Diario a dos (12/30: Falo de barro)

Un matrimonio compra una vivienda en una zona residencial. El marido descubre en la buhardilla un libro olvidado. En una reunión social con unos amigos, dan lectura a sus páginas. Esta es la historia de Avi y Ron.

Un matrimonio compra una vivienda en una zona residencial. El marido descubre en la buhardilla un libro olvidado. En una reunión social con unos amigos, dan lectura a sus páginas. Esta es la historia de Avi y Ron.

DIARIO A DOS

Capítulo 12 (Falo de barro)

Diciembre, domingo 21, 3,30 h.

Extracto del diario de Avi….

Que Ron se había dado cuenta de lo que allí, bajo la mesa había ocurrido, era lógico y más después de la conversación que mantuvimos aprovechando la ausencia de esa pareja. Se mostró dignamente y aunque nuestra retirada no fue del todo adecuada por la forma en que se produjo, al menos no fue violenta. Inmediatamente salimos de aquella sala dónde habíamos estado con Juan y María. Nuestras toallas descansaban encima de nuestros hombros. Pasamos cerca de Lauri que hablaba con un señor bastante mayor y cuyo pingajo parecía el chupete de un bebe. Yo diría que era el decano del lugar. Su pecho estaba lleno de vello canoso. Lauri nos dirigió una sonrisa cuando pasamos a su lado, cosa que Ron no pudo advertir, o su bourbon no le dejó advertir. Con las copas en la mano, nos dirigimos a un lugar más apartado.

Tomé a Avi de la mano y me encaminé con ella hacia el banco que acababa de ver antes que otros culos ansiosos nos dejaran sin el. Una vez extendidas nuestras toallas nos sentamos. Ciertamente era un lugar privilegiado. Estaba enfrente de una habitación. Y en esa habitación había una cama. Y en esa cama dos personas. Una pareja desnuda sobre la cama se abrazaban y se besaban. No era culpa nuestra que pudiéramos observarles, todas las habitaciones carecían de puertas. La única puerta que recuerdo era la de entrada al local y tal vez otra que creo haber visto en mis desplazamientos. Y las de las taquillas donde dejamos nuestras ropas, por supuesto.

-Cuéntame que ha pasado con Juan. Pregunté a Avi casi con desesperación.

-Nada Ron. No me he atrevido. Me ha faltado valor.

Extracto del diario de Avi….

Evidentemente no dije nada de lo que había pasado con Juan. Fui mentirosa una vez más. Traicioné mis deseos de no mentir más. Me creí venial y no quise frustrar a mi marido diciéndole que le había privado de una imagen por la que el suspiraba sin cesar. Ver a otro usurpar mi cuerpo. No era lo mismo contárselo yo que verlo el con sus propios ojos. Ver como ese dedo de Juan se introdujo en mí con cierto descaro le hubiera proporcionado una excitación que hubiera acabado en corrida de inmediato. Lo sé. Ya sabía muchas cosas. Aprendía rápido. Tal vez me ayudó el ron con miel. Tal vez.

-¿No ha pasado nada entonces? Pregunté.

-No. ¿Hubieras deseado que Juan me tocara?

-Ya te dije que hicieses lo que tú quisieras. Pero me alegro que no haya pasado nada. No me gustan esos dos…..hice una pausa, para estas cosas.

-Se les notaba ansiosos y dispuestos a tener un intercambio con nosotros. Dijo ella.

-Lo sé. Pero ella no es mi tipo y la verdad, quiero algo mejor para ti.

-Tal vez nos hemos alejado de ellos muy desagradablemente. No sé. No he podido evitarlo Ron. Estaba cansada de estar allí.

-No tiene importancia. Yo tampoco me encuentro muy bien. ¡Jodido bourbon!

-No te creas que yo ando muy allá. No bebo nunca y me he tomado tres copas de ron con miel. Aunque es una bebida más floja que el bourbon o el wisky, me noto como algo ida. Es demasiado empalagosa. Debería haber seguido con mis zumos de siempre. No estoy acostumbrada al alcohol.

-¿Pero te encuentras bien ahora? Pregunté.

-Mejor que tú. Ya no tomaré mas copas. Y tú deberías hacer lo mismo. No podrás disparar como dice María.

-En media hora estoy nuevo. Ya lo sabes. Tampoco estoy borracho. Sólo pesado. Bueno, y con el punto justo.

-¿Cuándo nos vamos a casa? Preguntó Avi.

-En un rato. Veo que al final no vamos a hacer nada. Y para colmo esos dos me han enfriado.

-¿Te has enfriado? Me preguntó.

-Un poco. Y encima no te has dejado meter mano por Juan….

-¿Y si lo hubiera hecho y yo no quisiera decírtelo?

-No me gustaría. Sabes que no soporto las mentiras.

-No lo hizo. ¿Pero te gustaría que lo hubiera hecho?

-Probablemente. Tampoco era el momento. Pero imaginarme esas manos tocando tu coño…..Ufffffff. Está visto, te vas a ir de aquí igual que has venido. Dije con resignación.

-Aún no nos hemos ido Ron. Dijo besando mi cuello.

-Pero nos vamos a ir en un rato. Ya me cansa esto. Me siento agobiado.

-¿No quieres verme follar con un tipo de los que se pasea por aquí?

-No lo harías. Has tenido tu oportunidad con Juan. El lo deseaba. Dije fingiendo desencanto.

-Tal vez podría haber sido. Dijo Avi con la mirada perdida.

-¡Hombre, no es el tipo que yo deseo! Pero eres tú a quien tiene que agradar. ¿Y no te agradaba, no?

-No tanto como para eso. Dijo sin dudar.

-Bueno, en cualquier caso ya está. Se han quedado allí y nosotros aquí. No me gustan los listos y Juan, a pesar de ser buena gente, es un poco listo.

-¿Por qué lo dices? ¿Te ocurre algo?

-Esa forma de halagarte, tus pechos son preciosos, tu cuerpo……dije remedando una voz cursi.

-¿Pero eso te gusta, no? Me preguntó ella.

-Si. Pero no es necesario que Juan lo diga. Yo sé que estás de cine. ¡Bah, no me hagas caso!

-¿Te ocurre algo? Me preguntó de nuevo. Te noto frustrado.

-No. Es sólo que me enfrío. Por un momento pensé que ibas a dejar que te metiera mano. Es lo que me dijiste y me había hecho ilusiones.

-¿Y eso te frustra? ¿El que no lo haya hecho?

-No. En realidad no. Pero me había hecho ilusiones de ver algo grandioso. Espectacular. Aunque tal vez haya sido mejor que no ocurriera nada. ¿Sabes una cosa?

-¿Qué?

-Cuando hace unos meses empecé con esta historia en mi cabeza, no imaginé que un día como el de hoy, a cuatro días de las navidades, estuviéramos en un lugar de culto al sexo.

-¿Pero era lo que querías, no?

-Si. Pero no me creí capaz de traerte a un sitio como este. No porque yo no quisiera, si no por que tú eras reacia. Hasta esta misma tarde no lo he tenido seguro. Y ¿Sabes algo más?, me sorprendes.

-Bien, me has traído aquí. Estamos aquí. Desnudos. Nos mira la gente. Estamos rodeados de pollas. Cuerpos desnudos. Y además estoy excitada….

-Se te ve en la cara. ¿Sabes? Cuando estás así, con ganas de sexo, te lo noto en la cara. Siempre lo noté. Estos últimos años, desde que nos casamos, siempre lo supe.

-¿Y que ves? Dijo apoyando su codo en mi hombro.

-Veo, veo…..una polla erguida dibujada en tu frente, Jajajajaja. Dije riendo.

-Bobo. Siempre de broma cuando quiero hablar en serio.

-No lo sé Avi. Lo noto. Es todo lo que te puedo decir.

-¿Y ahora como me notas? Me preguntó ella seductoramente.

-No sé. Tal vez con ganas de irte a casa. De que te folle.

-¿Y no te gustaría? Me preguntó ella.

-¿Follarte?

-Si.

-¡Claro que si! ¡Cómo no me va a gustar follarte! Me considero un privilegiado por tener la oportunidad constante de abrazar un cuerpo como el tuyo. Estoy enamorado de ti. Te quiero como jamás pensaría que llegaría a querer a alguien. Sabes que eres todo para mí. Mi pequeña Avi. Dije con cara de gilipollas y babeando. ¡El jodido bourbon! Le echaba la culpa de todo. De mis frustraciones y de mis impaciencias.

Avi se lanzó. Fue de su agrado mi frase. Aunque era vieja y conocida. Su mano descendió a mi entrepierna y mi polla fue abrazada por sus dedos.

-¡Follemos Ron! ¡Fóllame aquí mismo! Aunque nos vean.

-¡Joder pues si que estás cachonda!

-Si. Lo estoy. Mira, dijo llevando mi mano hasta su grieta, estoy empapada. Creo que hasta la toalla está mojada.

-No hay ninguna habitación libre. ¡Y no nos vamos a poner a joder aquí en este silloncito!

Y ahí se produjo el milagro. La pareja de energúmenos que ocupaban la habitación que estaba enfrente de nosotros, recogió sus sábanas y se marchaban. No habían hecho nada de nada. Al menos yo no les vi.

-¡Mira Ron, esos se van! ¡Vayamos ahí y follemos!

Sus constantes caricias en mi pene habían conseguido una erección aceptable. Valoré follármela allí. Decidí que si. Que lo haría. Ella quería y no se preocupaba de que alguien nos pudiera observar. Si. Era excitante que nos vieran follar. El trío que yo deseaba se produciría en otro momento. Dejaría aparcadas mis fantasías y me centraría en atenderla a ella. Ya había conseguido mucho aquella noche. Demasiado para lo que podía esperar.

-Si. Voy a por unas sábanas. Dije. Ocupa la habitación antes que venga alguien.

Raudo me levanté y caminé hasta la barra del bar. Allí estaba Pilar. Pedí unas sábanas y ella me entregó una bolsa de plástico en cuyo interior había una sábana doblada. De regreso encontré a Avi sentada sobre aquél colchón que estaba cubierto por una funda de plástico.

-Ven, túmbate aquí. Me dijo señalándome su lado una vez hubimos extendido la sábana.

-¡Joder Avi, estas irreconocible! Dije.

-Yo no soy menos que nadie. Todo es ponerse como tú dices. Agradéceselo al ron con miel.

-Ya veo, ya veo. De pronto se te ha pasado todo tu corte y todo tu temor. Dije.

-¿No me prefieres así? Dijo sonriendo.

-¡Claro que sí! Contesté mientras me tumbaba y la dejaba que ella tomara mi polla en sus manos para metérsela en la boca. ¡Joder Avi, si sigues así no voy a durar ni un minuto!, tranquila, yo también estoy muy excitado y me puedo correr sin darme cuenta.

-Está bien, lo haré lentamente. Recreándome. Dijo ella a la vez que aflojaba la intensidad de las lamidas.

Acabábamos de comenzar con lo que yo suponía una follada intranquila. Sabía que Avi estaba muy excitada. Pero también suponía que si descubría a alguien mirándonos se vendría abajo. Una sombra nos perturbó ligeramente. Allí de pies parecía una figura inquietante, hasta que me di cuenta del porqué de su presencia allí. Era Pilar. Venía a cambiar el cenicero y a traernos dos falos llenos de bebida. Los depositó en la mesa que había al lado de la habitación y salió de allí diciendo algo que casi no entendí.

-Os invita Lauri. Es un combinado.

-¿Y a esta que le pasa? Dije.

-Ha traído más pollas. Dijo Avi sonriendo al observar el recipiente que albergaba aquella bebida humeante.

Y en verdad eran más pollas. Mis rivales. Aquellos recipientes eran una réplica de un falo de barro en cuya punta no había agujero. El glande estaba cortado por la mitad dejando una bocana para poder beber con moderación. Pero era curioso tomar aquello en la mano y llevárselo a la boca.

Avi tomó aquella polla en la mano y bebió su líquido. Era un cóctel de zumos que probablemente llevaba ron y algún otro licor más. Estaba bueno. Y a pesar de que salía humo de su bocana, estaba helado. A mí me vino de maravilla. A Avi no tanto. Volvió a mi polla. Sin apenas tregua succionó como poseída. Observé si teníamos admiradores mirando. No había nadie que hubiera sentido deseos de observarnos follar. Eso me agradaba. Ahora ya sólo estaba centrado en esa polla de barro y en el coño de Avi que era constantemente manoseado por mis dedos. Por un momento temí que Avi se atragantase con mi pene. Su felación era violenta. Requerí su atención.

-Si. ¿Oye, por qué no me das un cigarro, ahora que nos han cambiado el cenicero? Pregunté como instándola a que dejara de succionarme pues me estaba poniendo nervioso al ver la forma en que me la chupaba.

-Vale. Yo también fumaré. Dijo Avi a la vez que extraía dos cigarros del paquete de Winston que había sobre lo que parecía una mesilla.

-¿Qué cambio has experimentado Avi?, me lo he perdido. De no querer nada a esto. Dije.

-Pues no lo sé exactamente, me dijo sentándose encima de la cama con las piernas dobladas hacia su pecho. A lo mejor es que estoy harta de ver tanto cuerpo desnudo, tanta teta, tanta polla, tanto coño, todos restregándose. No lo sé. Pero bueno como tú decías, si vas al bingo, juegas algún cartón, si vienes a un sitio como este, seguro que acabas follando.

-Deberías haber follado con Juan….

-Quería estar contigo. Contestó ella.

-¿Los dos sólos? Pregunté.

-¿Cómo los dos sólos, que quieres decir?

-Eso, que si no quieres que haya alguien más con nosotros. Dije abusando de la predisposición de Avi.

-No. Necesito que me folles tú. Quiero ser tuya. Quiero sentirte dentro. Quiero que te corras y saques toda la leche que llevas dentro de esos cojones. Bueno, la que te quede después de haberla desperdiciado en el Glory Hole ese.

-¿No te importa que te vean tan loca como te has puesto?

-¿Quién? Pregunto ella. No me conoce nadie. Es una ventaja.

-Cualquiera que se siente en el sillón de ahí enfrente.

-Me da igual. Con público será mejor. Seguro. Estoy totalmente desinhibida. Es esto lo que querías y ya lo tienes.

-¿Estas segura?

-Claro. Dijo a la vez que se hincaba de rodillas y se agachaba a mi entrepierna para meterse nuevamente mi cipote en su boca.

-¡Joder, no me das descanso!. Protesté sin convencimiento.

-Ahora quiero que me comas el coño tú.

-¿Ahora? Pregunté.

-Si. Ahora cuando acabe yo.

Dos sombras volvieron a nublar la luz rojiza que emanaba de un lado de la pared, y seguidamente, una voz familiar me hizo abrir los ojos.

-¡Hola!, saludó la voz, ¿Nos dejáis compartir esta cama con vosotros?, están todas ocupadas. Además mide tres metros. Habrá espacio para los cuatro.

-¿Lauri? Pregunté sin dar crédito.

-Si. Es que están todas las camas ocupadas. Este es mi amigo Loren.

-Hola, dijimos los dos a la vez un tanto estupefactos.

-Hola, contestó el.

Ante el silencio que siguió a los saludos, Lauri habló de nuevo.

-¡Bueno qué! ¿Nos dejáis compartir la cama?, Loren y yo tenemos ganas de jugar.

Avi me miró y yo a ella. Yo no sabía qué decir. Temía quedar otra vez en evidencia. Me apetecía la historia. Pero no era capaz de decir nada. Al menos, esa chica estaría allí y yo la vería a ella mientras follaba, cosa que me agradaba y deseaba. Y por otra parte…. ¿Quien alcanzaba saber que podría ocurrir?

-¡Pues claro! Hay espacio para todos, dijo Avi sorprendiéndome de nuevo. Mientras no nos rocemos, dijo riendo.

-¿No seréis racistas? Preguntó Lauri a la vez que miraba a su compañero.

-¡Oh no, por Dios!, era un expresión de broma. Contestó una viciosa Avi con rubor.

Continuará….

Coronelwinston