Día del maestro (2)
Feliz día del maestro, dijo la nena al arrancarme la tercera corrida con sus sensuales labios, mientras la ducha manaba más y más agua sobre nuestros exhaustos cuerpos.
En ese momento atiné a arrancar el carro a toda velocidad, realmente sabía donde ir, sabía también donde iba a parar todo esto, realmente esa nena estaba para chuparse los dedos, nunca había recibido un regalo por el día del maestro por parte de mis alumnos, sonreía para mí pensando en el tremendo regalo que recibiría hoy.
Conversábamos cosas triviales, tonterías de la universidad sin mayor importancia, mientras el camino se me hacía largo debido al maldito tráfico.
Hasta que por fin llegamos, se abrió el portón, entré a los bungalows donde suelo entrar de vez en cuando, apenas vieron mi carro, abrieron una de las puertas e ingresé raudo.
- Hemos llegado muñeca, al fin del mundo, le dije mirándola a los ojos.
- Perfecto, no conocía estos sitios, pensé que era una discoteca, me dijo la muy inocente, a lo que atiné a reírme nuevamente por dentro, pensando en lo recorridaza que estará esta nena calientapollas.
- Bueno, y eso que estamos recién por fuera, ven conmigo y vas a ver lo bonito que es por dentro, le dije y salí del carro, abriéndole la puerta y acompañándola al cuarto.
Caminando al cuarto, la agarre de la cintura por atrás, ¡por dios! Cuánto tiempo deseando tocar esa cintura, perfecta, pequeñita. Ella sonrió y siguió caminando.
Al entrar al cuarto nos sentamos en la mesita que había, conversamos tontería y media durante aproximadamente veinte minutos, hasta que me animé a decirle: Sabes, me duele mucho la espalda, podré acostarme un rato en la cama?
- Es toda tuya, anda no más, me dijo.
Acostado ya que estaba en la cama, seguimos conversando, hasta que di un paso más:
- Y no quieres venir a conversar aquí?
- Mmmmmmmmm, conversar?
- Bueno, eso es lo que estamos haciendo, ven acá que no muerdo, le dije sonriendo.
- Ah que pena que no muerdas, me dijo y se hecho a mi costado.
Le sugerí que se saque las botas, que era muy incómodo, mientras lo hacía, se tiraba a un costado, mirando al lado opuesto mío, levantando las piernas para sacarse las botas. Podía apreciar su tremendo culo como se movía, me acerqué a ella, poniendo mi cara a escasos centímetros de su pelo.
Al sentirme cerca, volteó y nuestras caras quedaron juntas, por lo que inmediatamente la besé, fue un beso muy bien recibido, se entregó totalmente a él, besaba como los dioses, que forma de mover su lengua, que ímpetu en morderme los labios, esa nena tenía fuego contenido. Mientras me besaba yo aprovechaba la oportunidad para recorrer su precioso cuerpo con mis manos, por encima aún de su pantalón jean que por lo apretado que era dibujaba perfectamente sus curvas, besaba de vez en cuando su cuello, ya era pasión desbordada que no podía frenarse.
Poco a poco nos fuimos desvistiendo, se paró sensualmente al borde de la cama, desnudándose lentamente, esa nena sabía lo que tenía y sabía como explotarlo; ya con su cuerpo semidesnudo (se quedó únicamente con una tanga preciosa que no le cubría nada del culo) caminaba de borde a borde, mordiéndose el dedo y girando suavemente, dejándome ver el culo más perfecto que podría haber visto: sin celulitis, sin huellas de nada, liso, perfecto con unas preciosas nalgas redondeadas.
Se subió a la cama cual loba en celo, yo estaba con mi pinga a tope boca arriba mirándola, poco a poco se acercó a ella y posó sus labios sensuales en la puntita, arrancándome el primer espasmo de placer: una boca caliente, de fuego, unos labios que atrapaban toda la cabeza del pene, poco a poco iba bajándolos, lentamente, no podía haberme equivocado, esta nena era de alto vuelo, sabía lo que hacía, sabía como mover la lengua para hacer estallar la cabeza hasta al más santo.
Pasó bastante rato lamiéndome únicamente el glande, me miraba con cara lasciva, como queriéndome comer, hasta que de repente bajó completamente y hundió parte de mi pinga en su riquísima boca, empezando a darme las mejores mamadas que podría haber recibido en mi vida; cogía el tronco con su manito mientras que con la boca subía y bajaba, yo me sentía estallar, mi cabeza daba vueltas cada vez que por dentro su lengua bailaba por toda mi pinga, de verdad, era una delicia, cuando de repente sentí que estallaba, no podía quedarse eso así, a mi edad normalmente no llego a un segundo round, así que la separé de mi pinga y la puse boca abajo: Por dios, que precioso culo, hasta ahora lo recuerdo, separé lentamente el hilo dental que tenía y empecé a lamerle el ano, no sé, fue lo primero que me atrajo, delicioso, profundo, había que abrir de par en par esas nalgas para poder meter la lengua, riquísimo, ella lo movía como queriendo atrapar mi lengua en su anillo, de vez en cuando salía y mordía sus nalgas, ella jadeaba, suspiraba, gritaba a veces:
- Por fin, por fin te tengo profe, que ricooooo, sigue por favor, no pares.
No tenía intención alguna de parar, ese culo me lo comía completamente, solo para mí, una delicia total.
No aguante mucho, la dejé como estaba, boca abajo y me arrodille sobre la cama, ensartándole la pinga en su coño que también estaba mojadísimo producto de la estimulación que le había hecho con mi dedo mientras me comía su anillo.
Entró fácil, ya adentro sus jugos calientes bañaron mi pinga, que rica sensación, se la metí hasta el fondo, ella suspiraba, pedía caña, hasta adentro, me movía como un poseído, mientras que agarraba con fuerza sus nalgas y las abría de par en par, bombeándola con todas mis fuerzas, metiendo y sacando mi pinga que se deleitaba dentro de su precioso cuerpo.
- Al fin eres mío, siempre me excitaste, no sabes cuanto daba por tenerte entre mis piernas, decía la nena, también gritando como poseída, mientras movía las caderas al compás de mi ritmo.
- Y ahora que tienes mi pija dentro de tu coño, que opinas? Le dije al oído, mordiéndoselo seguidamente.
- Delicioso, quiero más, dame más por favor, no pares!!! Gritaba mientras cogía y arrugaba la sábana y mordía la almohada, dando muestras del placer que también estaba recibiendo.
No pude más, era demasiado para mí, saqué mi pinga y me corrí encima de su espalda, que arqueada se veía perfecta, ella sonreía, feliz, dichosa, yo arrancaba hasta la última gota de mi pinga sobre su espalda, exhausto.
Me tiré al costado de la cama, nos besamos, me abrazó, me dijo que la había hecho muy feliz, después de un buen rato besándonos, se metió a la ducha, yo estaba tan cansado que no la acompañé.
Al regresar, caminaba lentamente hacia mí, sabía ella que tenía un cuerpo escultural, esa cintura pequeña hacía juego con unas redondeadas caderas, se acercó y se acostó nuevamente a mi lado y me dijo al oído:
- Por mí estaría tirando contigo toda la noche, eres genial.
- Sí, pero sabes que tengo que regresar a mi casa, además a mi edad soy de un solo round, le dije.
- No lo creo, me dijo y cogió con su manito mi pene casi muerto, lo empezó a mover lentamente mientras que ofrecía su culo para que lo coja sin límites. Poco a poco empecé a meterle mano al culo, mi dedo entraba por poquitos en su anillo, aún mojado producto de mi saliva. Lentamente le estaba comiendo el culo con mi dedo, ella jadeaba, me movía lentamente el pene, hasta que de repente, ya lo había logrado poner nuevamente en pie de lucha, más duro que nunca.
- Lo logré!!!!!!! dijo e inmediatamente se montó sobre mí.
- ¿Qué pensabas? Que me iba a quedar sin una segunda vuelta? Me dijo y me besó nuevamente de manera apasionada y cabalgó como un potro salvaje, subía y bajaba gimiendo sin cesar, sus tetas eran aprisionadas por mis dientes, jalándole delicadamente sus pezones que estaban durísimos y a reventar, era toda una fiesta en ese momento, le agarraba las nalgas, las hacía bajar hasta el fondo y subir nuevamente, lo que hacía que mi pinga reciba todos sus jugos calientitos.
Después de varios minutos, la puse en cuatro, con el culo levantado, nuevamente la ensarte y esta vez le apliqué un ritmo que ni yo me hubiera imaginado, mi pelvis con sus nalgas hacían un ruido tremendo, frenético, mi pinga entraba y salía y ella recibía y gritaba, pedía más y más.
Yo mientras tanto, la bombeaba con fuerza, y a la vez le metía mi dedo en su anillo, como se lo comía tan fácilmente, aquello me llevó a pensar que también habría recibido mucha caña por el culo, así que le saqué mi pinga e hice el ademán para hundírsela en el culo.
- No, por allí no, nunca lo he hecho, me dijo y paro de gemir.
Entre mi dije: tremenda putaza, fácil que han pasado hasta camiones por ese culo, pero como todo caballero, metí nuevamente mi pinga en su coñito que también estaba riquísimo, esperando quizás otra oportunidad para destrozarme ese culo. Ella quizás también sabría que negándome el culo tendría la oportunidad que esto se repita, ella sabía que yo era solo choque y fuga, que nunca regresaba dos veces a un cuarto con una ex alumna, por eso quizás dejó el caramelo para la siguiente sesión.
Yo la seguía perforando con una fuerza inimaginable, pero mi mirada estaba puesta entre esas dos nalgas tan ricas, ese culo será mío decía, ese culo será mío, no te escaparás, te lo destrozaré, por lo que de tanto imaginarme como la rompería, me terminé corriendo dentro de su coñito.
Finalmente nos dirigimos a la ducha, nos bañamos juntos, ella me limpió la pinga con su boquita y el agua que corría de la ducha y me hizo correr por tercera vez entre sus labios y arrodillada que estaba me dijo: Feliz día del maestro, mi profesor adorado!!!!!!!