Día uno del fin de mi vida

Lo escribi para un concurso y pos supuesto, no gane. La prota tiene el pelo verde y se intenta superar. Entiendo que no enganche, no es de mi mejor momento.

Autora: Ttorae

Música recomendada: Banda sonora de Desayuno con Diamantes.

"Me lanzo. No me lanzo. ¿Me lanzo o no me lanzo?"

El tren ya asomaba por el tunel, no quedaba tiempo, otra ocasión perdida.

Llevaba días planeando mil formas de morir, siendo atropellada por la calle, tirándome a las vias del tren, saltando desde el balcón, con unas tijeras, pastillas, etc.

Subí al tren mientras todos estos pensamientos cruzaban mi cabeza.

Me dirigía a la escuela de arte dramático para ver si había superado la prueba de ingreso, si entraba mi vida tendría sentido.

Por nervios apenas había dormido aquella noche, ni probé el desayuno aquella mañana.

No estaba preparada para ver la nota. Un 4. Suspenso. No entré.

DíA UNO DEL FIN DE MI VIDA.

Ahora vivo en otra ciudad, trabajo en una cafetería todas las tardes y acudo a castings.

Mi look también ha cambiado, mi largo cabello rubio se ha convertido en verde y corto, llevo escondido en el pubis un tatuaje y vivo sin control, buscando emociones fuertes.

He empezado un cursillo de teatro, bastante caro pero que merece la pena, allí he conocido a un chico que bueno… casi me hace desmayarme de la impresión.

Se parecía tanto a esa persona por la que sentí tanto dolor

Le vi desde lejos y pensé que mi mente me jugaba una mala pasada, pero se acercó…:

-¿Tu también estuviste en las pruebas de la RESAD?- me preguntó.

Me costó responder, no podía creer que fuera él y estuviese hablándome como si nada después de pedirle en el último email que no me hablase si nos veíamos.

-No- respondí seca.

-Me llamo Resgoi, yo lo intenté pero no tuve suerte.- dijo amable y con seguridad.

No era él, me había dejado cegar por los nervios.

-Yo puede que lo intente el año que viene. Me llamo Vera.- y le sonrei ligeramente.

Me resultaba muy atractivo, quizá porque veía en él todo lo que había visto en el otro.

Era un poco más alto que yo, moreno, con melena rizada, perilla, rasgos marcados y sus ojos eran tan oscuros… como aquellos, perfectos para perderse dentro.

-Voy a tomar algo ¿Te apetece venir?- repitió pacientemente al verme ensimismada.

Dudé hasta contestarle afirmativamente con la cabeza.

Estando en la cafetería cogió una cuchara con sus finas manos de pianista, y no pude evitar que me recordara a mi amor perdido, entonces susurré su nombre sin querer.

-¿Qué has dicho?- preguntó confuso.

-Lo siento- me disculpé- apenas duermo últimamente.

-¿Sería demasiado atrevimiento preguntarte el porque?- dijo preocupado.

Me quedé mirándole, era tan igual… pero diferente, una copia, un fantasma del que podía enamorarme por error. Bajé la mirada, incapaz de contestar, mientras una lágrima resbalaba por mi megilla y su dedo la recogía con delicadeza.

-Lo siento- dije levantándome al no poder soportar la situación y me marché.

FIN DEL FIN, VERA VIVE.

Han pasado siete meses desde que Vera hizo un cursillo teatral, se apuntó en una agencia y gracias a su llamativo look trabaja bastante en publicidad y videoclips.

Hoy se ha despertado mejor de lo normal, lleva días recibiendo las llamadas de una revista, la quieren seleccionar para un reportage; se trata de un concurso, 12 chicas tienen que demostrar su fotogenía, gracia, aptitudes artisticas, etc.

Pero tampoco pasa nada si no la eligen, una amiga le ha ofrecido un puesto en una revista electrónica, deberá ir a cada actuación teatral de la ciudad y hacer la crítica.

A media mañana suena el teléfono, es la revista, ha sido seleccionada.

Y lo mejor de todo es que es un viaje a Italia, donde hace tiempo que desea ir.

Sayra va a su casa a ayudarle con las maletas, no sabe que llevarse.

Se conocieron una noche de fiesta en un karaoke, Vera hacía días que no comía nada y estuvo a punto de desmayarse. Sayra trabajaba allí de camarera y fue a ayudarla.

La obligó a comer y fue la primera persona a la que Vera contó su historia.

Sayra la obligó a quedarse en su casa y a partir de allí fueron inseparables.

Habían salido y reido hasta que por fin Vera había podido quedarse sola en casa, sola y ella misma. Entonces empezó a descubrirse, a amarse tal como era.

El viaje iba a durar un par de semanas, gente nueva, sitios nuevos y ella sola.

Había una cena antes, se puso su mejor traje negro, se maquilló, se arregló en un recogido la melena verde, ya bastante larga, y se dejó suelto y liso el flequillo.

Al entrar en el restaurante se sintió un poco perdida hasta que una mujer se le acercó.

-¿Vera? Te estabamos esperando, dentro de poco vendrán las chicas que faltan.

Le sonrió amable y la siguió donde le presentaron a otras emocionadas chicas.

Pronto llegaron las demás y les explicaron en que consistía el trabajo:

Serían varias sesiones de fotos, videos, actividades,etc, que se publicarian en un reportaje en la revista y más adelante aparecerian en un programa de televisión.

Cada una podía mostrar sus mejores facetas: danza, actuar, manualidades, cantar, etc.

Luego la chica que mejor encajara con la imagen de la revista sería su nueva imagen.

Después de esto empezó la suculenta y moderna cena donde pudieron conocerse mejor.

Al día siguiente habían quedado en el enorme aeropuerto, y allí se encontraban todas alegres aunque sus caras mostraban signos de no haber dormido por nervios.

Poco a poco fue apareciendo el equipo hasta solo faltar el fotógrafo.

-Como llegue tarde …- oi murmurar enfadada a una chica rubia de pelo rizado, Muria, la encargada de que la revista funcionase correctamente.

-Recuerda que es uno de los mejores fotógrafos de España- dijo la maquilladora.

-Sí, pero solo tiene 20 años, es un crio, debe empezar a madurar, no puede llegar

Entonces Vera lo vió y todo lo demás dejó de existir como en esas películas americanas.

Era un chico tan parecido al que ella había amado, aunque llevaba la melenita corta y no llevaba perilla. Tenía superado el ver chicos así, el problema es que se dirigía hacia ella, siempre que tenía esa sensación se ponía nerviosa y decidía girarse.

-Hola- oyó a sus espaldas- siento llegar tarde, el tráfico...

-Hola- Vera respondió automáticamente extrañada girándose para verle.

-Como perdamos el avión por tu culpa…- amenazaba Muria.

-Lo lamento, en serio- dijo afligido- Yo soy Resgoi, el fotógrafo, espero que tengamos un buen viaje juntos.- dijo presentándose a las chicas.

El nivel de asombro de Vera estaba muy bien disimulado por su cara de sueño, pero era incapaz de poder mirarle, solo trataba de repetirse a si misma que tenía dos años menos que ella, no podía sentirse atraida por él. Encima ese nombre le sonaba

Dentro del avión Vera tuvo que sentarse con Muria en las primeras filas mientras el resto se sentaba al fondo, sintiéndose un poco desplazadas de las demás, pero antes de despegar se acercó Resgio y le cambió el sitio a Muria que se fue encantada.

Vera se puso nerviosa, hacía bastante que los chicos habían sido excluidos de su dieta.

Rezó para que él no quisiese entablar conversación y siguió mirando el libro.

-¿Te estás preparando para las pruebas de la RESAD?- dijo él de sopetón.

-¿Qué?- dijo ella sorprendida.

-El libro. Es una obra sobre el teatro español del siglo XX.

-Sí, me estoy preparando para ello- dijo extrañada.

-En realidad no lo he sabido por el libro- dijo sonriendo misteriosamente de forma que no pudo evitar ponerse más nerviosa.

-Ah- dijo escueta mientras se repetía mentalmente "Tiene dos años menos que yo".

-No te acordarás ya de mi, hace unos meses hicimos un curso de teatro juntos.

Entonces le recordó y se desmoronó. Una persona del equipo la había visto en su peor momento, eso no era bueno. Su cara debió delatarla porque él se quedó pensativo.

-¿Tan mal te cai?- dijo serio, tratando de hacerla reir.

-No, no es eso. Solo que no esperaba…, que no esperaba conocer a nadie.

-Tranquila, no nos conocemos, no sabía que te conocía hasta que te he visto hoy- dijo guiñándole un ojo- además en ese entonces apenas hablamos, Vera.

Le sorprendió que se acordara de su nombre y él se rió adivinando su pensamiento.

-No es dificil acordarse de una chica como tu, no te pareces a las demás.

-Hay pocas chicas con el pelo verde- dijo girando la cabeza para mirar por la ventanilla.

-Y que le quedé tan bien menos- dijo con voz dulce, poniéndola más nerviosa.

Luego sacó un Mp4 y le ofreció un auricular. Sonaban los Iron Maiden pero la cambió hasta llegar a una canción más melódica que hizo que Vera se quedara muda.

-Esta canción es mi preferida- consiguió balbucear.

-¿Si? Lacuna Coil no está mal- dijo observándola muy fijamente.

La incomodidad de Vera aumentó pero la canción le dió fuerzas para curiosear.

-¿Cómo te hiciste fotógrafo? ¿No eres muy joven? ¿Y como es que quieres hacer arte dramático?- soltó de sopetón y se dió cuenta de que él no había dejado de observarla.

Entonces el avión despegó provocándole un cosquilleo que se convirtió en mareo.

-Tranquila- le dijo al verla blanca y la cogió suavemente de la mano mientras rebuscaba algo en la bolsa de mano y se lo metía en la boca.

-Es un chicle- dijo tranqilizándola- ¿Tu primera vez?

No le soltó la mano en todo el viaje, transmitiéndole seguridad y por primera vez en mucho tiempo se sintió cómoda con un chico.

Le habló sobre él, tenía un grupo de música heavy donde tocaba el teclado, hacía fotografías profesionales, escribía poesías, y desde niño había deseado ser actor, sin contar que tenía la carrera de psicología.

-¡Pero si solo tienes 20 años!- dijó desesperada sintiendo que su vida estaba vacía.

-Me gusta aprobechar el tiempo- se justificó-¿Quiéres que te lea? No estaría bien que suspendieras por culpa de un trabajo. Además así yo también repaso para este año.

Y se pasó el resto del viaje leyéndo con su voz grave y dulce, el problema era sentir que sus labios carnosos parecían querer seducirla con cada palabra susurrada-.

Cuando llegaron tuvieron que separarse y Vera volvió con las chicas.

El hotel era de cinco estrellas, las chicas estaban repartidas en grupos de dos, las habitaciones eran preciosas, con balcón y dos camas dobles incluidas.

Había diferentes tipos de piscinas, una discoteca, la playa estaba al lado, etc.

Llegaron tan tarde que directamente fueron a cenar, después propusieron ir a la discoteca, pero Vera y otras 3 chicas no tenían ganas y se dirigieron a sus cuartos.

-Vera- gritó Resgoi corriendo hacia ella mientras el resto se alejaba- ¿No vienes?

-No, estoy cansada y mareada por el viaje- dijo tratando de desembarazarse de él.

-La verdad es que a mi no me van mucho ese tipo de discotecas- le confesó siguiéndola -¿Te apetece que demos una vuelta por la playa?

-No se, no creo que sea muy correcto- Vera penso en lo que podrian dar a entender.

-Mmm, cierto, igual nos perdemos. Podriamos sentarnos en las hamacas al lado de la piscina. No me creo que estés tan cansada, seguro que cuando llegues a tu habitación sentirás tanta emoción por el viaje que no podrás dormir, eso sin contar el calor.

-Mm, está bien- constestó sin armas para rebatirle ya que tenía razón, necesitaba hablar con alguien. Se tumbaron en las hamacas y volvió a pasarle el Mp4.

-Es como estar en casa- se le escapó a Vera.

-¿Qué quieres decir?- preguntó sonriendo extrañado.

-La música. Tienes música que me hace sentir como en casa- le explicó ella.

-Sí, coincidimos en gusto musical.

-Y eso que no lo aparentas- dijo inocente y él se hechó a reir

-Cuando trabajo no puedo vestirme como si salgo de fiesta, intento ir elegante.

-Como los vampiros- dijo sin pensar y él volvio a reir.

-Tienes razón, me gusta vestir elegante como un vampiro solo que no siempre de negro.

-Ahora no vas elegante- no pudo evitar decir al mirarle, parecía un chico normal con sus vaqueros, su camiseta azul y su melena rizada que daban ganas de acariciar.

-No estoy trabajando, ni pensaba ir a la discoteca

-¿Entonces porqué me has insistido?-

-Mmm, más bien te he preguntado si ibas, esperando que prefierieras quedarte hablando con un fotógrafo dos años menor que tu al que le gusta la misma música.

Ella se echó a reir, se sentía cómoda, parecía que había hecho un amigo.

-Siempre he querido ser actriz- le confesó- y una vampira- dijo riéndose.

-Pues vistes como una rockera muy viva- dijo haciéndola reir, la verdad es que llevaba un vaquero cortito, unos botines de tachuelas y un top blanco con un chaleco vaquero.

-Deberías acostarte- dijo levantándose- mañana tienes que estar preciosa para las fotos.

-¿Eso quiere decir que no lo estoy?- dijo aparentando estar indignada pero bromeando- no pasa nada seguro que puedes arreglarlo con el fotoshops, sino menudo fotógrafo.

-Tu siempre estás preciosa- dijo penetrándola con sus oscuros ojos provocando que toda su piel se erizase- Pero yo tengo que dormir algo para poder aguantar la cámara.

Caballeroso la acompañó hasta su cuarto y cuando se dieron dos besos de despedida deseó que él le pidiese pasar pero el miedo la inundó y entró deprisa en el cuarto.

El día siguiente fue estupendo, apenas vio al fotógrafo hasta el anochecher, durante la sesión de fotos en la playa.

A pesar de llevar solo un bikini pudo sentirse cómoda gracias a la coraza protectora del trabajo ya que debía seducirle y realmente deseaba hacerlo, así que le resultó una experiencia muy liberadora, sobre todo cuando le parecía sentir su mirada llena de deseo y un escalofrio recorría su piel.

Durante las siguientes noches volvieron a quedarse en las hamacas hablando, pero a partir de entonces fue ella la que decidió irse antes. Al principio Resgoi se sorprendió, pero a lo largo de los dias a los dos se les hacían cortas las noches

Lo malo era verle reir con las otras chicas, le hacía sentir unas punzadas de envidia,

pero todas las noches se quedaba con ella después de cenar e ir a la discoteca, a la que se los obligó a ir, mejor dicho a ella y él de buena voluntad decidió hacerle compañía.

Esas noches no podía soportar mirarlo bailando con otras, con su camisa negra y sus vaqueros oscuros, pero lo peor era cuando bailaba con ella porque le temblaba todo.

-Buf, que calor- le decía nerviosa- creo que ya es demasaido para mi-.

-Pero si aun no ha acabado la canción- y no la soltaba acercándose más a ella.

La situación era cada vez más insoportable se sentía tan atraida hacía Resgoi que no sabía si era por el recuerdo del otro chico o por que le gustaba realmente.

Una noche que estaban hablando en las hamacas empezó a refrescar más de lo normal,

-Hay sitio para los dos, ven o me quito la camisa y te la dejo.

-No, que nos caeremos- le dijo Vera tiritando.

Resgoi se sentó y empezó a desabrocharse la camisa dejando ver un cuerpo delgado pero bien formado. Apenas con bello y una tripita como le gustaban.

-Te vas a congelar, no hagas eso- le dijo mordiéndose los labios de placer.

-Pues déjame sitio- y se sentó en su hamaca tumbándose a su lado- girate hacia mi.

-Buf, que bien hueles- dijo ella al quedar su cara frente su cuello, mientras la abrazaba tapándola con su camisa. Podía sentir el calor de su cuerpo desnudo apretándola.

-Gracias- había tan poco espacio que apoyó sus labios su cuello.-Me haces cosquillas.

-Perdón -dijo apartándose avergonzada, pero él la abrazó con más fuerza

-Si fuera un vampiro te mordería- soltó para al instante sentirse demasiado avergonzada.

-Que pena que no lo seas- Vera tuvo que apartarse para no perder el control.

-Mira, lo siento, esto no se si es muy profesional. En realidad no es eso, el problema es que me recuerdas demasiado a alguien.

-Ya- dijo abrazándola otra vez, solo que sentados y mirándose a la cara

-¿Ya?- dijo ella sin entender mirando a sus tranquilos ojos oscuros.

-No me has contado nada, pero lo se todo. No hace falta que me digas nada y se lo duro que debe ser para ti tener que explicarlo así que no hace falta.

-¿Qué sabes?- el corazón le dió un vuelco, provocándole un dolor agudo.

-Se que has sufrido mucho por amor–dijo acariciándole el cabello- Y se por quien.

Los ojos casí se le salieron de las orbitas, no podía estar inventándoselo.

-Esa persona ya no existe para mi ¿Cómo lo sabes? Apenas se lo he contado a nadie.

-Me lo contó él- le miró perpleja.- Él es mi hermano mayor.

Se quedó quieta, mientras su mente asimilaba lo acababa de decirle.

-¿Estás jugando conmigo? Sabías mis gustos…, me estabas manipulando

-No, no es eso, trataba de ayudarte.

-¿Para qué? Solo soy una historía más de tu hermano.

-No se lo que fuiste para él, pero todo esto empezó cuando nos vimos en las clases

-No- dijo levantándose confusa- no lo entiendo. No quiero escucharte.

-Espera- dijo cogiéndola de la muñeca.

-No, necesito pensar- dijo soláandose y dirigiéndose a su habitación.

Todo empezaba a encajar, eran tan parecidos porque eran hermanos, era gracioso.

Si trataba de seducirla ella no pensaba dejarse herir, él se había equivocado.

Al día siguiente él trató de acercarse pero le exquivó y a partir de ese día siguió arisca.

Las sesiones de fotos se volvieron más frias, trataba de desmotrarle lo que no iba a obtener. Se alegró porque parecía que él empezaba a desistir, lo malo era sentirse sola.

Las dos semanas habían acabo, el viaje de vuelta fue tranquilo, la despedida no.

-Tengo algo que decirte.- dijo Resgoi en el aeropuerto,

-Espero que sea "adios"- contestó mientras miraba al resto del equipo despedirse.

-Muria ¿Mi trabajo ya ha acabado? ¿Soy libre?- preguntó a la jefa.

-Si, claro- dijo sin entender.

-Mira, nunca he querido herirte.- trató de pararle, por mucha rabía que tuviese sabía que en poco tiempo se le iba a romper la fria coraza y comenzaría a llorar- Cuando te vi en aquel curso de teatro me quedé impresionado contigo, veía una gran tristeza pero también una gran dulzura. Cuando supe tu nombre recordé que mi hermano había salido con una chica llamada así, investigué su historía y eras tú. Entonces te entendí.

Vera empezó a llorar.

-Lo siento, no llores- y los ojos de él se humedecieron- te parecerá una locura, pero me he enamorado de ti. Pensé que era imposible porque no te conocía pero ahora entiendo porque, es como si te hubieras equivocado de hermano- dijo riendo triste.

-Se que aun crees que te voy a herir, pero es más fácil que me hieras tu a mi ya que soy la sombra de otra persona.

Vera no sabía que decir. El equipo y las chicas también lloraban por la despedida, así que nadie percibió lo que pasaba. Ella solo quería bersale, y le besó, dejándose llevar.