Diablilla

Jovencita instruida por su tío, se convierte en una valiosa herramienta para que los negocios de éste funcionen.

Hacía hace años que vivo con mi tío, él es soltero, un hombre de negocios, se dedica únicamente a ellos y yo me dedico a las tareas del hogar y a estudiar gracias a un tutor que me puso mi tío, a pesar que la mayoría de mis amigas ya han dejado de estudiar. Mi tío suele decir que soy una diablilla, un bicho por lo traviesa que soy, siempre corriendo de allí para allá maquinando una nueva travesura. También solía decirme que aún no era consciente de lo bonita que era y lo que podría conseguir gracias a ello, yo no entendía sus palabras, pero me gustaba que me dijera que era bonita, además era muy coqueta. Me encantaba peinar mis largos rizos, acariciar mi piel blanquita o mirar el color de mis ojos en un espejo un día soleado.

En el calendario que había hecho yo misma en Navidad pone que hoy es día 27 de octubre de 1924, comienza a hacer frío, así que preparo la chimenea para cuando venga el tutor que me da la clase pertinente, al acabar me quedo haciendo deberes cuando mi tío entra en la habitación, ha llegado de trabajar:

  • Tíoooooo!! – grito al verle.

  • Hola mi pequeña! qué tal la tarde?

  • Pues ahora que estás aquí mucho mejor tío. Llevo todo el día impaciente porque me digas que es eso tan importante que me has dicho esta mañana que me ibas a enseñar hoy.

  • Ah! eso, ya, ya recuerdo, pero es que no sé si de verdad quieres saberlo.

  • Claro que sí tío!! llevo todo el día esperándote.

  • Mira pequeña mía, resulta que como te estarás dando cuenta te estas convirtiendo en una mujercita muy guapa, eres muy estudiosa y trabajadora y es hora que tu tío te enseñe todo lo que necesitas saber para conseguir lo que quieras en la vida.

Han pasado 3 meses desde esa conversación y aún la recuerdo como si hubiera sido hoy. Así estoy pensando en eso cuando oigo de nuevo que la puerta se abre, es mí tío que acaba de llegar. Le recibo como de costumbre, le doy un beso muy fuerte en la mejilla, un abrazo y le ayudo a quitarse el abrigo, luego de la mano le llevo al salón delante de la chimenea y me pongo de rodillas sobre la alfombra. Me bajo los tirantes del fino camisón que me regaló mi tío hace un mes, debido a lo mucho que había aprendido, dejando mis suaves y blanquitos pechos al aire, mientras el se deshace de la ropa y se queda completamente desnudo.

  • Vamos a ver pequeña, repitamos los pasos: Abre la boquita mientras te pongo la punta de mi pene en ella, mmmmmmuy bien, ahora así como estas mientras cierras los labios y empujo un poco mírame con carita de agradecimiento.

Así hacía, de rodillas, con mis manos en sus piernas, le miraba a los ojos desde abajo mientras le chupaba. Entonces comenzaba a mover la lengua limpiando su humedad que no era poca, esa era la parte que más me gustaba, era dulce. Rodeaba con mis manitas su polla y comenzaba a succionarla con devoción mientras él se movía dentro y fuera de mi boca. Me encantaba acariciar con mis labios aquella piel suave. En ese momento comenzaban mis travesuras, había descubierto que si tocaba con mi lengua en la zona del frenillo el placer de mi tío se multiplicaba de una forma asombrosa, me gustaba hacerlo mientras mi tío con voz entrecortada me recordaba que era una chica mala.

  • Ah! ah! muy bien pequeña, muy bien, así me gusta, venga abre la boquita y saca la lengüecita que ya sale tu premio – me decía muy excitado.

Entonces mí tío coloca la punta de su polla en mi lengua, mientras yo hago cazuelita con ella:

  • Me corro pequeña, me corrooohh.

Así hice, entonces siento toda aquella leche caliente y pegatosa sobre mi lengua.

  • Arf, uf, muy bien, uf, ahora te la metes en la boca y tsk tsk no, no te la tragues, aún no, saboréala, así muy bien, que yo te vea, aaaasí, ¡muy bien! venga ya puedes tragártelo y recuerda dar las gracias y limpiarte con pequeños toques y suavemente los labios con tu pañuelo, no olvides que eres una dama. Muy bien! perfecto! creo que ya estas lista para pasar a la siguiente clase, porque hasta ahora, aunque se te nota que disfrutas, pues aún hay formas de que disfrutes más, así que coge túmbate en el sofá que tu tío ahora vuelve.

Hago lo que me dice, me tumbo en el sofá que hay delante de la chimenea y me quedo saboreando aún la leche de mi tío. Cuando llega con jabón, su vieja navaja de afeitar y un par de toallas. Me levanta el camisón dejando al aire mi chochete y pone la toalla debajo, separa mis rodillas y siento como con la brocha de afeitar esparce todo el jabón por mi coñito. Esta el agua calentita.

  • No te muevas pequeña que te puedo cortar. Te quiero limpiar los pocos pelitos que tienes.

Mi tío comienza a rasurarme, siento la fría navaja y también siento como con dos dedos, mi tío, va separando los labios, desplazando un poco el clítoris, etc. es la primera vez que sentía unos dedos que no eran los míos en esa zona tan íntima y lo cierto es que me gusta.

  • Venga un poco de agua fresquita ahora y te seco con cuidado, ¿ves? aaaaasí! Te lo he dejado precioso, vamos a ver que tal sabe – me dijo unos segundos antes de comentar a lamérmelo.

Al estar recién rasurada tengo más sensibilidad, siento cada una de sus papilas gustativas entre mis labios, no puedo evitar emitir jadeos, suspiros, instintivamente me acaricio los pechos, hasta que estallo en un orgasmo en la boca de mi tío. Es algo muy rápido, pero muy placentero, mi tío me limpia cuidadosamente con su lengua. Es tarde y estoy cansadita cuando vuelve de buscar algo para cenar, yo ya estoy dormidita tal y como me ha dejado, con las piernas separadas mostrando todo el recién rasurado chochete y el camisón remangado en mi cintura mostrando las tetitas.

Por la mañana despierto en la cama y al bajar a desayunar me encuentro con una nota de mi tío:

"Pequeña mía, eres un ángel, hoy tu tío te va a enseñar más cosas, es más tengo una sorpresita para ti. Ponte bien guapa y ponte el camisón nuevo que hay encima de mi cama antes de que llegue. Te quiero preciosa."

Voy corriendo a la habitación de mi tío y allí estaba encima de la cama metido en una cajita un camisón precioso, de un tejido satinado, blanco, pena que esta apunto de llegar de nuevo el tutor y darme esas aburridas clases, yo estaría todo el día chúpandole la polla a mi tío y que el me comiera como lo hizo anoche!! Así que me tengo que aguantar y no ponerme el camisón.

Las horas pasan leeeeentameeeeeente, yo no hago más que preguntarme que será esa sorpresa, por fin despido al tutor y voy corriendo a buscar de nuevo el camisón, suelto mis rizos, me perfumo un poco, y me pongo carmín en los labios como las señoras mayores, así me siento un poco más grandecita. Espero a mi tío sentada en el sofá que no se hace esperar mucho cuando aparece por la puerta con otro hombre.

  • Hola mi pequeña! – me dice mientras se inclina un poco para abrazarme.

  • Hola tío!!

  • Este es Luis, un posible socio de tu tío que viene a conocerte, estas muy guapa! Luis ella es Ana, mi sobrina, Ana este es Luis.

  • Señor – digo mientras me inclino un poco.

  • Hola Ana – dice Luis.

  • Muy bien, Ana espera un momento en el salón que ahora vamos.

Desde allí puedo escucharles:

  • Como puedes observar es muy guapa, incluso más de lo que te dije y si, es virgen, sólo me he limitado a instruirla un poco, pero nada más. Ya sabes que en el momento que la desvirgues queda aceptada la oferta y recuerda que la oferta no incluye preñarla, así que hazlo como quieras.

  • Sí, lo sé lo sé, lo cierto es que es muy guapa sí... de acuerdo, acepto la oferta.

  • Ok, estupendo! – dice mi tío justo antes de llamarme- Ana, Anaaa!!

  • Sí tío – digo mientras corro hacia él.

  • Ven, vamos al sofá, siéntate encima de mis rodillas, súbete un poco el camisón antes. – me dijo mientras Luis cogía una vela encendida y mi tío separaba los labios de mi chochete – mete un poco el dedo Luis así te convencerás.

  • Si que es virgen si – dice Luis mientras me acerca la vela para poder ver mejor.

  • Ana sube arriba a la habitación de invitados y espera allí, es hora de que demuestres todo lo que has aprendido – dijo mi tío mientras Luis se sentaba en el sofá – te voy a dejar sola con él, ya eres bastante grandecita y tienes que portarte bien. Ya verás como luego me cuentas que te lo has pasado muy bien. Espera allí que Luis y yo vamos a tomar una copa pero en 2 minutos estamos allí.

Subo corriendo las escaleras y me siento en la mullida cama, es la cama más cómoda de todas las de la casa. Se toman al pie de la letra lo de los dos minutos, pero sube Luis solo, oigo a mi tío indicarle donde esta la habitación desde las escaleras:

  • Aquí señor, aquí! – le digo para ayudar a encontrarme.

  • Hola Ana, ¿como estás?

  • Bien señor.

  • Me alegro. Me ha dicho tu tío que me vas a enseñar algo, a ver, dime como es.

Sin decir nada, me pongo de rodillas, desnudo mis pechos y le desabrocho el pantalón, bajándoselo. Y comienzo a chupársela tal y como se lo hago a mi tío. Cada vez que levanto la vista y miro a los ojos a Luis siento como se estremece y como su polla engorda en mi boca. Pero no me canso, comienzo a acariciar su frenillo, eso le pone muy burro y comienza a moverse violentamente alante y atrás.

  • Meh voy a correr Anah – dice Luis con la respiración entre cortada.

Hago de nuevo cazuelita con la lengua y recojo toda la lechada, que es abundante y jugueteo con ella mirando a Luis, antes de tragármela lo que hace que en su cara se dibuje un gesto de satisfacción y comienza a hacer algo que no hace mi tío: pasar sus peludos huevos por mi carita mientras sujeta mi cabeza.

  • Muy bien Ana – dice cuando termina de hacerlo – acuéstate en la cama y quítate el camisón.

Así hago y el se acuesta conmigo y comienza a sobarme las tetitas, a pasar la mano por mi rasurado chochete, a acariciar maliciosamente mi clítoris con sus dedos húmedos, estoy un poco nerviosa pero consigue que me relaje y que me vaya poniendo cachonda. Sin decir nada separa mis rodillas y se acuesta encima de mi, besándome en la boca, siento como su polla se vuelve a poner dura y se pasea por mi chochete, se inclina un poco a un lado, se sujeta la polla y la comienza a pasar por mi rajita humedeciéndola con sus fluidos preseminales, sin dejar de besarme siento como la punta de esta se introduce dentro de mi. Es mucho más grande que el dedo que me ha metido antes y me siento incómoda, pero mis fluidos la hacen resbalar un poco más adentro, me quedo quieta, sin decir nada, sólo le miro a los ojos y Luis introduce un poco más. Estoy comenzando a asustarme, no me gusta ese juego, es más siento que es muy grande y me hace daño, cuando Luis se acerca más sonriendo maliciosamente. Se introduce del todo, incluso vuelve a tumbarse encima de mi y pone las dos manos al lado de mis hombros, siento una fuerte presión, entonces comienza un vaivén de movimientos, sale un poco y la vuelve a introducir, vuelve a salir y la presión desaparece de golpe pero en su lugar queda un dolor punzante. Me asusto y me pongo a llorar.

  • Vaya, pequeña no llores, lo que acabas de sentir es normal – Luis sabe que me ha desvirgado porque ahora su polla entra con más facilidad y unos hilitos de sangre son la evidencia final – venga, te acabo de convertir en una mujercita, relájate ya verás como ya no te duele.

Es cierto, seco mis lagrimitas con mis manos.

  • Ves, como no es nada, venga, relájate que te va a gustar – dice Luis mientras inicia de nuevo el movimiento.

Siento como sale y entra en mi y como su pubis peludo acaricia mi clítoris, tengo las rodillas tan separadas que siento perfectamente sus testículos golpear contra mi culo. Mi sangre, su líquido preseminal y mis fluidos hacen que la polla de Luis resbale muy fácilmente, y comienzo a disfrutar tímidamente de ello. Además mi coñito abraza perfectamente la polla de Luis, se había hecho a su medida justa, como si tuviera una llave y hubiera fabricado una cerradura en base de esta.

Jadeaba y suspiraba mientras Luis aumentaba el ritmo, él también jadeaba. Siento un cosquilleo en el vientre y me agarro a los brazos de Luis, el cuerpo me pide impedir que la polla de Luis entre de nuevo, mi coñito se cierra, pero él sigue entrando debido a los fluidos. Luis siente esa tensión mientras me corro tímidamente, a pesar de eso siento como la polla de Luis se hincha y deshincha hasta sentir como su leche me inunda, acompaña la salida de esta con fuertes embestidas y fuertes gemidos, parece un animal. Nos quedamos los dos en un baño de sudor y él cae rendido sobre mi.

Pronto se recupera y sale de dentro de mi. Se sienta en un lado de la cama y comienza a vestirse.

  • ¿Te ha gustado sentir la leche dentro Ana?

  • Si – digo ruborizada.

  • Pues si tu tío te pregunta, dile que te has tragado la leche dos veces.

Sale de la habitación y oigo a mi tío y a Luis hablar.

  • Trato cerrado, ya hablaremos mañana – dijo Luis mientras bajaba las escaleras.