Diana y Cecilia. amigas del Colegio (1 de 6)

Este cuento está basado en otro de mi autoría publicado con el nombre de Diana. Una hija quiere ser desvirgada. Lo dedico a Julieta

Diana y Cecilia. Amigas del Colegio I

Capítulo I

-Mamá, pienso que papá no me quiere.-

-¿Por qué dices eso hija?

-Porque ya tengo 1

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y todavía no me ha cogido ni una vez. Todas mis compañeras del Colegio ya han sido cogidas por sus padres y yo todavía nada. Como soy virgen, tampoco he tenido ofertas de otros muchachos. Parece que tienen miedo de desvirgarme.-

-No digas eso. Primero que digas TODAS, me parece exagerado. Tu padre te quiere mucho pero no está en su espíritu coger a su hija. Creo que nunca lo hará. Sabes que es muy ordenado. Tanto es así que los días domingo me coge por la vagina y me llena la boca con su picha, los martes me coge sólo por la vagina y los jueves me la mete por el culo. Así es desde hace casi veinte años. Todos los lunes, jueves y domingo es lo mismo.-

-¿Qué me aconsejas entonces? ¿Qué me quede sin coger nunca?¡Quiero que un hombre me la meta bien adentro! Sé que mucho más que la mitad de mi clase, además de haber sido cogidas por sus propios padres, lo han sido por Carlos, el padre de mi compañera Cecilia. Me enteré que se las ha cogido por lo menos una vez, pero a mí nunca me lo propuso.-

-Vamos por partes. ¿Carlos se ha cogido a varias de tus compañeras? Y su esposa ¿No dice nada?, porque una cosa es cogerse a la hija y otra a las amigas de la hija. Con la hija todo queda en familia, pero con las amigas…-

-La esposa de Carlos hizo una promesa cuando estuvo muy grave con el nacimiento de Cecilia. La promesa era que si se curaba nunca más iba a tener relaciones sexuales, por eso permite y hasta facilita, que su marido las tenga con otras mujeres. Por eso mis compañeras van a la casa y Carlos se las coge en su propio dormitorio. Que yo sepa ya se acostó con veinte de las 26 alumnas del curso. A dos, como no tenían padre, las desvirgó él.-

-Debo reconocer que eso es una de las cosas más extrañas que haya escuchado, pero en fin, hoy en día se ve cada cosa... ¿Cecilia está de acuerdo que su padre se coja a las compañeras?-

-Por supuesto que sí. También se la coja a ella una o dos veces por semana. Se la mete por los tres agujeros. Me llama un poco la atención eso de ser penetrada por el culo, pero dices que papá los jueves te la mete por atrás.-

-No tiene nada de raro. Ya verás que también puedes gozar con el sexo anal. En cuanto a ti, espera unos días para ver qué se me ocurre.-

Unos días después Diana llega radiante a la casa, contándole a la madre que finalmente Carlos la ha invitado para el fin de semana siguiente a su casa. Cecilia ya le advirtió que ese día ella y su madre saldrían por espacio de más de cuatro horas. ¡Al fin se le daba la oportunidad de que Carlos la invitara! Estaba expectante la llegara del sábado a las 6 de la tarde, hora en que había sido citada.

A la hora indicada Diana llegó a la casa de Carlos que la aguardaba ansiosamente. Luego de saludarse Carlos comenzó a acariciar todo el cuerpo de Diana debajo de la camisa y pollera que tenía puestas. En un momento se detuvo y le pidió que se quitara la camisa.

-¿No me la quieres quitar tú?-

-No. Deber ser tú misma la que se quita la ropa como signo de sumisión. Si yo te quitara la ropa te convertirías en víctima de un abuso, pero si desnudas tú misma, es que aceptas tu condición de dependiente.-

-Cecilia me ha dicho que eres virgen. Por lo que puedo palpar tienes un hermoso cuerpo. Estoy seguro que gozaremos juntos.-

-Será un poco atrevido de mi parte pero quiero ser desvirgada lo antes posible. Estoy muy caliente.-

-Acariciemos esta conchita para ver si está mojadita.-

Carlos introduce la mano debajo de las bragas y acaricia los labios vaginales. Diana tiembla de emoción y calentura.

-Ahora quítate el sostén. Quiero apreciar esas lindas tetas que escondes.-

-¿Y no me bajo la bombacha?-

-Todavía no. Quiero que te desnudes solamente de la cintura para arriba. No seas apurada. Desvirgar a una jovencita es un proceso lento, del cual se debe disfrutar.-

-Creo que yo disfrutaría si la tuviera adentro. Hace un momento me tocaste y la concha y creía que me corría.-

-Despacio Diana. No te apures y disfruta de cada momento.-

Carlos comenzó a acariciarle los pezones que respondieron de inmediato poniéndose duros y erectos. Bajó su cabeza y comenzó a lamerlos y chuparlos. Diana creía que iba a explotar. Por su parte la joven bajó el cierre del pantalón y acariciaba el miembro de Carlos por encina de su boxer. Era la primera vez que tenía un pene en su mano. Así estuvieron largo rato.

Carlos continuaba magreando las tetas de Diana y acariciando su espalda y besándola con ocasionales caricias en el culo por encima de las pantaletas. En un momento Carlos detiene sus caricias.

-Por hoy es suficiente. Adivino que tienes un hermoso cuerpo pero por ser el primer encuentro debemos detenernos aquí.-

-¡Cómo detenernos aquí! ¿No me va a coger? Estoy muy cachonda.-

-Estarás cachonda pero por ser la primera vez es suficiente. Vístete y vuelve a tu casa.-

-No me dejes así. ¡Cógeme!.-

-Mi querida Diana. Tú eres inexperta. Quédate calentita que mejorará el flujo de tu vagina para penetraciones posteriores.-

-Seré inexperta pero me tengo que hacer una paja. ¡No puedo más!-

-Pues mastúrbate si quieres, pero luego te vistes y te marchas.-

Una vez que con ayuda de sus dedos, se corrió, terminó de vestirse y algo enojada se dispuso a retirarse.

-Te espero aquí el próximo sábado para continuar con la tarea.-

-¿Otra vez vas a calentarme para dejarme así? No me interesa.-

-No. La próxima vez tu conchita será penetrada y tu himen desgarrado.-

-¿Me lo prometes?-

-Sí. Creo que el sábado ya estarás en condiciones de hacerte mujer.-

-Hacerte mujer, hacerte mujer. Nada de medias palabras, de cogerme, de metérmela bien adentro, eso quiero.-

-Lo tendrás.-

Así se despidieron. Diana corrió a su casa con sensaciones variadas. Por un lado había tocado una verga de verdadera y de buen tamaño. Por otra parte nunca le había chupado y acariciado las tetas como lo hizo Carlos, pero… tuvo que conformarse con su propia satisfacción manual. Esperaba que el sábado siguiente por fin fuera penetrada.

A su regreso a la casa, Marta quiso conocer detalles de esa experiencia de su hija.

-¿Cómo te ha ido con Carlos? ¿Te ha cogido?¿Te desvirgó? –

-Nada de eso. Me acarició, me chupó las tetas, me tocó la concha pero no me quiso coger. Me dijo que fuéramos más despacio, que el próximo sábado me la metería adentro. Yo le pude tocar la verga, que estaba bien dura, por encima del boxer, pero ni siquiera la pude mirar.-

-Entonces te has quedado más que caliente.-

-Antes de vestirme me hice una paja. Ya no aguantaba más. Me prometió que el sábado que viene me va a coger.-

-Bueno hija, deberás esperar una semana más. No te olvides de seguir tomando las pastillas. Nada mejor que sentir el semen que se te mete en la vagina.-

El viernes por la noche, Carlos la llamó para citarla para el día siguiente.

-Supongo que estaremos solos,¿no?-

-Mira, Cecilia estará en casa, pero Lucía, mi mujer saldrá de compras, Podremos hacer nuestras cosas tranquilos. Te pido un favor, que te depiles el pubis y todos los pelitos que tengas por allí. Nada mejor y más higiénico que una concha libre de pelos.-

Así lo haré. Esta noche me afeitaré la concha y zonas aledañas.-

-Bien, te espero mañana. ¿No te has olvidado de tomar tus pastillas?-

-No, las he tomado todas. Podrás cogerme sin peligro de embarazo.-

Así finalizaba la comunicación. Diana corrió a afeitarse la concha y no pudo evitar jugar con sus deditos en el clítoris. Se corrió dos veces antes de eliminar todo el vello del pubis.

Al día siguiente Diana se dirigió a la casa de Carlos. La recibió Cecilia en la puerta.

-Hola Diana. Papá me avisó que vendrías. ¿Hoy es el gran día?-

-¿Qué quieres decir?-

-¡Que papá te la meterá en la concha!-

-Bueno, sí. Habíamos quedado en que hoy me desvirgaría.-

-Bueno Diana, pasa. Yo me voy a mi habitación a estudiar. Ya viene papá.-

La situación era algo incómoda para Diana. La presencia de su amiga Cecilia en la casa la perturbaba. Poco después Carlos se acercaba a Diana.

-¿Cómo estás Diana?¿Más tranquila que el sábado anterior?-

-No mucho, la presencia de Cecilia me perturba.-

-No te preocupes por ella. Estoy ansioso por besar y chupar esos pezones. Quítate la camisa y el sostén.-

Diana procedió a desabrocharse la camisa que dejó caer al suelo y soltó el gancho de la espalda del sostén. Carlos se acercó y mientras la besaba le quitó totalmente la prenda que cubría sus tetas y comenzó a acariciarlas y apretar los pezones. Éstos se endurecieron de inmediato.

Lentamente se iban moviendo hacia el dormitorio. Carlos le bajó las bragas justo debajo de la entrepierna y comenzó a acariciarle el culo, metiendo sus dedos entre los cachetes . Luego suavemente metió la punta del dedo índice en el propio ano. Diana notó esa penetración e hizo un movimiento desplazando su cuerpo hacia delante.

Carlos continuó con el magreo. Ahora una de sus manos acariciaba la concha mientras que la otra lo hacía en el culo. Diana estaba cada vez más caliente. Minutos después ya estaban en el dormitorio y Carlos recostó a Diana sobre la cama y le quitó totalmente las bragas y luego la falda. Ahora La joven estaba desnuda y de espaldas sobre la cama. Carlos se quitó las prendas que aún lo cubrían dejando su verga erecta a la vista de la amiga de su hija.

Diana, que era la primera vez que veía un pene erecto se sorprendió del tamaño. No podía pensar que semejante instrumento pudiese meterse en su conchita, pero al mismo tiempo estaba deseosa de ser cogida. Separó sus piernas para dar libre acceso a su vagina.

Carlos ubicó la glande en la entrada de la concha y lentamente comenzó a empujar. Había cogido a varias de las amigas de su hija e incluso desvirgado a alguna, todas muy jovencitas y muy calientes pero ninguna había estado tan mojada como Diana. Encontró y himen y suavemente lo fue desgarrando. La joven apenas sintió un pequeño dolor pero estaba eufórica al sentir una verga en su interior.

No fueron muchos movimientos para que Diana se corriera. Se estremeció y gimió, pero no quería detener el gozo. Por su parte Carlos, con calma seguía moviéndose hasta que finalmente Diana sintió como la leche de su ocasional amante se derramaba en su interior

-¡Por favor, no la saques!¡déjame adentro! Quiero seguir disfrutando del polvo.

-Se irá ablandando y ya no sentirás nada. Dime cuándo quieres que salga de encima de ti.-

-Nunca Carlos, nunca…-

Luego de descansar unos minutos y todavía con el semen ocupando su vagina, Diana quería más.

-Para otro polvo deberías chuparla hasta que se ponga dura otra vez.-

-Pero está toda mojada de semen y de flujo vaginal.-

-¿Prefieres que me lave la verga primero antes de chuparla.-

-Sí por favor, yo también me voy a limpiar.-

Luego de higienizarse, ambos regresaron a la cama. Diana no sabía como proceder, por lo que Carlos comenzó a acariciarla tanto en los pechos como en el culo y la concha. Esto la excitó, momento en el cual Carlos le acercó la boca a su verga que estaba bastante desinflada.

-Ponte la punta en la boca y le pasas la lengua. Verás que poco a poco se va agrandando, respondiendo a tus caricias. Entonces te la vas introduciendo más mientras la chupas y le pasas la lengua.-

Así procedió la joven. A pesar que era la primera vez que hacía semejante cosa, lo hizo con habilidad. Algún desprevenido podía pensar que era una puta profesional. Mientras tanto Carlos le seguía acariciando las tetas y la espalda. Poco después estaba suficientemente dura como para clavarla por la concha otra vez. Diana se puso nuevamente de espaldas, Levantó sus piernas separándolas ligeramente ofreciendo su sexo abierto para ser penetrada nuevamente.

Nuevamente Carlos se ubicó casi encima de Diana y comenzó a penetrarla nuevamente. Lo hizo lentamente teniendo en cuenta que hacía muy poco que había roto su himen. Una vez que la tenía completamente clavada comenzó el movimiento de vaivén.

Diana estaba gozando ese polvo como nunca imaginó. Abrazaba y besaba a Carlos con verdadero placer. Antes que Carlos, ella nuevamente se corrió. Luego sintió nuevamente el semen corriendo por las paredes de su vagina. Permanecieron un rato acostados y luego de vestirse bajaron a tomar un café. Cecilia estaba en el lugar.

-Diana. ¿cómo te ido con la cogida?¿Viste que mi viejo lo hace muy bien?-

Diana no pudo menos que ruborizarse. Por su parte Carlos comentó:

-A decir verdad Diana tiene un cuerpo delicioso y a pesar de su inexperiencia sexual, coge muy bien. También sabe hacer una buena chupada.-

-Papá, por lo que veo no te has privado de nada. ¿También se la metiste por el culo?-

-No, hoy no por el culo. No te olvides hija que recién hoy la desvirgué. No deben ser tantas emociones juntas.-

-¿Y Diana?, no me dijiste si te gustó la cogida.-

-Me da un poco de vergüenza hacer esos comentarios delante de tu papá, pero gocé mucho, como nunca imaginé.-

-Papá, supongo que dejaste algo de leche para mí para mañana. No te olvides que me dijiste que sería un domingo especial.-

-Quedará leche para ti, no te preocupes.-