Diana Marcela: Hija y Sirvienta. Epilogo

Diana Marcela despues del encuentro accidental con su familia ya no puede vivir sin esa clase de placer y busca repetir.

Marcela, Hija y Sirvienta: Epilogo.

Habia pasado ya una semana y a Diana Marcela ya no le dolìa el cuerpo, pero de ninguna manera la fiebre le habia bajado, el deseo se le habia desarrollado abundantemente, todas las noches soñaba con lo que habia pasado en el cuarto de la azotea, y todas las tardes se masturbaba fantaseando con la noche en que su tìo Beto y su padre, alcoholizados y en medio de la oscuridad la confundieron con Faby, la joven sirvienta, amiga y confidente de Marce.

Desde ese dia, cada hora, cada minuto y cada segundo era peor, Diana Marcela sentìa que le hervìa la sangre y la temperatura le aumentaba constantemente, pero no podia ni se atrevia a buscar lo que le habian dado aquella noche.

Aquello habia sido accidental, afortunado pero accidental. Y solo ella sabia del peso total de aquello, la tremenda carga sexual y prohibida de todo aquel incidente solo ella lo soportaba y lo gozaba.

Pero su cuerpo, sin razonamientos, moralismos ni escusas le pedia mas, habia probado la droga, el extàsis del sexo puro y prohibido y le exigia mas. Marce, desesperada y sin experiencia no tenia el valor de seducir a nadie y por fin, tratando de no decir nada de aquella noche, le pidiò consejo a Faby sobre como seducir a un hombre para tener relaciones. Faby se entusiasmò al principio, por fin ayudaria a su amiga a divertirse como ella sabia, pero sentia que se movian en mundos muy distintos y al final solo le podia decir lo que ella hacia para que la chica lo aplicara a su manera con sus amigos.

-"Lo bàsico es verse bien y sobre todo provocativa"- comenzò diciendole Faby a Marce -"Maquillaje, falda rabona, de esas que parece que la bastilla te pellizca el nacimiento de las nalgas, y para que se te vean las piernas en plenitud, ah y tacones, infaltables. Te dirà mas de uno que pareces puta, pero ese es el chiste de todo, a los que te digan eso ni los peles, los que puedes pescar mas fàcil y hacer con ellos lo que quieras son los que te comen con los ojos y no dicen nada.

Marce se riò mucho esa noche y se calentò como siempre lo hacia con las platicas de Faby, imaginandose todo aquello como una pelicula, pero en la pràctica de poco le servia pues los ùnicos chicos con los que tenia contacto eran los de la escuela, y el reglamento del uniforme escolar obligatorio tenia normas muy rigidas que no le permitirian vestir asi, ni siquiera ponerse tacones. Sin embargo, en su desesperaciòn decidiò llevar a cabo un plan con algunas de las ideas de Faby.

Al dia siguiente Marce se puso una blusa de seda, blanca, que tomò prestada del ropero de su siempre ausente madre y que era del color del uniforme,una falda que doblandola por la cintura, como arremangandola, convirtiò en minifalda, se puso minitobilleras con bordes de encajes y los zapatos escolares normales, pues ya sabia que ese contraste volvia locos a la mayoria de los hombres.

Su hermano Luis, como siempre, era el encargado de dejarla en la escuela en camino a su universidad, pues su madre pasaba mas tiempo en una ciudad vecina cuidando de su propia madre enferma que en su propia casa. En el trayecto Marce notaba nerviosa como su hermano, cada vez que metia cambio al auto, veia sus piernas descubiertas por la minifalda hechiza y fruncia el ceño. La chica temia su enojo y que dijera algo a su madre cuando volviera, pero no le dijo nada, solo se quedaba pensativo, quizà tenia sus propios problemas.

Marce temblaba aun mas al bajarse del auto y encaminarse a la puerta de la preparatoria, el frìo matinal tenia poco que ver con ello, y sus pezones erectos, evidentes a traves de la seda y el ligero brassiere, delataban los planes de la jovencita.

Las horas pasaban, una clase tras otra, y Marce no se atrevia a hacer nada, a pesar de que todos sus compañeros y uno que otro maestro la observaban con lujuria. -"Puta"- le susurrò una antipatica compañera al pasar a su lado, y Marce se estremeciò, mas que ofendida excitada, y sonrojada bajò el rostro.

Un compañero de tercer año se acercò a ella y poniendole una mano en el hombro le dijo que no le hiciera caso, la otra era famosa por fàcil y odiaba a quienquiera que le robara atenciòn. -"Ven, vamos a platicar, a ti no te conocia"- le dijo el muchacho jalandola del brazo e invitandola a sentarse bajo un arbol alejados de los demàs.

El tipo de inmediato comenzò a aplicar su encanto diciendole lo bonita que era y que bonito era su cuerpo, pero perdìa estùpidamente su tiempo, Marce ya tenia planeado todo. Pasados tres minutos de esto Marce rompiò su silencio y abriò la boca para dejar al tipo helado de la sorpresa, pero temblando de calentura. -"Quiero que me cojas"- le dijo a quemarropa y con la voz tremula.

El compañero de Marce sonriò estupidamente y llevandola de la mano le dijo que tenia un buen lugar. La llevò a unos baños cerca de las canchas de deportes, que fuera de los horarios de esas clases siempre estaban vacios.

Marce temblaba de excitaciòn, le gustaba la idea de peligro al hacer algo en lugar publico. Ademas al pasar por un grupo de compañeros hombres uno le dijo putita, dibujando la palabra con los labios, lujuriosamente, mientras los otros se reian. Diana Marcela sintiò como si todos ellos hubieran metido la mano bajo su falda y manoseado su sexo. Pero ellos no notaron cuando bajò su rostro y se alejò con su amigo sonriendo, satisfecha de el efecto que les habia causado.

Al llegar al baño, como desesperados se besaron y torpemente acariciaron sus cuerpos sobre las ropas. el tipo alcanzò a sobarle la rajita sobre la pantaleta de algodòn y Marce gemìa -"cogeme, cogeme"- sin cesar. El tipo restregaba su erecciòn contra el muslo de la chica como animal impaciente y luego se separò de ella. -"Aqui no podemos chiquita"- le dijo -"pero si me puedes dar una mamada como buena putita que eres"- el tipo le puso las manos sobre los hombros y la forzò aponerse de rodillas frente a èl.

Marce se desconcertò, eso era algo que no esperaba oir pero al sentirse obligada y tratada como una cualquiera se decidiò a seguir el juego sumisamente.

Tomandola por el pelo el tipo se abriò la bragueta y sacò su erecto pene frente al rostro perplejo de Marce. La chica tenia ante si un apenas mediano y delgado pene, y abriò los ojos tratando de captar cada detalle de su forma, color y detalles en general del primer pene que veia asi tan cerca a la luz del dia. Pero en ese momento el tipo tomò su pene con la mano y dirigiendolo lo metiò en la boca de la inexperta adolescente.

Diana Marcela lo succionò, lamiò, chupò e hizo todo lo que pudo y supo hacer pero en menos de un minuto el tipo eyaculò ruidosamente en su boca -"ayyy hija de puta"- exclamò entre sollozos de placer exagerado -"que rico"-.

Marce saboreò su semen, jugò con el con la lengua dentro de su boca y lo tragò sin asco, le gustò, pero quedò tremendamente insatisfecha, de rodillas y con la mano tallando su entrepierna. El tipo la levantò manoseandola, la besò en el cuello y la dejò ahi. Marce se quedò sola, llorando en medio del baño de hombres de la escuela.

Obtuvo mas placer al salir y durante el resto de las clases cuando otros tipos le susurruban obscenidades y vulgaridades, tratandola de puta con susurros y guiños, ahora todos sabian que ella tambien era materia dispuesta, y esto le provocaba a la chica un cosquilleo entre las piernas.

Esa misma noche le contò de su fracaso a Faby, y su amiga reacciono conmiserativa -"Pinche puto de mierda, marica"- contestò la chica indignada. Pero en el transcurso de haberse quedado sola en el baño hasta ese momento Marce ya habia fraguado otro plan mas secreto y por lo mismo mas excitante.

Mintiendole a Faby al decirle que probaria suerte en una discoteca Marce le pidiò prestado algun modelito de lo mas provocativo que tuviera y uno de sus perfumes preferidos.

Las chicas pasaron el resto de la velada divertidas probandose los vestidos mas atrevidos de Faby hasta que se fueron a dormir cansadas.

UN PASO MAS CERCA DEL PUNTO DE NO RETORNO.

Diana Marcela recordaba clara y morbosamente que una de aquellas noches de platicas, risas e historias, Faby le habia confesado como Luis su hermano la observaba y le hacia insinuaciones al oìdo, al principio Marce no lo podia creer de su propio hermano, tan serio, aplicado y reservado, Pero con el tiempo esa idea se habia metido en su subconciente y poco a poco se habia convertido en una de sus fantasias recurrentes favoritas, Marce se excitaba imaginandose a su hermano y a su mejor amiga cogiendo como conejos.

Ahora estaba lista para usar esta informaciòn y las fantasias que habia tejido basadas en ello a su favor. Dentro de su poca experiencia sexual Marce se habia ya dado cuenta que es mejor usar lo que sabe y ha aprendido por la practica, asi directamente obtendria lo que mas necesitaba.

Ese mismo viernes en la noche lo llevaria a cabo, todo era perfecto, su hermano se encerrarìa en su recamara para estudiar para sus examenes semestrales hasta quedarse dormido y ya no saldria durante el resto de la noche, y aun si lo hiciera Marce planeaba usar la informacion que le dio Faby para hacerlo cooperar o por lo menos comprar su silencio. Y su padre, como cada dos viernes de cada mes saldria con su compadre Beto a tomar y regresaria borracho a dormirse en su cama, porque Faby habia salido el fin de semana con su familia.

Esa noche, desnuda y frente al espejo, la ropa de Faby que se pondria, extendida sobre la cama, Marce tuvo un momento de duda. Sabia que lo que planeaba ya era un acto deliberado, era su decisiòn y que a partir de ese instante todo serìa diferente, ella serìa responsable de lo que pasara.

Marce tomò el perfume favorito de Faby, puso unas gotas sobre su dedo indice y, cerrando los ojos, lo untò en su entrepierna, lo frotò dulce y suavemente, olvidandose de todo, ya sensualizada se frotò gotas del perfume sobre la espalda, axilas, piernas y pechos, era crucial para su plan oler igual a Faby.

Se puso la tanga y las medias, el diminuto brassiere del que casi se escapan sus deliciosos pezones, el colorido minivestido que su amiga y confidente le habia prestado y al final se sentò y se calzò las sensuales zapatillas de tacòn alto, puso sus manitas sobre las rodillas y suspirò nerviosa, se dejò caer hacia atras en la cama y cerrò los ojos a esperar la hora adecuada en que todos estarian en sus respectivas camas.

Marce escuchò como su padre llegaba y entraba a su cuarto, no sabia cuanto tiempo habria pasado pues a pesar de no poder dormir se habia ensimismado perdida en sus planes y cavilaciones. Nerviosa e impaciente esperò una media hora mas para que se quedara dormido, que en el estado alcoholico en el que debiò llegar no seria dificil ni tardado. Cuando creyò que su padre ya estaria dormido se levantò, se acomodò el vestido y recogiò su negro cabello ensortijado en una colita como lo hacia Faby y decidida saliò al pasillo.

Cada paso que resonaba de sus zapatillas de tacòn la hacian temblar, Marce respiraba por la boca tratando de mantenerse alerta y poniendo su mano sobre la perilla abriò la puerta de la habitaciòn de su hermano que ya dormia.

EN LA ORILLA DEL OSCURO ABISMO.

A tientas Marce adivinò su camino hasta la cama de su hermano, muy metida en su papel de impostora se sentò en la cama junto a èl y sin poder evitar un ligero temblor en su cuerpo lo besò en la mejilla, esperando que èl reconociera el olor del perfume de Faby.

-"Soy yo"- le dijo al oido para despertarlo, con voz ronca, tratando de imitar el sexy tono de voz de su amiga.

-"Lo sè"- respondiò Luis para luego besarla hùmeda y apasionadamente en la boca, apretujando apresuradamente sus generosos pechos. -"te estaba esperando"-.

Marce se sorprendiò de la fogosidad de su hermano y del hecho que èl la esperara, y todo eso aumentaba su excitaciòn, sentia el sudor en las palmas de sus manos y aun correrle por los muslos. Pero se sorprendiò aùn mas y casi se levanta de la cama al sentir la mano que en la oscuridad su hermano deslizaba por su entrepierna. por un segundo temiò que notara como sudaba, pero se calmò y sonriò al notar las manos tambien sudorosas de su hermano. Marce levantò el trasero por reflejo, lo suficiente para facilitar la tarea de Luis.

Luis la frotaba habilmente por sobre la tanga, para luego como experimentado prestidigitador colar dos dedos bajo la delgada tira de tela y frotar directamente la hùmeda vulva de la chica.

Marce gemìa y gruñia excitadisima, tallando sus pechos contra el cuerpo de su hermano y èl lamìa y besaba su cuello y cualquier porciòn de piel descubierta que podìa, sujetandola fuertemente por la cintura con su otra mano apretandola tambien contra su cuerpo.

Para Luis nada de aquello era un misterio al morder y gozar aquellos pechos redondos, grandes e inconfundibles, sabia lo que hacia, ni las ropas ni el perfume lo engañaban, èl bien sabia que el mismo perfume variaba segùn la quìmica de cada persona y aunque reconocia el perfume de Faby, tambien reconocia la diferencia, el fondo del olor dulce y caracteristico de su hermana que tantas veces habia aspirado de las pantaletas que habia tomado de su ropa para lavar, y no estaba tomado como para confundir las curvas discretas de Faby con esas curvas pronucniadas y esos generosos y suaves pechos adolescentes, ni el distintivo sabor de la piel de una morena.

Pero sobre todo Luis recordaba la noche anterior en el cuarto de Faby, si, porque la chica tambien lo hizo su amante y su confidente; Fabiola divertida le habia contado de las correrias frustradas de Marce y como despues de eso le habia pedido prestadas sus ropas y su perfume para probar suerte en la calle.

Y la suerte la tuvo èl, tantas veces habia fantaseado con ella, caliente que era como su padre y caliente como ella misma. Como buen macho de su familia podia distinguir, sentir lo que emana de una hembra de esas, de las que constantemente necesita sexo, una hembra como su hermana.

-"Luis, mi amor..."- gimiò Marce en su oido llevada por la excitaciòn, y èl la puso de pie, le diò un largo y hùmedo beso y se agachò para sacarle la tanga. Marce levantò un pie, luego el otro para que èl pudiera sacar la prenda y luego besarla tiernamente, Marce enternecida y excitada vio en la penumbra como su hermano de rodillas besaba la entrepierna de la tanga y riò abiertamente. Luis se puso de pie, la abrazò fuerte y dulcemente frotando a traves de la tela del piyama su erecciòn contra la cadera de Marce que suspiraba entrecortadamente.

Luego èl besò el cuello y oreja de la chica y en apenas un susurro le dijo al oido -"Te amo Marce, Faby me dijo de tu plan, y estoy feliz de ser tu victima."-

Diana Marcela sintiò derretirse entre los brazos de su hermano, emocionada se desvaneciò por un segundo, sin aliento, cosa que Luis aprovechò para recostarla en la cama.

-"Dos hombres"- pensaba Marcela, dos "hermosos" hombres que ella amaba y admiraba en su propia casa la amaban y la deseaban, y ella que tontamente se sentìa tan poca cosa.

Luis encendiò la lampara de su burò, se quitò la camiseta y se acomodò entre las piernas de Marce para lentamente desabotonar su blusa. Ante la ausencia de brassiere los generosos pechos de la chica saltaron a la vista de su hermano, coronados glosamente por sus pezones, dos deliciosos fresones achocolatados, los oscuros pezones de Marce como ella misma los llamaba.

Luis sonriò lujurioso, sentìa un hueco en el estòmago que se le iba llenando de cosquillas inquietantes, tenia hambre de comerse a su hermana a besos y mordisquitos, y abalanzandose sobre ella empezó por sus deliciosos pechos.

Los dos parecian niños, Diana Marcela con los ojos cerrados mordiendose el labio inferior con una mueca de sonrisa y Luis engolosinado comiendose ese par de tetas tan hermosas como prohibidas y hasta hace poco inalcanzables, solo soñadas.

Marce levantaba las caderas de la cama tratando de restregar su pubis contra la erecciòn de su hermano. con las piernas abiertas y su hermano entre ellas, ella tambien sentia que estaba soñando.

Luis se levantò, y sin hablarle pero sin dejar de besarla la tomò por la cintura y la acomodò facilmente a gatas sobre la cama, y levantando la falda sobre el culo de Marce, el minivestido de Faby ya arremangado de arriba y abajo, solo cubria la cintura de Marce como una faja o cinturòn.

Luis metiò una mano bajo el cuerpo de su hermana y estrujò uno de sus pechos que colgaban suavemente. Pellizcò el pezòn y lo girò entre las yemas de sus dedos. Marce extasiada levantò el rostro y arqueò la espalda, su culo se irguiò como si lo estuviera presumiendo y Luis se prendiò de èl masajeandolo y lamiendolo, una mano por abajo masajeando su conchita.

La chica sentia como la lengua de su hermano iba buscando su rajita, lentamente bajando, haciendo su camino a traves de esas nalgas duras y tersas como duraznos hasta la fuente de su deseo y amor prohibido. Marce sentìa que su saliva le quemaba y atravesaba la piel pero apretò los ojos y sintiò rasgar las nubes del cielo con sus dedos cuando esa lengua aspera y tibia tocò y se hundiò en su tremula flor purpura.

Para Luis esa esencia que probaba era la miel y la sal y temblaba al saborearla, ya no sabia que tanto era por excitaciòn y que tanto de miedo al pensar en lo que estaba haciendo... con su hermana, que por otro lado era una mujer provocativa y sumamente deseable, un bombon.

Marce ni siquiera escuchaba los chasquidos del chupeteo que le estaba haciendo Luis, ensimismada sentia palpitar su trasero y lo movia en pequeños circulos instintivamente.

-"Tu... verga"- Luis apenas escuchò lo que entrecortadamente y en apenas un murmullo le habia dicho su hermana, pero no necesitaba mas, se hincò tras ella e hizo que abriera mas el espacio entre las rodillas para poner a nivel de su miembro la conchita de Marce, sabia de alguna manera que no era virgen, si era tan caliente como èl mismo seguro no lo era, por lo menos algun objeto habrà usado para desvirgarse ella misma, pensaba.

Estaba a punto de confirmarlo. Con una mano sujetò a Marce por la cadera mientras con la otra guiaba su pene mas duro y dolorosamente erecto de lo que lo habia estado jamas. Lo acomodò en la entrada vaginal de Marce y con un enviòn de sus caderas se lo metiò todo con pocas dificultades.

Luis la sujetaba con ambas manos por la cadera, apretandola contra su cuerpo, su frente sudorosa y su miembro muy adentro de su hermana sin moverlo. Diana Marcela boqueaba y sonreia como mujer y como niña al mismo tiempo, en ese momento amaba a su hermano mas que a nada ni nadie en el universo, y deseaba que nunca se separara de ella.

Luis comenzò a retirar lentamente su pene para comenzar a moverse, solo que esta vez su hermana lo sujetaba fuertemente con sus musculos vaginales, a duras penas Luis lo pudo sacar y la sensaciòn que le diò esa fricciòn casi lo hace venirse antes de tiempo.

Se lo volviò a meter, esta vez lentamente y con un poco mas de deliciosas dificultades, Luis sentia a su hermana tan apretada que la ùnica otra a quien tenia para compararla, Faby, parecia un mundo de diferencia.

Sudando y con Esfuerzo aumentò el ritmo del bombeo entre los quejidos y bufidos de su hermana, desde atras Luis veia su mata de cabellos negros ensortijados subir y bajar al ritmo que le ponia a su cuerpo, cada vez mas ràpido y fuerte.

Sus testiculos golpeaban el pùbis de Marce con cada enviòn y su vientre se estrellaba contra las nalgas de su hermana con un distintivo y audible sonido. Los chasquidos de la vulva anegada de jugos de Marce estaba volviendo loco a Luis, sentìa su pene derretirse entre esas gloriosas y ardientes carnes.

-"Aaay..mmghff!! me matas!!, mas, mas, mas, por favor...!!!"- Marce sacaba fuerzas de su calentura para arengar a su amante filial con susurros mientras su adorado hermano la escuchaba embramado, bufando afanosamente, para saciarse de ella por todas las veces que soñò tan siquiera, tocar sus labios, ya no se diga sus pechos o sus nalgas.

Tan sumidos estaban en sus propios pensamientos, sus propios jugos, ruidos, perfumes y gemidos que no notaron como la puerta se abria en apenas una rendija, suficiente para que un par de ojos se asomaran a ver tan salvaje escena, sus hijos, hermano y hermana, cogiendo y gruñendo como animales, la cama parecia que se iba a venir abajo, y era obvio que ambos estaban en extàsis.

Era su padre que en un segundo supo que todo lo que sospechaba era verdad, su hija habia heredado su sangre caliente. Y con tremenda erecciòn y confusiòn cerrò la puerta y se dirigiò a su habitaciòn a recostarse y aclarar sus ideas. Incluso la borrachera se le habia pasado a causa de la adrenalina que inundò su cuerpo.

Mientras en la recamara de Luis la tormenta continuaba, el joven arremetia embravecido contra el trasero de Marce que estaba a punto de venirse por enesima vez. Marce, con el rostro enrojecido de verguenza se habia dado cuenta que su padre los habia visto, pero esto le durò un segundo, su hermano habia disminuido la velocidad de los enviones pero la estaba penetrando mas dura y profundamente. Marce puso los ojos en blanco y su cabeza se iluminò por dentro, el orgasmo explotò en su craneo y se reprodujo en segundos por todo su cuerpo obligandola a apretar casa musculo, incluso su vagina, aprisionando la verga de su hermano que, imposibilitado ya de moverse y por tan excesivo estìmulo de placer no pudo evitar venirse tambien.

Veinte minutos mas tarde, completamente desnuda y cubierta de sudor por el miedo y los nervios de excitaciòn, Marce se hundiò en la oscuridad de la recamara de su padre, levantò la sabana y acostandose junto a èl a ciegas encontrò su creciente erecciòn y comenzò a besarla tiernamente.

-"Papi..."- Le comenzò a decir entre beso y beso. esperò que el preguntara que queria o que se enojara, pero temerosa se diò cuenta que èl no respondia.

Comenzò entonces a lamer timidamente el glande, con su lenguita empujando hacia arriba el prepucio de su padre, esperando asi ablandar su respuesta. Pero su respuesta fuè una inmediata e incontenible eyaculaciòn empapando la carita de Marce, sobreexcitado, ni siquiera necesito esperar a recuperarse, para nada perdiò su erecciòn, tomando a su hija por la cintura con sus grandes manos la puso a cuatro patas e inmediatamente comenzò a bombear en su rajita como poseso, llamandola toda clase de nombres sucios. Marce estaba feliz.

Despues de usarla el resto de la noche en todas las formas posibles de usar a una puta, agotado la besò en la boca y le susurrò -"te amo"- antes de caer dormido.

Al siguiente dia todo se desencadenò como una fila de dominòs que caen, el padre de Marce le pidiò el divorciò a su siempre ausente esposa, bajò a Faby a vivir en la casa en una habitaciòn desocupada, como una hija mas.

Marce fuè feliz, tenia la amistad de Faby, el amor tierno de su hermano, y el sexo animal de su padre, quien tratando precisamente como a una hija a Faby tambien la usaba para su placer cuantas veces queria.