Día de San Valentín. Marina.
El día en que el mejor amigo de mi novio "me viola" (con mi consentimiento), pensando yo que era mi novio, haciendo realidad mi fantasia.
El día en que el mejor amigo de mi novio "me viola" (con mi consentimiento), pensando yo que era mi novio, haciendo realidad mi fantasia.
(Marina)
Hoy es 14 de Febrero, el día de San Valentín. Este año cae en domingo, y mi novio y yo hemos salido a celebrarlo, el sábado noche, junto a Roman, su mejor amigo, y la mujer de éste, Irene. Roman y mi novio, Daniel, se conocieron hace unos años trabajando en la misma empresa, un día decidieron independizarse, y ahora son socios en su propia empresa. Las dos parejas hicimos buenas migas desde el principio, pero hay algo que me tiene muy preocupada, se que Roman le es infiel a Irene, le pillé, el mismo día de su boda, beneficiándose a una de las mejores amigas de la novia, una de las damas de honor, tras unos arbustos del jardín del restaurante. Él no me vio, yo se lo comenté a mi novio y él me dijo que Irene estaba enterada de que él le metía los cuernos con cierta frecuencia, y que ella misma pasaba del tema, que no quería hacer nada al respecto, por miedo a perderle o que se yo... la verdad sea dicha, el chico está muy bien, tiene 31 años, uno más que yo y mi novio, (Irene tiene 24). Es un poco más alto que mi novio, tiene el pelo castaño y una mirada azul translúcida que hipnotiza, y puede hablar de cualquier tema... si he de ser sincera, más de una vez me he sorprendido a mi misma cerrando los ojos y imaginandome por un segundo cómo sería follar con él, pero en seguida vuelvo a la realidad, con un pequeño retazo de culpa alojado en mi corazón, como si el mero hecho de pensar una cosa hiciera que esta se volviera realidad... no se qué es lo que me atrae tanto de él, quizá esa media sangre gitana tenga algo que ver...
Son las 4 de la mañana, hemos decidido venir todos a casa a hacer las últimas rondas. Roman y su mujer viven en las afueras, así que cuando se vienen de cena o fiesta con nosotros, suelen quedarse a dormir en el sofá cama del comedor. Nos ponemos cómodos, Roman está tumbado en una de las alas del sofá, con Irene sentada entre sus piernas. Mi novio (que mañana tiene que madrugar para terminar una faena pendiente) está bebiendo mucha agua y intentando no dormirse, tumbado en la otra ala del sofá. Estamos todos bastante bebidos. Yo empiezo a ver doble y casi ni escucho lo que dicen, prefiero ir a tumbarme pronto a la cama. Me despido de mis amigos, procurando no cruzar mi mirada con Roman, me da la sensación que si me quedara mirándole a los ojos, podría leer en los míos lo que deseo de él, seguro que me pondría roja, ¡qué horror! no, mejor me voy a dormir ahora...
- "Buenas noches, nos vemos mañana chicos" les digo con una sonrisa, medio apoyada en el marco de la puerta del pasillo
-"Buenas noches" me susurran mi novio y Irene, ya medio dormidos...
- "Buenas noches, guapa" se despide Roman.
Voy hacia mi habitación, como puedo me desnudo y me pongo el camisón de dormir. Me lo regaló Daniel por nuestro último aniversario, es un vestidito corto, de tirantes, muy suave al tacto. Me miro en el espejo, tengo la visión algo borrosa, pero me veo muy bien, soy morena, de pelo largo y ondulado, con rizos grandes. Tengo la piel clara y los ojos verdes. El camisón es negro, hace resaltar el bonito color de mi piel, sobre todo mis generosos pechos, mi marcada cintura y mis caderas prominentes. Miro la cama, me siento muy cansada y mareada, me tumbo sobre las sábanas. En cuanto mi cuerpo roza la cama, me quedé dormida, al acto.
Mientras, en el comedor...
Román aprovecha que la inocente de su mujer, Irene, está placidamente durmiendo la mona, y su amigo está medio borracho, medio dormido, para hacer algunas averiguaciones. Él siempre ha sido un amigo leal, pero Marina lo supera en todos los aspectos. Le gustó desde la primera vez que la vio, pero acostumbrado como estaba a enrollarse a las chicas guapas que quisiera, y siendo en verdad honrado en su amistad con Daniel, Roman no se preocupó más por ella. Pero el día de su boda todo cambió. Ella lo había visto follándose a una de las damas de honor, Daniel se lo había comentado hace unos meses, y desde entonces, por alguna extraña conexión en su cabeza, siempre que pensaba en ella la imaginaba desnuda y abierta para él; al poco tiempo sus fantasías fueron a tener una única protagonista: Marina, la novia de su mejor amigo. Cuando llegó a este punto se fijo más en ella y en su comportamiento. Nunca le miraba a los ojos. Hablaba bajito, y era muy reservada. Comprendía que ella era una chica tímida, pero le molestaba mucho su forma de actuar con él, tan normal, como si fuera un cualquiera... eso le enfurecía... sentir que ella lo infravaloraba como hombre, su capacidad de seducir, su potencial en la cama... esto no se va a quedar así...
Roman es un depredador, y acaba de fijarse una meta, una presa que cazar, y no parará hasta conseguirlo, sea por las buenas o por las malas.
- "¿Te lo puedes creer?" comenta Roman a Daniel "Mi novia me pidió el otro día que la atara y le diera un buen azote en el culo..."
Roman había estado observando el comportamiento de Daniel y Marina los últimos días y creía tener una idea de lo que le ponía a ella, pues por su carácter introvertido, seguramente sacaba a relucir su yo más oscuro jugando a saber qué guarrerías con su maridito en la intimidad... si conseguia algo de información con esta pequeña mentira... bienvenida sea.
- "¿Sabes lo que le pone a Marina?"
Roman se relame mentalmente los labios cuando oye esta frase saliendo de la boca de su amigo...
-"Le encanta que juguemos a forzarla... como lo oyes... le pone cachondísima que la obligue a follar conmigo... como si la estuviese violando."
Daniel y Roman intercambian una mirada cómplice.
-"Ya verás como no miento" dice Daniel "Abre ese armario de allí, en la puerta de la izquiera"
Daniel cierra los ojos y empieza a respirar profundamente. El alcohol y el cansancio acumulado esta semana han hecho mella en él, y se ha quedado completamente dormido en el sofá. Roman se levanta y se acerca al armario que le señalaba su amigo... abre la puerta... dentro encuentra unas esposas, con sus llaves, una bola que parece utilizarse a modo de mordaza, una capucha negra con un único agujero en la boca, un par de consoladores, unas bolas chinas, lubricante... Daniel ronca un poco fuerte y nuestro amigo se asusta. Cierra la puerta. Vuelve a sentarse en el sofá. Se sirve un chupito más de Whisky. Se lo toma de un solo trago. Siente un cosquilleo extraño en todo el cuerpo, es la adrenalina que empieza a inundar su ser; acaba de darse cuenta de que se encuentra en una situación inmejorable. Son las 5 de la mañana. En apenas una hora Daniel tendrá que irse a trabajar. Su mujer dormirá tranquilamente unas diez horas antes de dar signos de vida, la conocía perfectamente, igualmente, si se despertaba y él no estaba, no cree que vaya a hacer nada, seguramente se volverá a dormir, rogando a Dios por que su maridito esté de vuelta por la mañana y así no tendrá que enfrentarse a la dolorosa verdad. Que prefiere a Marina. Que es capaz de follársela allí mismo, en la habitación de al lado... no, Irene no está preparada para enfrentarse a esto. No será un estorbo. Y Daniel estará fuera por lo menos hasta la hora de cenar, pues tiene que ir bastante lejos hoy a trabajar.
Roman siente las neuronas trabajando al 100%. Si lo hace bien no habrá repercusiones, y podrá darle a Marina la lección que se merece. Se tumba en el sofá, haciéndose el dormido, y pasa la siguiente hora recordando qué ha visto en el cajón, cómo lo usará Daniel con Marina, qué sería mejor usar primero... posibles vías de escape o excusas si algo sale mal... no... esto no puede salir mal, lo siente dentro de sí, una fuerza poderosa le inunda, haciéndole pensar que es invencible, es un depredador hambriento y en su paranoia pre-violación casi cree oler el delicioso aroma de los jugos de la bella dama, su presa, que está durmiendo justo aquí al lado.
El tiempo parece alargarse, y a pesar de parecer eterno, la madrugada llega y suena el móvil de Daniel. Se despereza con lentitud, se limpia la cara, y sale a la carretera a cumplir con su jornada. Roman espera 15 minutos más tras la marcha de Daniel para ponerse en pie, no fuera que su amigo volviera porque se había dejado algo. Saca poco a poco el contenido del armario: las esposas metalizadas, la mordaza, la capucha, varios juguetes, el lubricante... siente que su polla empieza a ponerse dura con solo imaginar lo que le va a hacer a su amiga...
Le echa un último vistazo a su mujer, que ronca ligeramente, perdida en su subconsciente. Coge todo lo que va a necesitar y se dirige a la habitación principal de la casa, donde duerme su preciosa víctima, que no sospecha nada, ajena a todas sus maquinaciones. La puerta está entreabierta, Marina la ha dejado así pensando en su marido, por si se despertaba y le apetecía dormir con ella, no se fuera chocando con las puertas... pero no es a su marido a quien le ha ido de perlas que la puerta no estuviera cerrada,
Roman entra sigilosamente a la habitación. A su izquierda, justo al lado de la puerta, hay una cómoda donde deja todo lo que tiene en las manos. En la otra esquina, frente a la cama, hay una estufa como la que él mismo tenía en su anterior piso, es de esas que emiten una suave luz anaranjada cuando la enciendes, por lo que no hace falta que tengas encendida la luz del techo. Se acerca a la estufa y la enciende a media potencia, mira a Marina, se deleita unos segundo observando sus curvas; está tumbada de lado, casi boca abajo, con las manos junto a la cara y el pequeño camisón que lleva remangado a la altura de los cachetes de su culo. Se fija en su respiración... es muy profunda y relajada, ella también ha bebido bastante, lo normal es que no se entere de nada, hasta que sea demasiado tarde.Vuelve a la cómoda, cerrando lentamente la puerta a su paso.
Se acerca muy despacio a la cama con la capucha y las esposas en la mano. Pasa la prenda de ropa muy lentamente por la cabeza de la bella durmiente, dejándola perfectamente puesta, con la abertura a la altura de esa preciosa boquita... se acerca por la espalda de la chica, que sigue con su rítmica respiración, y le pasa los brazos por arriba, cogiendo una de sus manos, le pone la esposa y la va subiendo hasta el cabecero de la cama, pasa la cadena por el barrote y deja colgando ahí la mano para coger la otra, sin prisa pero sin pausa, y repetir la acción con ésta, dejándola a su merced en un par de minutos. Ahora ya puede empezar con la violación, no usará la mordaza a no ser que no tenga elección, como el lubricante, está a mano pero no quiere usarlo, quiere que la perra lo disfrute y se corra sin control con su polla clavada hasta los ovarios....
Su polla empieza a estar apretada dentro del pantalón. Aguanta el peso de su cuerpo con el brazo izquierdo, mientras con la mano derecha coge la punta del vestido y lo va subiendo hasta dejar las nalgas de la chica a la vista, rodeadas por un fino hilo negro brillante, que se pierde entre los pálidos cachetes de su culo. Busca en el bolsillo de atrás del tejano, y encuentra la pequeña navaja que siempre lleva encima, por lo que pueda pasar. La abre con un resorte automático que la hace saltar, silenciosa. Roman se deleita con la imagen de la hoja brillante y fría de la navaja sobre la piel fina, delicada y suave de Marina. La apoya suavemente sobre su pierna y la va acariciando con el filo hasta llegar al hilo del tanga, pone la navaja vertical y de un solo movimiento lo corta. El otro lado es un poco más complicado, porque ella está apoyada allí, pero consigue meter la punta entre la tela, la piel y las sábanas y lo corta sin más problema.
Roman mira hacia abajo, y ve los hilos del tanga colgando entre las piernas de su amiga. Con dos dedos coge la tela justo por donde desaparece entre los cachetes del culo de Marina, y empieza a dar pequeños tirones, la tela parece haberse adherido a la piel y no quiere soltarse. Un par de tirones más y Roman ya consigue estirar del hilo sin problema, con mucha suavidad, termina con la ropa interior de su amiga en la mano. Se la acerca a la nariz y aspira el aroma de esta mujer que tan loco le ha vuelto... aspira una y otra vez, impregnando su nariz, su cerebro, cada célula de su piel, con el olor de esa hembra. Luego aprieta la prenda en su puño y se la mete en el bolsillo de delante del pantalón. Será su trofeo. Siempre podrá recordar este momento. Lo que estaba sintiendo. Esta ansia casi animal que se apodera cada segundo más y más de él. Ya casi no puede ni pensar con frialdad.
Abraza a Marina y la aprieta contra sí, restregandole el gran bulto de su entrepierna en las nalgas desnudas, ella aun no reacciona... se arriesga un poquito más y baja su mano libre hasta rozar su culo, guiado por el canal baja recto y mete la palma entre las piernas de la chica, rozándole con la punta de los dedos el clítoris, y con el más gordo la entrada de su coño... Marina, aun medio dormida, emite un gemido y separa un poco las piernas, dejando el camino libre a su violador... Roman aprovecha la ocasión y entierra más aun la mano entre sus piernas, pone la palma cerrada sobre el coño caliente y empieza a masajearlo en círculos, en seguida el ruido del chapoteo llena la habitación, Marina está cachonda, y dispuesta para lo que tenga que venir. El joven delincuente da las gracias a los Dioses por haber puesto todas las ventajas a su favor, y se promete solemnemente hacer que esta sea una experiencia que Marina no pueda olvidar nunca... ¡jamas!
(Marina)
Algo perturba mi sueño, siento mucho placer, como si me estuvieran masturbando, en mi sueño, gimo, y me abro un poco más de piernas para que mi "intruso" pueda llegar mejor a su destino. Voy despertando, la lucided va y viene. Suerte que Daniel y yo ya habíamos jugado a esto de la violación a media noche, si no me habría asustado mucho al despertarme así, atada de manos, sin poder ver nada, además Roman y Irene están durmiendo en la habitación de al lado y podrían oírlo todo ¡qué vergüenza! (cómo iba a saber yo que el que estaba masajeándome la entrepierna no era mi novio,¡ sino su amigo Roman!)
Mi "asaltante" está muy excitado, puedo sentir el bulto duro que aprieta contra mi piel... me da la sensación, no se, como si Daniel estuviera algo extraño hoy, como si su necesidad de follarme fuera más feroz que otras veces... decido no despistarme con tonterías y me propongo disfrutar al máximo de esta experiencia que me regala mi novio, sin salirme en ningún momento de mi papel de "pobre víctima inocente" que tanto me pone...
La persona que está acostada tras de mí, quien yo creo aun que es mi pareja, se levanta y se pone de rodillas entre mis piernas. Me coge de la cintura, girándome hacia arriba, y con una pierna en cada hombro se lanza a lamerme el coño con pasión. Mi clítoris se contrae en un primer momento por lo inesperado y agresivo de la situación, pero en seguida me relajo y disfruto de tu comida de coño. Qué placer... me muerdo el labio para no gemir. Intento bajar mis manos, pero están bien atadas a la cabecera. Estas esposas no tienen truco, son de policía de verdad, y sin la llave no se abren. Confío en ti, y no me da ningún miedo que las utilices conmigo. Al contrario, me pone muy cachonda. Como la máscara y todo lo demás. Tengo alma de pervertida. Y me alegra que sólo tu lo sepas.
Cuando mi "atacante" se separa de mí para coger algo de la mesita, aprovecho para cerrar fuerte las piernas. Tenemos pactado que mientras juguemos haremos nuestras actuaciones lo más reales posibles para no romper el clímax, así que siempre que puedo me resisto a tus manejos, dentro de unos límites, no quiero ponértelo imposible, solo difícil. Noto como te bajas de la cama, te pones de pie y vas hacia la puerta. En la parte de atrás están colgados los albornoces que hemos usado antes, cuando nos estábamos preparando para salir. Coges los cinturones de ambas prendas y vuelves a la cama. Sin dirigirme aun la palabra (eso si que es extraño, normalmente te gusta hablarme y decirme lo que vas haciendo... lo achaco al cansancio y al alcohol y no le doy más importancia a esto) vuelves a mi lado, me coges por los tobillos y tiras de mí hacia abajo. Siento como amarras uno de los cinturones a mi pie, y éste bien tirante hasta los barrotes en los pies de la cama. Con la otra pierna haces lo mismo, dejándome las piernas completamente abiertas y los brazos estirados hacia arriba, sin posibilidad ya de quitarme la máscara.
Oigo el sonido de una bragueta desabrochandose, luego unos pantalones cayendo al suelo, seguidos de otra cosa... ¿los calzoncillos? ¿la camiseta? Vuelves a subirte a la cama, esta vez por la parte de arriba, y te sientas sobre mi pecho, sin apoyar tu peso mucho en mi, pones cada rodilla al lado de una de mis orejas y tocas con la punta de tu polla mis labios cerrados. Me encantaría mamártela, pero no forma parte del juego, aun no... Te giras y das una fuerte palmada en el coño. Nunca me habías hecho nada así. Me quedo petrificada. Yo he insistido durante mucho tiempo hasta que has accedido a jugar conmigo al Amo y la sumisa, pero nunca te apetecía hacerlo, y ahora, por dejar de oírme, supongo, lo haces, pero a mala gana, sin ponerle el alma, te siente ridículo haciendo de violador o Amo o lo que sea y te corta el rollo, justamente lo que más cachonda me pone a mí. Pero esta vez no es como las anteriores. Siento la agresividad que hay en tí. Siento esa ferocidad casi animal que te empuja a follarme como una bestia. Sentir todo esto me hace mojarme sin remedio. Medio aturdida por tu bofetada en mi parte más sensible, entreabro los labios, pensando en alguna replica que darte, pero no me das tiempo a nada, has visto que tenías vía libre y has empujado hasta meter todo el capullo en mi boca. La noto distinta. Me parece algo más grande. Y como que no huele igual... empujas un poco más, metiendo otro trozo de carne dura entre mis labios, abro la mandíbula al máximo, muevo como puedo la cabeza para lubricar bien este precioso pollón que me hará disfrutar como nunca. Me encanta el estado mental que tienes, no quiero romperte el rollo, lo contrario, quiero que tengas tantas ganas de follarme que no puedas reprimirte más.
Empujas de nuevo, tus huevos se balancean junto a mi barbilla, aún no está toda dentro y ya la siento rozando la campanilla. Hace algún tiempo que practico el "garganta profunda" en la intimidad, con un consolador cada vez más grande, para darte una sorpresa. Verás qué bien lo hago. cariño. Cojo aire, relajo bien la garganta, la campanilla se aparta hacia arriba, dejando pasar al intruso sin que me den arcadas... el "intruso" se excita al ver mi predisposición a hacerle una buena mamada y que no me estoy atragantando con lo que ya tengo metido y me empuja hasta que sus huevos chocan con mi cara. Tengo toda su polla metida dentro... aguanto la mandíbula abierta al máximo y sigo concentrada en relajar la garganta, Puedo notar su glande encajado en el principio de mi cuello. Y cada centímetro de mi cavidad bucal lleno de tu polla rica. Sacas un poco tu rabo de mi boca y lo vuelves a meter hasta el fondo, temeroso de que me entre una arcada, vuelves a sacarla, un poco más y la metes, te vas confiando, la vas metiendo y sacando hasta que toda tu polla se sale de mi boca para volver a insertarse hasta la garganta de nuevo. Adoro comerte el rabo. Soy una cachonda sin remedio. Coges mi cabeza con tus manos fuerte por detrás y me obligas a mantenerme quieta mientras me follas la boca sin piedad. Has visto que puedo aguantar bien y te aprovechas de ello hasta el límite. Tus huevos golpean con fuerza contra mis labios, cada vez bombeas con más fuerza en tus embestidas, aumentando el ritmo a medida que te excitas más y más con lo que estás haciendo... finalmente me la clavas hasta el fondo y empiezas a correrte generosamente en mi boca. Trago sin cesar tu leche... que de nuevo piensa que sabe distinta... pero no tiene sentido... ah... qué más da...
(Roman)
¡Menuda guarra me he agenciado! no solo es bonita y tiene un buen cuerpo, sino que encima le van las pollas más que a un niño una piruleta.. ja ja ja no puedo dejar de reírme en mi fuero interno de lo afortunado que he sido... miro el movil que he dejado sobre la cómoda, grabandolo todo, y sonrío. Este plan es tan perfecto que hasta tendré material para hacerle chantaje más adelante, cuando me apetezca volver a tirármela. Dejo que mi polla se deshinche y vaya saliendo sola de la boca de mi amiga. Mantiene la boca entreabierta, rozando con los labios la punta mojada de mi polla, que aun suelta algún que otro chorretón de leche... Siempre he tenido grandes corridas. Es algo que me enorgullece. Y ver como Marina se lo traga sin rechistar, hasta la última gota, el ser consciente del pedazo de mamada que me ha regalado esta cerda, hasta dejarme la polla reluciente de lo limpia que está, me llena de lujuria. Quiero folllármela. Metérsela hasta el fondo, hasta donde nadie ha llegado aun, y inundarla con mis corridas. Quiero metérsela por el culo. Se que Daniel lo ha intentado en un par de ocasiones sin llegar a conseguir nada, por que a la niña le duele enseguida y oirla quejarse le corta el rollo. Así que si no miente, es virgen por el agujerito de atrás. Pero tranquila, niña, que esto no va a durar mucho tiempo más. Y lo voy a tener todo grabado para poderlo revivir una y otra vez hasta hartarme de ti...
Salgo de encima de mi prisionera y miro en la mesilla a ver qué puedo usar ahora. Cojo un pequeño vibrador anal. Es como un consolador normal pero mas delgado. Vuelvo con Marina, le desabrocho las piernas y ato cada cuerda a un lado de las esposas. Ahora mi preciosa muñeca sigue boca arriba, pero con las manos y los pies atados a la cabecera de la cama. Sus pechos están a mi alcance, igual que su coño y su culito, pues las ataduras mantienen sus piernas abiertas. Pongo un par de almohadas bajo su trasero, para que se pueda apoyar un poco y esté más cómoda. No se de dónde ha salido este ramalazo de empatía momentánea... sigo con lo mio... me sitúo frente a ella, sus agujeros quedan a la altura de mis manos, tengo unas vistas estupendas desde aquí. Qué delicia de criatura. Qué aroma se mujer. Me está volviendo loco. Si no me la follo hasta rebentarla quien acabará reventando seré yo.
Abro sus nalgas estirando la piel con las manos, y amorro mi boca a su agujero de atrás. Mi víctima jadea y se tensa por unos momentos. No me dejo amedrentar. Eres una zorra y se qué les gusta a las niñas como tú. Se exactamente cual es tu medicina, y te la voy a dar. Meto un dedo en su culo. Pega un respingo. Lo meto y lo saco, está cerrado este culito, cómo me voy a divertir... chupo otro dedo y lo meto junto al primero, los muevo en círculos, tu te intentas retorcer, no se si de placer o dolor o quizás ambos... me da igual, la verdad... meto y saco los dedos mientras sigo comiéndote el culo y el coño alternativamente. Llevo la otra mano a tu clítoris y lo masajeo, chapoteas en seguida, puta perra en celo... meto un tercer dedo dentro de tu culo... ahora si que lo sientes incómodo... cómo te retuerces, cómo te resistes a tener dentro este intruso, veo cómo te muerdes los labios para no gritar... jadeas, confusa... cojo el consolador y enciendo la vibración, apoyando la punta en la entrada de tu coño... no me cuesta nada tenerlo bien lubricado. Luego, lo bajo hasta situarlo en la entrada de tu culo, quito los dedos que tenía metidos dentro y, sin darte tiempo tomar aire, te meto con suavidad pero con firmeza el consolador por tu agujero de atrás. Ahora si que estás viendo las estrellas; me rio al ver mi polla de nuevo lista para el siguiente asalto, es mas del doble de gruesa y un poco más larga que este cacharro, y eso sin contar el capullo, que luce brillante, hinchado y orgulloso. Tus gemidos son ahora pequeños grititos ahogados. No te acaba de gustar verte sometida así... ¿verdad? Eso es lo que pasa con las putas calientapollas como tu, que prometéis el oro y el moro, pero a la hora de la verdad, nada. Y si el tipo es como Daniel, que se deja mangonear, pues bien, pero si el tipo soy yo, Roman, entonces la cosa cambia, porque a mi no me torea una niñata así como así. Aquí soy yo quien decide qué hacer en cada momento, según me apetezca, y tú no tienes ni voz ni voto en esta decisión. Disfruta todo lo que puedas, princesa, porque te prometo que no podrás volver a sentarte en un mes sin acordarte de mi.
Cuando consigo meter gran parte del vibrador dentro de tu ano, apunto mi rabo a la entrada de tu coño y de una sola embestida, te meto más de media polla dentro. Ahora sí que se te ha escapado un gemido de placer. Te bombeo fuerte, clavándotela hasta el fondo en cada embestida, pues tu posición me permite metértela bien adentro. No puedes hacer nada para impedirlo. Te estoy rompiendo el coño y te estoy violando el culo. ¿Cómo lo sientes, niña? ¿Qué opinas ahora del amigo de tu novio? ¿Sigues pensando que no valgo la pena puta zorra calienta rabos? Recordar todas las veces que me has ignorado, como si no estuviera allí, sin mirarme siquiera a la cara... ¿quién te has creido que eres para tratarme así? me voy cabreando y voy follándote cada vez con más fiereza. Tu arqueas como puedes la espalda, abriendote para mí al máximo, tu coño rebosa jugos sin cesar... te mueres por correrte ¿verdad puta? pues antes vas a tener que darme algo que quiero...
Roman saca su enorme rabo del coño de Marina, haciendo que esta sienta de repente una gran sensación de vacío en su interior, saca el consolador de su culo, escupe al agujero posterior y apunta su enhiesta polla a la algo dilatada entrada, que ya se esta cerrando, tras quitarle el pequeño intruso de dentro.
(Marina)
Esto no puede estar pasando... no me lo puedo creer... estaba en la gloria, disfrutando de la gran follada que me estaba dando mi novio, casi había conseguido olvidar lo del consolador que tengo metido ahí atrás, y de repente sacas tu polla de mi coño palpitante y necesitado de ti... y me clavas tu capullo en la entrada de mi culo. Creo haber notado algo así como si hubieras escupido... tu nunca habías hecho algo así, no te gusta, prefieres utilizar lubricantes, te parecen más limpios... y tu ímpetu... esta pasión desbocada... esta necesidad imperiosa que se desprende de cada poro de tu piel... casi no reconozco a mi novio en el chico que tengo violándome las posaderas... el dolor que siento no me deja seguir con este pensamiento... cojo aire... aprieto la mandíbula... no tengo más remedio que colaborar... no puedo gritar sin verme descubierta... ni puedo resistirme a sus embestidas de ninguna manera... soy realmente tu prisionera y por primera vez siento que de verdad puedes hacer lo que te plazca conmigo... nunca antes me había sentido así... chorretones de jugos resbalan por mi entrepierna, lubricando el rabo a mi "violador"... relajo mi esfínter... me arqueo un poco más... el extraño ser que se ha adueñado de mi mente y mi cuerpo nota enseguida este cambio de actitud, empieza a empujar su polla hacia dentro y hacia fuera, poco a poco cada vez, hasta terminar metiéndomela toda dentro. Yo estoy viendo las estrellas ya... qué dolor! y qué sensación de vacío en mi coño... necesito que tu polla me llene por completo ya!! toda esta excitación me supera, y por primera vez en la noche, te hablo, suplicante...
- "Por favor... fóllame... quiero sentir tu polla en mi coño... por favor... lo necesito....." te digo abriendo aun más las piernas y mostrándote mi humedad y calor...
La voz que me responde me deja sin habla... esta voz no es la de Daniel, pienso mientras el violador sigue hablando, con su polla metida en mi culo,
- "¿Es esto lo que quieres, puta?" y sacas completamente la polla de mi culo para apoyarla en la entrada de mi coño.... yo no lo he visto, pero cuando has decidido hablarme has situado visualmente dónde estaba la mordaza, para ponermela en seguida, en caso que al enterarme quién era en realidad mi "violador" me asustase y empezase a gritar. Pero no la has necesitado. Cuando he oído tu voz, miles de imágenes de lo que hemos hecho, de lo que estamos haciendo en este momento, han inundado mi mente, tus ojos, tu sonrisa, tu voz... ah... tu voz... mi coño palpita y vuelve a soltar jugos en respuesta a tu pregunta
-"Si, Roman, es lo que quiero" contesto, envalentonada por pensarme que nadie lo sabría jamás, que él se callaría por vergüenza de lo que había hecho... qué tonta fui al pensar esto... como iba a saber que lo estaba grabando todo con el móvil.
De un movimiento me quitas la capucha y me empujas la mitad dentro de la boca. Te miro con aire sorprendido.
- "Perdóname preciosa, voy a romperte el culo y no quiero que despiertes con tus gritos a mi mujer, que esta dormida aquí al lado"
Dicho y hecho, vuelves a apuntar tu polla a la entrada de mi culo, esta vez no te hace falta escupir, mis propios jugos han dejado bien lubricada la zona. Me coges por las caderas y empiezas a metérmela sin compasión. Tu cara queda rozando la mía- Te miro fijamente con los ojos bien abiertos, sin terminarme de creer lo que estás haciendo... y que lo esté disfrutando tanto!! tienes razón, soy una puta... tu puta! Te tomas todo el tiempo del mundo en romperme el culo... me muerdes las tetas, sobretodo los pezones, con fuerza, hasta dejarme marcas... me la metes y me la sacas una y otra vez... duele muchísimo... pero aguanto estoica esta tortura, pues mi cachondez cada vez es mayor, y llega un momento que la lujuria supera el dolor, que el placer abarca todo el espacio, tú debes haberme notado más relajada, porque ahora, como premio, me estás rozando el clítoris con la punta del vibrador encencido... mi coño palpita y escupe jugos como un loco... estoy llegando al límite... necesito correrme... ah qué daño me estás haciendo... cierro los ojos mientras tu vas embistiéndome cada vez con mas fuerza, parece que me quieras partir en dos. Empujas, empujas, empujas, empujas, empujas... y al fin... me la ensartas hasta el fondo y te corres en mis entrañas. Como antes, dejas que tu polla de vaya saliendo sola del pequeño orificio enrojecido, escurriendose por completo a medida que se hace más pequeña... dejas el consolador a un lado... me quitas la mordaza y por un lado me restriegas tu polla húmeda en los labios.
Ya no tiene ningún sentido resistirse. Y me muero de ganas de que me folles de verdad. Abro bien la boca y dejo que tu rabo se deslice dentro. Muevo como puedo la cabeza, hacia delante y hacia atrás, succionando este hermoso trozo de carne que tanto me está haciendo disfrutar. No tarda ni 5 minutos en empezar a hincharse de nuevo. Poco a poco va creciendo hasta llenar toda mi boca. Como antes, relajo la garganta y no evito que el intruso se encaje en mi tráquea. Roman gime levemente... se que le está encantando esto que le hago... ¿qué te pasa, cielo? ¿tu mujer no te la chupa como yo? pero que estoy pensando... cierro los ojos y me concentro en lo único importante ahora, su gran polla metida entre mis labios, a punto para el siguiente asalto.
Con la polla bien dura, vas hacia la cabecera de la cama y modificas mis ataduras, como estaba, pero con las piernas lo máximo de abiertas posible... te sigo con la mirada mientras te sitúas de nuevo entre mis piernas... mi coño está pidiendo polla a gritos a estas alturas... fóllame ya Roman...!! En vez de eso, mientras restriegas tu rabo por la entrada de mi coño, me dices...
-"¿Es esto lo que quieres, guarra?"
Te mueves, restregándola ahora por mi dolorido culo... me tenso al pensar que puedas volver a follarme por ahi... pero no... la idea que tienes en mente ahora es otra... follarme y follarme y follarme hasta que quede rota, hasta que no tenga fuerzas ni para moverme, y entonces piensas disfrutar de una buena enculada de verdad, en mi trasero, que tan loco te ha vuelto.
-"¿O quizás prefieres que te la vuelva a meter por aquí?"
Rozas mi coño y mi culo, coño y culo, tu polla en mi coño... terminaré desquiciada si no me la metes ya... Dejo las vergüenzas a un lado y te pido lo que realmente necesito...
-"Por el coño, por favor, necesito sentirla dentro... ahora... Roman..."
Por fin me la metes hasta el fondo en mi concha caliente, y empiezas a follarme como un animal. Tengo las manos atadas, y las piernas completamente abiertas, al máximo. Puedes penetrarme sin que nada te lo impida, como sigas golpeandome asi me romperás, Roman... me follas con furia, con fuerza, con fiereza. Ahora si que no puedo evitar gemir como la perra en celo que soy...
-"Aaaaah.. Aaaaah... Aaaaah..."
Tu te sobreexcitas con mi calentura y empiezas a decirme palabras tan sucias...
-!Ah puta de mierda que buen coño tienes para follar, bien calentito y apretado. Como tu culo y tu boca. Perfectos para ser penetrados por mi polla. ¿Lo deseabas, verdad? dimelo... querías que esto pasase..."
Entre jadeo y jadeo intento contestar, presa de una locura temporal por el éxtasis que estoy sintiendo...
-"Si, hacía tiempo que lo deseaba.... Aaaaah... Roman... Aaaaah... no puedo más..."
-"No gimas tan fuerte, niña, que vas a despertar a los vecinos! ¿es necesario que te vuelva a poner esto?" me dices mientras agarras con la mano la capucha que tan bien hae de mordaza...
-"No perdoname.... Aaaaah... me corro... me corro.... AaaaaAAAAaaAAAAAaaaAAAAAaaAAAh!!!"
Y sin esperar a su respuesta, no vaya a ser que cambie de opinión, me corro como una cerda, encharcándole la polla en segundos.. Roman no para con sus embestidas, al contrario,, cuando ha visto que me estaba corriendo, aun ha aumentado más el ritmo y la fuerza de sus embestidas... la cama golpea la pared haciendo un sonido hueco, que junto a nuestros gemidos, seguro que se oyen a la perfección en la habitación de al lado, donde está Irene durmiendo... ¿cómo puede haberme pasado esto? yo tenía una vida normal, sencilla, y ahora me estoy dejando follar por el mejor amigo de mi novio, en nuestra cama, con su mujer durmiendo aquí al lado. ¿En quién me he convertido? Soy una puta!
-"Roman para por favor, ne estás matando.. Aaaaaaah...."
Pero mis súplicas no obtienen respuesta alguna. Me sigues follando como un animal hasta que me corro una segunda, una tercera y hasta una cuarta vez, cada una de ellas mejor, más intensa que las anteriores... me quedo sin fuerzas, totalmente humillada, utilizada y complacida. Tu no te has corrido en mi coño, por lo que sigues dispuesto para continuar. Yo ya no puedo más, me dejo mover como una muñeca de trapo cuando cambias mis ataduras por última vez...
(Roman)
Vamos a por la recta final. Ya casi he terminado contigo, princesa. Solo déjame disfrutar una vez más de ese hermoso culo que tienes, y puede que una última mamada, ya lo pensaré luego. Se está haciendo de día y no quiero desperdiciar ni un solo segundo en tonterías. Desato a Marina y dejo que se le desentumezcan un poco las extremidades. Quiero inmovilizarla, pero no quiero hacerle más daño del necesario. La giro boca abajo (ella no ofrece ninguna resistencia) y ato sus manos a cada lado de la cama, la cabeza le queda sobre la cama, tocando la cabecera. Su cuerpo reposa sobre los cojines, dejando el culo bien en pompa, y sus piernas bien abiertas, sujetas a los barrotes de abajo. Salgo un momento de la habitación, se me acaba de ocurrir una idea genial. Voy hasta la cocina, compruebo por el camino que Irene sigue tumbada en la misma posición que estaba hace unas horas. Perfecto. Abro el congelador y pongo unos hielos en un vaso. Lo cojo y vuelvo a la habitación.
Estás preciosa, atada, y a mi merced, húmeda y jadeante... me acerco por detrás y me sitúo entre tus piernas, con tu culo a la altura de mi cara... quiero ver desde primer fila como tu ano se va tragando uno a uno los hielitos que te voy metiendo dentro... cuento tres y voy al siguiente orificio... tu coño... está tan caliente que me parece que el hielo se derretirá antes de tocar tu piel, pero no es así, meto uno, dos, tres, cuatro y hasta cinco hielos ahi dentro... gimes y te retuerces un poco durante el proceso... sorprendida por el frio intruso... lo que no se es si te imaginarás porque lo hago. Tus agujeros están laxos y relajados, y romperte el culo así no tendría ninguna gracia para mí. Me gusta que te incomode, que te duela, que lo odies, que lo sientas hasta lo más profundo de tí...
Empiezo a lamerte el coño sabroso y fresquito, meto un dedo en tu culo... bien, vuelve a estar como al principio, cerradito, estrecho; me encantan las cosas difíciles. Lamo la entrada de tu ano, deleitandome en cada centímetro. Mi polla no aguantará mucho más así. Escupo en mi mano y me lubrico con la saliva mi rabo duro como una piedra. Me pongo justo sobre tí, y dirijo mi polla a la entrada de tu culo... empiezas a quejarte...
-"Ay no, para... aaah... que daño Roman, por favor, para, te lo pido... no puedo más... aaaah"
Tus súplicas no servirán de nada conmigo, sigo empujando mi polla, que centímetro a centímetro, se va perdiendo en tu esfínter prieto. Y tengo casi todo el capullo dentro. Siento cómo tu culo se resiste a esta intrusión, cada centímetro que avanzo es una derrota para ti... un poquito más... aaaah... ya está toda la punta dentro... ahora viene lo mejor... tu dejas de suplicar y intentas ahora sobornarme...
-"Aaaah.. para te lo suplico! te la volveré a chupar! Aaaah Roman paraaa aaaaaaaah.... follame el coño... haz lo que quieras, pero esto nooooo aaaah..."
Tu boca no para de quejarse (cosa que me excita mucho más) pero tu culo se va tragando estoicamente todo el grosor de mi rabo, sin dar señales de rotura inminente. Eres una niñata quejica y consentida. No voy a salir de esta habitación hasta haberte dejado el culo tan abierto que no volverás a negarte jamás a quien sea que te la meta por ahí. Pero siempre recordarás que yo fui el primero, eso seguro... Sigo empujando, despacito, sigue entrando, poco a poco, un centímetro más, ya está la mitad dentro... aaah... no puedo parar ahora... te agarro de las caderas y de una sola embestida te la clavo hasta que mis huevos chocan con tu piel. Así es como me gusta. Hasta el puto fondo. Te agarro bien para que mantengas la posición adecuada para que mi polla pueda enterrarse hasta el fondo de ti, y te digo...
-"Por tu propio bien, más te vale que no grites ahora o la vamos a liar... te estoy avisando... esto te va a doler, niña"
Te giras con cara de asustada, y me ves las intenciones en la cara... en el mismo momento que empiezo a follarte con saña, tu te giras y muerdes la sábana con la boca... Tus gritos quedan apagados por la mordaza que tú misma te has decidido poner...
-"Mmmmmh...!! Mmmmmmm!"
Joder tía, qué cachondo me pones hostia. Te estaría dando por el culo el resto de mi vida. Qué lujo de trasero. Me aprieta al máximo el cimbrel, sin llegar a dolerme. A ti si que te está haciendo daño ¿verdad? Cojo el otro consolador, que es más grande que el primero, parecido al tamaño de mi rabo... ahora que lo pienso, tiene gracia, que te masturbes con una polla de plástico que bien podría ser la mía, son bastante parecidas... bueno... cojo este consolador y te lo meto por el coño hasta el fondo, y enciendo el vibrador. Siento el movimiento en la pared interior que separa tu culo de tu coño. Gimes como una loca. Lo dejo ahí clavado y vuelvo a follarte el culo con desesperación. Salto sobre tí, enardecido por la situación, borracho de testosterona, sin importarme ya qué sientes. Te follo como un salvaje. Sin tregua. Te la meto y te la saco tan de golpe que cada vez que empujo hasta el fondo te quedas sin respiración. Te follo, te follo y te follo hasta cansarme de tanto meterla y sacarla. Aumento la vibración al máximo. Te la meto hasta las putas pelotas y me empiezo a correr denbtro de tí. Leche espesita directa a tus entrañas. Mientras me corro se me ocurre que si mis corridas fueran mucho más abundantes, sería genial, poder llenarte de verdad entera de mis fluidos. Por desgracia la realidad es otra, pero pronto una idea cruza mi mente como un rayo, y sin pensarlo dos veces, relajo la vejiga y comienzo a mearme dentro de tí, mientras aun estoy terminando de correrme. Meo y meo hasta la ultima gota de alcohol, llenándote, ahora si, las entrañas hasta reventar.
Tu ni si quiera luchas contra esto, ya. Solo estás ahí, abierta de piernas, esperando a que todo esto termine ya de una vez. Saco el consolador de tu coño y te lo meto por el culo, ahora sin vibración. Te pido que lo sujetes ahí mientras te desato las manos. Aguantas el juguete con una de ellas. Luego libero tus piernas. Te indico que vayas al lavabo y te vacíes bien, por que tienes todo el culo lleno de mi meada. Tu cara se vuelve deliciosa cuando oyes esto... incredulidad... miedo... te ha gustado? te asusta la mujer que hemos descubierto que eres?
Sabes que no puedes tardar mucho, así que te diriges obediente al baño y te sientas en la taza, soltando toda mi meada allí dentro. Oigo agua corriente. Supongo que te estás limpiando como puedes y a toda prisa tus partes en el bidet. Vuelves en unos minutos, con paso rápido, pues sigues desnuda, con la cabeza gacha, avergonzada por lo que hemos hecho. Yo he aprovechado este momento para guardar mi cámara en el bolsillo del pantalón. Guardaré este As en la manga para el día que realmente lo necesite. Cuando no pueda volver a resistirme a ti, putilla. Te obligarse a hacerme las mil y una guarrerías. Porque ya eres mía. Mi hembra.
Entras y cierras la puerta tras de tí. Te digo...
-"Arrodíllate en el suelo y vuelve a chupármela, y ya no te molestaré más por hoy, Marina"
Me miras con cierta desconfianza, pero estás rendida, física y psicológicamente, a mí. Te arrodillas sin rechistar y coges con una mano mi polla flácida mientras con la otra empiezas a acariciarme los huevos. Me lames toda la zona, desde los huevos hasta la punta de mi rabo. Te lo metes dentro y lo saboreas con delicadeza... me pregunto a qué sabrá... ¿te gusta el sabor de tu propio culo en la boca? ¿Puedes sentir aun el regusto amargo de mi meada? seguro que si... se me trempa enseguida y pongo mis manos tras tu cabeza, tú ya sabes lo que quiero... relajas la boca y por fin disfruto de tu gran mamada sin preocupaciones... me paso una hora follándote la boca a placer, más deprisa, o mas despacio, casi sin sacarla o metiendola toda entera de nuevo dento... ya me corro por última vez en tus labios, tu boca, tu cara y tus tetas... te baño con mi leche... te estoy marcando como mía... quizás tu no lo sepas aun, pero ya eres mía.. tu alma me pertenece...