Diario a dos (03/30: elprincipio de tres)
Un matrimonio compra una vivienda en una zona residencial. El marido descubre en la buhardilla un libro olvidado. En una reunión social con unos amigos, dan lectura a sus páginas. Esta es la historia de Avi y Ron.
Un matrimonio compra una vivienda en una zona residencial. El marido descubre en la buhardilla un libro olvidado. En una reunión social con unos amigos, dan lectura a sus páginas. Esta es la historia de Avi y Ron.
DIARIO A DOS
Capítulo 3 (El principio de tres)
Septiembre
Veinte días después de mantener aquella conversación que nos llevó a la cama para dar rienda suelta a nuestras fantasías, y sin haber vuelto a hablar del asunto, un pensamiento enmarañado, oscuro y patético se apoderó de mi mente. Fue cobrando fuerza hasta casi hacerme perder el norte. Nuestra vida transcurría normal, habíamos follado varias veces desde entonces e incluso bromeábamos el uno con el otro. Todo estaba relajado, tranquilo, amistoso. La complicidad era estupenda. Pero lamentablemente yo seguía dándole vueltas a la cabeza. Creía saber lo que deseaba. Lo que no contemplaba era como conseguirlo.
Aquella tarde llegué a casa como de costumbre. Pero traía algo conmigo. Portaba un regalo para Avi. Al haber terminado pronto mi jornada laboral, decidí tomar un café en una cafetería cercana a mi trabajo. Anduve por la calle y al doblar una esquina, unas luces señoriales me llamaron la atención. Un Sex-shop recién inaugurado. Conocía esa calle y nunca había observado ese local dedicado al sexo. Tal vez las luces reclamaron mi atención. Mas tarde el empleado me confirmó mis sospechas. Era nuevo. Miré el escaparate y a través de la puerta abierta, pude ver una tienda en su interior. Decidí entrar. Allí compré mi regalo para Avi. Un Vibrador, o un consolador, como queramos llamarlo. Era un juguete con el que yo quería jugar. Deseaba ver a mi mujer con ese artilugio dentro mientras me hacía una felación. Deseaba que ella sintiera que otro se la follaba mientras yo la besaba. Era el inicio. Un compañero de batallas. Mi fiel aliado frente al cuerpo excepcional e insaciable de mi amada Avi.
Llegué a casa y la encontré en el salón ojeando una revista de corazón. Hablamos poco antes de que yo sacara el tema del regalo a colación. Mis nervios ante la presumible reacción de Avi me zarandeaban en un ir y venir de contradicciones. Al fin opté por lo fácil. La verdad.
-Te traigo un regalo Avi.
-¿Un regalo?
-Si. Es para ti. Sólo para ti ..bueno y para mí también...
-¿Qué has comprado ahora? ¡No paras de gastar dinero! Dijo orgullosa de mi gesto.
-Ahora lo verás. Dije en tono solemne.
Saqué el paquete y se lo entregué. Ella lo abrió despacio, muy lentamente. Su sorpresa fue mayúscula. Y no podía ser de otra forma pues en la caja se distinguía perfectamente el dibujo de lo que contenía en su interior. Una hermosa polla de látex color rosa.
-¿Pero esto esto que es Ron?
-Lo que ves querida Avi. Un vibrador.
-¿Pero para qué has comprado esto? Preguntó a la vez que extraía el artículo de su caja y lo rodeaba con su mano provocando mi excitación.
-Para que lo usemos. Bueno para que lo uses tú y me excites a mí.
-Pero pero esto es descomunal. Es demasiado grande. Esto es Ron esto no puede .
-Tal vez, pero es una medida estándar. Seguro que te entra. De lo que no cabe duda es que es más grande que la mía.
-¿Y cómo funciona? Preguntó ya mas interesada a la vez que palpaba la textura y rugosidad del falo adquirido.
-Pues lleva dos pilas mira, que se meten aquí, y se gira este botón y ves .vibra. Mi demostración fue muy profesional. Lo reconozco. ¡Joder hasta yo me lo hubiera metido por el culo!
-Ya veo, ya. Pero insisto en que esto es muy grande. Yo no voy a poder meterme esto. Es exagerado. Dijo Avi acostumbrada a una medidas más normales.
-¡Que va! Es normal mujer. Seguro que te entra. Nadie va por ahí exhibiendo sus medidas. ¿Te imaginas que cuando conocemos a una mujer tuviéramos que decir algo así como .me mide 20 centímetros, te entrará toda o eres corta de conducto? Dímelo porque me gustas, pero si no te entra me busco otra novia. Jajajajaja.
-Anda, anda. No digas bobadas Bueno guárdalo y ya lo probaremos algún día.
-¡Como que algún día!, hay que probarlo hoy o mañana.
-Ya veremos. Respondió ella. Podías haber traído uno de esos que acarician el clítoris a la vez que te lo metes.
-¡Vaya, y eso que no te gusta mucho la idea! Exclamé haciéndome el ofendido.
-Ea, ya que lo has comprado, la gracia completa. Dijo ella sonriendo mientras lo depositaba con sumo cuidado en su alojamiento nuevamente.
En principio la idea no la disgustó mucho. Pero no las tenía yo todas conmigo.
Extracto del diario de Avi ..
**Naturalmente ese juguete no me hizo mucha gracia en principio, simplemente no lo necesitaba. Ron me suministraba todo lo que deseaba por el momento. Yo estaba felíz con él. No obstante lo guardé yo. Ron sabía dónde lo había dejado. Era exagerado. Demasiado grande. Simulaba, que digo, era igual que un pene. Era como gelatinoso, de plástico, algo flexible, y ciertamente vibraba. De ninguna manera se me pasó por la cabeza abrirme de piernas y meterme aquél artilugio en mi vagina. Pensé que
Dejaría
el asunto enfriar. ¿Pero era sincera conmigo misma? Ahora que escribo esto, días después, se que no lo era.**
Pero no. No lo dejó enfriar y eso fue el detonante de mi plan. Eso fue lo que hizo que todo estallara en una rueda de acontecimientos, uno tras otro. Una rueda que giraba a gran velocidad por una pendiente sin final. Lo que no sabía era que ocurriría con la rueda cuando se detuviera ni en que condiciones de desgaste estaría.
Pasados cuatro días de esto llegué a casa y como de costumbre, después de ver la tele, estuvimos charlando un rato sobre trivialidades. Enseguida nos fuimos a la cama y allí entre zalamerías, arrumacos y tonterías, acabamos los dos desnudos y deseosos de sexo. Era el momento.
Avi no tardó en tomar la iniciativa del juego sexual. Enseguida echó una mano a su sexo y la otra a mi pene. La dejé hacer. Me gustaba verla como se masturbaba aunque esto había sucedido en muy pocas ocasiones. De pronto y cuando ya se hubo asegurado que mi pene estaba lo bastante duro, se giró y se lo metió en la boca. Succionando sin prisa y sin pausa me hizo ver las estrellas. Yo asistía con los ojos cerrados a aquella demostración ferviente de lo que era una felación, por lo cual no pude apreciar en que momento Avi abrió el cajón de la mesilla y sacó el consolador que le regalé hacía cuatro días. He de decir que fue mañosa, ya que en ningún momento separó su boca de mi ariete. Al comenzar a oír gemidos sobre mi pene, y que ella emitía como si mi glande fuera el micrófono de algún karaoke, abrí los ojos. La imagen me resultó extraña pero muy agradable. Avi estaba girada hacia mí. Con su mano izquierda sujetaba mí pene a la vez que lo absorbía y con su mano derecha, mientras, se introducía en la vagina aquel artilugio que al parecer se negaba a usar, y que por sus sonidos y gemidos, hacía que gozara de la situación.
-¿Pero qué haces? Le dije al abrir los ojos y sorprenderla en aquella acción.
-Nada. Pasármelo bien. Contestó lacónicamente sacando mi miembro de su boca.
-¿Pero no decías que eso era muy grande para tu coño?
-Ya veo que no. A mi me cabe todo cuando estoy tan mojada como ahora. ¿No te gusta lo que hago?
-¡Claro que sí! Un gesto generoso por tu parte. Sin esperar nada a cambio. ¿Te lo pasas bien? ¿Sientes algo?
-Claro, si no, no me lo estaría metiendo. ¡Joder Ron ..esto es muy fuerte!
-¡Vaya me ha salido competencia! Exclamé a la vez que me sentaba en la cama para ver mejor.
-¡Oooohhhhh .que va tonto!....ven acércamela que te la chupe. Dijo mientras ella misma se follaba con mi compañero.
Eso hice. Acercársela. Ella la engulló en la boca, tarea que facilité porque me arrodillé en la cama y ella se sentó sobre la almohada y apoyó su espalda en el cabecero. Sus dos manos estaban libres. Con una, continuaba metiendo y sacando el vibrador de su coño y con la otra masajeaba mis testículos a la vez que con su boca sujetaba mi falo. Fui más lejos. Dicen que las ocasiones las pintan calvas. Eso fue lo que ocurrió. La ocasión se presentó y yo la pinté, pero sin saber aún de qué color.
-¿Te gusta tener dos pollas para ti? Pregunté.
-Siiii está bien esto. Contestó. Es una sensación No quería usarlo, pero como te conozco y se que no me vas a dejar en paz hasta que lo veas dentro de mi coño, he pensado sorprenderte .y .Oooohhhhh.
-¿Te lo estas pasando bien con una polla, aunque no sea de verdad, dentro de tí y chupándomela a la vez?
-Ohhhhh siiiii .si .y además está caliente. Deben ser las pilas que producen calor. Dijo ella a la vez que imprimía un empujón más para adentrar ese "nuevo amigo" un centímetro más adentro.
-¿O sea que casi es igual que una de verdad?
-Casi ..Ohhhhh .joderrrr .seguía suspirando de vez en cuando.
-Está bien esto. Dije sin saber que añadir.
-¿Te gusta ver lo que hago? Me preguntó.
-Desde luego que sí. Me excita. Me pone a cien.
-Me voy a correr Ron ..menéatela y me corroo .Oooohhhhh joder siiiii
-No. Espera otro poco más. Imploré. No te corras aún.
-Ya casi estoy lista ..madre mía !joder con el vibrador!
-Espera por favor. Déjame disfrutar un poco más mientras te veo masturbarte con eso.
-Pero no aguanto mucho más ..que lo sepas .en cualquier momento .me corro. Menéatela y córrete en mi cuerpo.
-Imagínate que mientras me estás chupando la polla te está follando otro. Dije a la vez que agitaba mi pene abrazado por mi mano.
- ..No me lo puedo imaginar ahora .
-¡Pero si es como si estuviera pasando! Insistí imprimiendo más velocidad a mis sacudidas.
-Ya. Ya lo sé. Pero no es lo mismo. Aunque la sensación supongo que será la misma. Es una impresión extraña, tener tu polla en la boca y esto aquí dentro Ohhh. Dijo mientras seguía introduciendo y sacando a nuestro amigo.
-¿Y te gusta?
-Si ..me esta gustando mucho no pensé que este aparato diera tanto juego. ¡Joderrrr Ron me voy a correr.!
-Déjame que te coma el clítoris.
-Eso me mata. Entonces si que me corro. Estoy a punto de correrme ya
-¿Es lo que quieres no? Correrte.
-Claro. Y ya mismo .Ufffffff.
-Bueno, mejor te beso en la boca mientras te toco los pezones y te dejas llevar con nuestro amigo.
-Ohhhhh si .dios mío .siiiii .
Eso es lo que hice. Besarla mientras apretaba sus pechos, sus pezones, su vientre y su vello púbico. Sus labios abrasaban. Su vientre dejó percibir los estertores de su corrida, suelta, amplia y frenética. Sin rubor.
Inmediatamente saqué el aparato de su vagina y dejé pasó a mi pene que estaba a punto de estallar. Ella lo recibió con gusto y a pesar de que embestí siete u ocho veces, Avi me dejó oír otra vez sus gemidos. Luego .luego empecé la conversación más extraña que había tenido con ella jamás.
-¿Te ha gustado la experiencia de tener ese consolador dentro mientras me la chupabas?
-Si. Ha sido fantástico. Lo he pasado muy bien. Me corrido como nunca.
-¿Y te ha gustado sentirlo dentro de ti mientras yo te besaba en la boca y en los pezones?
-Claro. Ha sido fantástico.
Ahí llegó la pregunta más dura, pero me atreví a hacérsela. Pensé que era el momento. Era mi ocasión.
-¿Te gustaría que hiciéramos un trío? Es decir, otro hombre y yo para ti.
Avi quedó callada como asimilando lo que acababa de oír. Yo me puse un tanto nervioso. Estaba a punto de estallar. Aquello no parecía haberlo encajado muy bien. Temí romper el encanto de aquella sesión de sexo. Pensé que ya no querría usar más ese artilugio. Por suerte su voz me devolvió la tranquilidad.
-¿Quieres decir ..un trío ..un trío de dos tíos para mí? ¿Un trío de carne y hueso?
-Si. Eso es .silencié mi voz ante la sorpresa que me proporcionó con sus preguntas. Lo había encajado. Sólo eso. Ahora esperaba la respuesta.
-¿No te importaría? Me preguntó necesitada de una respuesta sincera.
-Creo que no. Dije mecánicamente. Piensa en lo excitante que debe ser.
-¿Y eso como es ... quiero decir que como has pensado en eso?
-No sé. La verdad no lo sé. Hay algo dentro de mí que me lo pide a gritos, pero por otra parte la sóla idea de que goces en brazos de otro me da no se que ..pero a la vez me gusta .me gustaría verte en los brazos de otro tío mientras te folla a la vez que me besas y expresas tus sensaciones con tus labios en los míos.
-¿De verdad es en serio lo que dices? Preguntó algo extrañada.
-Creo que sí. Dije sinceramente adquiriendo el tono más conciliador y revelador que pude exhibir.
-¿Pero a ti no te importaría verme con otro mientras me folla?
-Creo que no. Hasta que no lo pruebe no lo podré saber. Pero me excita mucho Avi. Tu imágen abierta de piernas y otro ser extraño penetrándote ..me mata. La tengo clavada en la mente. Me excita.
-¿No te importaría que se restregara contra mí, que me la metiera .que se la chupara y se corriera dentro de mí? Preguntó ella cada vez más interesada tal vez en descubrir mis sentimientos reales.
-Vuelvo a decirte que creo que no. Sería casi como lo que hemos hecho antes. Un vibrador y yo.
-No. No es lo mismo. Eso es un juguete de plástico, dijo mirando el artilugio que yacía inerte a un lado de la cama, lo otro sería un hombre de verdad. Con carne, con polla, con calor, con libertad e improvisación de movimientos. Dijo excitándome más.
-Lo sé. Lo sé Avi. Lo sé. Pero le trataríamos como a este juguete. Lo usaríamos en nuestro beneficio.
-¿Y aún así estarías dispuesto?
-Ya te he dicho que sí. Al menos eso creo.
Ella quedó callada unos instantes que me parecieron eternos. Supongo que estaba reflexionando sobre lo que acababa de escuchar de mi boca. Al fin habló. Nunca pensé que fuera tan sencillo, tan fácil.
-¿Te das cuenta de lo que eso significa? Me preguntó alentada por el deseo.
-Si. Si, creo que si.
-¿Y si me gusta? Atacó ella.
-¿Si te gusta qué? Dije pensando en que no había dicho no rotundamente...
-Que me folle otro.
-Mejor. De eso se trata. De que te guste. Lo haríamos más veces. Sería disfrutar del sexo de una manera amplia.
-Quiero decir, que si me gusta como me lo hace, que si me corro bien y luego quiero repetir. Es más, iré más lejos, si luego no me gusta como me lo haces tú. Si es mejor que tú en la cama. ¿Qué pasa?
-Sería un riesgo. Aunque depende. Si lo piensas como lo pienso yo, no habría problema. Sexo. Sólo sexo.
-Ya. ¿Pero y si me gusta esa experiencia?
-Mujer, no habría dicho nada de esto si pensara que no te podría gustar. Dije dando por sentado que a ella le gustaría. Ya te he dicho que repetiríamos más veces.
-¿Tú crees que me gustaría hacer un trío? ¿Has notado algo que te haga pensar que me gustaría?
-No lo sé. Tu misma me has dicho antes que te gustaba estar con ese aparato dentro a la vez que me la chupabas.
-Es cierto. Lo dije. Pero lo que propones es distinto. No tiene nada que ver Ron.
-No veo en qué es distinto. Creo que te gustaría. Creo conocerte bien y sé que una vez puesta te gustaría.
-Seríamos tres personas, Ron. Tres. Antinatural.
-¿Antinatural?
-Si. Dijo ella.
-No lo creo. Respondí. Eso es lo que nos meten en la cabeza, dos. Sólo dos y con la esposa. Y a oscuras. No es antinatural. Antinatural es hacerlo con niños, con animales y otras perversiones que existen. Pero tres ..es un juego de placer. Nada más. Es improvisación.
-Te lo pregunto por última vez y te lo pregunto en serio. Dime la verdad. ¿Es lo que te gustaría, verme con otro tío follando?
-Si. Dije sin pensar el efecto de mi respuesta.
Ella reflexionó unos instantes.
-¿No será que tu quieres estar con otra y por eso me hablas de esto? Preguntó a la vez que se refugiaba en los celos.
-No. No es lo que quiero. Lo que realmente quiero ya te lo he dicho. Si me apetecieran dos mujeres para mí, te lo diría igual. Pero lo que quiero es compartirte. O que te compartas conmigo y con otro. Aunque a nadie le amarga un dulce. Dos mujeres tampoco estarían mal. Pero no es lo que deseo. No me considero tan potente. ¡Digo yo!
-¡Qué generoso, todo para mí!
-Así es. Si más. Para mi cielo eterno todo. Todo para mi pequeña Avi. ¡Joder que excitación y cuántas sensaciones!
-¿Y quien sería el afortunado? Preguntó Avi dándome a entender que estaba dispuesta.
-No lo sé. Alguien que te guste a ti.
-¿Y donde está ese alguien? Le quiero poner cara. Más que nada para imaginármelo.
-Hasta que no lo encontremos no lo podemos saber.
-¿Y como lo encontraríamos?
-Dejando que yo te lleve hasta él.
-¡Qué fuerte lo que me dices! Su tono adquirió dureza. Tal vez enfado. Tal vez sorpresa.
-Avi, no trato de tener problemas. Se me pasa por la cabeza y te lo digo. Piénsalo despacio. No creo que yo sea un extravagante. Ni un animal. Y sobre todo sé sincera contigo misma, aunque a mí no me lo vas a decir. Se sincera y respóndete a la pregunta de si realmente te gustaría follar con otro. Probar otra polla. Dejar que otro te penetre y te embista hasta hacerte chillar de placer. Sentirte una puta en sus brazos.
Ella quedó otra vez pensativa.
-No lo sé Es extraño lo que dices. Pero realmente no se si yo aceptaría una cosa así.
-¡Vaya ya es algo! Exclamé felicitándome efusivamente en mi interior.
-No. No lo sé. Te entiendo. Como experiencia puede resultar apasionante, agradable e incluso gozosa. Bueno eso no cabe duda. Dos tíos. Pero también puede resultar crítica, dolosa, arriesgada . y terrible. Y sería lamentable que uno de los dos no aceptara los hechos y acabáramos con nuestro matrimonio o con nuestra estabilidad.
-No tiene por que ser así. Dije como si intentara convencerla.
-¿Y cual es la garantía para que no sea así? ¿Existe?
-No la hay. O sí. Nuestro amor, nuestra comprensión, nuestro consentimiento a hacer algo nuevo, nuestro compromiso a ser nosotros dos y utilizar un tercero para algo concreto. Para gozar.
-¿Para que te ayude? Preguntó.
-Míralo como quieras. Pero sería utilizar un tercero para darte placer. Y para dármelo a mi mismo, pues viéndote en brazos de otro me excitaría y eso me gusta. Piensa que siento que eres mía, que me perteneces única y exclusivamente a mí, pero piensa que te dejaría follar con otro para que no sientas la exclusividad de mi cuerpo y yo deje de ser el exclusivo del tuyo. No, no me importa que otro te posea delante de mí. Y a ti te gustaría follar con otro y que yo te viera gozar. Lo sé. Por que te quiero. Te conozco Avi. Eso creo. Pero ante todo lo haría por dos cosas, porque gozaras sin serme infiel y porque te quiero.
-¿Con eso me lo ibas a demostrar?
-Si. Creo que sí. No se explicarme bien, pero sería como no sé ..como dejarte jugar con lo prohibido.
-¿Tan seguro estas de mí que no te importaría que lo hiciera con otro?
-Si. Creo que sí. Tus sentimientos más profundos me aman. No hay duda. No expondría nada por un polvo.
-¿Y tú, me amas? ¿Tú me quieres Ron?
-Por supuesto que si Avi. ¿Lo dudas?
-No. No tengo dudas. ¡Ójala todas las mujeres estuvieran tan seguras de los sentimientos de sus maridos hacia ellas como yo lo estoy de los tuyos! Pero me confunde esto último. Dices que me quieres ¿Y por eso quieres que me acueste con otro?
-En parte. Así es.
-¿En parte?
-Si. Ya te lo he dicho. ¡Joder, sería usar una polla de verdad, en vez de un consolador! Exclamé acorralado.
-¿Y que iba a pasar cuando vieras a ese "otro" empujando dentro de mí, besándome, comiéndome los pezones?.
-No puedo saberlo. Supongo que me excitaría. Sería el no va más. Me violentaría en extremo por dentro. Una experiencia que estoy dispuesto a vivir. Si fueras una amiga, nada importaría, no habría sentimientos por medio, pero al ser mi mujer, ser mía, pertenecerme a mí, sería la ostia.
-Ese es el problema. Hizo una pausa larga, eterna. Necesitas excitarte. Añadió.
-Tanto como tú Avi. Ni más ni menos. ¿Por qué te has metido ese vibrador dentro de tu coño a la vez que me la chupabas?
-Me apetecía. Y creí que a ti te gustaba verlo. Lo hice por eso.
-Es cierto. Por eso quiero ir más lejos. También me gustaría ver lo que te acabo de decir.
-No vayas tan lejos Ron, no vaya a ser que no puedas volver.
-¿Qué quieres decir?
-Quiero decir que a veces ir tan lejos, hace que el camino de regreso sea más costoso por conocido.
-Avi, es un polvo. Es una situación. Un rato de sexo, de gozo, de placer.
-¿Para quién?
-Para los dos.
-¿Tu gozarías con eso, no? Dijo ella.
-Ya te lo he dicho antes. Creo que sí. Al menos cuando pienso en ello me excito mucho. Me excito imaginándome como un tío te abre las piernas con su pene arrogante y se arrima a ti para clavártelo hasta el fondo a la vez que tú me miras como pidiéndome protección o permiso para gozar ante tan feroz ataque. Por que en el fondo ..deseas que te folle.
-Bien. Es bueno saberlo. Dijo haciendo una mueca de satisfacción.
-¿Y que te parece? Pregunté.
-Nada. No me parece nada. ¿Me tiene que parecer algo?
-¿No te parece nada? ¿Algo te parecerá? Dije enfadado.
-¡Ey no te enfades que se te nota mucho! Estamos hablando. No niego que no esté bien la situación. No lo niego. Hasta podría ser placentero. Bueno, seguro que es placentero. ¿Pero y nuestras cabezas Ron? , ¿Cómo iban a reaccionar nuestras cabezas ante tal experiencia?
-Supongo que normal. Dije.
-Eso es, normal. Justo lo contrario a como deberían reaccionar.
-Perdóname, no te entiendo.
-Quiero decir que lo normal acabaría mal. Tendríamos que tener el coco muy bien asentado para admitir que yo sea de otro y además delante de ti, y luego no haya reproches, no pase nada y todo continuara igual que hasta ahora. Eso no es lo que tú has soñado Ron, es más serio. Es real.
-Igual que hasta ahora no puede continuar. Es demasiado fuerte la obsesión que siento. Por eso quiero cambiarla. Y yo, yo desde luego si estoy dispuesto a que no hayas reproches. Y creo que mi cabeza la tengo bien amueblada para saber, que lo que te estoy diciendo, me gustaría llevarlo a la práctica bajo esos términos que antes te he dicho. Sexo por sexo. Sólo sexo. Sólo eso. Jugar al sexo.
-Es muy complejo eso que me dices. No es tan simple. Intervienen otros factores. Sentimientos, gustos, aceptación .
-Lo que es verdaderamente complejo es que luego os vayáis de despedida de soltera y os enrolléis a un boy y allí deis rienda suelta a vuestra lívido, e incluso alguna le chupe la polla, y delante de las amigas. En cuanto os inhibís y os tomáis una copa, hala, una cosa lleva a la otra y ya digo, no os importa que estéis entre amigas y alguna pueda ver lo volátiles que sois. O que incluso alguna le ponga los cuernos a su marido con una aventurilla extramatrimonial, con un compañero de oficina, con alguien de la zona donde vives, con alguien que se te arrima . y todo ello a escondidas. Creo sinceramente que esas cosas no deben producirse, y que antes de llegar a esos extremos es mejor lo que yo digo. Por que cuando os vais por ahí y decidís, bueno mejor dicho, cuando surge la ocasión para follar con otro y ponéis los cuernos al marido, no pensáis en cocos, ni en muebles en cabezas, ni en peligros para los matrimonios ni nada de eso. Lo hacéis y os lo guardias. Os dais una satisfacción para el cuerpo y hala, a casa a follar con mi marido . que el no sabe nada. ¡Porque si al menos abandonarais al marido!
-Supongo que vosotros hacéis lo mismo. A más escala.
Sobre todo si os vais de putas. También volveis con vuestras mujeres.
-Por supuesto Avi. Los hombres, el género masculino, somos así. Pero vosotros, las mujeres no sois tan distintas.
-Puede que tengas razón. Pero sólo algo de razón, no te vayas a pensar que .
-La tengo. No lo dudes. No digo que todas, pero en general no estoy equivocado. Tenemos comportamientos similares
-En lo básico. Apuntó ella conociendo la palabra que yo iba a pronunciar inmediatamente.
- en lo básico. ¡Si y no te cachondees de mí!
-Es que siempre dices "en lo básico". Yo no te he puesto los cuernos desde que estamos casados.
-¿Desde? Pregunté intrigado.
-Bueno Ron, es una forma de hablar. Quiero decir que yo nunca he estado con otro desde que estamos casados.
-¿Desde ..otra vez? Dije.
-¡Anda déjalo ya! No quieres entenderme y estás buscando tres pies al gato. Dijo Avi.
-Te entiendo Avi. Te entiendo más de lo que tú imaginas. Y se que no me has puesto los cuernos, que no has estado con otro, pero sé también que en alguna ocasión cuando has estado hablando con algún desconocido y has creído que podrías interesarle, te has hecho la interesante y has flirteado con el. Porque te gustaba. Te gustaba sentirte así, siendo objeto de la atención por parte del otro. Y una cosa lleva a la otra. Al final son esas situaciones las que acaban en la cama. Con una infidelidad. Con unos cuernos brillantes por recién puestos.
-¡Por favor, no digas tonterías! Replicó ella.
-No. No las digo y te hago una prueba.
-¿Cuál?
-Si estas dispuesta a hacer lo que yo te diga, y luego una vez hecho, lo analizamos, verás como tengo razón y te gusta. ¡Tú no vas a ser distinta a las demás!
-¿Me gusta qué?
-Flirtear con otro. Sentirte halagada por un extraño.
-Puede. Dijo ella. Me pasará lo que te pasaría a ti. También te gustaría.
-Y después del flirteo viene algo más, meto la mano aquí, allá, luego en otro sitio y acabamos en la cama poniendo los cuernos al marido. Yo no quiero eso. Yo lo quiero ver. Quiero sentir placer jugando al sexo. Contigo. No con Putas.
-¿Eres masoquista no?
-No lo soy. O sí. ¡Estoy gilipollas!
-Vamos, tu sueño. Aquél que me contaste de la cafetería aquella o el púb con ese Pablo.
-Podría ser. Si podría ser algo parecido. Unos cuernos. Consumados. Piénsalo, yo no me enteraría.
-Yo no haría tal cosa. A lo mejor tú sí.
-Yo .seguro que sí. Aprovecharé cada ocasión que me surja, pero quiero que tu la compartas.
-¿Lo ves? Y por eso te crees que todos haríamos lo mismo.
-¡Venga Avi, no me digas que no estas mojada de pensar en lo que estamos hablando!
-Yo me mojo enseguida., ya lo sabes. Es mi naturaleza.
-O tus deseos.
-Tal vez. Dijo ella haciéndose la interesante.
-Pues mójate y haz lo que yo te diga. No te arrepentirás.
-¿Y tu Ron, te arrepentirás tú?
-No lo sé. Supongo que no. Pero hasta que no pase no puedo saberlo. Si no me arrepiento, mejor. Si por el contrario lo hago, peor para mí.
Avi meditó un rato. Un rato largo sin decir nada. Yo tampoco hablé. Ya había hablado demasiado. Hubiera dado media vida por saber qué estaba pensando aquella cabeza. Me podía esperar cualquier cosa. Avi era impredecible algunas veces. Luego me miró mientras apagaba mi cigarrillo contra el cenicero y con voz calmada se dirigió a mí.
-Esta bien Ron. Tú quieres experiencias nuevas y yo estoy de acuerdo. Haremos o tendremos experiencias nuevas, pero no me voy a acostar con nadie y menos delante de ti. Es decir, no habrá tríos. Si quieres que nos excitemos así, lo haremos. Pero no habrá tríos.
-No estés tan segura de ello. Le dije.
-Lo estoy. Puedes apostar que sí. Frase favorita en mi vocabulario pero que esta vez ella puso en su boca.
-Si haces lo que yo te diga, al final acabarás haciéndote la pregunta ¿Puedo? O diciendo "Por que no".
-¡Hombre si me pides que me acueste con alguien ..Y aún así no lo haría! Exclamó cortando su frase.
-Yo no te pediré tal cosa. Serás tú la que lo pidas. Dije muy seguro de mi mismo.
-No te entiendo. Dijo ella.
-Es fácil. Tú serás la que no te eches para atrás cuando llegue la ocasión.
-¿Y como surgirá esa ocasión?
-El tiempo lo marcará. No lo dudes. Pero tendrás que dejar que te guié.
-No me acostaré con nadie. Dijo ella tan segura como yo de lo contrario.
-Yo creo que si. Repliqué.
-No me pidas que me acueste con otro Ron. No lo haré. Aunque te enfades.
-Te prometo que no te lo pediré. Serás tú quien desee acostarse con otro. Serás tú quien se haga la pregunta. Al final lo harás y yo lo veré.
El juego estaba sobre la mesa. Los jugadores aparentemente dispuestos. Las fichas repartidas. Sólo quedaba empezar a tirar los dados.
Extracto del diario de Avi .
Las conversación con mi marido en aquél momento no venía a cuento. Es cierto que llevaba mucho tiempo con eso de los tríos, las experiencias nuevas y toda esa bazofia provocada por su mente y por lo amante del sexo que se sentía. Pero no venía a cuento. Ciertamente me lo pasé muy bien con el consolador. Cierto es que me excité pensando en un trío. Es cierto. Lo sé y lo asumo. El consolador actuaba de otro, otro al que ni siquiera conocía y eso me daba alas para dejarme llevar hasta correrme. Sentir un pene, aunque fuera de látex, dentro de mí y tener la polla de Ron en la boca, a la vez, fue una auténtica experiencia. Esa situación me gustó. Pero lo que decía Ron era distinto. Un trío en toda regla. Otro, el y yo, y con el delante. Nada más y nada menos. Aunque también es verdad, que mientras echábamos el polvo, imaginé una escena de dos hombres en mi cama forzándome y follándome hasta la extenuación de los tres, pero Ron no estaba en ella. Eso me ayudó a correrme. Pero Ron quería más. No estaba dispuesta a ello. Le comprendía. Era excitable. Para mí también lo era. Y tenía razón en eso de sexo por sexo. Sólo sexo. Lo sé. Un polvo se echa con cualquiera en ciertos momentos. Te corres y a otra cosa. La excitación llega por diversos caminos. Una cosa lleva a la otra. La infidelidad. Por tanto, pienso que Ron tenía razón en lo de sexo por sexo, sólo eso. Eso también lo sé, pero no puedo admitírselo. No puedo decirle que no está equivocado. Nosotras las mujeres somos la leche. Somos peores que ellos. Y más atrevidas. Ellos son más nobles. Decimos al principio que no y luego es que si. E incluso tomamos la iniciativa de la situación. Nos gusta sentirnos deseadas por otros, que nos miren lascivamente. A veces ni tu marido te mira así, y a nadie le amarga un dulce. Estaba dispuesta a jugar a ese juego de excitaciones con Ron, pero no estaba dispuesta a
Acostarme
con otro al menos delante de él. Yo no le había sido infiel físicamente. Nunca lo había echo. Mentalmente si. Muchas veces. Yo también deseo. Como cualquiera. A mí también me excita ver una película porno. También me mojan las situaciones que veo. Pero no se lo podía confesar. Recuerdo una ocasión en que estaba en una cafetería y se acercó un hombre a darme charla no sé con qué pretexto. Quería enrollarse conmigo. Lo sé. Yo soy mujer y se esas cosas. El tipo en cuestión estaba bien. Le miré el bulto del pantalón en su entrepierna. Estaba bien servido. Me gustó sentirme deseada por aquel tipo. No me hubiera importado que me hubiera llevado en su coche a un descampado y me hubiera echado un buen polvo. A nadie le amarga un dulce. Pero para eso se tendrían que haber dado ciertas circunstancias que obviamente no se dieron por que yo corté de raíz el tema. Pero si yo hubiera querido, con un simple gesto, me hubiera dejado follar por el. Me hubiera corrido y lo hubiera disfrutado. Luego hubiera vuelto a la cama junto a mi marido. Hubiera bastado un gesto amable por mi parte y todo se hubiera desatado como en el sueño de Ron. Pero no lo hice. No lo hice por Ron, creo, y por mí. Estaba dispuesta a dejarle llevar la iniciativa .hasta cierto punto. Quería saber hasta donde era capaz de llegar. Supuse que tendría que hacer algunas concesiones. De todas formas, no lograba apartarme de la cabeza la fascinante y excitante escena de dos tíos follándome. Uno metiéndomela mientras al otro se la chupaba. Me imaginaba esa escena, curiosamente y no sé por qué, en el salón de nuestra casa. Yo me dejaba hacer por esos dos hombres, que repito, ninguno era Ron. Y me colmaban. Llenaban de placer mi osadía y mi descaro. Aquello era muy fuerte para mí. Pero lo confieso, desde ese momento, no pude apartar de mí la escena en mi mente del sillón de mi salón. Dos hombres, ninguno de ellos Ron, apoderándose de mi cuerpo tal y como quisieran. Yo, la Avi recatada y puritana, en sus manos dejándome hacer hasta que conseguía extraer de ellos hasta la última gota de su semen y ellos, tan rudos con sus penes enormes, me transportaban a otro mundo desconocido de deseo y placer. Era mi trío, el trío que yo también creía desear. Pero a espaldas de Ron. Los hombres son extraños e imprevisibles en algunas ocasiones. Podemos tener previsto tal o cual comportamiento de ellos, pero a veces se salen del guión. Y Ron se había salido hasta escribir él su propio guión. Un guión en el que yo era la protagonista de esa película porno que deseaba rodar. Confieso que la sóla idea de dejarme hacer por dos tipos en el sillón de mi salón, hacía que sintiera ganas de masturbarme muy a menudo. Pero a espaldas de Ron. Todo a espaldas de Ron. Y eso no me gustaba del todo. No me sentía bien. Lo único claro que tenía en mi cabeza era que me gustaría follar con otro. Probar otra polla. Sentir la penetración lenta e inexorable de un miembro duro y arrogante. Sentir en mi coño la mofa del verdugo después de expulsar sus líquidos. Otra polla. Como decía Ron. ¿Por qué no? Una infidelidad que yo estaba dispuesta a correr, pero sin buscarla, sin provocarla. Decidí que si llegaba la ocasión no me negaría. Pero sin mi marido . Nunca se lo diría.**
Continuará .
Coronelwinston