Diana se siente zorra (1)

Diana la mujer más explosiva y que desea ser usada se entrega a su amo.

DIANA SE SIENTE ZORRA (I)

Diana siempre había creido que las fantasias sexuales son eso fantasías hasta que contactó por Internet con Pablo un joven Amo que la hizo que cada vez que hablaban ella mojase las bragas y tuviera un orgasmo casi sin tocarse. El cuando la vió un día que estaba muy caliente que estaba tentada a dar el paso de ser una sumisa real le puso el caramelo de ser SU sumisa y ella aceptó.

La envió por e-mail un contrato de sumisión y la hizo rellenarlo, era un contrato con muchas cláusulas sobre limites y otro tipo de cosas, ella lo completó y lo firmó y lo guardó en un sobre y esperó a recibir el e-mail o la llamada donde él la diría el lugar donde debía ir. Al de una semana un día que ella estaba en su despacho, la mujer tenía un puesto de funcionaria con responsabilidades de mando, quizás por ello el obedecer a otra persona sobre todo a un hombre que en su trabajo era un empleado que estaba a las ordenes de varios superiores la excitaba sobremanera. Respondió a la llamada pero la chica que hablaba la conminó a no hablar y a escuchar:

El viernes 27 será el día, después de llegar de trabajar meterás en una mochila solo el neceser con cepillo de dientes, etc.,tu ropa intima y todos los juguetes que has comprado estos meses, te vestirás con la camiseta que el Amo te regaló y con unos pantalones verdes que están encargados en la tienda XXXXX, no están pagados así que tendrás que pagarlos tú, luego cogerás el tren de las siete de la tarde hasta el pueblo XXXX, saldrás caminando del pueblo dirección XXXXX y a unos 10 minutos verás un cartel con un logotipo como el que llevas en la camiseta, te indicará el camino hasta la casa donde te espera tu Dueño, arranca el cartel según pases a su lado.

La mujer el viernes completamente nerviosa salió de trabajar a la una de la tarde, había solicitado una excedencia de dos años y durante ese tiempo se dedicaría a su fantasía, a ser la esclava de un Amo y a gozar con ello. Antes de comer fue a la tienda que la habían indicado, llevaba el colgante que su Amo la había hecho fabricarse con lo que la dependienta enseguida supo quien era, la indicó que esperase y la trajo el pantalón. Diana la preguntó por los probadores y la chica dijo que no que se cambiase allí delante de ella, Diana dudó pero antes de que pudiera protestar el dueño de la tienda salió de la trastienda y cerró la puerta del local y cogiendola del pelo la dijo si su Amo no la había enseñado a obedecer.

Diana no dudó se bajo los jeans que llevaba puestos y se puso los pantalones verdes, ahora si no fuera por la camiseta blanca parecería que estaba en algún campamento militar, los pantalones la quedaban como un guante y eran muy cómodos, vió como la chica no paraba de mirarla el culo lo mismo que el dueño, entonces Nuria que así se llamaba la dependienta se acercó y cogiendola del cuello la besó en la boca primero con mucha dulzura y luego con mucha lujuria y pasión.

La fue desnudando y Diana correspondió de la misma forma hasta que las dos como dos llamas de un fuego quedaron desnudas y abrazadas en un intimo abrazo, el dueño entonces la sujetó del brazo, Nuria se sentó en medio de la mesa con las piernas abiertas y ofreciéndola su coño para que se lo comiera, Diana muy obediente lentamente pasaba la lengua por los labios vaginales y sujetaba el clítoris con sus labios, el hombre entonces la cogió de las caderas y se la metió de un solo golpe hasta el fondo y la folló rítmicamente hasta que la sacó e hizo bajar a Nuria que estaba al borde del orgasmo y esta le ofreció su culo como si fuera un trofeo por el que el hombre pugnase en conseguir. La verdad es que ahora veía porque esa ansia y es que el culo de Nuria era uno de los mejores que culos que ella había visto jamás. El hombre se veía que la jodía habitualmente porque también a la chica la penetró de una sola vez, con algo más de cuidado pero de una sola vez.

La estuvo follando un poco mientras Diana había ocupado la postura que antes tenía Nuria hasta que el hombre se corrió en el culo de la chica mientras ellas dos casi al unísono estallaban en un gran orgasmo. Nuria la acompañó al baño para que se ducharan y vistieran y allí pudo observar la belleza de Nuria, de cara era guapa pero no en exceso pero el cuerpo era espectacular, dos pechos más bien pequeños que cabrían en una mano pero rematados por dos diminutos pezones color café oscuro, un pubis completamente rasurado y un culo redondo, respingón y duro perfecto. Se ducharon y cada una de ellas vistió a la otra.

Cuando Diana salió el dueño la dio el billete del tren, ella salió, fue a casa, cogió el petate y fue a la estación de tren. Subió al tren, en todo el camino se sintió observada por una joven que estaba sentada varios asientos más allá pero cuando se bajó en el pueblo donde debía ir vió que la muchacha seguía otro camino. Siguió el resto de instrucciones y al de poco llegó a la bifurcación y vió el cartel, lo arrancó del poste donde estaba clavado y lo guardó como la habían ordenado. El camino era una vereda entre arboles que se adentraba entre dos colinas y justo cuando el sendero describía una curva y se perdía detrás de una de esas pequeñas montañas observó una casa de estilo campestre bastante amplia y cuidada aunque sin querer romper con el entorno rural.

Llamó a la puerta y una voz desde dentro la indicó que dejase la bolsa en el suelo y pusiera las manos en la cabeza, ella obedeció pero no pudo por menos de asustarse aunque reconoció la voz que la había hablado por el móvil. Una mujer salió de entre las sombras y se colocó a su espalda y empezó a cachearla, primero de forma muy profesional pero después casi se podía decir que la estaba sobando y magreando a gusto mientras jadeaba en su oido.

La puso las manos a la espalda y la esposó, la llevó hasta un cobertizo que había al lado de la edificación principal, la hizo desnudarse y que doblase la ropa y la situase sobre el suelo, la mujer vestía con una túnica blanca con pequeñas letras y dibujos de color dorado y atada en la cintura con un cordón de color oro también. La observó desnuda e hizo un gesto de desaprobación cuando vió que el pubis no estaba completamente rasurado sino que quedaba una estrecha tira de vello.

Diana era una mujer de bandera aunque de estatura menuda, morena de pelo rizado y leonado, ojos marrones y labios sensuales, pechos voluptuosos de tamaño medio con los pezones medianos de color café claro, el culo redondo y muy proporcionado y el coño de la forma arriba descrita. La esposó a una argolla que colgaba de una viga en el techo y cogió una manguera y desde una distancia de unos cinco metros la lavó como la que lava un coche con agua a presión. Cuando acabó la colocó la manguera en el coño y el culo y la introdujo agua en la vagina y el recto para realizarle un enema.

Luego la hizo hacer sus necesidades y la volvió a lavar dejando que ella se jabonase todo el cuerpo en una gran tina con agua caliente. La ordenó que se pusiera los pantalones que esa mañana había adquirido a un precio tan placentero, cuando se los hubo puesto la dio una camiseta en que en la parte del corazón llevaba unos números. Así vestida y con unas zapatillas la llevó fuera del cobertizo, rodearon la edificación principal y bajaron por una escaleras hacia una especie de sótano en la que después de traspasar una de las puertas entraron en un corredor donde había varias habitáculos asemejando celdas. La metió en una de ellas y ató una cadena a la argolla que existía en un collar que la hizo ponerse. Allí iba a pasar la noche, por la mañana ya conocería al Amo.

Continuara............................

Este es un relato imaginario que va dedicado a la mujer que ha inspirado el papel de Diana, una mujer bisex española que se siente tan zorra como la protagonista, ya se que suena machista pero es solo la frase con la que ella se define, ninguna situación es real ni tampoco ninguno de los lugares pero si os ha gustado me podeis escribir sobre todo mujeres a:

Picante100@hotmail.com