Día de suerte en el gimnasio (primera vez gay)
Un gimnasio, una pareja atrevida, y un chico afortunado y con ganas que pasaba por ahí.
Sí, me gustan los tíos
¡Hola a todos! Os escribo este primer relato que tengo muchas ganas de compartir. Siempre me ha gustado leer vuestras historias/fantasías y ahora espero que vosotros disfrutéis con ésta que os envío yo. Si os gusta no dudéis en escribirme a relatos892@gmail.com
El caso es que soy un chico de 27 años. Socialmente soy hetero pero es cierto que desde la adolescencia he tenido fantasías con chicos y siempre ando con ganas de probar algo. Físicamente soy normal, ni alto ni bajo, complexión normal, pero creo que tengo una cara bonita y alguna vez he notado miradas de amigos o desconocidos que no se imaginaban lo dispuesto que estaba a hacer de todo. Soy siempre muy bromista y sexual, por lo que más de una vez ha habido amigos que me han dicho “si fueras gay...”.
Hoy os voy a relatar algo que me pasó hace unas semanas y que me confirmó mi bisexualidad. Me doy cuenta de que aceptar y ver que no encajas en las casillas « hetero » o « gay » no es fácil y me siento mal por no saber disfrutar mi sexualidad sin barreras. Es algo complicado y que tengo que trabajar…
Lo que me pasó fue hace tres semanas y todo empezó en mi gimnasio. Normalmente los sábados no suelo ir nunca, pero ese día hacía muy malo y me había despertado tarde, por lo que fui al gimnasio hacia la 1 del mediodía. Estuve entrenando súper a gusto, fijándome en algún chico que ya me suena de vista, pero sin notar nada fuera de la normalidad.
Cuando terminé, hacia las 14:30, bajé a los vestuarios y allí al entrar había dos chicos que no había visto en la sala. Eran jóvenes, de unos 18-20 años, y por cómo reaccionaron cuando entré pensé que se acababan de dar un beso. Ya se habían duchado y uno de ellos ya estaba vestido. El otro estaba con un vaquero puesto pero sin camiseta y el pelo mojado. Mi taquilla estaba cerca de donde ellos estaban, así que me dirigí ahí tras decir un “hola” tímido. Mientras me cambiaba les miraba disimuladamente y la verdad es que los dos me gustaron mucho. El que estaba sin camiseta tenía unos brazos marcados y muy poco vello en el pecho, típicos primeros pelillos que nacen muy delgados y suaves. El otro me pareció un chico muy sensible y atractivo, con algo de barba muy corta y que aún no le había salido completamente. Los dos hablaban bajito, y supuse que igual eran pareja porque hablaban de coger una pizza de camino a casa.
Yo me había ido desvistiendo y en ese momento me quité el calzoncillo, que era lo único que llevaba puesto. Los dos se quedaron en silencio mientras notaba sus miradas clavadas en mi culo. Me puse una toalla a la cintura y cogí el jabón para ir hacia las duchas.
En ese momento mi polla ya había empezado a reaccionar y estaba un poco morcillona. No sé si al pasar junto a ellos se dieron cuenta pero antes de que entrara a la zona de las duchas uno de ellos, el que estaba vestido me dijo agarrándome del hombro: « Oye, yo a ti te conozco, no? ». Me pilló un poco de sorpresa, le dije que creía que no y entonces vi como el otro se sonreía. Este último me dijo: « no le hagas caso, lo que pasa es que le has molado y es muy malo ligando ». Sin dejarme decir nada, el otro me dijo: « ¿te molaría una mamada o hacer algo con nosotros? ». Yo estaba en shock, algo así no me había pasado nunca. Aunque siempre me han puesto cachondo algunos tíos, nunca antes había hecho nada salvo una paja adolescente que me hice con un amigo y no sabía si estaba preparado para que fuera ya, en ese momento. Yo fingí una risa forzada y les dije: « ¿vais a saco, eh!? ». Sin embargo, para ese momento mi erección era brutal y se me notaba claramente en la toalla.
Me invitaron a su casa y yo accedí sin ni siquiera ducharme. Me vestí tal cual mientras uno me sobaba los pezones y otro me pasaba la mano por la espalda y el cuello. Salimos del gimnasio y me dijeron que vivían a la vuelta de la esquina. A mí en ese momento me entró el pánico por ver lo que estaba haciendo, pero ellos hablaban con normalidad y me explicaron que eran pareja y que les gustaba añadir « experiencias » a su vida sexual. Algo en ellos me daba confianza y me lancé a la aventura. En ese momento pensé que igual después me arrepentiría, pero la verdad es que siempre había deseado probar algo y no quería quedarme con las ganas.
Llegamos en 5 minutos a su casa, un apartamento de una habitación con la cocina integrada en el salón. En el ascensor uno de ellos me besó en la boca y el otro me agarró el paquete, que se había bajado por mis nervios. Cuando entramos, dejamos las cosas tiradas en la entrada y nos fuimos al sofá. Allá ellos tomaron la iniciativa y se quitaron la parte de arriba. Yo les miré y noté como mi polla volvía a estar a tope, apretando contra el pantalón de chandal que llevaba. Liándose entre ellos, se acercaron a mí y me empezaron a sobar. Yo hice como ellos y me quité la sudadera y la camiseta. En ese momento pensé que follar me daba miedo, nunca había follado un culo y mucho menos me habían follado, así que con una mamada o algo de juego me daría por satisfecho, sobre todo porque ellos estaban súper lanzados. Uno de ellos empezó a sobarme de nuevo los pezones mientras el otro tiró de mis pantalones hacia abajo y me dejó en calzoncillos. Se acercó a mí y me empezó a chupar por encima, primero del ombligo hacia abajo y después ya directamente por el cuerpo de la polla, parándose en el glande. El otro me metía un dedo en la boca y pasó una mano por debajo del calzoncillo, despacio, haciendo que me estremeciera de placer. Entre los dos me quitaron el calzoncillo y dejaron al descubierto mi polla.
Me gustan mucho los pelillos y siempre me gusta recortármelos, dejándolos cortos para que se vean y se noten pero de manera controlada. En ese momento tenía los pelos de la polla algo más largos de lo que los suelo llevar y me sentí un poco ridículo, pero ellos después me dijeron que les encantaba así. El que me estaba chupando por encima del calzoncillo se lanzó a comerme el capullo y yo empecé a bufar de placer. Me operaron de fimosis de adolescente, por lo que tengo un capullo bastante apetecible y se notaba cómo disfrutaba metiéndoselo en la boca y llegando hasta mi pubis. Tengo una polla normal, unos 15 cm, pero la chupaba con unas ganas impresionantes y en seguida se me pasaron los complejos.
El otro se había puesto a mi lado y le pasé la mano por el pecho camino hacia su polla. Los dos estaban todavía vestidos de cintura para abajo, así que éste aprovechó para desnudarse por completo dejando ver una polla más grande que la mía pero un poco más delgada. Empecé a pajearle de arriba a abajo, notando por primera vez esa sensación de tocar otra polla, de notar lo dura que es y de sentir cómo le das placer a otro tío. Él no estaba circuncidado y me entretuve jugando con su prepucio, súper móvil, y que dejaba ver algo de precum en su capullo. El otro también se desvistió y con la polla dura siguió mamándome. Yo noté que me iba a correr muy rápido y ellos, leyéndome la mente, me dijeron que disfrutara. En poco tiempo noté cómo mi corrida era inminente y le pedí al que me la estaba chupando que parara un poco.
Los dos se tumbaron en la otra parte del sofá y empezaron a hacerse un 69. Yo flipaba, estaban los dos buenísimos y era como estar en una peli porno con las que tantas veces me he pajeado. Mientras tanto le acariciaba la espalda al que parecía un poco más joven de los dos, y me fijaba en sus culitos. Ellos dos estaban sin depilar, también con el vello un poco recortado y la visión del culo de uno de ellos, con más pelo alrededor de las piernas, me ponía súper cachondo. Yo me tocaba la polla como por inercia, intentando controlar una corrida que ya estaba ahí. Tenía que parar para no correrme ya.
Tras unos minutos así, los dos se volvieron hacia mí y me tumbaron boca arriba en el sofá. Me preguntaron si me apetecía mamar y les dije que sí, porque ya no podía estar más cachondo. Uno se puso sobre mi pecho, dejándome su punta sobre mi boca, y el otro al otro lado de mi cabeza, dejandome sus huevos sobre mi pelo y su polla también sobre mi cara. Tímidamente, al principio, me metí el glande de uno de ellos en la boca, mientras él me tacaba la polla y me seguía masturbando.
La sensación de la polla en mi boca, mientras veía cómo el otro se pajeaba a dos centímetros de mis ojos, me encantó. Sabía que no lo estaba haciendo bien porque era la primera vez que se la mamaba a alguien, pero me ponía muy cachondo. Le pedí que parara de tocarme porque me iba a correr y entonces los dos se apartaron y me fueron a mamar. Mi corrida fue impresionante, me corrí muchísimo y noté hasta cómo se me contraía el culo. Yo creo que nunca he tenido un orgasmo tan intenso. Saqué muchísima leche y los dos se la repartieron con deleite. Se besaban pasándose lo que habían recogido de la cara del otro y de mi tripa y mis pelos, que habían quedado perdidos.
La polla se me quedó súper sensible y les tuve que pedir que pararan de tocármela. Ellos se sentaron a mi lado y me pidieron que les pajeara a los dos. En seguida uno de ellos dijo que se iba a correr y el otro se puso a un lado de su polla para mamársela y recibir su lefa. Yo no supe muy bien qué hacer y le empecé a sobar los pezones mientras le tocaba también los huevos. Enseguida empezó a gemir y se corrió en la boca del otro. Éste se acercó a mí para pasarme la corrida con un beso y al verme un poco indeciso se la dio al que se había corrido, mientras yo vi cómo se recreaban con la lengua y cómo parte de esa corrida se les salía de la boca y terminaba en su pecho. Mi polla estaba de nuevo súper dura (en realidad no se había bajado !) y en ese momento me apeteció probar leche, sabiendo que me iba a arrepentir si no lo hacía. El que todavía no se había corrido me miró y le dije que se sentara. Empecé a chuparle la polla, más parecida a la mía que la de su novio, y me sorprendió con otro sabor un poco diferente. Era más pequeña y me entraba completamente en la boca, aunque no podía evitar un poco de sensación de agobio cuando él me apretaba la cabeza contra su pubis. Se notaba cómo estaba disfrutando como un loco y me animé a pasarle la mano por los huevos y su ojete. Su compañero me pidió permiso para hacer lo mismo conmigo y me empezó a pajear otra vez desde atrás, pasándome también algún dedo por el ano. El otro en seguida se puso más cachondo y empezó a jadear, y casi sin darme cuenta, sin que me avisara, se corrió en mi boca. Se me salió casi toda su corrida, pero el sabor del semen me sorprendió mucho. Tengo que decir que no me gustó demasiado, yo había probado alguna vez mi corrida y tampoco recuerdo que me gustara, pero estaba tan cachondo que no me importó demasiado.
Los dos me dijeron que aún tenía cara de más ganas y me tumbaron de nuevo, con las piernas abiertas. Uno de ellos me la empezó a chupar mientras el otro metió tímidamente un dedo en mi ano. Yo flipaba y en ese momento tuve miedo de que me propusieran follar, pero vi que ellos ya no se tocaban entre ellos y sin tiempo a más noté cómo me iba a correr de nuevo.
Les avisé y otra vez tuve una corrida épica. Uno me metía un dedo en el culo mientras el otro me chupaba la polla como si fuera un chupachups. Yo nunca he sido muy multiorgásmico, pero también reconozco que pocas veces he estado tan cachondo. Me corrí en la boca del otro y esta vez se la tragó sin hacer nada más.
En ese momento la situación me pareció un poco surrealista. Me dijeron que les había molado mucho y nos dijimos cómo nos llamábamos. Yo me vestí de nuevo y salí bastante rápido, nos despedimos con un « ya hablaremos otra vez » y una sonrisa. En el ascensor me miraba al espejo y me vi con otra cara, como diciéndome… « ya he hecho algo con un tío ». ¡Y con dos ! La experiencia me gustó y en seguida pensé en que probablemente tendría ocasión de repetir algo con estos dos.
Gracias por haber llegado hasta aquí. Si os ha gustado no dudéis en decírmelo e intentaré publicar más relatos. ¡Un abrazo!