Diario a dos (14/30: De la noche a la mañana)

Un matrimonio compra una vivienda en una zona residencial. El marido descubre en la buhardilla un libro olvidado. En una reunión social con unos amigos, dan lectura a sus páginas. Esta es la historia de Avi y Ron.

Un matrimonio compra una vivienda en una zona residencial. El marido descubre en la buhardilla un libro olvidado. En una reunión social con unos amigos, dan lectura a sus páginas. Esta es la historia de Avi y Ron.

DIARIO A DOS

Capítulo 14 (De la noche a la mañana)

Marzo, martes 22.

Sigo sin ganas de escribir en mi diario. Hoy me he obligado a ello. Quiero estar sólo. Pensar. Tal vez así pueda asimilar en su justa medida lo que he vivido en estos casi tres meses después de la experiencia en el club Rastros. Los acontecimientos se suceden a un ritmo vertiginoso y quiero reemprender la escritura. No deseo olvidar detalles que algún día me puedan servir de refugio y me ayuden a salir del ostracismo voluntario en el que tarde o temprano caeré.

Retomaré mi escritura fijando aquellos hechos que tuvieron lugar al llegar aquél domingo 21 de diciembre de madrugada a nuestra recién comprada casa.

Llegamos a nuestro chalet enseguida. No había tráfico en las calles. Pagué al taxista y nos adentramos en el salón. Avi se encontraba mejor. No hablamos por el camino. Al llegar me dijo que se iba a duchar. El aire de la calle, la pastilla efervescente que le dio Lauri y la ducha acabaron por despejarla lo bastante como para que me tranquilizara.

-Me voy a duchar. No tardaré. Me dijo un tanto derruida.

-¿Te encuentras mejor?

-Si. Estoy mejor.

Se perdió en el baño y efectivamente al cabo de 20 minutos salió con el albornoz puesto. Se sentó a mi lado en el sillón. La miré. El calor de la casa nos refugiaba en una fortaleza segura.

-¿No te duchas? Me preguntó.

-Si. Ahora. ¿Cómo vas? ¿Se te ha pasado? Pregunté.

-Ya estoy bien. Estaba mareada por las copas. Tal vez no debería haber tomado tanto ron con miel. Además pienso que estaba demasiado cargado. No entiendo de esas cosas, pero eso me ha parecido.

-Es posible. Dije un tanto a la expectativa.

-Eso creo. Y yo no estoy acostumbrada. Me voy a acostar. Tengo ganas de cerrar los ojos y olvidarme de todo. Quiero estar descansada para mañana.

-Yo me ducharé y luego me fumaré un cigarro. ¿No quieres que hablemos un rato? Pregunté.

-No. Hoy no. Mañana. Me voy a la cama. Mañana hablamos, así me dará más tiempo a recapacitar si no me duermo antes. Estoy hecha polvo. Demasiadas sensaciones.

-¿Recapacitar? Pregunté un tanto incrédulo.

-Si. Meditar en lo que te diré y en lo que quiero.

-¿Y que me vas a decir?, ¿Qué es lo que quieres?

-Mañana Ron. Mañana te lo contaré todo. No es nada malo. Ya hablaremos. Queda tranquilo. Ya no puedo más, tengo las pilas descargadas por completo. Y presiento una resaca tremenda. Necesito dormir unas horas.

Se levantó, me besó en los labios y se giró para huir dentro de nuestra habitación. Después de ducharme me senté tal como estaba en el sillón, desnudo, y encendí el enésimo cigarro de la noche aunque ya estaba amaneciendo. Me miré el pene mientras recordaba el polvo de Lauri. Las imágenes de la barra negra de Loren me excitaban. Aquel miembro tan grande, gordo, largo, duro y arrogante me daba la sensación que me ponía. Pero en verdad, lo que me ponía era imaginarme a Avi tumbada en la cama siendo perforada y lamida por esa pieza. Decidí que tal vez estuviera enfermo. Habían sido muchas emociones esa noche. Juan, María, Lauri….Loren…. el Yakuzzi, la corrida de los agujeros, la micción de Avi. Decidí que debía dormirme de inmediato. Por fortuna lo conseguí. Agradablemente, sin moverme del sillón, me quedé acunado en él.

A la mañana siguiente Avi me despertó. Me sobresaltó. Esta llena de energía.

-¡Ey, te has dormido en el sillón, despierta!

-Eh…Ehhh... ¿Que pasa?....ah….

-Te has estado toda la noche en el sillón dormido. Dijo ella. Y desnudo.

-Eso Parece. Dije aún más allá que acá.

-Te va a doler todo el cuerpo. Me recriminó por mi abandono.

-Si. ¡Joder! ¿Cuándo te has levantado? Dije.

-Ahora mismo. Prepararé café. Son las 12 de la mañana. Llevas ahí cinco horas tumbado en esa postura extraña.

-¿Qué tal estás? Pregunté.

-Bien. Ya no estoy mareada. Fue el alcohol, seguro. Y las emociones. Aunque noto la lengua algo pastosa. Tengo la ropa tirada por el suelo de la habitación. Y las medias rotas. ¡Qué desastre!

Trajo café al salón. Se sentó a mi lado. Yo estaba desnudo aún. Ella llevaba una camiseta blanca y unas bragas también blancas. Sus pezones empujaban la tela para despegarla de su cuerpo. Su raja se perfilaba entre sus piernas.

-¿No te vistes? Preguntó.

-Si. Me pondré un pantalón y una camiseta. ¡Tengo un calor de cojones!

Me levanté y me puse un pantalón negro y una camiseta blanca. Ocupé mi sitio en el sillón y bebí un sorbo de café humeante. Estaba buenísimo. Encendí el primer cigarro después de la pausa del sueño. Aquello provocó una tos sin final y Avi se preocupó. Pero el tabaco, mata la carraspera, los picores de garganta y llena tu cerebro de nicotina. Mi cuerpo enseguida admitió más humo.

-Debemos hablar Ron. Me espetó Avi.

-Bien. Hablemos…. ¿Que quieres decir?

-Quiero hablar sobre anoche.

-Adelante. ¿Qué ocurre? Pregunté intranquilo mientras las imágenes de Lauri acudían a mi mente.

-Ocurrir, ocurrir, nada…. y todo. Hizo una pausa más larga que mi corazón.

-Pues dime…..me tienes nervioso.

-No te pongas nervioso. No es para tanto. ¡Un día te va a dar un infarto con tanto nervio! Sólo quiero cambiar impresiones contigo sobre lo que pasó anoche.

-¿Con…… Lauri? Pregunté inocentemente a la vez que temía lo peor.

-No. No exactamente. Sobre todo lo que pasó, ella incluida, por supuesto.

-Pues dime. Te escucho. Me recosté un poco perturbado en el sillón y fumé a grandes bocanadas. En un momento pensé que el humo me salía por las orejas.

-Bien. Empiezo. Tú sabes que no me apetecía ir a ese sitio. Al menos no me apetecía ir en demasía. No estaba tan interesada como tú. Tenía curiosidad, pero eso es todo. Y fui. Fui por tí. Tú querías ir. Tú querías probar nuevas experiencias. Yo me preguntaba y aún me lo pregunto, si es que te has aburrido de mí….

-No. De ninguna manera. Interrumpí. No es eso.

-El caso es que yo pensaba, que tal vez en el aspecto sexual, algo empezaba a fallar. Anoche me di cuenta que algo hay….

-¿Acaso estás insatisfecha conmigo? Pregunté desde mi ignorancia.

-…..No. ¿Pero y tú? ¿Lo estas tú conmigo o sólo es morbo lo que te hace querer cosas nuevas?

-Yo estoy a gusto. Me lo paso bien. Te deseo. Te quiero sobre todo. Lo demás….es morbo…..no sé, me gustaría…..no sé…anoche lo pasamos bien ¿no? Es excitante. Morbo. Llámalo así. Me excita ver que otro te posea. Me excitó ver como Loren te tocaba. La escena del baño, orinando delante de aquellos tipos me pareció impresionante. Yo lo pasé bien Avi. Dije con voz ligeramente mas baja.

-Tu sí. Yo no. Bueno, yo también. Dijo ella.

-¿Dónde quieres ir a parar? Pregunté.

-Está bien. Como ya sabes no me gusta andarme por las ramas, no le daré más vueltas al asunto. ¿Te gustó estar en ese sitio, verdad?

-Si. Tenía ganas de acudir a un sitio de esos contigo. Ya lo habíamos hablado….

-¿Te gustó que pasara aquello dentro de aquella habitación? Me preguntó.

-Claro. Fue……excitante. No fue como yo hubiera…….

-¿Te gusto follar con Lauri? ¿Te folló bien?

No me gustaron esas dos últimas preguntas de Avi. Su tono y las palabras no eran las adecuadas en ese momento. Me puse en guardia. Medité lo que iba a contestar. No olvidé que si el asunto se ponía feo yo aún tenía una carta en mano que se llamaba Zusko.

-…..Si he de ser sincero….

-De eso se trata Ron. De ser sinceros y de estar preparados para lo que pueda venir.

-Que… ¿Qué va a venir? Pregunté alarmado.

-¿Te gusto follar con Lauri?

-Si. Supongo que si. Pero fue ella quien….

-Supones no. ¿Te gustó o no?

-Si. Si me gustó. Aunque no andaba pendiente de ella. Eras tú quien me preocupaba. Tú y ese negro.

-¿Y lo pasaste bien? Con ella quiero decir.

-¡Joder Avi!, ¡Qué preguntas!

-Contéstame por favor. Me dijo dibujando un rostro serio.

-¡No lo sé Avi! ¡Yo no estaba concentrado en ella! Fue un polvo nada más. Fue ella quien dominó aquella situación. Esa chica tiene tablas. Cometí el error de decirlos que podían ocupar la cama junto a nosotros. ¿Pero que podía hacer? Yo no lo buscaba. Sucedió como ya habíamos….no sé….las copas fueron las que motivaron

-No sigas. Me dijo. Estoy por encima de esas explicaciones. Sé que te gustó. Y a mí también me gustó que te la follaras…….

Me quedé perplejo. Esperaba cianuro y me dieron quina.

-……y me gustó mucho verlo. Me gustó como te cabalgaba. Evidentemente sabe follar. Tiene arte.

-¿Pero por qué llorabas entonces? ¿Qué te pasó para llorar?

-No lo sé. Ni me importa. No quiero pensar en ello. Salió así y ya está. Sensaciones. Sólo eso. Sentimientos de amor, de dolor, de rabia, de alegría…..de liberación.

-Y ahora…. ¿Que va a pasar? Pregunté alarmado ante la extraña aceptación por parte de Avi de cuanto había sucedido allí.

-Nada. Ya te lo he dicho antes. Nada malo. Nada que no queramos los dos. Al menos eso pienso. Por eso quiero hablar contigo y dejar las cosas muy claras.

-Te escucho. Yo siempre dispuesto a sacar alguna ventaja, pensé, aún a costa de sus sentimientos.

-Se que te gustó ver como Loren me tocaba los pechos. Su mano paseando entre mi coño……Se que te gustó, se notaba en tus ojos. A mí también me agradó….

-¡Pues ya está! De eso se trataba….aunque en ese caso deberías

-¡Déjame continuar! Lauri no es María y comprendo que ella si te gustara. Es más joven. También sé que fue ella la que organizó todo. Estaba en su papel. No me cae mal. Lo los cócteles, que a saber que contendrían, el negro ese, lo de compartir cama con nosotros buscando la excusa de que estaban todas ocupadas. No sé…..me provoca dudas. Pero sea como fuere, pasó así y no hay que darle más vueltas. Lo que quiero decir con esto, es que yo no estuve a la altura de las circunstancias….fui una mema.

-Si lo estuviste. Te encontrabas mal. Estabas mareada. Eso fue todo ¿no?

-No…..no lo estuve. Lo normal es que yo hubiera follado con Loren. El pedazo polla que tiene, no merece que una vaya por ahí despreciándolo. Dijo con ironía y, creí distinguir, amargor. A mí también me hubiera gustado follármelo y que lo vieras. No lo dudes. Así la noche hubiera sido completa. No me importa que lo hicieras con Lauri. Me alegro que te lo pasaras bien. Recuerdo muchas veces cuando me decías que un polvo es un polvo. Que el sexo es sólo eso, sexo. Que por estar con otro no iba a dejar de quererte

-¿Y has dejado de quererme por que he estado con Lauri? Avi esto ya lo hemos hablado, pero al revés.

-Al contrario. Te quiero más ahora. Ahora que ya comprendo lo que quieres. Ahora que ya lo he sufrido en mis carnes. Para mi no es muy agradable verte con otra y espero que lo entiendas. Pero por otra parte me gustó lo que vi. Es una sensación rara. Me excitó mucho y anoche cuando me fui a la cama me masturbé recordando aquellas imágenes. Y sabes, me corrí pensando en lo que sentiría tu polla dentro del coño de Lauri. No tiene mucho sentido no querer y querer aunque supongo que tú me entiendes bien, pues al parecer eso es lo que te pasa a ti.

-¿Te masturbaste cuando te acostaste? ¿Y porqué no me llamaste?

-Quería privacidad. Surgió. Estaba excitada. Eso es todo. No hubo premeditación. Pensé que te ibas a venir a la cama de inmediato. No supuse que te quedarías dormido aquí. ¡Pero claro, andábamos borrachos!

-Pero si querías….

-Bien, el caso es que yo he estado pensando mucho en esto. Tú ya sabes que la única vez que he estado con otro fue en el sex shop ese y que lo que ocurrió me vino de descuidada. Yo no lo busqué. Aquella tarde fui allí a no sé que. Supongo que a pensar en lo que habíamos hablado. Sería el destino. Quería meditar en lo que habíamos hablado. Te portaste bien cuando te lo conté y te lo agradezco. No hiciste un drama. Lo encajaste bien. Por eso te lo conté. Estaba segura de ti. De igual forma, yo debo ser digna contigo y portarme de igual manera que tu lo hiciste conmigo. Yo no me aburro contigo. El sexo que practicamos me gusta. Sómos jóvenes. Nos va bien la vida. Tenemos un chalet que nos ha costado una fortuna. No escaseamos de dinero. Tenemos una chica que nos limpia la casa. Un jardinero que arregla el jardín. Unos buenos amigos. Tenemos salud Ron. Nos queremos y nos lo demostramos….día a día.

-¿Dónde quieres ir a parar Avi? Estas poniéndome nervioso.

-Te lo diré sin más dilación. ¿Te hubiera gustado verme follar con Loren verdad?

-Supongo que sí. Dije. Aunque no es eso lo que yo deseaba. Tú ya sabes que yo no pretendía un intercambio. Yo busco otras cosas. Busco ahondar en el placer por diversos caminos. Busco el más profundo sentimiento que albergue nuestra mente. De distintas formas. ¡Quizá esté loco! Supongo que esto de anoche me sobrepasó.

-¿Supones? No. Dime lo que de verdad piensas, lo que de verdad querías que pasara anoche. Lo que sentíste al ver las manos de Loren en mi cuerpo……en mi coño.

-Está bien. Si. Si me hubiera gustado. Era la polla que mereces. No te vas a entregar a cualquiera. Ya que lo hacemos, quiero que te lo pases bien. Que no olvides el polvo. Para mí fue…..no sé como explicarte lo que sentí al ver las manos del negro ese sobre tu pechos. Tú tan quieta dejando que el te tocara…..pero en tu haber hay que decir que no te encontrabas bien. Que no te encontrabas en plenitud. Tal vez si no hubieras estado un poco……no hubiera pasado nada. Aunque pensándolo bien….no…..no me hubiera importado que Loren te hubiera colmado. Siempre y cuando lo desearas.

-A mi también me hubiera gustado que me follara. Estaba muy excitada. Tenía ganas de participar en aquella orgía.

-¿Entonces?.....Era el momento. El te hubiera follado. En aquella situación todo pudo pasar. Se me fue de las manos. Fue culpa de esa chica. Lauri nos tomó como pardillos.

-¿Entonces?.... ¿Que porqué no lo hice?....Me preguntó ella. Por ti. Me debía a ti como dije anoche. Anoche fui contigo a ese lugar a aprender. Aprender lo que querías. Y lo aprendí. Fui a ver y observar tu comportamiento. Hasta dónde eras capaz de llegar. Ahora sé que es exactamente lo que quieres. Se lo que te enciende. Se que ardes en deseos de hacer un trío. De verme con otro. De verme disfrutar con la polla de otro. Y me di cuenta cuando te vi en brazos de Lauri. Por eso lloré. Ahí supe lo que querías. Y eso me dolió. Pero mi dolor fue breve. Pudo más mi deseo. Me preguntaba si era eso lo que yo iba a permitir. La respuesta llegó rápida. Cuando sentí lo que sentí, que no te lo puedo explicar con palabras, cuando sentí esas sensaciones al verte con ella follando, comprendí lo que tú sentías. Y eso me gustó. Esa sensación inaudita y moralmente repelente me gustó. Se que te han surgido muchas dudas de lo que pasó con Zusko en el sex-shop. Lo sé. Aunque te lo expliqué con pelos y señales. Pero sé que no es lo mismo explicar que ver. Se también que no acabas de creerme. Te conozco bien. Y a veces me das miedo. Piensas que fue una invención mía para ponerme a tu altura con eso de las excitaciones. Yo no soy una mojigata Ron. Me gusta el sexo como a todo el mundo. Me ponen ciertas cosas. Me excito como tú. Tengo mis propias fantasías. Yo vivía tranquila contigo y con el sexo que practicábamos. Hasta que llegaste con ese sueño. Desde entonces no has parado de dar vueltas a la tuerca. Apretar más y más. Siempre pensé que la única polla que iba a recibir mi coño desde que nos casamos sería la tuya. No supuse nunca que estas cosas nos entretuvieran hablando más de dos minutos. No me sentía tan liberal como tú. Ni tampoco creía que tú lo eras de esta forma. Has hecho que pierda mi vergüenza, mi pudor, mi romanticismo hacia el sexo. Comprendo que un polvo es un polvo, frase usada por ti en incontables ocasiones. Después de lo de anoche comprendo aquél ejemplo que me pusiste sobre lo de usar un coche y devolverle a su dueño con algún kilómetro más. Tenías razón en todo lo que me decías. Ahora lo veo claro. En fin Ron, después de lo de anoche creo que debemos emprender una huida hacia delante. Si estás preparado. Por eso te voy a explicar ahora lo que va a pasar. Es decir, si estas de acuerdo. ¡Por que si sómos liberales, lo seremos los dos!

Hizo una pausa contraproducente para mis nervios pero agradecida por mis oídos. Encendió un cigarro, aspiró una bocanada de humo y me miró a los ojos. La ví como si ella fuera Gulliver y yo un puto Lilliputiense.

-Dejaremos pasar esta semana de navidades. Después de Reyes iremos al sex-shop de Zusko. Mi plan es el siguiente. Pero tendremos que estar de acuerdo los dos, tu y yo. Tener las cosas claras. Voy a cumplir 26 años ya mismo. Tomaremos la decisión juntos. Sin mentiras. Con sinceridad. Conscientes de lo que ambos, y digo ambos, deseamos. Escúchame con atención y dime que te parece. Iremos a ver a Zusko. Hablaré con él. Tú vendrás conmigo. Follaré con el. Dijo si más.

-¿Qué? Pregunté un tanto alucinado ante lo que escuché.

-Follaré con él. Repitió. En la cabina. Y tú lo veras. Verás como me folla y como me entrego a el. Sólo pido una condición. Que no participes. Que no hagamos un trío. Que no hagas nada y que estés en silencio. Te dejaré verlo. ¿Qué te parece? ¿Podrás soportar esa prueba? ¿Podrás soportar ver a tu mujer mientras otro la folla y se apodera de ella haciendo que se corra en sus brazos?

No sabía que decir. Pensé unos instantes. No sabía a qué venía aquello que me estaba contando Avi. Sólo se me ocurrió contraatacar con otra pregunta. Estaba como ido.

-¿Tu quieres hacerlo? Pregunté.

-Si. Pero no quiero tríos. El y yo sólos. Tú mirarás. El trío ese que quieres, llegará pronto. Pero de distinta forma.

-¿Estas segura? ¿Sabes bien lo que estás diciendo?

-Si. Quiero hacerlo y quiero que lo veas. Así te complaceré y así te podrás imaginar como fue lo que pasó aquella vez. Aunque sé que no me acabas de creer. Sólo que ahora iré a buscar lo que aquel día no fui a buscar y encontré. Espero que esté Zusko y quiera follarme. Francamente, y espero que esto no te excite, me gustó como se apoderó de mí. No te he sido infiel nunca, exceptuando aquello que pasó allí, y además, te lo conté, aunque no lo acabaste de creer. Eso ya da igual. Partimos de cero. Me nivelo contigo Ron.

-¿Por… por… qué lo vas a hacer? Insistí.

-Porque quiero. Porque me gustó como me folló, te lo acabo de decir, porque quiero gozar con el y quiero que tú lo veas. Porque me agradó sentirme poseída a la fuerza. Porque mi cabeza lo pide. Necesito que lo veas. Necesito que veas como otro me folla y me corro en sus brazos. Necesito que vivas esa sensación de ver como el cuerpo que sólo te ha pertenecido a tí, que sólo has tocado tú, es agasajado por otro. Yo sé lo que es eso. Lo viví anoche. Tú aún no lo sabes Ron. Imaginas que te gustaría. Pero no lo sabes. Y debes salir de dudas viviéndolo in situ. Si después de eso quieres seguir actuando como un liberal, yo te acompañaré con fe. Si cuando hayas sentido en tu mente como se abre camino con su polla dentro de mi coño y me hayas visto rebajada a la perversión y el placer quieres continuar con esto, yo te acompañaré. Si eres capaz de no cuestionarte tus deseos, yo te acompañaré en ellos. Verás todo en primera fila. Verás mi comportamiento, mi liberación…..y si lo soportas….haré cuanto pidas. Será esa la única condición que pondré. Supongo que Zusko me recordará. Le buscaré como una gata en celo. Me verás competir con la puta que todas llevamos dentro. A el también le pondré una condición. Que me trate como a una puta de su local y que asistas en primera fila a verlo sin participar. Más adelante, habrá más cosas. Más adelante, haremos un trío. Seré tuya y de otro a la vez. Pero mientras, follaré con el. Tu lo veras a mi lado. Me entregaré a él. Después, el hará lo que quiera de mí. Seré tu juguete prestado a un amigo. Tu coche con el cuentakilómetros a cero.

-¡Qué fuerte! Dije sin creerme lo que ella decía, pues yo aún dudaba que fuera cierto lo de Zusko...

-¿No es eso lo que te gustaba? ¿No es eso lo que realmente quieres? Bien. Pues yo estoy dispuesta a que sea así. Después de que veas esto, haremos un trío. Ya pensaremos cómo y con quien. A partir de ahora y después de reflexionar mucho, será como tú querías que fuera. Pero Ron, yo también tendré que decir algo de vez en cuando. Si por el contrario quieres que esto quede muerto, ahora es el momento. ¿Estas de acuerdo?

A pesar de la hora me serví un wisky para digerir aquellas palabras de Avi. El sabor del café y mis propios nervios fijaron un amargor extremo en mi lengua. Fumé de nuevo. No me iba a quedar sin tabaco. No. En mi casa siempre había cuatro o cinco cartones de rubio. Avi y yo fumábamos lo mismo.

-¿Quieres decir que vamos a hacer un trío?, ¿Qué va a pasar esto más veces?

-Si. Si es eso lo que quieres. A mi no me importa. Lo he comprendido. Estoy de acuerdo contigo. Son sólo polvos. Disfrutemos un poco y excitémonos juntos, puesto que a mí también me excita verte con otra y supongo que me excitará también y me dará mucho morbo, que me veas con otro. Con Loren, anoche, no pude. No era el momento. Tal vez otra vez que vayamos a ese club…. ¿Rastros, no?.. ¿De acuerdo?

-Si estas segura…si estás segura de lo que dices….

-Lo estoy. ¿Algo más?

-No. Creo que no. Creo que todo ha quedado claro. Al menos en lo básico. Supongo que habrá que hablar más.

-Espero que no des marcha atrás. Ya me he decidido empujada por ti. Piensa que si das marcha atrás, quizá yo no lo haga nunca más. Quizás yo haya descubierto que de vez en cuando, me apetezca otra polla. Me apetezca gozar del sexo de distinta manera. Como tú quieres de gocemos.

-Sería justo. Dije.

-Bien…. ¿Nada más?

-No. Dije guardando silencio.

-Entonces de acuerdo. Después de Reyes iremos al sex-shop. Ahora disfrutaremos las navidades con nuestra familia y nuestros amigos. ¿Y ahora quieres que te haga una gran mamada?.. Me dijo.

-¿Ahora? Pregunté a una Avi desconocida para mí hasta entonces.

-Si. Me apetece chupártela y que te corras en mi boca. Dentro. Hoy beberé tus jugos.

Me giré ligeramente hacia ella, bajé mi pantalón y ofrecí mi pene para que lo succionara. El sexo me perdía. Me vendía por una simple chupada de polla. Nunca había depositado mi semen en su boca. Jamás la había obligado a ello. Esta vez hasta lo tragó. Hasta eso cambió. Lo demás, lo que vino después, fue simplemente inolvidable. Con diferencia, esa era la vez que mejor me la había mamado mi mujer.

Por considerar más importante las anotaciones de Avi, omitiré dar detalles de lo que me pareció aquella conversación. Ella lo explica mejor.

Extracto del diario de Avi….

Había comprendido todo. Ron quería más, necesitaba más. Aquél lugar rodeada de pollas me hizo desear más. Lauri rivalizaba conmigo en belleza. Me alegré por Ron. Una entrega así sólo se ejecuta con alguien al menos con una belleza similar a la que uno posee. Juan no era merecedor de tan alto standing. No esa noche. Al menos esa noche no era para el. Ni Ron se merecía un cuerpo depilado como el de María. Lauri fue la clave. Loren se ofreció pero yo no acepté. Cierto es que pensé no privarme de un pene similar, negro, grande como el suyo. Todo tenía que llegar. Y llegaría. Pero esa noche, en contra de los propósitos de Ron, era de el. No mía. Mientras me masturbé después de ducharme gesté la idea. Comprendí perfectamente lo que necesitaba. Si, lo necesitaba. Necesitaba darme a otros y ya que mi marido era tan liberal decidí aprovecharlo. Me sentía una puta. Pero me gustaba. Esa sensación de poderío que se afianzó en mí me embriagaba de excitación. Había dejado de ser la sencilla y amante esposa de su admirado marido.

Quise acompañarle a ese club swinger. Me llevaba hablando de ello tiempo. Me sentía sucia por haber sido infiel en aquel lugar del que era propietario Zusko. Se lo dije. Le tenía cierto respeto. Reuní todas mis fuerzas y acepté. Predispuesta para la experiencia vestí mi cuerpo con aquellas medias, aquél tanga….la llegada al local aceleró mi pulso. Lauri nos recibió como a una pareja más. Aquella prueba a la que tuve que someterme cuando me desnudé delante de aquellos dos viejos me ruborizó. De espaldas a ellos quedé desnuda ofreciendo mi trasero a sus ojos lascivos. Tanto cuerpo viajando por aquellas salas, tanto cuerpo desnudo tuvo un efecto positivo en mí. Liberé ciertos prejuicios y acepté de buen grado mi desnudez y…..la comencé a disfrutar. No era la única mujer. Habría unas 12 o 13.

Esa pareja, Juan y María, anfitrionó nuestra estancia. Ahí se le empezó a escapar de las manos a mi marido su idea. El quería controlarlo todo. Con la visita al Glory Hole, de la que yo ya sabía que existían lugares así, empecé a excitarme. Aquellas mujeres liberadas de ataduras matrimoniales, prejuicios sociales, impulsaron mi candidez hacia la calle y me inserté en mamar un pene deseoso. Sabía que no era el de Ron. Lo conozco demasiado bien. Pero lo hice. Mi boca se abrió y la felación dio paso a la eyaculación del tipo. Mentí a Ron. Sentía vergüenza de que descubriera lo volátil y superflua que había sido. Esa manera de conducirme era extraña para mí. Tal vez Zusko impulsó algo más que su polla dentro de mí. Cada vez me encontraba más excitada. Jugué con Ron. El reveló, con su sinceridad de siempre, cómo había participado activamente en el Glory Hole. No se lo podía reprochar. Yo no.

Nuestra visita al baño fue un punto de inflexión. Aquellos dos tipos observando como orinaba consiguieron que mis pezones se izasen. Me sentí una exhibicionista. Y me gustó. Lo disfruté. Aquella cara desencajada de Ron me dio alas. Tantas que quise arriesgar más. Juan y su mano violentaron mi pudor irrumpiendo con su dedo dentro de mis entrañas. No era el hombre soñado para ofrecer a Ron una perspectiva excitante. Por eso callé. Aquel pene depilado llamaba mi atención, no por su grosor ni tamaño, si no por su depilación. Harta de tropezar con el vello de Ron cada vez que se la mamaba le obligué a depilárselo a partir de aquel instante. El atendió mis ruegos y un día apareció con una depilación efectiva. Pero Juan no era el hombre a quien yo permitiría que se solazase con mi cuerpo en presencia de mi marido. A el, las ganas no le faltaban. A mí, quizás tampoco. Una vez puesta, cualquiera hubiera servido para entregar a Ron en bandeja de oro lo que tanto le excitaba.

Nunca bebo. Nunca bebía. Ahora ya voy tomando alguna cosilla hasta coger el punto. No soporto el olor del aliento mezclado con alcohol. A Ron se lo paso, es mi marido. Aquélla noche me excedí. Ron y miel. Ron y yo. Mi marido áspero como la bebida y yo dulce como la miel. Aquella coincidencia de nombre semejante al de mi marido era una cita significativa. Se me revolvió el estómago. No le di importancia. No quería frustraciones por parte de Ron y le pedí que me follara. Aquella habitación nos vino que ni pintada. Quería que alguien se hubiera sentado en el lugar que acabábamos de abandonar cuando nos fuimos a la habitación. Deseaba que me vieran follar con mi marido. Como en el sueño de el. Me mostraría haciendo gala de mi cuerpo y sería osada en mis gemidos.

Me mojo rápidamente. Tengo más de cien bragas y tangas. Algunas las tiro después de usarlas una vez. El flujo se apodera del algodón o del nylon y las desecho. Soy activa sexualmente y predispuesta al placer. La excitación acompaña mi cuerpo. Recuerdo una vez, que por rara y única la mencionaré, que andaba charlando con Ron. El me contaba que se había masturbado en el baño un día. Me dijo que había cerrado sus ojos y se había inspirado en una escena donde me incluía. Aquella escena mostraba a tres personas en el bañó de nuestro chalet. Ron, su hermano y yo. Los tres desnudos en la bañera. De pies. Sin tocarnos. Enjabonando nuestros cuerpos. Lavándonos después de un día de calor. Aquello le excitaba y su pene demandó caricias. La eyaculación llegó cuando su hermano me puso cara a la pared y me insertó aquella polla similar a la de Ron. Reconozco que me excitó tanto que me corrí. Allí sentada en nuestro sillón. Sin tocarme. Sólo con sus palabras. Era como cuando te corres en sueños. El orgasmo llegó ahogado. Ron se dio cuenta. Recuerdo el abrazo emocionado que me dio después cuando terminé de contarle lo que había sentido. Me mojo fácil. Humedezco mis bragas sin darme cuenta. Eso hace que las tire. Y aquella noche quería follar con mi marido. Estaba demasiado excitada y demasiado mojada para reprimir mis deseos. La toalla dónde me sentaba era testigo de cuanto digo. Ese lugar de gente desnuda, de formas distintas, no contribuía a mi serenidad precisamente. En un inventario mental recordé al menos 10 o 12 penes visitados por mis ojos. Era demasiado. Sentir las miradas de aquellos hombres, aún teniendo uno a mi lado, vanagloriaba mi vanidad hasta cotas extremas.

La llegada de Lauri y el miembro que arrastraba para que la fundiera me confundió. Mis síntomas se manifestaron más y me sentí ebria. Mareada. Con mal cuerpo. Perdí el control de lo que pasaba. Ellos tomaron posesión del lado derecho de la cama y nosotros del izquierdo. Quería ser follada por Ron. Se lo pedí en varias ocasiones. Me presté a ello a la vez que no quitaba ojo a esa chica y a su acompañante. Verdaderamente Loren tenía una tranca especial. Luego llegó la iniciativa de Lauri. Ron la deseaba. Yo lo sabía. ¿Le podía privar de gozar de ese cuerpo cuando yo había gozado en brazos de otro hombre? Al menos yo estaría allí, con el. Las manos de Loren acariciando mis pechos no comunicaron nada ni a mi cuerpo ni a mi mente. Aunque reconozco que ese paso que di al permitirle que me tocara se debía a la paridad con Lauri más que a mi propio deseo. Observaba entre mis párpados la figura de Lauri cabalgando a mi marido. Aquella escena me producía excitación, dolor, celos, extrañeza, pena, rabia, alegría, complicidad. Pero todo a la vez. Todo junto. Me humanicé con su polvo. Ron no estaba en ello. Su mente estaba conmigo. Su cuerpo lo había tomado Lauri.

Las manos de Loren acariciando mis pechos, mi vientre, mi sexo, aún provocaban en mi mente más sentimientos dolorosos que pasionales. La sensación de solidaridad con Ron hizo que llorara.

En ese justo momento opté por lo difícil. Decidirme. Y lo conseguí. A partir de ese instante sería más solidaria con mi marido. Comprendería más sus deseos. Acompañaría sus devaneos con mi cuerpo. Le entregaría mi voluntad. Y practicaría sexo como y donde el quisiera. Faltaba rellenar el vaso con esa gota que lo colmara y derramara el líquido sobrante. Zusko Petrov nos la iba a proporcionar. Comprobaría si mi marido era capaz de soportar y aceptar lo que al parecer tanto deseaba. Yo estaba dispuesta. Yo le amaba y quería ofrecerle lo que tanto deseaba. Ya le comprendía, si no en la totalidad, si al menos en los aspectos importantes. Sólo nos faltaba arriesgar. Yo, tal vez pensando más en el sexo que en Ron, estaba dispuesta a arriesgar todo. Zusko iba a ser mi primer amante consentido. Yo me encargaba de ello. De la noche a la mañana…..yo era otra.

Continuará….

Coronelwinston