Diario a dos (04/30: Sin Bragas)

Un matrimonio compra una vivienda en una zona residencial. El marido descubre en la buhardilla un libro olvidado. En una reunión social con unos amigos, dan lectura a sus páginas. Esta es la historia de Avi y Ron.

Un matrimonio compra una vivienda en una zona residencial. El marido descubre en la buhardilla un libro olvidado. En una reunión social con unos amigos, dan lectura a sus páginas. Esta es la historia de Avi y Ron.

DIARIO A DOS

Capítulo 4 (Sin bragas)

Octubre

La tarde llegó demasiado pronto para Avi, o tal vez para mí. Sea como fuere, estaba todo decidido. Esa tarde se iniciaría aquella partida. Esa tarde saldríamos en busca de lo que yo proyectara. Ella aceptó a regañadientes, pero la experiencia me decía que no iba a quedar defraudada de esa práctica.

Avi comenzó a vestirse en mi presencia. Aquel día vistió la ropa que yo me antojé. Ella no dijo nada. Hasta creo que le gustó la idea. Sentado en el borde de la cama le fui diciendo como debía vestirse. Soltó su albornoz después del baño a que se sometió y quedó desnuda frente a mí y de espaldas al espejo. Estaba radiante. Su pubis negro llamaba constantemente mi atención. Sus pechos firmes me miraban expectantes. Abrió la puerta del armario y empezó a sacar lo que yo iba señalando. Dos prendas nada más. Eso sería suficiente.

-Ponte las medias negras, las de banda ancha auto ajustables.

-¿Sin liguero? Preguntó Avi.

-Si. Sin liguero. Es sensual. Excita más. Además son auto ajustables. No se te bajarán.

-¿Y que bragas me pongo? ¿Estas de encaje transparentes? Preguntó sosteniendo en su mano unas que me volvían loco.

-Ninguna. Hoy viajarás por la vida sin bragas. Dije a la vez que depositaba la ceniza de mi cigarrillo en el cenicero.

-¡Pero Ron, como voy a ir sin bragas! Protestó Avi. ¡Es incómodo!

-Nada. Nada. Sin bragas. En eso hemos quedado. Yo mando. Tú obedeces.

-Déjame al menos que me ponga un tanga. No sé…..parece que voy más vestida con eso.

-No Avi. Hazme caso, sin bragas y sin tanga. Desnuda. Es más accesible.

-¿Accesible para qué? Preguntó ella.

-Para meterte mano.

-¡Qué bien! Exclamó ella. ¡Hasta me vas a meter mano!

Avi se sentó en el borde de la cama a mi lado. Yo me levanté para ver como se ponía sus medias negras. Primero una, luego la otra hasta su total acople a sus hermosos y finos muslos. Confieso que la experiencia de verla ponerse las medias me dejó abrumado. La imágen de Avi sentada en la cama, desnuda, con sus pechos firmes, subiendo sus medias con mimo, me dejó sin respiración y boquiabierto. Sus perfiles, sus curvas, las sombras que emergían de su cuerpo, me violentaron en extremo. Sentí una erección importante. Pero tenía que olvidarme de ello. No era el momento. Tenía que lograr su excitación por otros cauces. Para otros fines.

-¡Ya está! ¿Ahora que me voy a poner….? Me dijo a la vez que me ofrecía esa imagen de su cuerpo desnudo tan sólo con sus medias puestas donde el alma se vestía de color negro.

Me acerqué al armario, que seguía abierto de par en par y extraje lo que a mi juicio era lo más escandaloso que Avi guardaba en su ropero. Un vestido negro con un escote tan generoso que apenas cubría sus pechos fue la prenda elegida por mí. Ese vestido estaba en el olvido. Se lo había comprado hacía tiempo por capricho mío exclusivamente, pero al conservarse prácticamente igual, su cuerpo no notó la estrechez de la prenda.

-¿Pero Ron, te has vuelto loco? ¡Cómo voy a ir con este vestido!

-Este es el mejor vestido para hoy Avi. Hazme caso.

-¿Pero te has vuelto loco?, sin bragas y con este vestido…..por favor… si en cuanto me incline hacia delante todo el mundo me verá las tetas. Ese es el motivo por el que no lo he vuelto a usar.

-Avi no vamos precisamente al cine. Vamos a experimentar. Recuerda que de esta noche dependen mis teorías.

-Bueno, como quieras. Allá tú. Me va a mirar toda la gente. Voy a parecer una puta. Una puta vestida de negro con el chulo a su lado.

-Eso quiero. Que te miren. Que vean lo orgulloso que estoy de mi Avi. Que parezcas una puta. Que te comportes como tal. Que te sientas puta.

-Verás como alguno se pasa de la raya. Dijo embutiéndose el vestido por la cabeza. ¿Qué pasa, que quieres que vaya enseñando las tetas por ahí?

-No. Pero no quiero que las ocultes a la vista de los ojos afortunados que las quieran mirar…..si las pueden ver.

-Alguno se pasará de la raya. Ya lo verás. Tendremos problemas Ron. Voy provocando. No sé porqué me compré este vestido…..tus caprichos…! Y pensar que ya me lo puse una vez!

-No te preocupes. Y si se pasa de la raya, y nos gusta esa raya, bienvenida sea. La pintaremos más larga.

-Ya. Dijo ella mientras se atusaba un poco el bajo del vestido. No me está gustando tu idea. ¡No sé porque hago esto!

-Por que en el fondo lo deseas Avi. Dije con suavidad. Nos vamos a divertir.

-¡De eso nada de nada! Lo deseas tú. Lo hago por ti. Pero que te quede claro que no estoy muy de acuerdo en ello. Y de divertirse…….

-¡Estupenda! ¡Estás maravillosa! Exclamé porque era verdad y no tenía ganas de iniciar una discusión.

-¿Esto es todo lo que quieres que me ponga, medias y vestido?

-Si. Así estas divina.

-¿Tu como vas a ir vestido? ¿Con calzoncillos y corbata?

-Simplemente me pondré este traje y esta camisa, sin corbata.

-Bueno, si tengo frío siempre me podrás dejar la chaqueta. Porque es seguro que tendré frío. Voy desnuda.

-Espero que lo único que tengas esta noche sea calor. Dije aún embobado por su belleza.

-No se si hacemos bien, pero insistes tanto….

-Creo que sí. No obstante, al finalizar la noche lo descubriremos. Descubriremos si hemos hecho bien o mal.

-Allá tú Ron…..No me gustaría que tuviéramos algún problema derivado de esta noche. ¡Joder, voy enseñando las tetas! Exclamó al echar a andar y observar como un pecho salía de su vestido.

-Es lo mejor. Dije nervioso. Enseñar lo que se tiene.

-Tendremos problemas por ir vestida así. Conozco a los hombres. Llegará alguno con alguna copa de más y se pasará.

-No los tendremos. Yo cuidaré de ti. Aseguré.

-En eso confío. Es un juego según tú. Demasiado arriesgado. Dijo ella con gesto ofuscado.

-Lo es. Te veo tan bella que la gente que te mire creerá que eres su alucinación particular. No darán crédito a tanta belleza junta. Le dije sin mentir sobre lo que sentía.

-Si. La verdad es que estoy apetecible ¿no? ¡Y con veinticinco añitos más!

-Por supuesto. ¡Como no vas a estar apetecible! Eres muy joven. Sómos muy jóvenes. Yo mismo te follaría ahora.

-Pues venga. Fóllame. Aprovecha que no llevo bragas.

-No. Todo a su tiempo Avi. Luego será mejor. Lo desearemos más.

-Como quieras, pero no me importaría que me la clavaras hasta el fondo ahora mismo. Me excita verte con esa cara de bobo. ¿Quieres un kleenex para limpiar tus babas? Yo puedo limpiar tu semen con mi boca.

La miré despacio tratando de disimular la expresión del mi rostro al oír "hasta el fondo". Para salir del paso la dije una vez más

-Te veo preciosa. Estas guapísima y buenísima. Y le di un azote en el culo a la vez que sentía la desnudez de sus nalgas en la palma de mi mano.

Y en verdad lo estaba. El taxista que nos recogió fue el primero en advertirlo a juzgar por la cara que puso al verla y por las veces que durante el trayecto, giraba su cabeza cada vez que me tenía que decir algo. El accidente, que hubiera sido desastroso pues se hubiera cargado nuestra noche, no se produjo por fortuna. Yo asistía divertido a esa escena de ver al taxista girar una y otra vez su cabeza. Avi ni siquiera se daba cuenta. Se creía protegida en el interior de aquel taxi.

Nuestro primer destino iba a ser un club. Un club de alterne. Al menos eso esperaba. Allí tomaríamos una copa y veríamos el material. Aunque no es habitual frecuentar esos lugares con la esposa de uno, yo lo hice. Quería que ella viera lo que ocurría en esos sitios. Franqueamos la puerta que nos indicó el portero, que quedó sorprendido al ver una pareja en un sitio como aquél, y nos sentamos en la primera mesa que vimos. Observamos a las personas que allí se habían congregado mientras el camarero nos trajo las bebidas. Unas cinco o seis chicas, todas ellas ligeras de ropa, en top-les, bamboleaban por la sala. Ninguna se nos acercaba como yo creía que iba a suceder. Pero no. La miel es muy fuerte, ventea mucho y es muy dulce para las moscas. De las cinco o seis chicas, una al menos no iba a dejar escapar la oportunidad de ganarse algún dinero. Se nos acercó una morena de unos 27 o 28 años, algo mayor que Avi. Buen tipo, bonitos pechos, mejores piernas y mejor trasero. Avi se excitó al verla sentarse allí, a nuestro lado. Se notó en su cara que no le gustó aquello.

-¡Hola ¿Os acompaño?

-Adelante, adelante. Toma asiento. Dije con cortesía.

-Me llamo Natacha. Se presentó a la vez que nos besaba en la mejilla, lo cual no fue del agrado de Avi.

-Yo soy Ron y ella es Avi., es mi mujer.

-¡Ah! Encantada Ron, encantada Avi. Dijo sorprendida al presentarnos como marido y mujer.

-¿Habéis venido a tomar una copita?

-Si. Contesté lacónicamente.

-¿Y os puedo acompañar?

-¿Si quieres?

-Son de 30, 50, 60 o 100 Euros.

-¿Cómo 30, 50, 60 o 100 Euros? ¿Qué quieres decir? Pregunté.

-Que si me la tomo de 30, 50, 60 o 100 euros. Los precios van desde los 30 a los 100. Si queréis que charlemos un rato, me la puedo tomar de 30 euros, pero si queréis algo más….

-¿Y que íbamos a querer? Preguntó Avi un tanto molesta ante la actitud de Natacha.

-No s酅tal vez que me acueste con vosotros. En ese caso serían 200. 100 por cada uno. Un trío.

-No….no…. ¿Natacha?....Empecé a decir tratando de confirmar su nombre falso.

-Si...Dijo ella

-No. Verás, no queremos un trío ni nada por el estilo. Yo he venido con mi mujer para que vea este ambiente. Tomaremos esta copa y luego nos iremos. Si quieres tomarte una copa, puedes hacerlo, pero de las de 30 euros. Nos vamos enseguida. Dije tratando de ser todo lo amable y cortés que podía.

Ella levantó la mano de inmediato, y agitando sus dedos pidió algo al camarero. Al rato se presentó con una botella pequeña de champán, un benjamín, botella que me iba a costar 30 euros por nada. Bien, no quería problemas y menos al empezar la noche. Tenía suficiente dinero. Eso no era problema. Llevaba 2000 euros en mi bolsillo. No había problemas en ese aspecto. Afortunadamente no tenía problemas económicos. Mi trabajo me daba más de lo que gastaba. Prueba de ello era esa casa que acababa de comprar.

Tomó un sorbo de su copa y ya más relajada debido a la suma que acababa de ganar nos habló dirigiéndose a Avi.

-Me gusta tu vestido. Dijo a la vez que extendía su mano para tocar parte de tela de la prenda.

-Gracias. Respondió Avi.

-Es muy mono. Dijo Natacha.

-Un poco descocado. Dijo ella tratando de ser amable mientras su enfado de inicio remitía.

-En absoluto. Mírame a mí. ¡Con ellas a la vista! Claro que es mi trabajo. Pero no me importa que alguien me vea las tetas cuando no estoy trabajando. Quiero decir cuando voy por la calle o cuando me visto como tú. A tu marido tampoco le importará mirármelas. ¿Verdad?

-No. No me importa. De hecho ya te las estoy mirando. Dije ante la impaciencia y nerviosismo de Avi.

-¿Y te gustan? Me preguntó.

-Desde luego. Dije para provocar a Avi. Son preciosas.

-¿Quieres tocármelas? Me dijo Natacha sin ningún pudor ni sonrojo mientras salvaba el control de Avi.

  • No…no creo que sea el momento. Dije remolonamente.

-Anda, anímate. Toca. Dijo tomándome una mano y llevándosela a su pecho derecho. No creo que a tu mujer la importe. Cóbrate parte de los 30 euros que vas a pagar por la copa.

Miré a los ojos de Avi. No le gustó lo que hice pero eso me envalentonó para seguir más allá. Ese era mi plan. Que ella lo viera y se sintiera molesta, tal vez, despechada. Que sintiera menos culpa en el caso de que ocurriese algo, como yo preveía y quería que ocurriera. Me entretuve en palpar sus pechos, los dos, despacio. Me jacté de su forma, de su volumen, de su dureza y de la turgencia del pezón. Avi enrojecía por momentos. Todo iba bien para mi mano hasta que Natacha interrumpió mis manoseos.

-Déjalo ya, que a tu mujer no le gusta. Y con razón, pues teniendo ella lo que tiene, deberías tocárselas a ella, aunque ya me imagino que se las habrás tocado muchas veces, por eso vienes aquí, a tocar otras distintas. Dijo con mucha ironía.

-No. Te equivocas. No sabes, ni supones, ni tienes ni la más remota idea de a qué vengo aquí. Dije cambiando el tono de mi voz y poniendo énfasis en mis palabras ante el visible desagrado de Avi.

-Pues explícamelo cariño. ¿Queréis un trío conmigo? Puedo adaptarme a los dos. Veréis en cierta ocasión vino por aquí un tío y me pago bien. Ya lo creo que me pagó bien. El caso es que vino a buscar una chica joven. El tenía unos 45 años y quería que yo me fuera a su casa con el para montármelo con su mujer mientras el miraba. Y en cierta ocasión

No pude más. Me estaba levantando dolor de cabeza esa tal Natacha. Me mareaba el sonido de su voz. Aparte estaba lo de Avi. Estaba un poco ofuscada por mi actitud de tocar aquellos pechos. Me levanté. Me despedí y tomé a Avi de la mano y salí de allí a la carrera. Naturalmente la dejé con la palabra en la boca. Y naturalmente nuestras copas fueron abandonadas sin terminar. Y naturalmente unos billetes reposaron en la mesa.

En el camino que recorrimos hasta llegar a la cafetería dónde cenamos algo, Avi no habló. Al llegar a la cafetería, y una vez pedida la comida, ella comenzó a hablar casi sin parar. Temía su reacción por mi osadía. No me equivocaba. Avi era Avi. No cambiaría. Pero yo estaba dispuesto a que cambiara. Me jugaba mucho en ello.

-¿Tenías que tocar sus tetas, no? ¿No podías estar con tus manos quietecitas? Para eso me has llevado allí, para que vea en primera fila como tocas las tetas de una puta, y encima la pagas 30 euros de una copa….

-¡Oye Avi, no te lo tomes así….! Fue sólo un….

-¿Cómo quieres que me lo tome?, ¿Es que acaso puedo tomármelo bien?, ¿Qué dirías si yo le dejo a alguien que me toque las tetas contigo delante?

-Eso es lo que quiero que hagas, pero no te atreverías. Dije restando importancia a su pregunta.

-¿Qué no me atrevería?, después de lo que te he visto a hacer, con ese mimo, tan despacio, con suavidad…..vamos que me estabas poniendo de los nervios. Y yo allí mirando como una boba. ¡Si todavía hubiera habido chicos……te hubiera pagado con la mima moneda!

-¿Qué hubiera pasado? ¿Te hubieran tocado? Dije relamiéndome al ver que mi plan funcionaba, pues ella estaba celosa.

-No sé…..no sé lo que hubiera pasado, pero no me ha gustado nada de nada lo que he visto. Si quieres tocar las tetas de otra, te vas sólo a un lugar de esos y lo haces. Pero conmigo delante no. ¡Ya te dije que esto no era buena idea!

-¿Hubieras dejado que algún chico de los que hubiera allí te tocara?

-Seguramente. No iba a ser menos que tú. Me hubiera dejado tocar por un boy. ¿O te crees que no? Dijo molesta.

-¡Pero Avi, no te lo tomes así! Hemos salido a descubrir nuevas experiencias y a las primeras de cambio vas y te enfadas. Ese no es el trato. Ha sido circunstancial. Ha sido ella que ha querido provocarte.

-Yo no me enfado. Pero no me ha gustado lo que he visto. Ella es una puta y la pagan copas para eso. Pero tú….

-No tiene nada de malo mujer. Ella ha creído conveniente que le tocara los pechos, tal vez para excitarnos, tal vez para cubrir los 30 que la he pagado ¡Qué se yo! y como habrás visto, ella misma me ha cojido la mano y se la ha llevado a su pecho.

-Claro, y tú no has hecho nada para impedirlo. Dijo Avi reprochándome. Era lo que deseabas.

-No tiene la menor importancia. De veras. No te lo tomes así. Recuerda las cosas que hemos venido a hacer. No estropeemos esta noche.

-¡Yo también voy a ser así de fácil coño! Tan fácil como tú. Me dijo despechada. Me voy a mostrar bien.

-No te creo. Aseguré. Eres una cortada.

-Pues deberías creerme. ¿Además no es lo que quieres? ¿No es lo que te pone? Deberías haberme llevado a otro lugar donde alguien pudiera tocarme. Así te empalmarías….y mojarías tu calzoncillo.

-Iremos a varios sitios. Tal vez en alguno de ellos alguien te pueda tocar tus tetitas. Pensaré si le dejo o no. Y ya veremos que es lo que quiero y que no quiero. Dije mientras bebía un sorbo de vino tinto y prolongaba mi broma.

-¿Qué pasa, yo no cuento?

-Claro. Pero yo dirijo. Pero en este plan mejor es irse a casa. Me niego a estar por ahí con mal rollo.

-Ha sido culpa tuya. Dijo ella más tranquila al ver que yo simulaba enfadarme.

-Lo siento. Sólo pretendía llevarte a un local de copas para que vieras lo que hay allí. Se me olvidó que había que pagar peaje. No me lo tomes a mal. Dije volviendo a la naturalidad.

-¡Olvidemos este asunto! Será lo mejor. ¡Y que sepas que me importa tres narices que hayas tocado sus tetas!

-Eso está mejor. No tiene importancia. Ya está olvidado por mi parte. Y espero que por la tuya también. Eso deseo. ¿Podemos seguir con nuestro plan? ¿O tal vez quieres que nos volvamos a casa?

-Bueno. Contestó ella sin mucho convencimiento.

-¡Estupendo! Terminaremos de cenar y luego iremos a exhibirte por ahí. Dejaremos que vean tus pechos firmes algunos ojos viciosos.

-¡Ya veremos como acaba esto! No me ha gustado nada como ha empezado. Dijo la siempre amable, dócil y exquisita Avi.

-No ha sido culpa nuestra Avi. ¡Olvídalo!

  • Lo paso, pero no me olvido de ello ¿Olvidarías tú si a quien hubieran tocado las tetas hubiera sido a mí?

-No querría olvidarlo. Es más, me hubiera gustado que en ese local hubiera habido chicos y chicas y algún chico osado hubiera gozado tus pechos con sus manos.

-¿Y mi opinión no cuenta? ¿Qué crees que soy tu juguete?

-Hoy eres mía y harás lo que yo quiera. Dije tomándola por la barbilla a la vez que la pellizcaba en ella y la besaba.

-Bien. ¡Si tú lo dices! Pero yo pienso Ron. No lo olvides. Tengo cabeza.

Eso fue lo último que dijo insinuando que ella también contaba. Terminamos de cenar. Tomamos café y yo tomé un wisky. Pagué y nos fuimos caminando hasta el lugar donde íbamos a continuar con nuestro juego. Dónde iba a experimentar con mi querida mujer. Dónde de verdad me iba a poner a mí mismo a prueba. Al menos eso esperaba.

No quería que la noche se estropeara. A punto estuve de conseguirlo. Esa Natacha casi echa abajo mis planes nocturnos. No era mi intención tocar sus pechos. Sólo pretendía iniciar a Avi en el deseo de sexo. Pensé que tal vez era buena idea llevarla a un local donde habitaban las putas. Quería que las viera trabajar con los clientes. Quería que ella misma se imaginara puta por un instante.

Avi no consumía alcohol habitualmente. Alguna copa de vez en cuando. Rara vez sentía ganas de tomar algo. Aquella noche hice que tomara dos copas de vino acompañando la cena. Los 100 euros de la botella reclamaban que ella probara y degustara tan delicioso caldo.

Luego, con mi chaqueta sobre sus hombros, abandonamos aquél lugar donde habíamos saciado nuestro apetito. La tercera escala de la noche estaba a punto de producirse. Atrás dejamos al camarero mirón.

Continuará

Coronelwinston