Diario a dos (08/30: Otro mundo)
Un matrimonio compra una vivienda en una zona residencial. El marido descubre en la buhardilla un libro olvidado. En una reunión social con unos amigos, dan lectura a sus páginas. Esta es la historia de Avi y Ron.
Un matrimonio compra una vivienda en una zona residencial. El marido descubre en la buhardilla un libro olvidado. En una reunión social con unos amigos, dan lectura a sus páginas. Esta es la historia de Avi y Ron.
DIARIO A DOS
Capítulo 8 (Otro mundo)
Diciembre, sábado 20
-¿Estas lista Avi? Pregunté desde el baño.
-Si. Creo que sí. Ven a darme el visto bueno. Estoy muy nerviosa. No me gusta desnudarme en público.
-No te preocupes. Ya te he dicho de lo que se trata. No pasará nada que no queramos que pase. Iremos a ver el lugar y si nos gusta nos quedamos, de lo contrario nos vamos. Pero nos quedaremos. Nos gustará. Estoy seguro.
-De eso es de lo que me da miedo. Dijo ella. De que te guste.
-¿Miedo? Pregunté un tanto incrédulo.
-Si ..no se .respeto bueno en realidad es a ti a quien tengo miedo. No me metas en ningún lío Ron. Te lo pido por favor. Te lo ruego. Dame tiempo.
-No te meteré en ningún problema del que no seamos capaces de salir airosos. Te lo juro Avi.
Me acerqué a nuestra habitación. Allí estaba ella, tan radiante como siempre. La contemplé embelesado. Confieso que se había vestido muy elegantemente. Yo no le dije que ropa debía ponerse, pero ella, una vez más, no me defraudó. Era nuestra noche. La noche que tanto había soñado.
-¡Estás preciosa! Exclamé con veneración.
-¿Te gusta como me he vestido?
-¡Por supuesto que si!
-Mira, dijo levantándose la falda para que yo viera en su interior un diminuto tanga transparente.
-¡Estas preciosa! Dije de nuevo al ver ese triangulo que dejaba distinguir su vello púbico recortado.
-¿De verdad voy bien así?
-Si. ¡No podías ir mejor!
Ella se había puesto para tal ocasión una camisa verde oscuro, con botones en su delantera y una falda, también de tono verde, fina y con volante en su bajo. Debajo llevaba su tanga negro transparente y unas medias que yo le había comprado el día de antes. Gasté una cantidad nada despreciable de dinero en esas medias, pero valía la pena. Eran ultra finas, negras, con un encaje superior del mismo color y un pequeño lazo en la costura. Compré dos pares. No quería errores ni accidentes.
-No sé. Dijo ella lacónicamente mientras se miraba en el espejo. ¿A que hora volveremos?
-No tengo ni idea. No sé a qué hora cerrarán. Y tampoco sé que nos deparará la noche. Es sábado, no trabajo hasta el martes. Podemos andar por ahí hasta ese día. Y si queremos prolongarlo, no habrá problemas. Ya sabes que mi trabajo me permite estas licencias.
-Lo sé, lo sé. Lo digo por llevarme una chaqueta. Estámos en invierno y hará mucho frío.
-No te preocupes. Iremos en el coche y lo dejaremos en el parking. Échate una en el coche por si tienes frío a la vuelta. Pero no creo que te haga falta. ¡Mejor prevenir que curar!
-Me llevaré esta, que también es verde. Por si acaso. Aunque supongo que en ese lugar habrá calefacción.
-No lo dudes. Estará acondicionado a la última.
Me acerqué a ella y la besé con ternura en los labios. Sabía mejor. Después de su desliz con Zusko había adquirido un esplendor distinto. Más erótico si cabe. Avi me olía a sexo constantemente. Y yo enloquecía por momentos. Ya no era dueño de mis sentimientos. Sólo deseaba verla gritar de placer mientras otro la elevaba al orgasmo a la vez que ella me miraba. Sólo deseaba la intimidad de un trío. Me sentía como poseído. Con ganas de consumar todo.
-¿Estas dispuesta de verdad? Pregunté girando una vuelta de tuerca más.
-No empieces Ron. No te atormentes y tampoco lo hagas conmigo. Estoy vestida para irnos. Si. Estoy dispuesta. Estoy dispuesta a conocer ese lugar del que tanto me hablas. Pero no me metas en líos Ron. Vayamos despacio. Poco a poco. Todo llegará. Ya estoy más preparada para ello.
-No te arrepentirás, ya lo veras. Dije tan alegre como un niño con zapatos nuevos.
Volví a besarla en los labios y la tomé de la mano a la vez que me encaminaba con ella hacia la puerta de nuestra casa.
Cerré con llave, activé la alarma y salimos a la calle. Miré mi reloj. Eran las 7 de la tarde. En media hora estaríamos allí. Por fin lo había conseguido. Llevaba a Avi a un lugar del que difícilmente podría escapar sin satisfacer mis deseos. Aunque Avi ya no era la misma. Ahora, ella también quería jugar. Ahora ella se mostraba más mujer. Y más reservada conmigo. Notaba un aire extraño en su forma de ser.
Llegamos a la puerta de aquél lugar. Yo dudaba que esa fuera la puerta. Una puerta negra, recia, con un video porteo y dos botones para llamar. Una placa metálica que decía "Rastros" y eso era todo. Eché un vistazo alrededor para ver si había una cafería o un bar. Nada. Consulté mi tarjeta y leí ."Rastros, C/. Astros nuevos, núm. 3, club Privado". No había duda, era el sitio. Era allí. Miré a Avi. Ella estaba un poco nerviosa. Llamé al pulsador que me pareció más adecuado. Unos segundos, dos, tres, cuatro a lo sumo, la puerta negra se abrió para nosotros.
-Buenas tardes. Nos dijo una joven de similar edad a la de Avi y con aspecto de acabar de salir de una portada de revista del playboy.
-Hola, buenas tardes. Contesté.
-¿Venís sólos? Preguntó la joven.
-Si. Si .venimos sólos. Dije a la vez que entrábamos y la puerta se cerraba tras de mí.
-Yo me llamo Lauri. Dijo dándonos un beso a cada uno.
-Encantado. Dije. Ella es Avi y yo soy Ron.
-Es un placer . Avi y Ron. ¿Es la primera vez que venís, no es cierto? ¿No recuerdo haberos visto por aquí?
-Si. Si .es la primera vez. Venimos un poco a ver como es este lugar y como va esto. Hablé contigo el otro día para que me informaras un poco. Creo que fue contigo. Lo siento, no recuerdo el nombre de la persona que me atendió por teléfono.
Nos encontrábamos entre la puerta y unas gruesas cortinas de tela, lona o algo parecido. Allí se produjo nuestra presentación. Del otro lado de las cortinas se oían diversas voces, no muy altas, pero el murmullo era intenso.
-Creo que recuerdo. Fui yo. Bien. Esto es básicamente, bueno me imagino que ya lo sabéis, un club de intercambio, liberal y privado. Un club swinger. Hoy tenemos la fiesta nudista. Estamos toda la semana, excepto los domingos. Tenemos que descansar nuestros cuerpos, dijo con complicidad mientras nos sonreía, todos los días tenemos algún tipo de fiesta. Hoy toca la naturista. Si me acompañáis os enseñaré esto.
Ella abrió las cortinas y el espectáculo que se nos presentó me hizo pensar que aquella chica no encajaba en el lugar. Ella iba vestida.
-Seguirme. Dijo muy resuelta caminando entre cuerpos desnudos. Como veréis todos están desnudos, hoy es la fiesta nudista. ¿Estáis casados?
-Si. Si. Contesté a la vez que trataba de no mirar descaradamente algún cuerpo cercano.
-Os lo digo por que de vez en cuando viene algún hombre con una prostituta. Finge que está casado con ella y en realidad lo que hace es pagarla para que le acompañe y el pueda tener una oportunidad. Pero ese no es vuestro caso. Se os nota.
-Desde luego que no. Dije un poco molesto ante tal suposición.
-No. Si a nosotros no nos importa. Como veréis, hay más chicos que chicas. Lo único que las parejas no pagan nada y las invitamos a dos copas, los chicos sí pagan. Las Chicas no. Ellas entran gratis.
-¿Vendrá más gente? Pregunté.
-Desde luego que si. Bueno, mirar
En la sala habría unos 20 hombres y tal vez dos o tres mujeres. No sabría decirlo. Mi mente se perdió entre cuerpos del mismo color corporal. Las pollas deambulaban flácidas en un baile lento y cansino. Los cuerpos se movían mansamente cubriendo los cuatro o seis pechos desnudos de aquellas osadas mujeres.
- ..esta es la sala principal. Esa es la barra del bar. Esas dos chicas son mis compañeras. Ellas también están vestidas como podéis apreciar. Dentro de un rato, también nosotras nos desnudaremos, a eso de las 9, que es cuando de verdad empieza esto y cerramos la puerta y ya no recibimos a nadie. Hasta esa hora no para de llegar gente como vosotros y algunos de los hombres que están aquí se marchan. Si queréis tomar algo os acercáis a la barra y lo pedís. Ellas o yo misma os lo serviremos. Esta sala, dijo girando hacia la derecha, es la mazmorra. Ahora, seguidme, os llevaré al Jakuzzi.
Echó a andar otra vez entre los cuerpos desnudos que nos miraban discretamente y nos acercó a una sala oscura. En medio había un jakuzzi y dentro un hombre dándose un remojón.
-Esto lo podéis usar cuando queráis. Aunque esté ocupado. Si queréis daros un baño, y hay alguien dentro, podéis entrar también. Cada uno va a lo suyo y todo el mundo es muy respetuoso. Ahora os llevaré a las salas importantes. Es decir, son sólo para tener encuentros sexuales. Esta, dijo indicándonos una habitación, al igual que el resto, son única y exclusivamente para tener encuentros sexuales. Su ocupación es libre, pero para tal fin como exclusivo. Como veréis hay unas grandes camas en ellas, son para los intercambios o los tríos etc. Este pasillo, el pasillo francés, está dedicado al Glory Hole. Aquí los chicos se acercan y meten sus miembros por los agujeros pequeños. Del otro lado de la pared están las chicas, que sin saber a quien, pueden hacer una felación, o las que quieran, a cualquier pene que asome por el agujero. Es divertido. El chico espera la boca de ella. El se lleva una mamada y ella no sabe a quien se la ha hecho. Y él tampoco, claro. Bueno, me imagino que ya sabéis de qué se trata. Los agujeros grandes son para lo mismo, pero aquí es donde la mujer es la que espera. Como veréis estos agujeros son más grandes. Objetivo, que quepan las dos manos del hombre y así la pueda tocar sin que ella sepa quien la toca. También hay unas banquetas rectangulares como veis. Sirven para que la mujer se tumbe y ofrezca su sexo a los hombres. Ellos la pueden masturbar sin que ella sepa quien lo hace. Incluso aquí se permite la penetración. Se da el caso, bueno se ha dado el caso, que de un lado ha estado la mujer y del otro el marido. Y ni se han enterado. Es muy divertido. Todo se basa en el sexo con total libertad. Nadie sabe nada, excepto lo que ha sentido en su cuerpo. Debéis probar esta sala. Es la primera que visitan las parejas primerizas como vosotros y que se quieren soltar. Bueno, la segunda. La primera es el Yakuzzi. Bueno y esto es básicamente todo. Como veréis no hay puertas. No tiene sentido. Cualquiera de las personas que están aquí puede entrar en cualquier sala, a participar si es invitado, a mirar si quiere. Es decir, si estáis en una sala, sólos o acompañados haciendo un trío o un intercambio, algún hombre de los que están fuera puede entrar, sentarse en este banco y mirar, y si le invitáis a participar, lo hará con mucho gusto... En aquel rincón tenemos unas taquillas. Os daré una llave, os podéis desnudar y dejar vuestra ropa y objetos personales dentro. Encontrareis unas zapatillas y una toalla. La toalla no es para que os cubráis, es para secaros, o para que la pongáis en el lugar donde os sentéis. Es por higiene... Por ser vuestra primera vez, os invitaremos a dos copas para cada uno, gratis. El resto de copas cuestan 10 euros. ¿Alguna pregunta?
-No. Dije mecánicamente a la vez que trataba de asimilar la información de Lauri.
-Está bien ¿Os quedáis? Pregunto Lauri.
Mire a Avi. Ella estaba como perdida. Su cabeza no estaba allí. Parecía ausente y estresada por tanta y desvariada información. Yo alucinaba con lo que veía. No me había enterado de nada. O de casi nada. Lauri nos había explicado para qué era cada lugar de una manera genérica y rápida. Pensé que lo iríamos averiguando poco a poco.
-Supongo que si. Dije mirando a Avi.
-Bien. Lo pasareis bien. Recordar que nadie os molestará y que si queréis algo con alguien de aquí, basta con que os acerquéis y lo habléis abiertamente. Todos estamos para lo mismo. Si os ponéis de acuerdo, ya está. Venid, os entregaré una llave para qué podáis desnudaros y guardar vuestras cosas en las taquillas. Y recordar, este lugar es para disfrutar del sexo y para dar rienda suelta a las fantasías de cada uno. Dentro y fuera de la pareja. Nadie os obligará a hacer algo que no deseéis.
La seguimos con la boca seca. Nos dio dos llaves y nos llevó a las aludidas taquillas. La luz era como de color azulado y con poca intensidad. Se veía perfectamente, pero esa luz daba un aspecto sensacional al lugar.
-Aquí os podéis desnudar. Vuestras cabinas están al lado una de la otra. Poneros las zapatillas y coger las toallas, pero no os cubrías con ellas, nadie lo hace. Haríais el ridículo. La llave os la podéis poner en la muñeca de una de las dos manos. Como veréis llevan una gomita. ¿De acuerdo?
-Si. Supongo que si. Dije aún sin reaccionar.
-Ron ..lo pasareis bien. La gente es muy respetuosa y agradable. Y tú Avi saldrás satisfecha. Dijo mientras reía.
-¿Nos desnudamos aquí? Pregunté.
-Si. Claro. Dijo Lauri. Nadie os mirará o sí. Inhibiros.
-¿Y luego que hacemos? Dije.
-Os vais a la barra y tomáis algo. Luego, lo que queráis hacer. Si os apetece acostaros sólos, os vais a una habitación de esas que esté vacía. Os dejo, tengo cosas que hacer y es tarde. A las 9 cerramos la puerta. Tengo que atender a las demás personas. Luego os veré y charlaré con vosotros.
-Pero no conocemos .Me callé ante la estupidez que iba a soltar por la boca. Esa chica me estresaba.
-Un último consejo. Ir al Glory Hole. Es muy diver. Entrareis en calor. Pero después de la copa, ir al Yakuzzi. Os podéis llevar la copa si lo deseáis. Y Avi, una cosa más, los servicios son compartidos. Si tienes que hacer tus necesidades, no te extrañe ver hombres allí. Todo es natural. Un beso. Os veo luego cielos. También tenemos duchas. En los baños. Os dejo cariños.
Nos dejó allí compuestos o descompuestos, en especial a Avi. Ella me miró y yo a ella. Nos sentíamos en fuera de juego. Lejos de aquel lugar. Pero formando parte de el. El local estaba bien acondicionado. Había varias habitaciones, todas ellas sin puertas. En su interior se mostraban unas camas muy amplias. A ambos lados de cada cama había unos bancos. Supuse que eran para que la gente se sentara a observar a quien estuviera follando. Ninguna estaba ocupada. El pasillo del Glory Hole estaba protegido por dos puertas. En una había una señal que indicaba que era para los hombres, en la otra se decía para las mujeres. Con palabras muy descriptivas. Aquello parecía una cueva de rocas de cartón piedra. En las paredes, y sin similitud, había unas oquedades representando unas pequeñas cavernas. Dentro de ellas había una mesa circular y un banco en forma de media circunferencia. Daba la sensación que se podrían sentar cuatro personas únicamente. Me gustaba ese lugar. A mi querida Avi no tanto. Pero estaba dispuesta. Y eso era lo único que me importaba.
-¿Dónde nos hemos metido Ron?
-En un club de intercambio liberal. Dije.
-Yo no diría eso. Esto es una orgía de cuerpos desnudos.
-Haremos caso a esa chica. Quizás nos guste.
-¿Guste?, ¿Guste que tenga que ir a mear y me encuentre a un hombre desnudo con la picha en la mano meando a mi lado y viendo como lo hago yo? No Ron, eso no me gusta.
-Pues no mees.
-¡Como no voy a mear si acabamos de llegar y ya tengo ganas!
-Serán los nervios. Yo también estoy algo nervioso. No te preocupes, luego te acompaño y meas. Me pongo a tu lado y así evitamos que alguien se acerque a ti. Aunque no debemos empezar con remilgos. Esto es así y hemos venido a participar. No lo vamos a cambiar a nuestro gusto. Tomaremos lo que nos guste y lo que no lo despacharemos.
-Ron, quiero complacerte, pero tengo mis reparos a esto. No me imaginaba una cosa así. ¡Están todos desnudos!
-Ni yo. No te preocupes Avi, todo saldrá bien. Yo cuidaré de ti. Ahora no debemos llamar la atención demasiado. Parece gente maja y normal.
-¿Normal?, si llamas normal a esto .
-¡Claro que es normal! La gente que viene aquí viene a disfrutar del sexo. Como nosotros.
-Nosotros hemos venido a ver esto. Nada más.
-Y a participar. Te he traído aquí para que nos sintamos más cómodos, para que tomemos contacto con lo que buscamos. He pensado que será menos traumático y menos frío.
-No estoy yo tan segura Ron .
-Bueno, supongo que habrá que desnudarse. Dije. No haremos el ridículo. Aquí mismo. Aquí están nuestras taquillas. Dejaremos la ropa e iremos a por una copa.
-Pero Ron, hay gente aquí mismo. Dijo indicándome dos hombres desnudos sentados a unos dos metros de nosotros en un pequeño sillón.
-Da igual Avi. Nos van a ver desnudos de todas formas. Todos están desnudos. Ya lo has visto. Esto es lo que hay. Dije emocionado al ver que aquellos dos tipos iban a ver a Avi desnudarse en mi presencia.
-No sé. No me hace mucha gracia esto. Lo hago por ti. ¿Lo sabes?
-Claro mujer. Ya lo hemos hablado. Dije.
-¿Y a la gente ya veo que no la da vergüenza desnudarse y estar así? ¡Alucino!
-Pues no. De eso se trata. Es un club de intercambio dije a la vez que me desabrochaba la camisa.
-Me da cosa quitarme la ropa. Esos dos hombres están mirándonos. Me dijo. Y con descaro.
-Es lógico, dije en voz baja. Ponte de espaldas si eso te da más confianza y desnúdate. Yo casi estoy. Sólo me quedan los calzoncillos y los calcetines. Dije a la vez que metía de cualquier forma los pantalones en la taquilla. Avi esto es lo que es. Aquí la gente se muestra con lo que tiene. Lo exhibe orgullosa. Todos somos iguales.
Me bajé los calzoncillos y los tiré en el interior de la taquilla. Luego me agaché y saqué mis calcetines e hice lo mismo. Avi, había comenzado a desabotonarse la camisa lentamente, de espaldas a esos dos tipos que nos miraban y que tendrían unos 50 o 55 años cada uno. Parecían amigos, pues nos miraban y charlaban o cambiaban impresiones entre ellos. Avi terminó de desabotonarse la camisa y se la quitó dejando su sujetador a la vista de aquellos dos tipos. No parecía haber mucha gente por ese rincón. Dobló la camisa y la guardó en su taquilla a la vez que yo me ponía la llave de la mía en la muñeca izquierda. Seguidamente deslizó la cremallera del costado de su falda y se la bajó dando la espalda a los dos hombres que no paraban de mirar, pero ya sin hablar. La dobló y la guardó dentro de su taquilla. Después fueron las medias, primero una, luego la otra para lo cual tuvo que apoyarse en mí. Ella advirtió mi erección.
-¡Estás empalmado! Me dijo.
-Es que esto me excita. Me excita que esos dos no te quiten ojo.
-Así no vas a poder salir ahí fuera. Me dijo ella. ¡Qué vergüenza!
-No creo que eso importe. Ya lo has oído estamos aquí para el sexo. Supongo que nadie se escandalizará al verme empalmado. Aunque así será como llevar un cartel que diga "Quiero follar". Dije riendo un poco.
-Procura que se te baje eso. Yo no salgo contigo mientras lleves eso así. Dijo ella.
-Pensarán mal de ti por mantener mi erección.
-Tal vez se te arrime alguna de esas y te la baje. Contestó ella.
-No. Me la bajaré en el Yakuzzi y luego la meteré en uno de esos agujeros a ver si me la chupa alguien y me la levanta de nuevo.
-Yo me pondré del otro lado para adivinar cual es la tuya y mordértela. Dijo ella sonriendo a la vez que trataba de serenarse y asociarse conmigo en mi broma.
Estábamos de un humor aparente gracias a mí y gracias a los esfuerzos de ella por complacerme. Se sentía culpable de lo ocurrido con Zusko en la cabina. Me quería compensar por su desliz aunque ya la había dicho multitud de veces que estaba olvidado y que no me importaba. Necesitaba complacerme. Avi era así. Es de las que paga lo que debe. Y ella pensaba que me debía algo. Y yo encantado de cobrar.
Avi se desabrochó el sujetador y lo guardó en la taquilla. Sus pechos eran hermosos. Más hermosos con aquella luz tenue que nos invadía. Su tanga fue lo siguiente y último de lo que se desprendió. La fina prenda quedó alojada en la taquilla y cerró con la llave y se la colgó de su muñeca. Se giró y pudo ver a los dos tipos que muy entusiasmados con lo que acababan de presenciar, la sonrieron. En verdad estaba bella. Tomé la toalla de la mano y Avi se colocó la suya sobre el hombro con lo cual se cubría parte de un pecho. Absurdo por otra parte. Los dos tipos nos siguieron, bueno, la siguieron con la mirada hasta que se perdió de vista el negro pubis. Me sentí importante con ella a mi lado. Aunque de poco me serviría, pues lo lógico es que otro la disfrutara. Ese era el caso y el tema que nos había llevado allí. Al menos a mí. La gente que nos miraba comprendía la situación. Avi, quizás no. Quizás no entendía que había que darse a otro, a otros, a todos. Pero yo me encargaría de que lo entendiese y lo hiciese de verdad con ganas. Con ganas de gozar. Con ganas de sentir lo que yo sentía al ver como la deseaban. Nos encaminamos fuera donde estaba la mayoría de la gente. Hacia la barra del bar. Al llegar no pude apreciar si nos miraron todos o nadie. Allí parecía que cada cual iba a lo suyo. Realmente era lo mejor, así nadie se sentiría violento. Me acerqué a la barra y descubría a Lauri poniendo una copa, ella me miró y me sonrió a la vez que pasó revista a mi cuerpo deteniéndose unos instantes en la imagen que ofrecía mi polla semi erecta.
-Os atiendo enseguida. Me dijo guiñándome un ojo.
Confieso que ya estaba loco por que llegaran las nueve de la noche y esa chica se desnudara. Quería verla. Parecía tener, bueno no lo parecía, tenía que tener unos buenos pechos. No cabía duda. Su juventud había sido benefactora con ella. Miré a Avi que se protegía de las posibles miradas con mi cuerpo desnudo. Sus pechos rozaban mi brazo y eso no contribuía a bajar mi erección.
-¿Qué vas a tomar Avi?
-No sé. Una coca-cola. Me dijo.
-A ver si viene esa chica y nos atiende dije mientras la ofrecía un cigarro que ella aceptó para calmar sus nervios.
-Hola. ¿Que vais a tomar? Nos preguntó Lauri.
-Una coca-cola y para mí un bourbon con mucho hielo. Dije.
-Bebida fuerte para empezar. Dijo ella a la vez que se agachaba tras la barra para coger las bebidas.
Al levantarse y mientras servía las copas elogió a Avi.
-Hermosos pechos. Y hermoso cuerpo. Dijo arrancando la sonrisa de Avi.
Me pregunté si sería lesbiana y le gustaban las mujeres. Tal vez ya se había fijado en Avi. ¡Estaba tan apetecible!
-Aunque tu polla no está tampoco mal. Luego te la veré más despacio. Ahora estoy súper atareada. Aquí están vuestras copas. Daros una vuelta por el Yakuzzi. Es muy relajante beber allí. Se relaja la mente y el cuerpo. Os veo tensos. No te preocupes mujer, el primer día es así para todos, nadie te hará nada que no quieras que te hagan. Y a tu marido tampoco. ¿Aunque a mi me dejarás que le haga algo verdad? Dijo sonriendo.
Avi calló y no dijo nada. Yo imaginaba a esa chica chupándome la polla hasta hacer que me explotara. Era perfecta la condenada. Ya lo creo. Carne fresca. O sin serlo, para mí, lo era. Pero ese último comentario de Lauri no fue del agrado de Avi.
Nos sirvió las bebidas mientras yo miraba a sus dos compañeras. Ambas eran mayores que ella. Pero no mucho más. Parecían muy dispuestas. También ellas iban vestidas. Con las bebidas en la mano nos dirigimos a toda prisa a un banco que vi vacío. Avi extendió en el asiento ambas toallas y nos sentamos. Teníamos una mesa al lado y depositamos allí las bebidas y el tabaco. Me sentía ridículo con el mechero y el tabaco en la mano mientras la totalidad de mi cuerpo estaba desnudo. Pero todo el mundo estaba igual. Los que fumaban también sostenían sus paquetes de cigarrillos con una mano. El precio del poder de la nicotina, pensé. Observé que nos miraban. Ella cruzó sus piernas. En especial, los pechos de Avi eran los más visitados por los ojos masculinos allí reunidos. Los más firmes del lugar .hasta el momento. Mi pene había vuelto a una posición más normal. Un poco morcillón aún, pero más normalizado. Nosotros también mirábamos a los demás. Pude observar a Avi como miraba los atributos masculinos de los allí presentes. En la barra había una pareja hablando. Mujer de unos 50 años y hombre de unos 30. En otro banco cercano al nuestro, otra joven de unos 30 años tal vez, se afanaba hablando con tres tipos a la vez. Sólo hablaba ella. Ellos escuchaban y admiraban el cuerpo de ella. Parecían unos babosos. También tenía los pechos firmes como Avi. Sus nalgas no eran demasiado prominentes. Bajé su puntuación al observar el detalle. Los tipos andaban medio erectados. Supongo que debido a la conversación que mantenían. También les bajé la puntuación, que si en un primer momento me pareció de notable, ahora era de simple aprobado. No me gustan los babosos. Hay que ser digno hasta en esos lugares.
-¿Que te parece esto? Pregunté a Avi.
-Irreal. Una orgía romana. ¡Joder no sé que hacemos aquí! Dijo ella. No pensaba que esto era sí.
-Vamos a dar un paseo por ahí a ver que vemos. Dije.
-No tengo ganas de andar por hay desnuda y que me mire todo el mundo. Dijo ella.
-¡Joder Avi, todos están desnudos! Además nadie mira a nadie. Es como en la playa.
-Ya. Pero me da vergüenza.
Lauri se nos acercó y retiró de la mesa la botella de Avi y cambió el cenicero.
-Daros un paseo. Ir por ahí y hablar con la gente. Seguramente tendréis cosas en común. No os de vergüenza. La gente es muy respetuosa. No penséis que estáis desnudos. Yo misma y mis compañeras nos desnudaremos en un rato. Estáis muy bien físicamente. Nos dijo mientras echaba una mirada a mi pene morcillón. Cosa que no agradó a Avi, pues intuyo que vio un rival en esa chica.
-¿No parece que haya muchas mujeres? Pregunté.
-No. Eso parece. Pero aún puede venir alguna más. Queda media hora para que cerremos la puerta. Normalmente tenemos una media de asistencia de 20 hombres y unas 10 mujeres. Aunque a veces hay hasta 15 o 20 mujeres. Hoy seguro que alcanzamos la cifra de 10 o 12. Esta fiesta congrega a ese numero de mujeres. Nada despreciable. Suficientes para todos. Dar un paseo, ir a ver por ahí. Dijo muy animosa a la vez que nos abandonaba.
Avi y yo nos levantamos y echamos a andar. Confieso que me excitaba verla a mi lado desnuda, seguida por esa cantidad incontable de ojos, por los cuerpos que se movían de un lado a otro. Nos cruzamos con un joven muy arrogante. Tenía motivos. Su tamaño de pene era descomunal. Y estaba flácido. No sé que sería de aquello en estado de vigor. Avi lo miró y me lo dijo.
-¿Te has fijado en ese?
-Si. Vaya cacharro que tiene. Dije. ¡Lo ves como tú también miras .!
-Pero .trató de protestar.
-Anda, déjalo. Recréate en la polla del bambino ese. Parece un hercúleo.
-Eso cuando este duro tiene que hacer daño. A él y a la mujer que se lo meta. Dijo ella.
-¿Te gustaría que te la metiera a ti? Pregunté con malicia.
-¡Cállate anda! Mira en esa sala hay gente. ¿Qué son? Dijo mirando hacia el lugar.
-Son dos tíos. ¡Joder son dos tíos! Se la están tocando el uno al otro. Son maricas. Dije en voz baja, sin parar de mirar como ambos parecían estrecharse el pene a modo de saludo. Aunque realmente lo que estaban haciendo era acariciarse el uno al otro.
Allí en una de las habitaciones que antes habíamos visto había dos tíos desnudos de unos 60 años tal vez. Se estaban tocando sus pollas el uno al otro. Las tenían ligeramente duras. Nos miraron sin cambiar el gesto altivo de su cara. No dijeron nada. Nos dimos media vuelta y nos fuimos del lugar un poco violentados. Caminamos en dirección contraria y en otra de las habitaciones vimos un grupo. Era la chica del sillón, la que estaba hablando con aquellos tres tíos que ahora, estaban sentados en la cama con ella. No hacían nada, pero parecía que pronto lo harían. Los tres para ella. Se lo dije a Avi.
-Esa se lo va a hacer con los tres. La dije entusiasmado.
-¡Vaya sitio al que hemos venido! Vámos a sentarnos donde estábamos antes. No estoy cómoda paseando por aquí.
-¿Y qué quieres? Este sitio es para estas cosas. Es un club de intercambio.
-No quiero mirar. Vámonos a ver el Yakuzzi. Dijo ella. Habrá menos gente.
Nos encaminamos hacia la sala dónde se encontraba el Yakuzzi. Llegamos después de bordear la barra. Allí estaba el mismo tipo, creo yo, que cuando Lauri nos lo enseñó. Se lo comenté a Avi.
-Ese tipo se va a desteñir. Es el mismo de antes. Saldrá arrugado.
-Al menos nadie le ve desnudo. Dijo ella.
El tipo nos miró de arriba a abajo. No hizo ni un sólo gesto apreciable. Sus manos estaban dentro del agua y no pude apreciar si estaba tocándose o simplemente las descansaba flotando. Pero esta vez el tipo habló.
-¿Quieren entrar? Nos preguntó.
-¡Oh no, no gracias! Le dije. Sólo veníamos a ver.
-Pueden entrar si lo desean. Se está de maravilla. Es relajante. A mí no me molesta que entren. Dijo sin darle la menor importancia a la vez que ni siquiera miraba a Avi, que ya se había cubierto con la toalla un poco gracias a que la sostenía con las manos y las abrazaba una con la otra, no así sus pechos que estaban descubiertos.
-No. Gracias. Sólo hemos venido a verlo. La chica de fuera nos lo enseñó antes y queríamos verlo otra vez. Dije amablemente.
-Pruébenlo. Se lo recomiendo. Dijo él.
-Gracias, pero nos vamos. En otro momento.
-Háganme caso. No dejen de probarlo. Dijo a la vez que nos dimos la vuelta y le dejamos allí con sus burbujas y supongo que mirando el trasero desnudo de Avi.
Nos encaminamos hacia el salón principal, que es donde estaba la barra del bar ubicada. Seguía con gente. Pero ahora había más mujeres. Conté ocho. Miré mi reloj. Pronto cerrarían. Una voz a través de un altavoz hizo el silencio entre los asistentes. Lauri sostenía un micrófono en su mano. Me quedé de piedra.
-"Buenas noches a todos y muchas gracias por venir un día más. Hoy estamos en un número menor que en otros días. Pero lo pasaremos tan bien como siempre. Aunque trataremos de pasarlo mejor. Antes de nada he de dar la bienvenida a una pareja que hoy nos visita por primera vez y que espero no sea la última .ellos son Ron y Avi .
Me puse blanco cuando un foco nos iluminó. La gente allí congregada nos aplaudió. El foco se retiró y la voz de Lauri continuó.
- Bien amigos, como ya sabéis hoy es nuestro día naturista. Por eso estamos todos desnudos. Mis compañeras, Nicol y Pili, junto conmigo, nos desnudaremos de inmediato. ¿Quereissss?
-Siiiiiiiiiiiiiii. Un coro de salidos poseídos contestó efusivamente mientras sus pollas oscilaban.
- ..Ya sabéis que podéis usar las salas. Por supuesto, acompañados. Venís a la barra, pedís una sábana y os divertís. Hoy cerraremos a las 6 de la mañana, no obstante si alguien desea irse antes podrá hacerlo. Se lo dice a Pili, que hoy es el AMA y ella les acompañará a la puerta. Observo que somos 10 chicas y a ver ..15, 16, 17 y .18 hombres. Hago trampas, he contado las entradas . Jajajaja. Estupendo para las chicas. Casi dos hombres para cada una, dijo riendo. Tendremos que estar activas chicas. No permitiremos que nuestros amigos se vayan sin disfrutar. Bueno y sin más preámbulos, mezclaros y dejaros llevar por las fantasías de nuestro club". ¡Viva Rastros!
-¡Viva! Gritaron muchas voces descontroladas al unísono. Parecía que quienes habían emitido el grito eran su pollas y sus vaginas, no sus gargantas. Aluciné.
Me parecía un poco irreal todo aquello. Hombres con sus penes flácidos colgando hacia abajo, con más o menos vello, mujeres exhibiendo sus pechos, algunos más grandes que otros, algunas personas más jóvenes que otras. No me lo podía imaginar así. Observé que tanto Nicol y Lauri se desnudaban tras la barra y dejaban sus ropas encima de unos taburetes que se encontraban tras de ellas. Las dos eran demasiado jóvenes para ese lugar. Tenían unos cuerpos extraordinarios ambas. Me pregunté si habría algún encargado de la vigilancia dentro del local y si también estaría desnudo. Apuré mi copa y la solté en la barra. Se fueron formando grupos que iniciaron una charla animosa. Yo me quedé con Avi fumando, aislados. De pronto alguien dijo algo y todos se dirigieron a la mazmorra con muestras entusiastas. Un sin fin de cuerpos desnudos con sus pingajos colgando medio rozándose se encaminó allí.
-Vamos. Vamos a ver que pasa. Le dije a Avi.
Avi me siguió con curiosidad. Ya había vencido el pudor de su desnudez. Al menos eso parecía. Seguía con su toalla en el hombro, pero ya no la cubría ningún pecho. Observé que los cuerpos se rozaban unos con otros mientras entraban en la mazmorra. Como mecánicamente, extendieron sus toallas sobre los bancos y se sentaron todos en aquellos aposentos que había situados alrededor de la habitación de tres paredes. En el centro se encontraba Lauri. Desnuda. Entre Lauri y Nicol acercaron una especie de potro al centro de la sala. Era de cuero. En su parte más trasera pude ver una oquedad. No sabía bien para qué era aquello. Lo descubrí de inmediato. Lauri se acercó a una mesa, tomó una vigorosa polla de látex y la enrolló en la oquedad del plinto. Luego puso un preservativo encima del objeto a la vez que lo lubricaba con vaselina o algo similar y con la ayuda de Nicol, se sentó sobre él, hundiéndose hasta el fondo sobre el aparato. Allí nos representó una escena donde cabalgaba a un pene mientras Nicol acariciaba sus pechos y lamía su cuerpo. Emitía sonidos mezclados con la música puesta a tal efecto y jadeaba actuando. Fingió correrse y acabó vencida hacia delante. Los aplausos casi me joden el tímpano. Fue inesperado. Luego la luz volvió a tomar más intensidad y ella se bajó del potro y se mezcló con la gente que la felicitaba y la besaba. Me pareció una escena irreal cien por cien. No lo entendí, sinceramente. No sé de qué iba. Ni que pretendía lograr. Bueno si, fue el pistoletazo de salida para el disfrute. Todos fueron saliendo de la sala como poseídos y se agruparon en diversos grupos, fumando y bebiendo. Algunos ocuparon los sillones que había. Yo me senté con Avi en un sillón que vi libre un tanto grande para los dos.
Continuará .
Coronelwinston