Dia entre dunas
Un interesante día de playa.
Durante el verano pasado con ese calor espantoso que hizo, lo único que me apetecía era ir a la playa en mis ratos libres con mi chico, últimamente lo veía ensimismado en sus cosas y contándome fantasías que se le venían a la mente, y algunas las habíamos hecho realidad, ya que nos gusta experimentar. Aunque esta vez, preferí ser yo la que quería hacer mi fantasía realidad, así que ni corta ni perezosa me puse manos a la obra. Juan es mi chico normalito físicamente lo que más destaca de él son sus ojos grises que te hipnotizan a parte de lo bien que maneja su polla. Yo soy Esther, y me voy a remitir a las descripciones hechas por Juan según él soy imprevisible, vete a saber que quiere decir con eso, aparte de buenas tetas y todo lo demás que los chicos consideráis en una chica con curvas no exageradas y con buena genética.
Uno de esos días íbamos Juan y yo hacia la playa con todos nuestros bártulos, aunque yo había añadido cuatro estacas escondidas entre las cosas para que Juan no las viera, nos colocamos en nuestro sitio preferido. Era un día entre semana y la playa estaba más bien desierta, cosa que nos extrañó, era temprano solo había una pareja de ingleses que no estaban nada mal y otras parejas con niños. Aprovechamos para bañarnos, tomar el sol al rato le dije a Juan que me acompañara a la zona de las dunas que me había parecido ver un camaleón, a él le encantan esos bichos, llevándome conmigo mi pequeña bolsa con los artilugios, ni se extrañó de que la llevara, es despistado o se lo hace, más bien lo segundo. Mientras el buscaba al camaleón, yo andaba clavando las estacas en un hueco que vi rodeado de cañizos con una pequeña entrada ideal para mi puesta en escena, ya que podíamos ver y ser vistos con discreción, nos pone que nos vean. Fui a buscar a Juan que andaba emocionado en la caza y captura del camaleón me acerque por detrás y me pegue a él, le tape los ojos con un pañuelo negro y le metí la mano dentro del bañador y ya tenía una incipiente erección se lo fui bajando lentamente hasta que se lo deje en los pies y comenzamos a andar abandonando su bañador en la arena, a esas alturas yo ya estaba mojada tan solo de pensar en lo que le iba a hacer… Juan estaba desconcertado y excitado mientras yo le guiaba al lugar donde iba a ser placenteramente torturado le ayudé a tumbarse justo en el centro de las cuatro estacas y empecé atar sus extremidades con unos pañuelos de gasa de igual color que tenía tapando sus ojos a cada una de las estacas. En ese momento apareció mi amiga Lidia, con ella en mis tiempos locos ya había hecho algún trío que otro, muy guapa con cuerpo espectacular con sus grandes tetas firmes y su culo duro de gimnasio. Juan se percató de que alguien se había incorporado a la fiesta, ya que movía su cabeza hacia el lado en el cual Lidia estaba y eso que es muy silenciosa, pero se acercó tanto a él que la arena le salpico con sus pisadas. Entretanto yo andaba visualizando el terreno percatándome de que la pareja de ingleses comenzaba a darse cuenta de lo que sucedía y a la vez cerciorándome de que Juan estuviese bien atado. Lidia que sabía perfectamente lo que tenía que hacer, se quitó su mini bikini y se puso de píe con las piernas abiertas justo encima de su cara y fue bajando lentamente hasta que su sexo quedo perfectamente encajado en la boca de Juan, este no se cortó y empezó a comérselo, Juan sabía que no era el mío por su sabor, desde donde yo estaba veía claramente como la polla se le ponía cada vez más dura y al mismo tiempo se excitaba más, con eso de pensar que se lo estaba comiendo a una desconocida y yo lo estaba mirando, me excite con la escena de tal manera que la parte de debajo de mi bikini estaba mojándose cada vez más así que me lo quite y me puse frente a Lidia para que me lo comiera y se tragara mis jugos a la vez que me metía tres dedos de su mano en mi vagina, a ella le encantaban también las mujeres, los tres estábamos entrando cada vez más en calor las dos jadeábamos sin parar y yo no paraba de mirar aquella polla erecta y me excité solo con pensar en metérmela y debido a la situación que estaba viviendo me corrí. Lidia seguía montada en la boca de Juan pasándoselo de lo lindo. Mientras le quité el pañuelo de los ojos, se le puso más dura aun y me metí su enorme polla juguetona hasta el fondo moviéndome sin parar hasta que oí gritar a Lidia de placer y me saqué su enorme polla. Esta situación de estar a voluntad de dos chicas a Juan le daba mucho morbo. Ambas después de recuperar la respiración empezamos a acariciarle su cuerpo hasta que Lidia comenzó a comer y lamer los huevos mientras yo me comía su polla sin parar, estaba que se iba a salir, pero aún quedaba lo mejor, seguía atado, con ganas cada vez mas de agarrar nuestras tetas y culos, cada vez más dura su polla seguíamos comiendo sin parar a nosotras nos encantaba ver que iba a explotar, pero el cabron disfrutaba tanto que lo que menos le interesaba era correrse. Paramos, como estábamos las dos mojadas y nos apetecía fallárnoslo a la vez hicimos lo siguiente nos pusimos las dos encima de él sentadas a horcajadas una frente a la otra, Lidia se metió su enorme polla y mientras movía sus caderas ambas nos frotábamos nuestros sexos, ella se salió y me metí su polla dando placer a ambos y mientras Juan ya había perdido el control viéndonos como no parábamos de alternarnos su polla entre las dos se corrió en una de las embestidas mías. Soltamos a Juan, nunca se imaginó lo que se le iba a venir encima porque aún no había terminado el día entre las dunas. Lidia había traído un regalito para mi… su arnés, se lo puso, yo sabía que le gustaba follarse a tías, a Juan esa visión le desconcertó no sabía de qué iba nuestra movida. Juan me cogió aun empalmado me puso a cuatro patas y empezó a follarme, Lidia se metió debajo mía y empezó a comerme, a cada embestida de mi chico, yo gritaba de placer y jadeaba cada vez más ya que Lidia me tenía loca comiéndome el coño sin parar, ya no podía más y me corrí tres veces seguidas, Lidia me conocía y sabía que quería más. Así que mientras me subía de nuevo encima de mi chico, Lidia cogió vaselina, la echo en su polla-arnés y empezó a meterlo poco a poco ya que yo no estaba acostumbrada a que me follaran por dos lados a la vez, cuando ya metió su pollón artificial entero en mi culo, empezaron a moverse a la par y sin parar, era bestial, yo seguía chorreando cada vez mas no paraba de jadear, mi chico ante tal situación estaba que se salía, nunca me había visto tan excitada, llevábamos movimientos coordinados era como el vaivén de una barca. Lidia a su vez se había traído sus bolas chinas, y se las metió al mismo tiempo que se puso el arnés y en cada embestida que me daba la tía chillaba como una descosida porque se movían en su interior y para colmo se excitaba con mis jadeos. Mi chico me miraba sin parar, saber que me estaba follando a la vez que él una tía le excitaba, lo veía en su mirada, estaba a punto de correrse, me aviso así que paró en seco nos tiró a las dos al suelo delante de él y desde arriba nos echó en las tetas su leche y una cosa que le encanta hacer para posteriormente esparcirla, así lo hizo untarla en nuestros pechos con sus manos. Lidia quería más así que cogió, limpio su arnés y volvió a la carga, se había empecinado en follarme y hacer que me corriera, le encantaba. Me puso a cuatro patas me empezó a comer mi sexo y cuando me noto que ya había lubricado empezó a meterme esa enorme polla de su arnés muy despacito que gustazo, mi chico se puso enfrente mía con su polla a la altura de mi cara y con restos de semen aun y comenzando a poner dura me la metí hasta la garganta de golpe con la embestida que me había dado en ese momento Lidia, me estaba volviendo loca no tarde en correrme. Lidia se corrió dos veces al tener sus bolas chinas aún dentro de ella. Mi chico se puso como un verraco porque yo no paraba de succionar su polla, cuando la tuvo preparada se la saco de mi boca y se la metió por el culo a Lidia dándole tal embestida y esta a su vez a mí, jugando al trenecito si parar…. que entramos en un movimiento de vaivén tan placentero que nos dejamos llevar hasta que nos corrimos sin percatarnos que teníamos a la pareja de ingleses allí al lado mirándonos y follando a su vez como descosidos.
Esta vez sí que terminamos exhaustos los tres, prometimos repetir, pero…esta vez Juan era el que iba a idear una puesta en escena que jamás olvidaríamos.
By Mónica.