Día muy especial con mi chica.
Me puse entre sus piernas, besando y acariciando cada centímetro hasta llegar al tanguita negro. Me fui acercando lentamente, y besé su sexo por encima de la tela. Sentía su calor, y su humedad. Subí mis manos a sus caderas y fui bajando el tanga poco a poco hasta quitárselo de una vez.
Anoche, subí este relato, y además de olvidarte de poner una breve intro, el formato al parecer no os gusto, así que lo vuelvo a subir con unas pequeñas modificaciones, a ver si así os gusta más. Y otra vez más, MUCHAS GRACIAS POR VUESTRO APOYO!
Quería deciros, que esté relato es muy especial para mi, porque lo he escrito a medias con mi chica. Sí os gusta el relato, me encantaría que os pasaraís por mi blog, y dejaraís algún comentario, para ver si mi chica, se anima a escribir conmigo la segunda parte! Os dejo en enlace.
Muchas gracias por leerme, y por vuestro comentarios y emails!!!
http://bolleramolamasquelesbiana.blogspot.com.es/
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Paseamos sin rumbo durante toda la tarde, pues se nos daba bien eso de quedar y no tener ningún plan pensado para poder hacer. No somos ninguna de las dos de tener las ideas claras. Desde hace ya un tiempo, nos teníamos ganas, muchas ganas, y se nos notaba, pero queríamos que fuera especial, y no el típico 'aquí te pillo, aquí te mato'. Decidimos cenar por el centro, en un restaurante italiano, ya que a las dos nos gustaba todo lo que tuviera que ver con Italia.
Después de cenar, le invité a dormir conmigo, ella sin pensárselo dos veces me dijo que sí. Así que cogí el coche y la lleve hasta mi casa. Una vez allí, me aseguré de que todos dormían, y cogiendola de la cintura, la llevé hasta mi habitación.
-Espera un momento aquí, mi amor, y no te des la vuelta, le dije.
Entré en mi habitación, y encendí un par de velas, repartiéndolas por mi cuarto para crear ambiente. Me dí la vuelta para ir a por ella, y allí estaba. En la puerta de mi habitación, de espaldas, la mujer más preciosa que he visto y veré jamás.
Me acerqué lentamente a ella, sin creerme la suerte que tengo por tenerla en mi vida, acerqué mi boca a su cuello, y dándole pequeños besos y abrazándola por la cintura, dimos la vuelta para entrar en mi habitación.
Se giró poniéndose enfrente mía, y me besó.
-Te quiero, mi niña, le dije.
-Y yo a ti, mi chica, me contestó.
Empezaron los besos y las caricias, pero yo sabía que ella no estaba segura, entonces decidí ir un poco más despacio para que ella se sintiera bien, ya que la notaba algo nerviosa. -No tienes porque hacerlo, ya sabes que no tengo prisa, le dije. -Quiero hacerlo Cristina, contigo si. Sonreí, y empecé a besarla como nunca antes lo había hecho, y fui bajando hacia su cuello, siempre parada obligatoria, porque sabía que le perdían los besos allí.
Nos tumbamos en la cama y entre besos y caricias, poco a poco fuí desnudándola, asegurándome en todo momento de que ella estuviera a gusto. Le quité la camiseta, y a continuación los vaqueros, dejándola en ropa interior.
La besé de arriba a abajo sin dejarme ni un solo hueco, y ella ya algo más tranquila, se quitó el sujetador y me dijo: -Tienes vía libre mi amor, continua. Solté una pequeña carcajada, y continué. Esa frase, dicha por ella, me vuelve loca.
Subí a su boca. No podía dejar de mirar esa carita. Es perfecta. Esos ojos, su sonrisa, su nariz.. toda ella es pura perfección. La besé millones de veces, mientras sentía sus latidos contra mi pecho, como se aceleraban y como se calmaban. Si hubiera podido, habría parado el tiempo, para quedarme así con ella para siempre.
Bajé a su cuello, y poco a poco sin dejar de besarla, darle lametones y mordisquitos, fui bajando a sus pechos. Mime sus tetas, como nunca antes lo había hecho. Las cogí, dándoles un pequeño masaje, besandolas, dejándole algún chupeton para que recordara que mi boca había pasado por allí, lamiendolas...
Bajé por su barriguita, aún sin soltar sus pechos, comiéndomela a besos hasta llegar a ese bonito tanga negro que era lo único que le quedaba puesto.
Mi boca llegó a la goma del tanga, y entre besos mordiscos y algún chupetón en las caderas, subí, la miré y le dije:
-¿Continuo, mi amor?
Ella, asintió con la cabeza mientras sonreía. La besé, y volví donde lo había dejado.
Me puse entre sus piernas, besando y acariciando cada centímetro hasta llegar al tanguita negro. Me fui acercando lentamente, y besé su sexo por encima de la tela. Sentía su calor, y su humedad. Subí mis manos a sus caderas y fui bajando el tanga poco a poco hasta quitárselo de una vez.
Antes de empezar, me levanté de la cama, y fui quitándome la ropa hasta quedarme en ropa interior. Cuando me quité los pantalones, ella vió mi uno de mis queridos culots de Bob Esponja y se echó a reír:
-¿En serio, Cris? Que infantil que eres, por dios.. dijo mi niña mientras no podía dejar de reir.
-Parece mentira que aun te sorprendas.. Ya te avisé que podía ser muy infantil, para ciertas cosas.
Me acerqué a ella, la besé y volví a sus piernas dándole besos pero esta vez más rápido, fui subiendo, hasta llegar. Lamí su sexo de abajo a arriba un par de veces, muy despacio, y sentí como se erizaba toda su piel. Con ayuda de los dedos, aparte sus labios hacia los lados para poder lamer aun mejor. Me centré en su clítoris, lamiendo y chupandolo. Empecé lentamente, con sutiles movimientos que intercalaba de vez en cuando con suaves besos por su sexo, y poco a poco fui aumentando el ritmo de mi lengua en su clitorís. Su cuerpo se iba arqueando, sus caderas pedían más, y sus manos, se colocaron en mi cabeza, para guiarme.
Me lamí un dedo, y muy, muy, muy despacio, lo fui introduciendo dentro de mi chica, mientras la observaba. Una vez dentro, lo dejé sin moverlo, y ella empezó a mover lentamente sus caderas. Saqué mi dedo tan lentamente como lo había introducido, lo volví a lamer, y esta vez introduje mi caliente lengua. Ella entre jadeos, puso las manos en mi cabeza para empezar con el metesaca de mi lengua. Otra vez, su cuerpo empezó a arquearse, así que paré, y subí para besarla y seguir mimando su cuerpo. Tenía la cara colorada y aun estaba más preciosa, si eso es posible.
Volví a bajar besando su cuerpo, y me metí entre sus piernas. La cogí de las manos y mi boca fue directa a ese clítoris que era todo para mi. Jugué, lamí, chupé y lo mordisquee, hasta que su cuerpo no pudo más. Sentía como su clítoris palpitaba en mi lengua, ella estaba ardiendo, su sexo era todo humedad, su cuerpo se arqueaba como nunca y ella apretaba mis manos entre jadeos…
Lamí su sexo una y otra vez, hasta que su respiración se tranquilizó. Me tumbé al lado de mi preciosa y exhausta chica, y la besé, mientras la abrazaba atrayendola más cerca de mi aún. Le acariciaba la silueta de su cuerpo, mientras le daba besitos.
-Vamos a dormir, mi niña, le dije
Ella me miró riéndose y me dijo:
-No. Ahora me toca a mi..
CONTINUARÁ...