Diana y Cecilia. amigas del Colegio (Final)

Ambas se acostumbran a estar bastante tiempo desnudas. Habían perdido definitivamente la timidez de otras épocas.

Diana y Cecilia. Amigas del Colegio VI.

Capítulo VI

Unos días después Carlos recibía un paquete con una nota que decía:

Estimado Señor Carlos.

Estas disciplinas son especiales para que cuando tenga a las zorras cabeza abajo, con las piernas separadas, luego de habérselas cogido. Se las puede castigar directamente en la vulva. He comprobado la efectividad en las sesiones que llevo a cabo los martes y viernes de cada semana en la casa de un amigo. Luego de algunas sesiones le recomiendo que sea riguroso en el castigo y luego se la meta sin piedad. Les hará mucho bien este tratamiento.

Dependiendo del entrenamiento de las esclavas, pueden aplicarse entre veinte y cien azotes en la concha. Le puedo asegurar que tanto Ud. como las chicas disfrutarán de este instrumento.

También puede azotarle las tetas. Los nudos de las colas de las disciplinas dejan unos puntos muy vistosos sobre los senos. Si es posible envíeme algunas fotos y/o videos durante y luego de la flagelación de las chicas.

Lo saluda muy atentamente

Marcelo.

Carlos se excitó de sólo leer la carta. Dejó el regalo a un lado y llamó a Cecilia al dormitorio.

Marcelo me ha hecho un regalo que algún momento probaremos. Ahora quería cogerte.-

La besó y clavó sus dientes en los pezones de la joven, le introdujo su pene en la boca para que lo lamiera y luego la penetró por la vagina. Antes de correrse retiró la verga de la cavidad y todo el semen fue a parar a la cara de Cecilia

Una vez satisfecha su necesidad sexual, comenzaron a planear con Cecilia que otras compañeras del colegio podrían sumarse para la sesión de fotos-

-¿Te vas a coger a todas las chicas que vengan?- preguntó Cecilia casi con inocencia.

-No sé si a todas, pero a varias seguro que si. No hay que desaprovechar oportunidades. Cecilia, invita solamente las que desvirgué cuando vinieron para aquí

-Además de Diana son cuatro. Las otras ya habían cogido antes.-

Unos días después hacían su entrada al sótano de la casa de Carlos, además de Diana y Cecilia, 4 compañeras de ambas. Para esa oportunidad, Carlos había contratado un fotógrafo y camarógrafo profesional para asegurarse un buen material gráfico.

Las tomas comienzan cuando las seis jóvenes comienzan a desnudarse hasta quedar totalmente sin ropas. Es entonces cuando comienzan primero las fotos en poses y luego las mamadas tanto a Carlos como a los ayudantes de la filmación. Luego algunas escenas donde son cogidas ya sea por la vagina o por el culo, finalizará el encuentro con algunos castigos.

Las disciplinas regaladas por Marcelo fueron las más usadas. Todas y cada un a de las jóvenes regresaron a sus casas con marcas en el culo, la espalda, el vientre, las tetas o la misma concha. Justamente Diana era la que tenía más dificultad en caminar. Había recibido veinte azotes en la concha. Una vez editadas todas las fotos y los videos, Carlos remitió todo el material a Marcelo. Las fotos de las seis mujeres, que incluía a su hija, fueron guardadas por Marcelo en un cajón para el posterior regocijo.

A partir de esa fecha, todos los sábados se cumplía el rito. Ambas jóvenes, luego de desnudarse, se encaminaban al sótano donde eran cogidas y eventualmente castigadas y humilladas. Muchas de estas sesiones eran filmadas para que también otros familiares de Diana pudieran apreciar el aprendizaje de la joven. A partir de ese momento ambas jóvenes debían vestirse con pantalones para ocultar de la vista de los curiosos algunas marcas que lucían sus piernas. Sus culos también estaban marcados por los azotes de sus respectivos progenitores, pero generalmente no quedaban expuestos a la vista de todo el mundo..

Si nos guiamos por la expresión de los rostros de Diana y Cecilia, podemos afirmar que estaban pasando por los momentos más felices de sus vidas. En esos días no tenían necesidad de que sus conchas fuesen visitadas por otros penes aparte de los de Carlos y de Marcelo, que también comenzó a disfrutar de su hija.

Carlos se había convertido en un avezado profesor. Poco a poco fue incorporando otros instrumentos para causar dolor y placer a las jóvenes. Afortunadamente el sótano era lo suficientemente grande como para alojar los más complicados elementos para ser usados en los delicados cuerpos de las chicas. Diana había desarrollado una especial capacidad para permanecer colgada de sus tobillos, posición en la que era colocada muy frecuentemente, para realizar las prolongadas mamadas que tan hábilmente sabía hacer.

Por su parte Cecilia tenía dilatado el agujero del culo como consecuencia de todos los objetos que su padre le introducía. Su concha permanecía siempre bien depilada y los labios de la vulva ligeramente abiertos invitando a ser penetrada.

Por su parte Lucía, fiel a su promesa de no tener sexo, ayudaba a su esposo a buscar y sugerirle nuevas técnicas y posiciones sexuales que complacieran adecuadamente tanto a su hija como a la amiga. Discutieron entonces la posibilidad que usara, de manera permanente, un cinturón de castidad metálico que además de asegurar la imposibilidad de ser penetrada, adicionara una cierta incomodidad al caminar que les hacía mover el culo de manera sugerente. Por otra parte cuando estaban en la casa de Cecilia o Diana generalmente estaban sin falda ni bragas, cubriendo sus intimidades con el cinturón.

En cuanto a Marta, Marta era cogida regularmente tres veces por semana, la frecuencia era suficiente para ella, conociendo que su marido los días sábados se cogía no solamente a Cecilia sino también a Diana, por lo que la joven ya no se quejaba que su padre no la quería.

FIN.