Día en el bosque (Cambio de vida 3)

David y Laura se van a pasar un día al campo para aprovechar un día entre los dos, pero nada es lo que parece

Esto es una tercera parte. Las otras dos están en secciones que van más con la temática, la cual va variando a medida que va evolucionando la historia. Si tenéis curiosidad, entrad en el perfil y  veis el resto

La vida había cambiado mucho en los dos últimos meses, Jorge y Silvia se habían marchado con Mateo a Brasil para algo relacionado con una idea de Jorge, quien había renunciado al trabajo y a su nombre. Se pasaba el tiempo vestido de zorra y respondiendo al nombre de Clara. De ellos ya hablaremos en otro momento.

La historia se centra en David y Laura. David se había mudado a casa de la mujer, así se hacían compañía y compartían los gastos. También compartían gustos y aficiones.

David había empezado a trabajar en la empresa en la que lo habían contratado, al ser programador, trabajaba mucho desde casa, y además el sueldo era bastante interesante.

Por su parte, Laura, quien trabajaba en negocios online también trabajaba desde casa.

Todo era perfecto para dos depravados como ellos, se pasaban el día follando.

David había tenido que ir a trabajar ese día y estaba llegando a casa, lo único que le apetecía era una cerveza y una mamada. Pero al llegar se dio cuenta de que lo único que podía hacer era beberse la cerveza, puesto que estaba completamente solo.

Después de media hora sentado en el balcón, cerveza en mano, vio cómo llegaba una limusina de color negro y paraba justo frente al portal, se abrió la puerta y vio que se apeaba Lucía, la dueña del Sex Shop del barrio, la cual llevaba un top plateado y una minifalda de cuero plástico falso de color rojo, sandalias e iba maquillada que parecía una puta.

David dio un trago a la cerveza, era cierto que ya se la había follado varias veces... Pero verla así...

Otra mujer se bajó, juraría que era Laura, pero estaba bastante diferente. Llevaba el pelo cortado en una melena lisa y no llevaba los piercings. Llevaba un vestido de tirantes de color verde lima chillón y zapatos de tacón alto. Las dos mujeres se despidieron de los ocupantes de la limusina y se dieron un apasionado beso.

Lucía marchó calle abajo, en dirección a su casa y Laura entró en el portal.

David la esperó dentro, sentado en el sofá de la sala de estar. La puerta de la entrada se abrió y en unos segundos apareció ante el, melena lisa hasta los hombros, maquillaje fino, manicura, el vestido le llegaba solo hasta el final del coño, los zapatos y un bolso diminuto colgado de su hombro, era la imagen perfecta de una puta.

  • Hola cielo.

  • Laura... ¿Me lo puedes explicar?

  • Lucía me dijo que era un trabajo muy bien pagado, pero que mejor más arreglada que de costumbre. ¿Te gusta?

-Un trabajo de puta ¿No?

  • Si, un cierre de un trato de una empresa gorda, copas, coca, putas... Lo de siempre, nos hemos hecho un hueco.

Abrió el bolso y sacó un fajo enorme de billetes.

-Esto es por dos horas. Mira otra cosa, espero que te guste.

Izó un poco el vestido, tenía el coñito pelado, completamente, veía su rosada raja sin problema. David se relamió, Laura se acercó a él, besó sus labios con suavidad y cogió su cerveza. Le dio un trago y la dejó en la mesa. Se puso de espaldas a David y hundió la cara de él en su raja.

David le comía el culo mientras ella contaba billetes, el usó sus manos para separar sus nalgas y paseó su lengua por la raja, sabía a sudor y semen.

-¿Te han follado el culo?

  • Naturalmente, son tres mil pesos. Ahora cuando me llames puta será con razón.

David hundió su lengua dentro de su ojete, había más semen y un regusto a otra cosa, un sabor acre y una textura diferente.

  • Perdona cielo, con tanto he tenido que vaciarme los intestinos antes de salir.

David hurgó bien en el interior con la lengua y cuando notó un tacto grumoso sacó la lengua del culo de Laura, giró su cuerpo y metió la lengua en su boca, ella chupó la lengua con fruición, se separó de él y sonrió.

  • Mañana vamos a pasar el día en el campo, un picnic.

  • ¿Dónde quieres ir?- Dijo el con curiosidad.

  • A un sitio muy tranquilo y muy bonito que conozco.

Al día siguiente Laura condujo una hora aproximadamente y llegaron a una zona boscosa en la que aparcó, se bajaron, cogieron una bolsa y echaron a andar.

Después de un rato caminando llegaron a un claro. Laura le quitó la bolsa a David, la abrió y extendió una gran toalla de playa por el suelo, tras esto, los dos se tumbaron. Ella estaba en bikini, el llevaba un bañador de pata corta, bebían cerveza y fumaban tranquilamente mientras disfrutaban del día.

Al rato David se dio cuenta de que había gente por la zona, dos hombres por un lado los observaban, otro estaba con unos prismáticos presuntamente viendo pájaros, y un cuarto paseaba un pastor alemán.

Laura empezó a dar besos en el cuello a David, éste se dejó hacer, mientras le metía la mano por debajo del bikini y se fue colocando sobre ella. Laura gimió mientras se dejaba sobar, aunque, de repente, ella dijo:

  • A por el

David no entendía nada, pero seguía sobando, notó unas manos en su culo, por dentro del bañador, no eran las de Laura, giró la cabeza y vio a los cuatro hombres sobre el.

-¿Qué es esto?

Laura se mordía el labio y dijo

  • Esto es una zona de cruising, he contactado con estos señores para que te den lo tuyo.

  • ¿Que qué? - David la miró sorprendido.

  • Se te van a follar mientras yo miro y me toco.

  • Me cago en ti.

  • Luego en casa, si quieres.- Sonrió ella.

Laura se alejó y extendió una pequeña toalla en la que se sentó a mirar cómo los hombres arrancaban a tirones el bañador a David. Ella se retiró el bikini y se sentó en el suelo, acariciandose el coño mientras observaba.

David se arrodilló y abrió la boca para permitir que los rabos fueran entrando uno por uno a turnos. Los dos primeros eran jóvenes, de unos veinte años, delgados y fibrosos, tenían mucha energía, y ambos tenían rabos bastante considerables, de unos 18 centímetros, posiblemente fuesen hermanos, eran muy parecidos.

El tercero era un señor de unos cuarenta años, un tipo arreglado y elegante, vestido de traje, con un rabo mediano y depilado completamente.

El cuarto rondaría la cincuentena, tenía un cuerpo gordo y fuerte, tenía un aspecto tosco, y un rabo grande, de unos 22 centímetros y gordo, su perro observaba sentado junto a Laura.

David fue mamando con fruición, ya que ella le había metido en esto, decidió estar a la altura. Agarró una polla con cada mano y los pajeaba con suavidad, las otras dos se alojaban en su boca, entrando y saliendo, David estaba excitadisimo, disfrutaba de la situación, le daba muchísimo morbo, tenía la polla goteando, miró a Laura, la cual se frotaba el coño con las yemas de los dedos, el perro andaba rondandola y lamiendole los dedos de los pies.

Uno de los jóvenes indicó a David que se pusiera a cuatro patas.

  • Observa a tu novia, mientras te jodamos el culo uno tras otro, que me da que está a punto de hacer una cerdada.

David asintió y clavó sus ojos en los de ella, el perro lamía sus muslos, Laura separó las piernas del todo y dejó que el perro acercase su hocico a su coño. Poco a poco sentía su respiración ahí.

A David ya le había salido una polla goteando semen de su culo y le entraba otra, le encantaba, y le daba morbo, siempre había recibido pollas en el culo de una en una, pero así de seguido no. De repente, como si no pudiera mejorar la situación, el trajeado se coló bajo su cuerpo y lo empujaron hacia abajo, entre los otros dos ayudaron a que ambas pollas entrasen. David se encontraba en una posición un poco incómoda, pero la sensación en su culo era increíble, no podía mantener los ojos abiertos, ya no veía a Laura. No era capaz de ver la lengua del perro paseando por su coño con bastante ahínco, ella gemía. Laura alzó las caderas para darle más espacio y así notar esa áspera lengua también en su culo, el perro daba grandes lametadas. Ella había perdido la cuenta de las veces que se había corrido.

Las dos pollas del culo de David descargaron a la par, éste cayó exhausto frente a su novia, observó la escena. Los dos jóvenes y el hombre de traje se vistieron, satisfechos y se marcharon.

El último hombre, el dueño del perro, se sentó desnudo junto a David, le ofreció un cigarrillo y los dos se sentaron a ver al perro comecoños.

-El chucho está acostumbrado, mi mujer suele follarselo.

  • Es interesante.

  • Mucho, que sepas que cuando nos terminemos el tabaco voy a darte por el culo

  • Me parece justo.

El perro acercó su hocico al rostro de Laura y comenzó a lamerle la boca. Ella correspondió a los besos de su amante, dejando su boca abierta para que su lengua entrase y se juntase a la suya. Sintió su rugosidad y sus babas en la boca, acarició la cabeza del perro mientras lamía su lengua.

Laura se sentía preparada, se colocó a cuatro patas y dejó que el animal husmease por detrás, le volvió a lamer. Cerró los ojos y se dejó hacer, al abrirlos se vio a escasos centímetros de la cara de David, estaba en la misma postura que ella, solo que a él le estaba entrando la polla enorme del hombre ya.

El perro se alzó y, colocando sus patas en la cadera de ella, empezó a buscar también la forma de entrar, no atinaba, se movía frenéticamente. Finalmente la polla del can encontró la entrada y Laura sintió una corriente eléctrica que recorrió todo su cuerpo en una oleada de placer, abrió los ojos y vio el rostro de David sonriendo, se aproximó y lo besó, los dos, a la par, estaban siendo penetrados uno frente al otro.

Después de un ratito bombeando, el perro se corrió, Laura lo notó en su interior, pero como la bola había quedado aprisionada, no le quedó más remedio que permanecer así, viendo como ese enorme rabo entraba y salía del culo de David, gozaba viéndolo así siempre que fuera posible. De pronto el hombre salió del culo de David y salió corriendo hacia Laura, de un solo golpe metió su polla hasta la garganta de ella y la inundó de leche, ella tragó todo lo que pudo, pero parte cayó por su barbilla al suelo.

David se sentó en la tierra desnudo a fumar y charlar con el hombre.

Laura sintió como la polla del perro salía de su interior, provocándole un dolor indescriptible. El animal se tumbó a lamerse el cipote mientras ella se dejaba caer en el suelo, cuando él terminó se acercó a ella y limpió su coño.

El hombre estrechó la mano de David, cogió su ropa, al perro y se fue. Cuando se quedaron solos, ella besó a su novio y le preguntó :

-¿Qué te contaba?

  • Nada, nos ha invitado a su granja un fin de semana, el, su mujer y sus animales, que les gusta nuestro rollo y son muy cerdos.

Ella sonrió, lo besó, recogieron las cosas y se encaminaron al coche, desnudos, abrazados y en silencio.

En el coche se vistieron y se dirigieron a casa.

Aparcaron en el garaje y subieron al apartamento en el ascensor. Una vez entraron, David se empezó a quitar la ropa y, con la mirada, indicó a Laura que hiciera lo mismo.

-¿Sigues con ganas de más?

  • Voy a cobrarme lo que dijiste esta mañana.

Laura no recordaba a qué se refería, David la condujo al baño y la hizo tumbarse en el plato de ducha, ella accedió y notó el frío de la porcelana por su espalda y culo, David colocó sus pies a los lados de la cintura de ella y se acuclilló.

Laura recordó y sonrió, David se inclinó y besó sus labios. Ella notó el chorro caliente de la meada de su novio en sus tetas, David miró fijamente a Laura a los ojos, mientras, ésta notó una sensación húmeda y cálida entre su vientre y su pubis, un olor penetrante invadió el cuarto de baño, David se alzó un poco para que ella pudiera mirar, Laura vio un enorme tordo sobre ella, sintió asco y excitación. Llevó su mano al montón de mierda y la hundió en ella, estaba caliente y tenía un tacto cremoso.

En pocos segundos se vio extendiendo la apestosa sustancia por su vientre y su pecho con ambas manos. David la observaba con atención, su polla se estaba endureciendo. Laura miró su mano, después de lo del perro ya nada le parecía extraño, estiró su dedo índice, estaba completamente marrón. Cerró los ojos y se metió el dedo en la boca, era un sabor amargo, como a verduras hervidas. Una arcada nació de su interior, la respuesta natural de su cuerpo a aquello, ella la reprimió y se puso en pie.

  • Pon las manos. Que tengo la espalda limpia.

David se colocó detrás de ella y se agachó. Puso las manos juntas, formando un cuenco y vio cómo el ojete de ella se iba abriendo, poco a poco, hasta que un tordo marrón oscuro fue surgiendo de dentro. La mierda fue cayendo en las manos de David, hasta que éste le pidió que parase para no desbordar. Las manos de él se separaron y se colocaron en los hombros de ella, de ahí fue bajando por la espalda, como un niño que pinta con los dedos. Cuando la mierda llegó a sus nalgas, David volvió a colocar las manos a la espera de que cayese más. Otro tordo cayó en las manos de David, que no dudó en extenderlo por el cabello de Laura, dejando una especie de gomina marrón que le cubrió el pelo y después bajó por su cara.

Laura ahora era una especie de esperpento marrón, olía a mierda y daba bastante asco. Sin embargo los dos estaban extremadamente cachondos con la situación, era la primera vez que hacían eso. Se besaron, manchando también un poco el cuerpo y la cara de David.

Laura se arrodilló y se metió la polla de David en la boca, la mamada era frenética y no paraba, no respiraba, David puso su mano en la pringosa cabeza de Laura pero no la dirigió, no hacía falta, estaba tan desbocada que no lo necesitaba.

Laura mandó que él se tumbase boca arriba y ella se colocó a horcajadas sobre el. La cabalgada fue brutal, había sido un día muy excitante y ella lo llevaba todo dentro, saltó sobre el, gimió y gritó hasta desfallecer, suerte que el piso estaba insonorizado.

David se unió a los gemidos cuando se corrió dentro de ella. Laura se desclavó de la polla y dejó que la gravedad se ocupase de todo, haciendo que el semen de David cayese sobre su propia polla bajo la atenta mirada de los dos, resultaba hasta hipnótico ver los hilillos blancos que salían de su cavidad para caer sobre su rabo.

Laura rompió la magia soltando un chorrazo de meada a presión sobre el cuerpo de David. Era un grifo caliente y abundante. Con dos dedos dirigió el chorro a la cara de el, que abrió la boca y pudo beber un par de tragos antes de que la fuente dejase de manar.

Tras eso, Laura se dejó caer sobre David y lo abrazó, dos amantes sobre el plato de ducha, ser unos degenerados no quitaba para tener un momento bonito para los dos. Se besaron con suavidad y se quedaron ahí un buen rato.