien todo cuanto allí pase. Seguramente será como la otra vez. Yo pensaré que no estás allí. O mejor, pensaré que lo estas viendo. Eso me excitará más. Te miraré a los ojos para ver que sientes.
La vuelta de Zusko fue rápida. Interrumpió nuestra conversación. Y mi quinto wisky.
-Ya estoy aquí. ¡Qué!, ¿Seguís queriendo ver mi cabina?, dijo con sorna.
-No desistimos fácilmente. Dijo Avi.
-Bien, en ese caso, vamos allá. Seguidme, y mientras me miraba me lanzó esa frase. ! A mi no me importa follarme a una tía buena aunque esta sea tu mujer!, te ruego no te ofendas. Es mi lenguaje.
Casi me parte el alma. Aquella frase casi hace que me orine encima. Nos pusimos en pie y echamos a andar tras él. Yo como una sombra al que llevan a la oscuridad, Avi como una puta encelada. Pasamos cerca de la barra dónde otra chica bailaba con malas artes. El único fin era enseñar sus pechos. Pasamos bajo unas cortinas de skay bastante gruesas. No encontramos frente a la puerta. El metió la llave en la cerradura y abrió la puerta. Pude apreciar un olor a gel. Daba la sensación que se había duchado aunque el pelo no lo llevaba húmedo.
-Pasad. Dijo mientras sacaba la llave de la cerradura.
Entramos e inmediatamente cerró el pestillo. Mis piernas no pertenecían a mi cuerpo. Ya no.
-Estaremos mejor. Nadie viene aquí, pero cuando hay puertas y en ellas cerraduras, es mejor cerrarlas. Dijo. Lo aprendí en mi país. ¡OH Bulgaria! Dijo interrumpiéndose con un gesto de anhelo.
Aquella sala era básicamente como la cabina dónde yo había estado con Avi. Más lujosa, más espaciosa y más cálida. Todo era mejor, pero similar en forma y funcionalidad. También tenía un monitor. Un banco grande, ancho y con respaldo. Se asemejaba a un despacho. ¿Para despachar sexo? Me pregunté en silencio. Estaban enmoquetadas en su interior, tanto las paredes como el suelo. Una luz oscura, una mezcla azulona y rojiza nos iluminaba haciéndonos parecer espíritus o fantasmas. Miré la cara de Avi. Vi las sombras de sus facciones nada más.
- Sentaros. Voy a animar esto. Pondré la tele y veremos que películas están pasando por las distintas cabinas y lu .
Alguien golpeó con los nudillos la puerta interrumpiendo su frase.
-Será Alina. Se levantó y abrió desechando el pestillo.
Una hermosa joven, probablemente de la Europa del este, con los pechos al descubierto, un tanga por toda ropa y unos zapatos de tacón alto, le entregó un pie con dos botellas de champán abiertas y una bandeja con tres copas. El tomó la bebida, cerró la puerta y echó nuevamente el pestillo, no sin antes darle las gracias y advertir que para cualquier cosa hablaran con Marty. La chica sonrió mientras nos miraba. Ella ya estaría al corriente lo que iba a pasar allí. O al menos se imaginaría que iríamos a hacer un negocio con su jefe. Aunque yo creo que sospechaba que allí iba a haber sexo. Y también sabía que Zusko, su jefe, estaba sobreactuando ahora para impresionarme probablemente. No me hubiera importado que entrara para entretenerme mientras Avi se divertía. Hubiera acelerado mi infarto de miocardio. La hubiera dejado hacerme una mamada. Hubiera sido más llevadero. Los Wiskys y Alina habrían conseguido que me olvidara de todo. O simplemente me hubiera hecho el boca a boca cuando agonizara tirado en el suelo.
-Bien, ya no nos molestarán más. ¿Supongo que os gusta el champán? Dijo mirándonos. A tu mujer si le gusta.
-Nos gusta todo. Dije haciendo alarde de chulería a lo que el no respondió.
-Ponte cómodo Ron. Encenderé el video. Eso dará ambiente.
Zusko se encontraba en su salsa. No había más que verlo. Suelto, sin nervios, seguro de si mismo, seguro de tener el control. Actuaba con maestría en aquél cubículo. Impartió órdenes acatadas sin discusión alguna. Era su cabina.
Me pregunté a cuantas mujeres jovencitas de esas que pululaban por su local se habría follado allí dentro a modo de "prueba" para hacerse merecedoras del trabajo que buscaban. La mayoría no tendría ni papeles de residencia. La tal Alina habría sido una de ellas. Yo también me la hubiera follado de no tener que pasar por la prueba a la que me iba a someter. Avi lo hubiera aprobado.
Pulsó el botón de un mando a distancia y el monitor se encendió. En la pantalla apareció una pareja follando. No podía esperar otra cosa. Avi sostenía una copa de champán en la mano. Zusko me entregaba otra a mí. Y después el mismo se sirvió otra. Y se sirvió todo. Tomó a mi mujer y se sirvió de ella enteramente.
-Brindemos ..no .mejor será que no no soporto esas tonterías. Pero bueno degustemos el champán. Es bueno. Dijo para de inmediato vaciar su copa dentro de su cuerpo.
-Si. Está bueno. Dijo Avi.
-Bien, pues si estas cómodo Ron, empecemos. Dijo Zusko a modo de pedir permiso. Tengo cosas que hacer. Así, fríamente. El estaba de vuelta de todo. Era sexo, sólo sexo.
-Adelante, dije extendiendo la palma de la mano. ¿Supongo que serás todo un experto? Yo no hablaba. Era el wisky el que sacaba al exterior mis palabras.
-Por eso habéis venido a mí. Me dijo secamente endureciendo su gesto.
-Si. Por eso hemos venido. Dije pasmosamente.
-¡Si os gustan las cosas raras yo no soy quien para juzgar! Dijo.
Efectivamente aquello era raro. Un tipo que lleva a su mujer a un sex-shop para que el dueño se la folle delante de el. Locos. Los dos. El y la mujer. Pero era una locura que comenzó por envolverme a mí y acabó por sitiar a Avi. Me reconfortaba pensar que había sido Avi la propulsora de semejante barbarie. Aunque yo lo aplaudía.
Zusko recogió la copa de Avi de sus manos. La depositó encima de la mesa. Luego dio un último sorbo a la suya y también la dejó al lado de la de Avi. Rebuscó en un rincón una caja de preservativos y la soltó encima de la mesa.
-No son necesarios. Me oí decir.
-¿Noooo? Parecéis sanos. Si no tenéis otros problemas ..yo tampoco los tengo. Contestó el asombrado ante mi pasividad.
-Quiero que me folles sin globos. Dijo Avi.
La tomó por el talle y la empujó a la pared. Esa frase de Avi pareció enervarle. Ella dió con su dorso en la misma pared que la otra vez. La tomó por las muñecas y alzó sus brazos ligeramente doblados. Su corta falda, ascendió unos centímetros a causa del levantamiento de las extremidades superiores. Zusko me miró una última vez para decirme algo absurdo.
-Esto lo queréis vosotros. No quiero líos. Tengo mal carácter.
Yo no dije nada. Era cierto. Lo codiciábamos nosotros. Y el. ¿A quien le amarga un dulce y sobre todo con el sabor de mi mujer? Volvió la cara hacia ella y la besó con arrebato. Un sudor frío y un nerviosismo incontrolado se apoderaron de mí en ese momento. Empecé a escuchar los jadeos y los ruidos de sus exhalaciones. Abandonó su boca y se fijó en el cuello. Avi cerró los ojos después de mirarme. Yo fumaba y bebía champán a un ritmo vertiginoso. Con sus manos acariciaba los riñones y la espalda de Avi. La camisa de seda que ella se había puesto, sensibilizaba aún más el tacto de él. Avi asistía en espera tensa al manejo de su cuerpo. Nervioso por la situación o por las ganas, Zusko comenzó a desabotonar los botones de la camisa, uno a uno, con prisas. La camisa se abrió y sus dos medias poncheras del sujetador quedaron expuestas. La mano derecha se posó en su vientre por encima de la cinturilla de la falda. Observé como se encogió al sentir el tacto. En ningún momento dejaba de besar sus labios carnosos. Yo permanecía sentado en el sillón dando el frente a la puerta. Trataba de desviar la mirada de vez en cuando. Las imágenes me impactaban más de lo que imaginaba. Pero volvía a mirar para sufrir esa representación. El pestillo de la puerta brillaba ligeramente. Ellos quedaban a mi derecha. Me cubrí la boca con la mano en un gesto de expectación o de pesar por lo que estaba ocurriendo allí. El varón giró a mi mujer y la situó cara a la pared. Situado a su espalda deslizó su mano derecha bajo la camisa y acarició su espalda hasta tropezar con el enganche del sujetador. Una vez lo hubo desabrochado dejó caer su mano hasta el exterior. Esa palma de la mano se posó en la parte posterior del muslo fino de Avi, justo encima de la media. Ascendió para topar con el borde de la falda hasta levantarla dejando ver enteramente sus nalgas. El corazón me dio un vuelco y creí marearme al descubrir el culo de ella desnudo. Supuse que llevaba un tanga puesto. El, probablemente envalentonado, giró el cuerpo de Avi nuevamente y lo colocó de frente al suyo. Observé como no tuvo el menor problema en deslizar las manos por encima de sus muslos hacia arriba, a la vez que levantaba la falda de tablas. De inmediato el borde de la media hizo su aparición. Luego siguió subiendo más. Su boca estaba pegada a la de Avi mientras tanto. Las respiraciones seguían siendo entrecortadas e intensas. La elevación de la falda se produjo en su totalidad. La imagen que se proyecto era real... Zusko se percibió al igual que yo. El perfil de Avi, pese a estar atrapada por una luz tenue, no ofrecía dudas. Volteó a mi mujer separándola de la pared y el se sitúo a su espalda. Abrazó su cuerpo y pegó su pecho a la espalda de Avi. Se dejó caer sobre la pared. Avi estaba enfrente de mí. Con la falda subida hasta la cintura. Ambos lo vimos, primero Zusko que lo notó, luego, yo que lo vi. Avi no se había puesto ni bragas ni tanga. Su triangulo de astracán me miraba con descaro hasta que la mano del hombre lo tapó casi por completo. La arrimó más hacia mí. Apenas medio metro nos separaba. Hubiera bastado con estirar mi brazo, y su vulva hubiera sido enteramente mía. Allí la abandonó ligeramente para hablarme.
-Besa a tu mujer. Me la voy a follar por golfa. Yo la daré la polla que anda buscando.
Miré a Avi. Yo no quería hacer nada que rompiera aquello. Ni tampoco podía. Ella no me invitó ni con el cuerpo ni con la mirada. Se limitó a mirarme. Incliné la cabeza mientras tomaba aire. Zusko mientras tanto, había aflojado su cinturón con su mano derecha, mientras con la izquierda extraía los pechos de Avi de debajo del sujetador, y se cercioraba que sus pezones estuvieran prominentes. Se sacó los zapatos y luego dejó caer los pantalones. Sacando los pies de dentro del pantalón, comenzó a quitarse la camisa si abandonar los pechos de Avi. Una vez conseguido, tiró de los calzoncillos hacia abajo, y esa polla "bonita y bella" que Avi había tenido antes, apareció ante nosotros. Loren la tenía más grande. Pero también era verdad que era más larga y gruesa que la mía. Su forma yo la consideraba normal. No veía una forma especial en ella. Colgaba hacia un lado ligeramente morcillona. Se dió la vuelta para tomar a Avi por los hombros y sentarla en el sillón a mi lado, a penas a unos centímetros de mí. Allí precipitó su falda y la levantó hasta la cintura. Ayudó con sus manos, tomándola por los tobillos, a que subiera los pies hasta el borde del sillón. Con las piernas semiflexionadas su coño quedó enteramente expuesto. Zusko se perdió entre los muslos de Avi. A medio metro de mi triste figura. El banquete comenzaba sin más preámbulos.
La lengua de él iba y venía a la vez que los gemidos de Avi ya eran notorios. Duró lo bastante para que ella quedara dislocada y entregada totalmente a ese hombre. Sé que mientras era lamida, me miró, pero también sé que no me vio. Sus ojos parecían perdidos. Cuando él consideró que ya había lubricado lo suficiente la vagina de ella, cosa innecesaria en Avi, la ayudo a levantarse del sillón y la hizo arrodillarse delante de el mientras su verga iba al encuentro de aquellos labios carnosos. Ella tomó la carne con la mano y comenzó a chupar aquel saliente que iba adquiriendo cada vez más tamaño a cada nueva embestida de su boca. Pronto estuvo dura, hinchada, rugosa. Avi seguía aplicándose en el pene mientras él no tuvo dificultad alguna en despojar del cuerpo de ella su camisa de seda. Sólo quedaba el sujetador. En un alarde de agilidad y sin soltar aquello de su boca, Avi lo sacó por los brazos. Emergieron en la oscuridad como dos gemelos. Sus pechos eran realmente extraordinarios. No eran excesivamente grandes, ni lamentablemente pequeños. Eran perfectos. Adornados por dos pezones cortos apuntaban ligeramente hacia arriba. La hermosura de aquellos senos dónde tantas veces mi polla había sido hecha prisionera entre ambos acabó por derrumbarme. El los acarició mientras era absorbido por la boca de Avi. Elevó la cabeza hacia el techo mientras ella se aplicaba sin descanso en limpiar aquella barra. Pronto la sujetó por los hombros como diciendo "basta", como pidiendo una tregua. La levantó tomándola por las axilas y la puso en pie. La llevó contra la pared. Frente a el. La cremallera de la falda se descorrió con facilidad provocando su caída libre a los pies de mi mujer. El sonido de la tela resbalando por la seda de las medias me infartó. Con apenas dos movimientos de pies, la prenda salió despedida hacia la puerta de la humillación. Ya desnuda por completo, excepto sus medias, la empujó hasta apoyarla en la pared. Allí la volvió a besar a la vez que apoyaba el titán en su vientre desnudo. Después, sin abandonar el beso, levantó la pierna izquierda de ella tomándola por la mitad del muslo. Con su mano derecha la sostuvo en esa posición mientras con la otra mano libre apuntaba su glande a la abertura de ella.
-Ahora vas a ver como me follo a esta puta. La haré berrear pidiendo más, pidiendo que no la abandone nunca. ¿Quieres que te folle puta? Preguntaba un enardecido Zusko.
-Ohhhhh .gemía Avi por toda respuesta.
-¿Estás preparada eh? ¿Estás lista para que te rompa en dos? ¿No tuviste bastante la otra vez que quieres repetir? ¡Y eres tan puta que quieres que el cornudo lo vea. ¡Pues lo va ver! ¡Vas a ver como me follo a tu mujer! Tal vez aprendas algo.
Las carnes del coño de Avi se abrieron al paso de la polla búlgara. Las mías se desgarraron en una excitación sin precedentes. Reparé en mi polla por primera vez. Estuvo desperezándose dentro de mi pantalón y llamando mi atención en reiteradas ocasiones. Al fin tomó postura de lado, sobre mi ingle derecha.
El pene de Zusko fue recibido con placer y satisfacción. Penetró hasta el fondo lentamente, inexorablemente. Sus vellos se juntaron, se mezclaron para formar una masa negra llena de deseo. Una vez llegado al final del túnel, comenzó con los movimientos de retracción y empuje. Ahora era Avi quien intentaba subir la otra pierna a la altura de los riñones del hombre, probablemente para que fuera penetrara más hondo. El la ayudó a levantarla, sujetándola por los muslos con firmeza. Ella apretó sus piernas alrededor de la cintura de Zusko y el posó sus manos en las nalgas de ella. La sostenía en vilo ayudado por la pared, donde reposaba la espalda de mi mujer. Sus pechos se apretujaban contra el pecho de él. Sus manos entrelazadas alrededor de la nuca de Zusko, su cabeza ligeramente vencida a un lado y su cara cubierta por su propio pelo, conferían una imagen rojiza de un más que probable monstruo sexual agonizante de placer. Los gemidos fueron los únicos que rompían la monotonía de los vaivenes. Fueron muchos. El titán aguantaba demasiado. Se recreaba en el sondeo del interior de Avi. Ella también aguantaba demasiado. Con sincronía increíble, el calor les invadió a la vez. Mutuamente. Sus flujos se mezclaron y de sus gargantas brotaron los halles de placer.
-Ahhhh .ahhhh .me corro roo Oooohhhhh, .hummmm dios ..dios mío .hummmm ahhhh. La voz de Avi manifestaba lo que sentía. No había duda.
-Aggggg ..aggggg .ahhhh Ahhhhhgggggggg .Ufffffff, así hasta siete u ocho veces. Las salvas del semen que Zusko depositaba en la vagina de mi mujer, iban acompañadas de una exclamación brotada de su garganta. Las mismas salvas eran un premio muy elevado para el espectáculo que presencié. No era mi trío, pero al menos había visto a Avi gozar con otro hombre en mi presencia. No era mi trío, pues yo no participé activamente, pero mis carnes se habían abierto tanto o más que el coño de ella.
Vencidos los cuerpos y serenados los impulsos, Avi dejó caer sus piernas temblorosas y apoyó los pies en el suelo. El bajó las manos del culo de ella y las apoyó en la pared, y apoyó la cabeza entre el hombro y el cuello de Avi. Lentamente fue sacando su verga de dentro de mi mujer. De inmediato vi flaquear su polla derrotada en aquella batalla sosteniendo aún la penúltima gota colgando de su uretra. Unas gotas cayeron al suelo procedentes de la raja de mi mujer. Ella se puso la mano instintivamente para impedir el goteo, pero el suelo ya se había manchado. Luego, sin decir nada, el comenzó a vestirse mientras tendía un rollo de papel higiénico a Avi para que se limpiara. Con la camisa medio abotonada, y los pantalones puestos, metió sus pies en los zapatos y abrió el pestillo con celeridad.
-Me marcho. Beberos el champán y cerrar la puerta si queréis estar sólos un rato. No hay prisa. Os tengo que abandonar.
Y así salió por la puerta. Sin darme la cara. Trabajo cumplido. Polvo echado. Corrida conseguida. Allí quedó Avi, de pies, desnuda, con un trozo de papel en la mano frotándose entre las piernas y con un gesto de extenuación patente. Yo también quedé dentro. Me puse de pies y algo rígido tensó mi pantalón. Miré hacia abajo, hacia dónde notaba la tensión. Era mi polla que me advertía de la mancha de mi pantalón. Me había corrido sin darme cuenta.
-¿Te has corrido o te has meado? Me preguntó Avi con una voz ligeramente ronca y extasiada mientras retiraba el papel mojado de su coño.
-Ya ves. Dije por toda respuesta observando la lámpara de mi pantalón.
-Cierra la puerta por favor, echa el pestillo. No quiero que vaya a entrar alguien y nos vea de esta forma. Dijo ella.
-Ya está. Ya he cerrado. ¿Te lo has pasado bien? Pregunté sin reconocer mi voz.
-Si. ¿Y tú que tal estas? Ufffffff resopló mientras me preguntaba y se sentaba en el sillón que había ocupado yo.
-Supongo que bien. Dije. No lo sé. Me siento extraño.
-¿Te ha molestado?
-¿El qué? Pregunté sin convencimiento.
-Lo que ha pasado. Haberlo visto.
-No. Contesté desde el fondo de mi estómago mientras mis palabras nadaban en wisky y champán.
-¿De verdad?
-Si.
-¿Te ha excitado?
-Si. Mira, dije señalándome el bulto del pantalón, no lo puedo negar. Estaba mareado. Sentía mi estómago revuelto.
-¿Te arrepientes de algo?
-Yo no, ¿Y tú? La pregunté.
-Sólo si tú te arrepientes. Me dijo.
Aquello me consoló. No esperaba menos de Avi. Reuní fuerzas para serenar el momento.
-Yo estoy bien. Dije. Un poco extraño, lo reconozco, pero tremendamente excitado. ¡Ha sido la ostia! Aún estoy nervioso. Pero estoy bien.
-Entonces yo también. Me dijo una dulce Avi.
-¿Te ha follado bien? La pregunté mientras me sentaba a su lado con dos copas de champán en la mano.
-Si. He disfrutado mucho sabiendo que lo estaba haciendo en tu presencia. Que estabas a mi lado. Te quiero Ron. Dijo a la vez que me daba un beso en la mejilla.
-¿No te vistes? La pregunté.
-No. Aún no. Quiero hacerte una mamada. Dijo ella muy solícita.
-No Avi. No me apetece. Ahora no.
-¿Qué te pasa?, tu nunca dices que no.
-No me pasa nada. Es sólo que no es el momento. Ahora no. No puedo.
-¿Te ha causado problemas? ¿Es eso? ¿Verdad? ¡Lo sabía!
-No. No, al contrario. Me ha gustado verlo. Pero no sé .no esperaba que se desarrollara así tu .tan tan... No sé, es la primera vez que te veo follar con otro que no sea yo. Es mejor no hablar de ello. Y menos ahora Avi. Estoy muy nervioso. Y excitado.
-Si es cierto eso que dices, objetivo cumplido. Se trataba de eso, de excitarte, de que lo presenciaras todo.
-Y de que te lo pasaras bien. Dije por concluir a la vez que una arcada me llegaba a la boca.
-Eso era secundario , lo más importante eras tú. Yo suponía, que si tú reaccionabas bien, también me lo pasaría bien. Como así ha sido.
-¿Te arrepientes de algo Avi?
-Si te arrepientes tú, si. De lo contrario, para nada. Es más, tengo ganas de volver a Rastros. A ese club. Ya no seré la misma. En cuanto al polvo, si, claro que me ha gustado. Me siento una puta. Tu puta.
-¿Quieres volver?... A Rastros. Pregunté obviando la última frase de ella.
-¡Por que no! Así puede que tengas oportunidad de follar con Lauri otra vez.
-No creo que sea buena idea. Necesitamos tranquilidad. Ahora más que nunca. Esto ha sido muy fuerte. Aún no me lo creo que haya pasado.
-¿De verdad no quieres que te chupe la polla o es que te da asco de que antes se la haya chupado a Zusko?
-No. No es eso. De verdad. Sólo que creo que debemos dejarlo estar. Ya ha sido bastante. Las emociones que he soportado me tienen un poco atontado.
-¿Qué hacemos entonces? Me preguntó ella.
-No sé. Vistete y vámonos a casa, con esta mancha no puedo ir por ahí, dije señalando mi pantalón. ¡Con lo que he bebido y lo que he vivido . y no siento nada!
-Lo que tú digas. ¿Nos despedimos de Zusko, no?
-Haz lo que quieras. A mí no me importa. Tal vez deberíamos hacerlo. Más que nada lo digo por si te da por volver otro día sin mí .
-No habrá más días sin ti. Aquello fue algo que pasó y aún no sé como. Si volviera otra vez aquí, sería contigo. ¿Aunque tal vez a ti te apetezca alguna chica de las que hay ahí fuera? Siempre podríamos pagar para que la tuvieras.
-No. Ahora sólo quiero salir de aquí. Me asfixia este ambiente. No me encuentro bien Avi.
-Bien, pues me visto y nos vamos. Dijo ella.
-¿Oye, como es que te dio por no ponerte unas bragas o un tanga? Pregunté desde mi agonía.
-No sé. Se me ocurrió. Eso es todo. Pensé que tal vez estaría más erótica. Además a ti te gusta y quería sorprenderte.
-Y lo estabas. Dije mientras dejaba las copas de champán en la mesa y servia un poco más.
-¿Tal vez te hubiera gustado ver a Zusko arrancarme las bragas?
-Puede. Dije. Aunque la escena ha sido lo suficientemente violenta. ¡No sé cómo lo he podido soportar!
-Porque me quieres. Vámonos. Yo ya estoy vestida.
Dejé las copas en la mesa. Abrí el pestillo y salimos de la cabina. Busqué con la mirada y vi a Zusko en la lejanía. Avi también lo vio.
-Voy a decirle adiós. ¿Vienes?
-No. Será mejor que vayas tú sola. No quiero que me insinúe algo irónicamente y no me guste. Ve tu sóla. Te espero aquí. Será menos violento para el. Y para mí. Además estoy borracho. Lo noto.
-Está bien. Le diré que nos vamos y que tenemos prisa.
-Si. No estoy para nada.
Avi se alejó de mi lado. Podía ser confundida con cualquier chica que trabajaba allí. Su atuendo era parecido al de las chicas. Excepto que ella llevaba los pechos cubiertos. Al caminar se la veían parte de sus nalgas y el borde de las medias. Imaginé su culo desnudo bajo esa falda de tablas. Su coño aún húmedo y sucio por el semen de Zusko. Antes no me había fijado en ese detalle. Cualquiera con vista avispada podría ver algo más que su culo. La seguí con la mirada hasta que llegó a la altura de Zusko. Encendí un cigarro y esperé su regreso para irnos a nuestra casa. Con mis manos cubrí la mancha de semen en mi pantalón. Notaba la pringue en mi entrepierna. Quise dejarla que se despidiera de Zusko a sólas. Tal vez se tuvieran que decir algo. Tal vez tuvieran que planear un nuevo encuentro. No quería interferir en el regusto de dos amantes recién follados.
Aquello era real. Había pasado todo. No era un sueño como otras veces. Zusko había follado con Avi. Yo lo había visto. Y la había visto a ella entregada al fragor del polvo. Con ganas. No pude evitar sentirme traicionado. La odié. Esa mezcla de sensaciones me mataba. La quería y quería estar con ella. Era mi Avi, la mujer a la que amaba. Pero sentí odio hacia ella. Sentí la traición instalada en mi mente. La excitación de unas horas antes había dejado paso al dolor de ese instante.
Mientras ella se despedía de Zusko yo creí morir. Me preparé para abandonar el mundo de los mortales. Un mareo seguido de dos arcadas que pude controlar para evitar vomitar en ese local, me acercaban a la muerte. Sentía mis ojos rojos, mis venas hinchadas, el corazón latiendo a marcha de record. Mi cabeza daba vueltas sin ver imágenes. Aún estaba en estado de Shock. La miré en lo que creí sería la última imagen que yo vería de Avi pues sentía como se aproximaba un infarto a mi cuerpo. Esas piernas, esa falda, esas cachas, esa cabellera .tan guapa, tan puta, tan viciosa.
Continuará .
Coronelwinston